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Corrientes historiograficas. Desde el surgimiento del historicismo a la actualidad

Enviado por gabriel avalos


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Surgimiento del paradigma tradicional
  3. Resquebrajamiento del paradigma historicista
  4. Surgimiento y consolidación de Annales
  5. Surgimiento de la Historia Social Británica
  6. Historia cuantitativa
  7. ¿Agotamiento o maduración de historia de mentalidades?
  8. El influjo de la postmodernidad
  9. Postmodernidad y lenguaje
  10. Historia intelectual
  11. Algunas conclusiones
  12. Rumbo hacia algunas consideraciones finales
  13. Bibliografía

Introducción

Existe desde la antigüedad un interés por escribir la historia cuyo principal objetivo era dejar plasmado los hechos y así evitar que caigan en el olvido. Los principales autores que se preocuparon por esta finalidad fueron Heródoto y Tucídides. Pero si bien dicha metodología no fue uniforme a lo largo de los siglos debidoa que tuvo que transitar un largo y complejo proceso, en el cual, por un lado, se mimetizó con los mitos y la poesía y, por el otro, intentó separarse de las mismas, en el presente trabajo se intentará dar cuenta de las diferentes corrientes historiográficas que se sucedieron a lo largo del siglo XX y de los cambios y permanencias que ellas introdujeron en el quehacer historiográfico.

Surgimiento del paradigma tradicional

A mediados del siglo XIX se va a dar una profunda diferenciación entre la historia y la literatura. La persona que lleva a cabo dicha ruptura es el filólogo e historiador alemán Leopold Von Ranke. Podemos mencionar que su motor había sido ganar espacios para la enseñanza de la historia en las Universidades y que su principal preocupación fue establecer una frontera disciplinar entre lo que es ficción de lo que es un relato verdadero[1]Sin embargo, pese al límite entre las disciplinas,toma de la literatura a la narrativa como herramienta fundamental, es decir, en su modelo de ciencia histórica el buen relato, a través de la narración, va a tener un peso importante.

Otro eje del historicismo era el tiempo unidireccional,que iba en una sola dirección y en constante progreso. A esa unidirección se le suma la relevanciadel tiempo corto, es decir del acontecimiento, primordialmente de dimensiónpolítica, por ejemplo los estudios de grandes hombres y las relaciones tanto diplomáticas como bélicas entre diferentes Estados.

Dentro de la definición de la historia como disciplinaRankeademáspropuso la concepción científica de la misma,tratando de enunciar leyes generales, la cual se caracteriza por una investigación objetiva, que rechaza todo juicio de valor y que se encuentra estrechamente vinculada al método de la críticafilológica[2]porque hay que recordar que solo tomaba como única fuentes valederas a los documentos escritos que se encontraban en los archivos oficiales.

La mencionada corriente historiográfica se fue transformando en una hegemonía académica y a partir de ella sentó las reglas de cómo hacer la historia. Esta idea se puede ver reflejada en la siguiente cita:

"La institucionalización de la historiografía y su transformación en ciencia se impone muy rápidamente en el mundo germano hablante después de 1848, y en otros países después de 1870 (…). En el proceso de formación de la disciplina científica, la universidad alemana servía de modelo y ejemplo para la crítica científica (…). A medida que la profesionalización de la disciplina "historia" prospera, las instituciones y prácticas de la investigación alemana son imitadas. Ya en la primera mitad del siglo XIX surgieron empresas similares en Francia e Inglaterra, y antes incluso en Italia."[3]

Sin embargo, lo mencionado no significa que era la única manera de escribir la historia sino que al monopolizar de a poco el ámbito académico y disciplinar fue borrando las alternativas de hacer historia[4]

Resquebrajamiento del paradigma historicista

Como mencioné anteriormente en la segunda mitad del siglo XIX la historia se consolidó como una disciplinacientífica diferenciada dentro de las ciencias sociales, con métodos específicos y la creencia de poder acceder al conocimiento del pasado en términos objetivos. Esto devino en la profesionalización de la historia. Sin embargo, a fines del mismo siglo, mejor dicho en los primeros años del siglo XX, éste panoramaentra en un proceso de cuestionamientorespecto de la aplicación del modelo para explicar el pasado, es decir, comienza a haber un agotamiento de los viejos procedimientos y de sus rigurosos métodos de objetividad científica[5]En países como Estados Unidos, Francia y hasta en la misma Alemania comienzan los primeros cuestionamientos al historicismoNo obstante, esto era lo único que tenían en común, la convicción de ampliar el objeto de la historia[6]ya que no existía todavía un modelo homogéneo que sirviera como alternativa al historicismo.

La primera controversia surge en Alemania, hacia 1891, con la obra de Karl Lamprecht Historia Alemana, en la cual cuestionaba dos principios fundamentales del paradigma establecido: el papel central del Estado en la exposición histórica y la narración referida a las personas[7]Centralmente oponía la historia política, que solo era una historia de individuos, a la historia cultural o económica porque lo que le interesaba era la unión de las estructuras sociales, económicas y políticas con los modos de pensar y comportarse de una determinada región[8]Pero el modelo estaba tan arraigado en el país, tanto en las universidades y en la enseñanza media como en el plano político e ideológico, que dicha crítica arrojo como resultado la obstaculización de nuevos enfoques dentro de la disciplina histórica. En cambio, en Estados Unidos el panorama fue diferente debido a que el interés por escribir una Nueva Historia (New History) respondía a la necesidad de explicar la historia para una sociedad democrática moderna, ya que las exigencias científicas y sociales así lo requerían. En lo que se refiere al plano historiográfico se buscaba un enfoque amplio que abarcara a toda la población a diferencia de cómo se estaba entonces limitado al estado y a las protagonistas del mismo[9]Los principales representantes de esta corriente fueron Frederick J. Turner y James H. Robinson. En este punto,cabe destacar, por un lado, una similitud tanto entre estos autores y Lamprecht porque seguían manteniendo la idea del historicismo clásico acerca de entender a la historia como una ciencia objetiva, cuya coherencia era aportada por el tiempo lineal, el cual a su vez hacia posible abordarla de forma científica. Por otro lado, si bien impulsaban a la historia como una ciencia interdisciplinar incipiente lo abordaban de diferente manera, por ejemplo Lamprecht la entendía de una manera similar a la de Durkheim y Simiand en Francia, es decir, una relación más sistemática (como se verá en las páginas siguientes), en cambio los nuevos historiadores se alejaban de esta mirada y veían a la relación entre la historia y las ciencias sociales de una forma más relajada en la cual éstas últimas debían ofrecer posibles modelos de explicación y no convertir a la ciencia histórica en una ciencia social sistemática[10]

En lo que se refiere a Francia la renovación se organiza, como sostiene Revel, alrededor de una proposición central: sacar a la historia de su aislamiento disciplinario[11]

Dicha frase puede relacionarse, a mí entender, con la siguiente cita:

"La progresiva profesionalización de las diferentes disciplinas, aceleradas durante el último tercio del siglo XIX en Francia y Alemania, afectó de modo diverso a cada una de ellas. La reforma universitaria llevada a cabo durante la Tercera República en Francia no se detuvo en la reorganización de las disciplinas enseñadas tradicionalmente en las facultades. También se preocupó por introducir nuevas disciplinas, especialmente las ciencias sociales que, en la época de entresiglos, estaban teniendo tanta aceptación. La geografía había encontrado rápidamente unas formas eficaces de institucionalización académica. La economía política empezaba a ser una disciplina independiente en las Facultades de Derecho. La psicología permanecía dividida entre las Facultades de Literatura y Medicina (…). Más o menos consolidadas, todas estas disciplinas sociales no nucleares, tenían su espacio en el mundo académico."[12]

Entonces, esto significa que la historia necesita ponerse a tono con las renovaciones de las ciencias sociales. Y dicha renovación es impulsada desde la sociología, que a pesar de su progresivo prestigio como unificadora de las ciencias sociales no tiene el reconocimiento merecido, un ejemplo de ello es que su enseñanza estaba repartida entre las facultades de Literatura y las de Derecho. Frente a esta carencia de anclaje institucional revistas como L"Annéesociologique de Durkheim (1898), Revue de synthésehistorique de Henri Berr (1900) y Annales de"histoireéconomique et sociale de Bloch y Febvre (1929) van a suplir las funciones que les correspondería a las Universidades o Centros de Investigación[13]Por lo tanto, la sociología necesita de la historia el papel de laboratorio empírico para verificar las hipótesis que se llevana cabo desde la abstracción. En consecuencia, se puede ver como hay una cuestión de necesidad y no tanto de solidaridad.

En este contexto surge la obra, en 1903, de François Simiand (discípulo de Durkheim) denominada "Méthodehistorique et sciencesociale", en respuesta critica a la Escuela Metódica Historizante y dentro de ella a la obra La méthodehistoriqueappliquéeauxscience sociales, publicada en 1901, de Charles Seignobos (quien excluía a la disciplina histórica de posibles diálogos con otras ciencias). Según esta escuela, acorde a las reglas de la crítica erudita, su tareaesencial era establecer los hechos, cuyo sentido estaba dado por sí mismo. Por lo tanto, cada hecho era una unidad suficiente capaz de ordenarse dentro de un relato objetivo, el cual solo sería visible a través de la tarea del historiador. Sin embargo, para Simiand éstas técnicas críticas no definían de ninguna manera una ciencia histórica, sino que eran solo un método de conocimiento. Para él, la conformación de una verdadera ciencia social tenía que pasar por nuevas exigencias conceptuales, principalmente por la formulación de hipótesis que debían ser comprobadas. Aquí, el hecho aislado per se no significaba nada, sino que debía integrarse en series que permitan establecer relaciones y/o comparaciones entre sí, de modo que se pueda estudiar las variaciones de los mismos[14]

Evidentemente, el sociólogo francés está criticando los denominados tres ídolos del historicismo: el político, que reconstruía una historia unidimensional, basándose en temas políticos; el individual, que dentro de esa historia netamente política se centraba en aspectos individuales, rescatando, entre otros, a grandes hombres y sus relaciones con el Estado; y por último, el cronológico en referenciaa su única dirección.

Es por eso que la obra de Simiand es un punto de inflexión respecto de la tradición historiográfica del momento, porque la misma plantea nuevas exigencias conceptualesasí como también la idea de unificación de las ciencias sociales.

Surgimiento y consolidación de Annales

Primera Generación

Casi tres décadas después (1929), con la revistaAnnales de"histoireéconomique et sociale, dirigidas por Marc Bloch y LucienFebvre, se crea el movimiento denominado Annales. Para la misma se evoca a las relaciones entre la historia y las ciencias sociales tal como lo había propuesto Simiand. En este sentido, tanto para Bloch como para Febvre se debía unificar no sólo el campo de la investigación histórica sino el de las ciencias sociales en su totalidad[15].Sin embargo, no lo hacen ni bajo los términos ni con el sentido que los sociólogos lo habían planteado una generación anterior, es decir, la nueva corriente historiográfica se aleja de toda construcción teórica tal cual la proponía el modelo durkheimiano[16]Aquí es interesante destacar el hecho de que la unidad de los durkheimianos era definida como una unidad de método para producir objetos de estudios.En cambio, Annales propone una historia sin fronteras, basada en la interdisciplinariedad e incluso influidas por otras disciplinas, en donde lo que importa es el objeto y no el método. De esta manera, obvia la parte de generar modelos explicativos para tomarlos prestados de otras ciencias.

Respecto al proyecto de desdibujar lasbarreras entre las disciplinassociales se puedeobservar con mayor nitidez en el nombre que eligen para la revista: historia económica y social, y en el hecho que varios de sus colaboradores se encuentran más allá del círculo de los historiadores.

Para separarse del paradigma tradicional, Annales, introduce la historia-problema, es decir, partir desde una problemática y abordarla combinando disciplinas como la geografía, la economía y la sociología, entre otras, para llevar a cabo una historia total que abarque, analice y explique los procesos históricos en contraste de la historia que narraba y describía acontecimientos políticos e individuales.También superan la idea del tiempo unidimensional y unidireccional (estos últimos dos puntos serán retomados en la fase braudeliana). En función de la historia total se amplía la noción de fuente ya que no solo se toman las fuentes escritas oficiales sino además mapas, diarios de viajeros, pinturas, etc..

A pesar de las mencionadas innovaciones, hay un punto que no se discute: el carácter científico de la historia.Así y todo, la innovación y renovación historiográfica no fue una cuestión ideada por el nuevo grupo de historiadores, sino más bien un proceso que se fue gestando a principios del siglo XX, en el cual se incluyen proyectos u aportes de otros intelectuales, como por ejemplo los mencionados anteriormente, Lamprecht, Simiand, Durkheim, y otros que influyen en la iniciativa de Bloch y Febvre: Henri Pirenne y Henri Berr. De hecho, éste, en cierto sentido, es el que más influye dado que había intentado llevar a cabo un proyecto similar en el cual participaban los dos historiadores franceses, pero carecía de legitimidad académica, componente que sí puede considerarse obra de Annales[17]Pese a lo indicado no se trata de quitarles importancia al cambio radical impuesto a fines de la década del "20 sino de mostrar el influjo que actuó en el mismo y además dejar ver que no es casualidad que se toquen en la agenda analista los tres ejes del historicismo tradicional atacados por Simiand: el político, el individual y el cronológico.

Segunda Generación

En la década del "30 si bien se sigue ganando terreno en la institucionalización de la historiografía annalista, el grupo se disemina en diferentes Universidades y centros de investigación, hasta que Bloch es apresado y fusilado por los alemanes en 1944 dejando como único referente a Febvre. El mismo establece una firme relación con Fernand Braudel, quien será el único líder del movimiento. Los principales aportes que éste introduce en Annales gira en torno a: la descomposición del tiempo en tres dimensiones y la profunda interdisciplinariedad que se lleva a cabo enel periodo denominado estructuralismo braudeliano.

Respecto al primer punto, si bien en la generación fundacional se pone en agenda la crítica del tiempo unidimensional alegando que los estudios deben abordarse en la larga duración, frente a la historia acontecimental, Braudel es el encargado de ponerlo en práctica e incluso de ir másalládescomponiendo el tiempo en tres dimensiones y conceptualizándolo: la estructura (tiempo largo), la coyuntura (tiempo medio) y el acontecimiento (tiempo corto). De esta manera, Braudel demuestra que el tiempo se mueve a diferentes velocidades, en donde hay un tiempo geográfico, un tiempo social y un tiempo individual que se relacionan con el tiempo de larga, media y corta duración[18]En esta demostración también argumenta que aunque los trabajos deben centrarse en ladimensión estructural no deben dejarse de lado la historia de los acontecimientos, que si bien es la parte más rica también es la más superficial[19]

Dichas cuestiones las pone en práctica en su monumental obra El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II[20]publicada por primera vez en 1949. Allí resalta las articulaciones recién mencionadas, inclusive aporta otra innovación que es la de tomar como punto de partida a la estructura, es decir, divide a su obra en tres partes con enfoques diferentes: la primera tiene que ver con el tiempo geográfico, allí describe la región marcando que el cambio es lento y casi imperceptible; la segunda con las coyunturas tanto económicas como sociales y la tercera con la parte mas tradicional de los acontecimientos, donde menciona a los principales personajes históricos y sus campañas políticas.

Aquí es donde cobra relevancia el otro punto a destacar: la interdisciplinariedad. Ello se debe a que Braudel profundiza los diálogos con las otras disciplinas sociales, en especial con la geografía y la economía[21]para llevar a cabo su ambición, heredada de la generación anterior, de realizar una historia totalizadora[22]que integre lo ambiental, lo económico, lo social, lo político y lo cultural para emprender la relación tiempo y espacio.

Para divulgar y extender su proyecto alienta el proceso de institucionalización instalando becas y oportunidades en diferentes Universidadeseuropeas. Objetivo que alcanza a medias, si se quiere, ya que si bien el estructuralismo tiene vigencia durante varios años y logra instalar la monografía como estilo annalista, basada en el estudio de la larga duración[23]e influye directamente en varios países del mundo a lo largo del siglo XX, no llega a imponer un modelo equivalente al imperialismo del paradigma tradicional.

Esbozo de la Tercera Generación

Hacia la década de los "60 y "70 se da otro cambio generacional que, en cierto sentido, se apropia de la agenda braudeliana. Por un lado, algunos trabajos se siguen realizando en estructura monográfica, con introducciones geográficas, y por el otro, se sigue manteniendo la idea del edificio braudeliano de los tres pisos. Sin embargo, también se dejan de lado las rígidas estructuras sociales que primaron en la etapa anterior.O sea, se sigue aspirando a la historia total, pero ya no en la clave que proponía Braudel sino desde otra perspectiva.

No obstante, esto no significa que se dejaron de lado algunas dimensiones sino que la principal preocupación es la historia cultural, en donde no importa tanto el individuo sino la cosmovisión de la sociedad (esta es una de las cuestiones por la cual han de llamarse historia de las mentalidades).Para ello se puede ver que hay un influjo de métodos cuantitativos pero que de ninguna manera representa una historia económica. Dicho tema será retomado en un apartado acerca de la historia cuantitativa en su versión serial.

Por último, quisiera referirme a la dicotomía que existe acerca si Annales es o no un paradigma. Según Burke, en1929 Bloch y Febvre llevan a cabo una revolución historiográfica por romper definitivamente con el paradigma tradicional. En este aspecto, a mi entender, la idea no es del todo errada (ni del todo acertada) ya que si bien a lo largo del siglo XX se manifiestan cierta desconfianza respecto de los abordajes históricos que se corresponden en cada contexto, no se vuelve a pensar en el modelo historicista alemán de Ranke o el francés de Langlois y Seignobos[24]Sin embargo, eso no deviene en la sustitución e implantación de un paradigma annalista (aunque Braudel así lo deseaba). No obstante, esta idea no quita la enorme influencia que tuvieron en el plano internacional. A lo que me refiero es que no fue un modelo a seguir tal como lo fue el historicismo alemán. Si bien es cierto que existe una continuidad a lo largo de las generaciones, por ejemplo la idea de apartarse de los postulados teóricos, en donde también hay disgregaciones en cuanto a los enfoques[25]Por eso, me resulta másafín la idea de Revel acerca que Annales es una estrategia, un movimiento y no un paradigma con una doctrina compacta[26]Sino más bien el colorario de un proceso que se inicia 30 años antes y del cual no sólo formaron parte sino que terminan dándole forma propia combinando la aspiración al rigor científico con la aspiración a la historia global mediante la tarea del historiador como punto de conexión.

Surgimiento de la Historia Social Británica

Luego de concluida la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra surge una renovación historiográfica, basada en ideales marxistas denominada neomarxismo o Historia Social Británica. Su hito inaugural es la fundación de la revista Past and Present[27]en 1952 de la mano de E.P. Thompson.

De manera similar a lo ocurrido en Francia, los historiadores marxistas van a cuestionar al historicismo su historia enfocada, principalmente, en individuos y acontecimientos. Por lo que se van a centrar en cuestiones dejadas de lado por el paradigma tradicional, especialmente temas que estén ligados a la teoría marxista, como por ejemplo la lucha de clases, la industrialización de Inglaterra y los modos de producción.

Es necesario destacar que Inglaterra tenía hace tiempo un influjo importante del marxismo. Sin embargo, recién en 1946 se funda el Partido Comunista Británico. Éste contó con historiadores de gran envergadura como Eric Hobsbawn, E.P. Thompson, el economista Maurice Dobbs y el arqueólogo Vere Gordon Childe, entre otros. Algunos de ellos se habían formado, entre los "30 y "40, tanto en Oxford como en Cambridge, donde estaba en discusión la aplicación del marxismo a las ciencias sociales[28]

Otra de las influencias de las cuales se nutre este nuevo movimiento es de las críticas que Antonio Gramsci y Georg Lukács le hacen al marxismo cientificista acerca de su determinismo económico en la explicación histórica marxista, y la negación de la capacidad humana para intervenir en la historia, basada en la concepción mecánica de la relación entre la infraestructura y la superestructura.

Como se indicó recientemente, los historiadores pertenecientes a ésta corriente eran miembros del Partido Comunista. Sin embargo, esto no significa que el movimiento haya sido homogéneo. De hecho en el mismo se pueden apreciar dos vertientes diferentes: estructuralista y culturalista.

En el primero hay una predominante preocupación acerca de cuestiones socioeconómicas que tienen que ver con la estrecha relación que poseen con la London School of Economics. Dentro de los temas estudiados se pueden encontrar las transiciones de la antigüedad al feudalismo, del pre capitalismo al capitalismo y principalmente la revolución industrial, elemento clave para estudiar la historia de Inglaterra. Entre los rasgos más generales que tiene este período se pueden mencionar la importancia que se dan a las fuerzas productivas, las luchas de clases en los cambios de modo de producción, reforzar el carácter científico del marxismo quitándole valor a los aspectos ideológicos-filosóficos que no son considerados científicos, es decir, los estudios de los procesos históricos están abordados desde la perspectiva más ortodoxa del marxismo. Los principales representantes de esta vertiente son Maurice Dobb, Paul Sweezy, Guy Bois y Robert Brenner, entre otros.

La segunda línea es una consecuencia de los acontecimientos políticos ocurridos en 1956, en los cuales, por un lado, el discurso de Kruschev, en el congreso del Partido Comunista, denuncia los crímenes llevados a cabo por el estalinismo y, por otro lado, la invasión por parte de la Unión Soviética a Hungría. Esto hace que Thompson y otros historiadores[29]de la revista Past and Present rompan con el Partido Comunista como protesta ante las practicas represivas de la Unión Soviética[30]Sin embargo, no abandonan la teoría marxista de sus trabajos históricos sino que la reformulan. Es el mismo Thompson el que toma la iniciativa de cambiar la perspectiva ortodoxa economicista hacia una historia culturalista. Argumentaba que era necesario ese cambio para llevar a cabo una verdadera historia desde abajo (fromthebottom up) para darle importancia a la lucha de clases como una dominación no solo económica, sino también social y cultural, haciendo hincapié en la importancia de la conciencia social, alejándose tanto de la idea que ésta no está determinada por la sociedad, como del determinismo económico.

A su vez, introduce nuevos aspectos como políticos, culturales, sociales e ideológicos para la explicación de las relaciones sociales de producción, así como también nuevos conceptos entre los que se encuentran: cultura plebeya frente a una cultura patricia, economía moral, agencia y costumbre. Dichos conceptos son utilizados por el historiador británico en su obra Costumbres en Común en la cual intenta recuperar a los sectores que fueron dejados de lado en los estudios históricos anteriores y mostrar que los mismos tenían su propia dinámica, diferente, y a su vez, contradictoria al de las clases alta. Evidentemente esto se corresponde con su lema de hacer una historia desde abajo. Por ejemplo en una de sus líneas introductorias sostiene:"la cultura conservadora de la plebe se resiste, en nombre de la costumbre, a las racionalizaciones e innovaciones económicas (tales como el cercamiento de tierras, la disciplina de trabajo, los mercados de grano libres y no regulados) que pretenden imponer los gobernantes, los comerciantes o los patronos"[31]

A lo que luego agrega: "la cultura plebeya es rebelde, pero su rebeldía es en defensa de la costumbre. Las costumbres que se defienden son propias del pueblo (…)"[32]

Aquí se puede observar como hay un choque de culturas, según Thompson, en la cual, por un lado, la cultura patricia intenta penetrar en las capas inferiores y así socavar aquellos elementos que les impide desarrollar su moderna lógica capitalista y, por el otro lado, la existencia de una cultura plebeya que tiene una capacidad de agencia y de resistencia sobre aquellas que amenazan con perturbar sus prácticas basadas en las costumbres. Con esto Thompson refuta la idea de que en el siglo XVIII los usos consuetudinarios se encontraban en decadencia.

Sin embargo, luego hace una aclaración respecto que si bien dichos enfrentamientos existieron no estuvieron libres de modificaciones tanto de un lado como del otro:

"la cultura plebeya que se vestía con la retórica de la costumbre (…) no se definía a si misma ni era independiente de las influencias externas. Había cobrado forma defensivamente, en oposición a los constreñimientos y a los controles de los gobernantes patricios"[33]

Finalmente sostiene que de esta manera gran parte de la historia social del siglo XVIII puede estudiarse como una sucesión de enfrentamientos entre una innovadora economía de mercado y la acostumbrada economía moral de la plebe.[34]

En síntesis, se puede admitir que si bien la historia social británica se encuentra un poco desfasada cronológicamente respecto de Annales, como surgimiento de una corriente historiográfica critica al historicismo, es de importancia considerar la innovación que emplea Thompson, y que todavía sigue vigente, acerca de utilizar una clave cultural para llegar a la noción de clase. Y eso lo hace mediante un estrecho diálogo con la antropología, es decir, toma de ella grandes modelos explicativos (como la costumbre, cultura) para explicar sus modelos teóricos marxistas.De esta manera, intenta disminuir la brecha existe entre el historiador y su objeto de estudio.

Esto nos lleva a una de las grandes diferencias existentes entre Annales y el Neo marxismo, mientras que los primeros son fuertemente empiristas sin una teoría que los homogeneice, los segundos no solo tienen sus modelos teóricos marxistas sino que no se desapegan de ellos. Otra diferencia que puede mostrarse es que los franceses hacían foco en las continuidades más que en los cambios, es decir, estudiaban como se llega al problema y ahí se quedaban. En cambio, los británicos no solo llegan al foco del problema sino que es lo que más estudian. De lo que se desprende que estos si seguían a rajatabla su historia social, quizás por el enfoque metodológico que tenían.

Sin embargo, lo que si tenían en común era su dialogo con otras ciencias sociales: mientras que Annales lo hacía fuertemente con la sociología, entre otras, el neomarxismo thompsoniano lo hacía con la antropología.

A decir verdad, la interdisciplinariedad surge a partir de la ruptura con el paradigma tradicional,en donde cada rama historiográfica va a ir dialogando con otras disciplinas.

Historia cuantitativa

La denominada historia cuantitativa surgió en el contexto de la crisis del petróleo de la década del "70, que afectó, obviamente, al campo económico pero que también se extendió al terreno de las ciencias sociales.

Las preocupaciones de dicha historia fueron cuestiones económicas (precios, crisis, estructuras). Por lo tanto el diálogo se centró con disciplinas económicas, es decir, que hay un traspaso de inquietudes socioeconómicas y culturales a inquietudes netamente económicas.

El núcleo fuerte de esta corriente se desarrolla en Estados Unidos bajo el rotulo de New EconomicHistory. Esta comprendía a la historia cuantitativa como una ciencia que trabaja con modelos teóricos que toma de las ciencias duras[35]basados en la economía neoclásica. De esta manera, fueron surgiendo nuevas disciplinas como la econometría y la sociometría. Cuando este tipo de tendencias se introdujo en el campo historiográfico dio lugar a la cliometría[36]Al respecto Arostegui dice:

"La cliometría fue una forma de plantear y analizar la historia económica que iba mucho mas allá de la cuantificación de las variables para adentrarse en la construcción de modelos formalizados matemáticamente para explicar los procesos analizados"[37].

Entonces, se puede admitir que la cliometría es la parte más radical de la historia cuantitativa, ya que ésta sostiene a que para que la historia obtenga su cientificidad sus afirmaciones tienen que adoptar una forma matemática, es decir, que el acercamiento de la historia a los datos cuantificables es lo que la hace verdaderamente científica. Así, el rol de la econometría es crucial como portadora de modelos matemáticos y estadísticos para el análisis histórico, ya que donde no hay tratamiento estadístico falta el rigor histórico[38]

Dentro de esta corriente, el cliometra más destacado es Robert Fogel. Este introduce la mayor innovación mediante el empleo del análisis contra-factico, el cual consistía en aislar funcionalmente determinadas variantes para hacer comprobables ciertos modelos, principalmente los referidos a cuestiones de crecimiento económico[39]El ejemplo mas conocido es su estudio sobre los ferrocarriles americanos, publicado en 1964, en el cual su tesis es que los ferrocarriles no fueron esenciales en la expansión norteamericana, ya que sin ellos se hubiese podido alcanzar igual el desarrollo económico debido a que existían otros sistemas de transporte, por ejemplo los canales fluviales.

Historia Serial

Para seguir caracterizando a la historia cuantitativa resulta necesario volver a la historiografía francesa, precisamente a la tercera generación de Annales. Si bien ésta no es ajena al influjo de los métodos cuantitativos no se puede sostener que las preocupaciones sean las mismas que la New EconomicHistory.

Acerca de la diferenciación entre ambas, Arostegui hace una aclaración nítida partiendo de su denominación:

"La historia cuantitativa es aquella que se construye sobre un modelo general explicativo de un fenómeno de suficiente alcance, un modelo que no tiene otra lectura sino la matemática, porque está construido matemáticamente y adquiere el rango epistemológico de una explicación.

En la historia cuantificada la explicación puede estar basada en modelos igualmente pero no matematizados"[40]

Es decir que la historia que se da en Estados Unidos (historia cuantitativa)[41] no se da en Francia (historia cuantificada). Sin embargo, hay que recordar, como ya se mencionó anteriormente, que Francia tiene una larga influencia de la economía, los conceptos coyuntura y estructura dan cuenta de ello. De hecho si habría que rastrear otros antecedentes referidos a la economía se pueden encontrar al mismo Simiand, al nombre que le ponen a la revista fundadora, que hace mención a la economía[42]a Gabriel Le Bras que en 1931 ya había hecho un estudio del catolicismo francés basado en estadísticas[43]y a Ernest Labrousse que, a pesar de no ser un miembro integro de la corriente analista, comienza a influir para que la cuantificación deje de ser exclusivamente de la historia económica y se profundice entre las preocupacionesde los historiadores franceses.

De modo que aquí no hay una ruptura con la tradición historiográfica sino una renovación[44]Y dichos cambios están relacionados con el hecho de ir dejando de lado algunas cuestiones del determinismo braudeliano.

Siguiendo con la tercera generación[45]en su versión serial, conviene mencionar, además, a la demografía histórica como la nueva disciplina que va vinculándose, de a poco, con la historia social, mediante la relación entre análisis cuantitativos a largo plazo, basado en el trabajo conjunto entre historiadores y demógrafos. Por ejemplo, el equilibrio entre la productividad agrícola, los cambios demográficos y precios alimenticios[46]De esta manera, se va conformando una historia regional que intenta llevar a cabo una historia total, combinando las estructuras de Braudel, la coyuntura de Labrousse y la nueva demografía histórica[47]Tal es el caso de la obra Les paysans de Languedoc (1966) de Le Roy Ladurie, quizás el estudio cuantitativo más ambicioso de la década del "60 que recuperó supuestos malthusianos[48]

También resulta necesario mencionar que a través de los estudios estadísticos y demográficos, entre otros, la historia de mentalidades intenta llegar al tercer piso del edificio que proponía Braudel, en el cual los ámbitos geográficos y demográficos se encontraban en el primer piso, la estructura social y económica en el segundo y los culturales y acontecimentales en el tercero[49]

En síntesis, se puede decir que mientras en Estados Unidos se da una corriente más dura o radical de la historia cuantitativa, que buscaba aplicar teorías económicas y modelos matemáticos al análisis histórico, en Francia se lleva a cabo un enfoque mas moderado o blando, por decirlo de alguna manera. Porque si bien también se aplican métodos cuantitativos, a través del estudio de largas series de datos homologables y comparables procesados electrónicamente mediante la computadora, (de aquí su nombre historia serial) ésta, a diferencia de la norteamericana (influenciada por el contexto mencionado anteriormente), no es una historia económica, ya que sus preocupaciones, al calor del influjo que dejó el mayo francés, giran en torno a cuestiones ideológicas, religiosas y culturales. Ámbitos que podían ser reconstruidos sobre la base del análisis de enormes cantidades de datos extraídos de documentos, que hasta entonces eran poco utilizados, como los testamentos, registros parroquiales, nacimientos y muertes, entre otros.

Sin embargo, a pesar de las diferencias entre ambas vertientes, tienen un punto en común: presentar a la historia cuantitativa como la panacea de la asimilación del lenguaje histórico al lenguaje propiamente científico[50]en donde el número va sustituyendo progresivamente a la letra y el esquema al desarrollo narrativo[51]

¿Agotamiento o maduración de historia de mentalidades?

Como se vio en el apartado anterior, la articulación de las temporalidades braudelianas en el marco de la larga duración, la incorporación de objetos de estudios que habían sido relegadas en la segunda generación y la innovadora técnica de introducir métodos cuantificables para ser procesados electrónicamente fueron las medidas que llevaron al éxito a la tercera generación de Annales.

Una de las cuestiones más importantes, por lo menos en lo que se refiere a este punto, es el hecho de que la anexión de las nuevas preocupaciones por parte de la historia de mentalidades se encuentra relacionada en el interés de encontrar un nuevo equilibrio entre la historia y las ciencias sociales. Equilibrio que había sido perpetrado por disciplinas vecinas, como la antropología, psicología, la sociología y la etnología, que cuestionaban la prioridad dada al estudio de las coyunturas económicas y a las estructuras sociales, es decir, criticaban los objetos de la historia[52]En consecuencia, propusieron nuevos objetos de estudio que excedían a los de la historia. Dicha acción se correspondía con el hecho de adquirir nuevos principios importados del campo literario, y por ende considerar poco firmes las certezas metodológicas utilizadas por la ciencia histórica[53]

Frente a tal situación, y favorecida, entre otras cosas, por su diversidad, la historia de mentalidades supo (y pudo) incorporar y/o incursionar en el campo de las disciplinas que se tornaban amenazantes. Y gracias al éxito de su "estrategia" la alianza entre ella y las otras disciplinas sociales se volvieron a estrechar y por lo tanto la historia siguió preservando su lugar destacado dentro de las ciencias sociales.

Sin embargo, hacia mediados de la década del "80 la historia se debe enfrentar a un nuevo desafío. Pero esta vez la crítica no es dirigida desde las innovaciones de las ciencias sociales hacia la historia sino que, a causa del influjo de la posmodernidad (tema que será retomado en el apartado siguiente), se pone en tela de juicio los postulados de las disciplinas sociales en sí. En tal situación, la historia necesita reformular su interdisciplinariedad porque al no poder abstraerse de la situación crítica de las ciencias sociales, por ser parte de las mismas, las corrientes historiográficas tradicionales (marxismo, Annales), basadas en sus alianzas con las disciplinas habituales (como la sociología y la antropología), resultan obsoletas para dar cuenta a las nuevas inquietudes que plantea el renovado escenario historiográfico.

En tal contexto, se fueron dejando de lado los tres principios esenciales que habían estado en vigencia en los últimos años: el proyecto de una historia global, capaz de articular al mismo tiempo los diferentes niveles de la totalidad social; la definición territorial de los objetos de investigación, identificados a la descripción de una sociedad instalada en un espacio particular, ya sea una ciudad, país o región; y la importancia dada a la división social, considerada apta para organizar la comprensión de las diferenciaciones y de las diferencias culturales[54]

Entonces, al criticar y abandonar la descripción de la totalidad social que, como se mencionó en páginas anteriores, explicaba los funcionamientos sociales a través de un fraccionamiento jerarquizado, basado en el determinismo social, Chartier sostiene que las prácticas culturales no pueden ser comprendidas a partir del desglose social[55]y dejar de lado principios de diferenciación como género, pertenencias religiosas, tradiciones educativas[56]Por lo tanto, se cambian los sujetos a estudiar, se pasa de grandes datos homologables a estudiar a un conjunto tomado como individuo, lo que el autor plantea como la sustitución de investigación de las regularidades por la cartografía de las particularidades[57]

Aquí es donde el autor despliega su propuesta superadora a través del concepto de representación[58]Sintéticamente podría decirse que mediante las representaciones los individuos y los grupos dan sentido a su mundo. Sin embargo, es necesario aclarar que el significado que el autor le da a dicho concepto lo toma de la antropología hermenéutica desarrollada, entre otros, por Clifford Geertz, la cual sostiene que los significados de los objetos no se encuentran en la mente de los actores sino que ellos forman símbolos o representaciones. No obstante, nunca se puede compartir ni las vivencias ni los símbolos de los actores sino interpretarlos. Y a través de las interpretaciones que se hagan de los mismos se puede llegar a una aproximación de la cultura. EL mismo autor aduce que la sociedad es una representación colectiva

También toma de la antropología interpretativa la idea de que la cultura es un contexto donde no se la puede desglosar tal como lo hacía la historia de mentalidades sino que todo forma parte de la cultura. Y al asumir que la cultura lo abarca todo, la misma tiene que ser explicada dentro de su lenguaje y no fuera de ella (ya se volverá sobre este tema en un apartado siguiente).

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