Las Orientaciones Políticas y la Estructura Cerebral en Adultos Jóvenes
Enviado por Giorgio Piacenza
Traducción de los puntos resaltantes y de la sumilla
Puntos resaltantes: El liberalismo (progresivismo) y el conservatismo político se correlacionaron con la estructura cerebral. El liberalismo (progresivismo) se asoció con un mayor volumen de materia gris en la corteza cingulada anterior. El conservatismo se asoció a una amígdala derecha de mayor tamaño. Los resultados ofrecen posibles explicaciones para los estilos cognitivos de liberales (progresistas) y conservadores.
SUMILLA: Existen diferencias substanciales en los estilos cognitivos de liberales (progresistas) y conservadores en cuanto a medidas psicológicas. La variabilidad en las actitudes políticas refleja influencias genéticas y su interacción con el medio ambiente. Trabajos recientes muestran una correlación entre el liberalismo y actividades relacionadas al conflicto medidas por medio de potenciales de eventos relacionados que se originan en la corteza cingulada anterior. Mostramos que esta correlación funcional de actitudes políticas tiene una contraparte en la estructura cerebral. En una amplia muestra de adultos jóvenes hemos relacionado actitudes políticas auto reportadas con un mayor volumen de la materia gris a través de Imágenes de resonancia magnética estructural. Hallamos que un mayor grado de liberalismo (progresivismo) estuvo asociado a un mayor volumen en la corteza cingulada anterior mientras que un mayor grado de conservatismo estuvo asociado a un mayor volumen de la amígdala derecha. Estos resultados fueron replicados en una muestra independiente de participantes adicionales. Nuestros resultados extienden observaciones previas respecto a que las actitudes políticas reflejan diferencias en el monitoreo auto regulatorio de conflictos y el reconocimiento de expresiones emocionales en el rostro al mostrar que tales actitudes se reflejan en la estructura cerebral. Aunque nuestros datos no determinan si es que estas regiones juegan un rol causal in la formación de actitudes políticas, sí convergen con trabajos anteriores para sugerir un posible nexo entre la estructura cerebral y los mecanismos psicológicos que median en las actitudes políticas.
Comentario por Giorgio Piacenza
Estos hallazgos sobre las diferencias estructurales en el cerebro y las tendencias políticas son importantes. Amplían el discurso objetivo sobre porqué somos como somos y qué podemos hacer para ser mejores. Cuestionan nuestra supuesta libertad de elección racional e inteligente. Cuestionan si realmente podemos convivir en la sociedad moderna si es que no llegamos a entender tanto lo constructivo como lo destructivo de nuestras tendencias conservadoras y progresistas natas.
La amígdala es una estructura localizada profundamente en el cerebro que se activa durante estados de miedo y ansiedad. La corteza cingulada anterior ayuda a procesar información compleja. No se sabe cómo se forman las diferencias estructurales entre las personas pero una posible explicación sería que surgen durante la gestación, en algunos casos cuando la criatura recibe una mayor carga de cortisol, una importante hormona del estrés.
En el contexto de los investigadores estadounidenses, aquellos a quienes llamamos "liberales/progresistas" serían los revolucionarios que propulsan de forma igualitaria los derechos de la sociedad civil. Son más pluralistas y capaces de mantener la ambigüedad, el método de la duda metódica y el uso de evidencias objetivas. Son más flexibles y más capaces de cambiar de ideologías. Frecuentemente caen en la indecisión y en un exceso de tratar de no herir susceptibilidades y de ser "políticamente correctos". Pueden denigrar la cohesión social al caer en el relativismo.
Los "conservadores" necesitan respuestas más concretas, valerse de la autoridad, la tradición y estructuras sociales más jerárquicas. Mantienen la cohesión social y al nacionalismo al imponer o mantener valores tradicionales. Son menos capaces de mantener un estado de ambigüedad ideológica y podrían descartar evidencias que contradicen sus ideologías. Son más autoritarios y pueden sobrepasarse en el autoritarismo poniendo en jaque a la sociedad civil.
Al tener la amígdala derecha más desarrollada, los conservadores sienten más temor o la percepción de amenaza es más fuerte en ellos. Al no tener la corteza anterior cingular muy desarrollada no pueden mantener equilibrio interno sin adherirse a respuestas ideológicas simples y definidas. La necesidad de una respuesta dicotómica puede ser mayor.
Los progresistas en una era monárquica podrían ser los capitalistas y los progresistas en una era capitalista podrían ser los comunistas. Es un asunto relativo a si prefieren conservar el orden establecido o si prefieren el cambio. En líneas generales, actualmente en USA los progresistas serían los seguidores de Bernie Sanders (y muchos potencialmente de la generación Milenial) y los demócratas del Establishment serían moderadamente conservadores. Los republicanos hoy en día son mayormente muy conservadores habiendo variantes del punto de vista económico, religioso y nacionalista.
El aspecto conservador etno-nacionalista de un gran porcentaje de obreros que normalmente votaban "progresista" (o "liberal" o "demócrata" en USA) ha sido activado por el discurso de nacionalista Trump y del Tea Party. Otros estudios muestran que al aparecer un líder carismático "fuerte" muchas personas con tendencias conservadoras autoritarias se "activan" políticamente. Una parte de ellos se ha enamorado de la promesa de un pasado grandioso pero recordemos que en ese "pasado glorioso" las razas, inmigrantes, etnias, culturas, estaban más separadas.
El tipo de conservatismo anti sistema nacionalista, anti liberal establishment, anti globalización disruptivo de Trump sería uno en el que él decide desde el estado a qué corporaciones ayudar y sería el de imponer una política unilateral. Esto apela y activa el cerebro de muchos conservadores en el mundo que se vuelven "anti sistema" cuando surge un poder autoritario.
Los conservadores pueden tener respuestas sencillas y eficientes pero, asimismo, distanciarse de la realidad. Según Cristina Sáenz, autora del artículo "Nuestro Cerebro Intolerante" publicado en La Vanguardia: "Los esquemas, la forma de organizar el conocimiento que tiene nuestro cerebro, proporcionan una forma rápida de interpretar la información del complicado mundo que nos rodea. "Un cerebro intolerante es un cerebro eficiente –afirma la neurocientífica Fine–. Puede moverse rápidamente de un sitio a otro". Sin embargo, esa velocidad tiene un coste de precisión: nuestros esquemas no reflejan la realidad".
Fuente: http://www.lavanguardia.com/gente/20100417/53908084266/nuestro-cerebro-intolerante.html
En ese mismo artículo Sáenz menciona el trabajo de la neuróloga Cordelia Fine, autora del libro A mind of its own. How your brain distorts and deceives (2005). Fine menciona que palabras y conceptos activan grupos de neuronas. Escribe Sáenz sobre Fine que lo que "ese esquema contenga variará según la cultura, la sociedad y el individuo. Cuestión de supervivencia. Esos esquemas, cuando se refiereren a otras personas, se rellenan de los juicios de valor que elaboramos de los otros. De esto se encarga la amígdala, una estructura muy pequeña y evolutivamente muy antigua, situada en el lóbulo temporal del cerebro; forma parte de los circuitos responsables de la emoción, de la motivación y del control autónomo. Junto con otras regiones –el hipocampo, el septum y el hipotálamo–, configura el sistema límbico, responsable directo de la codificación del mundo personal e instransferible de los sentimientos y emociones. La amígada la cumple con muchas funciones, desde las visuales más básicas hasta la capacidad para mantenernos alerta; de hecho, el binomio miedo-agresión está asentado aquí. Esta región también está relacionada con la percepción que tenemos de alguien: cuanto más sentimos que podemos depositar nuestra confianza en una persona, menos se activa esta zona, y cuanto más desconfiamos, más activa está. Y es en esta pequeña región, con forma de almendra, donde se gestan estereotipos y prejuicios". (Mi énfasis).
El cerebro es muy plástico pero según la Dra. Gail Saltz (psiquiatra) "si solamente nos basamos en las diferencias de tamaños estructural cerebral, podemos predecir quien sería conservador o liberal con una frecuencia de 71.6%". Fuente: http://www.alternet.org/election-2016/new-studies-show-liberals-and-conservatives-have-different-brain-structures
Quizás deberíamos hablar de una "neuro política". También el artículo de Dylan Goldstein "Here's What Science Says About the Brains of Republicans and Democrats" informa sobre distintas investigaciones al respecto. Su enlace es: https://braindecoder.com/post/politics-neuroscience-1282982492
También en el artículo de Alex Budarín "Deeper into the Psyches of Conservatives and Liberals" se dan a conocer varias investigaciones que en conjunto sustentan la idea principal. El enlace es: http://www.dailykos.com/story/2015/3/9/1369530/-Deeper-into-the-Psyches-of-Conservatives-Liberals
Budarín nos recuerda que en teoría política se piensa que "The underlying differences still come down to two interrelated distinctions: "Liberals" advocate social change and reject inequality; "Conservatives" resist social change and accept inequality". Traducción: "El meollo de las diferencias subyacentes aun recae en dos distinciones interrelacionadas: Los "Liberales" abogan por un cambio social y rechazan la desigualdad; los "Conservadores" resisten el cambio social y aceptan la desigualdad". Pero pienso que estas descripciones son más precisas cuando se aplican en relación al factor de aceptación o de rechazo psicológico al autoritarismo en relación a un sistema político que ya se ha establecido. La personas con verdaderas características psicológicas conservadoras tratará de mantener el orden social y las diferencias sociales pero, si sintiese que este orden y diferencias sociales se están desintegrando, podría muy bien apoyar a un líder "revolucionario" autoritario para intentar establecer un nuevo orden más rígido o quizás un retorno a un mítico "pasado glorioso". Y las personas con verdaderas características psicológicas liberales/progresistas harán lo opuesto.
En Teoría Integral, lo físico, lo cultural, lo subjetivo y lo social o sistémico se correlacionan y surgen simultáneamente. Y estos cuatro aspectos universales de todo lo que se manifiesta surgen con diversos grados de complejidad y se influyen mutuamente. Colmente, las estructuras cerebrales (y todas las estructuras físicas) en esta descripción de los "cuadrantes" se hayan en el cuadrante superior derecho.
En la Teoría Integral, se dice que los "holones" (estructuras universales de organización y sentido que simultáneamente son totalidades y partes) tienen una tendencia vertical a auto-preservarse y una tendencia horizontal o igualitaria a extenderse y compartir. Las personas entendidas como "holones" podrían expresar estas tendencias con diversos énfasis y – en un sentido patológico – estos énfasis podrían ser extremos. Si reconocemos que ambas tendencias psicológicas son necesarias en toda sociedad pero que sus excesos (especialmente los jerárquicos autoritarios puede detener la evolución social y la participación voluntaria harmoniosa y mutuamente respetuosa de las personas y los pueblos), la pregunta que surge es ¿qué tipo de educación o práctica social o política de estado puede ayudar a resaltar los aspectos saludables de estas tendencias en las personas?
¿Será necesario una política de estado y buenas prácticas sociales que facilite la tranquilidad durante el embarazo para que este sea menos estresante y la formación cerebral del embrión sea más compatible con la necesidad que los ciudadanos puedan procesar información de forma más pluralista, ambigua y compleja? De ser así esto indicaría que la tendencia a la intolerancia y al autoritarismo basadas en la conformación cerebral serían patológicas y mermarían la formación de futuros ciudadanos aptos para vivir en una sociedad interconectada, más igualitaria y compleja.
Otra pregunta es: considerando que las tendencias descritas son universales, ¿cómo se manifiestan estas en países como Perú que aparentemente no muestran una polarización política y psicológica tan definida como en Estados Unidos? Los conservadores por estructura cerebral estarían más ligados a seguir doctrinas fielmente, sean estas políticas o religiosas. Hasta el cientifismo podría ser un caso así para algunos.
Mientras que tradicionalmente en USA los conservadores natos se relacionan al orden social basado en la confluencia de los poderes económicos, políticos y religiosos en países como Perú los conservadores natos se relacionarían con figuras y movimientos autoritarios de izquierda socialista o comunista. Variaría el contexto pero no la tendencia.
¿Existe una gran reserva o porcentaje de personas dispuestas a potencialmente hacer casi todo por un líder autoritario si este surgiera en el Perú? Aparentemente esta posibilidad puede actualizarse en cualquier lugar, tal como en un contexto distinto se activó en la Alemania Nazi. En teoría las respuestas claras, autoritarias y sencillas las puede dar durante situaciones de peligro, crisis o carencia cualquier líder que personifique a alguien excesivamente seguro de sí mismo y un gran porcentaje de personas buscando la seguridad y la auto afirmación se sentiría naturalmente fascinada por él o ella.
¿Permite la realidad de la plasticidad cerebral que personas con amígdalas excesivamente voluminosas y cortezas anteriores cingulares demasiado mermas vivan de forma coherente en una sociedad compleja y sumamente interconectada y que hoy más que nunca requiere de la participación civil pluralista y de la implementación de una nueva forma de democracia directa (y funcional) más igualitataria?
Giorgio Piacenza
Un Trabajo publicado en CURRENT BIOLOGY
ENLACE: http://www.cell.com/current-biology/abstract/S0960-9822(11)00289-2?_returnURL=http%3A%2F%2Flinkinghub.elsevier.com%2Fretrieve%2Fpii%2FS0960982211002892%3Fshowall%3Dtrue
Autor:
Ryota Kanai,
Tom Feilden,
Colin Firth,
Geraint Rees
Publicado en linea el 07 de abril 2011. Acceso abierto
http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2011.03.017
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Giorgio Piacenza