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El cambio cuántico: Cómo la nueva realidad científica puede cambiar nuestro mundo

Enviado por FRANCISCO ARTILES


    El cambio cuántico: Cómo la nueva realidad científica puede cambiar nuestro mundo – Monografias.com

    El cambio cuántico: Cómo la nueva realidad científica puede cambiar nuestro mundo

    Inicio esta reflexión del libro de Ervin Laszlo "El Cambio Cuántico", con el enfoque de la física, la investigación de la estructura fundamental de la materia y de las fuerzas que actúan en ella, lo cual constituye un logro espectacular de la mente humana. Cada incremento fructífero en la comprensión de la naturaleza de la realidad física ha venido acompañado de diversas aplicaciones a través de la tecnología, transformando el mundo y la vida humana en él, a veces equivocadamente para mal, como en el desarrollo de armas con capacidad de destrucción masiva, pero más a menudo principalmente para bien, como con los aviones, los ordenadores, los escáneres IRM, la cirugía laser y muchas otras cosas.

    Esto precisamente, es lo que da a entender el autor de este libro relacionando los cambios desde el punto de vista holístico, partiendo de la historia de la investigación de la estructura elemental de la materia, la cual, se inicia con los descubrimientos de Newton sobre la gravedad y su invención del cálculo matemático que utilizó para describir el movimiento.

    En ese sentido, para Ervin Laszlo (2009), el cambio cuántico presenta un nuevo mapa de la realidad. Un mapa de la visión que hoy ofrece el paradigma científico acerca de los cambios medioambientales, sociales, tecnológicos y geopolíticos que todos estamos viviendo, ya sea a nivel individual como colectivo. El concepto de realidad que asoma en las fronteras de la ciencia es mucho más amplio, profundo y hasta inquietante que el modelo clásico. Como muestra el presente libro, aspectos de la experiencia humana que tradicionalmente habían sido relegados al dominio de la intuición y la especulación son ahora explorados con rigor científico.  De acuerdo con lo anterior, Briseño, J. (2009) entiende que para abrir la discusión sobre ¿cómo se obtiene la información del medio en que existimos? Es decir, cuáles son los mecanismos por los que se extrae la información del mundo que ocupamos, y de los fenómenos que ocurren en él. Todo lo anterior, está argumentado y formulado a partir de los paradigmas científicos.

    Al respecto, se puede decir que el ser humano obtiene información de su entorno y del universo que lo rodea, utilizándola y procesándola para interpretar el entorno, bien sea de manera directa, en sus elementos empíricos o indirecta usando una serie de instrumentos o herramientas adecuadas para tal caso, de esta manera, el individuo construye un modelo de realidad basado en la percepción que tiene de su medio, el cual está fundamentado en la interacción de todo lo que existe en el universo que percibe.

    De los paradigmas científicos, podemos decir que estos son los modelos y conjuntos de creencias científicas imperantes y por tanto válidas en una época determinada. Pudiendo entonces señalarse que la humanidad ha sido testigo de diversos cambios de paradigma, entre los cuales cabe mencionar: la aplicación del Cálculo Diferencial e Integral a la Física (Newton), La teoría de la Evolución de las Especies (Darwin), el desarrollo de la Teoría de la Relatividad (Einstein), etc.

    Ahora bien, los diferentes descubrimientos científicos aunados al deseo de explicar cada vez más eventos que ocurren en el universo, mediante el uso de las herramientas de análisis que se van desarrollando con el pasar del tiempo, nos lleva a tener que modificar y reorganizar la manera que se tiene de ver las cosas. El cambio de paradigma se produce de forma natural, pero no por ello, deja de ser traumática dentro del contexto social la inmersión de nuevas estructuras paradigmáticas, como es la conformación de nuevos esquema de valores.

    Todo ello, engloba principios en la aprehensión de esa realidad y el deseo existencial de entender ¿en qué consiste la vida?, ¿cuál es su finalidad?, es decir, el comprender el ¿por qué de cada cosa? y el ¿por qué estamos aquí?

    El camino a seguir entonces, no es otro que el de encontrar el paradigma que más se ajusta a la descripción de los hechos o el que mejor interpreta el fenómeno que ocurre. La presente investigación se propone elucidar el camino que ha sido tomado en pos de esta búsqueda de una verdad no tan única ni tan tangible como en algunos casos aparenta ser, y de establecer los elementos de una visión universal integradora desde una perspectiva holística, la cual comulga abiertamente con la filosofía oriental, que presenta diversos puntos en común con algunas de las ideas de la mecánica quántica.

    Se harán algunas consideraciones sobre las condiciones del ser humano en sus orígenes y el dogmatismo religioso predominante en la Edad Media, para seguir con un paseo panorámico (si así se puede llamar), por el modelo clásico, hegemónicamente dominado por las ideas planteadas por Descartes, haciendo algunos comentarios del desarrollo científico relacionado con dicho pensamiento.

    Continuando luego, con el cambio de paradigma que sucede tras los planteamientos de la Teoría de la Relatividad de Einstein y las ideas, descubrimientos y hechos en el campo de la Física Subatómica o Cuántica.

    Lógicamente habrá que considerar el alcance correspondiente a los cambios que se suceden en el modo de percibir o tener conciencia de esa realidad. Luego se expresan algunas conclusiones de toda esta diatriba existencial del ser humano desde una perspectiva integradora que considere al ser, sus relaciones consigo mismo, con el medio y con los demás seres del universo.

    La preocupación por entender la realidad y comprender el universo comienza probablemente en épocas prehistóricas, pero no es sino hasta la época clásica cuando el hombre observando el cielo y tratando de entender su evolución e intentando catalogar, describir y predecir los eventos, va dando respuesta a los fenómeno e interpreta su entorno.

    Esta preocupación puede considerase que no era puramente especulativa, puesto que en las primeras etapas del desarrollo humano tal conocimiento representaba la diferencia entre sobrevivir o no, por el constante peligro que le acechaba.

    Así se llega hasta la Edad Media, apreciándose que desde el siglo V después de Cristo y hasta el siglo XVII, predomina una visión del mundo que se condiciona por un carácter dogmático, donde la Iglesia católica monopolizó el conocimiento y asumió el derecho (erigiéndose juez) de determinar la validez de las ideas. La afinidad que se tuviera con la iglesia garantizaba, en cierto modo, el no correr el riesgo de ser quemado en la hoguera.

    Claro, en esta época hubo el entusiasmo por algunas verdades que recién se descubrían para ese entonces, sin embargo, algunas de ellas forzosamente debían callarse ya fuera por convicción o por temor a ser ejecutado una vez tipificados de herejes.

    En el prólogo de la obra Novelas ejemplares, Carmen Freire narra la forma en la que los científicos se contrariaban ante tales circunstancias, encontrándose en un dilema y utilizando el criterio de doble verdad: verdad de fe y verdad de razón.

    El paradigma científico en la forma clásica de ver las cosas desplazó a la cosmovisión cristiana medieval, en esto fue determinante; los trabajos realizados por René Descartes (1596-1650), cuyos fundamentos descansan esencialmente en el escepticismo, la duda metódica. Yo dudo, luego, pienso, y si pienso, luego, existo, quedando demostrada de esta manera mi existencia.

    Esta idea, combinada con el análisis, que considera la división del todo en pequeñas partes, simples y de fácil entendimiento, las cuales explicarían el funcionamiento del todo, nos llevó a una metodología del conocimiento fuertemente ligada a la idea de la causa y el efecto, es decir, del pensamiento lineal.

    Toda esta forma de concebir la realidad tiene un gran parentesco con la lógica Aristotélica (Si A implica B y B implica C, entonces A implica C), la cual aportó al mundo occidental por un largo periodo (más de tres siglos) una concepción en la forma de razonar. Como se ha afirmado, es indudable que Bacon, Descartes y Newton influyeron enormemente en el desarrollo de la ciencia mecanicista, a tal grado que aún forman parte importante de los discursos científicos actuales.

    «La influencia de estos tres pensadores produjo una visión del mundo fragmentada, mecánica, reduccionista, positivista, materialista, unilateral, etc., que se extendió de la ciencia al conjunto de la sociedad, influyendo en la educación, la economía, la política y la cultura».

    Se podría señalar, antes de proseguir, que el principal aporte de Occidente al pensamiento de la humanidad, ha sido el de insistir y querer ver al universo con las herramientas que nos proporcionan los sentidos y la razón, dejando de lado e ignorando cualquier otra manera de interpretar los eventos.

    Cualquier experiencia que pueda ser catalogada como mística yacerá en los dominios de la fe, considerándose, por tanto, como científico, verdadero e irrefutable, toda aquella percepción que concuerde con los registros y explicaciones basadas en los paradigmas válidos y cuyos horizontes naturalmente no dejaran de ampliarse con el pasar del tiempo, pero, siempre y cuando sean sustentados por alguna idea anterior que pueda respaldarlos.

    La ciencia bajo estas premisas, se corresponde con el registro de las experiencias que podamos percibir con nuestros sentidos y cuya explicación, basada en los esquemas de la razón establecida, pueda ser elaborada a partir de estos. Entonces, el trabajo del científico es contribuir al acerbo colectivo mediante toma de datos y/o su posterior análisis. Los sujetos de conocimiento (es decir, las definiciones que hacemos) son elaboradas con base en objetos individuales y auto contenidos.

    La relación de cada uno de estos objetos con su respectivo entorno, no es más que una circunstancia que se estudia en cada caso, más no forma parte de la esencia misma de ellos.

    Bajo estos contextos sir Isaac Newton desarrolla su Teoría de Gravitación, dando con ello el punto de partida a lo que actualmente conocemos como "La física clásica" en su ya célebre libro "Principia". Si bien interesantes descubrimientos fueron hechos posteriormente, se puede señalar sin ninguna duda que no hubo cambios radicales en el pensamiento de los hombres de ciencia hasta la entrada del siglo XX.

    Haciendo alusión a esta etapa, Bachelard asevera: "este período que representa el `estado científico´, en preparación a fines del siglo XVI, se extendería hasta todo el siglo XIX y comienzos del XX.

    Con el siglo XX, aparecen en escena Albert Einstein con su Teoría de la relatividad y Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg con sus leyes sobre la mecánica cuántica, quienes revolucionaron de forma completa la interpretación de la realidad y por ende la visión que se tenía del universo.

    Si bien, es reconocida la trascendencia que tuvo Einstein en el cambio de ideas sobre la forma de concebir el mundo, no es menos cierto que las cosas habían comenzado a cocinarse tiempo atrás. La visión del universo como un reloj infinito divino, determinista, exacto y ordenado, había comenzado a ser corroída desde varios frentes.

    Podemos decir que, las ideas evolutivas de Charles Darwin invitaban a abandonar la concepción definitiva y estática de los estados. El todo es más un objeto sometido por y para el cambio que una idea o una ruta a un destino determinado.

    Distintos y numerosos aportes, sucedidos en el campo de la investigación atómica y subatómica se disponían a barrer con las bases del modelo clásico, pero faltaba el detonante; entonces, surgen las publicaciones realizadas por el destacado físico Einstein; sus planteamientos rompen con lo establecido: constituyendo la arremetida más fuerte, la declaración de que el tiempo ya no constituye un continuo absoluto, inmutable e independiente con lo que sucede en y a través de él, como fue creído durante largo tiempo, sino que está íntimamente asociado, no sólo al espacio en el cual transcurre sino a los objetos que allí se encuentran y además a la velocidad con la cual estos se desplazan.

    Sin embargo, los otros ataques al modelo clásico no eran de menor cuantía. La aparición de la Física Cuántica, la cual se encarga del estudio de lo que ocurre a nivel subatómico. Contribuye notablemente, a disolver de la cabeza del hombre las ideas que los objetos son autocontenidos y sus propiedades absolutas.

    El Principio de Incertidumbre de Heisenberg, que enuncia que solo podemos determinar con exactitud la velocidad o bien la posición de una partícula, pero jamás ambas, lleva a considerar que de alguna manera el entorno siempre va a influir en las propiedades de lo observado.

    Otros descubrimientos y desarrollos teóricos apuntaban en esta misma dirección: se debía tomar la idea de que todo estaba relacionado, que las entidades independientes son útiles sólo para un análisis general, pero que si se pretendía llegar a entender mejor la realidad, había que necesariamente desechar el paradigma clásico.

    Con el fin de dar una idea somera sobre la física cuántica, se mencionaran algunos puntos generales de la misma: básicamente podemos decir que la física cuántica estudia las partículas subatómicas, sus características y su interacción entre ellas, lo cual representa el aspecto más resaltante, pues el nuevo paradigma se centra en los sistemas y en sus relaciones, más que en descripciones de componentes.

    Sin duda existen numerosos principios y leyes en este campo, sin embargo, basta con comprender el Principio de Incertidumbre (ya enunciado), la idea de dualidad corpúsculo-onda, una partícula puede ser una onda y una onda, a su vez, puede ser una partícula, todo depende de la medición que se haga y lo que se quiera ver, y el hecho de que ya no interesa pensar en absolutos, sino en probabilidades (lo cual actualmente se interpreta en posibilidades de existencia); al respecto, surge la famosa frase, célebre, de Einstein, el cual se oponía a dicha teoría, Dios no juega a los dados con el universo. Lo que interesa es la transición entre el estado inicial y final o sea el cambio en la conciencia de la realidad.

    Otro aspecto de resaltar, es que la mecánica cuántica admite la posibilidad de que el objeto esté en una superposición de estados antes de ser observado y en un estado definido después de ser observado, esta peculiar característica, que no tiene cabida en nuestra intuición, nos pone en frente de otra de las revoluciones conceptuales de la mecánica cuántica: la pérdida de la existencia de una realidad objetiva en favor de varias realidades que existen simultáneamente, esto nos lleva a la concepción de universos paralelos los cuales pueden coexistir en un mismo espacio pues no son interactuantes.

    Se puede decir que, todo lo que aporta esta disciplina a la ciencia moderna, a la larga, se desborda hacia otras, o sea, al conocimiento general produciéndose por tanto el cambio de paradigma deseado.

    Surgen en este punto algunas interrogantes y una de ellas es: ¿cuál es ahora la conciencia de la realidad en que estamos? y hay sorpresas muy grandes en la posible respuesta. La percepción lineal (causa efecto) y autocontenida de los hechos, a la que estaba acostumbrado el hombre occidental, se ve abofeteada al darse cuenta de que los procesos son más bien holísticos (engloban el todo), visión que ya existía en la humanidad algunos milenios atrás, cultivada por las civilizaciones orientales. Fritjof Capra, el físico autor de El tao de la física" publicado en los años 70, da una versión de estos hechos: la tendencia del pensamiento científico, en la búsqueda de entender el todo, poco a poco se vuelca en busca no sólo de nuevos modelos matemáticos que permitan entender, sino también en ideas filosóficas radicalmente nuevas (por lo menos para el occidente).

    En consecuencia, estas ideas no son tan descabelladas. Si lo que se persigue es una visión holística, que interprete todo, es imperativo observar todos los aspectos de la experiencia humana, ya lo decía Borges a su modo: "El hombre ha vivido todas las vidas", negarse a un aspecto de ellas es negarse una parte de sí mismo y por ende coartar el camino a la verdad.

    Extensos y variados han sido los comentarios realizados respecto al cambio del paradigma científico, pero no ha sido así el trato sobre el recuento del nuevo sendero que debe orientar la Filosofía. Esta, por definición, no es otra que el amor a la sabiduría y dado que está contenida en gran parte por lo que la mente pueda ser, sería bueno entender qué pasa con esta última.

    El planteamiento de Descartes estaba orientado en una mente individualizada a los eventos. Una mente que extrae a través de los sentidos las distintas percepciones del universo y las transforma en sujetos.

    Dichos sujetos siendo los retratos de objetos que en apariencia son individuales e independientes del entorno, los cuales son meras circunstancias. Las herramientas de análisis aportan a crear esta conciencia de división, de orden en los eventos, uno después de otro, siendo incluso la misma conciencia una consecuencia de la existencia de la mente, un efecto de estar pensando.

    Surge entonces, la imperiosa necesidad de buscar alternativas que ayuden a producir conocimientos, estos indudablemente deben tener la característica de científica, comprobado está que la visión racionalista y su método no es el camino más adecuado para la producción científica, eso se debe a que deja fuera el estudio de la conciencia en el proceso mismo de producción de ciencia.

    La ciencia es posible por la existencia de la conciencia, si no existiera la conciencia no se podría producir ciencia.

    Aparece la visión holista con su enfoque integral, la nueva ciencia construye nuevos conceptos para estudiar las experiencias de los organismos con conciencia. Esto incluye, de manera central, la experiencia espiritual humana. La nueva ciencia con conciencia percibe el universo no como un conjunto de objetos, sino como una comunidad de sujetos. La visión holista, se manifiesta como una alternativa para superar los paradigmas dogmáticos y cientificistas, basándose en nuevos principios de comprensión de la realidad:

    – Unidad

    – Totalidad

    – Desarrollo cualitativo

    – Trans-disciplinariedad

    – Espiritualidad. Aprendizaje

    De esta visión holística está impregnada la filosofía oriental, la cual entra en contraste con la occidental, antepone la voluntad unificadora, la conciencia total, como un todo de donde surge el resto. Entonces, es posible encontrarse con conciencias individuales más "desarrolladas" que otras, por el hecho de hallarse más compenetradas con el entorno.

    Esta concepción holística, desjunta a la percepción judeo-cristiana de un ser superior que crea, observa y castiga pero no es parte del todo o a la idea racionalista de que cada objeto es independiente, encuentra la armonía con las nuevas tendencias científicas que indagan en la interrelación más que en las propiedades de los elementos. Pensadores optimistas declaran que de seguir este camino (el abrazar la filosofía oriental-holística manteniendo la razón como poderosa herramienta), el hombre estará más cerca de encontrar una verdad que si sólo se atiene a un aspecto.

    Algunas de las ideas esquematizadas y aquí expresadas son consecuencia no sólo de una lectura escrupulosa y holgada, sino que parten de un plano instintivo, y representan el producto de la reflexión sobre la condición de percepción de la realidad.

    El modelo clásico mecanicista (sustentado entre otros por Newton, Galileo y Copérnico) que considera el universo como un sistema mecánico y el cuerpo humano como una máquina, donde prevalecen la competitividad por sobrevivir y la ley del más fuerte, así como la creencia en un progreso material ilimitado, representa en parte el centro del conflicto que ha llevado a las sociedades modernas a los problemas actuales y a la crisis planetaria que actualmente vivimos.

    Por otra parte, de acuerdo a las ideas que se han expuesto podemos expresar que la realidad es una manifestación subjetiva de la conciencia, y que a su vez la conciencia es una manifestación subjetiva de las interacciones que ocurren entre los elementos fundamentales que nos componen como seres humanos, y todo esto a su vez es una manifestación probabilística de las múltiples posibilidades determinadas por las leyes de la mecánica cuántica.

    En razón de ello y en concordancia se concluye que la realidad, cualquiera que ella sea, no puede presentarse más que en términos de una totalidad que engloba toda forma de manifestación y de consciencia y, por lo tanto, a todos los seres individualizados así como a nuestro pensamiento que los está concibiendo.

    Es evidente, de acuerdo a las consideraciones realizadas, que existe un marcado paralelismo entre algunos de los planteamientos realizados por la mecánica cuántica y algunas ideas del misticismo oriental. En este orden de ideas, cabría señalar que el mundo es, como decía Buda, un océano de sufrimiento, y el budismo es como decía Einstein la religión más compatible con la ciencia.

    Para culminar y fijando una posición dialéctica solidaria que permite seguir la indicación de Pascal creo que es imposible conocer las partes sin conocer el todo y que no es posible conocer el todo sin conocer particularmente las partes, considero particularmente que este principio podría conducirnos a superar el conocimiento fragmentario establecido por el modo de pensar reduccionista del cual está impregnada nuestra sociedad en todos los ámbitos del conocimiento y, además podría también guiarnos a remediar la funesta desunión entre el pensamiento científico, que disocia el conocimiento y no reflexiona sobre el destino humano, y el pensamiento humanista, que ignora los aportes de las ciencias que pueden alimentar sus interrogantes sobre la vida, su existencia y sobre el mundo.

    En ese contexto, Ibáñez, J. (2007) considera que en los periodos normales de una ciencia, el científico suele investigar circunscribiendo su actividad en un área bien definida. Esta concierne al paradigma vigente en su ámbito de conocimiento. El paradigma presenta pues con un conjunto de problemas definidos, junto con unos métodos que se consideran adecuados para conseguir los objetivos establecidos. Si el experto culpa al paradigma de no haber logrado resolver algún problema, estará expuesto a las mismas acusaciones que el carpintero que culpa a sus instrumentos.

    Sin embargo, el corpus doctrinal siempre alberga fallos o anomalías que, a la larga, pueden llegar a tener tal gravedad como para generar una seria crisis en el paradigma vigente. De no poderse resolver, este será finalmente rechazado y reemplazado por otro nuevo que no es compatible con el anterior. La mera existencia de problemas irresolutos en un paradigma, no constituye en sí misma una crisis.

    Siempre se presentan anomalías. Solo bajo condiciones especiales estás últimas pueden conducir a una crisis de credibilidad en sus principios, por parte de la comunidad implicada (los que Lakatos alegaría que afectan al núcleo central de la teoría).

    Se considerará que una anomalía es particularmente grave si se juzga que afecta a los propios fundamentos de un paradigma y resiste cualquier intento de resolverla por parte de los miembros de la comunidad científica normal. También se considera que las anomalías son serias si incumben a alguna demanda o necesidad social apremiante.

    Este podría ser el caso, por ejemplo, de la actual necesidad de disponer de información edafológica con vistas a resolver ciertos problemas ambientales acuciantes para las sociedades modernas industrializadas, bajo un paradigma claramente agronómico-productivista que no lo proporciona debidamente. Sin embargo, personalmente coincido con Kuhn que nos enfrentamos a problemas conceptuales inherentes al corpus doctrinal de la disciplina, más que a otros de índole metodológica y/o tecnológica.

    Con ello quiero decir que Thomas da prioridad a las crisis conceptuales frente a las de otra índole. Lógicamente, la severidad de una anomalía también se encuentra relacionada con el tiempo trascurrido desde que se detectó, obligando a parte de la comunidad científica a intentar dar cuenta de ella, es decir a eliminarla. Obviamente, la cantidad de anomalías serias detectadas,  es otro factor a tener muy en cuenta en el surgimiento de una crisis.

    De acuerdo con Kuhn, analizar las características de un período de crisis en la ciencia exige tanto la competencia de un psicólogo como la de un historiador. Cuando se llega a considerar que las anomalías plantean al paradigma serios problemas, comienza un período de "inseguridad profesional profunda". Este es el estado anímico actual de le comunidad de expertos en ciencias del suelo. Tal aseveración puede constatase sin dificultad acudiendo a las declaraciones publicadas por una buena parte de su establishment, como ya analizaremos en otro post. 

    Con el transcurrir del tiempo, los intentos con vistas a resolver el problema o anomalía, devienen gradualmente más radicales, debilitando progresivamente las reglas conceptuales y metodológicas establecidas por el paradigma. Los científicos normales comienzan a entablar discusiones metafísicas y filosóficas, tratando de defender las innovaciones que individualmente proponen sus colegas.

    Estas de por sí pueden atesorar rasgos epistémicos que serían considerados sospechosos o rechazables desde el punto de vista ortodoxo que impone un paradigma. Más aún, los científicos comienzan incluso a expresar abiertamente su descontento e intranquilidad con respecto a aquel. Personalmente, no albergo duda alguna que, desde la percepción kuhniana, la edafología se encuentra en una fase de crisis que reclama un nuevo paradigma.

    Y aunque pudiera sorprender esta ya ha sido esbozado recientemente. Otra cosa bien distinta será si es el finalmente abrazado por todo el colectivo o habrá que esperar a una nueva proposición.

     Una vez que un paradigma ha sido debilitado y socavado hasta el punto de que sus defensores pierden su confianza en él, llega el momento de la revolución. La gravedad de una crisis aumenta cuando hace su aparición un paradigma rival. El nuevo paradigma, o un indicio suficiente como para permitir una posterior articulación, surge de repente, a veces en medio de la noche, en el pensamiento de un hombre profundamente inmerso en su crisis profesional. 

    Los paradigmas rivales considerarán lícitos o significativos diversos otro tipo de cuestiones que con anterioridad se consideraban triviales, a la par que se proponen normas de actuación diferentes e incompatibles frente a las defendidas años atrás.

    El paradigma en el que comienza a trabajarse guiará el modo en que el científico vea un determinado aspecto del mundo.

     No existe ningún argumento puramente lógico que demuestre la superioridad de un paradigma sobre otro y que, por tanto, impulse a cambiarlo racionalmente. Una razón de que no sea posible tal demostración estriba en el hecho de que en el juicio de un científico sobre los méritos de una teoría científica intervienen muchos factores.

    La decisión del investigador dependerá de la prioridad que dé a cada uno de ellos. Los factores incluirán cosas tales como la simplicidad, la conexión con alguna necesidad social urgente, la capacidad de resolver algún determinado tipo de problema, etc. 

    Una segunda razón de que no exista una demostración lógicamente convincente de la superioridad de un paradigma sobre otro surge del hecho de que los partidarios de los paradigmas rivales suscribirán distintos conjuntos de normas, principios metafísicos, etc.

    Juzgando por sus propias normas, el paradigma A podrá ser considerado superior al paradigma B, mientras que si se utilizan como premisas las normas del B, el juicio podrá ser diametralmente opuesto.

    Recordemos que, la conclusión de una argumentación es convincente solamente si se aceptan sus premisas. Los partidarios de paradigmas rivales no aceptarán las premisas de los contrarios y por lo tanto no se dejarán convencer necesariamente por sus argumentos. Por esta razón, Kuhn compara las revoluciones científicas con las revoluciones políticas.

    Así como las convulsiones políticas pretenden cambiar las instituciones políticas por unos medios que las estas últimas prohíben (y en consecuencia falla el recurso político), también la elección entre paradigmas rivales resulta ser una elección entre modos incompatibles de vida comunitarias y ningún argumento puede ser lógico, ni siquiera probabilísticamente convincente.

    Empero con ello no queremos decir que los argumentos esgrimidos por los defensores de doctrinas rivales no sean importantes a la hora de tomar decisiones personales o colectivas.

     La naturaleza de los factores y circunstancias relevantes con vistas a que los científicos cambien de paradigma es algo que debe descubrir la investigación psicológica y sociológica. Así pues, se presentan diversas razones vinculadas entre sí que generan la imposibilidad de encontrar argumentaciones lógicas que fuercen a un individuo o una comunidad al abandono de un paradigma y reconversión a otro.

    No hay un criterio único e inequívoco por el que un científico pueda juzgar el mérito o porvenir de un paradigma. Adicionalmente, como hemos mentado, los defensores de los programas rivales suscribirán distintos conjuntos de normas, e incluso verán el mundo de distinta manera y lo describirán con un lenguaje diferente.

    El propósito de los argumentos y discusiones entre defensores de paradigmas rivales debe ser persuadir y no coaccionar. Hablamos pues de la polémica aseveración de Kuhn de que los paradigmas rivales son "inconmensurables". Se trata de una de las proposiciones de Kuhn que más polémicas despertó entre sus colegas.

     Una revolución científica corresponde al abandono de un paradigma y a la adopción de otro nuevo, no por parte de un científico aislado sino por una comunidad científica en su totalidad. A medida que se convierten más científicos, por diversas razones, al nuevo paradigma, se genera paulatinamente cambio en la distribución de las adhesiones profesionales.

    Para que la revolución tenga éxito, tal correlación de fuerzas debe decantarse drásticamente hacia el paradigma novedoso e incluir a la mayoría de los miembros del colectivo implicado, permaneciendo tan solo un pequeño grupo de disidentes románticos que a la postre serán excluidos de la nueva comunidad científica y tal vez se refugiarán en otros campos, o en un departamento de filosofía hasta su extinción.

    Con relación a la aplicabilidad de los planteamientos del autor a la vida de quien escribe, más que aprendizaje deja una serie de interrogantes tales como: ¿Qué es lo que existe verdadera y fundamentalmente, y qué es la propia existencia? Preguntas que llevan a la comprensión que si, además de la realidad física, existen en el universo cosas como la deidad, objetos abstractos como los números, y valores como la bondad y la belleza; y, en el caso de existir de qué modo.

    Bibliografía

    1-LAZLO, Ervin. El Cambio Cuántico. Editora INNER. Estados Unidos. 2008.

    2-IBAÑEZ, José. Los Cambios de Paradigma de la Ciencia. Revista CIDE. Madrid, España. 2007.

    3-BRICEÑO, José. El Cambio Cuántico. Revista EDUCERE. Caracas, Venezuela. 2009.

     

     

    Autor:

    Francisco Artiles

    Start of the Phase II

    Essay about Quantum Shift in the Global Brain: How the New Scientific Reality can Change Us and Our

    World

    ATLANTIC INTERNATIONAL UNIVERSITY

    HONOLULU, HAWAII

    SUMMER 2015