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Problemas de la dualidad monetaria en Cuba


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía

Resumen:

El país se encuentra en un momento de intenso debate sobre los problemas que afectan a la sociedad cubana actual. En los diversos planteamientos surgidos sobre las dificultades económicas ha tenido un alto protagonismo la dualidad monetaria, por las grandes distorsiones que provoca tanto en el sector empresarial como en el de la población. En este trabajo se analizan los principales efectos económicos de este fenómeno sobre la economía cubana desde una perspectiva diferente. En el desarrollo de la investigación se utilizaron diferentes métodos de carácter general, como el análisis y la síntesis, así como otros de carácter específico, tales como la recopilación de datos, la observación y la revisión de documentos y el análisis de estadísticas. Puede servir de base para la elaboración de políticas económicas con una base científica más completa que posibilite un perfeccionamiento futuro de la economía cubana.

Palabras claves: dualidad monetaria, régimen cambiario, tipo de cambio, segmentos empresariales, empresas.

Introducción

Desde inicios de los 90, la economía cubana comenzó a funcionar sobre la base del dólar estadounidense, como consecuencia de la crisis económica que atravesó el país. El turismo, la inversión extranjera, las remesas y otros sectores emergentes empezaron a usar como medio de pago el dólar. De esta forma, se intentaba aislar el desarrollo de tales sectores de los desequilibrios e inestabilidades imperantes en el resto de la economía.

Como la dolarización fue parcial, pues el peso cubano siguió operando en gran cantidad de áreas como medio de pago y reserva de valor, la dolarización equivalió, en realidad, a una dualidad monetaria.

Después de aproximadamente diez años, el gobierno cubano implementó un conjunto de medidas que al principio «desdolarizaron» las cuentas corrientes y las transacciones entre las empresas estatales cubanas, y luego la red de tiendas minoristas y gran parte de las cuentas de ahorro de la población.

Si en aquel momento el dólar estadounidense se hubiese reemplazado por el peso cubano, la desdolarización habría significado la eliminación de la dualidad monetaria. Pero no ocurrió así. Entre 2003 y 2004, la moneda que sustituyó al dólar fue el peso cubano convertible (CUC). De esta forma se llega a la situación presente, en que la economía ya no está dolarizada, pero se mantiene la dualidad monetaria, al circular paralelamente dos signos monetarios nacionales.

La dualidad monetaria que rige en Cuba es una consecuencia de la crisis económica de los 90, cuando se introdujo el dólar, luego reemplazado por el peso convertible sin eliminar el peso cubano. En la actualidad, existe un consenso bastante amplio, tanto en ámbitos académicos como en el gobierno, en que este sistema genera una serie de distorsiones y efectos negativos y que, por lo tanto, debe eliminarse.

La dualidad monetaria ha sido una de las medidas que ha tenido mayores implicaciones en la configuración del modelo económico actual, tanto desde el punto de vista macroeconómico como en el plano institucional y regulatorio. Por ello este trabajo se centra en explicar los problemas principales que implica la existencia de la dualidad monetaria en Cuba así como los beneficios de su eliminación, lo que nos permitirá una mejor comprensión de esta compleja problemática.

Desarrollo

Las características de la política cambiaria cubana, con la presencia de la dualidad monetaria como su principal elemento, traen consigo una serie de problemas en el funcionamiento de la economía que se exponen a continuación:

  • 1. Se consolidó un modelo económico dual bajo el cual quedaron diferenciados segmentos empresariales no sólo en cuanto al tipo de moneda para transacción sino también en cuanto a los mecanismos económicos utilizados, el acceso a financiamiento, la autonomía en las decisiones y el nivel de competitividad.

En un primer momento, se distinguieron dos grandes sectores en la economía.

  • Sector emergente: que comenzó a transar directamente en dólares y luego en pesos convertibles -aislándose de los desequilibrios monetarios del resto de la economía- y a operar con mecanismos de gestión y control más descentralizados.

Tal hecho introdujo mayor flexibilidad en la toma de decisiones empresariales y permitió con una orientación de mercado hacer más dinámico y eficiente el proceso de inserción.

  • Sector tradicional: conformado por empresas cuyas producciones estaban dedicadas a garantizar bienes y servicios con fines sociales (subsidiados o gratuitos) o que no reunían la competitividad requerida para insertarse en los mercados en divisas.

Este sector continuó transando en moneda nacional y sus empresas, que normalmente están vinculadas al sector presupuestado de la economía, continuaron dependiendo de asignaciones o decisiones centralizadas de divisas para efectuar importaciones. Desde la cuenta única de ingresos en divisa del Estado, creada con la Resolución 92 de 2005, el Ministerio de Economía y Planificación (MEP) y el Banco Central de Cuba (BCC) asignan discrecionalmente las divisas disponibles.

Posteriormente, se adoptaron estrategias que contribuyeron a incentivar el nivel de competitividad de las empresas del sector tradicional, como fue por ejemplo, permitir a las empresas del sector tradicional concurrir al mercado interno en divisas para las transacciones intraempresariales y la venta de bienes y servicios a la población. Esto se convirtió en una importante fuente de autofinanciamiento para dichas empresas y sin duda actuó como un estímulo al desarrollo de la industria nacional.

  • Empresas pertenecientes en sus orígenes el sector tradicional y que hoy operan con ambas monedas simultáneamente.

En la medida en que se fue consolidando el modelo dual, un tercer grupo de empresas fue ganando importancia y hoy posiblemente constituya la mayor parte del sector empresarial con una tendencia creciente. Dichas empresas operan con ambas monedas simultáneamente dependiendo del destino de sus producciones o la fuente de sus insumos. Este tipo de empresas tiene su sistema contable, fundamentalmente, en pesos, pero a medida que se han insertado en el mercado de divisa, ya sea en el mercado interno en divisas para la población o como proveedores de bienes intermedios a otras empresas del sector emergente, se ha ampliado el volumen de sus transacciones en divisa y en consecuencia su contabilidad mixta[1]Adicionalmente, la inserción en mercados más dinámicos les ha permitido transitar hacia esquemas económicos de mayor autonomía.

Las empresas con cuentas bancarias en pesos convertibles si pueden adquirir divisas para hacer importaciones y cumplimentar otros pagos internacionales mediante el mecanismo de control diseñado en la resolución 65 de 2003.

La segmentación de sectores y mercados, se convirtió en una de las principales características del modelo dual, actuando de mecanismo de ajuste ante la crisis de divisa y como alternativa al ajuste de precios vía devaluación.

Inicialmente la segmentación permitió:

  • Aislar al sector emergente de los desequilibrios monetarios internos.

  • Crearle las condiciones para su inserción en el nuevo escenario internacional.

  • Proteger al sector tradicional de un ajuste indiscriminado resultado de la crisis económica con altos costos en términos de empleo.

  • Establecer un sistema de transferencias para garantizar los programas sociales prioritarios y lograr el reacomodo gradual de la economía a las nuevas circunstancias.

  • 2. Implementación de regímenes cambiarios implícitos sin vasos comunicantes directos entre ellos.

Estos son:

  • Régimen de flotación sucia para las transacciones con la población de1995-2001 y de 2002 hasta la actualidad de tipo de cambio fijo.

Para las personas naturales, 24 pesos cubanos equivalen a un peso convertible. A esta tasa se realizan las operaciones de compraventa en las casas de cambio. Las personas naturales acceden a ciertos mercados de bienes y servicios en pesos cubanos y en pesos convertibles. También tienen cuentas de ahorro denominadas en estas dos monedas y en dólares estadounidenses.

La tasa de cambio del peso cubano en Cadeca –24 a 1– es determinada por el Comité de Política Monetaria del Banco Central.

En las casas de cambio, además, se compran y venden divisas a cambio de pesos convertibles. La tasa es de un peso convertible igual a un dólar estadounidense. La tasa de cambio del peso convertible con respecto a otras divisas depende del valor del dólar en el mercado financiero internacional. Cuando la población o los turistas venden dólares estadounidenses en las casas de cambio, pagan el gravamen de 10%.

  • Régimen de tipo de cambio fijo con controles para las empresas y unidades presupuestadas.

Para las empresas e instituciones, un peso cubano equivale a un peso convertible[2]La tasa de cambio del peso cubano en las empresas –llamada también «tasa de cambio oficial del peso cubano»– funciona sobre todo para propósitos contables: para la conformación de los balances de las instituciones que operan con las dos monedas y para el registro de las cuentas nacionales.

Para realizar importaciones y pagos internacionales se aplica el mismo tipo de cambio que para la población: 1 peso convertible es igual a 1,08 dólares, la relación con otras divisas depende del valor del dólar en el mercado financiero internacional.

  • Régimen de dolarización total para el sector emergente.

Las empresas e instituciones extranjeras se mantienen funcionando en dólares. En algunos casos, por iniciativa propia, han solicitado al BCC licencia para operar en pesos convertibles.

Las personas jurídicas no pueden comprar pesos convertibles o divisas con sus ingresos con sus ingresos en pesos cubanos. Ello:

  • Debilita el mercado interno.

  • Provoca segmentaciones.

  • Reduce los encadenamientos de las empresas cubanas tanto con el sector externo como entre ellas mismas.

A las empresas que ingresan pesos cubanos les resulta muy difícil realizar importaciones para completar su ciclo económico.

El sector empresarial abandona o no pone todos sus esfuerzos en desarrollar actividades en pesos cubanos. Estas actividades pueden ser muy importantes para el país, pero tienen la limitante de que la empresa no tiene como utilizar posteriormente lo ingresos en pesos cubanos.

  • 4. Reorientación del patrón de crecimiento hacia el mercado interno.

En la década de los noventa las actividades más dinámicas han sido aquellas vinculadas a los mercados internos en divisas y el turismo, en contraposición al comportamiento de las exportaciones.

El sistema actual incentiva a las empresas a comercializar lo que reporte pesos convertibles y muchas veces no coincide con las actividades que más necesita la economía lo que limita también la sustitución de importaciones.

  • 5. No estimula las inversiones en pesos cubanos de las empresas cubanas y extranjeras.

Son sectores que deben esperar la asignación centralizada de divisas del Estado para poder operar.

  • 6. El tipo de cambio para las empresas e instituciones, donde un peso cubano equivale a un peso convertible se encuentra extremadamente sobrevalorado (2300%)[3].

Ello distorsiona casi toda medición económica que se haga, desde los distintos balances contables de las empresas hasta el cálculo del PIB. El excesivo valor del peso cubano mantiene artificialmente rentable a un conjunto de empresas y engañosamente irrentable a otro sin que exista una relación verídica entre rentabilidad y eficiencia.

En particular afecta a las exportaciones y estimula las importaciones, además de que contablemente no se refleja el real costo de los productos importados. El tipo de cambio oficial entonces no permite evaluar la competitividad de los servicios y bienes cubanos, desestimulando la sustitución de importaciones, dado que por cada dólar ahorrado la empresa solo recibe el beneficio de un peso convertible.

Como consecuencia el presupuesto del Estado – y posiblemente el déficit – están distorsionados:

  • Gran parte de los subsidios que actualmente asigna el presupuesto a las empresas con pérdidas no tendrían lugar con otra tasa de cambio.

  • Al mismo tiempo el presupuesto deja de captar ingresos derivados de la rentabilidad de las empresas, que hoy queda oculta por la sobrevaloración del tipo de cambio.

Por supuesto una devaluación del tipo de cambio llevaría también al incremento de los gastos fiscales por ejemplo:

  • Aumenta el valor en pesos del componente importado de las inversiones presupuestadas.

  • Aumento el monto de los subsidios a productos alimenticios importados que el Estado vende a la población.

El resultado neto sobre el déficit es bastante difícil de estimar ya que la devaluación tendrá diferentes impactos cruzados en el sector empresarial.

  • 7. Usualmente la doble moneda tiende a identificarse con las desigualdades de los ingresos.

Hay dos razones que contribuyen a ese criterio:

  • Primero, el hecho de que las ramas de más baja productividad y los salarios se hayan mantenido desde los 90 en pesos cubanos, mientras que se desarrollaron segmentos dolarizados vinculados a las actividades de mayor dinamismo, como el turismo y la inversión extranjera.

Se fue creando entonces una diferencia entre los trabajadores del Estado con bajos salarios –que financiaron indirectamente el empleo y los gastos sociales durante la crisis a través del «impuesto inflacionario»– y las familias que pudieron acceder a otros ingresos fuera de los márgenes del sector estatal tradicional, provenientes de las remesas y contratos en el exterior de artistas, deportistas y, más recientemente, médicos y otros profesionales, entre otros. Otra fuente de ingresos alternativa al salario –también en dólares y luego en pesos convertibles – ha sido una ilegalidad creciente que abarca hoy gran parte de la economía. Como los salarios que paga el Estado se cotizan en pesos cubanos y este conjunto de actividades emergentes se realiza en pesos convertibles, se ha originado la percepción de que la dualidad monetaria es la causa de las desigualdades.

Sin embargo, son los bajos salarios los que principalmente condicionan las inequidades. A su vez, los bajos salarios están determinados por la baja productividad, la ineficiencia de las empresas estatales en determinadas ramas y, en general, el sistema estatal centralizado, el difícil entorno internacional que enfrenta Cuba desde los 90 y la política de pleno empleo (la tasa de desempleo es actualmente de 1,8%). Por tanto, las desigualdades terminan siendo no un tema monetario, sino una cuestión estructural.

  • La segunda razón que tiende a asociar doble moneda con desigualdad es la falta de información y de análisis expuestos de manera pública. Son escasas las publicaciones que abordan la dualidad monetaria, en los medios de comunicación cubanos no se debate sobre este asunto y el propio discurso oficial en ocasiones asoció las diferencias en los ingresos con la dolarización y la doble moneda.

El problema es que tal desconocimiento se ha convertido en expectativas y demandas por parte de la población para que se mejoren los ingresos reales y se reduzcan las diferencias a través de la eliminación del sistema de doble moneda. A mediados del 2008, el Partido Comunista de Cuba distribuyó un documento en el que por primera vez se analiza integralmente el asunto, intentando poner coto a las expectativas de la población. En el documento se explica que «la solución a la pérdida del poder adquisitivo del salario no depende de decisiones cuyo alcance fundamental se limiten a la esfera monetaria, sino del sustento productivo». De acuerdo con este texto, la dualidad monetaria «no es una medida que crea de por sí riqueza»[4]. No es un fin, es un medio.

De hecho, después de haber sustituido en los últimos años el dólar por el peso convertible las desigualdades se mantienen. Lo mismo probablemente sucederá cuando se decida eliminar la dualidad monetaria y se sustituya el peso convertible por el peso cubano en los mercados de la población[5]

En ocasiones, indistintamente se habla de dualidades monetarias y dualidades económicas, en referencia esto último a las desigualdades en los ingresos. Sin embargo, no son los mismos fenómenos. Cada uno responde a diferentes causas y la solución de uno no lleva necesariamente a la solución del otro.

En analogía, para sustituir el peso convertible por el peso cubano y eliminar así la dualidad monetaria en los mercados de la población, lo que habría que hacer es transformar los precios en pesos convertibles a pesos cubanos multiplicándolos por la tasa de cambio vigente, en estos momentos en 24 pesos cubanos por 1 CUC. Por ejemplo, un litro de aceite que ahora su precio es 2.15 CUC tendría un precio de 51.6 pesos cubanos. Todos los ingresos personales deberían ser cambiados a pesos cubanos en Cadeca para poder consumir dentro de Cuba. Los ingresos en pesos cubanos se podrían utilizar directamente para consumir en los mercados que ahora operan en pesos convertibles sin necesidad de pasar por Cadeca.

Evidentemente, la eliminación de la dualidad monetaria en los mercados de la población no acabaría con las desigualdades.

Para el cambio de precios de pesos convertibles a pesos cubanos no puede tomarse otra que la tasa de cambio vigente en Cadeca, debido a que esta es la tasa de cambio que refleja la disponibilidad de divisas existentes en el país para respaldar los pesos cubanos en circulación.

Un camino que se puede seguir utilizando para reducir las desigualdades entre los ingresos -que no depende de la eliminación de la dualidad monetaria- es ir revaluando progresivamente la tasa de cambio de Cadeca. Sin embargo, esto no descansa en una decisión, sino en que existan las condiciones requeridas. El valor de la tasa de cambio obedece a factores reales en la economía, tales como los ingresos por exportaciones, la capacidad de sustituir importaciones, la competitividad de la economía cubana, entre otros.

Otro camino -que tampoco está condicionado a la eliminación de la dualidad monetaria- es el incremento de los salarios y pensiones. Éste también depende de que existan las condiciones en el sector real de la economía, específicamente en la productividad del trabajo. Un incremento de salario nominal que no esté respaldado por un aumento de la productividad se iría a inflación, retornando así el salario real al punto inicial.

En el año 2005 se revaluó la tasa de cambio del peso cubano en Cadeca debido a que el país empezó a recibir mayores ingresos externos y la cuenta corriente de la balanza de pagos experimentó un superávit. Ese mismo año aumentaron los salarios y las pensiones, respaldados por un mayor crecimiento del PIB.

Son en definitiva estos factores los que posibilitarán seguir aumentando el poder adquisitivo de las familias que dependen de los ingresos asociados al sector estatal de la economía. De esta forma se podrán ir reduciendo gradualmente las desigualdades. La dualidad monetaria en el sector de la población puede eliminarse en cualquier momento y ello no representa ningún beneficio o perjuicio adicional en este proceso.

Entre los dos caminos mencionados anteriormente, el incremento de salarios y pensiones tiene mejores efectos redistributivos que la revaluación de la tasa de cambio de Cadeca. El incremento directo del salario y pensiones beneficia a los trabajadores y jubilados del sector estatal. La revaluación de la tasa de cambio beneficia a todas las personas que tienen ingresos en pesos cubanos, tanto a las de bajos ingresos como a las de altos ingresos.

Pueden pensarse algunas otras políticas para reducir las diferencias en la distribución del ingreso como pueden ser extender un sistema impositivo progresivo, eliminar la libreta de abastecimiento y hacer así un uso más eficiente de los recursos fiscales en la protección de las familias de menos ingresos, reducir los precios de los productos de primera necesidad en las tiendas en pesos convertibles, entre otras. Pero ninguna de estas políticas está condicionada a la eliminación de la dualidad monetaria.

Lamentablemente, la política monetaria no puede cambiar de un día para otro la situación de un país. Las condiciones monetarias pueden favorecer el desenvolvimiento de la economía pero los que deciden son los factores reales.

Donde sí pueden existir una gran cantidad de efectos favorables asociados a la eliminación de la dualidad monetaria es en el sector empresarial, los cuales, terminarán también beneficiando a la población. La dualidad monetaria en el caso empresarial se distingue por la imposibilidad que tienen las personas jurídicas de cambiar los pesos cubanos por otras monedas y por la sobrevaloración de la tasa de cambio oficial del peso cubano; para las personas jurídicas 1 peso cubano equivale a 1 CUC. La eliminación de la dualidad monetaria obligaría a resolver estos problemas, ahí radica su mayor beneficio.

En el sector empresarial sí hay un mayor espacio para tomar decisiones de política monetaria que ayuden a dinamizar factores reales. La eliminación de la dualidad monetaria contribuiría al crecimiento económico, al incremento de las exportaciones y a la sustitución de importaciones. Todo ello permitiría sustentar mayores reevaluaciones de la tasa de cambio del peso cubano en Cadeca y nuevos incrementos de salarios y pensiones, variables que aún reflejan las consecuencias de una crisis económica no superada.

Conclusiones

  • 1. La determinación del tipo y régimen de cambio adecuado es una necesidad apremiante para el futuro desarrollo de la economía cubana.

  • 2. En ese contexto, se incluye la necesidad de eliminar la dualidad monetaria, teniendo en cuenta las distorsiones que ésta aporta al desarrollo de dicha economía.

  • 3. Aunque los efectos negativos de la existencia de la dualidad monetaria inciden sobre la economía en su conjunto, estos son más evidentes para el sector empresarial.

  • 4. El efecto positivo de una futura eliminación de la dualidad monetaria en Cuba será más evidente para el sector empresarial, favoreciendo notablemente la recuperación de la industria nacional.

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Autora:

MSc. Diana J. Molina Tarasiouk

Profesora asistente del departamento de Economía de la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas

Partes: 1, 2
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