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Un nuevo modelo atómico 3ra parte (página 2)


Partes: 1, 2

En contraposición con la tendencia actual, que se inclina, por deformación académica, en basar todas sus investigaciones y teorías en formulaciones matemáticas previas, las cuales se han apartado tanto de la realidad, que ya no son reconocibles como lógicas, nuestro intento de presentar un nuevo enfoque comienza por acudir al menospreciado sentido común y la crítica objetiva.

La primera conclusión del examen a que puede someterse la situación de la Física moderna es que ha derivado, como resultado de su resonante pero parcial éxito en el campo de las realizaciones practicas, en una creciente e indiscriminada utilización de la partícula como recurso primero y último de toda investigación.

Los grandes desarrollos tecnológicos en el campo de la aceleración de partículas, unidos a la teorización de estas como componentes de todos los procesos intraatómicos, en desmedro de los campos, han creado un proceso que se retroalimenta y amenaza con convertirse, más allá de los deseos de sus protagonistas, en un moderno Saturno, que devorará a sus hijos.

El nuevo esquema, que tiene algunos puntos de partida afines con las teorías vigentes, nos dice que efectivamente hay en el espacio infinito, una fuente, un manantial de donde surge todo.

Cuerdas, según la física Cuántica- Einsteniana; Cuantos de Planck, según nuestro criterio.

En ambos casos, es algo todavía indefinido y que recibe variadas denominaciones, con gran vibración y energía potencial interna, que porta lo que posteriormente, en su desarrollo y cambio cualitativo, devendrá en Materia y Energía.

Como y porqué se genera y organiza, comenzando con las partículas elementales, el Universo conocido, es materia de especulación, dado que el plano donde se realiza la transformación, es por el momento, una cuestión que está más allá de la Física, cualquiera que sea su orientación.

La teoría de las cuerdas no ha acertado, por el momento, a definir, esta primera etapa. Está atrapada en su propia complejidad.

No encuentra el camino para pasar de la cuerda a la partícula.

Distinto es el caso de la Teoría Anular.

Hemos postulado que los Cuantos de Planck, que reiteramos es solo una denominación provisoria, encuentran la forma de organizarse, por procesos desconocidos, en anillos, a partir de los cuales se originan los Electrones Anulares y los Protones Multianulares.

Estos procesos han sido descriptos, desde los primeros filósofos de la ciencia, como originados en Vórtices, un símil de remolinos o tornados de escala microscópica, agitados o alimentados por una energía no definida.

Los anillos están animados y potenciados por la agitación o vibración original de los Cuantos.

Esta agitación, ya conformado el anillo, se traduce en un giro del mismo sobre su centro, que se convertirá en su eje, que a su vez nos dará el acceso a la comprensión de otros de los pasos necesarios para completar el cuadro: el Espín y los polos magnéticos del Protón y del Electrón.

Este anillo, que gira a la velocidad de la luz, C, por el impulso que le otorgan sus Cuantos, es comienzo de una cadena de sucesos, en realidad simultáneos, que dan respuesta a cantidad de enigmas de la Física moderna y clásica.

Allí se originan los campos Eléctricos y Magnéticos; el Espín o eje de giro del anillo y a su vez concentración del campo magnético, originando sus polos; el Efecto Giroscópico, origen de la Masa Inercial y la Gravedad de la partícula; la Carga eléctrica.

El anillo es el encargado de acumular y emitir radiación, el origen de los Fotones.

Que no son más que segmentos del mismo, como reacción resonante a la presencia de radiación electromagnética.

Es decir, allí comienza la Materia y la Energía, tal como las conocemos.

No existiría, de acuerdo a este postulado, partícula intermediaria alguna.

Del Cuanto de Planck al Anillo, que es la base del Electrón y del Protón.

Postulado: la Materia y la Energía aparecen como resultado de la agrupación de Cuantos de Planck y la formación de los Electrones Anulares y los Protones Multianulares.

Este esquema tiene, además de lo expuesto, la ventaja de suplantar a la errónea postulación del electrón orbital, que partiendo del supuesto que su tamaño es inferior al del Protón, ha originado una cadena de intentos teóricos, cada vez más complejos y francamente abstrusos, que han desembocado en las teorías modernas, inconclusas y erráticas.

El anillo es el equivalente material del electrón orbital y su órbita.

Solo que tiene existencia real, no virtual.

Rompe con esta primera contradicción y desencadena una cadena virtuosa de conclusiones. Exitosas. No contradictorias. Simples. Elegantes. Y que cualquiera puede comprender.

El Electrón Anular

Es la primera de las dos partículas elementales.

Por tales se reconocen aquellas que no pueden ser divididas, por ser estables, naturales, no artificiales. Y que entran en la composición de la materia, en densidad creciente.

El Neutrón no entra en esta categoría, por ser una combinación de Electrón Anular y Protón Multianular y mantenerse como tal solo bajo la influencia del Núcleo.

El resto de las partículas es solo el producto de la intervención humana: artificiales y efímeras, o simplemente imaginadas o, peor aún, quiméricas.

No existe una sola prueba de su existencia en la materia cotidiana. Solo se engendra y muere en los grandes aceleradores, artificiales o cósmicos.

Y en la imaginación de los teóricos.

Tal como lo acabamos de describir, el anillo del Electrón Anular es una pieza

clave de la naturaleza.

Una breve descripción lo confirmará.

El giro de sus componentes cuánticos genera los campos eléctricos y magnéticos, en una etapa anterior a la admitida hasta ahora para esta manifestación, dado que estos campos solo eran reconocidos como posibles a partir del desplazamiento del propio electrón, animado de velocidad vectorial.

O declarados propiedades intrínsecas.

La rotación de este conjunto de Cuantos y Campos convierte al anillo en un elemental giróscopo, que como tal tiene entre sus propiedades la generación de Masa Inercial y su derivación obligada: la manifestación de la Gravedad Celular.

La carga eléctrica es solo una consecuencia de la rotación del conjunto en relación al campo cuántico de fondo.

En realidad también lo son la Masa Inercial y la Gravedad Celular, tanto la del Electrón como la del Protón.

Su centro de giro, donde convergen los campos magnéticos, conformando un eje virtual, que actualmente se denomina Espín, lo dota de propiedades que serán mucho más evidentes en el Protón, de dimensiones mucho más reducidas y propiedades concentradas. Un diámetro 600 veces inferior y una cantidad de espiras 600 veces mayor.

Y completando el esquema, este anillo tiene la propiedad de entrar en resonancia ante la presencia de radiación electromagnética excitante, de frecuencias inferiores y superiores a la de resonancia propia, con el desprendimiento de uno o más segmentos de su cuerpo de Cuantos.

Proporciona así manifestación física al Fotón.

Y su justificación teórica.

Este análisis se repite, en distintas proporciones y magnitudes, en el Protón Multianular.

Las diferencias son cuantitativas y cualitativas, lo que explica su diferente función en el Átomo.

El Protón Multianular.

Al parecer, la naturaleza, con economía de materiales, decide convertir al anillo simple en uno múltiple, arrollando esta espira en sí misma, en una estructura de trompo, hasta llegar a determinar la formación de 600 de ellas (idea aproximada) en un diámetro también 600 veces menor.

Esta modificación genera cambios radicales, dado que concentra en un volumen mucho más pequeño, los campos eléctricos y magnéticos, y el giro de todo el conjunto, con efecto giróscopo, sus consecuencias: Masa y Gravedad.

El producto del aumento de espiras por la reducción del volumen, nos da un aumento de intensidad en sus propiedades, del orden de 300.000 veces en relación al electrón y un aumento de Masa y Gravedad del orden de 1800 veces.

Estos cambios dramáticos son los que ponen al Protón Multianular en condiciones de cumplir con su cometido, en el reducido espacio del Núcleo y en estrecho contacto con otros Protones y Neutrones.

Desde el descubrimiento de la carga del Protón y su situación anómala en el Núcleo, por la que logra mantenerse junto al resto de los nucleones, ignorando el rechazo por igualdad de signo de carga, la Física estuvo buscando una explicación al aparente absurdo.

Acudió en auxilio de la teoría, la imaginación, y de allí, a idear una partícula intermediaria, era cuestión de tiempo, dada la tendencia que todavía predomina, de sacar partículas de la galera de mago, que después se buscaría justificar entre los múltiples trozos que los aceleradores se encargan de fabricar a gusto del interesado.

Nació la postulación de la Fuerza Fuerte, que todavía sobrevive.

Pero la verdadera razón por la que los nucleones pueden mantenerse en estrecho contacto entre sí, son los campos magnéticos del Protón, secundados por el Electrón de Neutrón, que como vimos es un Electrón Nuclear, firmemente anclado en el Núcleo y con funciones muy diferenciadas de los Electrones periféricos.

No escapa a este investigador el hecho que todo este ensayo gira sobre una descripción superficial de las partículas, campos, fuerzas, etc., y que ignoramos todo acerca de las razones profundas por las que se comportan como lo hacen, tanto en terreno de la Química, de la Física o de la Biología.

Ello es lo que da motivos para sospechar que quizás estemos todavía muy lejos de poder describir a la naturaleza y mucho menos, descubrir su propósito final.

Respecto de los esquemas en boga en la física Cuántica, nuestro postulado tiene la enorme ventaja de ser intuitivo, aún cuando serlo pueda ser considerado un error manifiesto y un enfoque primitivo.

Decíamos del Protón Multianular, que sus campos magnéticos, que dan origen a sus correspondientes polos, logran resolver el rechazo de carga, con la colaboración del Neutrón, que se intercala entre Protón y Protón, en general formando parejas Protón/Neutrón.

El electrón Nuclear del Neutrón atraviesa esa zona intermedia y aporta su carga negativa, que contribuye a mejorar la eficiencia del contacto Protón- Neutrón-Protón.

El análisis de los elementos de la tabla periódica muestra que la mayoría de los núcleos consta de nucleones apareados por pares, compuestos de Protones y Neutrones, lo que confirma la existencia de campos magnéticos como elemento de unión, y la posibilidad de formación de "collares" de nucleones.

Esta deducción no era posible hacerla cuando el Protón y el Electrón eran considerados partículas puntuales, sin forma ni cuerpo físico definido.

El simple hecho de reconocer su estructura anular nos pone en camino de resolver todas y cada una de las cuestiones, hasta ahora deliberadamente ignoradas o irresueltas.

Como se ha indicado, el Electrón Anular es el responsable de la emisión de la radiación electromagnética, en forma de Fotones.

Estos son segmentos de su anillo que bajo las condiciones adecuadas, léase Resonancia, pueden ser eyectados.

Estos procesos radiativos son exclusividad del Electrón Anular y en principio están vedados al Protón.

Sin embargo, bajo circunstancias especiales, este puede emitir Fotones de muy alta energía: por ej., los denominados Rayos Cósmicos.

Dada la particular conformación multiespiral del Protón, la posibilidad de emisión fotónica está vinculada a frecuencias muy elevadas, donde el comportamiento de los Fotones es muy difícil de diferenciar del de las verdaderas partículas.

Postulado: el Protón puede emitir Fotones de muy alta energía y frecuencia, bajo condiciones de impacto. Estos Fotones se confunden con partículas, pero no lo son.

Los Fotones protónicos serían segmentos del mismo, excitados o arrancados por choque, por medio de energías cientos de miles de veces superiores a las exigidas a los Fotones electrónicos y con frecuencias que se encuentran en el límite superior del espectro electromagnético.

La dificultad de arrancar Fotones al protón, con su multiplicidad de espiras, su reducido tamaño, su concentrado campo magnético, explican su singularidad.

Y al mismo tiempo hablan a las claras de los inconvenientes encontrados en el estudio de estos procesos, sobre todo los rayos cósmicos, de los cuales todavía ignoramos casi todo.

Este nuevo enfoque quizás pueda contribuir al estudio general de los Fotones protónicos y los rayos cósmicos en particular.

El Neutrón

Fuera del Núcleo y agotada su vida media de 12 minutos, sus partes recuperan su independencia, mostrando así, que no estamos frente a una partícula simple.

Con la sola excepción del Átomo de Hidrógeno, el resto de los elementos posee igual o mayor cantidad de Neutrones que de Protones.

Lo que nos pone en búsqueda de explicación a este comportamiento del Núcleo.

Un primer examen nos dice que aquello que las primeras teorías querían justificar: el giro orbital del electrón, para no ser absorbido por el Núcleo, solo se cumple en la mitad, por lo menos, de los electrones del Átomo.

La existencia de los Neutrones así lo demuestra.

Al reconocer que en el interior de Átomo coexisten con los electrones reconocidos, otra cantidad por lo menos igual, que dado su tamaño exceden las dimensiones del Núcleo y comparten el espacio que lo rodea con los electrones libres, debemos preguntarnos sobre su función.

Una de las materias pendientes en la descripción del átomo y su relación con otros átomos, para formar moléculas y cristales, es la descripción de la necesaria red o malla de entrelazamiento entre los mismos.

Se ha eludido la solución del problema, toda vez que se interpreta como que el espacio entre átomos es muy importante en proporción al tamaño de los mismos. Lo que es casi lo mismo que decir que no existe conexión entre átomos.

Lo que no cabe duda es tal relación existe y muy firme, pues la densidad de la materia lo demuestra.

Ante la falta de otra explicación, debemos suponer que son los campos eléctricos de los electrones los responsables de tal trabazón.

Pero es sabido que los electrones hasta ahora reconocidos como parte de la estructura atómica, distan mucho de ser estables, por lo menos una parte de ellos, dada su intervención en intercambios químicos y otros procesos.

Necesariamente debemos recurrir a los Electrones Nucleares, los que forman la pareja Electrón/Protón: el Neutrón.

Postulado: los Átomos están interconectados entre sí por medio de una estructura reticular originada en los Campos Eléctricos de los mismos y los Electrones Nucleares

Hasta la formulación de la teoría del Electrón Anular, carecíamos de explicación que justifique la formación de la red de enlace entre átomos.

Ahora resulta claro que son estos electrones, llamados Nucleares, los responsables de armar las redes moleculares y cristalinas.

De alguna manera funcionan a modo de los viejos garfios de las películas de piratas, modernizados al estilo velcro, el moderno sistema de cierre de prendas de vestir.

Nuevamente nos vemos obligados a objetar a la Física Cuántica, cuando nos dice que las distancias entre átomos son mucho mayores que los diámetros de los átomos.

Independientemente de los valores que se reconocen, el hecho frío es que las conexiones se establecen y de manera muy sólida en muchos casos.

Creemos que este papel de conexión y anclaje lo cumplen los Electrones Nucleares, los compañeros de los Protones Neutrónicos.

Sus anillos se extienden usando su elasticidad para poder superar las distancias interatómicas.

En estos procesos no participan, al parecer, los Núcleos.

El Núcleo

Estos no intervienen en las combinaciones químicas, no lo hacen en el enlace intraatómico. ¿Cuál es su función?

Ya conocemos su aporte de Masa Inercial y Gravedad celular. Con todo, este aporte podemos considerarlo pasivo.

Seguramente los Núcleos y sus componentes no fueron creados para servir de blanco en los aceleradores de partículas.

Tampoco como componentes de armas atómicas ni generadores de energía.

Desde su aparición como condensación de la Nube Cuántica potencial, su función está establecida.

Desde el Núcleo, se determina, organiza, regula y combina la actividad de los electrones, en relación a los átomos vecinos.

Una de las pocas funciones hasta ahora reconocidas es la proveer del mecanismo que permite a los elementos químicos poseer capacidad magnética o negarla, dependiendo si sus Espines pueden ser orientados o permanecer confundidos.

A este respecto, el hecho que puedan ser alineados usando influencia magnética exterior, implica cierta movilidad de los nucleones, dentro de la estructura del Núcleo.

Y la posibilidad que estos retengan el aporte del campo externo, de manera de mantener la relación impuesta entre sí.

Esta retención de campo magnético externo puede llegar a ser muchas veces más importante que el campo original de la partícula, como puede observarse en las cerámicas magnéticas.

Aquí cabe diferenciar entre la posibilidad de alineación magnética de un solitario Protón, en un Núcleo desbalanceado, o de todos sus Protones, en los materiales magnetizables.

Es obvio que las cualidades físico químicas del Átomo, que dependen del número y la ubicación de sus electrones periféricos, necesitan como contrapartida igual cantidad de nucleones.

Lo que no resulta claro es la función de estos nucleones, que no creemos se agote en la compensación de cargas eléctricas.

Hay aquí una evidente falencia en nuestro conocimiento del Núcleo.

Y los métodos de estudio del mismo, básicamente por choque y colisión, no nos han dado indicio alguno de la razón de su existencia. Las descripciones matemáticas del mismo, tampoco.

Años atrás asistimos a una situación similar a la que puede observarse hoy en la investigación de las partículas básicas, en el llamado efecto Kirlian.

Este proceso, que intentaba mostrar un supuesto efecto de radiación de organismos biológicos: hojas, manos, etc., estaba basado en la aplicación de un potencial eléctrico miles de veces superior al que podían manifestar, hipotéticamente, los elementos analizados, con lo que toda radiación existente quedaba irremisiblemente oculta o destruida bajo la presencia del campo eléctrico.

Los seguidores del fenómeno analizaban los resultados visibles, sin reconocer el error de concepto cometido en la investigación: lo que estaban viendo eran las manifestaciones físicas de la herramienta de medición y no el fenómeno en sí.

Lo mismo sucede en los sistemas colisionadores. Estos destruyen y distorsionan las delicadas configuraciones elementales.

Y lo que es peor aún, crean una cadena de trozos de materia, que analizados fuera de contexto, han llevado a la elaboración de hipótesis y teorías artificiales.

Nadie parece reconocer que con los actuales métodos de investigación es posible "crear" todas las partículas que se deseen.

Solo hace falta combinar materiales e instrumentos y la lista de hallazgos seguirá hasta el infinito.

El principio de indeterminación, referencia obligada y casi religiosa, que encontramos en toda descripción de la Física de partículas elementales, no es aplicado en estos casos.

Los colisionadores destruyen toda evidencia real y colocan en su lugar fantasmas creados a pedido, que se desvanecen casi al instante.

Contradictoriamente hemos dejado atrás y pasan desapercibidas, cuestiones tales como que ningún modelo atómico, incluidos los que están en boga, pueden extender sus teorías más allá del Hidrógeno y aún en este caso, con serias limitaciones.

Nadie ha podido dar una explicación razonable acerca de lo extraordinario que resulta que un solitario electrón pueda originar la cantidad de series espectrales (Lyman, Balmer, Paschen, Bracket, Pfund) reconocidas al Hidrógeno y sus innumerables rayas.

Las frecuencias abarcadas, los saltos orbitales y los Fotones necesarios para justificar la existencia de esas series espectrales están más allá de las posibilidades que le reconocemos a nuestra simplista teoría del Hidrógeno.

Podemos agregar otro ejemplo de confusión también conocido y oculto en el desván de los datos incómodos.

Nuestra teoría del Sol recurre a la teorización de la existencia de una partícula, que se ha burlado de nuestros intentos de hallarla, durante los últimos 30 o 40 años.

Hemos alterado nuestras teorías originales acerca de los neutrinos, les hemos adjudicado y quitado masa; otorgado carga y cuanta variable se nos ocurriera, pero los neutrinos no aparecen, a pesar de los costosos detectores construidos al efecto.

Lo lógico sería dudar de nuestras teorías acerca de la física solar e intentar otras soluciones, aún cuando para ello debamos abandonar ideas establecidas y supuestamente muy probadas.

Comenzando por recordar que nuestro Sol está compuesto por una materia de densidad no muy superior a la del agua. Y que por lo tanto no es gaseoso.

Como lo demuestra su borde definido, objeto también de todo tipo de teorías que intentar eludir el reconocimiento del error inicial.

El Sol no es lo que decimos que es.

Claro que partir de este reconocimiento deberán modificarse, en un efecto dominó, otras teorías relacionadas con el mismo Sol y con las reacciones nucleares.

A este respecto resulta anecdótico citar, como dato curioso, que en algunas citas de Alquimia se menciona al Sol como cuerpo frío y a sus rayos como oscuros y fríos.

Sin bien a primera vista la afirmación es chocante, pronto debemos reconocer que su segunda parte, referida a los rayos solares, es correcta.

Los rayos solares no manifiestan su presencia hasta colisionar con materia.

Esto fue estudiado en una famosa paradoja (Olbers).

En cuanto a la primera cita, recordando que la densidad del Sol no corresponde a un cuerpo gaseoso, que tiene un borde definido y que los neutrinos solares no aparecen, llegamos a otra conclusión:

No conocemos su mecanismo de generación de energía

Postulado: nuestro conocimiento de la Física Solar es deficiente y las premisas de las que parte, equivocadas

Cuando se recuerda que a través del tiempo fuimos pasando de la Madera al Carbón, al Petróleo y finalmente al Hidrógeno, como materiales que constituían la fuente de la energía solar, no debe resultarnos sorprendente la afirmación hecha.

Nuestra comprensión de los mecanismos nucleares es todavía primitiva y estrechamente relacionada con nuestros intereses científicos, personales y corporativos, que no serán seguramente los de los siglos venideros.

Detendremos aquí lo referido al Núcleo, dejando planteada una incógnita, por el momento sin respuesta: gran parte de la función del Átomo en la organización de la Materia está relacionada con sus electrones, como se ha descrito.

¿Cuál es la función equivalente del Núcleo?

Solo tenemos un esbozo de la misma, que de ninguna manera guarda relación con la importancia y complejidad del mismo.

La teoría tiene una enorme deuda en este sentido.

Postulado: ignoramos la verdadera función del Núcleo en el Átomo y la organización de la Materia

Radiaciones electromagnéticas:

Si bien toda la Materia está en eterno estado de agitación y movimiento, por comparación, resulta pasiva frente al mecanismo que la misma utiliza para comunicarse entre sí: la Radiación Electromagnética.

Un comentario previo: la necesidad y la conveniencia de agrupar las fuerzas de la naturaleza, para facilitar su estudio e intentar esbozar una teoría general y unificada, ha derivado, en el caso del electromagnetismo, en una confusión que perdura.

La relación existente entre Campo Magnético y Eléctrico pertenece a una categoría distinta a la del Campo Electromagnético.

En un caso, son derivadas del movimiento vectorial de Cuantos o partículas, en los estados dinámicos, mientras en el otro, son producto de la emisión de Fotones tanto del Electrón Anular como del Protón Multianular.

De lo que deduce que el Campo electromagnético no es una sumatoria de los Campos Eléctricos y Magnéticos.

Postulado: el Campo Electromagnético pertenece a una categoría distinta del Eléctrico y el Magnético. El primero es consecuencia de la emisión de Fotones por el Electrón Anular o el Protón Multianular. Los segundos lo son del movimiento vectorial de partículas o de los anillos de los mencionados.

 

Como se ha explicado en el capítulo dedicado al Electrón Anular, es este anillo, excitado por radiaciones electromagnéticas exteriores al mismo, el que respondiendo a las mismas, tiene la capacidad de acumular y eventualmente irradiar, con frecuencias distintas a las excitantes, la energía acopiada.

Las frecuencias de emisión de la radiación están relacionadas con la energía de las excitantes; con el elemento al cual pertenece el electrón en cuestión, la ubicación en el mismo; su relación con otros electrones, etc., y con las constantes del propio anillo del Electrón Anular.

La radiación excitante puede estar por debajo de la propia frecuencia de resonancia del electrón, coincidir con ella o superarla.

De acuerdo a estas circunstancias, el anillo electrónico reacciona, emitiendo uno o varios segmentos de su cuerpo, los Fotones, que como vimos, son agrupaciones de Cuantos elementales.

El mecanismo por el cual se verifica este proceso es la Resonancia Eléctrica, que en este caso está basada en las propiedades capacitivas e inductivas del anillo del Electrón Anular, es decir su forma física.

A diferencia de la resonancia conocida en electricidad, con limitaciones dadas por su componentes materiales, que impiden que el fenómeno de exprese en toda su potencialidad, en el caso del anillo electrónico la ausencia de pérdidas le permiten presentarse sin limitaciones.

De esta manera, fenómenos que solo se insinuaban o se mostraban fraccionariamente, aquí manifiestan toda su potencia.

El anillo excitado, una vez alcanzado el límite dado por sus características y circunstancias, está en condiciones de producir la emisión de un segmento, cuya longitud responde a la frecuencia de resonancia del mismo o sus armónicas, frecuencia que se va elevando a medida que persistiendo la excitación, el anillo no puede, por lo menos transitoriamente, reponer las partes emitidas.

Postulado: el Electrón Anular, bajo excitación electromagnética continua, y en resonancia, emite segmentos ( Fotones) cuya frecuencia aumenta paulatinamente en la medida que no se produzcan absorciones repositorias.

Este proceso, en teoría, puede llegar hasta el límite, si la excitación persiste y contiene la energía necesaria.

Esta es la respuesta que se buscaba al cambio de color (frecuencia) de la radiación emitida.

Lógicamente tal límite, dado por un Fotón de un solo cuanto, es inalcanzable.

A diferencia del anillo, que gira a velocidad C, un segmento del mismo solo vibra, agitándose longitudinalmente como una cuerda.

Postulado: los segmentos emitidos (Fotones) no conservan la propiedad de giro del anillo original. Mantienen una vibración longitudinal acorde a su frecuencia

Aquí podemos encontrar cierta similitud con las más modernas teorías, pero a diferencia de las mismas, este postulado tiene equivalente físico, material y su comprensión es totalmente intuitiva.

Estos segmentos, genéricamente llamados Fotones, trasmiten la energía acumulada en ellos, hasta otro anillo receptor o se pierden en el espacio, propagándose en línea recta siguiendo la ley de expansión con el cuadrado de la distancia.

Un ejemplo es la Luz o radiación visible.

Los segmentos de radiación, Fotones, pueden emitirse polarizados o no, dependiendo del material donde se encuentran los electrones excitados.

Este puede funcionar como filtro polarizador o guía de onda.

O permitir salir la radiación desordenadamente, luego que esta se desplace colisionando con otros electrones o con la red cristalina del medio.

En este punto tocaremos una cuestión que ha provocado innumerables teorías, tanto en Física como Astronomía y que a juicio del que escribe, puede aclarar de una vez por todas, un enigma hasta ahora insoluble.

Es la controvertida cuestión del corrimiento hacia el rojo de las rayas espectrales de las galaxias.

Todas las posibilidades han sido estudiadas: Efecto Dopler; Corrimiento gravitatorio; Corrimiento cosmológico; Luz Cansada; Corrimiento por radiación; Corrimiento cuántico; Corrimiento por variación temporal de la gravitación, etc.

El enigma persiste puesto que ninguna de estas propuestas es concluyente.

La más utilizada y que ha dado lugar a teorías como la expansión del espacio, argumentada para salir del problema creado por la enorme velocidad atribuida a las galaxias a medida que estas se encuentran a distancias cada vez más lejanas y que inevitablemente llevaría a atribuirles velocidades anómalas, superiores a la de la Luz, es el Efecto Doppler.

Sin la ayuda de esta teoría de la expansión espacial, tiempo hace que el efecto Dopler debió desestimarse, por incongruente.

Postularemos que en realidad el corrimiento hacia el rojo esta vinculado a la expansión longitudinal que sufren los Fotones en su viaje espacial y que determina la variación de frecuencia y con ella, el efecto mencionado: el retraso en el color.

Postulado: el origen del llamado Corrimiento hacia el Rojo de las rayas espectrales de las Galaxias se encuentra en el alargamiento de los segmentos (Fotones) emitidos en origen, siguiendo una ley de expansión simple con la distancia.

Como hemos mencionado, el segmento de anillo (Fotón) expulsado por efecto de la resonancia en el mismo, porta la energía que corresponde a ese efecto, originada en la radiación excitante.

Este segmento o Fotón, acompañado por multitud de otros similares, que en el caso de la Luz cubren una gama de longitudes y por ende de frecuencias, carece de ordenamiento o polarización.

Hablar por lo tanto de vibración transversal es referirse genéricamente al hecho que en su desplazamiento, se produciría un acomodamiento entre segmentos o Fotones, de manera de formar un conjunto que remeda una persiana, orientada sí en sentido transversal.

Los Fotones tienden a mantener una distancia entre segmentos transversales que depende de la longitud de los mismos y por lo tanto de su frecuencia, buscando las zonas de equilibrio potencial, que coinciden con los valores de longitud de onda total o armónica fraccionaria.

Postulado: los segmentos de anillo de Electrón Anular (Fotones) emitidos se distribuyen espacialmente en el sentido transversal al de emisión y con separaciones entre sí que están relacionadas con su frecuencia.

En su traslado espacial, los segmentos o Fotones, cuya vibración armónica longitudinal se orienta en sentido transversal al desplazamiento, experimentan un paulatino y constante alargamiento, que se traduce en una disminución de frecuencia, producto de la pérdida de cohesión original que exhibían en el momento de configuración del anillo del Electrón Anular.

Esta pérdida se traduce en una separación entre los Cuantos que lo forman y el consecuente aumento de la longitud del segmento o Fotón.

Dado que ignoramos el mecanismo por el cual los Cuantos adoptaron la conformación anular, para formar los electrones y protones, tampoco podemos especular acerca de las razones que producen el paulatino debilitamiento de la cohesión original y el alargamiento de los Segmentos (Fotón), con el conocido efecto de desplazamiento hacia el rojo de los espectros galácticos.

Una ventaja adicional de este postulado es que no se remite a la existencia de un fondo cósmico o Éter, para justificar lo expuesto, aún cuando no dudamos que tal entidad deberá ser discutida como necesaria para entender otros mecanismos que se derivan del comportamiento del Electrón anular y del Protón Multianular.

Las consecuencias que la comprobación de este postulado traerá aparejadas, en caso de ser afirmativa, serán profundas y afectarán tanto a la Física como a la Astronomía, en especial sus ramas Cosmológica y Astrofísica.

Teorías como la fuga de las galaxias y la expansión del espacio se convertirán en obsoletas e innecesarias. Hasta el mismo concepto del Big Bang resultará afectado.

Como tuvimos oportunidad de expresar anteriormente, la caja de Pandora de la teoría del Electrón Anular no deja de sorprendernos, sobre todo por la elegancia y simplicidad con que deriva soluciones a problemas básicos, la mayoría de ellos irresueltos e ignorados deliberadamente.

Si a lo indicado sumamos la postulada capacidad del Protón Multianular de emitir sus Fotones específicos, de muy alta energía y frecuencia, y que seguramente permitirán nuevas deducciones y hallazgos teóricos, debemos reconocer la posición de privilegio que obtiene nuestro enfoque teórico, una verdadera mina de hallazgos científicos.

Que sea validado y reconocido es otro asunto.

Un trabajo verdaderamente quijotesco, pero muy estimulante.

Corresponde tratar la radiación electromagnética detalladamente, para poder comprender el mecanismo que hace posible la emisión de longitudes de onda superiores e inferiores a la del anillo del Electrón Anular.

Este anillo no tiene, salvo en estado libre, un diámetro determinado.

El mismo varía según los electrones acompañantes presentes en el elemento de que se trate, su vinculación molecular y su posición en la red cristalina.

Además, en estado de excitación y a medida que va expulsando segmentos (Fotón), y no está en condiciones de reponerlos, su diámetro se va reduciendo.

Esta teoría de radiación reemplaza a la formulada en el modelo del electrón orbital, en la cual era el salto de órbita la forma de emitir fotones, que aparecían de la nada y continuaban en esa circunstancia, al provenir de entidades virtuales y siendo en sí mismo, el Fotón, un ente sin forma ni cuerpo.

En nuestro caso, el anillo, al emitir un segmento, reduce su circunferencia en la misma proporción que la longitud de este.

Las fórmulas que rigen los dos procesos, el del salto orbital y los del anillo emisor, son similares

Tomando como referencia el estado libre, el anillo electrónico tiene su frecuencia de resonancia determinada por su circunferencia, su capacidad distribuida y la inductancia propia de la espira, única en este caso.

Todas las frecuencias excitantes, por debajo de esta frecuencia, como encontramos en el caso clásico del Efecto Fotoeléctrico, solo inducirán un efecto térmico y el anillo no entrará en resonancia.

Esto resulta del hecho que los Fotones de la radiación incidente superan en longitud a la circunferencia del anillo electrónico excitado. Encontramos esta misma respuesta en el caso del Efecto Fotoeléctrico. En ambos procesos, existe una frecuencia de corte.

Este punto permite separar el campo de los Fotones en dos: por debajo de la frecuencia de corte: Fotones Térmicos; por encima, Fotones Resonantes.

A lo que debemos agregar la tercera variante, ya identificada, en el caso Protón Multianular: Fotones de Alta Energía.

O dicho de otra manera: los Fotones pueden presentarse característica dominante de Onda, comportamiento Dual y de Partícula.

Lógicamente, los tres modos de actuación presentan zonas de transición, dado que la frecuencia de corte varía, por las razones dadas con anterioridad y que dependen del propio elemento donde encontramos al Electrón, de este y su relación con su entorno.

Este postulado permite resolver el enigma de la emisión de longitudes de onda de una frecuencia distinta a las excitantes, tanto por encima como por debajo de ellas.

Es decir, mientras los Fotones Resonantes mantienen su frecuencia de emisión a lo largo de todo el proceso y en cierta manera su individualidad, los Fotones Térmicos se asocian para poder portar la longitud de onda que les imprime la radiación excitante.

Caso clásico es el de un material sometido a calor o el de una antena radioeléctrica, excitada por una fuente electrónica.

En todos los casos de Fotones Electrónicos, los segmentos (Fotones) se alinean entre sí como las varillas de una cortina, manteniendo una separación que corresponde a una longitud de onda o fracción resonante de la misma. De manera de mantener una posición espacial que corresponda a las leyes de transmisión clásicas.

En los Fotones Térmicos, junto a esta alineación se produce un efecto de selección de longitudes, de manera que los bordes de la misma, sigan la ley sinusoidal que corresponda a la frecuencia excitante. Su comportamiento es idéntico al caso de una portadora de audio o video en una onda de transmisión radioeléctrica convencional.

En los Fotones Resonantes, en cambio, mientras el alineado es similar, la selección está dirigida a longitudes de segmentos idénticas.

El caso prototípico es el Láser.

Este efecto es difícil de visualizar debido a que las fuentes de emisión cotidianas, son, con la excepción mencionada, no monocromáticas.

Los Fotones Protónicos se presentan aislados o agrupados libremente, y por lo tanto, su comportamiento se confunde con el de partículas. A ello contribuye también su muy elevada frecuencia y energía.

En este punto del análisis, debemos insistir en un punto crítico, que desde Einstein ha sido una cuestión erróneamente formulada.

El Fotón carece de Masa Inercial. No tiene característica de partícula.

A partir de la vaguedad con que se lo examina en el famoso "Efecto Fotoeléctrico", donde al no poder explicar el mecanismo de emisión de los electrones de los metales, Einstein deja sin definir el origen de la masa necesaria en el Fotón, para justificar el choque que los libera, comienza una seguidilla de confusiones teóricas, que luego se trasladan a otras partículas artificiales, donde a gusto y necesidad del experimentador o teórico, se agrega o quita masa a las mismas, siguiendo la necesidad impuesta por el momento.

Repetimos: el Fotón no tiene Masa Inercial.

Y al no tener Masa, no responde a los efectos de un campo Gravitatorio.

El lector puede sacar sus propias conclusiones.

Pero gran cantidad de teorías y trabajos experimentales, donde supuestamente se podido comprobar lo contrario de lo aquí definido, se verán afectados y puestos en seria duda, si se aplica un mínimo de criterio de veracidad y franqueza científica.

Presentar a la radiación electromagnética, es decir a sus Fotones, como separada en tres grandes campos, aparece como una situación incómoda, a la vista de la conocida representación gráfica del espectro electromagnético, que a primera vista no tiene solución de continuidad.

Este aspecto de la cuestión, al igual que muchos otros, responde realmente a una exagerada sistematización y simplificación y la consecuente falla en el examen más riguroso de todo el tema.

Acostumbrados a pensar en un despliegue continuo del espectro, hemos descuidado su estudio profundo.

Cuando se publicita, exageradamente, el comportamiento dual de la materia, en realidad deberíamos decir que nos estamos refiriendo a que la misma se comporta de distinta manera según la zona del espectro y según la velocidad vectorial que la anima.

No hay partículas en la zona de baja frecuencia y baja velocidad vectorial, así como no hay ondas en el extremo opuesto, de alta frecuencia y velocidades fraccionales o cercanas a la de la luz.

Postulado: no existe el comportamiento Dual y simultáneo de partículas y ondas. Dependiendo de la zona del espectro electromagnético, se acentúa uno de los dos comportamientos.

Lo que queremos decir es que no existe el comportamiento dual y simultáneo que ha sido utilizado como argumento para filosofar acerca de una extraña y no causal conducta de las partículas u ondas, según el criterio elegido y argumentado para negar el principio de Causalidad.

El fin no justifica los medios y la negación de los principios elementales de la Física, para acomodar circunstanciales soluciones teóricas, será recordado como un baldón en los tiempos venideros.

El Átomo

Las reflexiones expuestas nos llevan finalmente al Átomo, célula física de la materia.

También aquí nos encontramos que su ordenación responde a criterios de la naturaleza que por el momento ignoramos.

Decir que está compuesto por un Núcleo, electrones, campos, etc., solo es describir la superficie y aún en este caso, el análisis será inevitablemente elemental.

Aquí se cumple acabadamente que el todo es más que la suma de las partes.

Al igual que en el campo biológico, donde el agregado de células no alcanza para dar vida al conjunto, en el átomo necesariamente existe un salto cualitativo del que por el momento, ignoramos todo, incluida su propia existencia.

Lo que se extiende al análisis de las relaciones entre átomos, donde definitivamente nuestro estudio carece de perspectiva.

Esto es notorio en la descripción actual de las relaciones de tamaño entre Átomos, Moléculas y redes cristalinas.

Comenzando por mantener el criterio de partículas puntuales, sin cuerpo ni forma, con orbitales virtuales e indefinición de las relaciones de campos entre ellas, hasta la falta de una explicación acerca de cómo se arman y mantienen estructuras a las que se supone separadas por distancias desproporcionadas en relación al alcance de los campos eléctricos y magnéticos.

La tendencia a despreciar la descripción física de la materia y reemplazarla por formulaciones abstractas y la negación jactanciosa de las relaciones de Causa y Efecto, nos han colocado en un verdadero conflicto.

Seguir depositando nuestro esfuerzo de investigación en máquinas cada vez más alejadas en su relación energética del objeto bajo estudio, solo logrará agrandar el abismo.

De alguna forma deberemos enfrentar el dilema, para corregir la deformación intelectual presente y enfocar los esfuerzos, ahora sin mayor sentido, de nuestros jóvenes teóricos y los que los sucederán, para que su visión este orientada al análisis integral de la materia elemental y no a sus partes por separado.

Debe primar el criterio universal sobre el especializado, la lógica sobre el absurdo.

Un análisis somero nos dice que la materia está ligada por un mecanismo donde intervienen las fuerzas clásicas: Gravedad, Magnetismo y Campo Eléctrico. Ni siquiera el Electromagnetismo entra en esa clasificación, puesto que solo comunica, no une.

Las otras fuerzas postuladas: Fuerte y Débil, son solo producto de las circunstancias y la necesidad de encontrar alguna justificación teórica y su destino está sellado en la medida que el proceso de repensar la Física se instale.

Los elementos aportados en estos artículos son solo eso.

Aportes cuya validez está por demostrarse y que aún en ese caso, serán seguramente resistidos con todo vigor por la ortodoxia, como se ha demostrado en innumerables ocasiones a lo largo de toda la historia humana.

Por ello es deseable que cumplan su labor de semilla y que broten en el momento adecuado, no antes, pues como también ha sucedido, se corre el riesgo de hacerlo en tiempo y lugar inadecuados.

Este trabajo se difunde bajo los términos de

Creative Commos Attribution 3.0

 

 

 

Autor:

Juan Carlos Bianchi

Investigador

Mar del Plata, Argentina

Material de consulta

Artículos varios: http://CommonSenseScience.org

The Case for a Ring Electron. H.S. Allen. Proc. Phys. Soc.London

Classical Theory of Radiating Electrón P.A.Dirac Proc. Roy. Soc.

The Size and Shape of the Electron. A. Compton. Phys. Rev. Second Series

A Magneton Theory of the Structure of the Atom. A.L.Parson Smithsonian Collection

Química Oculta: Leadbeater y Beasant

El electrón anular. Nueva teoría. J.C. Bianchi https://www.monografías.com

Nuevo modelo atómico: 1ra y 2da parte https://www.monografías.com

Adendum: como habrá comprobado el lector, la mayoría del material presentado en las tres partes que componen este trabajo, es para bien o mal, original y no tiene, hasta donde conoce su autor, precedentes.

Debido a ello, las referencias se limitan a lo esencial.

Partes: 1, 2
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