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Estudio de la motivación en jóvenes estudiantes de especialidades de servicio hospitalario (página 2)

Enviado por Isabel Urquiza


Partes: 1, 2

Entre ellos, la autopercepción de habilidad es el elemento central, debido a que, en primer lugar, existe una tendencia en los individuos por mantener alta su imagen, estima o valor, que en el ámbito escolar significa mantener un concepto de habilidad elevado ; y en segundo lugar, el valor que el propio estudiante se asigna es el principal activador del logro de la conducta, el eje de un proceso de autodefinición y el mayor ingrediente para alcanzar el éxito.

Esta autovaloración se da a partir de determinado desarrollo cognitivo. Esto es, autopercibirse como hábil o esforzado es sinónimo para los estudiantes; poner mucho esfuerzo es ser listo, y se asocia con el hecho de ser hábil. La razón se basa en que su capacidad de procesamiento, aún en desarrollo, no les permite manejar un control personal ni valorar las causas de éxito o fracaso, y por tanto establecer relaciones casuales.

En los niveles medio superior y superior, habilidad y esfuerzo no son sino sinónimos; el esfuerzo no garantiza un éxito, y la habilidad empieza a cobrar mayor importancia. Esto se debe a cierta capacidad cognitiva que le permite al sujeto hacer una elaboración mental de las implicaciones casuales que tiene el manejo de las autopercepciones de habilidad y esfuerzo. Dichas autopercepciones, si bien son complementarias, no presentan el mismo peso para el estudiante; de acuerdo con el modelo, percibirse como hábil (capaz) es el elemento central.

En este sentido, en el contexto escolar los profesores valoran más el esfuerzo que la habilidad. En otras palabras, mientras un estudiante espera ser reconocido por su capacidad (que es importante para su estima), en el salón de clases se reconoce su esfuerzo.

En este sentido, en el contexto escolar los profesores valoran más el esfuerzo que la habilidad. En otras palabras, mientras un estudiante espera ser reconocido por su capacidad (que es importante para su estima), en el salón de clases se reconoce su esfuerzo.

De lo anterior se derivan tres tipos de estudiantes:

  • Los orientados al dominio. Sujetos que tienen éxito escolar, se consideran capaces, presentan alta motivación de logro y muestran confianza en si' mismos.

  • Los que aceptan el fracaso. Sujetos derrotistas que presentan una imagen propia deteriorada y manifiestan un sentimiento de desesperanza aprendido, es decir que han aprendido que el

    control sobre el ambiente es sumamente difícil o imposible, y por lo tanto renuncian al esfuerzo.

  • Los que evitan el fracaso. Aquellos estudiantes que carecen de un firme sentido de aptitud y autoestima y ponen poco esfuerzo en su desempeño; para "proteger" su imagen ante un posible fracaso, recurren a estrategias como la participación mínima en el salón de clases, retraso en la realización de una tarea, trampas en los exámenes, etc. Este tipo de estudiante se abordará más adelante.

El juego de valores habilidad/esfuerzo empieza a ser riesgoso para los alumnos, ya que si tienen éxito, decir que se invirtió' poco o nada de esfuerzo implica brillantez, esto es, se es muy hábil. Cuando se invierte mucho esfuerzo no se ve el verdadero nivel de habilidad, de tal forma que esto no amenaza la estima o valor como estudiante. En este caso el sentimiento de orgullo y la satisfacción son grandes.

Esto significa que en una situación de éxito, las autopercepciones de habilidad y esfuerzo no perjudican ni dañan la estima ni el valor que el profesor otorga. Sin embargo, cuando la situación es de fracaso, las cosas cambian. Decir que se invirtió' gran esfuerzo implica poseer poca habilidad, lo que genera un sentimiento de humillación. Así', el esfuerzo empieza a convertirse en un arma de doble filo y en una amenaza para los estudiantes, ya que éstos deben esforzarse para evitar la desaprobación del profesor, pero no demasiado, porque en caso de fracaso, sufren un sentimiento de humillación e inhabilidad.

Dado que una situación de fracaso pone en duda su capacidad, es decir, su autovaloración, algunos estudiantes evitan este riesgo, y para ello emplean ciertas estrategias como la excusa y manipulación del esfuerzo, con el propósito de desviar la implicación de inhabilidad.

Como se había mencionado, algunas de estas estrategias pueden ser: tener una participación mínima en el salón de clases (no se fracasa pero tampoco se sobresale), demorar la realización de una tarea (el sujeto que estudia una noche antes del examen: en caso de fracaso, éste se atribuye a falta de tiempo y no de capacidad), no hacer ni el intento de realizar la tarea (el fracaso produce menos pena porque esto no es sinónimo de incapacidad), el sobreesfuerzo, el copiar en los exámenes y la preferencia de tareas muy difíciles (si se fracasa, no estuvo bajo el control del sujeto), o muy fáciles (de tal manera que aseguren el éxito). En otras palabras, se fracasa con "honor" por la ley del mínimo esfuerzo.

El empleo desmedido de estas estrategias trae como consecuencia un deterioro en el aprendizaje, se esta' propenso a fracasar y se terminara' haciéndolo tarde o temprano.

Pocos educadores discutirían la premisa de que la motivación del estudiante constituye una influencia importante en el aprendizaje. La motivación tiene una importancia particular para aquellos que trabajan con jóvenes adolescentes. En todos los ámbitos de la existencia humana interviene la motivación como mecanismo para lograr determinados objetivos y alcanzar determinadas metas, ya que representa un fenómeno humano universal de gran trascendencia para los individuos y para la sociedad y tema de interés para muchos profesionales.

La motivación es un elemento importante del comportamiento, que permite canalizar la energía, el esfuerzo y la conducta en general del estudiante, estando en estrecha relación con sus resultados docentes y educativos en general. Le permite sentirse bien en relación con lo que hace y lo estimula a que trabaje más para el logro de los objetivos del grupo.

La motivación resulta así, imprescindible en todo acto de enseñanza aprendizaje. La practica pre profesional y la revisión de bibliografía sobre el tema, nos permite establecer que la mayor parte de los

problemas en los aprendizajes de los escolares, es el resultado de la falta e inadecuada motivación por parte del docente. Así, el alumno se desmotiva, ya sea por

la personalidad del docente, su comportamiento autoritario, por la ausencia de material didáctico, por un inadecuado método de enseñanza, e incluso, muchas veces la falta de motivación proviene desde la esfera familiar del educando.

El objetivo de esta investigación es determinar el lugar jerárquico que ocupan las diferentes motivaciones en un grupo de estudiantes de enseñanza politécnica y para el logro del mismo se aplicó la variante directa de los 10 deseos, perteneciente al método RAMDI, el cual ha sido elaborado para estudiar en grupos de sujetos la diversidad y jerarquía de las necesidades a través de su expresión en la actividad, los deseos y la imaginación. En este caso estudiamos un grupo de 13 alumnos que estudian en un nuevo programa de la revolución, el cual tiene como objetivo preparar a los futuros profesionales de los hospitales de excelencia y las misiones de salud de nuestro país con pueblos hermanos. La tabla N 1 refleja algunos indicadores que caracterizan la muestra escogida y algunos resultados.

Tabla No. 1 Indicadores generales del grupo estudiado.

Indicadores seleccionados

Valores reales

Total de sujetos del grupo estudiado

13

Total de respuestas del grupo

117

Promedio de edad de la muestra

21.3

Numero de categorías utilizadas por la muestra

15

Promedio de respuestas por sujetos

9

Límite inferior de respuestas por categorías

1

Límite superior de respuestas por categorías

3

Límite inferior de respuestas por sujeto

7

Límite superior de respuestas por sujeto

10

Luego de aplicada la técnica, en sus diversas variantes, las respuestas a los mismos requieren ser codificadas. Empleando el código para el análisis del contenido se le asignan a cada respuesta los símbolos adecuados que no pueden ser más de dos. Se emplea el mismo sistema de codificación, tanto para el directo como para el indirecto en caso de que hayan sido aplicados ambos. Se codifican igualmente las características del personaje imaginado. Los grupos de sujetos cuyas respuestas se comparan deben ser codificados por las mismas personas, de manera que las diferencias halladas entre los grupos no puedan ser debidas a que un codificador trabajó con un grupo y no con el otro. Es bueno aclarar que en este caso se llevo a la tabla solamente la primera categoría en el caso de que fueran clasificadas las respuestas utilizando más de 1. Predominó como segunda categoría la valoración en el caso de trabajo, posesión

En una tabla de doble entrada se tabulan las respuestas de todos los sujetos pertenecientes al mismo grupo. Por eso hay que confeccionar tantas tablas o sábanas como grupos sean comparados e investigados. (Ver tabla N 2).

Además, puede ofrecer o no respuestas en una determinada categoría y, a su vez, expresar una, dos, tres o más respuestas en una misma categoría. Esto determina dos dimensiones fundamentales en las respuestas de un grupo que pueden no marchar en una forma proporcional: la cantidad de sujetos que responden una determinada categoría y la cantidad de respuestas en ella

Tabla N 2 Comportamiento de las respuestas a la técnica en el grupo estudiado.

Categorías

% de sujetos

% de respuestas

Rango

Estudios Futuros

100

15.3

1

Trabajo

69.2

7.6

2.5

Contacto familia segunda

69.2

6.8

2.5

Oficio y profesión

53.8

3.4

4

Posesión

46.1

12.8

7

Deber y humanitarismo

46.1

6.8

7

Viajes

46.1

5.12

7

Diversión

46.1

2.5

7

Intereses

46.1

5.12

7

Contacto

38.4

3.4

10

Deber familiar primero

30.7

0.8

12.5

Realización

30.7

2.5

12.5

Salud

30.7

2.5

12.5

Afecto

30.7

2.5

12.5

Independencia

15.3

1.7

15

En la Tabla se ponen todas las categorías mencionadas por el 10 % o más de los sujetos, en este caso no se tienen en cuenta las categorías de sí mismo ideal, actividad, vivir, compañeros y posesión expresada negativamente, las cuales fueron mencionadas por menos del 10% de la muestra. En caso de que dos o más categorías hayan sido contestadas en una misma proporción de sujetos y respuestas se suman los rangos correspondientes a esas categorías y se halla la media aritmética, la cual es el rango que corresponde a cada una de ellas. El orden jerárquico se establece, en primer lugar, teniendo en cuenta el porcentaje de sujetos que contesta una determinada categoría

El porcentaje de sujetos se calcula sobre la base de la cantidad total de sujetos que componen ese grupo. El porcentaje de respuestas se obtiene teniendo en cuenta el total de respuestas ofrecidas por ese grupo en todas las categorías. Sin embargo, como el dato más importante es la cantidad de sujetos, podemos tomar en cuenta solo este y no ocuparnos de la cantidad de respuestas. No obstante, por lo general tenemos en cuenta ambos datos.

Es importante tener en cuenta la clasificación de las necesidades en: 1) sociales personalmente significativas (aquellas necesidades de la sociedad, las clases, las instituciones y los grupos, que el individuo incorpora a su personalidad individual y las convierte en necesidades propias; por ejemplo: el colectivismo, el altruismo y el sentido del deber hacia los demás, el compañerismo, el deber hacia el trabajo y el estudio, los deberes político – morales y familiares, la vocación por determinados oficios o profesiones, etc.); 2) individuales de carácter social (aquellas que parten de los requerimientos orgánicos y psicológicos individuales del hombre; por ejemplo: la necesidad de descanso, salud física, sexo, alimentación, posesión de dinero o bienes, contacto interpersonal, afecto, actividad, diversión, independencia personal, ser bien valorado, equilibrio psíquico, felicidad personal, etcétera), la cual va a ser utilizada en esta técnica.

Estamos de acuerdo en que entre ambos grupos de necesidades no se puede establecer una diferencia absoluta, pues se penetran de manera recíproca formando una estrechísima e inseparable unidad. No obstante, podemos establecer una relativa diferencia entre las necesidades de la sociedad asimiladas por el individuo y aquellas otras que parten fundamentalmente de este. Esta diferencia entre necesidades sociales e individuales podemos encontrarla definida por psicólogos como Rubinstein (1969, p. 560), Ouznadze (1966, p. 269), Bozhovich (1976, p. 282), Seve (1975, p. 292 y 293).

El cambio de la correlación entre las necesidades sociales e individuales es un indicador del desarrollo socio – histórico de la motivación. S.L. Rubinstein (1964, p. 165) expresó: "Aunque existen leyes de motivaciones comunes a todas las personas, la correlación entre los motivos sociales y personales cambia en las personas al modificarse el régimen social".

Igualmente el desarrollo de la motivación del individuo marcha del egocentrismo en el niño pequeño al sentido de la responsabilidad social que caracteriza al adulto.

Asimismo la motivación del hombre normal y adulto se caracteriza por el predominio de las necesidades sociales asumidas en la regulación de su actividad, mientras que aquellos enfermos mentales más deteriorados pierden esta capacidad.

O sea, estas tres realidades que acabamos de mencionar indican lo importante que es la investigación de la correlación entre los motivos sociales e individuales en el ser humano.

Las necesidades, ya sean sociales o individuales, pueden expresarse de diferentes formas o por distintas vías.

Partimos del criterio de que una necesidad es un estado activo – pasivo: pasivo, en el sentido de que en él se pone de manifiesto la dependencia del individuo con respecto al objeto de sus necesidades, y activo porque implica la aspiración a su satisfacción. En esta tendencia activa se hallan las raíces de la voluntad, de la conducta eficiente y actuante dirigida hacia la obtención del objeto – meta de la necesidad.

El conocimiento de sí mismo choca con grandes dificultades cuando se trata de vivencias personales más o menos profundas, importantes. Se ha señalado la dificultad que presenta llegar a tener conciencia de las propias incitaciones en los casos en que lo que nos ha movido a realizar un determinado acto se halla en contradicción con los principios y los sentimientos firmes del hombre. A menudo ocurre que los juicios de un individuo acerca de otras personas nos dicen de él más y mucho más verazmente (lo revelan y a veces lo traicionan) que lo que este nos cuenta de sí mismo. Por esto, para indagar la diferencia entre la expresión consciente y pública de las necesidades (que el sujeto nos ofrece abiertamente al hablar de sí mismo) con aquellas necesidades que existen en un plano más íntimo de la conciencia o que son inconscientes, utilizamos un método directo (diga 10 deseos suyos) y un método indirecto basado en las elaboraciones de la imaginación (invente un personaje y diga 10 deseos del mismo).

Para la interpretación del sentido psicológico verdadero de la motivación partimos, en última instancia, del estudio del comportamiento real del sujeto ante determinadas situaciones objetivas, que constituyen el dato último y fundamental tanto para la interpretación de las técnicas como para la verificación de toda hipótesis o teoría, en este caso se tendrán en cuenta el comportamiento de cada alumno dentro del grupo, sus respuestas ante as diferentes tareas que emanan de la dinámica grupal, su rendimiento intelectual, las proyecciones que expresa verbalmente, su participación en diferentes tareas, si asume o no posiciones de poder dentro del grupo, etc, por lo que la posibilidad de verificación empírica es tenida en cuenta en todo momento.

La complejidad de los motivos, su mediatización y construcción jerárquica comienza en la edad preescolar y continúa seguidamente en el curso de toda la vida: los motivos pierden su carácter directo, comienzan a mediatizarse, tiene lugar la subordinación de unos motivos a otros.

En toda la jerarquía motivacional existen motivos rectores y otros que pueden estar subordinados o no a los rectores. La jerarquía motivacional puede ser más o menos amplia y es relativamente estable y esto condiciona una estabilidad relativa de toda la personalidad.

Las personas normales se caracterizan por presentar motivaciones que tienen una orientación social (hacia la familia, las relaciones interpersonales, el trabajo, el estudio, etc.). Existen motivaciones que tienen un carácter individual (comer, ver televisión,etc.) pero no tienen un carácter rector y aunque en un momento dado pueden entrar en conflicto con las de carácter social, generalmente se satisfacen las sociales en detrimento de las individuales. Por otro lado, en las personas normales no existen necesidades que alcanzan un carácter patológico.

La anomalía en la mediatización y estructura jerárquica de motivos no aparece en un momento dado, en la vida adulta, sino que es resultado de una educación defectuosa en un ambiente familiar inadecuado, que lleva desde etapas temprana a la formación de una personalidad alterada. Se expresa una necesidad patológica de afecto que tiene un carácter rector, y que exige ser gratificada de forma inmediata y de forma compulsiva. Esta necesidad autónoma de afecto no se vincula adecuadamente con otras motivaciones. Por tanto el carácter patológico de las necesidades viene dado por su carácter no conciente (a pesar de que el sujeto puede dar explicaciones, aunque fallidas de por qué actúa así), tiene una existencia autónoma, parasitaria y exige gratificación inmediata. La alteración de la jerarquía de motivos de estos enfermos se manifiesta de forma especialmente clara en el modo de satisfacción de la necesidad de afecto y en el modo de búsqueda de medios para su satisfacción, lo que se evidencia en sus actitudes y síntomas. En este estudio se evidencia el predominio de las motivaciones individuales de carácter social como son posesión, viajes, diversión y contacto interpersonal.

La jerarquía de motivos es considerada como una organización de los motivos en la personalidad atendiendo al potencial de los mismos para inducir la del individuo. Mientras más potencial inductor del motivo, mayor probabilidades tendrá de expresarse conductualmente y mayor altura tendrá en la dicha jerarquía.

Partimos de una concepción teórica fundamental: el equilibrio de la motivación y de la actividad motivada de la personalidad normal y adulta consiste en la armonía, integración y correspondencia recíprocas entre el medio social, el organismo biológico del ser humano, su actividad y los resultados de esta, sus necesidades sociales e individuales y los demás rasgos de su personalidad, sistema armónico en el cual predominan las necesidades sociales y los proyectos asumidos sobre aquellas necesidades individuales y exigencias o posibilidades del medio social que orientan la actividad de una persona de manera inadecuada a dichas necesidades sociales y proyectos asumidos (González, D. J. 1995, p. 114 – 116).

Entendemos por jerarquía interna de las necesidades aquella que se establece en virtud de la intensidad o energía intrínseca de cada una de las necesidades de la personalidad, fruto de su desarrollo previo en el medio social, que no es determinada directamente por el reflejo de la correlación entre las necesidades de la personalidad y las circunstancias externas, naturales y sociales. Por lo general, la jerarquía interna no regula directamente la actividad, sino a través de su manifestación en la jerarquía reguladora. La jerarquía reguladora o jerarquía disposicional de las necesidades sí efectúa esta regulación y es una resultante directa de la interrelación de la jerarquía interna con el reflejo del medio y de sí mismo. La jerarquía interna es estable. La jerarquía reguladora es estable, pero se manifiesta de manera inestable o situacional, según sean las circunstancias del momento. (Véase González, D.J., 1995, p. 110).

Nuestro punto de vista se expresa en las concepciones sobre el desarrollo ontogenético de la motivación. Este no puede ser otro que la transformación del niño – centrado en sus necesidades individuales – en el adulto, cuya orientación motivacional fundamental radica en la responsabilidad asumida y muy especialmente en el trabajo.

Conclusiones

  • Los deseos reflejados en el método directo son producto de la correlación entre necesidades y motivos del sujeto con su situación real (externa, material; e interna, psíquica).

  • La característica específica de los deseos expresados en el método directo es que las necesidades, aunque se expresan pasivamente, el sujeto se proyecta hacia la realidad en una dirección más activa, realista y productiva.

  • En este grupo el primer lugar en la jerarquía motivacional lo ocupan los motivos referidos a los estudios futuros, seguidos de los relacionados con el trabajo y el contacto familiar segundo, ubicándose en el tercer lugar los motivos relacionados con el oficio y profesión futura.

Recomendaciones

  • Realizar estudios futuros de correlación entre la presencia de motivaciones hacia el estudio y rendimiento escolar en este grupo de estudiantes.

  • Aplicar el método indirecto y el cuestionario de registro de actividades para la correlación de resultados.

Bibliografía

  • La motivación. Concepto, teorías y Aplicación escolar. Monografía.com

  • El registro de la actividad y método directo e indirecto (Ramdi): Una técnica para el estudio de la diversidad y jerarquía de las necesidades. Dr. Diego J. González Serra Profesor titular adjunto. Facultad de Psicología. Universidad de la Habana. 2004

  • La motivación docente y su influencia en el desarrollo de la expresión oral. Monografía.Com

  • Glosario de axiología general. Dr. Arturo Sánchez Hernández. Universidad médica Camaguey.

 

 

 

 

 

 

 

Autor:

MSc Lic. Isabel M. Urquiza Pozo

EHT P. del Sur Cienfuegos

MSC Lic. Rafael Armas Moya

Universidad de Cienfuegos

Carlos R. Rodríguez

Ing. Eledis Castillo Palacios

EHT Perla del Sur

País: Cuba

Partes: 1, 2
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