PRIMERA PARTE El fin de la Guerra Fría y el carácter de la globalización “Desde sus oscuros orígenes en los textos franceses y estadounidenses de la década de 1960, el concepto de globalización hoy encuentra expresión en los principales idiomas del mundo”. La globalización es una idea, un concepto, una determinada forma de ver el mundo. Si bien aun para algunos autores la globalización carece de definición precisa; la misma se ha convertido en un cliché. La gran idea de la globalización es justamente que lo abarca todo. “…abarca todo, desde los mercados financieros hasta Internet, pero ofrece muy poca condición de la comprensión humana contemporánea”.
PRIMERA PARTE Un primer enfoque plantea a la globalización como la ampliación, profundización y aceleración de una interconexión mundial de la mayoría de los aspectos de la dimensión social contemporánea de la vida humana. En el debate sobre la globalización Held identifica tres grupos intervinientes: los hiperglobalizadores, los escépticos y los transformacionalistas. Los hiperglobalizadores sostienen que la globalización contemporánea define una nueva era en la cual los pueblos de todo el mundo están cada vez más sujetos a la disciplina del mercado global (Ohmae, 1990, 1995).
PRIMERA PARTE Los escépticos de la globalización, por su parte, afirman que los niveles contemporáneos de interdependencia económica de ninguna manera carecen de precedentes históricos; reconocen, en cambio, un incremento en los niveles de internacionalización, o sea, un incremento de las interacciones entre economías aún predominantemente nacionales (Hirst, Thompson). Al afirmar esta escuela que la globalización es un mito; se basan, no obstante, en una concepción economicista del sistema internacional, identificando la globalización solo con un mercado global perfectamente integrado. Para este grupo de intelectuales, la actividad económica está experimentado más que una globalización, una regionalización, con tres centros de poder definidos: América del Norte, Asia-Pacífico y Europa. La economía de hoy está considerablemente menos integrada en comparación con la época de los imperios mundiales, la economía global se ha vuelto mucho menos global desde un punto de vista geográfico.
PRIMERA PARTE Tras los primeros años de fuerte apogeo, la crisis del internacionalismo liberal se hizo presente ya pasados los mediados de los noventa. Este proceso se cerró con los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. En el sistema internacional, más allá del multilateralismo o el uni polarismo, los procesos de integración o el aislacionismo, se vuelven continuamente al Estado. Porque ni el multipolarismo ni el uní polarismo existen sin el Estado como así tampoco los procesos de integración o el aislacionismo, pues ambos siempre son producto de una decisión de Estado.
SEGUNDA PARTE 1. Enfoques sobre escenarios de Crisis 1.1. Crisis como concepto y tipologías Se define “como crisis a un momento de ruptura en el funcionamiento de un sistema, un cambio cualitativo en sentido positivo o negativo. La comprensión de una crisis se funda en el análisis del estado de un sistema: la fase previa al momento en que se inicia la crisis, la fase de crisis propiamente dicha, y por último, la fase en que la crisis ha pasado y el sistema ha asumido un cierto modelo de funcionamiento que no es ya el anterior a la crisis. La disponibilidad de tiempo para dar respuesta a la situación de crisis y en particular de qué carácter es considerada y Indagar qué miembros están presentes y qué juegos realizan esos miembros en el sistema. Así visto, “Cada sistema se funda en un conjunto de relaciones más o menos estrechamente ligadas entre sus variados componentes, de modo que un cambio en un componente del sistema genera cambios en todos los restantes. Sin embargo, mientras que en los sistemas mecánicos es posible valorar con cuidado el efecto y la extensión de variaciones similares, y hasta medirlas, en el ámbito de los sistemas sociales se está todavía lejos de esto. Para valorar, en sentido amplio, la incidencia de una crisis sobre un sistema social, sea como fuere se requiere ante todo definir el estado de equilibrio de este sistema.
SEGUNDA PARTE Estas conmociones del sistema hoy en día son identificadas con la palabra “crisis”. Hay tipologías de crisis y hay fases de crisis. Las crisis en un sistema pueden considerarse fisiológicas cuando tocan el funcionamiento y provocan su adaptación; y patológicas cuando tocan la estructura del sistema y provocan su mutación. Las crisis funcionales pueden ser a su vez de dos tipos: crisis de sobrecarga cuando el sistema tiene que hacer frente a más demandas que aquellas que las que puede responder o crisis de carestía cuando el sistema no alcanza a extraer de sus adentros o del ambiente los recursos suficientes para su funcionamiento. Las crisis de funcionamiento se vienen repitiendo desde hace una década en el sistema internacional. Todo pareciera indicarnos que el proceso que se está desarrollando en este sistema es el que comentamos en el párrafo anterior. Las crisis se producen en el sistema financiero internacional hasta que se alcanzan nuevos equilibrios, sean estos estables o inestables, pero la crisis continúa estando.
SEGUNDA PARTE Y la crisis repetida de funcionamiento, que se da en economías estructuralmente dependientes, se está transformado en patológica durante el transcurso de la última década. Mientras tanto, en el corto plazo el mundo tambalea de una a otra crisis, y todas ellas implican de manera crucial el problema de generar suficiente Demanda “México, Tailandia, Malasia, Indonesia y Brasil: un país en desarrollos tras otro ha experimentado una recesión que, ha descubierto que las respuestas convencionales de política económica sólo han servido para empeorar las cosas.
SEGUNDA PARTE Las crisis de los años noventa, han presentado los siguientes patrones, de acuerdo a Chudnovsky, López y Pupato131: Caídas fuertes en el PBI, que se traducen en aumento de desempleo y del nivel de inequidad en la distribución del ingreso Drásticos descensos en la tasa de inversión doméstica Significativas devaluaciones de la moneda nacional que, salvo en el caso de México, no se traducen en aumentos, sino en descensos de las exportaciones Prevalencia de altas tasas de interés real Fuerte depreciación de los activos financieros Aumento de los préstamos incumplidos en las carteras bancarias Altos costos fiscales, derivados esencialmente del rescate del sistema financiero, que agravan el deterioro de las cuentas públicas, ya impactadas negativamente por la propia contracción del nivel de actividad.
SEGUNDA PARTE A medida que los precios suben en una burbuja, hay una cantidad de dinero para hacer en el corto plazo de manera más rápida, aún cuando todos sepan que los precios son demasiado altos y que finalmente deben caer. Todos se lanzan a los mercados pensando que serán suficientemente astutos de salir antes de que llegue el fin. Si alguien sale demasiado pronto se pierde una cantidad posible de ganancias.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD La función básica del sistema financiero y de los mercados de capitales es la de conectar a los ahorristas con excedentes de capital, con aquellos que necesitan capital para realizar sus inversiones. Esta asignación de recursos implica un correcto funcionamiento del sistema de precios (tasas de interés). En un mercado eficiente los precios incorporan toda la información económica financiera relevante y los riesgos asociados que implican expectativas inciertas sobre el futuro (Stiglitz, 2002). Un mercado eficiente, debe ser una buena correa de transmisión de rendimientos y riesgos aceptables en función de los rendimientos esperados y separar aquellos riesgos que no desean asumir. Lo expuesto debería redundar en un mercado continuo y líquido (Hopenhayn y Vanoli, 2002). Cuando ocurre una crisis se produce una situación de distorsión, donde el riesgo se dispara, desaparece la liquidez, no existen precios representativos y resulta imposible realizar transacciones en los mercados financieros y de capital.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD En lo que respecta a las causas de estas crisis cambiarias, se reconocen dos tipos de factores. Un grupo está constituido por factores exógenos, y un segundo grupo constituido por factores endógenos. Factores exógenos: Cambios abruptos en las políticas monetarias de los países centrales transmisión por contagio133 Fallas en los mercados de capitales. Sobre todo las asimetrías de información. Al respecto Hopenhayn y Vanoli expresan: “Estos cambios, que en general reflejan los ciclos de crédito que acompañan los vaivenes económicos, se manifiestan a través de las tasas de interés y la disponibilidad de los créditos. En estos casos, la crisis deviene tanto por el aumento del peso de los servicios financieros como por el racionamiento de créditos, que afecta el balance de pago y el sistema financiero de los países que entran en crisis.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD Factores endógenos: Este fenómeno puede producirse por devaluaciones cambiarias. Un claro ejemplo fue en el S. E. Deficiencias en políticas macroeconómicas Fortaleza del sistema financiero y del mercado de capitales Imprudencia en el manejo de la deuda pública y privada. Hopenhayn y Vanoli nos recuerdan: “En muchos casos, cuando los países tuvieron problemas por mayores dificultades de acceso al crédito y mayores costos, optaron por reducir el plazo de las colocaciones, convertir la deuda en monedas fuertes, y colocar deuda a tasa variable. México en 1994, y Brasil, en 1998, esto generó una concentración de vencimientos, mayor costo fiscal, percepción de un mayor riesgo de percepción de la deuda, pérdida de reservas, todo aquello que antecede a la devaluación de la moneda y al incumplimiento o default.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD La acumulación de déficit y el nivel de endeudamiento generan, a su vez, una salida de capitales que se va acelerando y desemboca en el desbarranque de la moneda, el crédito y la actividad económica en general. A esta situación que se describe debe sumarse Argentina en el 2001. En el mercado de capitales el proceso de expansión retracción más reciente parte de la siguiente secuencia: Fase expansiva: Baja tasa de interés y rentabilidad en los mercados centrales Búsqueda de oportunidades de inversión de corto y largo plazo en los mercados emergentes Fuerte expansión del flujo de capitales Apertura comercial con financiamiento fácil de los desajustes del balance de pagos, de los déficits públicos y de la revalorización de las monedas nacionales ancladas formalmente (por ejemplo Hong Kong y Argentina) o de hecho al dólar (el resto de las economías del S. E. de Asia). Fuerte desequilibrio externo, y en algunos casos también un fuerte desequilibrio fiscal.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD Fase contractiva: Desconfianza de los inversores de corto plazo, con retiro de capitales o ingreso sumamente limitado e insuficiente Crisis en un país emergente considerado de los grandes Efecto “contagio” sobre el resto de la franja de países en desarrollo y la consecuente retracción de capitales y programas de ajustes que causan la caída del producto y del comercio.
MERCADOS DE CAPITALES Y VOLATIDAD Lo cierto es que en referencia al capitalismo financiero, como sostiene Julio Sevares, la consecuencia es la de un estado de crisis permanente. Debemos reconocer que quizá los “otros capitalismos” también hayan causado en un primer momento esa concepción de crisis permanente. La inestabilidad del mercado financiero internacional ya no es episódica sino estructural (Sevares, 2000). El mercado es intrínsecamente volátil y riesgoso, sometiendo a las economías nacionales y específicamente a los sectores más débiles de ellas a una presión permanente matizada con frecuentes picos de crisis.
México: La primera crisis en mercados emergentes. México ha sido un país clave en la última década en el ámbito financiero. Como sostiene Roberto Lavagna, “dos veces en poco más de una década, en 1982 y 1994, México no pudo obtener suficiente crédito “voluntario” para financiar o refinanciar sus deudas”.
La crisis denominada del “Tequila” fue la primera crisis de liquidez en los años noventa que puso en entredicho el sistema financiero internacional y generó un lógico temor al “efecto dominó” sobre el resto de los mercados emergentes. Thurow nos aclara que en el sistema financiero internacional, en cualquier momento puede aparecer un eslabón más débil. Este parece ser el caso de México en 1994-1995. La situación de México es el costo de una visión miope que solo miraba los méritos pero no los problemas que subsistían y los nuevos que se estaban creando en la economía. En este camino, el tipo de cambio real se apreció fuertemente, desde 1988 y se acentuó en la década del noventa. Las exportaciones crecieron, pero las importaciones lo hicieron aun en mayor medida.
El papel del FMI. Tras los fracasos iniciales por restablecer la confianza en el sistema financiero mexicano, el 9 de marzo de 1995 se dio a conocer un programa macroeconómico de estabilización, con el respaldo de un acuerdo del tipo stand-by con el FMI. Los objetivos claves pasaban por la estabilización económica del país y la recuperación de la confianza internacional. Algunos de los principales elementos del programa fueron: Las medidas fiscales incluían ajuste en los precios de los bienes producidos por el sector público y reducción nivel real del gasto público. Mantener un régimen de flotación de la tasa cambiaria, utilizando la política monetaria como herramienta para ayudar a estabilizar los precios.
Efectos de propagación sobre el sistema financiero argentino. El primer efecto que la devaluación produjo fue un agravamiento de la generalizada desconfianza ya existente en la economía mexicana, que rápidamente se extendió a la gran mayoría de los mercados emergentes Como consecuencia, algunos bancos provinciales, cooperativos y mayoristas recibieron el impacto de la pérdida de depósitos con extrema intensidad. Por otro lado, otros bancos vieron crecer sus depósitos, en un contexto de marcada incertidumbre sobre la futura evolución de las entidades con problemas de liquidez. En lugar de operarse en medio de una fuga o un retroceso de los depósitos del sistema, este capítulo de la transformación se dio en un período de crecimiento de las imposiciones del orden del 30 %.
La crisis asiática: “Segunda ola” de crisis financiera. La crisis asiática reviste importancia considerando que lo que hoy es conocido como “blindaje” o ayuda financiera internacional, comenzó en 1997 y específicamente en la región del Sudeste Asiático, cuando fue necesario salvar a las economías de la región. La crisis de Asia constituye un ejemplo de cómo las medidas del FMI afectan las economías regionales, y cómo estas medidas, en ocasiones, desequilibran las economías nacionales de los países en desarrollo desencadenando a corto ó mediano plazo un proceso devaluatorio. El blindaje llegó a Tailandia, en julio de 1997, luego que la devaluación de su moneda (bath) arrastrara a Corea del Sur, Malasia170, Filipinas e Indonesia.
Las economías del Sudeste Asiático. El ingreso masivo de capitales fue posible por la gran liquidez internacional de la década de los noventa y el mayor inversor fue el vecino Japón. También es importante destacar que una parte sustancial de los créditos, que llegaron a la región atraídos por el diferencial en las tasas de interés. La aparente estabilidad de la vinculación con el dólar alentó a los bancos y negocios locales a endeudarse en dólares y convertir los dólares en las monedas locales sin cobertura; después los bancos prestaron a proyectos locales o invirtieron en ellos, sobre todo bienes raíces. Para desarrollar un modelo de crecimiento económico orientado a la exportación. No cualquier país podía transformarse en exportador de bienes manufacturados a partir únicamente de la ayuda de Estados Unidos.
La crisis en Asia y la intervención del FMI. La crisis de Asia a criterio de Stiglitz presenta dos patrones familiares. El primero es justamente ilustrado por Corea del Sur. El segundo es materializado por Tailandia. Corea del Sur, tras el naufragio de la guerra de las “Dos Coreas”, el país formuló una estrategia de crecimiento que aumentó la renta per cápita en ocho veces en tan solo 30 años y a su vez avanzó significativamente en la reducción de la brecha tecnológica que la separaba de los países más desarrollados. Durante el transcurso de la década del noventa había ingresado a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico comúnmente identificada bajo la sigla OCDE, el club de las naciones más desarrolladas como la llaman muchos autores.
El “efecto arroz” sobre el sistema financiero argentino. La internacionalización de la crisis comenzó el 17 de octubre cuando Taiwan dejó de intervenir en el mercado cambiario y que se depreciara su moneda; se profundizó el 23 cuando se produjo la caída de la bolsa de Hong Kong y 4 días más tarde (el 27 de octubre) cayó el índice Dow Jones, extendiéndose la crisis al resto del mundo. Por su parte, las bolsas latinoamericanas cerraron con pérdidas. Esto fue seguido de un crash bancario en Japón (producto del cierre de dos importantes instituciones financieras el 17 y 24 de noviembre) y de la devaluación de Corea en los primeros días de diciembre.
El “caso argentino” y el cambio de paradigma global SubLa crisis de Argentina, si bien responde a los patrones secuenciales de evolución de las anteriores crisis, la combinación de escenarios negativos constituye puntos de particular de análisis a fin de descubrir matices en el procesamiento de las características sin precedentes. Entre los escenarios negativos inmediatos encontramos, un cambio de paradigma económico global: La caída de Brasil con posterioridad a la crisis rusa. La crisis de Turquía con sus particulares similitudes para nuestro país. Y los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001
Antecedentes inmediatos: La caída de Brasil y de Turquía Es así, como comenzó a circular discretamente el temor de una mora en el pago de los préstamos. El FMI se movió rápidamente y en octubre ya habían dispuesto un programa de préstamos de 41.600 millones de dólares Con la crisis de Rusia en agosto de 1998, Brasil se vio sumamente afectado. Las reservas se redujeron unos 30.000 millones de dólares en los dos meses siguientes, mientras el gobierno luchaba por contener el real y se pagaban los préstamos.
La carta de intención firmada en noviembre de ese mismo año por el Brasil lo comprometía a una serie de objetivos entre ellos: La reducción del déficit fiscal del 8 % del PBI al 4,5 %, lo cual se lograría por el lado de los ingresos, elevando el impuesto a las transacciones financieras, aumentando los aportes sociales de los empleados del sector público, y aumentando la contribución de los empleadores a la seguridad social. Del lado del gasto, el objetivo fue una reducción de poco más de 7.000 millones de dólares; pero según algunos observadores, la medida del FMI y la orientación política, en especial sobre el tipo de cambio, aseguraron el pago de las obligaciones con los bancos e inversionistas de los países desarrollados sin pérdida alguna para los inversionistas.
Contando con la mitad de las reservas y enfrentando a un mayor déficit de cuenta corriente, en enero el gobierno optó por aplicar una devaluación del 8%. El aliviado mercado accionario de San Pablo inmediatamente aumentó un 34%, pero los mercados del exterior bajaron, revelando las percepciones de lo que se entiende como algo bueno para los negocios. El gobierno, presionado por el FMI elevó aún más las tasas de interés, pero no logró tranquilizar a los inversionistas internacionales, quienes decidieron que el real se estaba desmoronando.
Las autoridades económicas argentinas intentaron marcar las diferencias con Turquía sobre la base de diferencias fiscales, monetarias, financieras, institucionales y de estructura de la deuda externa, porque la deuda turca estaba mayormente en manos de tenedores locales.
Inestabilidad institucional y crisis económica en los noventa Los orígenes del acelerado endeudamiento externo de la Argentina pueden remontarse a mediados de la década de los setenta. Las Fuerzas Armadas en 1976, junto con el disciplinamiento de la clase trabajadora, promovieron la apertura comercial y financiera, y la aplicación de un plan económico. La liberalización total de precios Devaluación y congelamiento de salarios Entre las principales medidas de política económica adoptadas, encontramos: Reducción de aranceles aduaneros Eliminación de reintegros a la exportación industrial
El endeudamiento público destinado a sostener el sistema mediante un constante ingreso de capitales y el endeudamiento de carácter privado facilitado por la apertura de la cuenta de capitales que se había dado a partir de 1976 – 1977, contribuyeron a la acumulación de una deuda externa cada vez más elevada.
Algunos datos a tomar en cuenta nos permiten justificar lo anteriormente expresado: En el período 1975 – 1983 la deuda externa creció de 7.800 millones de dólares a 45.000 millones de dólares. En 1975, el 50 % de la deuda era pública. En 1983, el 70 % de la deuda era privada Hasta 1979, el sector público se endeudó poco, pero a partir de este año el endeudamiento causó una sangría de divisas en un país que cada vez recibía menos dólares del exterior Desde 1981 hasta el retorno de la IED en la década del noventa, el pago de utilidades e intereses de la deuda es mayor al ingreso de capitales. La economía de acumulación financiera tuvo un efecto desastroso sobre la economía real, entre 1976 y 1983 el PBI creció a un promedio anual de 1,4% La inflación se mantuvo. En 1977 los precios aumentaron un 176 %, en todos los años hasta 1983 la inflación siguió manteniendo tres dígitos, con la sola excepción del año 1980 que esta se mantuvo en un 87,6 % anual promedio.
Ante la constante pérdida de reservas el gobierno declaró en mayo del año 1988 una moratoria en el pago de los intereses de la deuda externa. Ese mismo año se lanzó un nuevo plan para evitar la escalada inflacionaria. El Plan Primavera, que disponía un sistema cambiario múltiple, plan que pronto fracasó. En síntesis, en el período que va desde 1983- 1989, la Argentina aumentó su deuda externa en casi un 50 %. Un balance económico del gobierno de Raúl Alfonsín, nos arroja los siguientes datos:
Caída del PBI en un 2 % promedio Desplome de la inversión fija Aumento del desempleo de un 5,5 % a un 8,4 % Un tope máximo de inflación en 1989 de 4.900 % Déficit del sector público en un 7,6 % del PBI Solo presenta superávit el comercio exterior, pero esto no es debido al aumento de las exportaciones, dado que apenas tuvo variación, sino debido al brusco descenso de las importaciones causado por la recesión interna
La Ley de Convertibilidad El 1 de abril de 1991 el tipo de cambio equivalía a un dólar cada 10.000 australes. En ese entonces se permitió la libre convertibilidad de cada austral a dólares a la cotización establecida, al aprobarse la Ley 23.928. La ley disponía que el Banco Central de la República Argentina debía guardar reservas de libre disponibilidad equivalentes a no menos del 110 % de la base monetaria. Para reforzar ésta relación entre moneda nacional y divisa norteamericana se llego a modificar incluso el Código Civil autorizando así los contratos en moneda extranjera. A la par se prohibió la indexación de los contratos para que la inflación pasada no fuera trasladada al futuro, cortando de esta manera la inercia inflacionaria.
En el sistema anterior existente, el Banco Central emitía de forma libre en función de las necesidades del Estado. El Tesoro se endeudaba con el Banco Central y cada año esa deuda era cancelada. Bajo el sistema de convertibilidad, la única manera posible que tenía el Estado de obtener dinero era tomando prestado, emitiendo títulos de la deuda interna o externa. La convertibilidad modificó sustancialmente el funcionamiento del Banco Central de la República Argentina
El último período El nuevo gobierno, resultante de una alianza entre partidos políticos con eje en la UCR (Unión Cívica Radical) y el Frepaso (Frente País Solidario); en adelante, Alianza heredó una situación económico – financiera sumamente compleja. . “La Alianza” funcionó durante todo su gobierno sin un plan auto centrado, por eso sus políticas se basaron en responder, o al menos intentar responder, las exigencias del FMI, de los grupos de poder argentinos y las presiones sociales. Ni bien “La Alianza” asumió el gobierno declaró públicamente que el déficit fiscal consolidado era de 10.000 millones de dólares. La aplicación posterior de una política fiscal restrictiva, acentuó la baja en la demanda interna.
Los malos resultados en materia fiscal a lo largo de 2000 crearon fuertes tensiones con el FMI, y al interior de este organismo crecieron las presiones para que fuera desplazado de su cargo el Ministro de Economía.
Crisis y “solución final”: El blindaje financiero. El blindaje en este contexto de deuda externa, servía como reaseguro de que Argentina pagaría en el 2001 los servicios de la deuda. La clave era que la Argentina no tuviera que recurrir a ese préstamo especial porque hacia fines del 2001, la historia volvería a repetirse en condiciones agravadas. A escala interna, la operación financiera servía para ratificar la vigencia del plan de convertibilidad y permitía que bajasen las tasas de interés para la economía. Situación que de no aumentar la inestabilidad política, tendría que acelerar el crecimiento económico. El blindaje consistió para la Argentina, en un cronograma de aportes financieros por un valor de 40.000 millones de dólares, compuesto por fondos del FMI, de otros organismos y entidades financieras internacionales y de gobiernos del grupo del G – 7, con los que se esperaba afrontar el pago de la deuda de 2001.
Porcentaje deuda pública y deuda privada sobre la deuda externa; y evolución de la deuda total (en millones de dólares).
Los operadores financieros, se buscaba evitar que las condiciones de incertidumbre derivaran en un comportamiento “en manada” (sheep) de los tenedores de activos financieros en busca de zonas más confiables, lo que comúnmente se denomina “vuelo hacia la calidad” (flight to quality).
El cambio sistémico internacional y su impacto en la relaciónArgentina – FMI Los atentados ocurridos el 11 de septiembre de 2001, que a nuestro entender cierran la década de los noventa, entendida ésta como la del triunfo del “capitalismo y la democracia”, golpearon las perspectivas de la economía global y la economía argentina ya en dificultades. En este orden de ideas Gabriel Rubinstein sostiene que: “el 11 de septiembre será una fecha que no se borre fácilmente para la economía”.
Con los atentados del 11/9 se da un cambio en la agenda de los Estados Unidos. Se dejará así definitivamente la “agenda de cooperación” iniciada en la era Clinton y se pasará a una “agenda de seguridad” que hasta el momento caracteriza a la administración republicana. Este cambio de agendas sobrevino cuando la Argentina presumía la llegada del tiempo para comenzar a indagar en la reestructuración de la deuda, “quizás la única receta capaz de ayudar a reanimar la economía deprimida desde hace tres años”.
El juego de las opciones y las diferencias Lo importante del caso argentino es extraer lecciones de lo que se debe hacer o no en materia financiera, y de los riesgos que acarrea la conjunción apertura de capitales y tipo de cambio fijo. El “caso argentino” demostraría, finalmente, la inconsistencia de una paridad cambiaria fija que restaba anualmente competitividad general a la producción exportable y que sumada a una acelerada apertura comercial, facilitó el ingreso por importaciones de bienes y servicios que deterioraron progresivamente el aparato productivo doméstico y ahondaron el desequilibrio de la balanza de pagos