"(.) El médico, el trabajador médico, debe ir entonces al centro de su nuevo trabajo, que es el hombre dentro de la masa, el hombre dentro de la colectividad, siempre, pase lo que pase en el mundo, el médico por estar tan cerca del paciente, por conocer tanto de lo más profundo de su psiquis, por ser la representación de quien se acerca al dolor y lo mitiga, tiene una labor muy importante de mucha responsabilidad, el trato social."
En noviembre de 1984, el MINSAP llegó a la conclusión de que se habían cumplido con éxito los objetivos principales del plan. La modalidad del médico de la familia fue extendida luego a todas las provincias del país y a todas las áreas, urbanas, suburbanas, montañosas y rurales. El policlínico, a su vez, se convirtió en base de apoyo y organizador estructural de los consultorios de médicos de las familias e incorporó especialidades médicas que anteriormente eran brindadas sólo en los hospitales, en concordancia con Goldberg[5].
En el marco de un progresivo proceso de descentralización político-administrativa, basado en el reforzamiento de la gestión a nivel local-municipal, que tiene sus antecedentes en el modelo del médico de la familia, a principios de 1992 el MINSAP planteó un cambio en la estrategia de salud, en función de la coyuntura socioeconómica imperante por el "Período especial": "Objetivos, propósitos y directrices para incrementar la salud de la población cubana 1992-2000 (OPD-2000)". La idea básica del documento era la de mantener lo conquistado en materia de bienestar y salud de la población, en términos de cobertura y calidad de la atención, en un contexto de situación crítica de la economía con un drástico descenso del nivel de vida. Del mismo modo, se intentó aprovechar el alto grado de desarrollo alcanzado en el capital humano del sector salud para reforzar la movilización y las capacidades del conjunto de la sociedad.
Elementos claves de esta estrategia hasta hoy vigente, lo constituyen:
El fortalecimiento del nivel local (municipios).
La intersectorialidad.
La participación social-comunitaria.
La adopción en todas las escalas del sistema nacional de salud de un nuevo estilo de dirección, mucho más descentralizado, dinámico, creativo y participativo, dirigido a lograr mayor integralidad en la gestión y las acciones de salud.
Entre los objetivos que se propone esta estrategia, se pueden señalar dos, como los principales:
Fortalecer las acciones de promoción de la salud y prevención de enfermedades en el nivel primario de atención, especialmente dirigidos por el médico de la familia.
Comprometer a las comunidades en sus esfuerzos para asegurar la calidad del ambiente natural, fortalecer la interacción social, la convivencia y la cultura de la salud, mejorar la calidad de los servicios, incrementar la participación de los ciudadanos en las decisiones que les conciernen, elevar el nivel de salud de la población y el sentido de autorresponsabilidad y auto cuidado.
Las autoras consideran que en gran medida, los destacados indicadores sanitarios de Cuba se deben a la importancia otorgada por la dirección del país a la atención primaria. El país cuenta con indicadores cercanos o comparables a los de los países desarrollados, lo cual es un hecho concreto que todos deben reconocer. Por ejemplo, alcanzó en el período 2005-2007 una esperanza de vida al nacer de 77.97 años para ambos sexos: 76 para los hombres y 80.02 para las mujeres. Este privilegio disfrutado por igual por todos los cubanos, sitúan a Cuba dentro del 25% de la población del planeta cuyos niños pueden aspirar a vivir 77 años o más. Significa, según Castro[6]que nuestros compatriotas viven 5 años más que el promedio del resto de los latinoamericanos y caribeños.
Igualmente opinan que el pilar fundamental del sistema de salud cubano son los policlínicos comunitarios, alrededor de 500 en toda la isla, cada uno de los cuales tiene una zona de captación de entre 30.000 y 60.000 personas. Esos policlínicos operan además como nodos organizacionales aproximadamente de entre 20 y 40 consultorios de médicos y enfermeras de familia de vecindad, y como centros acreditados de investigación y docencia para estudiantes de medicina, enfermería y otras ciencias de la salud.
Hoy día, Cuba cuenta con unos 33 000 médicos de familia. La especialidad de medicina de familia constituye un requisito para más del 97% de los graduados, quienes, tras acabar sus estudios, deben pasar un año como internos y dos como residentes, para completar su formación. Luego pueden solicitar otro periodo de residencia en una segunda especialidad. Como consecuencia de ello, en estas segundas especialidades abundan los médicos que empezaron su carrera en la medicina de familia.
Y se siguen introduciendo nuevos cambios en la atención primaria. Desde el año 2002, más de 200 policlínicos han sido objeto de una amplia renovación, proceso que se prolonga hasta la fecha de hoy. La finalidad es añadir servicios que antes sólo se ofrecían en los hospitales, acercándolos a la población y elevar su satisfacción. Además se amplía la formación del capital humano en el nivel primario de atención, iniciándose en el 2004 los estudios superiores de las carreras de Ciencias Médicas desde el primer año, en las unidades asistenciales del primer nivel de atención, que se transforman en Policlínicos Universitarios, y los estudiantes iniciadores de este Plan ya comienzan el 5to año en el recién comenzado curso 2008-2009.
El policlínico de tipo medio ofrece 22 servicios, entre ellos rehabilitación, radiología, ecografías, optometría, endoscopia, trombolisis, traumatología, laboratorios clínicos, planificación familiar, urgencias odontológicas, atención materno-infantil, inmunización, atención a las personas diabéticas y a las de edad avanzada, este último segmento poblacional, vinculado directamente a la presente investigación.
Se ofrecen también consultas de otras especialidades, entre ellas dermatología, psiquiatría y cardiología, además de la medicina de familia, la medicina interna, pediatría, la obstetricia y ginecología y la psicología.
Los papeles de los policlínicos y de los consultorios de médicos y enfermeras de familia también están evolucionando. Desde el año 2007 se espera de los policlínicos, que desempeñen una función destacada entre las instituciones relacionadas con la salud en sus comunidades, incorporando a directores de farmacias, residencias de ancianos, maternas y otros, además empezado a ofrecer más formación a los promotores de salud en coordinación con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), profesionalizando su trabajo en la comunidad.
Actualmente, aproximadamente la mitad de los consultorios de familia siguen estando dirigidos por médicos; y la otra mitad por enfermeras orientadas en su labor por el Médico de Familia de la zona. Hay unos 2.500 pacientes por cada consultorio, dirigido por un médico en el nivel de atención primaria, con el respaldo de estas enfermeras que tienen que desempeñar un mayor papel. La nueva fórmula obedece en parte a la necesidad de reorganizar el sistema, pues hay más de 20.000 médicos cubanos que laboran fuera del país, la mayoría en África y en Latinoamérica, cumpliendo una honrosa misión internacionalista.
Se está acelerando también la formación de nuevos médicos de familia, capacitando ahora a más de un 42% de médicos de familia en nuevas tecnologías, a fin de disponer de los suficientes para poder cumplir todos los compromisos.
Luego de caracterizar a la evolución histórica de la Atención Primaria de Salud en Cuba, en el presente epígrafe, las autoras consideran que tanto el personal médico cubano, como los pacientes que atienden, deben sentirse orgullosos y agradecidos con esta brillante obra revolucionaria, la cual ha permitido que hoy en el mundo la salud en Cuba se destaque, constituyendo un paradigma internacional y sirviendo de fuente inspiradora a quienes ha correspondido transitar por investigaciones como las que nos ocupa, en el contexto de una Maestría, con impacto directo a la citada Atención Primaria de Salud, en particular en los adultos mayores, muchos de ellos protagonistas de esta obra de la Revolución, y por lo tanto, merecedores de amor, atención continua y una pesquisa en materia de su nutrición, como la que aquí se expone.
Programa Integral de Atención al Adulto Mayor en Cuba
Cuba es uno de los países iberoamericanos más envejecidos. La magnitud alcanzada en este orden y la rapidez con que se ha transformado la pirámide poblacional cubana constituyen una preocupación en los años futuros.
Se considera que esta preocupación es una necesidad a escala mundial, la cual requiere de una acción cooperativa y solidaria que, trazando políticas y estrategias nacionales e internacionales tiendan a materializar en forma efectiva dicha ayuda.
En Cuba, a partir del año 1959, se comenzó un trabajo muy serio desde el punto de vista social, legislativo, y de asistencia médica, que garantiza la salud y la asistencia social para los adultos mayores y el disfrute de una vejez con óptima calidad de vida.
El programa de atención al adulto mayor, se subdivide en 3 subprogramas (tal como se ilustra en la Figura # 1): atención comunitaria, atención institucional y atención hospitalaria. El primero de estos es el que más se vincula a la presente investigación, por lo cual en este epígrafe se particulariza en el mismo.
Actualmente las necesidades y demandas de los adultos mayores asumen categorías superiores y las respuestas tradicionales resultan insuficientes.
Este programa, además de ofrecer aglutinación en favor del adulto mayor será aplicable en todos los niveles de atención, que incluyen no sólo salud, sino seguridad social, deportes, cultura, legislación y otros.
El propósito de este programa es contribuir a elevar el nivel de salud, el grado de satisfacción y la calidad de vida del adulto mayor, mediante acciones de prevención, promoción, asistencia y rehabilitación ejecutadas por el Sistema Nacional de Salud Pública en coordinación con otros organismos y organizaciones del estado involucrados en esta atención, teniendo como protagonistas a la familia, comunidad y el propio adulto mayor en la búsqueda de soluciones locales a sus problemas.
Figura # 1. Subprogramas del Programa de Atención al adulto Mayor.
Fuente: elaboración propia.
Sus objetivos generales son:
Mejorar la salud de la población de 60 años y más, aumento de la vida activa, mediante el tratamiento preventivo, curativo y rehabilitador de este grupo.
Crear una modalidad de atención gerontológica comunitaria que contribuya a resolver necesidades socio-económicas, psicológicas y biomédicas de los ancianos a este nivel.
Por otra parte, sus objetivos específicos son:
Promover cambios de estilos de vida, hábitos y costumbres que favorezcan la salud.
Prevenir o retardar la aparición de enfermedades y de las discapacidades a que éstas pudieran conllevar en su evolución.
Garantizar la atención integral, escalonada, oportuna y eficaz a este grupo de edad.
Garantizar la rehabilitación de los adultos mayores a través de la rehabilitación de base comunitaria.
Estimular la participación comunitaria en la identificación y búsqueda de soluciones a los problemas del adulto mayor.
Desarrollar la formación y capacitación de los recursos humanos especializados y los propios de la comunidad, que garanticen la calidad de las vías no formales de atención y la integración activa de estas a la comunidad.
Desarrollar investigaciones que identifiquen la morbilidad, mortalidad, letalidad, discapacidades, intervenciones comunitarias y otras unidades.
Los límites concebidos para el programa son:
De espacio: este programa se desarrolla en todo el país. Es aplicado en todas las unidades sociales de atención primaria que brindan atención gerontogeriátrica.
De tiempo: el programa comenzó en el primer semestre de 1997 y ha tenido reajustes anuales.
El universo de trabajo de dicho programa es la población mayor de 60 años residentes en la comunidad.
Las autoras consideran que el médico y la enfermera de la familia son las piezas clave para el cumplimiento eficiente de este subprograma, aspecto abordado a continuación.
Papel del Médico y Enfermera de la Familia dentro del Programa Integral del Adulto Mayor
El primer programa del adulto mayor surge en el año 1974, y en 1985 se incorpora en la provincia de Matanzas la variante de atención primaria de salud, basada en el Médico de Familia y Enfermera de la familia.
Para cumplimentar el Subprograma de Atención Comunitaria al adulto mayor, el médico y la enfermera de la familia deben cumplir los siguientes objetivos:
Promover cambios de estilos de vida, hábitos y costumbres que favorezcan la salud.
Promover o retardar la aparición de enfermedades y de las discapacidades en los adultos mayores.
Garantizar la atención integral, escalonada, oportuna y eficaz a este grupo de edad.
Garantizar los servicios de rehabilitación a los ancianos a través de la Rehabilitación de Base Comunitaria, instituciones e instancias correspondientes.
Estimular la participación comunitaria en la identificación y búsqueda de soluciones a los problemas del adulto mayor.
Desarrollar la formación y capacitación de los recursos humanos especializados y los propios de la comunidad, que garanticen la calidad de las vías no formales de atención y la integración activa de estas a la comunidad.
Desarrollar investigaciones que identifiquen la mortalidad, morbilidad, letalidad, discapacidades, intervenciones comunitarias y otras.
Las autoras consideran que el cumplimiento de estos objetivos tiene un valor primordial, pues garantizaría desarrollar técnicas educativas encaminadas a desarrollar estilos de vida más sanos; identificar, controlar y modificar los factores de riesgos dañinos a la salud de los ancianos; ejecutar acciones de rehabilitación basadas en la comunidad; fomentar el desarrollo de vías no formales de atención al anciano a nivel comunitario; entre otros aspectos.
Por todo lo antes señalado, el papel del binomio Médico – Enfermera de la Familia dentro del Programa Integral del Adulto Mayor es trascendental.
Luego de abordarse el papel del modelo de Medicina Familiar dentro del Programa Integral del Adulto Mayor, el epígrafe final de este capítulo se dedica a caracterizar a la nutrición en la tercera edad.
Conclusiones
Los destacados indicadores sanitarios y de Atención Primaria de Salud de Cuba, se deben a la importancia otorgada por la dirección del país a la atención primaria, lo que ha posibilitado contar con indicadores cercanos o comparables a los de los países desarrollados.
Bibliografía
Escalona Reguera, M. El Policlínico Integral. La Habana: Revista Cubana de Administración de la Salud, 1980.
Ramos Domínguez, N. Higiene Social y Organización de la Salud Pública. La Habana: Pueblo y Educación, 1987.
Rodríguez Abrines y Rojas Requena. Folleto mimiografiado inédito, archivo Policlínico Docente Lawton, La Habana, s/a.
Goldberg, Alejandro. "Innovación, desarrollo y medio local. Dimensiones sociales y espaciales de la innovación". Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales (Scripta Nova). Número extraordinario dedicado al II Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio). Universidad de Barcelona, No.69 (41), 1 de agosto de 2000.
Castro Ruz, Raúl. Discurso pronunciado en las conclusiones de la primera sesión ordinaria de la 7ma. Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. La Habana, 11 de junio de 2008.
Autor:
Dra. MSc. Belkis Sánchez
(Policlínico "Carlos Verdugo", Matanzas, Cuba)
Dra. MSc. Teresa Denis
(Policlínico "Carlos Verdugo", Matanzas, Cuba)
[1] Escalona Reguera, M. El Policlínico Integral. La Habana: Revista Cubana de Administración de la Salud, 1980.
[2] Ramos Domínguez, N. Higiene Social y Organización de la Salud Pública. La Habana: Pueblo y Educación, 1987.
[3] Ramos Domínguez, ob. cit. Una especie de "guardián de la salud".
[4] Rodríguez Abrines y Rojas Requena. Folleto mimiografiado inédito, archivo Policlínico Docente Lawton, La Habana, s/a.
[5] Goldberg, Alejandro. "Innovación, desarrollo y medio local. Dimensiones sociales y espaciales de la innovación". Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales (Scripta Nova). Número extraordinario dedicado al II Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio). Universidad de Barcelona, No.69 (41), 1 de agosto de 2000.
[6] Castro Ruz, Raúl. Discurso pronunciado en las conclusiones de la primera sesión ordinaria de la 7ma. Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular. La Habana, 11 de junio de 2008.
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