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Bondades o maldades de la globalización en el mundo (página 2)


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Otra causa de una Inglaterra industrial que gana terreno, poder y dominio, frente a una España mercantilista que se desmorona, es la corriente Liberal que pulula dentro de ese contexto histórico. Desde finales del siglo XVIII, los regímenes absolutistas comienzan a tener problemas con sus colonias y con sus propios pueblos internamente. El marcado afán por los intereses mercantilistas, en la recaudación de impuestos de aduanas y en las erogaciones excesivas a las colonias, para mantener las glotonerías y excentricidades de la corte, detonan en revoluciones intestinas y pérdidas de estos apéndices territoriales coloniales.

Con el auge del Liberalismo económico, en un momento histórico donde los pueblos reprimidos necesitaban legalizar sus procesos comerciales con otros países, consolidar su actividad industrial, y hacerse de un Estado soberano e independiente. Era obvio el recibimiento elogioso de estos nuevos principios que le daban la oportunidad de luchar por sus intereses. Ahora, con un buen cúmulo de argumentos irrefutables, contrarios al Imperio, pero suficientemente justificables.

Fue Inglaterra pues, el nuevo paladín imperial. Desde el siglo decimonónico, cuando España pierde definitivamente sus posesiones americanas de ultramar, los britanos serán los nuevos amos del mar, donde se levantará un nuevo monopolio que atenderá sólo sus intereses.

  La economía agro-exportadora colonial de nuestro país, había sido desmantelada durante la guerra, los pocos recursos que llegaban por cuenta del comercio, se evaporaban por la compra de pertrechos bélicos, ropa, comida y pago de sueldos militares o civiles a la causa. El tabaco fue el único cultivo esperanzador durante la Guerra de Independencia. Sin embargo, las rentas por concepto de tabaco, seguían siendo ínfimas; porque muy pocas hectáreas eran trabajadas, debido a la falta de hombres que día tras día, se anotaban en las filas de los ejércitos en pugna. Por lo menos, había comida, ropa y sueldo; aunque a veces no pagaban sueldos, sino papeles y promesas. A todo esto se aunaba, el cultivo clandestino del producto, que al margen del nuevo Estado republicano, era una práctica perniciosa que golpeaba severamente el Tesoro Público.

Venezuela, recientemente independiente en el diecinueve, tratará de acoplarse a los cambios económicos foráneos. Sin embargo, es inútil, su inestabilidad política, debido a los constantes levantamientos armados, empréstitos, su perniciosa administración, la hacen incrementar la deuda con aquellas naciones que la ayudaron durante la Guerra de Independencia.

Dice Manuel Rodríguez Campos en su ensayo: "Reconstrucción y Consolidación de la Economía Tradicional Agroexportadora", publicado en Historia Mínima de la Economía Venezolana:

"Otro vertedero que condujo al exterior ingentes cantidades de recursos fue la deuda externa. Después de separada de la Gran Colombia pasaron diez años de espera y negociaciones para que se hiciera el prorrateo de los montos por los cuales respondería cada uno de los Estados que integraron la Unión. En 1.840 se realizaron los acuerdos y Venezuela quedó deudora de una pesada carga con acreedores británicos, la mayor parte para costear la guerra de emancipación y una menor parte contraída por la administración grancolombiana. En esa década, a las transferencias de las casas comerciales se añadían la de los pagos que el Tesoro Público pudo hacer a los acreedores; ambas cosas descapitalizaban al país de la especie de recursos con cuya inversión hubiera podido acelerarse el progreso nacional, eso que hoy en día se denomina crecimiento económico."

Incluso, desde los tiempos de la independencia, se podía observar que la globalización económica no proporcionaba ventajas equitativas. Ni siquiera el imperio inglés, con su hegemonía comercial, dejaba de presionar para la cancelación de la deuda, o aprovecharse de los pueblos que se desangraban luchando por sus independencias o crisis estatales. La inestabilidad política, la falta de experiencia en la administración pública o fiscal, y las ambiciones económicas de esa nueva aristocracia militar dirigente, llevaron a Venezuela a una hondonada de corrupción y miseria. Caudillos se sucedían uno tras otro, sin activar verdaderamente el aparato productivo. Sólo a medias, en algunos casos, el Tesoro daba un leve respiro con la demanda tabaquera y cafetalera del exterior. Sin embargo, volvían otra vez los acreedores a cobrar su parte. Lo otro, lo que sobraba casi milagrosamente, era posible que desapareciera en la cúspide del poder.

 Finalmente, el Liberalismo Económico se impuso frente al caduco Mercantilismo. El libre cambio comercial en el mercado mundial, gracias a la evolución de las redes de comunicación, tratados, pactos o convenios económicos, beneficiaron a los británicos, hasta muy posterior a la Primera Guerra Mundial; cuando los Estados Unidos de América, se recuperaron de su gran depresión económica interna, y aprovechan, junto con Japón, para imponerse sobre los países europeos. Sobre todo, después que estos entran en declive por el desgaste de la Segunda Guerra Mundial. Un nuevo orden, con nuevas directrices, mercados y condiciones, se imponía ahora desde América del Norte.

 Después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los Estados Unidos y Japón, luchan por expandirse, ambas invaden porciones territoriales de sus enemigos latentes, o de países que no podían mantener esos apéndices. Japón, ataca primero a Peral Harbour. Estados unidos se fortalece aún más con la alianza de enero de 1942 con Inglaterra, su otrora rival, y la U.R.S.S (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), en contra de los países del Eje. La ofensiva de Estados Unidos frente a Japón, fue letal. Frente a la resistencia y no rendición de los nipones, lanzaron una poderosa bomba atómica recién descubierta sobre Hiroshima y Nagasaki. Los japoneses se rindieron inmediatamente. La bomba atómica fue uno de los elementos de persuasión que utilizó el nuevo imperio del norte para imponer su hegemonía sobre el mundo. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, compuesta por los países ganadores de la Segunda Guerra Mundial, fue, y es, una de sus expresiones. Con la ONU, los Estados Unidos de América, se transformaron en guardianes y garantes de un Estado de Derecho a nivel mundial. Es decir, intervienen en los países que no presentan regímenes civiles, provocando la vuelta al sistema político permitido, la Democracia.

El gobierno de los Estados Unidos, manteniéndose en esta línea intervencionista, se ha creído con el derecho internacional de invadir con sus ejércitos a los países con problemas de estabilidad política. Su argumento reiterado ha sido "por el bien de la democracia y los derechos civiles", sin embargo, la invasión intespectiva de Nicaragua y los países del Medio Oriente palestino, entre otros, desdicen de su argumento fundamental sobre los Derechos Humanos. El fondo Monetario Internacional (FMI), es otra expresión del Imperio Norteamericano, desde allí, se imponen a los países de economía dependiente, aperturas económicas en detrimento de sus intereses. Alfredo Toro Hardy dice de esto en su artículo: La Globalización: "Entre el Mito y la Amenaza":

"Sin embargo los liberales del hemisferio Norte utilizan el control del cual disponen sobre los organismos financieros internacionales, para garantizarse cotos "abiertos" para sus mercancías. Caso típico de esto es el de América Latina, donde el FMI impuso una apertura generalizada de la economía regional. Aquí se pone de manifiesto el doble "estándar" de la globalización: América Latina se ve obligada a integrar sus mercados al mundo industrializado, mientras las economías industrializadas quedan en libertad para seguir adelante con su proteccionismo."

La integración de Venezuela al Mercado Mundial le ha costado grandes pérdidas. No en vano su deuda interna y externa ascendió excesivamente en la última década del siglo XX. Por fortuna, el último gobierno ha implementado medidas más efectivas para la cancelación definitiva de la deuda. Aunque el problema son los intereses diarios que genera.

La lucha por la obtención de un precio justo por barril de petróleo exportado, frente a las empresas norteamericanas, ha sido dura. Durante el gobierno de Gómez, las regalías de nuestro producto estaban a la orden del día. Todavía los historiadores y economistas no se explican qué pasó con ese gran descuido de 27años, donde nuestra riqueza era dilapidada por un analfabeto que aceptaba solo trescientos bolívares anuales, por un producto tan valioso como el petróleo. Afortunadamente, nuestras ganancias aumentaron en la década del sesenta a 50% con Betancourt. Y siguieron avanzando los precios hasta llegar, después de casi cincuenta años, a más de 100 por barril. Hoy, con la crisis mundial, todos los países se han visto afectados. El nuestro, no se ha salvado, nuestra renta, ha descendido.

En el contexto de esta crisis mundial, todavía nuestro país sigue en desventaja, como muchos otros de América Latina. La globalización proporciona beneficios a los países más poderosos, porque sólo ellos pueden competir en un Libre Mercado imponiendo las reglas comerciales.

El Libre Mercado, es el proceso donde los diferentes países del mundo, realizan sus transacciones comerciales con la finalidad de desarrollar sus economías internas. El postulado más representativo es el de los fisiócratas: el "Dejar hacer y dejar pasar" de los Estados, para que el libre proceso entre la oferta y la demanda, generen en sí mismo, un equilibrio natural, provechoso para ambos. Muchos famosos economistas han elogiado este sistema como el más justo y equilibrado, porque presenta el acuerdo entre el que demanda, y el que oferta el producto. Sin regulaciones legales, estos tendrán la oportunidad de negociar con "mayor justicia para ambos."

Sin embargo, está demostrado en la práctica, que cuando se demanda un bien con mayor urgencia, la oferta se reduce, y el primero accede al precio que le impongan, muchas veces sin moderación; porque los que venden, tienen la libertad para ello en un sistema Librecambista. Sin regulaciones, los monopolios y empresarios de mayor solidez, estarán en la posición de aumentar los precios de los bienes y servicios, obligando a los consumidores a comprar, erosionando así el salario de los más humildes que componen aproximadamente, en los países de economías dependientes, el ochenta por ciento de la población.

Esto está pasando en América Latina con muchas transnacionales norteamericanas. Por comentar un caso muy cercano a nuestros niños, tenemos la empresa foránea de mayor prestigio de comida chatarra, McDonald"s. ¿Cuánto le puede costar al bolsillo dos bolsitas de papas y una hamburguesa? Pues aunque no lo crea, mucho, si lo compra en McDonald"s. Además de ser costosa para el bolsillo de cualquier ciudadano latinoamericano, no genera mayor beneficio para nuestros países, y nuestros capitales se escapan por una coladera gigantesca, que para más colmo, han tenido asidero legal en nuestras economías.

Actualmente se demuestra que la globalización económica ha favorecido poco a nuestros países latinos. El capitalismo no regulado, ha traído consigo una dimensión mayor y demoledora, el Neoliberalismo. Los que defienden estos postulados atentan con sus intereses nacionales. Los estados no tienen ingerencia, ni siquiera para intervenir positivamente en el avance de los pequeños y medianos empresarios. Que el pez gordo se coma al más chico, es lo justo, es una ley natural en economía. Esta falacia la desnuda Roberto Savio explicando la realidad de los capitales especulativos y la externalización del capital productivo. Aquí un fragmento de su artículo: La Globalización: "El nuevo mundo es inquietante":

"Como se sabe, los capitales especulativos se dirigen donde pueden lograr ganancias rápidas y, como en una carrera de vallas, saltan por encima de sus enemigos, que son las leyes de control ambiental, leyes sindicales, el control de las inversiones y todos los mecanismos que las sociedades nacionales han logrado para defender ciertos equilibrios ecológicos, económicos y sociales. Este movimiento de grandes capitales especulativos origina, entre otras consecuencias, un nuevo fenómeno, lo que en economía se llama la externalización del capital productivo."

Según lo anterior, cómo se puede confiar entonces, dentro de un peligroso mundo globalizado, en el Neoliberalismo, que no permite el desarrollo económico de los países de economía dependiente. Tenemos ya muchos años buscando una receta para el progreso. Tal vez un Socialismo democrático, un Capitalismo regulado, pero lo que no puede pensarse es volver a regímenes económicos que ya fracasaron en el mundo conocido. El Socialismo de corte marxista ha demostrado en el mundo ser insuficiente para resolver los problemas de los desposeídos de bienes de fortuna, pero también de aquellos que tienen bienes de fortuna, porque éstos son de igual manera pueblo.

Venezuela no le tiene temor a la Globalización. Vamos hacia una sociedad mundial que es imposible detener con políticas que pretendan separarnos del resto del mundo.

Fuentes empleadas:

SAVIO Roberto. La Globalización: El Nuevo Mundo es inquietante. El Nacional. HARDY TORO Alfredo. La Globalización entre el mito y la amenaza. El Diario de Caracas. GARGANO Ana. El Liberalismo. Cátedra de Geografía de Venezuela. BENAVENTE, José Miguel y WEST, Peter. Globalización y Convergencia. AGUIRRE LIÉVANO, Indalecio. Bolívar. Editorial Grijalbo. VARGAS Téllez Martín. Atlas Geográfico Universal. Editorial Mc Graw Hill VARIOS AUTORES. Historia Mínima de la economía venezolana. Fundación de los Trabajadores de Lagoven.

 

 

 

 

 

Autor:

Prof. Axel Robert Blanco

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