La evidencia más clara de los niveles de comprensión la ofrecen
los traductores e intérpretes, que sin ser especialistas en una materia,
comprenden textos especializados hasta el punto de poder reformularlos
en otro idioma aunque no sean capaces de construir puentes,
de producir automóviles, o de analizar sustancias químicas.
(J.C. Sager, 1993)
Abreviaciones
VT: Variación Terminológica
VD: Variación Denominativa
VC: Variación Conceptual
TO: Texto Origen
TM: Texto Meta
TP: Texto de Partida
TL: Texto de Llegada
LO: Lengua de Origen
LM: Lengua Meta
L1: Lengua Materna
L2: Lengua Extranjera
Desarrollo
La traducción ha sido definida tradicionalmente como un ejercicio que consiste en comprender el significado de un texto en un idioma, llamado texto origen o "texto de salida", para producir un texto con significado equivalente, en otro idioma, llamado texto traducido o "texto meta"[1]. A través de los tiempos, estudiosos del lenguaje han planteado diversas definiciones de traducción desde diferentes disciplinas buscando el acercamiento a una que cumpla con todos los requerimientos que demanda la época, la investigación y la globalización. Rodríguez (2004) por ejemplo, presenta una definición de traducción pertinente con nuestro objeto de estudio. La autora acuña que la traducción no se reduce a una simple transferencia entre lenguas, sino que es una operación compleja de interpretación, des-verbalización y de reconstrucción de sentido que concede un papel determinante al factor extralingüístico (Rodríguez, 2004:27). Además, hace hincapié en el hecho de que una traducción es un evento lingüístico que ocurre en unas condiciones históricas y socio-culturales específicas.
Para fines de la investigación que se enuncia a continuación, entendemos la traducción (o ejercicio traductor) como una capacidad innata o adquirida para llevar un mensaje de una lengua origen (LO) a una lengua meta (LM), por medio de la descodificación y codificación semiótica, logrando que se preserve el contenido, la forma y el efecto de dicho mensaje en el destinatario. Proponemos que para lograr estándares de calidad, un traductor requiere de un vasto conocimiento de la lengua materna, así como de los elementos contextuales y culturales propios de la lengua de llegada.
Ahora bien, estas apreciaciones permiten visualizar la relación indivisible que existe entre la traducción y la relevancia. La teoría de la relevancia (Sperber y Wilson, 1994) intenta dar cuenta de cómo los hablantes (emisor y destinatario) interpretan los enunciados. Esta teoría, más allá de explicar cómo funciona el lenguaje, explica cómo funciona la comunicación humana. La tesis central de ésta es que las expectativas de cumplimiento de la máxima de relevancia que suscita un enunciado deben resultar tan precisas y predecibles que guíen al oyente hasta el significado del hablante. (…)Su objetivo es explicar en términos cognitivos razonables a qué equivalen esas expectativas de relevancia, y cómo éstas pueden contribuir a una visión empírica aceptable del proceso de comprensión. (Sperber y Wilson, 1994:239)
En el caso de la traducción, el traductor se convierte en un mediador entre emisor y destinatario, por lo cual, en dicho proceso de comunicación no sólo se presentan dos intenciones y dos interpretaciones, sino que además aparecen las del traductor. Para ejemplificar la complejidad de lo anterior nos apoyamos en Nord (no disponible) quien explica los constituyentes y las funciones del proceso de comunicación intercultural, el cual podría diagramarse de la siguiente manera:
Donde P-TP es el Productor del Texto de Partida, E-TP es el Emisor del Texto de Partida; TP el Texto de Partida; R-TP es el Receptor del Texto de Partida; I es el Iniciador; TRA es el traductor; TL corresponde al Texto de Llegada y R-TL al Receptor del Texto de Llegada.
De acuerdo con Nord (ibid), el "I" (Iniciador) comienza el proceso de traducción, determina su curso y establece el skopos del TL (que determina los requerimientos a alcanzar) de acuerdo con sus necesidades. El Iniciador, entonces, es aquella persona que tiene la intención de hacer una traducción de un texto existente y pide al traductor hacer este trabajo bajo unos criterios establecidos. Sin embargo (de acuerdo a Nord) el traductor tiene la competencia de decidir si la traducción puede de hecho ser realizada y qué procedimientos y técnicas utilizar.
Este proceso es válido únicamente en la traducción, en la cual los Emisores y los Receptores están separados en el tiempo y el espacio y no se necesita la retroalimentación; mientras que en la interpretación se requiere la presencia física y temporal de todos los elementos y la retroalimentación es necesaria.
Adicionalmente, la autora define el rol del traductor como aquel que adopts somebody"s intention and needs and simulates a communicative situation, asuming a bicultural role (ibid). Esta proposición denota aun más la complejidad del proceso traductor y resalta la importancia de analizar la relevancia en cada estadio de dicho proceso.
Para Sperber y Wilson (op. cit), la comunicación se lleva a cabo bajo un proceso ostensivo-inferencial. Los autores definen la ostensión como "la conducta que hace manifiesta la intención de hacer manifiesto algo" y la inferencia como el "proceso cognitivo que le permite al destinatario la deducción". (1994:87). En la traducción, como una situación de comunicación muy particular, el traductor debe esmerarse por utilizar todos los recursos lingüísticos y extralingüísticos a su alcance (actos ostensivos) en aras de causar el mismo efecto (o al menos uno similar) en el destinatario del texto traducido. A partir de esta premisa, deducimos que mientras que en la comunicación monolingüe existe un rol tipificado para cada persona: un emisor quien manifiesta una intención y un destinatario quien hace deducciones sobre la base de sus supuestos; en el proceso de comunicación bilingüe y en consecuencia bi-cultural, además del emisor y el destinatario existe un traductor que desempeña ambos roles y que debe descodificar la intención del Emisor con el fin de re-enviar el mismo mensaje, con la misma intención y buscando lograr el mismo efecto en el destinatario de la LM.
Así pues, del mismo modo en que la comunicación monolingüe tiene efectos perlocusionarios (o espera tenerlos) entre los interlocutores; la comunicación bilingüe busca efectos equivalentes en el destinatario final. Si la comunicación bilingüe (o traducción) no logra tales efectos en el receptor; desde el ojo del crítico, ésta podría ser catalogada como una "mala" traducción, o en términos de sperber y Wilson (op. cit) como un acto de habla desafortunado.
Los actos de habla desafortunados ocurren por cuestiones contextuales; es decir, si un destinatario posee unos supuestos, una cultura o un bagaje abismalmente diferente al de su emisor, el mensaje emitido no será de su interés y por consiguiente, no será relevante. El contexto es pues un elemento fundamental a tener en cuenta en el proceso de traducción/comunicación. Sperber y Wilson (Citados en Varón, fecha no disponible), más allá del contexto lingüístico y extra-lingüístico, enuncian una serie de contextos por los cuales puede estar rodeada una situación de comunicación. En primer lugar, el contexto físico abarca las cosas que están al alcance de los sistemas de percepción o a las que un signo (grabado, escrito o impreso) se adhiere. Luego, el contexto empírico está constituido por los "estados de cosas" objetivos que son conocidos por quienes se comunican en un lugar y momento determinados. En tercer lugar, el contexto natural es la totalidad de los contextos empíricos posibles, es decir, el universo conocido por los participantes en un intercambio lingüístico. El contexto práctico es la ocasión, la particular coyuntura subjetiva u objetiva, en la que se produce la comunicación. Seguidamente, el contexto histórico está constituido por las circunstancias históricas, conocidas por los participantes; puede ser particular (la vida de una persona o una familia) o universal (el pasado o la actualidad). Finalmente, el contexto cultural abarca todo aquello que pertenece a la tradición de una comunidad, que puede ser muy pequeña o tan grande como toda la humanidad (Varón:28).
Al igual que en los actos de comunicación ostensivos-inferenciales, en la traducción, el traductor no sólo es aquel que transmite un mensaje de una lengua a otra. Éste está rodeado no sólo del contexto lingüístico del texto que llega a sus manos, -que nunca se sabe con certeza de qué especialidad será- sino además de todos los elementos extralingüísticos que entretejen el mensaje. En breve, antes de llevar a cabo cualquier encargo de traducción, el traductor debe identificar la tipología textual y canal del texto (e.g. libro, articulo de revista, publicación de internet, etc.); el estado de conocimiento e intencionalidad de quienes se comunican; el bagaje lingüístico, académico y cultural de los participantes del intercambio lingüístico; determinar la ocasión en que se lleva a cabo la comunicación; las circunstancias historias del emisor y el destinatario (que no son siempre idénticas) y las tradiciones de las comunidades implicadas en el proceso de comunicación. Todos estos elementos determinan los supuestos del emisor y del destinatario y consecuentemente afectan la relevancia en el proceso traductor. El traductor, aunque con dificultad, trata de tener control sobre todos estos elementos contextuales, basándose en diversos métodos para compensar baches y buscar la equivalencia en la traducción.
La equivalencia, según Hurtado (2001) es la relación establecida entre la traducción y el texto original, siempre y cuando no lo identifiquemos con identidad, ni con un planteamiento meramente lingüístico e incorporemos una concepción dinámica y flexible que considere la situación de comunicación y el contexto socio-histórico en que se produce el acto traductor. Entre la vasta clasificación disponible en relación a la equivalencia traductora (i.e Catford, 1965; Kade, 1968; Koller, 1979 y Konig, 1981), la que más nos atañe es aquella acuñada por Koller (1979) quien presenta una equivalencia de tipo pragmática en la cual se contempla al receptor.
Los autores mencionados (Catford, et al.) han planteado una clasificación de tareas para compensar la intraducibilidad y la inequivalencia traductora. El traductor puede entonces acudir no sólo a un método, sino además a diversas técnicas y estrategias de traducción, unas visibles en el proceso y otras en el resultado.
Por un lado, el Método traductor es la manera en que el traductor se enfrenta al conjunto del TO y desarrolla el proceso traductor según determinados principios. Es entonces un procedimiento verbal concreto, visible en el resultado de la traducción para conseguir equivalencias traductoras. El método afecta sólo al resultado y a unidades menores del texto. Por otro lado, las Técnicas de traducción se manifiestan únicamente en la reformulación, en la fase final de toma de decisiones. Éstas permiten identificar, clasificar y denominar las equivalencias elegidas por el traductor. Entre los procedimientos técnicos de la traducción (Vinay y Dalbernet, 1958) se encuentran: el préstamo, el calco, la traducción literal, la trasposición (cambio de categoría gramatical), la modulación (cambio de categoría de pensamiento), la adaptación, la explicitación, la implicitación, la compensación y la inversión. Finalmente, las Estrategias de traducción son procedimientos verbales y no verbales, conscientes e inconscientes para resolver problemas o alcanzar un objetivo (ibid).
Todos estos métodos, técnicas y estrategias permiten al traductor buscar la equivalencia en la forma y el sentido del texto a traducir; a saber, la equivalencia en la relevancia de la LO con la LM. Sin embargo cabe cuestionarnos si ¿a través de estos medios se asegura realmente la equivalencia en la relevancia en dos lenguas que distan conceptual y sintácticamente?
En la teoría de la relevancia, se presentan además conceptos como Entorno cognitivo, que vale la pena analizar desde la óptica de la traducción. El entorno cognitivo del emisor y del destinatario, es el conjunto de hechos manifiestos en el proceso de comunicación (Sperber y Wilson, op. cit). Éste se forma por la intersección de los dos entornos cognitivos, es decir, por el conjunto de todos los hechos que son manifiestos para ambos. En traducción ¿de qué se vale el traductor para emular[2]el entorno cognitivo del emisor y aquel del destinatario? De nuevo nos centramos en el contexto y en el destinatario, puesto que la traducción se realiza en bien de quién la va a recibir y no de quien la envía.
Del mismo modo, debemos estudiar dos conceptos presentes en la teoría de la relevancia: el de explicatura e implicatura, desde la mirada de la traducción como un proceso de comunicación más complejo que la comunicación monolingüe. Según Sperber y Wilson la explicatura consiste en el enriquecimiento del enunciado por medio del contexto; y la implicatura es el conjunto de supuestos contextuales que un hablante que quiere que su enunciado sea manifiestamente relevante, él manifiestamente ha querido hacer manifiesto al destinatario (1994:240). Estas premisas implicarían que la traducción (más no la interpretación) sería una tarea imposible de realizar, pues cuando el traductor se enfrenta al texto escrito, tiene acceso únicamente al contexto físico y debe tratar de (re)construir o emular, a través de la consulta y la investigación, el contexto empírico, el natural, el práctico, el histórico y el cultural; lo que resulta en una tarea ardua que no necesariamente genera la perfección en el producto final.
En breve, la traducción implica mucho más que pasar un mensaje de una L1 a una L2; implica conocer el contexto, los supuestos, las intenciones, los entornos cognitivos, el bagaje cultural, los intereses y la formación académica de los interlocutores, es decir, implica descubrir la relevancia.
Si estudiamos el fenómeno de la Variación Conceptual (en adelante VC) en traducción desde la perspectiva de la teoría de la relevancia, nos encontramos de nuevo con que el contexto, el entorno cognitivo y las implicaturas de los usuarios de los textos son determinantes, tal como lo demostramos a continuación.
La investigación que aquí enunciamos se enmarca en la línea de investigación en traducción y terminología de la UAM y se denomina Análisis contrastivo de la variación conceptual desde una perspectiva diacrónica en un corpus de textos paralelos (inglés–español) del dominio del VIH–SIDA, subdominio tratamientos. Se trata entonces, de un análisis contrastivo porque estudiamos el fenómeno de la VC Diacrónica en una serie de artículos científicos publicados entre los años 1999 y 2009.
En primer lugar, es perentorio definir el concepto de Variación Terminológica (VT) según Cabré et al. (2002). Las autoras plantean que "una unidad puede mostrar variación tanto en el plano formal, como en el plano del contenido, o incluso en ambos". Es así como surgen los conceptos de Variación Denominativa (VD) y Variación Conceptual (VC) respectivamente.
Para efectos de esta investigación, nos apoyamos en su definición de VC como "toda clase de heterogeneidades que se dan en el plano de contenido de un término" (ibid) y presumimos que los términos especializados en artículos sobre tratamientos del VIH-SIDA muestran Variación en el plano del contenido a nivel intratextual, intertextual y diacrónico.
En primer lugar, creemos que un mismo texto puede presentar diferentes conceptos para expresar una realidad; en segundo, consideramos que dos textos en una misma lengua (LO Inglés), publicados en años diferentes también pueden presentar VC diacrónica y finalmente, prevemos que al contrastar las VCs encontradas en los TOs (en inglés) con los TMs (en español) encontraremos también VCs.
Desde el análisis intratextual (dentro del mismo texto) presumimos que la VC obedece a que el emisor del texto expresa ligeras variaciones, con el fin de mostrar al lector fenómenos o realidades que son ligeramente diferentes, pero que se desprenden de un mismo macroconcepto.
De otro lado, el análisis intertextual (entre textos de una misma lengua), nos permite vislumbrar que la VC se presenta debido a que la transmisión de conocimientos a través un texto tan especializado como lo es el científico, va cambiando ligeramente de manera sincrónica y diacrónica, en función de su relevancia, a saber por cuestiones de cambios paradigmáticos.
Finalmente, al realizar un estudio contrastivo intertextual (LO vs LM) esperamos encontrar variación de conceptos, puesto que la relevancia, es decir, el contexto, la intención, los supuestos, las implicaturas/explicaturas del destinatario distan de aquellas del emisor del TO, debido a cuestiones espacio-temporales.
En resumen, los términos y los conceptos cambian en función de la relevancia del destinatario, puesto que aunque estos pueden compartir el mismo contexto físico, empírico y natural, lo más probable es que el contexto practico, histórico y cultural sean muy diferentes.
Esto nos permite concluir que la teoría de la relevancia nos lleva a resignificar la complejidad de la profesión traductora y la responsabilidad que ésta demanda en la sociedad actual. Nunca existirá una traducción "perfecta", o dos traducciones idénticas; sin embargo, el traductor debe tomar consciencia de su responsabilidad como mediador y de las consecuencias de cada decisión que tome al momento de traducir, y tener siempre presente que las relevancias difieren entre lenguas, entre países, entre culturas. Por esta razón, el traductor debe asegurarse de conocer las características del emisor tanto como las del destinatario, debe ser objetivo y documentarse constantemente, en aras de lograr estándares de calidad en su producción final.
Referencias bibliográficas
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Hurtado Albir, A. (2001). Traducción y traductología: Introducción a la t traductología. Madrid.
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Nord, Christiane (no disponible). Translating as a purposeful activity. Functionalist approaches Explained. St Jerome pulishing. Manchester UK.
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Rodríguez, Emma (2004). Terminología y traducción. Escuela de Ciencias del Lenguaje. Universidad del Valle, Colombia.
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Vega Cernuda, M. A. (no disponible) Apuntes socioculturales de la historia de la traducción. Universidad Complutense de Madrid.
Autor:
Beatriz Lorena Perez Arango
[1] Diccionario de la Real Academia Española – en línea
[2] Según del diccionario de la RAE: Imitar las acciones de otro procurando igualarlas e incluso excederlas