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Caracterización de áreas marañoneras (página 2)

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2. Materiales y métodos

El trabajo se llevó a cabo durante los años 2002 al 2005 en el consejo popular "Willian Soler" de Peralejo, el cual posee una extensión territorial de 48.88 km2, en el que conviven 3 556 habitantes. El mismo se sitúa a 15 km de la Ciudad de Bayamo y a unos 2 km de la Universidad de Granma y del Instituto de Investigaciones Agropecuarias "Jorge Dimitrov" (IIAJD). Las actividades fueron orientadas y monitoreadas por la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales (ACTAF), la Escuela de Capacitación del MINAG y el IIAJD, como parte de la iniciativa local: Fruticultura Comunitaria-Participativa, que allí se ejecuta desde 1998 (Aguilera et al., 2003c). Para tenerse una visión objetiva de la situación general imperante, se realizó un diagnóstico al inicio.

2.1 Diagnóstico inicial

Se aplicó una encuesta diseñada a priori (Anexo 1) al 35% de la comunidad y se realizaron entrevistas a 10 informantes claves de la misma. Estos lo constituyeron personas que moran en el lugar desde hace muchos años y han vivido diferentes etapas de cambio en su entorno; también por algunos que han estado atentos de la erosión genética del marañón y sus implicaciones, y finalmente por representación del gobierno local. Adicionalmente, se ejecutaron recorridos observacionales para determinar coincidencias entre los datos obtenidos por las fuentes mencionadas y la percepción de los investigadores. Dichas observaciones focalizaron la situación de los recursos fitogenéticos ?básicamente del marañón o anacardo (Anacardium occidentale L.)?, el comportamiento del suelo y el efecto antropogénico en las áreas objeto de estudio.

La aplicación de los dos instrumentos: encuesta y entrevista, se facilitó con la participación de los niños del círculo de interés Amigos de la Naturaleza de la Escuela Primaria José Tey Blancard y de la ACTAF, a través de su Órgano de Base en dicha Comunidad, denominado "Fruta Tropical". Como es conocido, estos instrumentos pueden predisponer al encuestado o entrevistado, por lo que se limitó la presencia de los investigadores y, se potenció la participación de los propios comunitarios en obtener los resultados. De esta manera, se evitaron en las respuestas la influencia de algunas variables ajenas, de acuerdo a como lo señala Hernández (2003); por ejemplo: efectos causados por la presencia del investigador, variables relacionadas con las formas de actuación y de respuesta de los sujetos investigados, deseabilidad social, aprensión evaluativa y expectativas del investigador.

  1. Fundamentalmente la evaluación de la biodiversidad se dirigió a los recursos fitogenéticos; para conocer la influencia que la deforestación del marañón o la conservación in situ ha provocado en el resto de las especies vegetales que con el cohabitan. Para esto, se seleccionaron dos áreas de estudio con unas 5 ha de extensión en cada caso: una deforestada y otra conservada.

    Se trazó un esquema de muestreo (Fig. 1), donde el recorrido se hizo en líneas paralelas y en zig-zag, recomendado por Irondo (2001) para evaluar zonas secas de vegetación no muy tupida. Los puntos de observación y colección de muestras (POM) para elaborar un inventario, estuvieron separados por unos 50 m. De modo que el recorrido en zig-zag, dibuja un desplazamiento lineal doble, donde se dejará notar una triangulación. Al repetirse dos veces, de manera paralela, si se cuadricula imaginariamente el área muestreada, se deduce que los datos obtenidos son altamente representativos del área total. En cada POM se exploró 1 m2. Este segmento de muestreo se delimitó por un marco de madera diseñado a tal efecto, para las plantas de porte herbáceo.

    Fig. 1 Esquema aplicado para el muestreo de biodiversidad y de suelo. A: Área deforestada y B: Área en conservación in situ.

    A medida que se realizó el desplazamiento, en los nuevos POM se revisó minuciosamente si ya se tenían identificadas las especies que allí se encontraban, tanto del reino vegetal como animal. En los casos en que no eran conocidas por el equipo que realizó el trabajo, se colectaron y se colocaron, a manera de herbario (especies vegetales), en papel periódico para su traslado: hojas, flores, frutos, ramas u otros órganos prominentes que permitieran la posterior clasificación por un especialista en taxonomía.

    El mencionado equipo tenía en su composición a habitantes de la comunidad ?conocedores de la flora y fauna del lugar? que contribuyeron al reconocimiento de las especies, a través de los nombres vulgares. Los nombres menos comunes, con gran posibilidad de influencia antrópica zonal, también se sometieron al examen del taxónomo. Las especies del reino animal se registraron por simple inspección visual alrededor de la zona de muestreo.

    1. Aplicación de índices de diversidad biológica
  2. Evaluación relativa de la biodiversidad (diversidad β)

Las especies identificadas procedieron del muestreo antes enunciado. De modo, que se trabajó con dos muestras: una correspondiente al área deforestada y la otra al área bajo conservación in situ. En cada una de ellas se encontraron las especies representativas de cada lugar. También se dispuso de la cantidad de individuos promedio de las especies en cada muestra.

Para conseguir toda esta información, se trabajó muy delicadamente durante el proceso de muestreo, para que no quedase sin contabilizar ningún representante de la especie detectada, en los POM. Sin embargo, para estos análisis solamente se tomaron en cuenta las especies vegetales, pues las del Reino Animal, se registraron con la única finalidad de ofrecer alguna información secundaria acerca de su permanencia en la zona de interés investigativo. Por tal razón es que se analiza la biodiversidad de manera relativa.

Para conocer la biodiversidad de ambas áreas de estudio, se aplicaron los siguientes índices de diversidad biológica:

  • Número de individuos (N)
  • Riqueza de especies (S)
  • Índice de Shanon (H?)

Entonces, para conocer las medidas de similaridad entre las dos áreas (diversidad β), se utilizó el índice de Sorenson.

A través del paquete estadístico especializado para cálculos de diversidad biológica FRANJA (1993) se formaron las matrices de datos que permitieron su procesamiento, y poder determinar todos los índices, tanto de diversidad como de similitud. Dicho paquete estadístico, facilita un procesamiento rápido de la información, ofrece indicaciones adicionales y recomendaciones específicas. Normalmente, resulta trabajosa la aplicación manual de estos índices; además, por esta vía, se evita la incertidumbre de frecuentes errores o contradicciones en las fórmulas que aparecen en varias literaturas.

  1. Análisis de suelo

Las muestras fueron colectadas de los POM. Con auxilio de una barrena, se obtuvieron muestras a una profundidad promedio de unos 5 a 10 cm en el suelo deforestado, y hasta 20 y 40 cm en el área conservada in situ. En algunos puntos, la capa arable escasamente llegaba a 5 cm, y en otros no existía, pues afloraba el material de origen y por segmentos el suelo estaba esquelético. Posteriormente, se conformó una muestra por área. Se depositaron en bolsas de polietileno, debidamente identificadas con los siguientes datos: fecha, lugar específico según la clave que se manejó para identificar cada punto de muestreo, nombre de la persona que muestreó y puntos que fueron homogenizados.

En el Departamento Provincial de Suelos y Fertilizantes, perteneciente al MINAG, se realizaron los análisis de dichas muestras. Estos se repitieron cuatro veces; donde se determinó el pH en KCl y H2O, P2O5 (meq/100g de suelo), K2O (meq/100g de suelo), sales solubles totales (%), materia orgánica (%) y los siguientes cationes (meq/100g de suelo): K+, Na+, Ca++ y Mg++. Las determinaciones analíticas se efectuaron a través del conocido método de Oniani. Los datos no expresados en porcentaje se sometieron a una prueba de t-Student para su análisis estadístico (p<0.001), a través de Statistica 5.1 (StatSoft, 2000).

2.4 Conservación in situ

El área no deforestada posee una considerable densidad de árboles. La mayoría de ellos compuestos por marañón y otras especies acompañantes en su mismo hábitat; sin embargo, el bosque no estaba atendido, por lo que de manera participativa con la comunidad, se acordó que se priorizara a lo que se le llamó "las cuatro tareas de oro" :

  • Eliminación de plantas invasoras y trepadoras. Se hizo con machetes bien afilados, y con suficiente precaución para no dañar a los árboles.
  • Poda de saneamiento post-cosecha, encaminada a eliminar comejenes, gajos rotos o secos. Se hizo con serruchos.
  • Poda de rehabilitación, enfocada a tratar de recuperar árboles muy afectados, pero que potencialmente pudiesen extender su vida productiva. Se hizo con serruchos.
  • Sellar el bosque con nuevas plantas producidas en la misma área objeto de estudio. Se usó la siembra directa y el aviveramiento para transplante.
  1. Primeramente se seleccionaron árboles elites para obtener nueces (semillas) de alta calidad; entiéndase: sanas, prominentes, vistosas, portadoras de pedúnculos grandes, sanos y jugosos. Una vez colectado el fruto, se desprendieron las nueces del pedúnculo y se lavaron con agua corriente hasta remover todos los restos de jugo y suciedades propias del proceso de cosecha. Entonces, se secaron al aire y se depositaron en bolsas de polietileno, donde permanecieron hasta su uso fuera para la siembra directa o para el aviveramiento.

    El vivero se construyó de forma rústica, debajo de los propios árboles, pero de forma tal que se garantizó la penetración de luz solar: sobre todo en la mañana y el medio día. Se emplearon bolsas de polietileno negro de 1 005 cm3 de capacidad, las cuales contenían un sustrato compuesto por una mezcla de suelo proveniente del área boscosa y materia orgánica (compost elaborado con estiércol vacuno y desechos del bosque) en proporción de 2:1. Se plantó una semilla por bolsa, con la parte más ancha hacia arriba y a una profundidad de unos 2 cm. Para el riego se utilizó regadera, sin provocar encharcamientos. Durante los primeros 25 días una vez en la mañana. A partir de este momento, se regaron en días alternos hasta su transplante en campo, lo cual ocurrió a los 45 días de aviveramiento.

    La siembra en las bolsas se hizo a inicios de mayo y se transplantó a mediados de junio. Esto siempre ocurrió en las cosechas de los años 2002 al 2004.

    Anteriormente se explicaron los procedimientos generales del aviveramiento; no obstante, durante esta etapa se consideró que tal vez la imbibición de las semillas y la forma (Rojo y Amarillo) pudieran ser posibles causas que influyeran en la heterogeneidad de las poblaciones aviveradas, y del crecimiento y desarrollo en esta fase.

    Con la estructura de diseño completamente aleatorizado, se realizaron dos pequeños experimentos independientes para comprobar lo antes expuesto. Se prefirió hacerlo así de simple, por responder a la participación del Círculo de Interés Amigos de la Naturaleza (CIAN), compuesto por niños de la Escuela Primaria José Tey Blancard y al Comité de Investigación Agrícola Local (CIAL), integrado por trabajadores de la finca, maestros de la mencionada escuela y otros campesinos. De esta manera, se logró una investigación participativa, y los implicados de la comunidad pudieron entender e interpretar mejor los resultados que gracias a su incidencia se obtuvieron. El CIAN y el CIAL estuvieron vinculados desde la concepción, el establecimiento, hasta la evaluación de las distintas variables.

    1. Las nueces se imbibieron en agua corriente durante 0, 24, 48 y 72 horas. Al culminar cada periodo se sembraron en las bolsas de polietileno. Se establecieron cuatro réplicas. El tamaño de la población fue de 40; lo que respondió a 10 individuos por tratamiento. El tamaño de muestra fue igual a 24. Se evaluaron las siguientes variables: Inicio de la germinación (IG) en días, porcentaje de germinación (PG) (%), altura de la planta a los 22 días (AP) (cm): midiéndose desde la inserción del tallo con la raíz hasta la yema apical, número de hojas a los 22 días (NH). Las dos primeras variables se registraron por observaciones diarias durante los primeros 20 días, y las últimas por muestreo a los 22 días. Los datos relacionados con IG, AP y NH se analizaron estadísticamente con ANOVA de clasificación simple, para p<0.05, y las medias se compararon con la prueba de Duncan; para lo que se empleó el paquete estadístico Statistica 5.1 (StatSoft, 2000).

    2. Evaluación de la imbibición de las nueces
    3. Evaluación de las formas ?Rojo? y ?Amarillo?

    En un experimento muy sencillo, se procedió de manera similar al caso anterior, con la particularidad de solamente tener dos tratamientos: uno compuesto por marañón amarillo (MA) y otro por marañón rojo (MR). Las semillas se imbibieron durante 48 horas antes de la siembra. Se evaluó el PG (%), la AP en cm, el NH y el color de las mismas (verde intenso, verde claro, verde amarillento). El PG se determinó a los 15 días y para el resto de las variables se muestreó a los 40 días de aviveramiento. Para las variables AP y NH los datos se procesaron a través de la prueba t-Student y se empleó el mismo paquete estadístico indicado en el experimento anterior.

  2. Aviveramiento
  3. Transplante

Se realizó a los 30 días de aviveradas las plantas. Consistió en remover bien la tierra con azadón, y abrir un hueco con pico, a una profundidad aproximada de 30 a 40 cm. En el fondo se añadió una capa de 8 a 10 cm de materia orgánica. Después se colocó la planta y se cubrió hasta la superficie de la bolsa con una mezcla de los 10 primeros centímetros de suelo extraido del hueco, con materia orgánica a iguales proporciones. Durante los primeros seis meses se eliminarán las hierbas sistemáticamente del ruedo de cada planta, a un perímetro de 50 cm2; siempre con la intención adicional de remover el suelo y mezclar la materia orgánica procedente del bosque que se depositó alrededor del tronco.

Se trató de establecer una distancia entre plantas de 8 x 10 m; lo que estuvo en dependencia de la composición de árboles silvestres en el área donde se realizó el sellaje. El propósito fue lograr una densidad de plantación que oscilara entre 125 a 270 árboles por ha. Se siguió una dinámica del porcentaje de supervivencia (PS), evaluándose cada 7 días durante dos meses, basado en una población de 40 individuos.

  1. Indicadores productivos del área conservada in situ

Para conocer hasta que punto pueden provocarse cambios productivos en un área conservada in situ, se establecieron varios indicadores: número de árboles (NA) por hectárea: conteo físico, número de árboles productivos (NAP) por hectárea: conteo físico, rendimiento total de nueces en el área boscosa (RN) en t/ha, rendimiento total de pedúnculos en el área boscosa (RP) en t/ha, rendimiento total de jugo en el área boscosa (RJAB). Las tres últimas variables pueden tener un cierto margen de error, debido a la heterogeneidad de las formas de marañón, la edad de los árboles, su distribución espacial y su proceso de recuperación gradual y heterogéneo. No obstante, se hizo un esfuerzo por aproximar lo más posible a la realidad todos los registros de datos que se hicieron; pues en ninguna de las fincas de la zona se llevaban registros de esta especie, incluso, ni de las tradicionales con interés comercial.

3. Resultados y discusión

3.1 Resultados del diagnóstico

El aporte a la encuesta, se hizo de manera equitativa, entre hombres y mujeres (Fig. 2). Además de los niños que opinaron, para todos los análisis de la situación en el momento actual del diagnóstico, se consideró el punto de vista de los que integran el Círculo de Interés Amigos de la Naturaleza (CIAN).

Estas familias cuentan con promedios de 3.5 personas y salarios de 461.00 pesos mensuales. Todas viven en las inmediaciones de uno de los segmentos marañoneras más importantes del Consejo Popular William Soler en Peralejo. Sin embargo, el 46% de los hombres trabajan fuera de la comunidad en otras actividades generalmente no agrícolas, y sólo el 15% de las mujeres están empleadas, el resto son amas de casa. Todas estas razones influyen sobre las finanzas familiares, lo cual se acentúa al notarse un descuido en la explotación y preservación de las potencialidades del entorno, las que a pesar de no ser abundantes, sí existen, pero no se usan adecuadamente para mejorar dicha situación.

No obstante, debe señalarse que el trabajo de educación ambiental, que por siete años se despliega en la comunidad, mediante el CIAN, como parte de la iniciativa local Fruticultura Comunitaria-Participativa (FCP), indiscutiblemente ha logrado un impacto y reconocimiento importante. Es por ello, que un 92% de los encuestados afirman haber participado en dicha iniciativa y el 100% considera de mucha importancia al marañón y al resto de los frutales que allí conviven. El 95% de las familias le dan algún uso etnobotánico a la mencionada Anardiácea; destacándose las aplicaciones para tratar diarreas y gripe.

Otros elementos de mucho interés generados por la encuesta se enfocan a que en 12.40 cab que ocupan las fincas donde viven estas familias, cuyo propósito fundamental es la ganadería, existen unos 1 200 árboles de marañón. Por supuesto, unas fincas tienen abundantes, mientras otras poseen cantidades discretas. Sin embargo, resulta muy llamativo el interés que los propietarios poseen por sellar 15 ha con marañón y dedicarlas plenamente a cultivarlo. Como resultado de la educación ambiental no sólo se ha entendido el aporte que el mismo puede hacer al medio ambiente, sino también a la canasta y a las finanzas familiares.

Sin embargo, les resulta difícil reconocer su participación en el deterioro que tiene esta especie en sus predios y en Peralejo. Solamente un 17% se siente responsable de tal situación, e increíblemente un 8% planteó haberlo utilizado con fines energéticos y realizar quemas en sus tierras. Justamente aquí radica alguna de las debilidades del uso de la encuesta como herramienta de diagnóstico, pues no siempre refleja la realidad. Es por ello, que fue de vital importancia los criterios de los informantes claves (IC) para triangular la información; estos permitieron limitar los posibles errores recogidos en la encuesta. Esta otra herramienta; es decir los IC, aseguraron que en la década de los años 90, prácticamente todas las familias de alguna manera talaron total o parcialmente árboles de marañón para usarlos como energía en las casas. Durante esa década, estiman una reducción de los árboles en el orden del 30 al 35% de los que existían anteriormente, y el daño de alguna manera debió ascender hasta el 50%. Muchos de estos árboles enfermaron y también desaparecieron.

De todas maneras, es alentador lo que hasta ahora se ha hecho, pues existe un nuevo pensamiento focalizado hacia un cambio de actitud. Se ilustra con un 75% de los comunitarios que desean y plantean necesidad de capacitación; mientras un 92% quieren participar activamente en la iniciativa FCP. Pero sobre todas las cosas, el 100% están prestos a sembrar marañón y apoyar las actividades que se realicen en la zona con vistas a recuperar y conservar in situ esta especie.

Sobre todo, por la acción del CIAN, se han rescatado algunas recetas tradicionales de aprovechar el Anacardium occidentale. Pueden mencionarse: dulces, jugos, vinos, batidos, refrescos, caramelos y helados, entre otros. La intensa actividad local que se lleva a cabo en torno a este frutal en los últimos años, le ha valido al CIAN obtener la categoría de Relevante a nivel municipal y provincial por tres años consecutivos; así como una representación de la comunidad haber sido invitada por la Asociación Internacional Slow Food a participar en Tierra Madre-Encuentro Mundial de las Comunidades del Alimento, celebrado en la ciudad de Turín-Italia, en octubre pasado. Allí intercambiaron con 4 888 delegados en representación de 1 202 comunidades procedentes de 128 países.

Como resultado de dicho evento, hoy se gestionan varios proyectos e intenciones para involucrar a la comunidad en perfilar más sus acciones hacia un dimencionamiento del uso y protección del marañón, que lo convierta en paradigma para comunidades con similares condiciones. De esta manera, el diagnóstico permitió conocer mejor a la comunidad, a los comunitarios, al entorno, a las causas que han originado la situación actual, a las potencialidades y aspiraciones que poseen los habitantes para transformar su realidad: que eleve su calidad de vida y saneamiento de los agroecosistemas; además, se obtuvo información para determinar cuáles son las posibles prioridades de los comunitarios y de su entorno.

  1. Comportamiento relativo de la biodiversidad (diversidad β)

En la Tabla 1 se puede observar la cantidad de especies del reino vegetal y animal que cohabitan con el cultivo del marañón, se destaca con una mayor cantidad de individuos la especie A. occidentales con 155 individuos, así como una amplia gama de plantas madereras, medicinales, melíferas y algunas especies de pastos; además de un alto grado de endemismo en la zona. La mayoría de ellas sin la presencia del marañón, probablemente hubiesen tenido dificultades para sobrevivir y adaptarse a otras condiciones ecológicas. Todas en su acción conjunta e interacción, forman parte de la biodiversidad de esa área, y contribuyen a la incorporación de biomasa al suelo, lo que favorece a su conservación.

Tabla 1. Relación de especies presentes en las áreas de estudio

Reino vegetal

Familias

Géneros

Especies

Nombre

vulgar

Individuos

(NO)

Propósito

Anacardiaceae

Anacardium

Manguifera

A. occidentale (L)

M. indica (L)

Marañón

Mango

155

27

Alimentación

Medicinal

Melíferas

Meliaceae

Cedrela

Swietenia

Trichilia

Cordia

C. adorata (L)

S. magahoni(L)Jacq

T. hirta (L)

C. gerascanthus (L)

Cedro

Caoba

Jubaban

Baria

5

11

6

9

Madera

Medicinal

Rutaceae

Zanthoxylum

Zanthoxylum

Z. fagara(L) Sarg.

Z. mantinicense (Lam)DC

Amorosa

Ayua

14

3

Medinal

Postes

Simarabuceae

Picramia

Simaruba

P. pentandra SW

S. glauca. DC

Aguedita

Gavilán

16

13

Postes

Papilionaceae

Brya

B. microphylla Bisse

Garanadillo

10

Maderable

Sapindaceae

Cupania

C. americana

Guaramo

5

Maderable

Bixaceae***

Cochlo

C. spermum vitifohum(Willd)Spreng

Palo bobo

10

(2)

Maderable

Dileniaceae***

Curatella

C. Americana (L)

Peralejo macho

43

(10)

Maderable

Mimosaceae

Pithecellobium

P. arboreu (L)

Morrurojo

3

Maderable

Esterculiaceae***

Guazuma

G. tomentosa H.B.K

Guasima

12

(6)

Maderable

Sapotaceae

Chrysophyllum

Ch. caimito L.

Caimitillo

9

Maderable

Bombacaceae

Ceiba

C. pentandra (L)Gaertn

Ceiba

2

Maderable

Borraginaceae

Ehretia

E. tinifolia (L).

Quiebra hacha

21

Maderable

Anonaceae

Oxandra

O. lancelata (SW) Baill.

Yaya

11

Maderable

Sesalpinaceae

Albizia

A. cuba cubana Britt.

Bacona

4

Maderable

Graminaceae***

Paspalum

Dicantthium

P. notatum

D. caricosum

Sacasebo

Jiriibilla

34

(25)

46

(45)

Pasto

Malpiginaceae

Byrsonima

B. coriacea(SW)Nds

Peralejo

20

Medicinal

Rosaceae

Didymopanax

D. morototoni (Augl).

Yagruma macho

8

Medicinal

Eritroxilaceae

Erythrxylon

E. longipes Schulz.

Jiba

5

Medicinal

Total

20

 

27

   

Reino animal

Familias

Géneros

Especies

Nombre

vulgar

Columbidae

Goura

Columba junoniae

Paloma

Paseridae

Paseriforme

Passer domesticus

Gorrión

Troquilidae

Calypte

Calypte helenae

Zun zun

Formicidae

Atta.

Pogonomyrmex barbatus

Hormigas

Gryllidae

_

Anarugrillus sp

Grillos

*** Los representantes estas familias se encuentran en las dos áreas de estudio: en conservación in situ y deforestada. Sin embargo, en esta última solamente se encontraron las especies de la familia señalada.

( ) Cantidad de individuos que se muestrearon de cada una de las especies vegetales.

3.2.1 Biodiversidad en las áreas de estudio

3.2.1.1 Riqueza y uniformidad de la diversidad biológica en ambos biotopos

Al analizarse los diferentes índices de biodiversidad para cada área (Tabla 2), se observa que en el área conservada in situ se encuentra la mayor cantidad de especies. Lo contrario ocurre en el área deforestada, la cual posee valores de biodiversidad muy bajos. Esto indica que las comunidades de especies del área conservada in situ son muy distintas a la del área deforestada, la mayor riqueza de especies con que cuenta el área en conservación in situ se debe a que los bosques, y en especial los bosques tropicales, contribuyen más que cualquier otro bioma terrestre a los ciclos y procesos relevantes del clima, y también a los procesos relacionados con la biodiversidad, lo que ha sido llamado "servicios de los ecosistemas forestales" (Constanza et al., 1997; Pearce y Pearce, 2001; Pearce y Moran, 2001). Apaña (1998) señala que el reemplazo o eliminación de poblaciones, la tala indiscriminada de árboles, el laboreo y el monocultivo reducen la diversidad biológica en cualquier agroecosistema.

Tabla 2. Comportamiento de las especies vegetales en las dos áreas evaluadas

Índice

Área conservada in situ

Deforestada

Número de individuos (N)

502

88

Riqueza de especies (S)

27

5

Indice de Shannon (H?)

0.63755

0.21672

Lanner (1996) plantea que muchas plantas, especialmente en bosques tropicales, necesitan la presencia de animales que diseminen sus semillas. Sin miles de especies animales que actúan como diseminadores de semillas, muchas de las plantas del bosque no podrían reproducirse con éxito, esto puede ser una de las causas del bajo contenido de individuos con que cuenta el era deforestada. La interrupción de tales servicios puede dejar grandes extensiones de bosque desprovistas de plántulas y de árboles jóvenes, y por lo tanto, incapaces de recuperarse rápidamente del impacto humano (Gómez et al., 1972; Terborgh, 1990).

La conversión permanente de bosques a terrenos de cultivo y pastizales, está asociada a: sobrepastoreo, cultivos migratorios sin períodos de descanso, manejo forestal no sostenible con malas prácticas de tala, extracción excesiva de leña y carbón, la sobreexplotación de los recursos no maderables, y la caza menor y extracción de otros organismos vivos (SCBD, 2001). Es por ello que la escasa cantidad de individuos que se registraron en el área deforestada se vincula a las razones antes mencionadas.

Otra de las causas de la deforestación y el bajo contenido de individuos es que el conocimiento tradicional sobre la biodiversidad se pierde continuamente, y el conocimiento científico sobre los "servicios" del bosque va rezagado en relación a la capacidad humana de transformar los bosques, así como la ausencia de información sobre los beneficios de los ecosistemas biodiversos. Los vacíos en el conocimiento son el resultado de la falta de entendimiento de cómo los componentes se ensamblan unos con otros e interactúan, y sobre los cambios en el uso de los ecosistemas. Aún donde se tiene el conocimiento tradicional o científico, este no llega de manera eficiente a los decisores, quienes a menudo son incapaces de desarrollar políticas que reflejen los valores científicos, económicos, sociales y éticos de la biodiversidad. (SCBD, 2001).

La riqueza o diversidad de especies en el área conservada in situ es muy superior al área deforestada (Tabla 2), lo cual es confirmado por H?. Resultados similares obtuvo Chávez et al. (2002) al realizar el primer inventario entomológico en la región semiárida nororiental de Guatemala en tres asociaciones vegetales: rivera del río Motagua, quebradas secas y bosque disturbado; quienes al aplicar H?, determinaron que la mayor diversidad de especies se encontró en la quebrada seca: 0.44. Le siguió el bosque disturbado con 0.25 y 0.29 la rivera del río Motagua.

Torres et al, 1999 al estudiar la biodiversidad en dos bosques tropicales en la región de Barinas-Venezuela , en explotación maderera y sin explotación, respectivamente, encontró una mayor diferencia en la riqueza de especies en el área no explotada con respecto a la explotada. Dicho autor también al calcular H? en dos bosques: uno en explotación y el otro en conservación obtuvo 0.68 para el bosque en explotación y 0.77 para el bosque sin explotar. El autor antes mencionado en el bosque sin explotación obtuvo un mayor número de especies que en el bosque en explotación. Similares resultados obtuvieron Hubbell y Foster (1996) en bosques de Barro Colorado en Panamá. Torres et al. (1999), al calcular especies en bosques en explotación y sin explotación obtuvo que H? fue de 1.00 para el bosque sin explotar y de 0.62 para el bosque en plena explotación.

  1. Similaridad entre los dos biotopos o áreas de estudio

Existió gran diferencia entre las dos áreas objeto de estudio (Tabla 3). Se debe a que la tala en el área deforestada ha sido la causa fundamental de la pérdida de la biodiversidad de especies, lo que coincide con lo planteado por Bibbi (1992); el cual cita que la destrucción del hábitat y la deforestación es la mayor amenaza actual para la biodiversidad. Un estudio de Conservación Internacional mostró que el 23.9% de los sistemas biogeográficos de La Tierra han sido completamente transformados por el hombre. El 36.3% si se excluyen las superficies heladas, de roca y los desiertos, el 24.2% parcialmente y sólo quedan bien conservados el 51.9%; cifra que se reduce a sólo el 27% si se exceptúan las superficies estériles. Sólo quedan sin transformar el 51.9% de las tierras emergidas, aproximadamente 90 millones de km2.

Tabla 3. Similaridad de especies vegetales e individuos en las áreas de estudio

Muestra (Área)

No de especie

No de individuos

Conservada in situ

27

502

Deforestada

5

88

Especies comunes: 5

Índice de Sorenson: 0.313

Los dos procesos que atentan contra la persistencia del conjunto de bienes y servicios derivados del bosque son la deforestación y la degradación de bosques. En todo el mundo, la principal causa de la deforestación, entendida como una pérdida neta de superficie de bosques, ha sido y es la expansión de la frontera agrícola. http://www.secyt.gov.ar/Planplur4/ncambiocap2.htm .

La situación de los bosques y selvas en el mundo es precaria y difícil, ya que cada año se pierden miles de hectáreas por factores tales como el crecimiento de la frontera agrícola, la tala inmoderada, el crecimiento de la población, la ganadería no controlada, los incendios forestales y las inundaciones. Se calcula que la tasa mundial de pérdida de bosques y selvas asciende a más de 16.1 millones de ha por año de vegetación natural, de las cuales 15.2 millones se encuentran en zonas tropicales (FAO, 1999).

De aquí se deriva la importancia de cuantificar los recursos disponibles y crear estrategias de producción para un desarrollo sostenible, considerándose la situación de deterioro ambiental y sus efectos en el mundo (Dhameja, 2000). La agroforesteria debe ser tomada en cuenta como parte de estas estrategias o como sistema de uso sostenible de la tierra, porque abarca condiciones naturales, ecológicas, productivas y sociales que mejoran el bienestar de la población rural al conseguir un mejor nivel de vida mediante la diversificación de sus cultivos y la conservación de los recursos naturales (Krishnamurthy y Ávila, 1999). Además, contribuye a reducir la tasa de deforestación, conservar la biodiversidad, mantener la integridad de las cuencas hidrográficas y la estabilidad del clima (Jha, 1996).

El índice de Sorenson (Tabla 3) denotó baja similitud en las dos áreas de estudio, a pesar de estar una tan cerca de la otra; lo cual es una medida de cuanta erosión ha sufrido la biodiversidad donde se ha deforestado. Los resultados de Grela (2003) muestran una alta similitud, pero en áreas con otras características. El evaluó el estado sucesional de un bosque subtropical de quebradas en el norte de Uruguay, en una zona que fue explotada con fines madereros por 13 años, y otra conservada totalmente; el índice de Sorensen entre ambas fue de 0.84, es decir, que presentan una alta similitud florística.

 

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