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Una explicación para la Conciencia (página 2)


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Presente, pasado (tanto aquel que ha sido heredado a través de la genética como el que se ha ido adquiriendo por medio de experiencia de vida) y futuro (como estados posibles del medio, medio donde el actor principal es el Individuo) coexisten funcionalmente en el cerebro en el presente que se está viviendo. El cerebro discrimina adecuadamente lo evocado de lo percibido, necesaria diferenciación entre la representación mental del medio material -de aquello que está "ahí, ahora"- y la experiencia de vida almacenada en el cerebro que pertenece al pasado y que sirve de soporte para una conveniente interpretación de lo que se percibe y para llevar a cabo una adecuada Proyección a Futuro.

El análisis racional que se haga acerca de lo percibido en un instante cualquiera apuntando a describir a través de palabras el particular estado del medio, es a todas luces una deslucida metáfora del correlato mental que genera lo percibido, el que se integra a la Realidad del Individuo con un determinado significado. "Vivir la experiencia" es irreproductible por medio de palabras.

Selección y actualización de la información que se percibe; la Actualización del Presente

Es evidente que es limitada tanto la capacidad de percepción como la de procesamiento de la información disponible en el medio, limitación que es enfrentada por los seres vivos con cerebro por medio de un mecanismo conocido como la Atención, el que posibilita seleccionar específicos segmentos del medio de los cuales obtener un más acabado grado de información a través de la percepción. Fijar la atención en un particular segmento del medio implica prestar menos atención a otros segmentos. Obtener mejor información de lo que está sucediendo a una docena de metros de distancia puede ser valorado como más relevante que disponer de un más acabado detalle de lo que sucede a un metro de distancia del Individuo.

El cerebro, operando instante a instante, dispone hacia que/donde orientar la atención. A su vez, aquello que fue percibido un momento atrás, y que ahora no está siendo percibido por dirigir la atención a otro segmento del medio, no necesariamente pierde vigencia en la representación mental del medio; el cerebro cuenta con la capacidad de "sostener escenarios" previamente percibidos, e incluso actualizarlos. El siguiente ejemplo ilustra lo anterior. Si hace unos segundos un perro enfrentó a una persona, la que en estos momentos se encuentra corriendo y tras de ella corre el perro tratando de alcanzarla sin que esta última lo esté percibiendo, de alguna forma en el cerebro de la persona se representa aquello que está sucediendo a sus espaldas, donde está situado el perro. No está corriendo por nada; su Realidad del Individuo incluye un muy real perro que está corriendo tras ella, y no precisa estar percibiéndolo si un momento atrás lo hizo para que esté incorporado en la representación mental de su medio relevante. Por supuesto, en dicha representación el perro está situado en este momento en un distinto lugar a aquel en el que se encontraba cuando dejó de percibirlo. Es decir, hay una dinámica asociada a la proyección del segmento del medio del cual forma parte el perro, en el presente que está viviendo la persona. Evidentemente, en muchos aspectos es elevada la incertidumbre implícita en la proyección de un segmento del medio que se encuentra a las espaldas y que no está siendo percibido, proyección en la que participa un perro que a su vez es dirigido por su propio programa de acción.

Esta proyección de la evolución en el tiempo de aquellos segmentos del medio que habiendo sido percibidos momentos antes no lo están siendo en el presente, se definirá como Actualización del Presente. Por supuesto, la Actualización del Presente forma parte, al igual que aquello que se está percibiendo en el momento que se está viviendo, de la Realidad del Individuo, un auténtico diagrama mental del medio, con significado.

Es evidente que el mecanismo de Actualización del Presente de la persona que está huyendo en ningún caso es certero en cuanto a estimar la exacta velocidad del perro, su ferocidad, e infinidad de otros detalles que pudieren ser importantes en ese momento conforme a las específicas condiciones que se estén dando en el medio. Un no despreciable nivel de incertidumbre caracteriza a la Actualización del Presente, actualización que es permanente a través del tiempo, es decir, instante a instante va evolucionando la incierta representación mental de particulares segmentos relevantes del medio en el cual de alguna forma destaca en el cerebro la interacción del cuerpo con el "elemento perro".

Por supuesto que la representación mental no se limita a una suerte de fotografía borrosa de lo que está sucediendo a espaldas de la persona que va huyendo, localizada en una zona específica del cerebro; centros neuronales funcionalmente diferenciados, participan activamente a través de la química del cerebro para sostener y actualizar esta representación, cuyo contenido excede la mera forma material del entorno; si el día anterior la persona fue mordida por el perro en cuestión, sin duda que los componentes anexos a la representación mental del medio material y que participan en forma integrada, como un todo, establecerán un programa de acción, en evolución instante a instante, distinto al que se generará si no cuenta con la traumática experiencia previa. Hay que destacar que el que no se conozcan a cabalidad los mecanismos a través de los cuales se realiza esta Actualización del Presente no invalida su existencia.

En el ejemplo descrito, el "elemento perro" no sobresale por un conjunto de características susceptibles de racionalizar, sino por el particular significado que adquiere la Realidad del Individuo como consecuencia de la participación de dicho perro en el medio en que tiene lugar el episodio, en el presente que se está viviendo, y en el, como se mencionara, juega un rol sustantivo la experiencia de vida, al igual que el estado corporal; de este último se cuenta con una representación mental permanentemente actualizada. Conforme a lo que se perciba, eventualmente se pueden presentar infinidad de escenarios mentales distintos como representación del medio con significado, esto es, de la Realidad del Individuo. Así por ejemplo, si la persona percibió que el perro está atado a una corta y sólida cadena, y cuenta con una adecuada experiencia de vida, bastará con que dé un brinco para ponerse a salvo.

La experiencia de vida, tanto la heredada como la adquirida, es un referente fundamental para otorgarle significado a la Realidad del Individuo y por ende para proyectar las acciones a realizar, conjuntamente con la representación mental del estado corporal, cuyo rol es incuestionable y no podría ser de otra manera toda vez que en definitiva es el cuerpo el sostenedor de la vida, el actor principal en la obra que representa la vida. Si la condición del estado corporal de la persona es tal que le impide efectuar el brinco necesario para eludir al perro, un muy distinto significado adquirirá su Realidad del Individuo, emergiendo alternativas de acción distintas a la del brinco.

Así como no es posible sustituir, con el afán de replicar, por medio de un largo discurso descriptivo la observación que puede hacerse por unos instantes de una puesta de sol, definir en su real dimensión el "significado de lo percibido" escapa por completo al dominio del lenguaje humano. En todo caso, lo que interesa destacar es la existencia de los diversos mecanismos que, operando a través de la química del cerebro consiguen generar lo que se ha definido como la "Realidad del Individuo".

Conforme se ha visto, el significado de lo percibido conduce a representaciones mentales que exceden ampliamente a aquellos eventos y elementos que están presentes en el medio material y que son percibidos. Dos ojos, una nariz y una boca, son componentes de cualquier rostro humano, sin embargo el significado al que se accede como consecuencia de percibir el rostro de un hijo dista mucho del que se consigue al observar el rostro del vecino. Más aún, el mismo rostro observado en distintos momentos conduce a disímiles significados, esto es, cada uno, a una distinta Realidad del Individuo.

Hay que agregar a lo anterior que no existe un medio donde sólo este presente un rostro, ni dos instantes con que se cuente con similar representación del estado corporal, el que está en permanente variación, estado que según ya vimos también afecta la estructuración de las acciones que se proyectan, induciendo a una siempre distinta Realidad del Individuo. A su vez, no se cuentan con herramientas que permitan saber cómo valorar el cuánto y de que forma va variando la Proyección a Futuro que se realiza en todo momento en el cerebro, y qué tan extensos son los escenarios –configuraciones neuronales en definitiva- asociados a dichas proyecciones, pero, sin duda que infinidad de potenciales escenarios futuros pueblan permanentemente el cerebro, involucrando distintos horizontes de tiempo, estados potenciales del medio y eventuales acciones a realizar. Al despertarse en la mañana una persona no precisa racionalmente programar una a una la infinidad de acciones que llevará a cabo para muy diversos fines y que en definitiva por ejemplo lo conducen a su oficina; simplemente se viste y va al trabajo, sin decirse "debo vestirme pues saldré a la calle, debo adelantar el pie para dar el próximo paso, debo abrir la puerta para ir al trabajo pues todo ello me conducirá a la oficina, hacia donde debo ir pues allí trabajo, para recibir un sueldo que me permita vivir", etc.

Millones de acciones que han sido dispuestas por el cerebro ha ejecutado en dicho intervalo de tiempo, ajenas a lo que se conoce como "acciones conscientes", dejándose conducir por las expectativas asociadas a lo que se ha denominado Proyección a Futuro. El estudiante que se dirige a clases a la facultad no precisa tener presente a nivel consciente que ese día asiste a la cátedra para rendir satisfactoriamente un examen al final del semestre, y que posterior a este habrán otros semestres, para luego de unos años de esfuerzo obtener un título, lo que en su oportunidad constituyó en apariencias el agente motivador que le llevó a matricularse en la carrera; en la Proyección a Futuro de alguna forma está representada tanto la obtención del título como el paso siguiente que debe dar al caminar para dirigirse a la facultad.

Según se observa la capacidad del cerebro para almacenar y procesar información es sorprendente. Una persona al saludar en la mañana a un amigo al cual no veía desde hace un mes se percata con facilidad que se cortó el bigote que lucía hasta la última vez que lo vio. La representación mental que del rostro de su amigo tiene en su cerebro hasta antes de saludarlo, es la de cómo lucía hace un mes, y al percibirlo hoy, algo no calza con dicho patrón de representación, lo que llama su atención. Se dispone de una latente versión de lo último percibido para infinidad de eventos y elementos del medio que forma parte de la experiencia de vida, susceptibles de ser evocados.

Los tiempos y escenarios asociados a la Proyección de Futuro tienen que ver con tiempos y escenarios que han constituido previamente experiencia de vida. Sin ser la Proyección a Futuro, como tal, experiencia de vida, se formula a partir de esta, de ella se nutre. Cuando un predador percibe a una potencial presa, sus expectativas de acción evidentemente no surgen de la nada. La Proyección a Futuro intenta ser la mejor estimación que el Individuo puede generar, haciendo uso de su experiencia de vida, para formular un siempre nuevo conjunto de acciones susceptibles de ejecutar en variados horizontes de tiempo, las que se formulan bajo las específicas condiciones existentes en el medio en el instante que está viviendo. El director de esta obra es el Individuo, y el actor principal que representará la función, sin cuya participación no existe obra alguna, es el cuerpo. El resultado del permanente monitoreo del estado corporal y la experiencia de vida tanto restringen como condicionan la obra que se representa.

Hay un aspecto importante a destacar en relación a la Proyección a Futuro, y se refiere a que la dinámica del medio exige una total plasticidad de las tareas que se llevan a cabo; un segundo antes de enfrentar al perro del ejemplo, es decir, cuando la persona que está siendo perseguida aun no sabía de su presencia en su entorno relevante, su Proyección a Futuro era muy distinta a aquella que está presente en su cerebro un segundo después de comenzar a correr. La Proyección a Futuro se gesta en la siempre dinámica Realidad del Individuo.

La Actualización del Presente y la Proyección a Futuro tienen en común que en ambas el proceso cerebral que las genera opera a partir de lo que se evoca en función de lo percibido. Se diferencian en algo que resulta fundamental para el ser vivo, esto es, en que para la primera la proyección realizada forma parte de un segmento del medio del presente que se está viviendo, es decir, constituye experiencia de vida, en tanto que la Proyección a Futuro dice relación con un eventual futuro a vivir, por ende no necesariamente llegará a constituir experiencia de vida. Y, evidentemente, el cerebro sabe distinguir una de otra y otorgarle sólo a la experiencia de vida la calidad de referente para valorar futuras acciones.

Como se ha mencionado, la Actualización del Presente se lleva a cabo sobre determinados segmentos del medio que no están siendo percibidos pero que sí lo fueron con anterioridad. No hay forma de cuantificar en qué proporción participan en la Realidad del Individuo por una parte lo que está siendo percibido y por otra la Actualización del Presente, sin embargo todo indica que es razonable asignarle a la Actualización del Presente el empleo de una muy importante cantidad de recursos cerebrales, necesarios para generar la particular dinámica al segmento del medio que no está siendo percibido y que forma parte de la Realidad del Individuo.

El mayor distintivo de los seres humanos en relación a las restantes criaturas con vida, es la trilogía Lenguaje Razón Consciencia, siendo las dos últimas consecuencia de la primera. Cuando se hace uso del lenguaje, según se verá más adelante, eventualmente se generan escenarios mentales infinitamente extensos, maleables, inmateriales y atemporales, que forman parte de la Realidad del Individuo, aportados a ésta como Actualización del Presente. Por supuesto el asunto es bastante más complejo que lo descrito, y antes de profundizar acerca de ello es conveniente dirigir previamente la atención a un tema que según se verá, guarda íntima relación con la Teoría de la Mente, pues constituye uno de los precursores de ella.

La interacción entre seres vivos, fundamento del lenguaje.

La capacidad que cada forma de vida tiene para alterar el estado de su medio relevante y eventualmente afectar al medio relevante de otros Individuos, genera una interacción entre seres vivos que le otorga una particular dinámica al medio, estableciéndose lazos de dependencia entre diversas formas de vida. El éxito reproductivo de una especie vegetal puede depender de las herramientas con que cuente para atraer a un insecto que cumpla la función de polinizarla.

Formas, colores, dimensiones, olores, expresiones corporales, sonidos, patrones reproductivos y alimenticios, etc., han ido evolucionando condicionados por la interacción entre Individuos. Notables son por ejemplo los patrones de color, forma y comportamiento que emplean insectos, aves, reptiles, etc., que les posibilitan un conveniente "pasar desapercibido" o ser percibidos y valorados de una forma en particular frente a otras especies o ante individuos de la misma especie. Hay infinidad de ejemplos, observables en las más diversas formas de vida, a través de los cuales queda en evidencia la importancia de lo que se definirá como el "Cómo me ven".

Entre Individuos de la misma especie el "Como me ven" adquiere una especial connotación, toda vez que asociados a gestos, posturas, sonidos, etc., se generan lecturas cuyo significado guarda un elevado y conveniente grado de coherencia con el mensaje que en apariencia se busca transmitir, constituyendo un muy práctico y en ocasiones extenso lenguaje. Tras el gruñir mostrando los colmillos de un lobo que enfrenta a otro, se evidencia un "no te atrevas, asústate". En la danza que acompaña al cortejo de una colorida ave macho está el mensaje "elígeme, mi genética es la mejor". En estos casos, para que la acción resulte efectiva, evidentemente se precisa no sólo que el actor influya sobre el receptor, sino que lo haga con determinadas consecuencias.

El lenguaje, una herramienta en la interacción.

Los monos verdes de Africa oriental, que habitan en grupos de 10 a 30 Individuos, emiten fuertes gritos de alarma si avistan a un predador, chillan sonidos específicos si salen al encuentro de otros grupos, lanzan gruñidos de amenaza cuando se pelean con individuos de su propio grupo y gruñen sin estruendo durante las relaciones sociales relajadas.

En lo que se refiere a la alarma por predador, conforme al tipo de predador es la llamada sonora que emiten, distinguiéndose tres en particular: para leopardo, para águilas y para serpientes. La alarma que avisa del vuelo del águila, les induce a mirar hacia arriba o a correr hacia los matorrales. Al escuchar la alarma de serpientes, se yerguen sobre sus patas traseras y observan el herbaje, en tanto que la alarma de leopardo provoca que los monos trepen a los árboles. Para un mono verde cuya atención esta dirigida a tomar el fruto de un arbusto al momento en que escucha a sus espaldas el alerta por águila, la representación mental de lo que constituye el entorno aéreo que se encuentra tras de sí y por ende que está fuera de su campo visual, forma parte de una Actualización del Presente, entorno que, con el llamado de alerta, adquiere una mayor relevancia, incluyéndose en esta incierta panorámica, gracias al llamado de alerta, a un águila.

Como se ha mencionado previamente, la dinámica de la vida exige contar con la capacidad para readecuar de un momento a otro las acciones que están siendo llevadas a cabo en función del significado que se le asigne al estado del medio relevante en el presente que se vive, por lo que con la llamada de alerta pasarán a un segundo plano las tareas asociadas a la acción de coger el fruto que previamente ocupaban un destacado sitial en el marco de las expectativas del mono verde.

El predador, que no ha sido sino indirectamente percibido a través del lenguaje, puede estar a diez o a una treintena de metros de su cabeza, dirigiéndose directamente hacia él, o hacia otro de sus congéneres. Frente a dicha incertidumbre, la acción del mono puede estar dirigida a levantar la cabeza para, haciendo uso de sus sentidos, contar con una más acotada representación del segmento del medio que en el presente que está viviendo ha adquirido importancia, para luego correr hacia los matorrales conforme a los patrones de acción que se generen como consecuencia de lo que perciba.

No obstante la evidentemente difusa representación del conjunto "águila en el aire" con que cuenta hasta antes de levantar la cabeza y ver al predador, el aporte a sus expectativas de supervivencia que obtiene el mono verde gracias a la señal de alerta escuchada es significativo, y en tal sentido el uso del lenguaje reporta una elevada utilidad. Ello, por supuesto, en la medida en que el emisor consiga inducir en el receptor del lenguaje una adecuada trascripción de aquello que resulta ser relevante para ambos.

El mono que dio la voz de alerta literalmente le transfirió a sus congéneres un segmento de su medio relevante en el cual se encuentra un águila. Incompleta e inexacta transferencia de lo que sus ojos veían, incierta, pero potencialmente efectiva para los restantes miembros de su grupo, los que consiguen generar con el llamado de alerta una representación mental del medio acorde con el suceso "águila en el aire".

Según se observa, el lenguaje, al momento de hacer uso de él, forma parte del medio, pues es allí donde se ejecuta la acción del lenguaje, la que se incorpora como experiencia de vida tanto para el receptor como para el emisor; la palabra, al igual que cualquier otro elemento del medio, a través de la evocación a que da lugar participa en la estructuración de la Realidad del Individuo. El ejemplo descrito deja en evidencia la transferencia que se produce del "elemento águila en el aire" entre el mono que dio la señal de alerta y aquellos que escucharon dicha señal; en la práctica hay un auténtico"ponerse en el lugar de" generado a partir de la pseudo percepción del elemento "águila en el aire"que propicia el lenguaje. La capacidad para "ponerse en el lugar de" constituye uno de los pilares de la Teoría de la Mente, capacidad que está notoriamente desarrollada en los seres humanos.

En la acción del lenguaje humano, como en toda acción, hay tareas a cumplir, y asociadas a ellas, expectativas. Para acceder a las expectativas se llevan a cabo acciones secuenciales, palabra a palabra, que eventualmente se acompañan de gestos, entonaciones, posturas, etc., que colaboran activamente en la diagramación de aquello que en definitiva se va transmitiendo al receptor del lenguaje. Cada paso del predador que corre tras una presa potencial constituye una tarea, y tras esas secuenciales tareas está la tarea de alimentarse; de igual forma, cada palabra que emplean los humanos es en sí una tarea, que a su vez forma parte de otra, que la comprende.

Así como no es posible conocer la exacta ubicación espacial en la que se hallará el predador una docena de pasos a futuro, con las palabras que emplean los humanos sucede igual cosa; es decir, a partir de las particulares condiciones del medio, en el presente que se está viviendo, se seleccionan las palabras que se emplean. No se cuenta con un discurso pre establecido palabra a palabra cuando se habla, pero sí con expectativas específicas para cada instante, expectativas que están asociadas a los más variados horizontes de tiempo. El análisis racional que puede hacerse para conocer las motivaciones y finalidades del lenguaje que se emplea, es, en general muy sesgado; tal vez el desconocido propósito que llevó a conversar a una persona con un amigo hace unas horas sea el mejorar su autoestima, aun cuando de un análisis superficial de la conversación le pudiera parecer a los participantes que tan solo uno le estaba poniendo al tanto al otro del aumento de sueldo del que fue objeto el mes pasado.

Se ha visto que en la Proyección a Futuro, acciones que un segundo antes se justificaban pueden perder validez en el presente que se vive. La valoración del estado del medio, medio que continuamente está variando, reestructura la vía a través de la cual llegar al cumplimiento de las tareas, pudiendo éstas alterarse o incluso suspenderse. Un inesperado cambio en la expresión facial de quien escucha o una frase que su interlocutor le diga, puede conducir al primero a un cambio en la estrategia que subyace en su discurso e inducirle a nuevas y tal vez radicalmente distintas expectativas y acciones.

Entre animales de la misma especie hay infinidad de gestos, posturas, sonidos, etc., que constituyen lenguaje. Bien puede afirmarse que los seres vivos con cerebro están inmersos en medios exuberantes de lenguaje. La singular herramienta que constituye el lenguaje humano tiene su génesis en condicionantes que han estado presente desde los albores de la vida sobre el planeta, apuntando todos ellos hacia un fin que los hermana: la supervivencia. En algún momento de la historia humana, en todo caso muy recientemente, se dieron las condiciones que permitieron que los humanos llegaran a disponer de un vasto lenguaje.

Algunas particularidades del lenguaje humano

Los chimpancés, hermanados con los humanos en algo más del 98 por ciento de la genética que ambos portan, disponen de alrededor de dos docenas de fonemas en su lenguaje verbal; cada uno de estos fonemas tiene un determinado significado. Los humanos, con similar número de fonemas construyen infinidad de palabras, y es a partir de esta capacidad que comienza a configurarse la potencia del lenguaje humano.

Disponer de tan amplio lenguaje permite eventualmente darle un nombre a cada elemento del medio, como por ejemplo sucede con "piedra", "mesa", etc., Adicionalmente, el empleo de adjetivos y verbos le asignan características y acción al sustantivo, en una suerte de resumido boceto de lo que pudiera ser la representación del objeto como parte de la representación del medio, en la Realidad del Individuo.

Para los humanos, la palabra "mesa" por ejemplo, está asociada en la mente de un adulto a experiencias de vida de muy variado tipo, experiencias de vida que han estado asociadas a su vez con una gran diversidad de estados emocionales como consecuencia de la particular participación que le cupo a la palabra "mesa" al momento en que formó parte de una experiencia de vida, ya sea que en dichas experiencias de vida la "mesa" participó como el objeto material que la distingue o como palabra, formando en este último caso parte de un discurso.

La Realidad del Individuo que se genera como consecuencia del empleo de la palabra "mesa", en la frase " mesa de operaciones", es sin duda radicalmente distinta a la que emerge fruto de la frase "mesa del banquete". Es decir, cuando se escucha dicha palabra, ésta tiene la posibilidad de afectar en muy variado grado la Realidad del Individuo en el presente que esta viviendo el receptor de dicha palabra, a partir de lo que potencialmente pudiere llevarlo a evocar, adquiriendo en definitiva la palabra "mesa" una particular participación en dicho presente, en función de las condiciones que se estén dando en el medio, en el momento que se está viviendo.

Esta característica del lenguaje humano le otorga un grado de neutralidad a la palabra que no se aprecia exista en ningún otro tipo de lenguaje animal. Para los monos verdes, la señal de alerta por águila no presenta ambigüedad alguna. Apunta hacia un muy específico fin; a representar peligro en el aire dada la presencia de un águila. ¿Cuántas palabras tendría que emplear una pareja de humanos para conseguir un efecto similar al que logran los monos verde con tan solo una palabra?. Tal vez un par de docenas, lo que implica que en una situación de peligro inminente quizás la persona tarde demasiado tiempo en conseguir transferirle al receptor del lenguaje el mensaje apropiado.

El mono verde que escucha la señal de alerta, con sólo una palabra consigue generar una representación mental ad hoc de un segmento del medio asociado a peligro por águila, de un águila que no está percibiendo y que a contar de ese momento se incorpora en su cerebro como una muy material águila presente en su medio relevante. Por supuesto, visto desde esta perspectiva resulta evidente que los humanos han debido pagar un costo por acceder al extenso lenguaje que se caracteriza, por la neutralidad de la palabra, sin embargo el beneficio que a la par se ha conseguido como resultado de la mencionada neutralidad, bien lo justifica.

¿Por qué es importante destacar la neutralidad de la palabra que caracteriza al lenguaje humano ?

Si bien a primera vista pudiera parecer que no reviste mayor relevancia la distinción realizada, no es sino gracias a la referida neutralidad de la palabra que en definitiva se torna posible el que se puedan generar muy diferenciados escenarios mentales conforme al significado de lo percibido que adquiera la Realidad del Individuo con la palabra específica empleada (o conjunto de ellas). Esto, según se verá más adelante, en definitiva torna posible que los humanos accedan, por medio del uso del lenguaje, a hacer mención a eventos o elementos que no están presentes en el medio material, expandiendo con ello la representación mental del medio al permitir con ello crear Actualizaciones del Presente, y por ende experiencias de vida, para las cuales no existe un correlato material que las sustente, lo que constituye la más radical diferencia con los restantes lenguajes, y a la postre, la piedra angular sobre la que se edifica la conciencia humana.

La neutralidad de la palabra humana le otorga su independencia, requisito fundamental para conseguir dejar de hacer referencia a aquello que sucede en el "ahora, aquí" en el medio material. Al romperse el vínculo "una palabra – una acotada representación de un segmento del medio material", se posibilita que a través del lenguaje humano se generen inéditos escenarios mentales para representar en el presente que se vive un segmento del medio que no corresponde a un correlato del medio material. Sin embargo, para que ello tenga lugar, es preciso que converjan otros factores no menos importantes que el mencionado, y para hacer referencia a ellos es necesario revisar cómo va aprendiendo el ser humanos el lenguaje durante la niñez.

Aprendiendo el lenguaje humano

Los niños muestran un elevado interés por aprender palabras y un extraordinario ritmo de aprendizaje. Entre los dos y cuatro años aprenden del orden de una palabra por cada hora que están despiertos, pudiendo llegar a dominar varios miles a los cuatro años. Inicialmente, el niño no interpreta los sonidos; sólo los escucha, retiene, y los relaciona con los restantes componentes presentes en su medio. Los diversos escenarios que comparten en común sus experiencias de vida en las cuales ha intervenido por ejemplo la palabra "pelota" con el objeto redondo hacia el cual su madre le induce a dirigir su atención, le permiten fortalecer la asociación de la palabra con el objeto, discriminando posteriormente de entre la multiplicidad de otros elementos que pudieran estar formando parte del presente que está viviendo al momento en que escucha la palabra "pelota", al "elemento pelota" que su madre tiene en sus manos. No menos cierto es que un perro aprende a través de un similar mecanismo a relacionar la palabra con el objeto; claro está que él jamás aprenderá a decir la palabra, lo que constituye una limitación sustantiva –no la única, por cierto- para acceder en definitiva al uso de la Razón.

Una observación no menor, cuya importancia quedará de manifiesto más adelante por las implicancias que tiene, dice relación con que en la etapa inicial el niño aprende el significado de la palabra bastante antes de que sea capaz de hacer uso de ella en forma adecuada por medio del lenguaje propio.

Cuando el niño ya asocia una palabra con el respectivo objeto y escucha por ejemplo a su madre decir la palabra "pelota" en ausencia del objeto, el "elemento pelota" se incorpora en su representación mental del medio, y se mantiene una Actualización del Presente en la cual está la pelota, cual si permaneciera materialmente en algún segmento de su medio material luego de escuchada la palabra. Esto por supuesto no hace la diferencia entre los humanos y los restantes seres vivos con cerebro, pues en lo fundamental responde a un proceso mental similar al que tiene lugar en el cerebro de los monos verdes cuando escuchan una señal de alerta, y, sin duda que con el debido entrenamiento un perro también generará una Actualización del Presente en la que estará incorporada una pelota cuando escuche que su amo hace uso de esa palabra en ausencia de la muy material pelota.

Para el niño de dos años que está junto a su madre y que ya es capaz de hacer uso de una palabra que ya conoce, como la mencionada palabra "pelota", sin que la pelota esté siendo percibida por él, accede a dicha palabra como consecuencia de una tarea a realizar asociada con el elemento pelota, tarea que forma parte de su Proyección a Futuro.

Tal vez su mente asoció la sonrisa de su madre y los movimientos que realiza, la hora, pues después de almuerzo su madre acostumbra a jugar con el, y algunos otras acontecimientos que se están desarrollando en ese momento, con "jugar con la pelota". Aquí, como ya se mencionara, se manifiesta una diferencia importante en relación a la capacidad que pudiera tener un perro, el que no es capaz de hacer uso de las palabras que se le han enseñado a distinguir, limitándose su lenguaje al propio de todos los perros, lo que por supuesto no le impide que bajo determinadas condiciones de su realidad del Individuo y Proyección del Futuro, corra hacia el lugar donde su dueño acostumbra a guardar la pelota para invitarle a jugar realizando movimientos y ladridos que así lo evidencian, lo que por cierto constituye lenguaje.

Los escenarios atemporales e inmateriales que provee el lenguaje humano

Si se cuenta con una sucesión de una decena de fotografías de un objeto que cae, tomadas a intervalos de una centésima de segundo, luego de analizarlas cuidadosamente no resultará difícil proyectar lo que pudiera ser la undécima fotografía. La dinámica tiempo-espacio del medio material, es decir, el cómo evoluciona espacialmente a través del tiempo la materia, responde a estrictas leyes físicas. La trayectoria, velocidad y aceleración del objeto, obtenida del set de fotografías, permite generar una muy buena aproximación de lo que pudiera ser la undécima foto.

En la práctica, no se precisa de un análisis racional como el descrito, ni de un set de fotografías preliminares para disponer en el cerebro de una conveniente proyección de la dinámica del medio en que se encuentra un ser vivo con cerebro, medio que está sujeto a las leyes mencionadas. Esta capacidad de proyectar, relativa a sucesos que acaecen en el medio material, es atributo de todos los seres vivos, y no parece estar desarrollada en los humanos en un grado tal que por si sola establezca una diferencia destacable. Mas aún, los humanos nacen notablemente inmaduros en relación a muchos animales en lo concerniente al manejo de las relaciones tiempo/espacio, y no es sino a través de experiencia de vida que van configurando patrones adecuados, que posteriormente los emplean tanto para la Actualización del Presente como para la Proyección a Futuro.

Hay que destacar que considerables segmentos del medio que no está siendo percibido poseen una dinámica tiempo-espacio que no registran cambios que resultan relevantes para el Individuo. Así por ejemplo, la velocidad a la que se desplaza un león que está situado a unos cientos de kilómetros de una persona con seguridad no tiene mayor relevancia para el. A su vez, muchos de los componentes del medio, tanto aquellos que están siendo percibidos como los que forman parte de la Actualización del Presente, tienen una dinámica tiempo-espacio que no es valorada como relevante en el momento que se está viviendo.

El mecanismo de Actualización del Presente establece que la silla que se ubica un par de metros tras de una persona que está en su oficina continuará en el mismo sitio algunos minutos después de que la ha percibido por medio de su vista, adquiriendo relevancia su interacción con ella cuando por ejemplo deba retroceder un par de pasos sin volver hacia atrás la cabeza; entonces, se potencia la activación de memorias relativas a un actualizado escenario a partir de aquel que fuera percibido minutos atrás, momento en el que la silla estuvo a su vista. Previo a esta potenciación, la representación mental del segmento del medio en el que está situada la silla, incluía a dicho elemento, sin embargo su participación jugaba un rol mas bien secundario en la proyección de sus acciones.

Si una persona se encuentra en una habitación leyendo un libro y su mujer hace lo propio en silencio a unos metros de distancia, fuera de su campo visual, no le llamará la atención si su mujer le habla. Sin embargo, si se sabe solo en dicha habitación, leyendo desde hace un par de horas, y de pronto escucha que su mujer le habla como si estuviera a unos metros de distancia, se sobresaltará. Su Actualización del Presente no la incluía en el lugar desde donde provino el sonido de su voz, y su sobresalto constituirá un llamado de atención al mecanismo de proyección que opera en la Actualización del Presente, el que ha evidenciado una falla; no puede haber surgido de la nada su mujer, ello no es permitido en el mundo material.

La maravillosa capacidad de proyección del estado del medio y el delicado manejo del tiempo-espacio que efectúa el cerebro se torna manifiesta si se revisa lo que sucede cuando por ejemplo se transita por una concurrida avenida. Se elude a las personas que caminan en sentido opuesto, sin esfuerzo aparente. En el cerebro del caminante, se dispone de una permanentemente actualizada Proyección a Futuro de la trayectoria de quienes caminan en sentido contrario, adquiriendo por supuesto una mayor relevancia la proyección de la trayectoria de quienes se encuentran más cercanos a la línea en que se proyecta la trayectoria del caminante, y a menor distancia de el.

Al cruzar una calle, sin interrumpir la conversación que sostiene con quien va caminando, con volver la cabeza y observar unos instantes hacia el sentido de donde vienen los vehículos adquiere la información necesaria para proyectar el estado en que se irán encontrando éstos en los siguientes segundos, a la vez que proyecta una potencial trayectoria de su propio recorrido, y vuelve a mirar a su interlocutor, seguro de que la proyección del segmento relevante del medio en cuestión, y que involucra a los vehículos en la calle que esta cruzando, es la adecuada. Sin duda, es extraordinaria la capacidad del cerebro para organizar, seleccionar, establecer prioridades y generar información acorde a patrones de tiempo-espacio válidos para el medio material, tanto para la Proyección a Futuro como para la Actualización del Presente. Y no puede ser de otra forma, dado que la vida está en juego en ello, instante a instante.

Si un niño, estando en su habitación escucha la palabra "perro" conociendo ya su significado, incorpora a un perro en la representación mental de su medio relevante, que no es percibido por sus sentidos más que indirectamente, a través del lenguaje en el momento que escucha la palabra. Conforme a la edad del niño, no le llamará la atención si de pronto escucha ladrar a su espalda al perro, aunque previamente no lo hubiera percibido directamente. Al escuchar la palabra, en su representación mental del medio material se incorporó lo que para él resulta ser un muy material perro. Tan solo posteriormente, y con un bagaje de experiencia de vida adecuado, llega a discriminar que no todas las palabras que escucha, conocidas por él, representan eventos o elementos materiales que forman parte del medio material relevante en el que se encuentra en el presente que esta viviendo.

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