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El valor honradez – Jorge Eliecer Gaitán Ayala


  1. Definiciones
  2. Jorge Eliecer Gaitán Ayala, héroe colombiano de la honradez
  3. Reconocimientos
  4. Fuentes

Definiciones

– Honradez es comportarse con justicia, rectitud e integridad.

Justicia es dar a cada uno lo que le pertenece o lo que le corresponde.

Rectitud es conformidad con la razón.

Razón es la capacidad de identificar conceptos y cuestionarlos.

– Integridad es coherencia entre lo que se cree, lo que se dice y lo que se hace.

– Honradez política es el proceder recto, intachable, íntegro e insobornable.

Intachable, que no admite o merece censura.

Insobornable, que no recibe dinero o regalos para algo generalmente ilegal o inmoral.

– Honrado es quien tiene honradez.

Jorge Eliecer Gaitán Ayala, héroe colombiano de la honradez

edu.rededu.rededu.red

Biografía

1903. Nació en Cucunubá (Cundinamarca) el  23 de enero de 1903.

Abogado. 1924. El 29 de octubre de 1924 se tituló como doctor en leyes, jurisprudencia y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Colombia  con la tesis titulada "Las ideas socialistas en Colombia".

1929. Se doctoró con honores en jurisprudencia en la Universidad "La Sapienza" de Roma con la tesis "El criterio positivo de la premeditación".

Tribuno del Pueblo. Entre el 3 y el 6 de septiembre de 1929 lideró en el Congreso de la República un debate por el asesinato de un número, aún no determinado, de trabajadores de la United Fruit Company en la región de Ciénaga, en el departamento del Magdalena. Los obreros exigían condiciones laborales, hasta entonces inexistentes, y un trato justo por parte de sus contratistas. La matanza de estas personas es conocida en la historia del país como la masacre de las Bananeras. Este debate le valió a Gaitán el título de Tribuno del Pueblo.

Congresista. 1929. Fue elegido representante y luego presidente de la Cámara de Representantes.

– Se configuró como representante de la clase media, y de aquellos que estaban fuera de la vida pública, y los unió a través de sus discursos cargados de emoción e ilusión.

– Criticó también el orden "convivialista", donde la política se practicaba en círculos cerrados, es decir, unas cuantas personalidades decidían el futuro del país. Allí se encontraba la oligarquía que mantenía dominado cada ámbito de la vida en el país.

Catedrático y rector universitario. 1931. Catedrático de Derecho Penal en la Universidad Nacional y en la Universidad Libre, de la que fue nombrado rector.

Alcalde de Bogotá. 1936. Con la colaboración de los dirigentes tradicionales del Partido Liberal se posesionó como alcalde de Bogotá.

– Adelantó reformas sociales, promovió la municipalización de los servicios públicos y trató de establecer los restaurantes o comedores escolares.

1937. Nació su única hija Gloria Gaitán, fruto de su matrimonio con Amparo Jaramillo.

Ministro. 1940. El presidente Eduardo Santos Montejo lo nombró ministro de Educación, desde donde emprendió una campaña de alfabetización, implantó el zapato escolar gratuito, los restaurantes escolares, el cine educativo ambulante, la extensión cultural masiva e inició el Salón Nacional de Artistas.

1944. Fue nombrado Ministro de trabajo.

– En los años siguientes continuó su intensa vida pública como jurista, político y caudillo. Su acción política se dirigió contra la oligarquía y por la "restauración moral" de la República.

1946. Encabezando lista en las votaciones del 16 de marzo de 1946 para el Congreso, logró una mayoría indiscutible en el Senado y en la Cámara.

Jefe único del partido liberal. El 24 de octubre fue proclamado jefe único del Partido Liberal.

Candidato presidencial. Candidato liberal a la Presidencia de la República para el período 1946-1950

1948. A inicios de 1948 al saberse la noticia de la masacre de varios liberales en varios pueblos del país a manos de conservadores, Gaitán organizó varias marchas entre ellas se recuerdan la "marcha de las antorchas" y sobre todo la "Marcha del Silencio", donde elevó una plegaria al Presidente Ospina para que ayudara a cesar La Violencia y donde pidió unas horas de silencio, durante las cuales se oyeron solamente banderas y pancartas movidas por el viento.

– En abril 1 de 1948 recibió el título de doctor honoris causa en Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Libre.

– El 8 de abril de 1948 presentó su último caso legal: la absolución del teniente conservador Jesús Cortés, un militar acusado de la muerte del Periodista Eudoro Galarza Ossa.

Magnicidio de Gaitán. El 9 de abril de 1948, tras defender al teniente Cortés, Gaitán salió en compañía de varios amigos del Edificio Agustín Nieto, su sitio de trabajo, para almorzar en el Hotel Continental. Un hombre, Juan Roa Sierra, que lo esperaba en la entrada del edificio le disparó con un revólver causándole heridas de gravedad. Gaitán fue llevado a la Clínica Central donde murió a las 2:05 de la tarde.

– El asesinato provocó una violenta reacción popular y represión gubernamental conocida como El Bogotazo que destruyó 142 edificaciones del centro de Bogotá.

– En su agenda, para la tarde del día de su asesinato, tenía fijadas reuniones con el entonces joven líder estudiantil cubano Fidel Castro y con el político venezolano Rómulo Betancourt.

– El aparente asesino, fue linchado y arrastrado por la carrera Séptima hasta la Plaza de Bolívar. Desde ese momento la multitud creció en cuestión de minutos esperando las órdenes de los jefes liberales reunidos con el presidente Mariano Ospina Pérez.

– A medida que avanzaba la tarde, la turba fue armándose con herramientas y armas irrumpiendo en almacenes de ferretería y en estaciones de policía donde algunos oficiales entregaron sus armas.

– La defensa del Palacio de Nariño  por la guardia presidencial y francotiradores no identificados, localizados en las edificaciones más altas cercanas a palacio, impidieron que la multitud entrara al lugar donde se hallaba el Presidente. La entrada en acción de los tanques de guerra, impidió la toma del Palacio Presidencial por los manifestantes, ya que a la Guardia se le estaba terminando la munición.

– La multitud dio paso a los cinco tanques de guerra que fueron dirigidos al lugar, pues creía que estaban apoyando su causa, y muy probablemente así fue hasta el momento en que fue muerto el Coronel que los comandaba poco antes de llegar al Palacio. Una vez en la plaza, los tanques giraron y dispararon a la multitud masacrando a unas 300 personas y de esta manera frustrando su plan.

– A Gaitán no se le pudo hacer un funeral adecuado. Sus familiares, en gesto de protesta y prevención, lo velaron en su propia casa y se negaron a llevarlo a un cementerio hasta que el gobierno de turno cambió.

- En la actualidad su cuerpo se encuentra en la que fuera su última residencia de la calle 42 No. 15-52 de Bogotá, Casa Museo Jorge Eliécer Gaitán, un sitio de acceso público.

– Posteriormente, la violencia bipartidista se extendería a otras regiones durante la época conocida como La Violencia.

El magnicidio según su hija Gloria.

Hoy, en el diario colombiano El Tiempo, escribe el periodista Plinio Apuleyo Mendoza un artículo de profunda mala fe, donde pide que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia de Colombia vinculen a Piedad Córdoba con las actividades de secuestro de las FARC.

Este artículo ha puesto nuevamente en el tapete de mi memoria al padre de Plinio Apuleyo Mendoza, el fallecido abogado Plinio Mendoza Neira, quien participó, de cuerpo presente, en el asesinato de mi padre, junto con la CIA.

Razón por la cual el abogado José Eduardo Umaña Mendoza le pidió al entonces Fiscal General de la Nación, Alfonso Gómez Méndez, que reabriera el caso del asesinato de mi padre, Jorge Eliécer Gaitán, porque habían aparecido nuevos elementos de juicio.

Por esta razón Umaña Mendoza fue amenazado de muerte, como lo denunció en rueda de prensa el 9 de abril de 1998, afirmando que esas intimaciones no lo detendrían.

Una semana después José Eduardo fue asesinado y de su oficina desaparecieron los documentos que él quería mostrarme el 21 de abril, no dándole los sicarios oportunidad de hacerlo porque, además, saquearon su oficina después de ultimarlo.

Pero, basta repasar el expediente correspondiente a la investigación que adelantó el abogado prevaricador, Julio Jordán Jiménez, sobre el magnicidio de mi padre para entender las vinculaciones de Mendoza Neira con el crimen.

Empecemos por los antecedentes: Cuando se preparaba la reelección de Alfonso López Pumarejo, mi padre adelantó una activa campaña para impedirlo. En primer término, porque consideraba nugatorio de la democracia el hecho en sí de una reelección, y porque López Pumarejo representaba la política del Gatopardo, donde las palabras de cambio encubrían la voluntad de prolongar el predominio de las oligarquías liberal conservadora y la subsecuente explotación capitalista, teñida de dolo y mala fe.

Por ello mi padre se referiría a la llamada "Revolución en Marcha" de que habló López, como "una revolución de papel y cartulina". 

López Pumarejo puso como escudero de su causa reeleccionista a Plinio Mendoza Neira, quien al decir de mi padre usó toda clase de triquiñuelas, argucias y componendas para derrotar a quien unos años antes había sido su defensor.

En uno de sus discursos mi padre dijo: "aparece ante los dos contendores una tercera figura, la del Ex ministro de Guerra (se refiere a Plinio Mendoza), el cual nada dice a su defensor de ayer, calla ante él aún encontrándoselo en los pasillos, le oculta sus pensamientos y entra al recinto a combatir con eficacia a quien lo defendiera en otra época contra el Contralor. ¡Y llegó para darle la victoria a éste!

¿Por quién estaba batallando Plinio Mendoza Neira? Batallaba para que Carlos Lleras Restrepo venciera a Jorge Eliécer Gaitán!"

A partir de ese momento los seguidores de Gaitán, los gaitanistas – incluyendo a mi madre – nunca volvieron a llamar Judas a los traidores sino los plinios. El apelativo "plinio" era y es, entre los gaitanistas, sinónimo de traidor.

Cuando años más tarde, en 1947 mi padre se convirtió en Jefe Único del Partido Liberal, entonces el Partido del Pueblo, los oligarcas dirigentes del partido, llamados "jefes naturales", se auto exiliaron.

López Pumarejo se fue a vivir a Londres, y dejó a Plinio Mendoza Neira encargado de filtrarse en las filas unidas del partido liberal bajo la dirección de Gaitán, preparando la estocada final para que las oligarquías volvieran a retomar el mando del partido.

Los militantes de base alertaron a su jefe, mi padre, sobre el peligro que representaba la cercanía táctica de Mendoza Neira diciéndole: "doctor Gaitán, apártese de los judas, aléjese de Plinio Mendoza". Esto mismo le repetía el pueblo y mi papá contestaba "déjenlo, los judas se ahorcan solos".

El día del asesinato de mi padre, salió a almorzar en compañía de varios políticos, incluyendo a Plinio Mendoza. Al bajar el ascensor este judas le dijo a los demás acompañantes que se quedaran en el fondo del corredor mientras él salía con mi papá, a quien tenía que decirle algo en privado.

Al llegar a la puerta tomó del brazo a mi papá, era la señal para el sicario, y antes de que el criminal, Juan Roa Sierra, sacara el arma para disparar, Mendoza Neira salió corriendo.

Mi papá, ya sólo, al ver unos segundos después que el asesino sacaba el arma, se volteó en un intento desesperado por volver a entrar al edificio de donde acababa de salir. Es por ello que los tiros le entraron por la espalda.

Al escuchar los disparos, las demás personas que se habían quedado rezagadas al pedido de Mendoza Neira salieron precipitadamente y encontraron a mi papá sólo, tendido en el piso. Cuando en la investigación interrogaron a Plinio Mendoza Neira éste dijo que a mi papá le dispararon en el pecho y que cayó de espaldas, momento en que él salió a buscar un taxi para transportar a mi papá a la clínica. Lo mismo lo repitió años más tarde a la Revista Cromos, lo que prueba que no estuvo presente en el momento en que el asesino sacó el arma y mi papá dio la vuelta para protegerse.

El investigador, al servicio del Presidente de Colombia, autor del crimen, no profundizó en semejante señal de que Mendoza Neira apartó a los otros políticos para estar sólo con mi papá y que salió corriendo antes de que apareciera el arma, lo cual indica que ya sabía lo que iba a ocurrir. Esto da razón de por qué creyó que los disparos se los habían dado de frente… Mi madre estaba profundamente impactada con el sueño que había tenido la noche anterior, cuando soñó que a mi padre lo habían asesinado. La víspera, una niña de nombre Clara Samper Koppel, me había gritado en el colegio que ojalá mataran a mi papá. Yo relato esta frase en una película realizada sobre el 9 de abril de 1948.

En el año 2002 el Presidente Uribe Vélez nombró al periodista Hernando Corral, para que liquidara el Instituto Gaitán creado para honrar la memoria del líder popular.

El agente Corral, hasta entonces agente encubierto del ejército, como informante, había penetrado grupos de izquierda y guerrilleros, y ya sin careta, ordenó la quema dolosa de todas las copias de esa película, acto que prohíbe la Ley de Cultura de Colombia.

Denuncié el hecho ante la Contraloría General de la República, pero el Contralor Julio César Turbay Quintero se negó a investigar el asunto para preservar el buen nombre de Plinio Mendoza Neira y de su hijo Plinio Apuleyo, y ordenó simultáneamente que me embargaran la Casa-Museo Jorge Eliécer Gaitán, de mi propiedad.

Un acto ejecutado en connivencia con la Universidad Nacional para despojarnos a los gaitanistas de ese altar de la patria, con el propósito de favorecer al establecimiento que lo asesinó. Así como Plinio Apuleyo clama porque se investigue, se revele, se desenmascare y no comamos cuento con relación al papel de Piedad Córdoba en la liberación de los secuestrados.

Yo pido que un abogado colombiano se ofrezca para asumir el papel de representante de la familia Gaitán a fin de que se reabra la investigación del asesinato de mi padre, ya que hay varios datos que no fueron incluidos en la investigación de este magnicidio, que ha llevado a Colombia al abismo de sangre y horror en que estamos sumergidos, buscando que se olviden los orígenes oligárquicos e imperialistas del drama que vivimos.

La primera vez que expuse estos hechos ante la opinión pública con ocasión de la película que mencioné, fui amenazada de muerte por dos sicarios que, con ametralladora en mano, llegaron hasta mi casa en búsqueda de "la hija de Gaitán". Esto llevó a la OEA, gracias a la acción solidaria del Colectivo José Alvear Restrepo, a ordenar medidas cautelares para proteger mi vida.

Si la reiteración de esta denuncia desemboca en los mismos peligros, señalo como culpables a Plinio Apuleyo Mendoza y a su llave, Hernando Corral, protegidos del Presidente Uribe y segundo actual funcionario del Ministro Juan Manuel Santos.

Reconocimientos

La figura de Gaitán se mantiene vigente en Colombia. Esto se puede ver en los monumentos que están a lo largo de las poblaciones colombianas. Se dice que después de Simón Bolívar, Gaitán es la persona con más monumentos en Colombia. El municipio Puerto Gaitán, fue llamado así en su honor, y el teatro en Bogotá; incluso el billete de $1.000 pesos tiene imágenes y frases de Gaitán.

Gaitán sigue creciendo.

Los pueblos sólo sienten gratitud por aquel que hizo nacer en ellos dignidad y esperanza. Después de veinte gobernantes, de sesenta años de pésimos gobiernos de Colombia, nadie ha superado en nuestro país la grandeza de Jorge Eliécer Gaitán, la esperanza mitológica que despertó en una generación y que se transmitió hereditariamente a las otras, como los recuerdos de la familia Buendía.

Cada vez que se habla de Gaitán, los eternos legitimadores de un sistema inicuo de clasismo y racismo, de exclusión y miseria moral, que durante seis décadas ha convertido a este país espléndido en una fosa común, salen a decir que era un populista y un demagogo. Gaitán era algo más fino: un hombre del pueblo y un pedagogo, y su recuerdo vuelve cada vez que se habla de elecciones, porque esa sombra enorme tiende a empequeñecer a los que se disputan el favor popular.

La gente lo recuerda con cariño, porque por primera vez en Colombia, país de oradores, de latinistas y estilistas, país de la rencorosa elocuencia, un gran orador no se dirigió a sus congéneres, buscando rivalizar en metáforas y en macarronería, sino al pueblo. Mucho se ha escrito sobre el modo como Gaitán iba formando un pueblo a medida que hablaba con él.

Gaitán comprendió que Colombia, que no había sido unificado nunca por la política ni por la economía, como ningún otro país del continente necesitaba de un lenguaje social que le diera fisonomía nacional. Por ello dependió tanto de él desde el comienzo hasta su magnicidio. .

Ese poder del lenguaje se manifestó primero desde los púlpitos: fue despiadado con las razas vencidas, consorte del poder político y cómplice de toda injusticia. Después se manifestó desde las tribunas, para preservar los privilegios de una nube de patronos y patricios, y de unas élites cuya única virtud, comparadas con las actuales, es que al menos tuvieron una cultura.

Y ese poder del lenguaje se manifestó finalmente a través de los medios de comunicación, que no le han servido a Colombia para despertar en el pueblo una conciencia profunda de su dignidad y de sus derechos, sino casi siempre para ser comparsas del poder y legitimadores de la iniquidad.

Por eso los medios, cuyo inmenso poder nadie ignora, no sirven para impedir los males que destruyen a Colombia. Su cara alarmada ha visto el crecimiento del poder de las mafias, de las guerrillas, de los paramilitares, el ascenso de la corrupción, el auge de una violencia que sólo podía detenerse fortaleciendo la capacidad de resistencia y de crítica de la ciudadanía.

Pero aquí pocas veces se confió en la gente. Es una asombrosa tiranía de prejuicios, una dictadura del supuesto buen gusto y de la estética, que excluye todo lo que considera feo y pobre, que hace de las personas humildes sólo víctimas o caricaturas, no seres dignos de la tragedia y de la historia, y que establece sus cánones de un modo tan estrecho y mezquino, que la gente termina pareciéndoles una subhumanidad descalificada e indigna.

Por eso aquí no duelen los crímenes cuando se cometen contra los pobres, y en cambio son aterradores cuando atentan contra las élites. Por eso aquí no duelen las guerras que consumen desde hace décadas a la juventud, porque esa juventud que muere en ellas, por la patria y contra la patria, pertenece a las paradójicas mayorías invisibles.

Por eso aquí, cuando se publican encuestas, no se considera a los que no están de acuerdo. Como ya se sabe que la mitad del electorado no vota, porque no le importa o no quiere o no cree, el ciento por ciento de los resultados está constituido por los que votan y opinan. Y los favoritos terminan teniendo el 80 por ciento de favorabilidad, aunque apenas seis millones terminen votando por ellos. Seis millones, de 40, son el 15 por ciento de la población, en este país, donde las palabras no se usan para revelar sino para ocultar las cosas.

Ya se conoce el sistema. "Hemos bombardeado el territorio extranjero, pero no se ha violado el derecho internacional; hemos visto el asesinato de personas inocentes pero no los llamamos crímenes sino "falsos positivos"; se han beneficiado de conductas inescrupulosas pero no han hecho nada ilegal; pagamos a los criminales por su protección pero no somos cómplices de nada; vemos cómo crece la arbitrariedad de los delincuentes pero llamamos a esas olas amenazantes "limpieza social"; somos legitimadores de un lenguaje que corroe y socava la lógica y la ley, pero nunca nos sentimos responsables".

Gaitán era otra cosa. Nadie, en el último siglo de vida de esta República, le habló así a la gente de sus derechos; nadie hizo sentir al pueblo menos excluido, más digno del lenguaje y de la elocuencia, valorándonos igual por blancos, por indios y por negros, considerándonos dignos de la argumentación. Una ráfaga de odio pretendió borrarlo, pero lo grabó más fuertemente en la memoria hereditaria de su pueblo. Fue el único que les habló a las mayorías invisibles, y eso tiene su cielo.

Ahora, hay que recordarles a los candidatos que su peor error, porque es el más mezquino, el más calculador, es sólo hablar con los que votan, con los que ya están conquistados para el modelo de país que tenemos. Y claro que es más difícil proponer un país que proponer un gobierno. Pero al final, como no hacen nada que modifique la historia, que dignifique nuestro puesto en el mundo, que engrandezca a sus conciudadanos más humildes, cada presidente se borra y se olvida. Gaitán sigue creciendo. Como una promesa.

Fuentes

http://es.wikipedia.org

http://www.aporrea.org

El Espectador, 9 de Mayo de 2009. William Ospina

 

Enviado por:

Rafael Bolívar Grimaldos