Historia: Descubrimientos (Cristobal Colon, Basco do Gama, Pedro Alvarez y otros)
Enviado por Ever Benitez
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- Justicia Ética
- Uso y abuso de la tecnología
Cristóbal Colón
Cuando, por fin, el 12 de octubre de 1492 se divisó tierra, la alegría de los expedicionarios fue inmensa. Habían llegado a una isla de las Bahamas, a la que Colón dio el nombre de San Salvador y que los indígenas llamaban Guanahaní. Esta isla corresponde a la que en el siglo XVIII los ingleses denominaron Watling.
Colón desembarcó y tomó posesión de ella en nombre de los Reyes Católicos. Todos quedaron maravillados de las tierras y de los hombres, que Colón comenzó a llamar indios (por creer que había llegado a las costas asiáticas) y que le recordaban a los guanches de las Canarias. Estos hombres eran pacíficos, pero carecían de las riquezas que los descubridores esperaban encontrar.
Pronto pasaron a reconocer la costa de la isla y, creyéndose en Extremo Oriente, zarparon de nuevo en busca de Cipango (Japón). Recorrieron las costas de varias islas Bahamas, de Cuba y de Haití, que recibió el nombre de La Española. Al mismo tiempo que seguían manteniendo relaciones con los indígenas, los españoles buscaban especias, aunque, en su lugar, vieron por primera vez el maíz, las canoas, las hamacas y el tabaco.
En la Nochebuena de 1492 naufragó la nao Santa María en la costa norte de La Española. El cargamento se pudo salvar gracias a la ayuda de los indígenas, y con los restos de la nao Colón resolvió construir un fuerte, llamado de La Navidad, que fue el primer establecimiento español en América. Allí quedaron 39 hombres con el fin de mantener las relaciones amistosas con los isleños y buscar minas de oro. A mediados de enero, el Almirante dio la orden de volver. Junto a los españoles se embarcaron algunos indígenas, papagayos, pavos, productos de la tierra y objetos exóticos. En los primeros días de navegación, Colón escribió su famosa "Carta", que estaba destinada a difundir la noticia de su fabuloso descubrimiento.
Las dificultades del viaje de regreso fueron enormes, pero en todo momento Colón demostró sus magníficas cualidades marineras. Los vientos y las tormentas separaron las dos embarcaciones, y Colón, al mando de la Niña se vio obligado a poner rumbo hacia Lisboa, siendo recibido por Juan II, que fue el primero en escuchar el relato de su aventura. El rey portugués reclamó sus derechos sobre las tierras descubiertas, en base al pacto de Alcaçovas, pero Colón le demostró que no había ido a Guinea, sino a las Indias. Ante el temor de represalias de los Reyes Católicos, el monarca le dejó partir rumbo a Palos.
Martín Alonso Pinzón, al mando de la Pinta, se había perdido en una tormenta y arribó a las costas de Galicia, y de allí tomó rumbo a Palos, donde llegó al mismo tiempo que Colón, a mediados de marzo. El Almirante se puso en camino para ver a los reyes, que se encontraban en Barcelona. Atravesó la península despertando la curiosidad de todos con su espectáculo de papagayos, indígenas, plumas exóticas, etc., dejando a los españoles impresionados y admirados.
Vasco da Gama, fue un gran explorador el cual que aporto una nueva ruta para que se facilitara el comercio de productos. Desde temprana edad, Vasco da Gama pudo entregarse de lleno a la vida marítima. Participando en varias expediciones a la costa africana y dando en ellas prueba de una gran capacidad, esto fue suficiente para que después de que se realizaran estudios matemáticos y de cosmografía, fuese nombrado capitán.
En 1493, los franceses apresaron una nave portuguesa cargada de oro la cual venia de una de las posesiones de los portugueses en la costa africana, Costa da Mina. Vasco, nombrado comisionado estaba encargado de embargar los barcos franceses que estuvieran en su dominio, llevó a cabo su misión con notable rapidez, llegando a embargar diez de estas naves sólo en el puerto de Lisboa. A partir de ese momento, Vasco atrajo especialmente sobre si la atención oficial" (Océano, 1996, p.144), esto fue mencionado por los editores en el subtitulo "la llamada del mar" en el cual explicaban como Vasco da Gama empezó su reputación.
El 8 de octubre 1497, Vasco de Gama partía de Lisboa al frente de 200 personas y tres barcos llamados San Gabriel, El Bernio y San Rafael. Su propósito era llegar al sur de áfrica pero no tal como los demás lo habían intentado, el no bordeo la costa africana occidental sino que se adentro en el atlántico navegando hacia el Sur desde Cabo Verde y girando luego al este para alcanzar el sur de África. En noviembre llegaron al extremo de África que fue llamado por Bartolomé Díaz como el cabo de las Tormenta y rebautizado por Juan II con el nombre de cabo de Buena Esperanza. La flota de Vasco cruzo el cabo de Buena Esperanza en 1497 y navego con rumbo al norte dando vuelta a la costa oriental de África. La mayoría de los tripulantes de la flota de Vasco quedo infectada de escorbuto y la expedición hizo una parada en el rio Quelimane.
El viaje de Vasco tuvo un poco de dificultades, ya que Vasco no se fiaba de nadie y menos en su anfitrión y sus sospechas no tardaron en ser confirmadas, cuando descubrieron que el jeque les tenía una trampa, pero su tripulación logro rechazar el ataque y huir con sus tres barcos. Su siguiente escala fue hecha en la costa africana donde el jeque del lugar Malindí, el cual tenía una enemistad con el jeque de Mombosa los recibió de buena manera, este les dio un guía que conocía las aguas cercanas. "Se trataba de un piloto árabe muy experto, Aben-Macbid, al parecer de religión cristiana." (Biografías y Vidas, 2004). El los condujo a la India, esta era la primera vez que la civilización europea entraba en contacto con la India. Vasco da Gama permaneció en la India por 4 meses y al terminar este lapso volvió a Europa con un cargamento de especias, así dando inicio al comercio de especias entre Europa y la India.
Se cree que nació en Belmonte. En el año 1500, Manuel, rey de Portugal, le dio el mando de una expedición comercial a la India. Con trece barcos y más de mil hombres, partió de Lisboa con la orden de seguir la ruta del cabo de Buena Esperanza, que había sido descubierta entre 1497-1498 por Vasco de Gama. Con el fin de evitar las tempestades y la falta de vientos, siguió una ruta más hacia el oeste. Pedro Álvares Cabral, fue el primer portugués que desembarcó en América del Sur, el 22 de abril de 1500, llegó a lo que actualmente es el estado de Bahia, en Brasil, unos tres meses después que el explorador español Vicente Yáñez Pinzón. Tomó posesión de la región en nombre del rey Manuel, y envió un barco con la noticia de su descubrimiento. Defendió todo el territorio brasileño, que gracias a las posteriores exploraciones de Américo Vespucio, Gonçalo Coelho y Fernando de Noronha en los años 1501 y 1502 se determinó que la mayor parte de este inmenso país no figuraba al Este de la línea de demarcación establecida por el Tratado de Tordesillas. Más tarde emprendió de nuevo viaje, siguiendo rumbo hacia el este, pero perdió cuatro de sus barcos en una tormenta en el cabo de Buena Esperanza. El resto de la expedición consiguió llegar a Calicut (hoy Kozhikode), en la India, donde negoció un tratado comercial con el soberano del lugar.
Navegante español que completó la primera vuelta al mundo (Guetaria, Guipúzcoa, 1476 – océano Pacífico, 1526). Las primeras noticias que se tienen de él le presentan como un marino vasco con amplios conocimientos náuticos, que participó en la expedición de Cisneros a Argel (1509) y en las campañas de Italia del Gran Capitán.
En 1518 conoció en Sevilla al navegante portugués Magallanes, que preparaba una expedición al servicio de España para buscar la ruta a las Indias navegando hacia el Oeste. Elcano se enroló en la expedición, que partió de Sanlúcar de Barrameda en 1519 y exploró el Río de la Plata y la Patagonia; allí ayudó Elcano a sofocar un primer motín, pero participó en un segundo intento contra Magallanes, el cual le perdonó la vida, sea por no hallarle culpable o por considerarle imprescindible para continuar el viaje (1520).
Con Elcano reducido a un papel secundario, la expedición descubrió el paso del Atlántico al Pacífico por el sur del continente americano, así como las islas Marianas y las Filipinas. Cuando Magallanes murió en un combate con los indígenas de las isla filipina de Mactam (1521) la expedición quedó bajo el mando, sucesivamente, de varios de sus capitanes que se disputaban el poder, mientras continuaban explorando las islas, entablando relaciones con los jefes locales y buscando denodadamente la ruta a las Molucas.
Finalmente, un triunvirato encabezado por Elcano se hizo con el mando de lo que quedaba de la flota, argumentando que los jefes portugueses (incluido Magallanes) habían eludido a propósito las Molucas para no perjudicar a Portugal, que poseía el lucrativo monopolio del comercio de las especias navegando hasta aquellas islas alrededor de África y a través del océano Índico (1521).
Tras alcanzar las Molucas y establecer tratados con los príncipes nativos, adquirieron un cargamento de especias y se dispusieron a regresar. Sin embargo, una avería en una de las dos naos que quedaban hizo que la expedición se separara: la nao averiada se quedaría en las Molucas hasta su reparación y regresaría a tierras españolas de América cruzando el Pacífico; mientras que Elcano regresaría con la nao Victoria a la Península por la ruta portuguesa.
Este último viaje fue una hazaña difícil y peligrosa, pues a las dificultades propiamente marítimas (como la de doblar el cabo de Buena Esperanza) se añadía la necesidad de cruzar el Índico y bordear el continente africano sin hacer escalas, por miedo a ser capturados por los portugueses, que ya habían enviado una flota para hacer fracasar el empeño de Magallanes.
El viaje de Magallanes y Elcano
Elcano consiguió dominar la impaciencia de la tripulación, ansiosa de bajar a tierra desde que pasaran ante las costas de Mozambique; pero la falta de víveres le obligó finalmente a repostar en las islas de Cabo Verde, donde varios tripulantes fueron apresados por el gobernador portugués y el resto hubo de huir apresuradamente. Allí descubrió Elcano que en su cuenta del tiempo llevaban un día de menos, consecuencia de haber dado una vuelta completa al mundo. Por fin, la expedición llegó a Sanlúcar de Barrameda en 1522, con sólo 18 hombres de los 265 que habían partido de allí mismo tres años antes.
El emperador Carlos V recibió a Elcano en audiencia, aunque no fue muy generoso en las recompensas por su hazaña. Su viaje constituyó un éxito, tanto desde el punto de vista geográfico (pues confirmaba experimentalmente la esfericidad de la Tierra) como económico (ya que la venta de las mercancías en Amberes sufragó sobradamente los costes de la expedición).
Las expectativas de negocio así abiertas hicieron que se fundara en La Coruña una nueva Casa de Contratación destinada a especializarse en el comercio de las especias. Desde allí salió una segunda expedición, costeada por los Fugger y mandada por Loaisa (un aristócrata, para evitar nuevos problemas de insubordinación); Elcano viajaba, a pesar de sus protestas, como piloto mayor. Pero aquella expedición, que salió de La Coruña en 1525, fracasó por la muerte de Loaisa y de Elcano sucesivamente (1526).
(Bartolomeu Dias de Novaes, llamado Bartolomé Díaz por los españoles; ?, hacia 1450 – cerca del cabo de Buena Esperanza, 1500) Navegante portugués que dobló por primera vez el cabo de Buena Esperanza, preparando así el camino a la definitiva expedición de Vasco da Gama (1497-1499), que llegaría hasta la India y supondría la apertura de una nueva ruta comercial entre Europa y Asia.
Descendiente de Dinis Dias, descubridor de Cabo Verde, Bartolomeu Dias realizó en 1487-88 un viaje a la costa africana por encargo de Juan II, en busca del mítico Preste Juan y de otras noticias traídas por anteriores expediciones portuguesas; sin lograr aquellos objetivos, el viaje recorrió la costa occidental de África hasta doblar el cabo de Buena Esperanza, que llamó «Cabo de las Tormentas» por haberle asaltado allí una terrible. Dias (que en principio no se dio cuenta de ello) había descubierto el paso marítimo entre el océano Atlántico y el Índico por el sur de África. Regresó a Portugal presionado por el descontento de su tripulación, sin haberse adentrado a explorar el nuevo Océano ni sus costas. En lo sucesivo, sin embargo, su carrera declinó, al preferir el rey a otros navegantes, como Vasco da Gama y Cabral, en cuyos viajes figuró Dias como subordinado. Navegando con Cabral participó en el descubrimiento del Brasil (1500) y desapareció durante una tormenta en el cabo de Buena Esperanza (que él mismo había descubierto 12 años antes y que había recibido ya ese nombre por orden de Juan II).
A lo largo de la segunda mitad del siglo XV los navegantes portugueses realizaron varios intentos de alcanzar el extremo sur de África, con la intención de encontrar una ruta que les llevase hasta la India y sus especias. Bartolomeu Dias procedía de una familia de marineros, y antes de emprender la decisiva expedición que cruzaría el cabo de Buena Esperanza había ya tomado parte en numerosas expediciones, como el viaje por la costa africana que inició en 1481.
La expedición que le daría fama comenzó en 1487, cuando recibió la orden del rey Juan II de navegar por el litoral africano tan al sur como fuera posible y descubrir si África estaba unida a la India, como proponía el geógrafo Ptolomeo, o era un continente independiente. Se trataba de la culminación de los preparativos del difunto Enrique el Navegante. Y estaba en juego el control del comercio de especias.
La flotilla de tres barcos con la que Bartolomeu Dias se dispuso a llegar hasta el límite sur de África para acceder a la India zarpó de Lisboa en el verano de 1487. A pesar de ser una fuerza muy reducida, su comandante había tomado las precauciones necesarias para que la expedición tuviese éxito. Una de las tres naves estaba destinada exclusivamente al transporte de víveres para tener garantizado su abastecimiento, y había reclutado como intérpretes a varios nativos de la costa africana. Los expedicionarios navegaron con rumbo sur, tal como habían hecho sus predecesores, y, tras dejar el buque con los suministros en la costa de Guinea, prosiguieron su navegación decididos a encontrar el paso que les permitiese acceder a la India.
Dias ante Juan II de Portugal y Leonor
Uno de los hechos más curiosos de esta exploración es que Bartolomeu Dias y sus hombres no se percataron del momento en que superaban el cabo de Buena Esperanza y entraban en el océano Índico. Una fuerte tormenta sorprendió las dos naves, y cruzaron el mítico lugar mientras se debatían contra la fuerza de los vientos y la mar. Una vez salvado el temporal, Dias buscó la costa navegando hacia el este, como había hecho siempre, pero en esta ocasión no encontró tierra y cambió el rumbo hacia el norte. El 3 de febrero de 1488 arribó a una bahía, a la que puso el nombre de bahía dos Vaqueiros.
Hostigado por los nativos, Dias dio la orden de levar anclas y navegar hacia el este siguiendo la costa, pero a los pocos días su tripulación se negó a seguir adelante y no hubo forma de conseguir que continuara. Bartolomeu Dias decidió entonces emprender el viaje de vuelta, pero antes obligó a la tripulación a firmar un documento en el que se exculpaba al comandante de la expedición de la responsabilidad de no haber seguido hasta la India. Dias era muy consciente de que el enfado del rey por no haber aprovechado tal oportunidad para abrir la ruta de las especias podía poner en peligro su carrera. En el viaje de vuelta, Dias avistó el cabo de Buena Esperanza, con lo que se convenció de que había logrado superar el extremo sur de África. Con esta satisfacción regresó a Portugal, arribando a Lisboa en diciembre de 1488.
En los años siguientes, Bartolomeu Dias continuó vinculado a la exploración naval. En 1494 se encargó de preparar la flota que habría de llevar a Vasco da Gama hasta la India y navegó él mismo hasta Cabo Verde, en la costa africana, donde estableció un puesto avanzado para el comercio. Años más tarde, en 1500, Dias se unió como capitán de uno de los barcos a la expedición de Pedro Álvares Cabral, con destino a la India. Los vientos desviaron a la flota hacia el oeste, y los portugueses acabaron recalando en la costa de Brasil, en América. Un mes después, la flota volvió a zarpar con rumbo este, cruzó el Atlántico y se dispuso a flanquear el cabo de Buena Esperanza. Sin embargo, pronto se vieron envueltos en una terrible tormenta que hundió varias naves, entre ellas, la de Bartolomeu Dias, que pereció en las aguas.
El monarca español, ante la certeza de que la Especiería estaba comprendida dentro de la jurisdicción de Castilla, organizó la Casa de Contratación de la Especiería en la Coruña, para el tráfico con las Molucas.
Se preparó una expedición que debía seguir la ruta de Magallanes y El Cano y que fijaría exactamente la jurisdicción castellana. Se puso al frente de ella a García Jofré de Loaysa y El Cano iba como guía, pero la empresa fracasó; cruzado el estrecho de Magallanes, murieron en alta mar primero Loaysa y más tarde El Cano.
Algunos sobrevivientes establecieron una fortaleza en Tidore, para defender los derechos de Castilla ante Portugal, y otros llegaron a la costa mejicana. Una de las naves tocó costa de Brasil y algunos hombres quedaron allí, deslumbrados por los relatos de riquezas que habría más al norte.
Cuando ocurrían estos acontecimientos, ya había salido de España Sebastián Gaboto, hijo de Juan Gaboto. Establecido en España se lo nombró piloto mayor en reemplazo de Solís, que había muerto. Firmó capitulación para recorrer la ruta de El Cano y llevar mercaderías valiosas de las Molucas, Cipango y Cathay.
Zarparon de San Lucas de Barrameda en cuatro naves. Tocaron las Canarias; después se negó a hacer conocer a sus capitanes la ruta que pensaba seguir y en vez de enfilar hacia el sur para cruzar el Estrecho, ordenó poner rumbo a las costas del Brasil, que avistaron a la altura del cabo de San Agustín.
Esto indujo a algunos investigadores a pensar que al salir de España ya tenía la intención de cambiar de ruta, seducido por las riquezas de que hablaban los náufragos y desertores que vivían en la costa del Brasil. Ellos les indicaron en conversaciones directas que el camino a seguir era el río de Solís, que llamaban de la Plata.
Gaboto reunió a los capitanes de su armada para deliberar y decidieron explorar el Río de la Plata en vez de cumplir lo capitulado. En el puerto de los Patos se construyó una nave de poco fondo para recorrer los ríos y se levantó la primera iglesia de estas regiones.
Ya en el Río de la Plata Gaboto fundó el puerto de San Lázaro. Cerca de la isla San Gabriel encontró a Francisco del Puerto que le confirmó las noticias sobre la Sierra de la Plata, en cuya búsqueda decidieron lanzarse. Al llegar a la confluencia del Coronda con el Carcarañá fundó el fuerte de Sancti Spiritus (9 de junio de 1527). Alrededor del fuerte cada conquistador construyó su casa de paja y adobe.
En diciembre Gaboto salió en busca de la Sierra de la Plata, remontando el Paraná hasta el Paraguay donde tuvo noticias de que naves desconocidas habían penetrado en el Paraná; esto unido a una emboscada de los indios en la que murieron varios españoles, decidió a Gaboto a regresar. En el camino se encontró con las naves de Diego García de Moguer.
Este marino había venido en la expedición de Solís y regresó a España deslumbrado por las noticias que había recibido sobre una región rica en metales preciosos. Consiguió armar una expedición y firmó la capitulación correspondiente, por la que se comprometía a ir a las Molucas. Era una expedición modesta, integrada por dos naves y un bergantín que se encontró con la de Gaboto en la isla de Palma, donde García terminaba de prepararse y por donde Gaboto pasaba en viaje a América.
También en busca de las tierras del Rey Blanco penetró en el Río de la Plata y entró al Paraná llegando a Sancti Spiritus. Como fracasó en su intento de apoderarse del fuerte salió en busca de Gaboto. Después de veintisiete días se encontraron, disputando sobre sus derechos, pero como no se pusieron de acuerdo decidieron regresar a Sancti Spiritus para reacondicionarse, emprendiendo juntos la conquista del Imperio del Rey Blanco.
Salieron con siete naves hacia el norte, pero tuvieron noticias de la hostilidad de los indígenas y regresaron por ello a Sancti Spiritus. En esos días llegó al fuerte Francisco César, el capitán que había sido enviado hacia el oeste por Gaboto, quien confirmó los datos sobre una región llena de riquezas, de metales y piedras preciosas, que ellos decían haber visto. García y Gaboto, más interesados que nunca en alcanzarla, salieron nuevamente llegando hasta el Paraguay y quizás hasta el Pilcomayo.
Supieron que los indios de toda la zona preparaban un gran levantamiento, por lo que regresaron a Sancti Spiritus desde donde salió Gaboto para pacificar la región. En su ausencia los indios atacaron y destruyeron el fuerte. Los pocos españoles que lograron salvarse se refugiaron en San Salvador, donde estaba Gaboto. Este y García al comprobar el desastre decidieron regresar a España, haciéndolo primero García. Llega con a la península con seis días de diferencia, en julio de 1530.
Gaboto recorrió los ríos hasta el paralelo 25, punto máximo que logró llegar por el norte.
En 1528, Sebastián Gaboto, viajando por el río Paraguay, llegó hasta la altura del río Pilcomayo, por lo que fue considerado el primero que navegó las aguas de nuestro río.
Cabe descatar la valentía de Sebastián Gaboto que aunque se le presentaron muchos obstáculos él nunca desistió y siempre busco nuevas riquezas obteniendo muchas conquistas. El si bien tenía que de repetir el viaje de Magallanes opto por ir a nuevos horizontes.
Conquistador castellano de Puerto Rico y descubridor de la Florida (Santervás de Campos, Valladolid, 1460 – Cuba, 1521). Era de ascendencia noble, había sido paje en la corte de Fernando el Católico y había combatido en la conquista de Granada. Se duda si su primer viaje a América lo hizo con Colón (en 1493) o ya con Ovando (en 1502). En todo caso, colaboró con éste en la conquista de La Española (Santo Domingo) y recibió de él el encargo de conquistar la cercana isla de San Juan o Borinquén (Puerto Rico) en 1508. A pesar de la oposición de Diego Colón, consiguió ser nombrado gobernador en 1510.
La isla se le sometió sin dificultad, merced a la conversión del cacique Agüeibana; Ponce de León pudo dedicarse a la fundación de ciudades y a la explotación del oro. Pero, tras la muerte de Agüeibana, los indios se sublevaron contra la dominación española y el régimen de encomiendas, que les había sometido a trabajo forzado. Tras una dura lucha, Ponce de León se impuso a los nativos y tomó represalias sangrientas. En 1511 fue destituido, aunque se resistió a dejar el cargo hasta que vino a exigírselo el propio Diego Colón.
Se embarcó entonces en una nueva expedición de descubrimiento hacia el norte, en la que encontró la punta del continente norteamericano, territorio al que llamó Florida por su abundante vegetación y por ser fechas de Pascua florida (1512 o 1513); bordeando las costas de Florida descubrió la corriente del Golfo.
Pero no pudo establecerse en tierra ante la hostilidad que le mostraron los indígenas; una posterior expedición de conquista que realizó en 1521 fue igualmente rechazada por los indios seminolas. Probablemente aquella península había recibido ya la visita de navegantes españoles o portugueses, pero su descubrimiento había quedado olvidado hasta la expedición de Ponce de León.
(Oporto, 1480-Mactán, Filipinas, 1521) Explorador y navegante portugués. Miembro de la nobleza portuguesa, estudió náutica y cartografía en Lisboa. A los veinticinco años, integró la expedición a la India mandada por Francisco de Almeida. En su siguiente viaje, esta vez a Marruecos y bajo las órdenes del duque de Braganza, resultó herido.
El monarca portugués, Manuel I el Afortunado, que disponía de un informe desfavorable acerca de la conducta de Magallanes en esta última misión, rechazó por dos veces un proyecto del marino para explorar nuevas rutas hacia Oriente, por lo que aquél decidió probar suerte en España. Llegó a Sevilla en octubre de 1517 y desde allí se dirigió a la corte, que a la sazón se encontraba en Valladolid. En ese mismo año contrajo matrimonio con Beatriz Barbosa, hija de un importante oficial sevillano, quien le dio un hijo varón, Rodrigo.
Magallanes tenía la convicción de que debía existir un paso al sur de la costa sudamericana para llegar a la India por occidente, paso que ya había buscado sin éxito Juan Díaz de Solís. La posibilidad de encontrar una ruta alternativa para llegar a Oriente a través del océano Atlántico era de vital interés para la monarquía española, ya que la costa africana estaba bajo el control de su principal rival en el comercio de especias, Portugal.
Tras renunciar a la nacionalidad portuguesa, y con el apoyo del astrónomo portugués Ruy de Faleiro y del obispo Fonseca, logró interesar en el proyecto al rey Carlos I, quien puso a su disposición cinco naves: Trinidad, San Antonio, Concepción, Victoria y Santiago, con una tripulación de 270 hombres de distintas razas y nacionalidades. Fue nombrado gobernador de las tierras que pudiera descubrir y se le otorgó la veinteava parte de los eventuales beneficios de la expedición.
La flota zarpó de Sevilla en septiembre de 1519, luego de un fallido intento portugués de sabotear el viaje. Faleiro, víctima de un ataque de locura, se quedó en tierra. El contingente pasó por el archipiélago de las Canarias, siguió viaje hasta la costa del Brasil y dobló luego hacia el sur, donde exploró el estuario del Plata. En la bahía de San Julián, Patagonia, la expedición se estableció para invernar, período en el que se perdieron dos naves, una por accidente y la otra por deserción; además, el marino hubo de sofocar un motín.
Por fin, el 21 de octubre de 1520 accedieron al estrecho que lleva hoy su nombre (Magallanes lo llamó «estrecho de Todos los Santos»), que les permitió rodear el continente americano. Poco más de un mes después, encontraban al otro lado un océano de aguas tranquilas (que recibiría luego el nombre de océano Pacífico), ante cuya vista el aguerrido navegante lloró de emoción.
Siguieron rumbo al norte, primero bordeando la costa de Chile para virar luego al noroeste hacia las que se conocen actualmente como islas Marianas (que bautizaron como Islas de los Ladrones), sin agua potable ni provisiones frescas, y con parte de la tripulación enferma de escorbuto. La llegada a aquellas islas les permitió reabastecerse y continuar explorando otras islas que conformaban el archipiélago que hoy lleva el nombre de Filipinas.
Fue en una de ellas, Mactán, donde Magallanes cayó herido de muerte en un enfrentamiento con los indígenas, con lo que se malogró su sueño de completar el primer viaje alrededor del mundo. Esta proeza correspondió al marino de origen vasco Juan Sebastián Elcano (capitán de la nave Concepción, abandonada cerca de la isla de Cebú). Bajo su mando la expedición completó su periplo, primero rumbo a las Molucas, para tocar tierra de España el 6 de septiembre de 1522; arribó una sola nave, la Victoria, con dieciocho supervivientes a bordo y un cargamento de especias.
Se dice que el análisis de la ética es para los estudiosos de la filosofía; y de la justicia, para los del derecho. Afirmación que a las personas que ejercen esos valores les obliga a verter una opinión.
La ética es la forma de actuar, es el comportamiento que tiene uno, es la práctica de una cultura que fija la rectitud y el sentido de vida por la vía de principios que nacen en el entorno familiar. Término que debería acompañar al de justicia, que es un valor de la conducta humana; es una regla de vida para el ejercicio del derecho, es una necesidad social; tiene principios y normas que otorgan a las personas un trato idéntico. El ejercicio de ambos valores está encargado a profesionales en leyes.
Por una irreal concepción de esos valores y de la mano de una praxis cada vez más usual, la actitud de jueces en este ámbito (por supuesto que no de todos y de quienes pondero su probidad) ha sentado las bases de una administración de justicia lejana a los principios básicos del derecho; lo que ha creado una sociedad benévola que permite "dejar hacer, dejar pasar".
La actitud de los humanos es triste, depende de las circunstancias; subordinación que ha llegado a la labor jurisdiccional, cuyos operadores actuaron obedeciendo designios políticos o económicos. En realidad casi está sujeto del "depende de " y existen muchas dudas por sus efectos que derivaron en procesos sin lograr reparar los daños causados, como tampoco sirvieron de ejemplo para su colegiatura.
El diario vivir en estrados judiciales ha expuesto, no cuesta creerlo, la concurrente práctica del "depende de " con resoluciones forzadas tendientes a satisfacer intereses y que no tenían el resguardo de la ley. Esa conducta, derivada de esta frase, se convirtió en la que justifica la corrupción, la irresponsabilidad y el desprecio a la justicia; primó sobre la ética, (entiéndase igual por honorabilidad), ambas fueron las ausentes; su examen y su aplicación fueron innecesarios, su análisis estorbaba.
Toca ahora un cambio en la administración de justicia; es menester aplicar los principios básicos del derecho y profesar sobre todo los valores para lograr un buen comportamiento; apartados ambos del "depende de ", y lograr la seguridad jurídica que requiere el mundo litigante. Es necesario un cambio de la propia misión y visión de las entidades que forman el Órgano Supremo de Justicia, el Consejo de la Magistratura y la Escuela de Jueces, que deberán crear cánones nuevos de conducta y formar hombres con ética para que éstos impartan una justicia igualitaria, a fin de crear una sociedad que asegure la paz, la equidad y el respeto.
En los últimos años el uso de las nuevas tecnologías, internet, telefonía móvil, videojuegos y televisión se han instalado de forma rápida en nuestras vidas. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (2013), el 91,8 % de los niños y niñas entre 10 y 15 años son usuarios habituales de la red.
Las nuevas tecnologías pueden tener un gran potencial educativo y comunicativo pero su uso inadecuado o abusivo puede acarrear importantes consecuencias negativas para jóvenes y adultos. Las personas afectadas por esta "adicción sin sustancia química", se caracterizan por mostrar una incapacidad de controlar su uso. Los recursos tecnológicos se convierten en un fin y no en un medio, dando lugar a la aparición de importantes consecuencias negativas que interfieren en la vida diaria. Aislamiento social, dificultades para mantener el puesto de trabajo, bajo rendimiento escolar, relaciones sociales insatisfactorias son algunas de estas posibles consecuencias negativas.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que 1 de cada 4 personas sufre algún trastorno de conducta relacionado con adicciones sin sustancias.
Son muchos los beneficios que ofrece la utilización de las nuevas tecnologías por parte de los adolescentes, entre las que señalamos:
Permiten manejar y disponer de todo tipo de información
Ponen al alcance de forma innovadora el conocimiento científico actual
Ofrecen gran cantidad de posibilidades de ocio y entretenimiento
Facilitan nuevas maneras de relacionarnos y comunicarnos
Pero también son variados los riesgos que debemos tener presentes en su uso:
Los menores pueden acceder a contenidos inapropiados
Riesgo de aislamiento, contacto con desconocidos
Acoso o pérdida de intimidad. Suplantación de la identidad
Favorece la adopción de identidades ficticias que pueden dar lugar a alteraciones de conducta
Potencian el factor de engaño
Pueden producir una confusión entre lo íntimo, privado y público
Pérdida en la noción del tiempo
Tendencia al consumismo
Suplantación de identidad. Robo de contraseñas y datos personales
Problemas como el ciberbullying, grooming y sexting
Adicción-Redes-Sociales
El adolescente es más vulnerable al poder adictivo de las nuevas tecnologías debido a:
La posibilidad de hacerse visible ante los demás a través de la red
Permitir localizar a personas y estar conectados con los amigos
Mandar mensajes públicos y privados, fortaleciendo la identidad individual y de grupo
Permitir crear un mundo de fantasía, crear una identidad personal ideal
Internet permite a los adolescentes estar en contacto con su grupo de iguales sin estar físicamente juntos.
El anonimato y la ausencia de contacto visual en la red facilita al adolescente expresarse y hablar de temas que cara a cara les resultaría imposible de realizar.
En definitiva el uso de internet y las redes sociales posibilitan en el adolescente obtener una respuesta y recompensa inmediata, así como la participación en diferentes actividades, lo que le hace ser un recurso de un gran atractivo y con fuerte carga emocional para el adolescente.
Autor:
Ever Benitez