Resumen
La mediación de los conocimientos áulicos en la docencia de la universidad Técnica Luis Vargas Torres y su práctica política universitaria no ha sido estudiado y valorado con rigurosidad crítica, el docente es un referente oral, y un actor clave de la formación de profesionales éticos y comprometidos con la transformación cultural, económica y política que requiere un Estado. El presente artículo de reflexión teórica es producto de un trabajo de campo que sistematiza información de docentes, estudiantes, se nutre de fuentes publicitados por movimientos políticos universitarios en las cuatro décadas de vida institucional, y se busca dar respuestas a la pregunta ¿El docente reconoce para sí que el desarrollo curricular de una materia requiere acompañamiento tutorial al estudiante, continuidad y ejecución de tareas de investigación? El constructo teórico será un elemento de contrastación de los contenidos de la materia de ética profesional. Los valores implicados en la hipótesis permiten analizar los objetivos de enseñanza: los procesos de acompañamiento tutorial, la continuidad a los estudios y la ejecución de tareas de investigación, como valores de una práctica pedagógica enriquecedora de experiencias significativas. La metodología es cualitativa – etnográfica con lo que se da valor al relato y opiniones de los sujetos investigados.
Palabra clave:
Ética, acto moral, docente, enseñanza y práctica política.
Introducción
El ejercicio de la docencia áulica es una práctica pedagógica del que se despliegan un conjunto de valores, son motivo del presente análisis y se circunscriben a las categorías de: acompañamiento tutorial del estudiante, continuidad del desarrollo del currículo de la materia y ejecución de tareas de investigación. El contexto del desarrollo de las mencionadas categorías la encontramos en el hacer histórico de la práctica docente y política de la universidad técnica Luis Vargas Torres de Esmeraldas, el reconocimiento con conciencia del pasado permitirá al colectivo de docentes no volver a cometer esos errores, afrontar el presente con más virtuosismo y proyectar luz de protagonismo ético y desarrollo académico en el futuro, debe quedar superada la enseñanza que no de cuente del papel del docente universitario en el siglo XXI,
Es un trabajo de campo que se sustenta en una metodología descriptiva de informaciones que en unos casos se hicieron públicas en discursos de autoridades o en otros de narraciones hechas por estudiantes, empleados y docentes por los pasillos o en reuniones que en el discurrir del tiempo se suscitaron, se ha hecho uso de la memoria ejemplo vivo de un portafolio que ha perdurado en el tiempo. Por ese carácter narrativo del enfoque del discurso el artículo es etnográfico.
El objeto de investigación se desarrolla a partir del estudio de las competencias éticas del profesor en el desarrollo de la enseñanza como hilo conductor, se encadenan a ese proceso las categorías de: acompañamiento tutorial al estudiante, la continuidad de los estudios y la ejecución de tareas de investigación, figurativamente diríamos son ventanas que posibilitan ver el carácter ético que se asume en el desarrollo de los conocimientos y competencias de los estudiantes en la clase. Se confronta la docencia entendida como el ejercicio profesional de la enseñanza con los fundamentalismos de la instrucción y la formación ética.
Se describen requerimientos y escenarios en el que se expresa el rol docente como mediador de la enseñanza y posibilitador del desarrollo de las esferas de lo cognitivo y afectivo de los estudiantes, ésta tarea está asociada al reconocimiento por el propio docente de la efectividad de su acción pedagógica cuyos resultados se expresan en equilibrio emocional, que se manifiesta en satisfacción y compromiso de estudiar para alcanzar la profesión; es decir cuánto los docentes se ven desde simples transmisores de conocimientos hasta profesionales que ofrecen experiencias de crecimiento ético; desde verse como ejecutores de prescripciones de agentes externos o de convertirse en los constructores de su saber y hacer profesional, es también hacer un mirar a su identidad.
Desarrollo
La ética vista desde la perspectiva del enfoque personológico martiano de la educación cubana, es una ciencia que siendo parte de la filosofía, estudia la conducta moral que se desarrolla en el proceso civilizatorio, los estudiantes aprenden en las aulas a tener una orientación ética profesional cuando observan coherencia en las actitudes de sus maestros, consecuentemente internalizan normas de convivencia, necesarias para un actuar autónomo que implica discernimiento para proceder de conformidad con lo que es bueno y correcto. La ética no indica al ciudadano lo que éste debe hacer, sino que aclara el significado de los términos y frases que suelen usarse en la interacción con el otro o los otros, acto que implica un proceso mental interno de discernimiento moral que lo lleva a la toma de sus propias decisiones en el ejercicio de su razón crítica y que le es reconocido por los demás como persona de buen actuar.
Para poder comprender el desempeño de la mediación de la enseñanza de algunos docentes que han sido cuestionados por otros docentes y sus mismos estudiantes a través de denuncias y reclamos de procederes antiéticos tenemos que remitirnos a la vida política de la institución universitaria. La historia marca acontecimientos en el contexto de los valores y normas que los pueblos van asumiendo.
Un valor de los ciudadanos esmeraldeños fue aquel cuando al unísono un día despertaron y fueron conscientes de su impotencia de no poder enviar a estudiar a sus hijos a las ciudades de Quito y Guayaquil, entonces se levantaron en lucha para lograr tener un centro de educación superior, la juventud jugó un papel decisivo, luchó de manera activa, militante y combativa y logró del estado ecuatoriano la creación de la Universidad Técnica Luis Vargas Torres, allá por el año de 1969, fue un valor trascendente acceder a la educación superior, formarse como profesionales en los campos especializados de las ciencias de la: educación, agropecuaria y comercio.
Los valores imperantes en los primeros años de la creación de la universidad estuvieron relacionados con ser mejores profesionales, la pertinencia de esa ética profesional trascendió, puesto que, los colegios mejoraron cualitativamente el nivel de formación del bachiller, posteriormente con los años fue decayendo por efecto de que la universidad descuidó los procesos de profesionalización de sus docentes, no creo oportunamente niveles de estudios de maestrías y grados doctorales, no dinamizó la movilidad de los docentes con otras universidades nacionales o internacionales.
Los primeros graduados en el ámbito de la docencia enfocaron nuevas miradas al conocimiento científico de los currículos tratados en las escuelas y colegios, paulatinamente se fueron satisfaciendo las necesidades de profesores especializados y muchos se integraron a la plana docente del claustro universitario.
Las dimensiones de la ética cambian y se transforman, es parte de la dialéctica, en cuatro décadas de vida institucional los valores con que nace la universidad se transforman presionados por: la lucha política que es propia de las instituciones de educación superior y la lucha por el poder, así lo vemos en la reforma de Córdova.
Cuando se abandona la lucha política y la lucha por el poder da lugar a que surja la politiquería acompañada de: visiones tecnocráticas, violencia armada, cuotas de trabajo exigidas desde el entorno de la ciudad, exigencias también de docentes para ubicar familiares en funciones laborales administrativas y de servicios, gasto del presupuesto en actividades no académicas, inmovilidad del docente universitario, clientelismo político, poca cultura de trabajo planificado y de manera especial ceguera administrativa para estimular e impulsar la formación del docente a nivel de postgrado en los campos del desempeño profesional; son factores antiéticos, que a su debido tiempo fueron expuestos en documentos por las organizaciones políticas al interior de la universidad: Frente Universitario Popular, Frente Revolucionario de Izquierda Universitario, Frente de Defensa Universitario entre otros, causas que dieron paso a la implantación en la enseñanza de antivalores expresados como: coacción, intimidación; no fue extraño observar en un proceso electoral interno que a un estudiante se lo presione para que vote bajo control de registro por determinado candidato. La efervescencia revolucionaria sucumbió frente a la arrogancia externa del modelo económico – político – capitalista, que corroyó los cimientos de la universidad naciente en sus valores éticos y morales.
En la última década la academia presionada por los nuevos tiempos, las nuevas normativas de la educación superior del país, surge el postgrado y muchos docentes alcanzaron formación de maestrías siendo éstas aún no de especialidades, en sentido ético positivo la docencia refresca sus saberes, pero sucede que los docentes para esta época en su mayoría esperan jubilarse, según información del plan que la universidad contempla para el año 2014.
Por su naturaleza académica el aula es un espacio para la generación de la discusión propiciatoria de la construcción del conocimiento, desde miradas plurales, el análisis crítico de las teorías políticas, económicas y sociales, procesos que nutren la cultura desde nuevos saberes y encadenan procesos que implican desaprender y aprender, nuevas visiones de los aprendizajes, pero sucede que los nuevos escenarios pedagógicos pasaron desapercibidos porque en el caso de la academia mencionada la mayor parte de la discusión estuvo enredada en la lucha por tener mejores sueldos que se correspondieran con la condición de ser docente, existieron tiempos de angustias, las conductas no éticas de los administradores, obligaban a los trabajadores y docentes a vender anticipadamente sus quincenas de sus salarios a otros trabajadores o docentes que se habían convertido en chulqueros, la asignación de los recursos económicos por parte del estado no eran oportunos, se conjugaban la farsa neoliberal y la cultura institucional de no soportar el flujo de gasto presupuestario según el plan operativo anual.
La universidad es heredera del conocimiento universal y protectora de un acervo de riqueza intelectual y cultural que se mantiene y desarrolla a través de las tareas educativas de docencia, investigación y la corresponsabilidad del estudiante cuando asume su formación en concordancia con su perfil profesional, por tanto docentes y estudiantes deben conocer los principios, leyes, y teorías de la ciencia para comprender su empleo e impacto en la economía y en la sociedad a fin de ser pertinentes con la formación.
La asesoría o tutoría al estudiante en la formación superior surge asociada a los procesos de innovación, mejoramiento de la calidad, a los procesos de la evaluación del desempeño docente y a los procesos de acreditación institucional, para asumir este rol muchos docentes adujeron no estar capacitados o cuando los que lo intentaron por su propia iniciativa en horarios de 15:00 a 17:00 horas que no interferían con los horarios de clases, los estudiantes en la última década no asistieron, que diferencia comenta un graduado de la segunda década a pesar que no estaba instituida la .tutoría como proceso de apoyo, docentes y estudiantes se ponían de acuerdo para reforzar y profundizar conocimientos los días sábados en jornada de la mañana.
La tutoría es una función de relación interactiva docente – estudiante, que se desarrolla cara a cara, el término tutoría es conocido también como acompañamiento, llevarlo a la práctica, implica resolver problemas de calidad y eficiencia del aprendizaje, así como evitar la deserción y reprobación del estudiante. Las estadísticas de la universidad en las unidades académicas o facultades no registran informes de docentes en ese sentido, tampoco horarios y leccionarios del trabajo de tutoría. En cambio existen evidencias de horas asignadas para tutorías en los distributivos de los docentes, mismos que tuvieron un carácter formal burocrático de visualizar la carga horaria de trabajo, más no del trabajo efectivo. La falta de compromiso ético de los docentes en relación con el cumplimiento de la tutoría no fue considerada como una falta, sin embargo constituyó siempre una necesidad de apoyo, clarificación y consolidación de conocimientos y habilidades de los estudiantes.
La función de tutoría se orienta a lograr una educación integral, según Sara Lilia García Pérez (2006):
La labor del tutor consistirá en acompañar al estudiante en toda su vida académica con el fin de servir, ayudar, motivar, escuchar y orientar al joven que lo necesite durante su trayectoria académica para que éste logre una formación integral. Dicho de otra manera, el tutor desarrollará en el alumno una actitud positiva ante la vida, para que aprenda a valorar lo que tiene y que sea un ser humano feliz (p.6)
Los resultados de un aprendizaje mecánico superficial, reiterativo, no es asimilado de manera comprensiva y crítico, porque le falta construcción, más grave si no hay huellas de procesos autónomos, no es aprendizaje significativo. En estas situaciones se requieren de acompañamiento tutorial. Aprendizajes que no den cuenta del uso de la razón, provocan en el profesional graduado insensibilidad frente a los problemas sociales, culturales y el arte. Los atajos y senderos de lo no ético en sus formas de manipulación, condicionamiento y control seguramente dejan secuelas en los estudiantes que vivieron situaciones como las descritas, es muy probable que luego de su egreso de la academia en el ejercicio de la docencia asuman prácticas pedagógicas alejadas de la rigurosidades formativas necesarias para aprender en las aulas. Las distorsiones en la formación, no permitirán al graduado evadir las aguas turbulentas de la globo colonización y del neoliberalismo y desde su ética ser crítico a esos modelos de esclavitud en la contextualización de los conocimientos.
La continuidad de los estudios es la posibilidad de culminar exitosamente el currículo programado en las materias del pensum y por tanto la demostración coherente de que los objetivos tributan al logro de las competencias de salida del egresado, los graduados entrevistados reconocieron con mucha pena por aquellas actitudes de docentes que durante el desarrollo de un semestre fueron al trabajo de la clase en no más de tres ocasiones, apurados recuerdan llegaban con un blog de apuntes a entregarlos para que fueran estudiados y en la próxima clase tomarles el examen, a partir de estas opiniones se demuestra la falta de compromiso ético profesional con la academia, con la formación de la juventud y la falta de gestión administrativa institucional.
La no continuidad de los estudios, perturbados por paralizaciones permanentes de actos de campaña política, de reuniones de docentes en períodos de clase, fueron distorsionando el conocimiento científico se transformó en tecnocracia, se perdió el hilo de los conocimientos y se cayó en la repetición continua de lo mismo, es decir aplicación del conocimiento científico sin reflexión, con ello se deformaron capacidades de los estudiantes, procesos encadenados de reiteración mecánica de pasos subsecuentes y continuos no provocan el desarrollo de capacidades superiores del pensamiento como la reflexión, el análisis, la investigación y la creatividad; tienen como resultado casi obligado formar seres individualistas, programados que funcionan con diseños estrictamente determinados, esto sucede en docentes en ejercicio, en su práctica pedagógica, les resulta muy complejo asumir nuevas estrategias de aprendizaje porque están cómodos en procesos ya conocidos y que en muchas ocasiones no funcionan. Existen indicadores en la facultad de Ciencias y de la Educación que reflejan lo indicado, la elaboración de artículos o ponencias y sus publicaciones son muy raras por decir algo.
La discontinuidad del desarrollo del programa de las materias tuvo como justificativo casi siempre el no pago oportuno de las remuneraciones o la necesidad de luchar por una mejora sustantiva de las remuneraciones de los docentes, eran los tiempos del auge del neoliberalismo aplicado desde el Estado cuyas políticas tendían a debilitar la educación pública desde las asignaciones presupuestarias y llevó a que nacieran en la academia los llamados programas o carreras autofinanciadas que finalmente terminaron corroídas por la corrupción, para esos casos el Estado se ve obligado a imponer procesos de intervención.
La ética política del hacer universitario cuando la gestión académica está debidamente orientada vuelca su interés en el desarrollo de los conocimientos científicos y la técnica. Un enfoque complejo de ciencia y tecnología sirve como potencial de avance del estudiante cuyos beneficios de progreso llegan a la sociedad como un constructo integrador de la actividad académica de la universidad a través de la docencia, la investigación y la extensión.
Una actuación no ética de la universidad, la encontramos en el texto de ética y política universitaria,
Con relación a la extensión universitaria José González Lara (2006) señala:
Un cúmulo de actividades aisladas y desconectadas del quehacer institucional y como simple requisito para el ejercicio de los recursos financieros y la aplicación de los recursos humanos en la utilización de los recursos materiales, y bajo esta perspectiva no se aprovecha todo el potencial y la riqueza que la universidad pueda aportar a la dinámica y al devenir histórico de la sociedad a través de la extensión académica. Los planes de estudio y los proyectos de investigación deben en primer término diseñarse a partir de las características particulares del entorno regional, estatal y/o nacional, lo que de hecho debe generar la vinculación efectiva, pero además dichas experiencias concretas la teoría–praxis del presente detectan la problemática futura y las posibles soluciones actuales y también en perspectiva que son resultado de la academia, así la extensión debe estar concatenada con las actividades científicas, técnicas y disciplinarias; ni profesores ni estudiantes se deben considerar herederos del olimpo de los dioses alejados de la realidad, si esta consideración elitista se percibe en el ambiente universitario entonces la Universidad pública se convierte en una "cueva de las ideas" en la que sólo se observa lo que predeterminadamente se quiere ver, lo que conlleva a un alejamiento en torno de la realidad (p.8).
Es en la politiquería universitaria se gestan los antivalores, los grupos políticos organizados a su interior hicieron uso de la descalificación de otro que los adversa como práctica politiquera, existieron docentes muy reconocidos por su estilo de escribir pasquines. Por lo menos en 20 años desde la creación de la universidad se utilizan parte de sus recursos económicos para hacer la política interna, terminado un período de gestión administrativa de un grupo y el inicio de otro, intentaron nuevos procesos académicos y administrativos, lo que significó para su desarrollo institucional en las esferas de gestión, investigación y docencia, retrocesos y pérdidas económicas, deterioro de calidad y eficacia, esta información fue difundida en volantes por los grupos políticos actuantes en la universidad.
Las actitudes llegan a ser prejuiciosas de un docente en relación a otro como resultado de las acciones no éticas de grupos que se adversaban, creció en el colectivo de docentes la descalificación y desconfianza de unos y de otros, la falta de transparencia de los procesos electorales. Se generaliza la idea de que no hay docente ético y moral; por lo tanto se crea un escenario en la docencia de crisis moral que se reflejó en una parálisis de la gestión académica, cada grupo en el poder buscó imponer sus cuotas. El período 1992 – 2007 puede catalogárselo como un período de estabilidad ética, pero en su postrimerías se advertían vientos de inestabilidad puesto que, el manejo de programas autofinanciados eran portadores de crisis moral y por ello el rector de aquel entonces hablaba de la reserva moral necesaria para sentar las bases de una universidad ética.
Un director de carrera de cara a una situación de crisis moral, y con falta liderazgo huyó a los retos de la dirección académica; en lo pedagógico, en lo investigativo, en la vinculación. El docente desconcertado por la anomia académica y apremiado por requerimientos de textos, reactivos y medios tecnológicos vio siempre con asombro agilidad para disponer recursos del presupuesto, para organizar fiestas estudiantiles o para asistir a juegos nacionales, pagar programas radiales y televisivos, etc. mientras la atención a la solución de necesidades apremiantes del desarrollo de la cátedra fueron obstaculizadas y postergadas.
El descenso de la categoría C a la D de la universidad está asociado a un escenario antivalórico, cientos de denuncias permiten creer que se lo crea intencionalmente para atacar sus cimientos morales y beneficiar a un grupo político que fueron por quince años desplazados del gobierno universitario.
El ejercicio ético político de la universidad no siempre estuvo en correspondencia con las políticas y transformaciones académicas emanadas de la gestión del gobierno universitario a su turno y por el contrario las acciones perturbadoras se generaron por reivindicaciones de orden de mejoras salariales que fueron descuidadas a tal punto que un docente en el período de 1990 – 1994 llegó a tener un salario inferior al de una secretaria de estadística producto de aplicación de políticas conservadoras en el gasto presupuestario, en lo académico y en la extensión, pero corruptas en inversiones alejadas de los fines institucionales.
Según Robalino C, Magaly (2005) sobre los conflictos en la enseñanza que involucran a los docentes expresa:
Los conflictos educativos que involucran al maestro se presentan en espacios sociales que están atravesados por relaciones de poder y fuerza, en los cuales diversos actores presionan y negocian por defender sus intereses. Siendo el conflicto una ruptura, no necesariamente tiene connotaciones negativas; dependiendo de su naturaleza, pueden ser fuente de crecimiento y desarrollo. Sin embargo, en el campo de la educación se aprecian desencuentros y confrontaciones entre gobiernos universitarios y docentes (generalmente canalizados por sus organizaciones) debido a la insatisfacción con sus condiciones de trabajo y de vida, enfrentamientos que tienen repercusión directa en la gestión de los sistemas educativos y las escuelas y en el aprendizaje de los estudiantes (p.20).
En un escenario como el citado, nos preguntamos ¿Puede la universidad pública ser conservadora?, González et al (2006) responde señalando:
La respuesta es tajantemente negativa, porque no es la voluntad arbitraria de maestros, investigadores y estudiantes la que determina su progresismo o conservadurismo, sino que es precisamente su relación con la filosofía, las ciencias y las disciplinas la que en un proceso dialéctico de conocimientos pasados y nuevos obliga a los universitarios a postularse y posicionarse en el desarrollo cualitativo y cuantitativo de la humanidad y, en concreto, del entorno social inmediato y mediato. Es decir que la filosofía y la ciencia son, por naturaleza, progresistas, tal cual deben ser las instituciones universitarias en su responsabilidad con el saber, y esto en definitiva lo registra la historia. Si la universidad pública asienta sus voluntades en una perspectiva conservadora está destinada a la mediocridad o posiblemente a su extinción, y otros actores sociales ocuparán de una manera u otra el espacio en la sociedad que corresponde a la dinámica universitaria y a la educación media superior y superior pública (p.54).
El desarrollo de tareas investigativas constituye la célula básica del proceso que nuclea las habilidades docentes e investigativas, tienen el propósito de desarrollar el pensamiento creador, el desarrollo de juicios racionales, posibilitan el desarrollo de la contradicción entre lo conocido y lo desconocido, lo que tributa a la formación de un profesional independiente, activo y creador.
En el proceso de enseñanza siempre debe encarar la ciencia en su contenido, implica aquello hacer uso de la lógica de la ciencia para que lo aprendido sea el reflejo de la lógica, de la estructura y la dinámica del objeto estudiado, ello orienta al estudiante para resolver determinados tipos de problemas, para ello las actividades académicas investigativas deben formar parte como sistema, de las asignaturas, es decir estas deben contener el conocimiento no solo de las teorías, sino de las actividades y habilidades científico – investigativas.
Lo académico es también una característica del proceso docente como un todo, se refleja en cada uno de sus componentes. Lo investigativo es uno de ellos y es el modo fundamental de enfrentarse a los problemas y resolverlos. Lo investigativo aporta el método. La tarea investigativa científica es una forma fundamental del aprendizaje, desarrolla la creatividad.
A partir de las conceptualizaciones de la tarea investigativa se quiere subrayar su importancia en la formación del profesional, pero hay que aclarar que la tarea investigativa no tiene nada que ver con una consulta de algo copiado de cualquier sitio web del internet, tiene que ver con procesos en que el maestro guía y media, son procesos de sistematización de información, de redacción de textos, artículos y ensayos, de organización e interpretación de información, de resúmenes en los que se obliga hacer uso de las normas apa, chicago, iso educando en el valor de respetar el pensamiento escrito del autor
La tarea de investigar se extiende al proceso de la investigación formativa de grado, por tanto es siempre un poderoso instrumento de formación de potenciación del estudiante en sus actitudes cognitivas – volitivas, cuyas condiciones de reflexividad de la interrogación, problematización y búsquedas de caminos fortalece la construcción del conocimiento e innovación. Según Candia (2006:5) citado por Lyle Figueroa, Víctor Jaramillo y Marisela Partido innovar es: "hacer extraordinario lo cotidiano, es producir aportes significativos en búsquedas que no por propias, dejan de ser universales, ni por tomar de otros ámbitos dejan de ser pertinentes pero requieren de una postura frente al mundo".
Parafraseando a Ibermon, diría que: "realizar la investigación formativa desde la tarea investigativa conlleva la orientación ética del estudiante, investigador no es una tarea fácil y menos en el campo de la educación" de ahí sus dificultades; ahora bien, sin investigación no hay campo de conocimiento, en su proceso hay tradición, rutina, copia, reproducción, dependencia y estatismo, todas estas limitaciones e insuficiencias constituyen el camino de perfeccionamiento del proceso investigador generador de conocimiento a veces el docente lo toma como un trabajo adicional y por ello se lo desdeña.
En el caso de la tarea de investigación formativa en la facultad de Ciencias y de la Educación, los docentes rehúyen aceptarlas y en caso de asumirlas no se comunican con los estudiantes a fin de orientar el proceso de la investigación, éstas irregularidades académicas no corregidas dieron lugar a que los estudiantes busquen a docentes de la universidad o fuera de ella, para contratarles para la elaboración del proyecto y el informe de investigación tan grave fue el deterioro de la tarea investigativa formativa que se hicieron públicas cobro por lectura de tesis, aprobación del informe, acto de graduación hasta la aprobación de la sustentación, que obligó al gobierno a intervenir a través del Reglamento de Régimen Académico a prohibir la elaboración de tesis en el pregrado y solo se le mantiene para el nivel de post grado.
Del escenario descrito de tutoría, continuidad de los estudios y desarrollo de las tareas investigativas nos pone frente a la interrogante, ¿cómo puede comprenderse el ejercicio de la docencia? En primera instancia no hay un reconocimiento de sus actos que siendo no conscientes se expresan en la práctica como currículo oculto, por ello, las justificaciones y argumentos de que no investigan porque no existen los medios ni recursos económicos para ese propósito, se deduce de esas ideas la falta de una política académica institucional para que desde las carreras se llevara a los docentes a la comprensión del verdadero desempeño docente, falta orientación y control al desarrollo de tutorías, la continuidad de los estudios y el desarrollo de tareas investigativas.
Conclusión
Se confirma la hipótesis de que en el ejercicio de la enseñanza existen factores idiosincráticos de la cultura del docente, se reduce la formación inicial al dictado del currículo de las materias y no se reconoce desde la racionalidad la necesidad de acompañar tutorialmente al estudiante para evitar deserción y pérdida de semestres facilitando la comprensión de los contenidos de aprendizaje.
A pesar de los cambios culturales y sociales que las políticas educativas de la educación superior contra hegemónicas se inician en el país, permanecen con pocas alteraciones los estándares con los que se define la búsqueda de ese profesor ideal, y los objetivos de formación que lo concretan. Podríamos decir que en el discurso de la formación del profesor permanece en un nivel poco profundo.
El desarrollo curricular de las materias no tienen continuidad, se interrumpen de manera muy frecuente con actos políticos electorales estudiantiles y de la docencia o por actividades deportivas o fiestas de estudiantes, se expone la formación profesional universitaria a graves debilitamientos.
La politiquería es un factor que impacta negativamente en la continuidad de los estudios e introduce prácticas antivalóricas en el propio desarrollo de las clases, hace que la formación quede reducida a un proceso funcional, activista y acumulativo de transmisión de conocimientos; y el sujeto en formación deviene entonces objeto en una relación de poder – sumisión que fragmenta, desintegra su saber, experiencia, conciencia y comunicación.
Se evidencia falta de implicación personal del docente en la ejecución de tareas investigativas en el mismo proceso áulico y de la investigación formativa de grado.
Se debilita el trabajo en la parte emocional y moral del estudiante que es natural y propia del quehacer educativo, puesto que al existir acciones de coacción se rompe su valoración, empatía, optimismo y dificulta la emergencia del sujeto ético.
Existe la urgencia de involucrar a docentes a tiempo completo en procesos de investigación básica y formativa para desarrollar cada vez mejores competencias investigadoras y conectar los productos de la investigación y la innovación con la colectividad.
Referencias Bibliográficas
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González Lara, José (2006). La ética y política universitaria: comentarios en torno al quehacer político de la universidad pública (Disponible en la web: http://www.postgradoeinvestigacion.uadec.mx/Documentos/Libros/EPU.pdf consulta de fecha (02–05–2014)).
Imbernón, F. (2002). La investigación educativa como herramienta de formación del profesorado. Reflexión y experiencias de investigación educativa Barcelona: Graó.
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Robalino C, Magaly (2005). Conflictividad y situación docente, en Protagonismo docente en el cambio educativo Revista Prelac, julio No.1 p.20 Chile.
Autor:
Ermel Viacheslav Tapia Sosa
Magister en docencia universitaria
Profesor principal a tiempo completo de la utlvt
Esmeraldas, marzo 5 del año 2014