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La Deuda Externa

Enviado por wendys23


    La Deuda Externa

    1. Introducción
    2. Objetivos
    3. Lo que entendemos por Deuda
    4. Proceso de la Deuda Externa en América Latina
    5. De 1.950 hasta el presente
    6. Posibles soluciones a la Deuda Externa
    7. Bibliografía

    Introducción

    En nuestros días, la deuda externa se ha convertido en un grave obstáculo para el desarrollo humano de los países más pobres del mundo, que deben utilizar sus escasos recursos para devolver los préstamos, en lugar de invertir en el bienestar de su población. La desigualdad entre el Norte y el Sur cada día se hace más escandalosa. La gravedad de la crisis actual, generada por la deuda externa, unida a la oportunidad que ha representado la llegada de un nuevo milenio, ha llevado a ciudadanos de diversos credos, opiniones e ideologías, a unir sus energías para buscar conjuntamente soluciones a una situación que impide a mil millones de seres humanos salir del túnel del hambre y la pobreza.

    Las soluciones que se han arbitrado hasta el momento no dejan de ser meros parches. El Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), reconociendo la magnitud de esta crisis, acordaron en 1996 reducir parte de la deuda de los países más pobres mediante la iniciativa para la reducción de la deuda de los países pobres altamente endeudados (PPAE).

    El propósito de esta medida era reducir la deuda de los países más empobrecidos hasta un nivel sostenible. Sin embargo, de los cuarenta y un países elegidos para someterse a esta iniciativa, sólo cinco han recibido el beneplácito, y el criterio de sostenibilidad que se ha definido en el marco de unas condiciones tan limitadas, que no tienen en cuenta el impacto de la deuda en la población.

    Objetivos Generales:

    Analizar e interpretar lo que conocemos como la Deuda Externa en la economía de Venezuela.

    Objetivos Específicos:

    1- Analizar lo que entendemos por Deuda Externa.

    2- Reseñar el proceso de la Deuda Externa desde 1.950 hasta nuestros días.

    3- Establecer las posibles soluciones a la existencia de la Deuda Externa.

    Lo que entendemos por Deuda.

    Muchas personas adquieren préstamos para comprar bienes de consumo o de equipo, o una vivienda. Los países también lo hacen. Toman dinero prestado en los mercados de capitales o lo piden a instituciones financieras internacionales para pagar infraestructuras: carreteras, servicios públicos y centros de salud. Al igual que las personas, los países tienen que devolver el principal y los intereses de los préstamos que reciben. No obstante, hay diferencias importantes.

    Si una persona contrae un préstamo, recibe el dinero directamente y, cuando lo devuelve, lo hace conforme a las condiciones del mismo. Pero si es un país el que recibe el préstamo, a los ciudadanos no se les informa acerca del uso del mismo ni de las condiciones de su devolución. En la práctica, muchos gobiernos han utilizado préstamos para proyectos que no cumplen los requisitos mínimos de viabilidad social, ecológica o económica.

    Una segunda diferencia es que, cuando una empresa o persona no puede hacer frente a sus obligaciones financieras va a la quiebra. Entonces se nombra un tribunal encargado de evaluar la situación del deudor al que los bancos reconocen la incapacidad de pagar la totalidad de su deuda. Sin embargo, los países no pueden pedir que se les declare en quiebra: no existen procedimientos ni árbitros a tal efecto.

    En el ámbito internacional son los acreedores y no un tribunal, quienes deciden si pedirán o no al país deudor que pague su deuda.

    Proceso de la Deuda Externa en América Latina.

    El sobreendeudamiento es un mecanismo de explotación, que subordina a los países periféricos a una hemorragia permanente de sus capitales y recursos naturales; por tanto, la deuda externa cumple el rol de apropiación de los excedentes de nuestros países por la vía financiera.

    Desde mediados de la década del setenta América Latina se convirtió en exportador neto de capitales. Fenómeno más grave aún si lo analizamos en relación con el intercambio desigual y los flujos de repatriación de ganancias de las empresas transnacionales.

    Los esquemas de capitalización de la deuda, el pago de intereses sobre intereses y el crónico déficit comercial de América Latina, nos demuestran que además de ser reembolsada con creces, genera el círculo vicioso del "cuanto más se paga, más debe" y someten a los gobiernos deudores a ser sumisos frente a los requisitos de los acreedores.

    Las políticas de ajuste estructural impulsadas por el FMI de compresión de los gastos sociales, tienen un solo motivo: garantizar el pago de intereses, lo que provoca el deterioro insostenible de las economías latinoamericanas y de las condiciones de vida de nuestros pueblos.

    Aparte del impacto en las cargas de la deuda y su crecimiento, los organismos internacionales y los países industrializados han favorecido intrínsecamente a elites locales en perjuicio de los trabajadores que han cargado con el peso del mayor ajuste, a través del deterioro del salario real, el desempleo y la exclusión social.

    La competencia por los recursos se convirtieron en prioridad para las corporaciones trasnacionales y el complejo militar-industrial, las que tienen el reinado de la tierra bajo la "mano invisible" de la ideología del ajuste, para lo cual recurrieron a políticas de comunicación social mediáticas con el fin de limitar al sector público, a través del falso dilema de "achicar el estado para engrandecer la nación", para profundizar el mecanismo de transferencia de ingresos hacia los países industrializados y ahondar las dependencias o subordinaciones políticas.

    En un editorial se plantea: "En función de la globalización de la economía: el financiamiento externo y la transferencia neta de capitales, se constituyen en los paradigmas para una eficiente rearticulación de las economías de América Latina a un sistema productivo-comercial transnacionalizado, para ser economías deudoras que se convierten cada vez más dependientes dentro de un proceso acelerado de la nueva colonización de nuestros países."

    "La calificación que cabe darle al actual proceso es: que se trata de una globalización del capitalismo, monitoreado por la ideología neoliberal, que da como resultado un capitalismo radical y salvaje, como lo ha definido en múltiples ocasiones la CLAT y muchas personalidades, entre ellas Juan Pablo II. Una de las revistas más relevantes del templo de la escolástica capitalista mundial: Newsweek, en el número del 26 de febrero 1996 llegó a calificar éste capitalismo como un capitalismo asesino, Killer Capitalism"

    En síntesis, La deuda cumple una función esencialmente política de transferencia del poder de decisión sobre las políticas económicas a los gobiernos de los países acreedores y sus títeres multilaterales y la acumulación de capital va a manos de unas pocas familias del mundo.

    De 1.950 hasta el presente.

    Es necesario señalar que todo el proceso de endeudamiento de los países no es algo que comienza a mediados de la década del setenta, sino que arranca desde los inicios de la independencia de cada país latinoamericano. Se convierte en un fenómeno propiamente estructural durante diversas etapas, con las excepciones de contados períodos en los que no se afrontaron los chantajes de los acreedores externos.

    En el cuadro 1 se presenta la evolución de la deuda externa, es necesario dar una idea en cifras para ver la magnitud de lo que estamos analizando.

    Cuadro 1

    Deuda total de América Latina (en miles de millones de dólares)

    Otras fuentes son Banco Mundial, BID, Bancos Centrales, OCDE

    Durante los últimos cincuenta años del siglo XX América Latina ha sufrido un proceso de desarrollo en condiciones extremadamente exigentes. Sin analizar otros problemas críticos de América Latina, el crecimiento acelerado de la deuda externa, que aumentó la gran deuda social existente, bloqueo toda posibilidad de desarrollo y de lucha efectiva contra la pobreza y la exclusión social.

    Existieron en esos años dos procesos diferenciados de endeudamiento de los países latinoamericanos, hasta mediados de la década del setenta, se trataba fundamentalmente de un desequilibrio coyuntural de pagos internacionales. Luego se consolidaron las ataduras de los préstamos internacionales que generaron la asfixia financiera latinoamericana y comienza a aflorar la deuda que empezaban a acumular los países, que convierte bruscamente a la región en exportadora neta de recursos. Desde 1982 América Latina sufre una hemorragia de recursos persistente.

    Si tomamos los datos de la CEPAL referidos a la deuda externa latinoamericana en el período que va entre 1950 y 1974, o sea, en la etapa anterior a la colocación de los petrodólares, tenemos esta realidad:

    La deuda externa en este período se duplicaba cada cinco años aproximadamente. La danza macabra comienza entre 1974 y 1975 con la ofensiva prestamista de petrodólares, cuando, en un solo año, más que se duplica la deuda latinoamericana. En efecto, de los 36.600 millones de dólares de 1974 se pasa, apenas 365 días después, a 65.202 millones de dólares. La duplicación se produce ahora en un solo año. Aunque este ritmo disminuye algo después, la curva ascendente no ha parado hasta hoy.

    La Alianza para el Progreso, iniciada en la década de 1960 sostuvo las economías de América Latina con limitado éxito durante dos décadas, pero la crisis del petróleo de 1973 afectó las ganancias por exportaciones de la mayoría de las naciones latinoamericanas, con la excepción de Venezuela y México. La deuda subió, la inflación aumentó; es decir, la inquietud y la confiscación prevalecieron.

    En 1982, México, Argentina y en cierta medida Brasil estaban en situación de cesación de pagos. El comienzo de la administración Reagan, con su emisión de los bonos Brady, temporalmente trajo estabilidad, pero México, en especial, osciló al borde de la bancarrota en 1992 y de nuevo en 1994. Al año siguiente los obispos católicos de América Latina convocaron a una Conferencia Episcopal en ciudad de México. Deploraron la deuda externa, pidieron una cancelación o moratoria y afirmaron que las naciones de América Latina entre 1980 y 1990, ¡habían pagado intereses de 418.000 millones de dólares sobre préstamos originales que totalizaban 80.000 millones de dólares!. Hasta que a fines del 2001 Argentina se vio obligada a anunciar el default.

    Estados Unidos también carga con el grave peso de la deuda pública, mientras que el déficit comercial en el 2001 alcanzó 358.290 millones de dólares, en el 2002 superó ampliamente esta cifra llegando a 435.200 millones de dólares; en el 2003 el gobierno de Bush anuncio un déficit que supera los 550.000 millones de dólares. La cuenta corriente de Estados Unidos que arrojaba un déficit ‘relativamente pequeño’ hasta 1997 alrededor del 1,0% del PBI, se incremento de manera extraordinaria en los años siguientes: en 1999 a 2,7%; 3,5% en el 2001, siendo las estimaciones para el presente año de un 4,7%. Pese a las predicciones de la reactivación económica y un crecimiento económico más rápido que el de la mayoría de sus socios comerciales, expertos estadounidenses esperan más de lo mismo para 2004, estimando que el déficit en la cuenta corriente superaría el 5,1%.

    Quien duda que es un déficit insostenible; por tanto, surgen algunos interrogantes: ¿Por cuánto tiempo seguirá financiando el resto del mundo el déficit externo estadounidense? ¿Qué pasará cuando deje de hacerlo? ¿Se devaluará el dólar entre un treinta y cincuenta por ciento?. Se puede afirmar en consecuencia que Estados Unidos, está a merced de los acreedores extranjeros, así como aquellas personas que tienen dólares como divisa de reserva.

    Stiglitz dice: "Los déficit fiscal y comercial americanos están íntimamente vinculados. Si un país ahorra menos de lo que invierte, ha de pedir prestada la diferencia al exterior y los préstamos procedentes del exterior y los déficit comerciales son las dos caras de una misma moneda."

    Sostiene que: "el enorme déficit comercial de los Estados Unidos puede ser una causa de inestabilidad mundial. ¿Seguirá el mundo financiando dicho déficit de buena gana, metiendo su dinero en un país con tan demostrada falta de competencia en la gestión macroeconómica (por no decir nada de los escándalos empresariales, bancarios y contables)? ¿Qué exigirá a cambio?".

    Se puede prever que si colapsa el dólar, la caída de su valor real reducirá el valor real de la enorme deuda externa e interna estadounidense. DeLong además plantea, que un desplome vertiginoso del dólar probablemente cause un impacto muy distinto: empobrecerá a los trabajadores cuyos productos se exporten a Estados Unidos y a los inversores en dólares que verán fundirse sus carteras. La devaluación del dólar sólo afectará en forma secundaria a los norteamericanos que consuman productos importados. Los pueblos de América Latina enfrentan un oscuro futuro financiero y una posible vuelta a condiciones coloniales.

    Posibles Soluciones a la Deuda Externa.

    La mejor solución para el bien de Venezuela y de los venezolanos, consiste en tratar de ir pagando la mencionada Deuda Externa desde ya. Pero únicamente en forma de trueque, con acciones de empresas o bienes, propiedad de la nación, tratando de negociarlas con los bancos acreedores hacerle con grandes compañías trasnacionales, que pudieran o quisieran comprar  las acreencias de toda nuestra Deuda Externa a los mencionados bancos, para negociarla directamente con nosotros a cambio de acciones de nuestra industria Pesada hasta en un 49% de las mismas.

    Así cambiaríamos a los acreedores banqueros, cobradores de altos intereses, por socios internacionalmente fuertes, que juntos multiplicaríamos la producción de las mismas empresas en poco tiempo, ya que su colocación no será problema para ellos. Estas negociaciones llevarían automáticamente al total saneamiento económico de dichas industrias.

    Entre las Acciones de las Industrias pesadas (anteriormente mencionadas) a ser entregadas a las trasnacionales, no están ni deberán estar incluidas las de Petróleos de Venezuela (PDVSA) n tampoco las de hierro.

    En relación a éstas, también se deberían vender parte de las mismas acciones, pero únicamente a los venezolanos, los cuales al enterarse del saneamiento total del país, querrán traer de vuelta gran parte de sus dólares que puedan tener en el exterior, para que la nación recupere y a la vez, permita pagar las deudas internas.

    En cuanto a la entrega de Acciones de nuestra Industria pesada a las Trasnacionales, si ellas no alcanzan para cancelar las mencionadas Deudas Externas en su totalidad, se deberían complementar dichos pagos con un trozo  de la faja bituminosa del Orinoco en iguales condiciones, es decir, del 49% y 51% sobre el producto a extraerse del subsuelo de dicho trozo.

    Además al concretarse las mencionadas, transacciones, y en especial a las que se refiere a la cancelación de la Deuda Externa, de frenarla automáticamente la preocupante inflación actual, y por ende el precio del dólar se ajustarla, sin duda, a niveles internacionales.

    Referente a los sueldos y salarios, se deberían ajustar a las nuevas realidades que se producirían prontamente con dichas transacciones, volviéndose así a la gran realidad de un país próspero en su totalidad.

    Reconsiderado todos estos puntos se podría acabar de una vez por todas, con la ignorancia, la pobreza y los rancheríos inhóspitos, que albergan la mayoría de los habitantes de la capital y de las demás ciudades, pueblos y caseríos, de todo el territorio nacional.

    Por lo tanto, estas tres conclusiones fundamentales serían fundamentales para lograr así:

    1- Abocarnos de inmediato a la planificación de nuestra extensa y desolada frontera y el Sur de Venezuela, mediante el desarrollo de un gran Plan Agropecuario o Industrial, en forma de grandes cooperativas mixtas o totalmente privadas, donde la Nación por medio del Gobierno nacional entregaría o aportaría los terrenos con todas las tierras disponibles y aprovechables.

    2- De estas planificaciones se harían cargo los ministerios competentes con la importantísima colaboración de las Fuerzas Armadas, altamente preparadas y muy bien equipadas para tales líneas. Además se encargarían de la construcción de las principales vialidades, así como vía férrea, autopistas y carreteras diagonales, bien hacia las fronteras y viceversa.

    3- Los consorcios o concesionarios se harían cargo de las demás infraestructuras, así como la deforestación, vías secundarias, preparación de las partículas, construcción de las viviendas campesinas, para cada parcelero, planificación y construcción de los centros cooperativos. Cada concesionario en su trozo o porción que haya negociado o contratado con la nación.

    Bibliografía

    www.monografias.com

    www.sugerencias.com

     

     

     

    Wendy Naranjo Rendón

    Cátedra: Moneda y Banca.

    VI Semestre Comercio Exterior.

    Instituto Universitario de Tecnología "Juan Pablo Pérez Alfonzo".

    Extensión Puerto La Cruz, Estado Anzoátegui. Venezuela.