- Salud y enfermedad, evolución de conceptos
- Medicina y positivismo
- Medicina antropológica
- Bioética en la educación medica
- Ética y enseñanza de las ciencias de la salud
La medicina ha existido como una profesión misteriosa desde los mismos orígenes de la civilización, pero a pesar del progreso en el conocimiento de la Anatomía y la fisiología, tanto en la época antigua como en la moderna, el medico poca cosa mas podía hacer que aliviar el dolor, mitigar la ansiedad de los pacientes y predecir con mayor o menor exactitud los progresos de la enfermedad. Como los seres humanos se recuperan de un modo natural de muchas enfermedades, los cuidados prestados por el medico eran retribuidos. El formidable aparato de drogas que integraba la farmacopea se había compilado parcialmente a partir de las sustancias simples de la medicina antigua, basada en una mezcla de magia y medicina popular, y en parte de las drogas metálicas de efectos más violentos introducidas por Paracelso en el renacimiento. Casi todas ellas eran inútiles.
Aquí y allá, por ejemplo, con el empleo de la química para la malaria y de la vacuna contra la viruela se habían descubierto algunas pocas medidas preventivas especificas que habían tenido éxito en virtud de afortunados accidentes, pero la falta de una experimentación o de una teoría adecuada hacia imposible su generalización.
Los descubrimientos se suscitaron inicialmente de la aplicación de la química a las antiguas industrias biológicas de la fabricación de cerveza y elaboración de vino, cosa que permitió entender por primera vez que algunas enfermedades mortales, como carbunco, la hidrofobia, el cólera y la peste, son el resultado de la invasión del cuerpo por organismos vivos que provienen del exterior, revelando incluso de prevenir el contagio. A partir de entonces, y al menos en principio, estaba abierto el camino para el dominio de la enfermedad.
Durante mucho tiempo la medicina fue solamente empírica: se diagnosticaba por los síntomas y se aliviaba el dolor aunque no se curase la dolencia o la enfermedad. Hasta el siglo pasado toda la medicina era la clínica médica.
En nuestro siglo, irrumpen en el campo medico las biotecnologías que aplican las nuevas técnicas al progreso de paciencia y a las practicas experimentales, profundizando el estudio de las etiologías, precisando los diagnósticos y aconsejando las terapias apropiadas a las más diversas enfermedades, especialmente los tratamientos medicamentosos y quirúrgicos. La practica de la medicina que es la ciencia y el arte de curar a los los enfermos y preservar su salud, significa para el profesional, el deber de desplegar una actividad técnicamente perfecta y someterse a la disciplina ética propia de su profesión.
Las cuestiones que abarca hoy la investigación científica en el campo de la teoría y practica de asistencia de pacientes mediante el uso de una avanzada tecnología, demuestran que la ética medica de hoy excede las normas de la deontología contenida en los códigos de Ética profesional cuyo incumplimiento conduce a los infractores ante tribunales respectivos integrados por sus pares.
El presente siglo XX estuvo caracterizado por grandes progresos de la ciencia médica desde los tiempos de Hipócrates, tratando de llegar a los orígenes de la vida misma, investigando los misterios de las enfermedades funcionales y corporales, los mecanismos metabólicos, escrutando las cavidades más íntimas del organismo, sintetizando varias substancias para contrarrestar los efectos letales de las enfermedades, creando la célula viva en el laboratorio, reemplazando órganos vitales (riñón, corazón, pulmón) con la cirugía, practicando la vídeo cirugía de invasión mínima. Para llegar a este objetivo tuvo que asociarse con otras ciencias como la física que le ofrece sus equipos electrónicos, la bioquímica para los métodos de diagnóstico, la sociología y la antropología para el estudio de las enfermedades del hombre en su medio o hábitat.
Así, el curandero arcaico dio paso respectivamente a la medicina primitiva, medieval, renacentista, del barroco, de la ilustración, la contemporánea, la atómica para ingresar a la cibernética y ve tú a saber que otras cosas nos esperan en el futuro.
Salud y enfermedad, evolución de conceptos:
En la medicina primitiva el concepto de la enfermedad es mágico y misterioso, difícil de separar de las creencias espirituales y de conformación del mundo, ya que estas y las ideas médicas están íntimamente relacionadas. Tras un análisis etiológico de la enfermedad entre los pueblos primitivos se puede reconocer como causa de la enfermedad, el hechizo dañino (algo así como el mal de ojos), la influencia de un espíritu maligno, la intrusión mágica de un cuerpo extraño y la perdida del alma. Se puede enfermar y perder el alma por el miedo súbito o por un accidente imprevisto.
Se puede definir enfermedad como una alteración mas o menos grave en la fisiología o el funcionamiento del cuerpo, se puede definir salud al estar libre de enfermedad, pero para nuestro efecto, la enfermedad no es únicamente dolor y la salud no es únicamente ausencia de enfermedad sino un proceso complejo de adaptación que confluyen factores biológicos, psicológicos y sociales.
La salud del hombre es un proceso complejo sustentado sobre la base de un equilibrio entre factores biopsicosociales. Lograr que el hombre se adapte a su medio implica la manutención de un equilibrio de la adecuada sincronización de las funciones de los sistemas de su organismo y en caso de surgimiento de un desbalance, esta adaptación depende del restablecimiento de ese equilibrio.
La enfermedad afecte tanto a la mente y ante todo debemos aceptarla y cada cual debe tomar la dirección y la responsabilidad de su salud.
Preguntar que es la salud y que es la enfermedad es como preguntar y preguntarse sobre que es la vida, etc. Es una pregunta difícil de dilucidar y con un sin numero de condicionamiento sociales, culturales, económicos, religiosos, políticos. Pero debemos conocer cual es nuestro prejuicio, el que consciente o inconscientemente va a influir en y sobre nuestro trabajo como profesionales.
Necesitamos de un concepto de salud que sea relativamente independiente de nuestros prejuicios, es decir, necesitamos en cierto sentido una psicopatología diferente a la clásica.
Es a partir de 1956, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS., 1956) define salud como: "El estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de enfermedad". Esta definición de salud incorpora el factor social como elemento que también conforma el bienestar de las personas, además de los factores, físico y mental, tradicionalmente considerados. El factor social es además un elemento determinante de la calidad de vida y el bienestar de las personas que pasa a depender, no sólo del mundo de la sanidad, sino también del mundo social. En esta época, la prevención de las enfermedades, la curación y la rehabilitación se convierten en las actividades más idóneas para proporcionar salud a los ciudadanos.
Medicina y positivismo:
El positivismo es una escuela filosófica, nacida del empirismo, fue fundada por Augusto Compte (1789-1857) en la época de la revolución industrial: en un mundo en que se valoraron por sobre todo la ciencia y la técnica. Partiendo de la tesis del empirismo de que la fuente del conocimiento es la percepción sensorial, el positivismo amplía la validez de dicha percepción tanto a la inmediata como a la mediata, esta última, a través de registros y medidas instrumentales. Se afirma que no es posible conocer los principios y primeras causas de los fenómenos y que el intelecto humano en el campo de la ciencia ha de centrarse en establecer relaciones de causa-efecto, en lo posible, cuantitativas que permitan enunciar leyes científicas. Así, el positivismo elimina de su horizonte la metafísica.
Las normas de la metodología del conocimiento positivista fueron enunciadas por Stuart Mill.
En la concepción comptiana, la ciencia y la idea de la humanidad creadora se alzan a la altura de una religión. A pesar de algunas reacciones en contra de esta visión del hombre, el positivismo dominó el desarrollo de las ciencias de esa época, en medicina, la era de la bacteriología y de las especialidades.
El positivismo hace su aparición en la facultad de medicina. Se impone de la mano de los partidarios de una fisiología materialista, que ponía a la materia como base de la vida y del actuar humano, en contraposición con la visión teleológica y teológica. Parten de lo mas especifico y mesurable, tomando a esto como punto principal de esta corriente, desechando las otras visiones donde se hablaba de conocimientos y saberes que nada tenían que ver con lo empírico, sino con lo imperativo desde el punto de vista religioso y de la moral.
Empezaremos por ubicar la medicina antropológica.
Sus elementos primordiales son:
1. La base científica incluye ciencias biológicas y ciencias sociales, conformando la denominada "ciencia única de la persona"; asociación de biología y antropología. "El objetivo primario de las ciencias sociales es lograr un conocimiento organizado de la realidad social, que vendría a ser la suma total de los objetos y sucesos dentro del mundo sociocultural como los experimenta el pensamiento del sentido común de los hombres que viven su existencia cotidiana dentro del mundo, interactuando con sus semejantes"
2. El hombre, y precisamente el hombre enfermo, debe ser considerado como una integridad con individualidad.
3. La medicina es fundamentalmente una función social; de esta caracterización provienen, sus obligaciones para con la población y, a su vez, las obligaciones del Estado con los profesionales de la salud.
4. Se suman derechos individuales y derechos de la sociedad. La sociedad debe asegurar la vigencia plena de los primeros. Se consagran los derechos de los enfermos, su autonomía, a cuyo servicio deben estar los trabajadores de la salud.
5. La medicina debe responder a una serie de normas de ética, que en conjunto configuran lo que hoy se denomina bioética
6. Así visto, el ejercicio de la medicina requiere:
a. Los estudios sistemáticos de las relaciones entre los factores sociales, psicológicos y biológicos que determinan la distancia entre salud y enfermedad;
b. La aplicación de los principios científicos al estudio de los fenómenos subpersonales que afectan la salud; y
c. El enfoque integral y humanitario de la práctica médica.
Este enfoque unitario de la medicina, como medicina antropológica no debe ser considerada como una nueva especialidad, sino como la imperiosa necesidad de resolver un problema que ha suscitado amplios debates en el estudio y ejercicio de la medicina, que debe ser encarado decididamente en la instrucción y formación de los estudiantes de medicina y residentes, de modo que desde un principio podamos absorber la ineludible obligación de ejercer una medicina de la persona en nuestra tarea científica y asistencial futura.
Este pensamiento de unidad debe ser agregado al minucioso estudio clínico del enfermo, e incluir el interés del médico tratante por él, tendiente a desarrollar una relación interpersonal que sin perder su poder de convicción -sin paternalismo ni autoritarismo perjudicial- establece una estrecha y comprensiva relación médico-paciente que le permita aprovechar positivamente la indudable intuición del enfermo que se debe tener siempre presente, así como de la racionalidad que será necesario utilizar en el enfoque de su personalidad total. Ello es en general difícil de lograr con el simple interrogatorio de rutina despersonalizado y protocolar que sin duda crea en el paciente la inhibición de manifestarse abiertamente sobre su intimidad que incluye datos de singular valor para valorar el curso de toda enfermedad, y de tanta importancia desde el punto de vista médico para obtener pautas invalorables para el diagnóstico y detectar las reales y variadas causa etiológicas del proceso patológico en desarrollo.
Los trastornos se constituyen como enfermedad cuando un sujeto les asigna el significado de síntomas, quedando así implicados los sistemas socioculturales y las representaciones sociales e institucionales de una sociedad.
Tales representaciones (modos de percibir, categorizar y significar) y las conductas, constituyen la materia prima de interrogación antropológica. Es decir, analizar al proceso salud- enfermedad- atención en función de su propia historia, su propia cultura, del estado de sus relaciones familiares y sociales en un contexto político- económico.
Ello no implica negar la dimensión propiamente biológica del mal ni proceder a un estudio de caso psicológico
La antropología médica. pretende restituir a los actores sociales y a los especialistas del campo este conjunto hecho de relaciones y representaciones, que la medicina habitualmente expulsa hacia la periferia.
Bioética en la educación medica:
La bioética juega un papel preponderante en la educación médica ante el avasallante, progresivo y constante avance tecnológico. La responsabilidad de los docentes en compartir los conocimientos y nuevas técnicas significa, principalmente, ayudar en la formación de la personalidad del futuro médico con desarrollo de las cualidades deseables y advertir un aprendizaje integral extendido a la docencia e investigación biomédica.
Sin embargo, plantear que el importante desarrollo de la Bioética se deba exclusivamente a una reacción a los problemas presentados por los avances científicos, nos parece una explicación interesante pero incompleta del fenómeno, porque también puede ser interpretada como la renovación del cultivo de una antigua y siempre permanente dimensión de la medicina, que de este modo resurge como una necesidad intrínseca de su desarrollo y maduración. En todo caso, sea como fuese, debe tenerse presente que estamos ante un problema educacional de la medicina, profundo y complejo.
La médicos siempre han aceptado la responsabilidad moral que conlleva el ejercicio del poder médico sobre los pacientes. Tradicionalmente, la ética médica he expresado esta responsabilidad en forma de códigos y tratados éticos publicados por las propias asociaciones de médicos. Todo poder profesional autorizado socialmente, y especialmente el poder médico, lleva aparejada una responsabilidad pública. El derecho a practicar la medicina implica restricciones morales tanto internas como externas.
El meollo de la situación es analizar el problema de las relaciones entre libertad y enseñanza, lo que constituye una cuestión vasta y compleja. Se trata, en definitiva, de considerar la enseñanza de la Bioética como la educación de la inteligencia y de la voluntad del estudiante y del médico en relación a una profunda aspiración de su naturaleza espiritual de amor a la verdad.
Ética y enseñanza de las ciencias de la salud:
La enseñanza de la Ética Médica debe jugar un papel decisivo e insustituible en la formación, tanto del estudiante, sea este de pre o postgrado, como del profesor de medicina. Porque, tal como se ha dicho, la Ética Médica forma parte inseparable del trabajo médico y no solamente en ciertas condiciones especiales o excepcionales. De ahí la importancia de la tarea que en este sentido debe cumplir la Facultad de Medicina.
Por supuesto que no podemos olvidar que esta formación moral, tarea que debe cumplir la Facultad de Medicina, es complementaria de aquella, aún más fundamental, que entrega la familia del estudiante y la educación básica y media.
Por tanto, para organizar la docencia de la Ética Clínica debiera reflexionarse sobre un aspecto indispensable: no basta una enseñanza formal de la ética, aunque esté bien diseñada y sea dictada por profesores idóneos, sino que este esfuerzo educacional debe ser dirigido, en primer lugar, a la formación moral del estudiante y de los futuros docentes, demostrándole el valor de una vida virtuosa y en particular estimulándole en la adquisición de aquellas virtudes necesarias en su relación con los pacientes y con los miembros del equipo de salud. De ahí la importancia del buen ejemplo que en su comportamiento deben dar los docentes de una Facultad de Medicina y en particular de los hospitales universitarios, el que debe concordar con sus enseñanzas.
Los principios éticos fundamentales de la medicina, que fueron expuestos tan claramente en el Juramento Hipocrático, actualmente están siendo puestos en duda y, con ellos, muchos otros que han sido considerados durante mucho tiempo igualmente válidos. En efecto, la medicina se ha ido impregnando en los últimos tiempos con un relativismo moral cada vez más acentuado.
La medicina actual necesita hoy no tanta ciencia como sabiduría, que es la ciencia suprema de las últimas causas, eminentemente ordenadora y que no es tal si no va unida a un modo de vida inseparable del conocer mismo.
Por todo lo dicho, parece que actualmente se hace un deber rescatar algunos principios morales fundamentales que surgen de la propia naturaleza humana, que en ella tienen su raíz y con la ayuda de ellos restablecer una sana ética médica.
En resumen, hay acuerdo en considerar que hay dos aspectos indisociables en la enseñanza de la Ética Médica. El primero es aquel que considera la importancia de la formación que recibe el estudiante en el medio social constituido por la Facultad de Medicina y hospitales universitarios, por medio de relaciones interpersonales y actitudes ejemplarizadoras que debieran dar un sello de familia a la Institución Universitaria y en cuyo molde debiera el estudiante formar su carácter de médico. El segundo, es la enseñanza formal, en la que debiera darse a conocer los criterios que lo ayudarán a discernir el bien del mal y sobre todo, a descubrir el valor primordial del amor, del bien y de la verdad.
Juan Manuel Carrera
Estudiante de Medicina de la Universidad Buenos Aires.