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Todo en el fin será silencio (página 3)


Partes: 1, 2, 3

¿Quién no espera en lo imposible

por sólo amar? ¿Qué letargo

cuando nace no es amargo

como un círculo eludible?

¿Con qué dádiva apacible

confundo mi desaliento

si al morder mi nacimiento

escupo toda la edad?

¿Qué hacer con la eternidad

y todo este sufrimiento?

¿Me la escondo bajo el susto,

la postergo a la vejez?

¿o aguardo la ingravidez

de esta nostalgia? No es justo

que se me empoce este gusto

a caminos. El amparo

me cuelga candente y claro

en la pared como adorno.

El ser está en el retorno*

y Lotte no escucha el disparo.

DESBORDAMIENTO PARA SALVARNOS DEL FUEGO

Elegidos, consagrados

para la espuma y el fuego,

construidos con el ruego,

de unicornios profanados

que sobremueren tatuados

en el tiempo con sus peces.

Andar y tener las mieses

dispuestas para la hoz,

tender el ángel sin voz

al cielo y sus redondeces.

Siempre se encuentra un naufragio

en sus propias ataduras, [2]

por eso andamos a oscuras

sobre las aguas. El plagio

como latente contagio

nos enferma la vejez;

cada cual su desnudez

ha de mostrarla distinto

(pues caer es un instinto

pero es distinto el traspiés

A veces el cuerpo pesa

y muchos lanzan al cielo

las hojarascas… (El vuelo

tiene plumas de tristeza)

Caemos como una pieza

pálida y extravagante,

como si un golpe distante

nos hablara de un después…

Hay que elegir el doblez[3]

Hay que elegir. Adelante.

Escogemos este filo

para no ser cara o cruz,

para tener otra luz,

para ser humo y pabilo.

Hoy, muerte, no hay más asilo

que las páginas escuetas

de las manos, más siluetas

que este tiempo que nos nombra.

Hacia tu rumbo hay alfombra

sin espinas ni saetas. [4]

Más que huraños trapecistas

equilibramos la cuerda.

(No hay caída que nos muerda

la suerte de equilibristas)

Tanta sombra desprovista

de cansancio nunca existe,

pero a nosotros asiste

un silencio entumecido.

Es duro ser elegido,

un cuerpo sin sombra es triste. [5]

Nadie notará la ausencia

ahogándonos la mirada.

Es nuestra carne tatuada

de luz de sal de clemencia.

Somos una incongruencia,

una verdad movediza

donde la muerte no pisa

el perdón ni nos absuelve.

Llega pero nos devuelve

otra imagen de ceniza… [6]

que no es eterna ni oscura,

que simplemente es pesada

para volar. La escapada

hacia una tierra madura

es el gesto que perdura,

como una paz desmedida

se arrastra sobre la vida

sin reparar en lo absurdo.

No tropezar es lo burdo,

perfección es la caída[7]

Gravitamos como un signo,

eterna lluvia nefasta

e inconsolable. Desgasta

el amor cuando no es digno.

El tiempo es un ser maligno [8]

que nos estruja el poema,

un aguacero anatema

de cristales y de puntas.

La muerte flota en preguntas,

en cambio, la vida quema.

Por eso tanta humedad

en los huesos de la lluvia;

por eso a veces diluvia

contra nosotros la edad;

por eso tanta piedad

pospuesta para mañana;

por eso el desierto gana,

(si el arca es una porfía)

por eso la lluvia es mía.

No suene Dios su campana.[9]

¿Con qué poema me lanzo[10]

para salvar podredumbres?

¿Con qué astilladas costumbres

puedo ofrecerles descanso?

¿Con qué cielo les avanzo

una bonanza final?

¿Con qué manos el cristal

rompe el clamor infinito?

con qué silencio les grito, [11]

con qué espuma o vendaval?

Si nuestra voz es un trazo

que se sumerge y naufraga,[12]

¿por qué hay un mar que nos traga

el perdón con su pedazo

de cruz? ¿Y por qué un abrazo

es tan fatal, Alfonsina?

¿Por qué el salitre calcina

todo el calor que sufrimos,

todo el ardor que latimos

sobre las hojas del tiempo,

¿Por qué matar a destiempo

la vida que no tuvimos?

El arca es el sacrificio

que nos conduce los huesos,

cuando no existen regresos

el arca es un artificio.

Navegar es el oficio

que desconoce de orillas,

Instinto de sed y arcillas

al vórtice del presagio.

El arca lleva el naufragio

incrustado en las astillas

y flota en la mortandad

como un tronco malherido

ahogándose en el aullido

urgente de la orfandad.

Flotar es la eternidad

que nos libera y nos marca.

Terrible ser el patriarca

y no dejar testamento.

Terrible el desbordamiento

y la estrechez en el arca.

VIENTRE DE LUZ

Por Adriana y para Griselda

Sé que pasas duplicada

en nubes y laberintos.

Seguimos trillos distintos

pero la misma pisada.

Roberto Manzano.

Tu vientre es esa mitad

insondable pero cierta,

una pregunta en la puerta

de mi propia soledad.

Árbol, postigo, ciudad,

parte de mí liberada.

Tu vientre es una mirada

de Dios al atardecer.

Y en los caminos del ser

sé que pasas duplicada.

Sé que al centro de ti misma

hay un reclamo de luz

y el doblez de alguna cruz

que llega, salta y se abisma.

En ti la noble marisma

sacude peces extintos.

Y entre los muchos recintos,

entre las luces remotas,

sé del gesto con que flotas

en nubes y laberintos.

No te pretendo costilla.

Me bastas, carne y aliento.

Lluvia que va en el intento

de ser puente, paz, orilla.

¿Nos salvará esa semilla

mezcla de fuegos-instintos?

Si entre tantos laberintos

nos siguen los mismos potros,

¿Cómo haremos, si nosotros

seguimos trillos distintos?

Quién fundirá nuestras voces

a esa voz y con qué hilos

si nos persiguen dos filos

y dos silencios atroces.

Sé muy bien que los adioses

se tornarán llamarada

cuando una huella gastada

desde nosotros se vuelva

un camino entre la selva

pero una misma pisada.

José alberto velázquez

(Las Tunas, 1978). Poeta, narrador y crítico. Miembro de la AHS. Ha obtenido los premios Fundación de Chaparra (1999), Portus Patris (2000, 2005), La infinita brevedad (2000), Villazul (2001). Obra: En busca del cielo perdido (2006) y Yo desierto (2006).

PAX CELESTE

Hay maldiciones en torno

a mi persona. La mueca

del cielo alarga una seca

estación. Muero en el horno

donde me abrasa el bochorno

sin ángel; milagro; espada.

Estoy condenado a cada

milímetro de dolor.

Mi Babilonia interior

muere sin ser derrotada.

El rugido de las flechas

ensordece. Nadie espanta

mi sed. En medio de tanta

confusión sobran endechas;

canciones viles, maltrechas

que denuncian mi caída.

El cielo empezó mi herida;

el cielo la acabe. Por

Mi Babilonia interior

hubo un camino a la vida.

Yo soy Babilonia. Todo:

sus mercados; su demencia;

su embriaguez y su elocuencia;

su fastuosidad; su lodo.

Yo soy Babilonia (modo

de no ser) un espejismo

que danza frene al abismo

sin fin. La luz, vida y muerte,

son falsas como la suerte,

la verdad, el heroísmo.

VISIÓN

Salid. No toquéis lo inmundo.

Mi fuego reduzca el fasto

a cenizas. sea pasto

de las fieras quien el mundo

adora (tu Rey). Confundo

sus lenguas (la tierra jonia

su destrucción testimonia).

Salid. No miréis atrás.

No regresaréis jamás.

Es el fin de Babilonia.

FUGA

Absurdo el polvo; la distante bruma

que el cielo apremia. Todo precipicio

nos salva de morir junto al hospicio

(y atrás, como una sed, la rota espuma

terrible nos arredra por qué suma

de miedo y soledad). La "fidedigna"

y humilde vocación por la consigna

reduce para siempre nuestro salto.

La nieve es un suicidio de lo alto.

El bosque sólo una amenaza indigna.

LOS CUERVOS

Maldito el perro que mordió a la luna

en el bullicio de la tempestad

(junto a la noche cae la ciudad.

Espectros gritan ante la fortuna

de haber nacido). Puede haber alguna

resurrección de la mañana (Sólo

que esta hechizada soledad de polo

a polo sobra pasa dar camino

al grávido punzón del asesino).

Maldito el pan; la certidumbre; el dolo.

Es un banquete para saqueadores.

Las velas arden por su envés. El barro

hecho de polvo y sangre mancha el carro

de cadáveres. Raudos, los señores

de la penumbra ultiman sus labores

(siembra de sal; cruz de ceniza). Apura

el maleficio de dictar su dura

pronunciación. La tempestad de escarcha

llega a su fin cuando el punzón se marcha.

El cielo nace sobre la llanura.

EX-TRADICIÓN

"Hay un libro, un puñal, un bosque oscuro."

Tanta leyenda y al final del día

ardemos, y es de luz nuestra agonía.

En débil paz morimos junto al muro.

"Tocad flauta; endechad; ved: el futuro."

y nadie (ni el silencio) nos engaña.

"En vez de trigo encontraréis cizaña.

Después del hambre volverá la siega."

Hasta esa cumbre que el destino niega

¿cargamos una piedra o la montaña?

ZIGURAT

Hagamos una torre al infinito.

Nuestra arrogancia le responda. Alguna

divinidad tendremos que nos una

a la existencia más allá del mito.

Usemos, si no hay libre, lo proscrito.

Un mismo fuego impulsará el terrible

ascenso (El más allá, lo indefinible

aguarda con su bélico despliegue).

La confusión nuestra avalancha niegue.

Hagamos una torre al imposible.

MAYKI FUENTES DOMÍNGUEZ

(Cárdenas, Matanzas, 1979). Poeta. Miembro del grupo de decimistas Décima al Filo. Ha obtenido Premio en décima en el Encuentro Provincial de Talleres Literarios de Matanzas (1996), Concurso Fray Candil (2001 y 2003) y María Villar Buceta (2002). Recibió menciones en los certámenes José Jacinto Milanés (2001), Fray Candil (2002), Juegos Florales, José Jacinto Milanés, José Martí y Raúl Gómez García (todos en el 2003). Aparece en el estudio del discurso femenino de la décima

Hombres necios que acusáis.Estudio sobre el discurso femenino en la décima en Cuba (2001), en Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica cubana (2004), la antología Morir en tus brazos quiero, preparada por Mayra Hernández Menéndez, en el Diccionario de autores de la décima cubana (inédito) y en la multimedia La décima espinela (2005). Obra: Desnuda para salvarme (2005).

Busco en mi carne cerrojos

que ya no hayas burlado.

Con qué violencia has saciado

toda la sed, mis enojos.

Se va colmando de antojos

mi cuerpo –madera loca-

cuando me invade, me toca

esa febril melodía,

se me va esfumando el día

en el placer de tu boca.

APUNTES PARA ALMAS INSOMNES

Desnuda estoy en tu barca

sin excusa ante la gente,

y cuelgo el deseo urgente

de la vela. Soy el arca.

Los cuerpos serán la marca

del naufragio. No mereces

la ingenuidad de los peces

inmortal ante la espuma.

El beso será la bruma

del fuego donde te cueces.

Y padeces este amor

que se te ha vuelto costumbre,

sin otra razón que alumbre

piedra, raíz, desamor.

El trapecio es un clamor

Otro insomnio del camino.

Juega naipes el destino

y este tiempo sin mirarte

hoy se atreve a dibujarte

sobre la cuerda? Adivino?

Yo seré otra isla y luego

plantaré un árbol de sombra

sobre los vientres ¿Quién nombra

inoportuno este ruego,

si de pronto queda ciego

lo imperfecto? ¿Por qué cierras

todas las alas y entierras

marginada la oquedad?

¿Cómo borrar la verdad,

la vejez en que te aferras?

Renazco. Soy la mujer

taciturna. Entre tu boca

dejas mi suerte que toca

cuanto puede padecer

tu ausencia. ¡Cómo perder!

gemidos – diluvio en dos –

Cristalizada la espera.

De mi silencio quisiera

que se suicide el adiós.

ASOMBRO

La piel del río reclama,

invade esta mar violenta,

cuando el corazón se inventa

para alentar cuanto ama.

La noche palpa mi cama

y se desviste en la sombra,

tiembla la ciudad, se asombra

con el suspiro del cielo.

Desnuda, imprevista, vuelo

mientras mi vientre te nombra.

PARA UN TIEMPO CUERDO

El capricho de una hoja

lleva a tu boca desnuda

una caricia, la duda,

y la nostalgia se moja.

Ebrio el silencio despoja

un sueño. Muere la tarde.

Soy el fantasma cobarde

en los brazos de la suerte.

Dejas este cuerpo inerte

mientras mi inocencia arde.

Sorprendida, ¿qué me invento

para este siglo desnudo?

El silencio no es escudo

y en las espumas presiento

la urgencia retando al viento

en una estancia que hiere,

tan de prisa un ave quiere

recoger la arena triste.

La entrega total no existe,

semeja el aire que muere.

Renazco de estar sensible

humedeciendo el recuerdo,

acorralo al tiempo cuerdo

en una estancia invisible.

Va muriendo lo imposible

de mi anhelo. Te reclamo.

La lluvia nace en el tramo

y sin saberlo confundo

mis piernas en un rotundo

deseo porque te amo.

Desnuda estoy en tu barca

sin excusa entre la gente

y cuelgo el deseo urgente

de la vela. Niego el arca.

Tu cuerpo será la marca

del naufragio. Me amaneces

en la cintura, padeces

insalvable entre la espuma.

La entrega será la bruma

del fuego donde me creces.

REFLEXIONES

Hay un vacío pendiente

que nos cuestiona en lo oscuro,

cuelgan campanas del duro

despertar que tal vez miente;

danza una ira inconsciente,

desprejuiciada, remota.

Su cuerpo cuando se agota

se bebe el juicio y diluvia:

sin un ápice de lluvia

cae la esperanza rota.

FUGA DE INTENTOS

Vierto en la luz de tu boca

el viejo amor que padezco.

Arístides Valdés.

Quiebra el albor de la tarde

y se suicida la espera

inusual. ¡cuánto quisiera

burlar la ausencia que arde.

Rompe el intento, el alarde

del naufragio sobre el fuego,

sin importarle mi ruego

descuida el cielo en la mano,

tras un ¡detente! lejano

a tu silencio, me niego.

Nunca sabré si regresas.

Sigo desnuda –imaginas-

esculpiendo en las neblinas

el deseo. Siempre apresas

al aliento cuando besas

sin tanta razón naciendo

entre las manos, perdiendo

todo el asombro sin ver:

¿cómo podré recoger

el sol que se está cayendo?

Abel González Melo

(La Habana, 1980). Teatrólogo, escritor, poeta, director teatral, editor. Ha obtenido: Premio Calendario (1998), Centenario de Carlos Enríquez (2000), Luis Rogelio Nogueras 2001, Yorick 2001, José Jacinto Milanés 2002, Calendario 2002, Mención Julio Cortázar 2002, Dador 2003, Mario Rodríguez Alemán 2004, Premio Nacional de Investigación de las Artes Escénicas 2004, Beca Fronesis 2004, Premio del Primer Concurso de Dramaturgia de la Embajada de España en Cuba 2005, Calendario 2005, José Jacinto Milanés 2005. Ha escrito y estrenado las piezas teatrales: Ubú sin cuernos, trampa en diez partes (2002), Vendré mañana a despedirte, preparativos de un viaje (2004), A la fuerza (2004), Chamaco, informe en diez capítulos para representar (2005), Adentro, marcas para un actor a punto de condena (2005), El hábito y la virtud (2005), Nevada, escala térmica para actores (2005), Por gusto, ronda en sordina para cuatro amantes (2006). En la actualidad es profesor del Instituto Superior de Arte y editor de la revista Tablas. Aparece en: Cuerpo sobre cuerpo sobre cuerpo (2000), Titiritextos III (2001), Los fantasmas de Sade (2003), El cuerpo inmortal (2004), Conversaciones con el búfalo blanco (2005), Diccionario de autores de la décima cubana (inédito) y en la multimedia La décima espinela (2005). Obra: Memorias de cera (1998), La gansa de plata (2000), Temor del contempla (2001), Perderás la tierra (2001), La casa del herrero (2004), Cada vez que te digo lo que siento (2005), Chamaco (2006).

DE FE

Yo soy el hombre huidizo

de los cerros y las cumbres.

Yo voy perdiendo costumbres

a golpes de compromiso,

de cruda inercia. Yo piso

los restos de aquellas chozas

rurales, de esas hermosas

(¿nefastas?) redes de fuego

que se mutilaron luego

sobre mi lecho de rosas.

Yo anido el minuto exacto

en que pasea el jardín

la brisa. Yo amo el confín

de una Granada sin tacto

ni penitencia. Yo pacto

con los seres de la noche:

me distraigo en el derroche

del placer que da dolor

(y me adhiero con terror

a las riendas de su coche).

Yo distingo nardos grises

dentro de un bosque de pinos.

Yo destruyo los caminos

que hacen promesas felices.

Yo prefiero las raíces

a las hojas. Yo me encierro

a contemplar el destierro

del invierno a otro horizonte.

Yo ansío escalar el monte

que me conduzca a mi entierro.

UN MARCO PARA WALT

Contra tu pecho desnudo

yace mi espalda cubierta.

Mi espalda es una ola yerta

labrada por ti. No pudo

acallarme su rumor

deshilachado. El olor

que desterró no me indujo

a perseguirte, y condujo

tu frente hasta mí. Qué honor

amedrentar apremiante

tu pie. Qué frágil hechura

hallé en tu voz, escultura

perniciosa. Qué alarmante

poseerte un solo instante.

Qué inusitado solsticio

se acerca al fin. Qué bullicio

corto con cuál escalpelo

de umbroso fulgor. Qué cielo

va acabando en precipicio.

TEMOR DEL QUE CONTEMPLA

El ojo que ves, no es

lo más brillante que luzco:

es un párpado harto y brusco

y una pupila de pez.

El temor que ves, no es

reducida pizca o gota:

de lumbre nació y agota,

por ser lumbre, la cordura

de una llama antigua, impura

tez de otra llama que flota.

Cuanto de ambiguo poseas

se escanciará en la burbuja

del párpado que ara y puja

las lágrimas cual mareas.

Ojo porque tú lo veas

no dejará ya de ser,

ni breve baúl de ayer

donde hoy yacen tus palabras.

No toques la ceja, ni abras

tus ojos por comprender.

Si están cerrados, acaso

de los ojos tuyos nazcan

claves mudas que complazcan

y predigan a su paso

mi llanto. Deslizo el brazo

sobre el ojo que amansé

antes seco. ¿Qué soy? ¿Qué

tristes pestañas recojo

porque no sepas que mi ojo

es ojo porque te ve?

IDIEL ALBERTO GARCÍA ROMERO

(Santo Domingo, Villa Clara, 1980). Poeta y narrador. Cursa la licenciatura en estudios socioculturales. Obra: Los días de mi muerte (2007).

Naturaleza muerta con juguetes

el guante pende del cuarto / sin estrenar en lo ignoto / una pelota / una foto / amarilla ya estoy harto / de revivir el infarto

/ de mi inocencia / no rompo / las memorias de aquel trompo / sin curricán reguilete /azul turquí

mi juguete / preferido era aquel trompo /

porque me lo dio mi abuela / ahora sólo queda el lerdo / y truculento recuerdo / como una serpiente en vela / para morder en la escuela / también recordaba a veces / sólo cascaba las nueces / de rocoso ensangrentado / cuando miro hacia el pasado / no descubro más que peces /

fríos corrompidos rotos / los juguetes pasan como / si fueran cuerpos de plomo / agrupados en las fotos / de un álbum gastado hay lotos/ carcomidos en la hirsuta / tristeza que me disputa la memoria todo cabe / en ella quién no lo sabe / la memoria es una puta /

disfrazada de abstinencia / el guante perdió el común / amarillo y el post boom / nos matará por la urgencia / recordar no tiene ciencia / perdóname si me pierdo / en un pasado tan cuerdo/ que se esconde e el presente

yo sólo he tensado un puente / que nos conduce al recuerdo.

retrato de muchachas de pueblo

a kirenia y lizandra

mis dos amigas tiemblan de estar solas / de recordar el tiempo de tenerse / mis dos amigas que al comprometerse / se querrán alejar como las olas /

¿qué será de estas novias-mariposas / hilanderas de ausencia? ¿dónde están / aquellos sueños donde meter pan / vivía con sus novias silenciosas?/

ellas hilan el tiempo en estas ruecas / de su niñez con duendes y muñecas /

¿qué será de estas niñas que olvidaron / los juguetes detrás de las vidrieras? / ¿dónde están los países que inventaron / los silencios los novios las quimeras.? /

¿qué va a ser de estas novias olvidadas / por la pericia de sus novios idos / dos tristezas dos gritos dos olvidos / dos muchachas que están enamoradas /

de los poemas que escribió aladino? / ¿qué será de sus cantos de sirena? / una se esconde en soledades llena / otra se pierde al borde del camino /

¿qué va ser de sus cuentos de sus vidas / como silentes hojas consumidas? /

estas son mis amigas ¿dónde están / las muñecas los duendes las canciones / aquellos nombres entre corazones.? / ¿qué hacer por ellas viejo meter pan?

Retrato de un loco

Un loco está en el portal / que le antecede a la muerte / está esperando la suerte / de ser feliz al final / pobre fantasma inusual / con rostro de no saber / qué partirá hacia el ayer / donde su niñez no estaba / un loco no está y acaba / de volver volver volver / contra toda introspección / hasta el hueco de su edad / hay un loco en soledad / le ha vendido el corazón / a los demonios ¿qué son / sino demonios los miedos? / loco que apuesta sus dedos / a la escarcha que lo agobia / un juguete de la fobia / pobre fantasma sin voz / creyendo llegar a dios / va con la muerte de novia.

Parábola de la fe

Para que existiera el hombre / un dios inventó la fe / paraíso del no sé / ni la realidad ni el nombre / es posible que se escombre / su omnipotenciología / dios no será la utopía / de vivir eternamente / ya está rota la simiente / no existe el séptimo día /

uno cree porque el miedo / es un fantasma enfermizo / uno cree en el paraíso / mas no sale del enredo / la fe es algo que no puedo / negar por mi desventura / dios es solo una escultura / de ilusión y desengaño / la muerte nos hace daño / vivir es una aventura / propuesta por el recuerdo / la fe es solo una estrategia / donde dios se privilegia / mientras yo mismo me pierdo / descubrir que soy un cerdo / camino a la guillotina / proporciona la morfina / para aliviar el error / de dios que nunca es amor / la gran mentira divina /

la gran mentira divina / de sufrir año tras año / tener fe en un cuerpo extraño / justifica la rutina / de extender lo que termina / antes de que el tiempo acabe / la fe no es más que un jarabe / propuesto contra el olvido / la fe es algo tan mentido / que hasta el mismo dios lo sabe

Yoiner Díaz-Rodríguez

(Holguín, 1983). Poeta e investigador. Licenciado en Estudios socioculturales. Miembro de la Escuela Holguinera de la Décima y del club de decimistas de la revista Sendero. Actualmente se desempeña como profesor de filosofía en la Universidad de Holguín Oscar Lucero Moya. Ha obtenido Segundo Premio Primitivo Arcos (2007) y Premio Buscando Nuevas Voces de la Poesía Holguinera (2008), Aparece en el tomo II de la Antología de la décima tanática cubana (2007) y en la multimedia Antología viva de poetas holguineros e invitados (2008).

METAFÍSICA DEL CORPUS.

¿Existe algo inteligible

en medio de la materia?

¿Acaso habrá mayor feria

que algún régimen flexible?

Cada camino irrisible

nos conduce, nos conmina

a una ciudad peregrina

esclava de antagonismos.

¿Quién sobrevive a los ismos

si el ismo nos asesina?

FOTOGRAFÍA

Que la suerte nos esculpa

un futuro. Un sueño atroz

ha silenciado mi voz

cuando menos tengo culpa.

No aceptaré la disculpa,

la estática realidad.

Tener que por soledad

subsumirme ante el presente

y luego bajar la frente

y amar a la libertad.

¡NO! LA SOLEDAD NO ESCOGE.

La engañosa calma del

silencio nos sobrecoge.

¡No! La soledad no escoge

sus inquilinos! ¿Qué cruel?

¿Por qué la Patria en su miel

se ha perdido? Que fatiga:

Tanto pensar me castiga.

Hoy vuelvo a mi quijotesco

andar. Un mundo dantesco

de gritos nos atosiga

Cada día en nuestra huída

nos debemos persignar.

Jamás debemos pensar

en la posible salida

de ser peón y suicida.

¿Debemos sentir dolor

por pensar en el error

del nacimiento? ¿Por qué?

Enlodamos fuerza y fe

pero nos queda el amor.

Osmel de la Cruz Amador

(Cruce de Mir, Calixto García, 1983). Poeta. Actualmente estudia Informática en la Universidad de Oriente. Ha obtenido los premios Encuentro-debate Municipal de Talleres Literarios 1997, 2000, 2001; Concurso Municipal Gustavo Adolfo Bécquer 1998 y Segundo Premio 2000; Gran Premio del Festival Provincial de la FEEM 1999; Premios (poesía y décima) y Segundo Premio (poesía para niños) en Encuentro-debate Municipal de Talleres Literarios 1999; Blancolvido 2001 y 2002; Jornada Municipal de la Cultura (2001); Concurso Emilio Ballagas 2002 y menciones en los concursos La flauta de chocolate (1997), Fiesta Campesina de Velasco 1998 y 1999y Emilio Ballagas (2002). Aparece en Una vasta claridad (2002), Antología de la décima cósmica de Holguín (2003), el estudio La noche octosilábica (2004), la multimedia La décima espinela (2005) y Catálogo de Ediciones Holguín. 1986-2006 (2006). Obra: Testigos de arena (2004).

INSTANCIAS DEL ESTRADO

Cuando andar solo es pecado

nadie sabe lo que dice.

Esta existencia maldice

su rostro desmesurado.

La muchedumbre es gastado

aviso, lo inevitable.

La suerte no es inestable,

la suerte sólo es un vicio.

Se sigue acercando el juicio

y Dios no encuentra un culpable.

CONVALECENCIAS DE LA LUZ

.La bandera iconoclasta

que izarán a media asta

en tu honor.

José Luis Serrano

¿Quién será el iconoclasta

que se roba mis banderas?

Ay de Dios y sus maneras

para no bajar el asta,

esta llovizna no basta

para hacer un compromiso,

este clima es enfermizo

aunque nadie lo pronuncie.

No pido a Dios que renuncie,

sólo que cambie el hechizo.

Nosotros no somos pocos,

habitamos esta endémica

macrosituación polémica

de estar vivos y estar locos.

Somos los pasos barrocos

del camino en que te alejas,

las protuberantes quejas

de los pastores del chiste.

¿Por qué si el baobab existe

nos toca ser las ovejas?

Estamos aquí. No intente

la blasfemia su herejía

ni pretenda la apatía

parecernos diferente.

Camine un tanto prudente,

la vida sí que es sangrienta,

es una imagen violenta

con el rostro deformado

que ahora está tirando el dado

a ver qué historia nos cuenta.

Aún quedan los acertijos

amputando nuestro alarde

cuando el pecho del cobarde

sólo lleva crucifijos.

Nosotros somos los hijos

de una página entreabierta

pero en fin no es tan incierta

la vida que nos protege

de que la muerte nos deje

recados bajo la puerta.

TESTIGOS DE ARENA

Quién dejó a la voz, al eco

cayendo sin una pista

como la vieja conquista

clavada en un árbol seco

de orgullo. Todo fue un hueco

en el pecho, una añoranza.

Todo fue una simple andanza

de los puñales, del mito

y en el espacio de un grito

se suicidó la venganza.

Hubo testigos de arena,

un libro de Napoleón

y alguna extraña canción

buscando una historia ajena

de recuerdos. ¿Quién condena

a la edad? Nos invalidan.

¿Quién pudo decir impidan

y no lo dijo? ¿Quién toca?

¿Díganme quién se equivoca?

Los niños no se suicidan.

CRUCIFIXIÓN

Llevo este rostro encendido,

este aliento milenario

y este falso sagitario

con que nací. Nada pido,

nada le dejo al olvido,

hasta de volver me abstuve.

¿Por qué la madera sube

a apuñalarme en la sombra

y por qué el cielo me nombra

si yo no soy un querube?

¿Dónde quedan las esquinas

de esta casa certidumbre

maldecida por la herrumbre

y mi corona de espinas?

Vengo de templos y ruinas

a los caminos profanos

cuando sombras y tiranos,

por incidencias del ego,

están encendiendo el fuego

y lavándose las manos.

¿Por qué se pierde la piel

al doblar cada estación

y tenemos la misión

de una suerte de papel?

¿Por qué no endulza la miel?

Muero, vivo, me desvisto

de este mundo. Vuelvo, existo

como ser humano. Siento,

Y pregunto sin aliento

¿por qué me tocó ser Cristo?

Partes: 1, 2, 3
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