¿Quién no espera en lo imposible
por sólo amar? ¿Qué letargo
cuando nace no es amargo
como un círculo eludible?
¿Con qué dádiva apacible
confundo mi desaliento
si al morder mi nacimiento
escupo toda la edad?
¿Qué hacer con la eternidad
y todo este sufrimiento?
¿Me la escondo bajo el susto,
la postergo a la vejez?
¿o aguardo la ingravidez
de esta nostalgia? No es justo
que se me empoce este gusto
a caminos. El amparo
me cuelga candente y claro
en la pared como adorno.
El ser está en el retorno*
y Lotte no escucha el disparo.
DESBORDAMIENTO PARA SALVARNOS DEL FUEGO
Elegidos, consagrados
para la espuma y el fuego,
construidos con el ruego,
de unicornios profanados
que sobremueren tatuados
Andar y tener las mieses
dispuestas para la hoz,
tender el ángel sin voz
al cielo y sus redondeces.
Siempre se encuentra un naufragio
en sus propias ataduras, [2]
por eso andamos a oscuras
sobre las aguas. El plagio
como latente contagio
nos enferma la vejez;
cada cual su desnudez
ha de mostrarla distinto
(pues caer es un instinto
pero es distinto el traspiés
A veces el cuerpo pesa
y muchos lanzan al cielo
las hojarascas… (El vuelo
tiene plumas de tristeza)
Caemos como una pieza
pálida y extravagante,
como si un golpe distante
nos hablara de un después…
Hay que elegir el doblez[3]
Hay que elegir. Adelante.
Escogemos este filo
para no ser cara o cruz,
para tener otra luz,
para ser humo y pabilo.
Hoy, muerte, no hay más asilo
que las páginas escuetas
de las manos, más siluetas
que este tiempo que nos nombra.
Hacia tu rumbo hay alfombra
sin espinas ni saetas. [4]
Más que huraños trapecistas
equilibramos la cuerda.
(No hay caída que nos muerda
la suerte de equilibristas)
Tanta sombra desprovista
de cansancio nunca existe,
pero a nosotros asiste
un silencio entumecido.
Es duro ser elegido,
un cuerpo sin sombra es triste. [5]
Nadie notará la ausencia
ahogándonos la mirada.
Es nuestra carne tatuada
de luz de sal de clemencia.
Somos una incongruencia,
una verdad movediza
donde la muerte no pisa
el perdón ni nos absuelve.
Llega pero nos devuelve
otra imagen de ceniza… [6]
que no es eterna ni oscura,
que simplemente es pesada
para volar. La escapada
hacia una tierra madura
es el gesto que perdura,
como una paz desmedida
se arrastra sobre la vida
sin reparar en lo absurdo.
No tropezar es lo burdo,
perfección es la caída[7]
Gravitamos como un signo,
eterna lluvia nefasta
e inconsolable. Desgasta
el amor cuando no es digno.
El tiempo es un ser maligno [8]
que nos estruja el poema,
un aguacero anatema
de cristales y de puntas.
La muerte flota en preguntas,
en cambio, la vida quema.
Por eso tanta humedad
en los huesos de la lluvia;
por eso a veces diluvia
contra nosotros la edad;
por eso tanta piedad
pospuesta para mañana;
por eso el desierto gana,
(si el arca es una porfía)
por eso la lluvia es mía.
No suene Dios su campana.[9]
¿Con qué poema me lanzo[10]
para salvar podredumbres?
¿Con qué astilladas costumbres
puedo ofrecerles descanso?
¿Con qué cielo les avanzo
una bonanza final?
¿Con qué manos el cristal
rompe el clamor infinito?
con qué silencio les grito, [11]
con qué espuma o vendaval?
Si nuestra voz es un trazo
que se sumerge y naufraga,[12]
¿por qué hay un mar que nos traga
el perdón con su pedazo
de cruz? ¿Y por qué un abrazo
es tan fatal, Alfonsina?
¿Por qué el salitre calcina
todo el calor que sufrimos,
todo el ardor que latimos
sobre las hojas del tiempo,
¿Por qué matar a destiempo
la vida que no tuvimos?
El arca es el sacrificio
que nos conduce los huesos,
cuando no existen regresos
el arca es un artificio.
Navegar es el oficio
que desconoce de orillas,
Instinto de sed y arcillas
al vórtice del presagio.
El arca lleva el naufragio
incrustado en las astillas
y flota en la mortandad
como un tronco malherido
ahogándose en el aullido
urgente de la orfandad.
Flotar es la eternidad
que nos libera y nos marca.
Terrible ser el patriarca
y no dejar testamento.
Terrible el desbordamiento
y la estrechez en el arca.
VIENTRE DE LUZ
Por Adriana y para Griselda
Sé que pasas duplicada
en nubes y laberintos.
Seguimos trillos distintos
pero la misma pisada.
Roberto Manzano.
Tu vientre es esa mitad
insondable pero cierta,
una pregunta en la puerta
de mi propia soledad.
Árbol, postigo, ciudad,
parte de mí liberada.
Tu vientre es una mirada
de Dios al atardecer.
Y en los caminos del ser
sé que pasas duplicada.
Sé que al centro de ti misma
hay un reclamo de luz
y el doblez de alguna cruz
que llega, salta y se abisma.
En ti la noble marisma
sacude peces extintos.
Y entre los muchos recintos,
entre las luces remotas,
sé del gesto con que flotas
en nubes y laberintos.
No te pretendo costilla.
Me bastas, carne y aliento.
Lluvia que va en el intento
de ser puente, paz, orilla.
¿Nos salvará esa semilla
mezcla de fuegos-instintos?
Si entre tantos laberintos
nos siguen los mismos potros,
¿Cómo haremos, si nosotros
seguimos trillos distintos?
Quién fundirá nuestras voces
a esa voz y con qué hilos
si nos persiguen dos filos
y dos silencios atroces.
Sé muy bien que los adioses
se tornarán llamarada
cuando una huella gastada
desde nosotros se vuelva
un camino entre la selva
pero una misma pisada.
José alberto velázquez
(Las Tunas, 1978). Poeta, narrador y crítico. Miembro de la AHS. Ha obtenido los premios Fundación de Chaparra (1999), Portus Patris (2000, 2005), La infinita brevedad (2000), Villazul (2001). Obra: En busca del cielo perdido (2006) y Yo desierto (2006).
PAX CELESTE
Hay maldiciones en torno
a mi persona. La mueca
del cielo alarga una seca
estación. Muero en el horno
donde me abrasa el bochorno
sin ángel; milagro; espada.
Estoy condenado a cada
milímetro de dolor.
Mi Babilonia interior
muere sin ser derrotada.
El rugido de las flechas
ensordece. Nadie espanta
mi sed. En medio de tanta
confusión sobran endechas;
canciones viles, maltrechas
que denuncian mi caída.
El cielo empezó mi herida;
el cielo la acabe. Por
Mi Babilonia interior
hubo un camino a la vida.
Yo soy Babilonia. Todo:
sus mercados; su demencia;
su embriaguez y su elocuencia;
su fastuosidad; su lodo.
Yo soy Babilonia (modo
de no ser) un espejismo
que danza frene al abismo
sin fin. La luz, vida y muerte,
son falsas como la suerte,
la verdad, el heroísmo.
VISIÓN
Salid. No toquéis lo inmundo.
Mi fuego reduzca el fasto
a cenizas. sea pasto
de las fieras quien el mundo
adora (tu Rey). Confundo
su destrucción testimonia).
Salid. No miréis atrás.
No regresaréis jamás.
Es el fin de Babilonia.
FUGA
Absurdo el polvo; la distante bruma
que el cielo apremia. Todo precipicio
nos salva de morir junto al hospicio
(y atrás, como una sed, la rota espuma
terrible nos arredra por qué suma
de miedo y soledad). La "fidedigna"
y humilde vocación por la consigna
reduce para siempre nuestro salto.
La nieve es un suicidio de lo alto.
El bosque sólo una amenaza indigna.
LOS CUERVOS
Maldito el perro que mordió a la luna
en el bullicio de la tempestad
(junto a la noche cae la ciudad.
Espectros gritan ante la fortuna
de haber nacido). Puede haber alguna
resurrección de la mañana (Sólo
que esta hechizada soledad de polo
a polo sobra pasa dar camino
al grávido punzón del asesino).
Maldito el pan; la certidumbre; el dolo.
Es un banquete para saqueadores.
Las velas arden por su envés. El barro
hecho de polvo y sangre mancha el carro
de cadáveres. Raudos, los señores
de la penumbra ultiman sus labores
(siembra de sal; cruz de ceniza). Apura
el maleficio de dictar su dura
pronunciación. La tempestad de escarcha
llega a su fin cuando el punzón se marcha.
El cielo nace sobre la llanura.
EX-TRADICIÓN
"Hay un libro, un puñal, un bosque oscuro."
Tanta leyenda y al final del día
ardemos, y es de luz nuestra agonía.
En débil paz morimos junto al muro.
"Tocad flauta; endechad; ved: el futuro."
y nadie (ni el silencio) nos engaña.
"En vez de trigo encontraréis cizaña.
Después del hambre volverá la siega."
Hasta esa cumbre que el destino niega
¿cargamos una piedra o la montaña?
ZIGURAT
Hagamos una torre al infinito.
Nuestra arrogancia le responda. Alguna
divinidad tendremos que nos una
a la existencia más allá del mito.
Usemos, si no hay libre, lo proscrito.
Un mismo fuego impulsará el terrible
ascenso (El más allá, lo indefinible
aguarda con su bélico despliegue).
La confusión nuestra avalancha niegue.
Hagamos una torre al imposible.
MAYKI FUENTES DOMÍNGUEZ
(Cárdenas, Matanzas, 1979). Poeta. Miembro del grupo de decimistas Décima al Filo. Ha obtenido Premio en décima en el Encuentro Provincial de Talleres Literarios de Matanzas (1996), Concurso Fray Candil (2001 y 2003) y María Villar Buceta (2002). Recibió menciones en los certámenes José Jacinto Milanés (2001), Fray Candil (2002), Juegos Florales, José Jacinto Milanés, José Martí y Raúl Gómez García (todos en el 2003). Aparece en el estudio del discurso femenino de la décima
Hombres necios que acusáis.Estudio sobre el discurso femenino en la décima en Cuba (2001), en Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica cubana (2004), la antología Morir en tus brazos quiero, preparada por Mayra Hernández Menéndez, en el Diccionario de autores de la décima cubana (inédito) y en la multimedia La décima espinela (2005). Obra: Desnuda para salvarme (2005).
Busco en mi carne cerrojos
que ya no hayas burlado.
Con qué violencia has saciado
toda la sed, mis enojos.
Se va colmando de antojos
mi cuerpo –madera loca-
cuando me invade, me toca
esa febril melodía,
se me va esfumando el día
en el placer de tu boca.
APUNTES PARA ALMAS INSOMNES
Desnuda estoy en tu barca
sin excusa ante la gente,
y cuelgo el deseo urgente
de la vela. Soy el arca.
Los cuerpos serán la marca
del naufragio. No mereces
la ingenuidad de los peces
inmortal ante la espuma.
El beso será la bruma
del fuego donde te cueces.
Y padeces este amor
que se te ha vuelto costumbre,
sin otra razón que alumbre
piedra, raíz, desamor.
El trapecio es un clamor
Otro insomnio del camino.
Juega naipes el destino
y este tiempo sin mirarte
hoy se atreve a dibujarte
sobre la cuerda? Adivino?
Yo seré otra isla y luego
plantaré un árbol de sombra
sobre los vientres ¿Quién nombra
inoportuno este ruego,
si de pronto queda ciego
lo imperfecto? ¿Por qué cierras
todas las alas y entierras
marginada la oquedad?
¿Cómo borrar la verdad,
la vejez en que te aferras?
Renazco. Soy la mujer
taciturna. Entre tu boca
dejas mi suerte que toca
cuanto puede padecer
tu ausencia. ¡Cómo perder!
gemidos – diluvio en dos –
Cristalizada la espera.
De mi silencio quisiera
que se suicide el adiós.
ASOMBRO
La piel del río reclama,
invade esta mar violenta,
cuando el corazón se inventa
para alentar cuanto ama.
La noche palpa mi cama
y se desviste en la sombra,
tiembla la ciudad, se asombra
con el suspiro del cielo.
Desnuda, imprevista, vuelo
mientras mi vientre te nombra.
PARA UN TIEMPO CUERDO
El capricho de una hoja
lleva a tu boca desnuda
una caricia, la duda,
y la nostalgia se moja.
Ebrio el silencio despoja
un sueño. Muere la tarde.
Soy el fantasma cobarde
en los brazos de la suerte.
Dejas este cuerpo inerte
mientras mi inocencia arde.
Sorprendida, ¿qué me invento
para este siglo desnudo?
El silencio no es escudo
y en las espumas presiento
la urgencia retando al viento
en una estancia que hiere,
tan de prisa un ave quiere
recoger la arena triste.
La entrega total no existe,
semeja el aire que muere.
Renazco de estar sensible
humedeciendo el recuerdo,
acorralo al tiempo cuerdo
en una estancia invisible.
Va muriendo lo imposible
de mi anhelo. Te reclamo.
La lluvia nace en el tramo
y sin saberlo confundo
mis piernas en un rotundo
deseo porque te amo.
Desnuda estoy en tu barca
sin excusa entre la gente
y cuelgo el deseo urgente
de la vela. Niego el arca.
Tu cuerpo será la marca
del naufragio. Me amaneces
en la cintura, padeces
insalvable entre la espuma.
La entrega será la bruma
del fuego donde me creces.
REFLEXIONES
Hay un vacío pendiente
que nos cuestiona en lo oscuro,
cuelgan campanas del duro
despertar que tal vez miente;
danza una ira inconsciente,
desprejuiciada, remota.
Su cuerpo cuando se agota
se bebe el juicio y diluvia:
sin un ápice de lluvia
cae la esperanza rota.
FUGA DE INTENTOS
Vierto en la luz de tu boca
el viejo amor que padezco.
Arístides Valdés.
Quiebra el albor de la tarde
y se suicida la espera
inusual. ¡cuánto quisiera
burlar la ausencia que arde.
Rompe el intento, el alarde
del naufragio sobre el fuego,
sin importarle mi ruego
descuida el cielo en la mano,
tras un ¡detente! lejano
a tu silencio, me niego.
Nunca sabré si regresas.
Sigo desnuda –imaginas-
esculpiendo en las neblinas
el deseo. Siempre apresas
al aliento cuando besas
sin tanta razón naciendo
entre las manos, perdiendo
todo el asombro sin ver:
¿cómo podré recoger
el sol que se está cayendo?
Abel González Melo
(La Habana, 1980). Teatrólogo, escritor, poeta, director teatral, editor. Ha obtenido: Premio Calendario (1998), Centenario de Carlos Enríquez (2000), Luis Rogelio Nogueras 2001, Yorick 2001, José Jacinto Milanés 2002, Calendario 2002, Mención Julio Cortázar 2002, Dador 2003, Mario Rodríguez Alemán 2004, Premio Nacional de Investigación de las Artes Escénicas 2004, Beca Fronesis 2004, Premio del Primer Concurso de Dramaturgia de la Embajada de España en Cuba 2005, Calendario 2005, José Jacinto Milanés 2005. Ha escrito y estrenado las piezas teatrales: Ubú sin cuernos, trampa en diez partes (2002), Vendré mañana a despedirte, preparativos de un viaje (2004), A la fuerza (2004), Chamaco, informe en diez capítulos para representar (2005), Adentro, marcas para un actor a punto de condena (2005), El hábito y la virtud (2005), Nevada, escala térmica para actores (2005), Por gusto, ronda en sordina para cuatro amantes (2006). En la actualidad es profesor del Instituto Superior de Arte y editor de la revista Tablas. Aparece en: Cuerpo sobre cuerpo sobre cuerpo (2000), Titiritextos III (2001), Los fantasmas de Sade (2003), El cuerpo inmortal (2004), Conversaciones con el búfalo blanco (2005), Diccionario de autores de la décima cubana (inédito) y en la multimedia La décima espinela (2005). Obra: Memorias de cera (1998), La gansa de plata (2000), Temor del contempla (2001), Perderás la tierra (2001), La casa del herrero (2004), Cada vez que te digo lo que siento (2005), Chamaco (2006).
DE FE
Yo soy el hombre huidizo
de los cerros y las cumbres.
Yo voy perdiendo costumbres
a golpes de compromiso,
de cruda inercia. Yo piso
los restos de aquellas chozas
rurales, de esas hermosas
(¿nefastas?) redes de fuego
que se mutilaron luego
sobre mi lecho de rosas.
Yo anido el minuto exacto
en que pasea el jardín
la brisa. Yo amo el confín
de una Granada sin tacto
ni penitencia. Yo pacto
con los seres de la noche:
me distraigo en el derroche
del placer que da dolor
(y me adhiero con terror
a las riendas de su coche).
Yo distingo nardos grises
dentro de un bosque de pinos.
Yo destruyo los caminos
que hacen promesas felices.
Yo prefiero las raíces
a las hojas. Yo me encierro
a contemplar el destierro
del invierno a otro horizonte.
Yo ansío escalar el monte
que me conduzca a mi entierro.
UN MARCO PARA WALT
Contra tu pecho desnudo
yace mi espalda cubierta.
Mi espalda es una ola yerta
labrada por ti. No pudo
acallarme su rumor
deshilachado. El olor
que desterró no me indujo
a perseguirte, y condujo
tu frente hasta mí. Qué honor
amedrentar apremiante
tu pie. Qué frágil hechura
hallé en tu voz, escultura
perniciosa. Qué alarmante
poseerte un solo instante.
Qué inusitado solsticio
se acerca al fin. Qué bullicio
corto con cuál escalpelo
de umbroso fulgor. Qué cielo
va acabando en precipicio.
TEMOR DEL QUE CONTEMPLA
El ojo que ves, no es
lo más brillante que luzco:
es un párpado harto y brusco
y una pupila de pez.
El temor que ves, no es
reducida pizca o gota:
de lumbre nació y agota,
por ser lumbre, la cordura
de una llama antigua, impura
tez de otra llama que flota.
Cuanto de ambiguo poseas
se escanciará en la burbuja
del párpado que ara y puja
las lágrimas cual mareas.
Ojo porque tú lo veas
no dejará ya de ser,
ni breve baúl de ayer
donde hoy yacen tus palabras.
No toques la ceja, ni abras
tus ojos por comprender.
Si están cerrados, acaso
de los ojos tuyos nazcan
claves mudas que complazcan
y predigan a su paso
mi llanto. Deslizo el brazo
sobre el ojo que amansé
antes seco. ¿Qué soy? ¿Qué
tristes pestañas recojo
porque no sepas que mi ojo
es ojo porque te ve?
IDIEL ALBERTO GARCÍA ROMERO
(Santo Domingo, Villa Clara, 1980). Poeta y narrador. Cursa la licenciatura en estudios socioculturales. Obra: Los días de mi muerte (2007).
Naturaleza muerta con juguetes
el guante pende del cuarto / sin estrenar en lo ignoto / una pelota / una foto / amarilla ya estoy harto / de revivir el infarto
/ de mi inocencia / no rompo / las memorias de aquel trompo / sin curricán reguilete /azul turquí
mi juguete / preferido era aquel trompo /
porque me lo dio mi abuela / ahora sólo queda el lerdo / y truculento recuerdo / como una serpiente en vela / para morder en la escuela / también recordaba a veces / sólo cascaba las nueces / de rocoso ensangrentado / cuando miro hacia el pasado / no descubro más que peces /
fríos corrompidos rotos / los juguetes pasan como / si fueran cuerpos de plomo / agrupados en las fotos / de un álbum gastado hay lotos/ carcomidos en la hirsuta / tristeza que me disputa la memoria todo cabe / en ella quién no lo sabe / la memoria es una puta /
disfrazada de abstinencia / el guante perdió el común / amarillo y el post boom / nos matará por la urgencia / recordar no tiene ciencia / perdóname si me pierdo / en un pasado tan cuerdo/ que se esconde e el presente
yo sólo he tensado un puente / que nos conduce al recuerdo.
retrato de muchachas de pueblo
a kirenia y lizandra
mis dos amigas tiemblan de estar solas / de recordar el tiempo de tenerse / mis dos amigas que al comprometerse / se querrán alejar como las olas /
¿qué será de estas novias-mariposas / hilanderas de ausencia? ¿dónde están / aquellos sueños donde meter pan / vivía con sus novias silenciosas?/
ellas hilan el tiempo en estas ruecas / de su niñez con duendes y muñecas /
¿qué será de estas niñas que olvidaron / los juguetes detrás de las vidrieras? / ¿dónde están los países que inventaron / los silencios los novios las quimeras.? /
¿qué va a ser de estas novias olvidadas / por la pericia de sus novios idos / dos tristezas dos gritos dos olvidos / dos muchachas que están enamoradas /
de los poemas que escribió aladino? / ¿qué será de sus cantos de sirena? / una se esconde en soledades llena / otra se pierde al borde del camino /
¿qué va ser de sus cuentos de sus vidas / como silentes hojas consumidas? /
estas son mis amigas ¿dónde están / las muñecas los duendes las canciones / aquellos nombres entre corazones.? / ¿qué hacer por ellas viejo meter pan?
Retrato de un loco
Un loco está en el portal / que le antecede a la muerte / está esperando la suerte / de ser feliz al final / pobre fantasma inusual / con rostro de no saber / qué partirá hacia el ayer / donde su niñez no estaba / un loco no está y acaba / de volver volver volver / contra toda introspección / hasta el hueco de su edad / hay un loco en soledad / le ha vendido el corazón / a los demonios ¿qué son / sino demonios los miedos? / loco que apuesta sus dedos / a la escarcha que lo agobia / un juguete de la fobia / pobre fantasma sin voz / creyendo llegar a dios / va con la muerte de novia.
Parábola de la fe
Para que existiera el hombre / un dios inventó la fe / paraíso del no sé / ni la realidad ni el nombre / es posible que se escombre / su omnipotenciología / dios no será la utopía / de vivir eternamente / ya está rota la simiente / no existe el séptimo día /
uno cree porque el miedo / es un fantasma enfermizo / uno cree en el paraíso / mas no sale del enredo / la fe es algo que no puedo / negar por mi desventura / dios es solo una escultura / de ilusión y desengaño / la muerte nos hace daño / vivir es una aventura / propuesta por el recuerdo / la fe es solo una estrategia / donde dios se privilegia / mientras yo mismo me pierdo / descubrir que soy un cerdo / camino a la guillotina / proporciona la morfina / para aliviar el error / de dios que nunca es amor / la gran mentira divina /
la gran mentira divina / de sufrir año tras año / tener fe en un cuerpo extraño / justifica la rutina / de extender lo que termina / antes de que el tiempo acabe / la fe no es más que un jarabe / propuesto contra el olvido / la fe es algo tan mentido / que hasta el mismo dios lo sabe
Yoiner Díaz-Rodríguez
(Holguín, 1983). Poeta e investigador. Licenciado en Estudios socioculturales. Miembro de la Escuela Holguinera de la Décima y del club de decimistas de la revista Sendero. Actualmente se desempeña como profesor de filosofía en la Universidad de Holguín Oscar Lucero Moya. Ha obtenido Segundo Premio Primitivo Arcos (2007) y Premio Buscando Nuevas Voces de la Poesía Holguinera (2008), Aparece en el tomo II de la Antología de la décima tanática cubana (2007) y en la multimedia Antología viva de poetas holguineros e invitados (2008).
METAFÍSICA DEL CORPUS.
¿Existe algo inteligible
en medio de la materia?
¿Acaso habrá mayor feria
que algún régimen flexible?
Cada camino irrisible
nos conduce, nos conmina
a una ciudad peregrina
esclava de antagonismos.
¿Quién sobrevive a los ismos
si el ismo nos asesina?
FOTOGRAFÍA
Que la suerte nos esculpa
un futuro. Un sueño atroz
ha silenciado mi voz
cuando menos tengo culpa.
No aceptaré la disculpa,
la estática realidad.
Tener que por soledad
subsumirme ante el presente
y luego bajar la frente
y amar a la libertad.
¡NO! LA SOLEDAD NO ESCOGE.
La engañosa calma del
silencio nos sobrecoge.
¡No! La soledad no escoge
sus inquilinos! ¿Qué cruel?
¿Por qué la Patria en su miel
se ha perdido? Que fatiga:
Tanto pensar me castiga.
Hoy vuelvo a mi quijotesco
andar. Un mundo dantesco
de gritos nos atosiga
Cada día en nuestra huída
nos debemos persignar.
Jamás debemos pensar
en la posible salida
de ser peón y suicida.
¿Debemos sentir dolor
por pensar en el error
del nacimiento? ¿Por qué?
Enlodamos fuerza y fe
pero nos queda el amor.
Osmel de la Cruz Amador
(Cruce de Mir, Calixto García, 1983). Poeta. Actualmente estudia Informática en la Universidad de Oriente. Ha obtenido los premios Encuentro-debate Municipal de Talleres Literarios 1997, 2000, 2001; Concurso Municipal Gustavo Adolfo Bécquer 1998 y Segundo Premio 2000; Gran Premio del Festival Provincial de la FEEM 1999; Premios (poesía y décima) y Segundo Premio (poesía para niños) en Encuentro-debate Municipal de Talleres Literarios 1999; Blancolvido 2001 y 2002; Jornada Municipal de la Cultura (2001); Concurso Emilio Ballagas 2002 y menciones en los concursos La flauta de chocolate (1997), Fiesta Campesina de Velasco 1998 y 1999y Emilio Ballagas (2002). Aparece en Una vasta claridad (2002), Antología de la décima cósmica de Holguín (2003), el estudio La noche octosilábica (2004), la multimedia La décima espinela (2005) y Catálogo de Ediciones Holguín. 1986-2006 (2006). Obra: Testigos de arena (2004).
INSTANCIAS DEL ESTRADO
Cuando andar solo es pecado
nadie sabe lo que dice.
Esta existencia maldice
su rostro desmesurado.
La muchedumbre es gastado
aviso, lo inevitable.
La suerte no es inestable,
la suerte sólo es un vicio.
Se sigue acercando el juicio
y Dios no encuentra un culpable.
CONVALECENCIAS DE LA LUZ
.La bandera iconoclasta
que izarán a media asta
en tu honor.
José Luis Serrano
¿Quién será el iconoclasta
que se roba mis banderas?
Ay de Dios y sus maneras
para no bajar el asta,
esta llovizna no basta
para hacer un compromiso,
este clima es enfermizo
aunque nadie lo pronuncie.
No pido a Dios que renuncie,
sólo que cambie el hechizo.
Nosotros no somos pocos,
habitamos esta endémica
macrosituación polémica
de estar vivos y estar locos.
Somos los pasos barrocos
del camino en que te alejas,
las protuberantes quejas
de los pastores del chiste.
¿Por qué si el baobab existe
nos toca ser las ovejas?
Estamos aquí. No intente
la blasfemia su herejía
ni pretenda la apatía
parecernos diferente.
Camine un tanto prudente,
la vida sí que es sangrienta,
es una imagen violenta
con el rostro deformado
que ahora está tirando el dado
a ver qué historia nos cuenta.
Aún quedan los acertijos
amputando nuestro alarde
cuando el pecho del cobarde
sólo lleva crucifijos.
Nosotros somos los hijos
de una página entreabierta
pero en fin no es tan incierta
la vida que nos protege
de que la muerte nos deje
recados bajo la puerta.
TESTIGOS DE ARENA
Quién dejó a la voz, al eco
cayendo sin una pista
como la vieja conquista
clavada en un árbol seco
de orgullo. Todo fue un hueco
en el pecho, una añoranza.
Todo fue una simple andanza
de los puñales, del mito
y en el espacio de un grito
se suicidó la venganza.
Hubo testigos de arena,
un libro de Napoleón
y alguna extraña canción
buscando una historia ajena
de recuerdos. ¿Quién condena
a la edad? Nos invalidan.
¿Quién pudo decir impidan
y no lo dijo? ¿Quién toca?
¿Díganme quién se equivoca?
Los niños no se suicidan.
CRUCIFIXIÓN
Llevo este rostro encendido,
este aliento milenario
y este falso sagitario
con que nací. Nada pido,
nada le dejo al olvido,
hasta de volver me abstuve.
¿Por qué la madera sube
a apuñalarme en la sombra
y por qué el cielo me nombra
si yo no soy un querube?
¿Dónde quedan las esquinas
de esta casa certidumbre
maldecida por la herrumbre
y mi corona de espinas?
Vengo de templos y ruinas
a los caminos profanos
cuando sombras y tiranos,
por incidencias del ego,
están encendiendo el fuego
y lavándose las manos.
¿Por qué se pierde la piel
al doblar cada estación
y tenemos la misión
de una suerte de papel?
¿Por qué no endulza la miel?
Muero, vivo, me desvisto
de este mundo. Vuelvo, existo
como ser humano. Siento,
Y pregunto sin aliento
¿por qué me tocó ser Cristo?
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