Donde se Aprende del Juego Brusco con los Niños, y de sus Problemas, de la Formación de un Síntoma Neurótico, del Maltrato Personal y del Abuso Sexual (página 2)
Enviado por Felix Larocca
Alex
Alex se quejaba, a su madre, con amargura, de los comportamientos de su padre, Dino (no su nombre), quien a menudo, lo apretara contra su cuerpo, causándole dolor. O quien en otras ocasiones le daba besos en el oído, chupándolo, introduciéndole la lengua en el canal auditorio, mientras le preguntaba con ojos de lujuria: "¿Te gustó eso que te hice?" — sexo oral, sin dudas.
La mamá de Alex le explicaba, para responder a las quejas que el niño, de diez años, le trajera, que el padre lo hacía igualmente con ella — algo que le disgustaba y que al padre parecía proporcionarle placer.
"Lo hace para embromar". Explicaba ella.
Esta "broma" que dimite ligeramente la mamá de Alex, es una expresión del erotismo mal encauzado.
Los niños, en sus juegos inocentes practican la estimulación sexual entre ellos. El juego de "doctor" es ubicuo universalmente, en sus muchas permutaciones; no siendo necesario que se le añada la carga del remordimiento de la provocación de los instintos sexuales que el adulto estimula en el niño, en nombre del cariño.
¿Por qué juegan los niños?
Los niños juegan, porque con el uso de sus fantasías logran el ensayo de comportamientos futuros que están en el proceso de evolución en sus vidas inmaduras.
El juego asimismo permite apaciguar ansiedades y miedos, ya que deja creer que uno es fuerte, capaz, invulnerable y omnipotente, amén de omnisciente, entre otras facultades.
El juego supervisado enseña al niño a ser justo, a aceptar tomar turnos, a expresar apreciación y portarse como persona educada, de buenos modales.
Aquí ofrecemos algunos ejemplos…
Una paciente recibe una llamada de una compañera de trabajo cuya manera de comunicación le aparenta desdeñosa y altiva. Le recuerda de modo irritante, el estilo con que su mamá la trata. Habiendo permitido que la conocida la interrogue y ponga en duda su juicio en el manejo de asuntos muy personales, hechos que su mamá también cuestiona. La paciente impulsivamente, rompe su dieta y se da una hartura de pudín de chocolate — comportamiento que es sintomático y diagnóstico a la vez.
Camino al trabajo, olvida pagar la cuenta del teléfono. El que será cortado — así asegura que no recibirá otras llamadas…
Un niño, en el periodo de Edipo, frustrado por la indiferencia de su padre, a quien admira y teme. Busca solaz en la identificación sexual con la madre. Usa las vestimentas y las prendas de ella para sentirse deseado y para sentirse feliz. De saberlo el papá, lo castigaría por ser homosexual. Que no lo es…
Nuestro propósito, al describir la existencia de la sexualidad infantil y la formación de síntomas neuróticos por ésta generados, es el de alertar a los padres que son responsables, de que los juegos de contactos con los niños no son juegos tan inocentes, como pueden aparentar, y que la estimulación erótica siempre es posible, aun entre los participantes más improbables.
El caso de Vicente, el policía amistoso
Vicente pertenecía al cuerpo policial del Condado de una ciudad de tamaño considerable en el Medio Oeste de los Estados unidos. Sus aptitudes como hombre de 31 años y de carácter amistoso, lo hicieron candidato para ser aceptado en la sección de Asistencia Juvenil en su equipo policial.
Cuando pidiera un trabajo como consejero en una institución dedicada al tratamiento de niños con trastornos emocionales; las hermanas religiosas que dirigieran el centro lo acogieron con entusiasmo, llamándolo: "enviado por Dios".
¿Enviado por Dios? Quizás sí… quizás no…
Este centro operaba en los años sesentas y formaba parte de un proyecto que un grupo de académicos iniciáramos, determinados a encontrar métodos de terapia que se apartaran, y que fueran más eficaces que los tradicionales — derivados del Child Guidance Movement de Norteamérica.
El Child Guidance Movement, tuvo su comienzo en los años 1920s, como arma terapéutica de las Cortes Juveniles norteamericanas, cuyos fines eran tratar de ofrecer orientación, terapia y asistencia a los tantos jóvenes con tendencias delincuentes de esa nación.
Como la etiología de la delincuencia era, y permanece, desconocida; y como tampoco puede soportarse la idea de que constituye una enfermedad emocional. Proveer tratamiento para el niño con tendencias antisociales resultaba y resulta ser un proceso costoso y frustrante.
Nosotros creíamos que métodos psicopedagógicos que utilizaran la escuela para promover el éxito personal, el aumento de la autoestima, la competencia social y deportiva y que involucrara los sistemas de soporte familiares, serían los más efectivos, si se utilizaban en tándem. Basados en esas ideas fuimos responsables por introducir el primer centro utilizando esa modalidad de tratamiento. El centro aun existe y se conoce como Child Center of Our Lady of Grace.
Vicente, como tantos sacerdotes, líderes de scout, entrenador atlético y muchas de las personas que dicen profesar una afección extraordinaria hacia los niños, y cuya compañía ellos disfrutan, tenía en mente designios menos pedagógicos y más prosaicos — su interés real era la "educación sexual", por precepto, del niño.
Antes de que esta "educación" comenzara, un consejero alerta, decidió notificar a los directores del programa, cuando Vicente, sin autorización alguna, convocara una reunión de los pacientes en residencia, para ofrecerles su versión privada, y a la vez gráfica, de este tipo de conocimiento.
Lo que nos trae al tema de los estreses postraumáticos y al abuso sexual de los niños
El abuso sexual de los niños es proteico en sus manifestaciones. Los seres indefensos han sido la presa predilecta de algunas personas perversas que en lugar de buscar satisfacciones sexuales con seres adultos, prefieren a los niños porque son más vulnerables. El abuso sexual del niño, no se limita a la estimulación sexual, como la que, el padre de Alex (nombres ficticios), practica en el nombre de su picardía y jocosidad con el hijo — sino que puede manifestarse en una variedad de guisas de apariencias inocuas.
Cuando un niño/niña le confía a un adulto que ha sufrido abusos sexuales, el adulto puede sentirse muy incómodo y puede no saber qué decir o hacer. Se deben seguir las siguientes sugerencias para responderles a los niños que dicen haber sido abusados sexualmente:
Qué Decir
Si el niño de alguna manera indirecta indica que ha sufrido abuso sexual, aliéntelo a hablar libremente de lo que le sucede. No haga comentarios pasando juicio.
- Demuéstrele que usted lo comprende y que toma muy en serio lo que diga. Los psiquiatras de niños y adolescentes han encontrado que los menores que tienen quien los escuche y comprenda reaccionan mejor que los que no lo tienen. La respuesta a la revelación de abuso sexual es crítica para la habilidad del niño poder resolver y sanarse del trauma del abuso sexual.
- Asegúrele al niño que hizo bien en compartirlo. Si el niño tiene una relación cercana con el que lo abusa, se sentirá culpable por revelar el secreto. El niño se sentirá aterrado si se le ha amenazado con hacerle daño a él o a su familia como castigo por divulgar lo disimulado. Hay que asegurarlo que usted, nada dejará que le suceda.
- Dígale al niño que él/ella no tiene la culpa por lo que ha sucedido. La mayoría de los niños tratando de hacer algún sentido del abuso piensan que ellos fueron la causa del atentado o se imaginan que es un castigo por cosas malas (reales o imaginarias) que hicieron.
- Finalmente, ofrézcale protección al niño, y prométale que hará de inmediato todo lo necesario para que la situación termine.
Qué Hacer
Informe cualquier sospecha de abuso sexual. Si el abuso ocurre en la familia, repórteselo a la Agencia de Protección Infantil (Child Protection Agency) local.
Si el abuso ocurre fuera de la familia, infórmeselo a la policía o a la oficina del fiscal de su distrito (district attorney's office). Los individuos que informan de buena fe los abusos están inmunes de ser procesados judicialmente.
La agencia que recibe el informe conducirá una investigación y tomará la acción necesaria para proteger al niño/niña.
Los padres deben de consultar con su pediatra o médico de familia, quien podrá referirlos a un médico que se especialice en la evaluación y el tratamiento del abuso sexual. El médico que examine al niño podrá evaluar su condición y dar tratamiento a cualquier problema físico causado por el abuso — podrá también obtener evidencia que ayudará a proteger al niño y le asegurará que todo está bien.
El niño/niña que ha sido abusado sexualmente deberá someterse a una evaluación psiquiátrica por un psiquiatra de niños y adolescentes o por otro profesional de la salud mental calificado para determinar cómo le ha afectado el abuso sexual y así determinar si necesita ayuda profesional para superar el trauma resultante. El psiquiatra de niños y adolescentes también puede ayudar a otros miembros de la familia que puedan estar afligidos por el evento infortunado.
"Yo soy malo, muy malo…"
Aunque una gran parte de las acusaciones de abuso son verdaderas, puede haber acusaciones falsas en casos de disputas sobre la custodia infantil o en otras situaciones. El padre de Alex se distinguiría en este respecto, obteniendo justificaciones obtenidas por oficio de abogados prostituidos.
En algunas ocasiones la corte puede pedirle a un psiquiatra de niños y adolescentes que le ayude a determinar si el niño/niña está diciendo la verdad, o si le hará daño prestar testimonio en corte acerca del abuso.
Cuando el niño/niña tiene que testificar, se pueden tener consideraciones especiales (tales como el uso del video para grabar el testimonio, pausas frecuentes, la exclusión de espectadores o la opción de no tener que mirar al acusado) las cuales logran que la experiencia produzca menos estrés.
Los adultos, dada su madurez y conocimiento, siempre son los culpables en los casos de abuso. Nunca se le debe de echar la culpa al niño si ha sido abusado.
Cuando el niño hace una confidencia a alguien acerca del abuso sexual, es importante darle apoyo y cariño. Este es el primer paso para ayudar al niño a que restablezca su confianza en los adultos.
Ahora, hablaremos del abuso físico y del emocional
Las estadísticas acerca del maltrato físico de los niños son alarmantes. Se estima que cientos de miles de niños han recibido injurias y maltrato a manos de sus padres o parientes. Miles mueren. Los que sobreviven el abuso, viven marcados por el trauma emocional, que perdura mucho después de que los moretones físicos hayan desaparecido. Las comunidades y las cortes de justicia reconocen que estas heridas emocionales ocultas pueden ser tratadas. El reconocer y dar tratamiento inmediato es importante para minimizar los efectos a largo plazo causados por la crueldad o maltrato físico.
Los niños que han sido abusados pueden exhibir:
- una pobre auto estima
- reactuación del acto sexual forzando a otros niños a repetirlo
- incapacidad para depender de, confiar en, o responder, sin sospechas, a otros
- conducta agresiva, problemas de disciplina y, a veces, comportamiento antisocial
- encono y rabia sin razón
- comportamiento auto-destructivo o auto-abusivo, pensamientos suicidas
- pasividad y comportamiento retraído
- miedo de establecer relaciones nuevas o de comenzar actividades nuevas
- ansiedad vagas y miedos generalizados
- problemas en la escuela o fracaso escolar
- sentimientos de tristeza u otros síntomas de depresión
- visiones de experiencias ya vividas y pesadillas
- abuso de drogas o de alcohol
Echar un niño de la casa y hacerlo partícipe de los problemas maritales con el otro cónyuge es típico del narcisito patológico, que ejemplifica Dino, quien acusaba sin razón y sin derecho; al varón de ser estúpido y a la hembra de ataviarse para jugar tenis con el deseo de exhibirse sexualmente a otros. Usaría esta excusa para arrojar a los niños a la calle, sin protección, en medio de la noche.
A menudo el daño emocional severo a los niños maltratados no se refleja hasta la adolescencia, o aún más tarde, cuando muchos de estos niños lastimados se convierten en padres abusivos y comienzan a agredir a sus propios hijos. Un adulto que fue abusado de niño tiene mucha dificultad para establecer relaciones personales íntimas. Estas víctimas, tanto hombres como mujeres, pueden tener problemas para establecer relaciones cercanas, para establecer intimidad y confiar en otros al llegar a adultos. Están expuestos a un riesgo mayor de ansiedad, depresión, abuso de substancias, trastornos del comer, enfermedades médicas y problemas en la escuela o en el trabajo. Sin el tratamiento adecuado el daño puede perdurar de por vida.
La identificación y el tratamiento a tiempo son importantes para minimizar las consecuencias del abuso a largo plazo. Los psiquiatras de niños y adolescentes proveen evaluación comprensiva y cuidado para los niños que han sido abusados. Pueden ayudar a la familia a aprender nuevas formas de darse apoyo y de comunicarse los unos con los otros. Mediante el tratamiento, el niño maltratado comienza a recuperar su sentido de confianza en sí mismo y en otros.
Las palizas no son el único tipo de maltrato infantil. Muchos niños son víctimas de abandono, de abuso sexual o de abuso emocional. En todos los tipos de abuso infantil, el niño y la familia pueden beneficiarse de una evaluación comprensiva y del cuidado de un psiquiatra de niños y adolescentes.
Síndrome de Munchausen por poderes
Munchausen, el mitómano
Es una forma de abuso infantil en la que uno de los padres induce en el niño síntomas reales o aparentes de una enfermedad inexistente.
Este trastorno casi siempre involucra a una madre, raramente a un papá, que abusa de su niño buscándole, o para sí misma/o o para él, atención médica innecesaria. Se trata de un síndrome raro, poco comprendido cuya causa es desconocida.
La madre puede simular síntomas de enfermedad en su niño añadiendo sangre a su orina o heces, dejando de alimentarlo, falsificando fiebres, administrando subrepticiamente eméticos o catárticos para simular vómitos o diarrea. También puede usar otras maniobras como infectar las líneas intravenosas para que el niño aparente o en realidad esté enfermo.
Estos niños suelen ser hospitalizados por presentar grupos de síntomas que no parecen ajustarse a enfermedad clásica alguna. Con frecuencia, a los niños se les somete a exámenes, cirugías u otros procedimientos dolorosos e innecesarios.
En el hospital, la madre es muy colaboradora y apreciada por el personal de enfermeras por el cuidado que le proporciona al niño. Comúnmente se la ve como devota y de una abnegación poco común, lo que hace poco probable que el personal médico sospeche el diagnóstico real.
Sus visitas frecuentes también le dan fácil acceso para poder inducir más síntomas. Los cambios anormales en el examen físico o nunca son presenciados por el personal del hospital, pero casi siempre ocurren en presencia de la madre.
El síndrome de Munchausen ocurre por problemas psicológicos del adulto y es generalmente un comportamiento que busca llamar la atención de los demás. Sin embargo, el síndrome puede atentar contra la vida del niño involucrado ya que este comportamiento inusual puede llegar hasta el punto de daño físico grave e incluso la muerte.
Síntomas
Signos y exámenes
- Los síntomas del niño no se ajustan a ningún cuadro de enfermedad clásica o no concuerdan entre sí.
- Los síntomas del niño mejoran en el hospital pero recurren al regresar al hogar.
- La sangre en las muestras de laboratorio no concuerda con el tipo de sangre del paciente.
- Evidencias inexplicables de drogas o sustancias químicas en el suero, en las heces o en la orina.
- Comportamiento excesivamente atento y "porfiado" de la madre o el padre, lo cual puede levantar sospechas a la luz de otros hallazgos.
- A menudo, la persona está involucrada en un campo de la salud, como la enfermería.
Tratamiento
Una vez reconocido el síndrome, es necesario proteger al niño y retirarlo del cuidado directo de la madre o padre, a quien se le debe ofrecer ayuda más que acusarlo.
Dado que esta es una forma de abuso infantil, se debe notificar del síndrome a las autoridades. Lo más probable es que se recomiende terapia psiquiátrica para el padre o madre involucrados. Sin embargo, dado que este trastorno es raro se conoce muy poco sobre tratamientos efectivos.
Pronóstico
Este es un trastorno difícil de tratar en los padres y del cual se tiene poca información sobre los mejores tipos de cuidados y sus resultados. Generalmente, puede requerir años de apoyo psiquiátrico.
Los niños pueden necesitar atención médica para tratar las lesiones recibidas y atención psiquiátrica para manejar condiciones como depresión o ansiedad que puedan ser provocados por el abuso. Algunos niños pueden morir de infecciones o de otras lesiones infligidas por los padres que sufren este síndrome.
Complicaciones
El niño puede presentar complicaciones de lesiones, infecciones, medicamentos, cirugías o exámenes. El riesgo de complicaciones psicológicas como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y otros aumentan en los sobrevivientes del maltrato infantil.
El Trastorno Afectivo Estacional
El trastorno afectivo estacional (su sigla en inglés es SAD) es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por depresión en relación con una determinada estación del año, especialmente el invierno. Sin embargo, el SAD no suele describirse como un trastorno separado del estado de ánimo sino como una especie de "indicador" que hace referencia al patrón estacional de los episodios de depresión que pueden suscitarse dentro del espectro del síndrome maníaco depresivo.
El SAD es un diagnóstico clínico aceptado globalmente por la comunidad médica. Norman E. Rosenthal, Jefe de la División de Psiquiatría Ambiental del Instituto Nacional de la Salud Mental (National Institute of Mental Health), que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud (National Institutes of Health), es el investigador a quien se le atribuye el descubrimiento del trastorno afectivo estacional.
El síndrome, normalmente aparece durante la etapa adulta (la edad promedio de aparición es alrededor de los 23 años) y se presenta en las mujeres con una frecuencia cuatro veces mayor que en los hombres. Según la Asociación Nacional de la Salud Mental (National Mental Health Association); aproximadamente el 25 por ciento de la población norteamericana sufre de SAD leve durante el invierno y casi el 5 por ciento padece una forma más severa de este trastorno.
Síntomas
Se han identificado dos patrones estacionales de síntomas del SAD: un tipo de aparición otoñal, también llamado "depresión invernal", en el que los principales episodios depresivos comienzan hacia fines del otoño y primeros meses del invierno y desaparecen durante los meses de verano, y un tipo de aparición primaveral, también llamado "depresión estival", en el que el episodio depresivo comienza hacia fines de la primavera y primeros meses del verano. A continuación, se enumeran los síntomas más comunes del SAD. Sin embargo, cada individuo puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:
- Insomnio por las noches y somnolencia diurna.
- Irritabilidad.
- Fatiga o nivel de energía disminuido.
- Mengua del deseo sexual.
- Menor capacidad de concentración.
- Dificultad para pensar con claridad.
- Aumento del apetito, especialmente de comidas dulces e hidratos de carbono que provocan aumento de peso.
Los síntomas del SAD pueden parecerse a los de otras condiciones psiquiátricas. Por ello es importante buscar ayuda profesional si se sospecha esta condición.
Etiología
Se cree que la menor cantidad de horas de luz solar en los países fríos es una de las causas del SAD, y este elemento se encuentra bajo investigación clínica.
Tratamiento:
El tratamiento específico del SAD será determinado por su médico basándose en lo siguiente:
- Edad, estado general de salud e historia médica de quien lo sufre.
- Qué tan avanzada está la enfermedad.
- La tolerancia del individuo a determinados medicamentos, procedimientos o terapias.
- Las expectativas clínicas para la progresión de la enfermedad.
Los tratamientos para la "depresión invernal" y la "depresión veraniega" suelen diferir, y pueden incluir alguno o una combinación de los siguientes:
- Terapia con luz.
- Medicamentos antidepresivos.
- Psicoterapia.
Fin de la lección
Bibliografía
Se suministra a petición.
Dr. Félix E. F. Larocca
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