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Principios higienicos sanitarios en granjas avicolas


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Monografía destacada
  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Generalidades
  4. La bioseguridad en la avicultura
  5. Características generales de los programas
  6. Bibliografía

Resumen

Las enfermedades infecciosas son uno de una serie de factores que pueden afectar el desempeño de las parvadas. Las prácticas de la industria moderna tales como los estrictos programas de higiene en las incubadoras, las vacunaciones generalizadas, el uso de aditivos alimenticios y las precauciones de bioseguridad han evolucionado para proveer una defensa, en la mayoría de los casos, contra las pérdidas graves causadas por estas enfermedades. Sin embargo, los avicultores deben seguir en guardia contra los brotes de enfermedades infecciosas. La bioseguridad es la mejor defensa contra las enfermedades y es parte indispensable del manejo. Literalmente se refiere a la protección de la vida y técnicamente se considera como el sentido común bien informado en todos aquellos procedimientos zoosanitarios que se aplican en forma lógica para prevenir la entrada y la propagación de los agentes causales de las enfermedades en la población animal en un ecosistema dado. Garantiza bienestar a la economía animal para que los mismos expresen su potencial genético productivo. Su objetivo es mantener la salud.

Introducción

La cría de aves constituye a escala mundial, uno de los principales renglones en la producción pecuaria, caracterizándose por una renovación constante y el surgimiento de nuevos productos y tecnologías más perfectas. La avicultura es sin lugar a dudas, una de las ramas que más ha evolucionado, tal vez, debido a su constante necesidad de buscar una vía rápida y segura para garantizar una fuente proteica de alto valor biológico a la población.

La eficiencia de la ponedora, depende del buen manejo y profilaxis que haya recibido desde la etapa de inicio-reemplazo. Para obtener óptimo resultados en la producción de huevos se debe garantizar a las pollonas un óptimo manejo en las primeras semanas de vida.

Las enfermedades infecciosas son uno de una serie de factores que pueden afectar el desempeño de un lote. Las prácticas de la industria moderna tales como los estrictos programas de higiene en las incubadoras, las vacunaciones generalizadas, el uso de aditivos alimenticios y las precauciones de la bioseguridad han evolucionado para proveer una defensa, en la mayoría de los casos contra las perdidas graves causadas por estas enfermedades.

Dentro de las principales enfermedades entéricas de las gallinas domésticas podemos encontrar: colibacilosis, coccidiosis y salmonelosis. La colibacilosis y la salmonelosis pueden ser transmitidas desde la planta de incubación a las instalaciones donde se crían los animales, debido a que estos agentes están dentro del huevo y el pollito cuando nace ya está infectado (transmisión vertical) además por vía horizontal siendo la vía oral la más frecuente. Estas entidades producen altas mortalidades en las primeras semanas de vida, mientras que la coccidiosis se adquiere en el medio a través de la ingestión de los ooquistes, esta produce baja mortalidad con retardo del crecimiento y mala conversión. Para mantener un control de las mismas es necesario mantear un buen programa de bioseguridad.

La bioseguridad es el conjunto de prácticas de manejo diseñadas para prevenir la entrada y transmisión de agentes patógenos que puedan afectar la sanidad en las granjas animales. La bioseguridad es una parte fundamental de cualquier empresa avícola ya que proporciona un aumento de la productividad de los animales y un aumento en los rendimientos económico. Bioseguridad, la serie de medidas designadas a proteger a la población contra agentes infecciosos transmisibles, ahora es considerada indispensable en la industria avícola. Aunque los beneficios de las medidas de bioseguridad se han reconocido por largo tiempo, el hecho es que nuevas enfermedades recurrentes están presentes en la industria avícola hoy día.

Generalidades

Las enfermedades infecciosas son uno de una serie de factores que pueden afectar el desempeño de las parvadas. Las prácticas de la industria moderna tales como los estrictos programas de higiene en las incubadoras, las vacunaciones generalizadas, el uso de aditivos alimenticios y las precauciones de bioseguridad han evolucionado para proveer una defensa, en la mayoría de los casos, contra las pérdidas graves causadas por estas enfermedades. Sin embargo, los avicultores deben seguir en guardia contra los brotes de enfermedades infecciosas.

En las granjas avícolas se encuentran cuatro categorías básicas de enfermedades infecciosas. Están clasificadas de acuerdo a los organismos que causan las enfermedades, como virales, bacterianas, fúngicas o parasíticas. Algunas de las categorías están representadas únicamente por unas cuantas especies o cepas significativas, mientras que otras por varias o muchas. Los virus sólo se pueden reproducir dentro de los pollos, mientras que la mayoría de las especies de hongo y bacterias se pueden reproducir tanto en el ambiente como en el ave. Los parásitos deben salir del huésped para concluir su ciclo de vida en la cama y entonces poder volver a infectar a otras aves. Los virus en particular, y la mayoría de las bacterias, son contagiosos y pueden moverse directamente de ave en ave. Esto no sucede con las infecciones por hongos o parásitos. Las infecciones causadas por hongos se encuentran principalmente en los pollitos jóvenes, mientras que todas las otras categorías pueden infectar a los pollos en cualquier edad.

Solo los análisis de laboratorio pueden proporcionar un diagnóstico confiable de las enfermedades específicas. Algunas enfermedades infecciosas producen signos o síntomas únicos, pero muchas no. Además, algunos síntomas pueden surgir por causas múltiples. Lo que los avicultores pueden y deben hacer es mantener observación meticulosa de la parvada del comportamiento de las aves. Si surgen anormalidades, usualmente se puede identificar la categoría general del problema de enfermedad. Se puede tomar entonces medidas para suprimir o al menos limitar la propagación del problema de enfermedad.

Se requiere un manejo y prácticas sanitarias dirigidas a reducir el número de estos organismos en el ambiente donde viven las aves. Además, la reducción de los factores estresantes y otros agentes patógenos pueden reforzar su habilidad para defenderse contra infecciones. El suministro de ventilación adecuada, buenas condiciones de cama y enjaulado, de equipos bien limpios y desinfectados, además de alimentos y agua de buena calidad, mejoran el estatus de resistencia de las aves a las enfermedades. El avicultor debe evitar la sobrepoblación, el estrés ambiental, como frío o exceso de calor, y el estrés durante el manejo y la vacunación, durante los períodos en que están sometidas a otras condiciones estresantes. El buen manejo de los huevos, de las incubadoras y la implementación de un buen programa sanitario es necesario para reducir las exposiciones tempranas de los pollos y pollonas a agentes patógenos causantes de enfermedades. Siempre se ha dicho que, aún bajo condiciones ideales se pueden tener problemas con algunas variedades de patógenos.

La mayoría de las bacterias son oportunistas por naturaleza y pueden infectar al pollo a través de cualquier punto de entrada y después invadir gran variedad de tejidos u órganos. Con regularidad, los síntomas producidos por las infecciones bacterianas no son únicos en su género y su identificación exacta de un diagnóstico por laboratorio. Las infecciones masivas, que son raras, pueden producir una infección generalizada entre distintos tejidos y órganos, resultando en mortalidad, a menudo con un olor extremadamente pútrido. El buen manejo de la cama y la eliminación de las aves muertas tan pronto como sea posible, son medidas eficaces para evitar o limitar los problemas causados por estas bacterias. Además la baja humedad de la cama, la higiene del agua, las temperaturas adecuadas de crianza y los sistemas de bebederos son eficaces para la reducción de las enfermedades en la granja. Dentro de este grupo tiene mayor incidencia en la etapa de inicio y fundamentalmente en las primeras semanas, la colibacilosis y la salmonelosis.

La Colibacilosis origina una septicemia aguda fatal o una pericarditis subaguda e inflamación de los sacos aéreos. Es una enfermedad generalizada frecuente que tiene repercusiones económicas importantes en las aves de granja y que se observan en todo el mundo. Estos brotes originan una elevada mortalidad y se trasmiten fundamentalmente por vía horizontal a través de material contaminado con heces fecales, en la incubadora y por el desencadenamiento de factores estresantes.

La salmonelosis es contagiosa de curso agudo o crónico, caracterizada por diarreas blanquecinas pertinaces y alta mortalidad producida por varios serogrupos del género de salmonellas, estas tiene una gran repercusión en la salud pública, debido a que los alimentos contaminados pueden ser una fuente de infección para el hombre.15 Dentro de los géneros más adaptados a las aves encontramos la S. pullorum y S. gallinarum.

Dentro del grupo de las parasitarias hay un solo tipo que tiene mayor importancia económica en la crianza de aves, la coccidia, la cual parasita las células epitelio intestinal. Su mayor impacto sobre el crecimiento, la eficiencia del alimento y la coloración de la piel. Los parásitos sobreviven en la cama en forma de quistes muy resistentes, y la infección ocurre cuando las aves picotean la cama. Los síntomas son variables, la mortalidad es baja. El manejo del agua y de la cama, especialmente evitando la humedad de esta, son medidas muy eficaces para reducir las pérdidas por esta entidad.

El manejo de la parvada para eliminar el estrés, mantiene a las aves saludables y previene que las enfermedades de bajo nivel absorban la energía del alimento destinada al crecimiento, por lo que debe mantenerse un estricto control sobre los programas de alimentación y bioseguridad.

La bioseguridad es la mejor defensa contra las enfermedades y es parte indispensable del manejo. Literalmente se refiere a la protección de la vida y técnicamente se considera como el sentido común bien informado en todos aquellos procedimientos zoosanitarios que se aplican en forma lógica para prevenir la entrada y la propagación de los agentes causales de las enfermedades en la población animal en un ecosistema dado. Garantiza bienestar a la economía animal para que los mismos expresen su potencial genético productivo. Su objetivo es mantener la salud.

El concepto de bioseguridad en una explotación ganadera hace referencia al mantenimiento del medio ambiente libre de microorganismos o al menos con una carga mínima que no interfiera con las producciones animales. Podemos definir el concepto de bioseguridad como el conjunto de prácticas de manejo que van encaminadas a reducir la entrada y transmisión de agentes patógenos y sus vectores en las granjas animales. Las medidas de bioseguridad están diseñadas para prevenir y evitar la entrada de agentes patógenos que puedan afectar a la sanidad, el bienestar y los rendimientos técnicos de las aves. La bioseguridad, en nuestra opinión, es la práctica de manejo más barata y más segura para el control de las enfermedades. Ningún programa de prevención de enfermedades puede obviar un plan de bioseguridad.

La bioseguridad en la avicultura

  • Bioseguridad

Muy diversas son las formas que pueden encontrarse para definir el concepto de Bioseguridad pero, esencialmente debe comprenderse como un conjunto de programas y medidas sanitarias y del manejo diseñadas con el objetivo primordial de distribuir de manera significativa la inevitable exposición de los animales agentes infecciosos y a depredadores naturales.

Otros autores definieron que la bioseguridad operacional es el conjunto de prácticas de manejo que, cuando son seguidas correctamente, reducen el potencial para la introducción y transmisión de microorganismos patógenos y sus vectores a las granjas y dentro de las mismas. Es una parte integral de la estructura y manejo de una empresa dirigida a alimentar los ingresos de la operación. Los procedimientos de bioseguridad deben estar en combinación con una efectiva desinfección y un programa de vacunación y medicación con el objetivo común de reducir la carga microbiana a niveles no infecciosos. Por desinfección se entiende proceso que reduce el número de organismos patógenos, pero no necesariamente las esporas bacterianas, a un nivel que no es dañino para la salud.

La bioseguridad es un término general que describe la limitación al desafío de la enfermedad, incluyendo lo siguiente; según varios autores.

  • Todo dentro – todo fuera: Está norma de alojamiento necesita una regla de solo un lote de edad en las granjas de crianza. Los países que han adaptado este sistema han aprendido, por duras experiencias, que esta es la necesidad más básica de la bioseguridad. Entre cada lote de aves, la limpieza y la desinfección deben llevarse a cabo.

  • Personal: El personal solo debe trabajar en una sola granja; donde no sea así debe bañarse y cambiarse antes de que entre a trabajar en otro lugar. Los tapetes para la desinfección del calzado se requieren en los accesos a las casetas, deben estar protegidas del sol y la lluvia y renovarse con frecuencia.

  • Visitas: Las visitas al lote deben ser estrictamente limitadas en número y sujetas a la misma disciplina del personal de la granja. Los choferes repartidores de alimentos o recolectores de huevo no deben entrar a las casetas.

  • Aves silvestres: Estas aves deben ser excluidas de las casetas, los silos y otros edificios auxiliares, ya que son portadoras de muchas enfermedades.

  • Roedores: Estos no deben ser excluidos, sino que debe implementarse un sistema de erradicación permanente con un programa de veneno; gatos y perros no deben ser permitidos en las casetas porque son portadores de enfermedades.

  • Insectos y Ácaros: Algunos insectos y ácaros son parásitos portadores de enfermedades y se requiere un programa para su control.

  • Construcciones: Los materiales deben ser fáciles de limpiar, de lavar y desinfectar. Son esenciales las superficies lisas y pisos de concreto.

Si bien la meta máxima sería la de no permitir el acceso de patógenos a los animales o no llevar éstos a lugares en los cuales existan agentes infecciosos o depredadores, es preciso reconocer que ello no solo es factible en condiciones generales de explotación, sino que tampoco resulta deseable eliminar completamente la exposición a patógenos. El objetivo por tanto es mantener un control selectivo sobre los gérmenes a que puedan quedar expuestos los animales, lo cual por demás resulta indispensable cuando consideramos a determinadas enfermedades con tremendo impacto económico y en la salud pública.

Características generales de los programas

El programa de bioseguridad debe ser balanceado, o sea que debe tener el mismo nivel o rigor en todos los aspectos y objetivos de una compañía o granja. Debe ser práctico, lo que quiere decir compuesto por medidas cumplibles. El personal de las granjas u otros centros deben comprenderlos de esta forma se convierten en participantes activos de la política de bioseguridad. La administración y los supervisores deben ser ejemplos positivos para prevenir la entrada de enfermedades.

Los programas de bioseguridad para asegurar su efectividad deben ser desarrollados en relación con las enfermedades que ocurren en un área, tomando en consideración el tamaño y las proyecciones de la operación y la estructura de los costos. Los propietarios, administradores y técnicos deben evaluar constantemente la bioseguridad en razón de los cambios que puedan ocurrir en la situación sanitaria. La experiencia de diversos brotes de enfermedades epizoóticas graves han puesto en evidencia las deficiencias en cuanto a las medidas de protección y operaciones, así como el costo que implica la demora en implementar contra medidas en la zona de la emergencia que debían enfrentar. En la actualidad los veterinarios deben dirigir sus esfuerzos para el control de las enfermedades más hacia las prácticas de bioseguridad y depender cada vez menos de las vacunas y/o antibióticos.

La aplicación de los conceptos de la bioseguridad pueden ser incorporados en tres fases consecutivas del proceso de dirección de las unidades avícolas.

  • Cuando se planifican o diseñan nuevas unidades: la micro localización, orientación, movimiento del alimento, de los productos y del rebaño deben ser predeterminados y evaluados con criterio de bioseguridad para obtener óptimos resultados.

  • En los momentos que se decide realizar aplicaciones o reparaciones capitales, lo cual ofrece la oportunidad de corregir las deficiencias previas en materia de bioseguridad.

  • Al determinarse elevar el nivel de bioseguridad de las granjas de forma individual o de una empresa en general, ocasión en la que deben ser modificados ciertos procedimientos de manejo mediante inversiones para corregir las deficiencias e insuficiencias prevalecientes.

Todo programa de bioseguridad tiene que ser necesariamente racional y por ende basarse en un concienzudo estudio técnico de los riesgos, resulta evidente que estos no tienen el mismo valor en cuanto a la aparición de las enfermedades, ni las consecuencias de ellas resultan similares en las aves de crianza intensiva, semi – intensivas y en las intensivas, por lo tanto las medidas que se exigen en una u otras deberán estar adecuadas a la realidad.

Plantean que el primer paso hacia un programa eficaz de bioseguridad lo tiene que dar la administración, pues seleccionar y administrar el mejor programa, es la responsabilidad de la gerencia y está a la vez debe concientizar al personal que trabaje en las granjas. Un programa exitoso depende mucho de que tan confiable sea el personal y que esté lleve a cabo fielmente las tareas necesarias. Para que sea más fácil se recomienda simplificar procedimientos y usar un número reducidos de productos de bioseguridad. El segundo paso consiste en un programa efectivo de vacunación. Al proveer a las pequeñas aves de inmunidad adicional. El tercer pasó y quizás el más importante, es seleccionar el desinfectante adecuado. Francamente, el fundamento de todo programa de bioseguridad se constituye sobre la base de la efectividad del desinfectante que se usa. La clave está en que el desinfectante funcione en las condiciones reales de la granja, que tenga capacidad de eliminar el mayor número de microorganismos patógenos y que además, ofrezca el máximo control residual posible. Hay que hacer énfasis especial en las siguientes áreas específicas.

  • 1. Eliminar virus, bacterias y mohos de las superficies donde se aplique el desinfectante.

  • 2. Eliminar virus, bacterias y mohos del aire por medio de nebulización / fumigaciones.

  • 3. Eliminar virus, bacterias y mohos del cascarón del huevo.

  • 4. Evitar que el hombre sea el transmisor de las enfermedades, por medio de una bioseguridad estricta y duchas con producto de diseño y formulación especial para la higiene del personal de las distintas granjas.

Aspectos a considerar en un programa

Tráfico: Es una de las principales fuentes de enfermedades, siendo las personas el más importante culpable. Muchos son los que deben moverse de un rebaño a otro, los supervisores, camioneros, veterinarios, trabajadores del control de vectores, etc.

El tráfico humano debe ser controlado por medio de:

  • No permitir el acceso de personal no esencial. Mantener el libro de registro para las visitas.

  • Delimitar las áreas sucias y limpias en cada centro y precisar los procedimientos sanitarios para cruzar de una a otra.

  • Mantener en el área sucia los vehículos personales, las viviendas y personas no esenciales.

  • Permanecer con las puertas de acceso cerradas.

  • Establecer una entrada única para el personal, dotarla de los medios para garantizar el cambio de ropa y calzado, etc.

  • No visitar granjas con diferentes condiciones sanitarias el mismo día.

  • Al visitar rebaños variados empezar siempre por los de menor edad y en caso de detectar alguna patología, no debe seguir visitando los lotes.

  • Verificar periódicamente la pureza del agua y en caso necesario establecer procedimiento para su higienización.

  • Equipamiento: El equipamiento utilizado en el manejo, manipulación y movimiento de las aves, alimentos, huevos o excretas puede trasmitir mecánicamente enfermedades de una a otra granja. Controle su movimiento por medio de:

  • Evite trasladar equipos entre granjas sin antes realizar una rigurosa desinfección antes de salir de la granja de origen y nuevamente a la entrada en la granja de destino.

  • Cualquier objeto que se traslade de una granja a otra se someterá un proceso de lavado.

  • Todos los vehículos tendrán que ser lavados y desinfectados cuidadosamente antes de llevarlos a las unidades y serán inspeccionados antes de permitirles penetrar en la granja.

  • Intrusos: Aves silvestres, ornamentales y otros animales ajenos al propósito pueden convertirse en una importante fuente de enfermedades para los animales en explotación. Los roedores y escarabajos son fuentes de Salmonellas, virus, Leptospiras, etc.

Transmisión de las enfermedades

Un elemento fundamental en la elaboración de un programa de bioseguridad es el conocimiento profundo de los mecanismos de transmisión de las enfermedades. Se admite

de forma general que muchas entidades se diseminen de una granja a otra por personas, equipos o vehículos contaminados. Como excepciones a esta regla se señala la transmisión por vía aerógena. En la actualidad se reconoce que esta última no es medio de significación para la propagación de enfermedades de una a otra granja.

Por esto, la bioseguridad, el grupo de medidas designadas a proteger a la población contra enfermedades infecciosas transmisibles, se considera absolutamente indispensable hoy día. Así es importante observar que algunas medidas usadas hace 10 años ya no son suficientes para mantener un buen grado de protección en los lotes del nuevo milenio. Para que las medidas de bioseguridad sean efectivas deben ayudar a romper la cadena de infección, dicha cadena de infección tiene 6 componentes.

  • Agente infeccioso.

  • Huésped susceptible.

  • Puerta de entrada.

  • Transmisión.

  • Puerta de salida.

  • Reservorio.

Desafortunadamente, mientras más alta es la densidad de población regional, más fuerte es la relación entre los componentes de esta cadena.

Como aplicar los programas en la granja.

En líneas generales cualquier programa de bioseguridad en la avicultura ha de contemplar los siguientes aspectos.

  • 1. Correcta localización de la granja.

  • 2. Características constructivas de la nave.

  • 3. Control de animales extraños a la explotación (animales salvajes, insectos, ratas, ratones, etc.).

  • 4. Limpieza y desinfección de la nave y del utillaje ganadero.

  • 5. Utilización de lotes de la misma edad.

  • 6. Control de las visitas y personal ajeno a la explotación.

  • 7. Evitar el estrés de los animales.

  • 9. Controlar los programas de vacunación y medicación de los animales.

  • 10. Control de las deyecciones, cadáveres y materias contumaces.

Localización de la granja

Es uno de los primeros aspectos a tener en cuenta a la hora de fijar un programa de bioseguridad y, quizás, uno de los factores más importantes. En ocasiones el éxito o fracaso del plan de bioseguridad va a depender del lugar de localización de la granja y de su aislamiento. Independientemente de la correcta orientación de la nave en función de la altitud y latitud de la zona, toda nave debe mantenerse lo más alejada posible de otras naves avícolas (distancia mínima 200 m) o de distinta especie (distancia mínima 3 Km). Así mismo, la explotación debería mantenerse alejada y aislada de cualquier centro urbano, matadero, basurero, etc. En condiciones climáticas óptimas las aves pueden infectarse por microorganismos transportados en las partículas de polvo por el viento. Entre los patógenos de mayor riesgo están los micoplasmas, además de diversas bacterias y virus.

Otros recomiendan que los caminos de acceso deben estar asfaltados ya que los caminos de tierra generan bastante polvo al paso de los camiones, convirtiéndose las partículas de polvo en vehículos transmisores de microorganismos.

Características constructivas de la nave

Es imprescindible contar con un buen aislamiento tanto de techos como de paredes, no sólo para favorecer el mantenimiento de unas condiciones medioambientales de temperatura y humedad óptimas, sino para poder llevar a cabo un plan de bioseguridad. Las naves de ambiente controlado tampoco evitarán este riesgo a no ser cuenten con filtros para bacterias y virus a la entrada de la toma de aire. La nave ha de estar aislada del exterior lo más posible, de tal manera que se impida el acceso de animales salvajes, insectos, ratones o ratas.

La explotación ha de estar vallada (mínimo 2 m de altura) en todo su perímetro con tan solo dos entradas, una para el personal de a pie y otra para los vehículos, permaneciendo ambas puertas cerradas durante todo el tiempo. Manteniendo unos 5 metros por fuera de la valla libre de vegetación.

Control de animales extraños a la nave

Especial cuidado hemos de tener con los insectos (principalmente moscas y mosquitos) ya que son los principales vehículos transmisores de enfermedades. De ahí que llevemos a cabo un exhaustivo control de los mismos a lo largo del ciclo productivo, así como, los correspondientes tratamientos de prevención aprovechando los días de vacío sanitario.

Respecto a las ratas y ratones recordemos que éstos pueden desplazarse hasta 2 Km. El riesgo es por la llegada de roedores procedentes de otras granjas y por la difusión vía pienso contaminado por las heces de los roedores. Por otra parte, los pájaros también representan un riesgo potencial como vectores de patógenos, principalmente de la salmonella. Finalmente, hemos de evitar la presencia en el

interior de la nave de animales domésticos (perros y gatos).

Limpieza y desinfección de la nave y del utillaje

Sin una buena limpieza y desinfección de la nave no podemos perseguir el objetivo final de todo plan de bioseguridad que es el mantenimiento de la nave libre de microorganismos. Al margen de las tareas de limpieza diarias, que están en función de la especie ganadera y del sistema de explotación utilizado; aprovechando los vacíos sanitarios de la nave entre lote y lote de animales (sistema todo dentro todo fuera), llevaremos a cabo una completa limpieza y desinfección de la nave la llamada habilitación sanitaria de la cual hablaremos más adelante.

Uniformidad de los lotes

Utilización de lotes de la misma edad, ya que de esta manera reduciremos la contaminación de los animales adultos hacia los más jóvenes. Si tuviera que alojar lotes de diferentes edades, las naves de un mismo lote deberán estar separadas. Cuando se introduzca un animal nuevo a la explotación deberá pasar por un período de cuarentena (al menos 4 semanas), en donde se le observará para detectar cualquier señal de enfermedad. Durante este período podemos aprovechar para efectuar análisis de sangre para el diagnóstico de enfermedades infecciosas y parasitarias.

Control de las visitas y del personal de la explotación

En la medida de lo posible deberíamos reducir al mínimo las visitas de personal extraño a la nave, aunque somos conscientes de que esto es muy difícil de conseguir, por lo que es necesario contar con un programa de bioseguridad con relación a las visitas. Recordemos que las enfermedades infecciosas pueden propagarse de una granja a otra a través de la ropa y el calzado de las visitas o del personal que se mueve de nave en nave de diferentes lotes de aves.

Antes de la entrada de los vehículos, éstos serán lavados, para lo cual se contará con el correspondiente equipo de lavado o con un rodoluvio con la solución desinfectante pertinente. El rodoluvio habrá de cubrir las ruedas del vehículo. Las zonas más peligrosas de los camiones suelen ser los ascensores de carga, la cabina y los bajos; junto con el calzado y la ropa de los camioneros. De igual forma la entrada de todo el personal a la explotación se hará previa ducha, poniendo un especial énfasis en el lavado de pelo y uñas. Al interior de la nave se accederá con ropa y calzado para tal fin, en las mejores condiciones higiénicas posibles y que sólo debe ser usada para esa granja. En la sala de duchas debe haber dos zonas, zona limpia y zona sucia, y el movimiento debe ser en un solo sentido.

Es conveniente contar con un libro de registro de visitas en el que se especifique: nombre del visitante, empresa, motivo de la visita, fecha y último lugar donde tuvo lugar contacto con animales.

A la entrada de la nave se colocará un pediluvio para la desinfección del calzado. El pediluvio se llenará con una solución desinfectante que no se vea afectada por la temperatura y por los rayos solares. Esta solución debe renovarse como mínimo una vez a la semana, siendo muy importante la limpieza de las botas antes de sumergirlas en el pediluvio. Este es uno de los puntos más delicados y al que habría que prestarle una mayor atención, ya que en el 90% de las contaminaciones microbianas actúa el hombre como transmisor.

El tránsito del personal deberá ser siempre de las naves de aves más jóvenes a las de mayor edad. Es conveniente lavarse las manos cuando manipulemos aves de distintos lotes o edades.

Por último, recomendamos, encarecidamente, comprobar que el personal que trabaje en la granja no tenga aves en su casa.

Evitar el estrés de los animales

Hemos de evitar a lo largo del ciclo productivo situaciones estresantes ya que ello puede mermar el sistema inmunitario de las aves y ser una oportunidad ideal para determinados microorganismos que hasta esa fecha se habían mantenido de una forma latente. En este sentido, vigilaremos la presencia de cualquier factor estresante (ruido, exceso de luz, olores extraños, presencia de personal ajeno a la explotación, presencia de otros animales, inadaptación a los sistemas de alojamiento, etc.). Una mención especial requiere la contaminación acústica de los animales. En la medida de lo posible la explotación debe estar alejada de las principales vías de comunicación. Vigilar el mantenimiento de los equipos de ventilación y de reparto automático de pienso para que no sobrepasen determinados decibelios.

Evitar la contaminación del pienso

En ocasiones es el propio pienso el vehículo transmisor de microorganismos, sobre todo para determinados hongos como Aspergillus flavus. Hemos de evitar la humedad en los lugares de almacenamiento del pienso y en los silos, ya que el exceso de la misma favorece el crecimiento y multiplicación de los hongos. Limpie y desinfecte periódicamente los silos de los alimentos. Tener siempre dos silos y desinfectar al hacer uso alterno de ellos. Para reducir riesgos se recomienda usar piensos que hayan sido sometidos a tratamientos de calor.

Controlar los programas de vacunación y medicación de los animales

Hemos de seguir estrictamente el calendario de vacunaciones que a tal fin haya establecido el veterinario, donde se recogerán aquellas enfermedades de vacunación obligatoria y las opcionales en función de la zona que se trate. La persona encargada de la vacunación ha de tener un perfecto conocimiento de la vacuna en cuestión

(dosis, forma de aplicación, intervalos de revacunación, etc.). Utilizar siempre el material desinfectado previamente. Es conveniente tener anotado el día de la vacunación, el lote de la vacuna empleada, tipo de vacuna, fecha de caducidad, etc.

Por último, decir que no se vacunarán a las aves en situación de estrés, ya que pueden tener problemas al estar disminuido el sistema inmunitario.

Control de las deyecciones, cadáveres y materias contumaces

La explotación ha de contar con un sistema de manejo de las deyecciones que cumpla con la normativa vigente incluyendo el registro de descarga en aguas residuales. Igualmente hemos de contar con una fosa para depósitos de cadáveres o con una incineradora. En este último caso, ésta ha de estar en buen estado y que cumpla con todos los requisitos legales. Todos los desechos como son aves muertas, huevos rotos u otros restos biológicos deben ser depositados en fosas sépticas diseñadas para tal fin con tapa hermética.

Habilitación sanitaria

Como es ampliamente conocido el proceso incluye la despoblación y eliminación de todo residuo de alimentos del lote terminado, desmonte, lavado y desinfección de los equipos movibles, fregado de techos, paredes y cortinas, reparación de naves y equipos; desinfección, desinsectación y desratización; introducción de los equipos y cierre hasta cursar el período de descanso sanitario establecido.

Reduciendo sistemáticamente la cantidad de microorganismos se disminuyen proporcionalmente los riesgos de enfermedades. Cuando se instala a las aves en un ambiente limpio y bien manejado, mejora su rendimiento y pueden producir hasta su verdadero potencial genético. Durante el periodo de vacío sanitario hemos de llevar a cabo las siguientes tareas: Desmontar el material y el utillaje ganadero (comederos, bebederos, jaulas, ventiladores, carretillas, etc.) y sacarlo al exterior, para posteriormente lavarlo y desinfectarlo. Fuera de la nave contamos con un desinfectante natural muy eficaz como son los rayos ultravioletas de la luz solar, que se muestran tremendamente potentes en la eliminación de los microorganismos, acción que es potenciada con el secado al aire libre. Así mismo, en esta fase se puede emplear el uso del soplete para la eliminación de restos orgánicos como plumas.

Cuando exista, habrá que sacar la yacija vieja y almacenarla en un lugar lo más alejada posible de la nave, hasta su posterior destrucción o venta como estiércol. Barrido a fondo de la explotación y rascado de los restos de materia orgánica y excrementos que no se pueden eliminar con el simple barrido. Así mismo, se llevará a cabo una limpieza en seco de luces, techos, partes fijas de los diferentes aparatos, ventiladores, persianas, etc., para evitar el acumulo de polvo en estas partes. Retirar las telarañas. Es esencial una buena limpieza y barrido, ya que los restos de materia orgánica interfieren la acción de los

desinfectantes, bien porque forman una barrera a modo de revestimiento o bien porque reaccionan químicamente con el desinfectante neutralizándolo.

Posterior limpieza con agua a presión (50-80 atmósferas). Con ello vamos a conseguir que la posterior aplicación del desinfectante sea lo más efectiva posible. Para la limpieza con agua hemos de seguir unas normas elementales: Primero se echa agua, segundo se lava y tercero se enjuaga. Con la limpieza húmeda vamos a conseguir reducir las partículas de polvo en el interior. Si es posible se recomienda usar agua caliente ya que tiene una mayor capacidad para arrastrar los restos de suciedad y, además, la mayoría de los desinfectantes actúan mejor con agua caliente. Una bomba de alta presión para esta tarea será muy útil. Tras el lavado de la nave es muy conveniente eliminar todos los restos de detergentes ya que pueden neutralizar la acción de los desinfectantes que empleemos más tarde. Es muy importante llevar a cabo bien las tareas de saneamiento y limpieza para que el desinfectante pueda ejercer su acción con las máximas garantías.

Una vez limpia y seca la nave llevaremos a cabo la tarea de la desinfección. La aplicación de los desinfectantes puede ser en spray o fumigación. La mayoría de los desinfectantes actúan a una temperatura ambiente de 20-22ºC. Es imprescindible seguir las normas de seguridad del fabricante del desinfectante a la hora de su aplicación en cuanto a la dosis, diluciones, tiempos de espera, protección para el personal encargado de su aplicación (guantes, mascarillas, botas, etc.)

El desinfectante por excelencia es el formaldehído. Generalmente es utilizado mediante fumigación, para lo cual deben cerrarse bien todas las ventanas y puertas para que los gases puedan actuar. Se prefiere el método de la fumigación al del spray ya que los gases son capaces de llegar a todas las esquinas y ranuras de la nave.

Otros desinfectantes utilizados en la avicultura son:

Fenoles: los fenoles son derivados de carbón – brea -. Tienen un olor característico y se vuelven lechosos en el agua. Los fenoles son muy efectivos contra los agentes bacterianos y son también efectivos contra hongos y muchos virus. Sus usos más comunes en las unidades comerciales de producción animal incluyen: salas de incubación, saneamiento de equipos y alfombrillas para los pies.

Amonio cuaternario: los compuestos de amonio cuaternario son generalmente inodoros, incoloros, no irritantes, y desodorantes. También tienen alguna acción de detergente, y son buenos desinfectantes. Sin embargo, algunos compuestos de amonio cuaternario son inactivos en presencia de jabón o de residuos de jabón. Su actividad antibacteriana se reduce con la presencia de material orgánico. Los compuestos de amonio cuaternario son efectivos contra bacterias y algo efectivos contra hongos y virus. Estos compuestos se usan ampliamente en salas de incubación comerciales.

Yodóforos: los compuestos de yodo son una combinación de yodo elemental y una sustancia que hace al yodo soluble en el agua. Son buenos desinfectantes, pero no funcionan bien en la presencia de material orgánico. Son efectivos contra bacterias, hongos, y muchos virus. El yodo es el menos tóxico de los desinfectantes. Muchos productos de yodo pueden manchar la ropa y las superficies porosas.

Hipocloritos: los compuestos de cloro son buenos desinfectantes sobre superficies limpias, pero son rápidamente inactivados por la suciedad. El cloro es efectivo contra bacterias y muchos virus. Estos compuestos son también mucho más activos en agua caliente que en agua fría. Las soluciones de cloro pueden irritar la piel y son corrosivas para el metal. Son relativamente baratos.

Peróxidos: el peróxido de hidrógeno se usa en operaciones avícolas. Son activos contra bacterias, esporas bacteriológicas, virus, y hongos a concentraciones bastantes bajas. El agua oxigenada común puede usarse mezclando 30 cc en 100 litros de agua de beber, para desinfectar los bebederos.

A la hora de elegir un desinfectante u otro hemos de tener en cuenta una serie de aspectos:

  • Su coste económico.

  • Su eficacia. Debe ser eficaz frente a una gama amplía de agentes patógenos (virus, bacterias, hongos, protozoos, etc.).

  • Hemos de tener en cuenta la especie ganadera de que se trata. edu.redNo sea tóxico para los animales y seguro para los operarios.

  • Su actividad residual. No debe dejar residuos en la carne.

  • Su actividad con la materia orgánica y el jabón. Debe ser capaz de penetrar la materia orgánica.

  • Su efectividad sobre telas y metales.

  • Su solubilidad.

  • Tiempo de exposición. Todos los desinfectantes requieren un tiempo mínimo de contacto para mostrar su eficacia. Ninguno actúa inmediatamente.

  • Temperatura ambiente en la que muestran mayor eficacia.

Modo de aplicación:

  • Utilizar la concentración recomendada por el fabricante y que se ha demostrado eficaz frente a los agentes patógenos.

  • Emplear un volumen adecuado de tal manera que tanto paredes como suelos estén bien impregnados. Un volumen de aplicación recomendado podría ser 300 ml/m2 de superficie a tratar. En superficies porosas el volumen puede ampliarse.

  • Dejar actuar el desinfectante durante el tiempo mínimo de contacto, el cual suele ser como mínimo de 30 minutos.

  • Cuando se emplean equipos de desinfección que han sido utilizados previamente en otras naves hemos de asegurarnos que están limpios, ya que en ocasiones estos propios equipos pueden actuar como vehículos de transmisión de microorganismos entre granja y granja.

Se pueden llevar tareas de desinsectación, así como de desratización que ayudarán al posterior control de insectos, ratones y ratas. La localización de nidos de aves silvestres, para ser eliminados, mantener los silos y depósitos de alimentos sin derrames y una disposición adecuada de cadáveres.

Partes: 1, 2, 3
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