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Estructura de capital y política de dividendo


Partes: 1, 2, 3

  1. Teoría de Modigliani y Miller
  2. Contradicciones a la teoría de M&M
  3. Teoría de la agencia o costos de agencia
  4. Teoría o estructura contractual.
  5. Estructura de propiedad de la empresa
  6. Costos de transación en la empresa y el mercado
  7. El capital, su costo y estructura
  8. Costos de las fuentes de capital y consideraciones fiscales
  9. Estructura óptima de capital y apalancamiento
  10. Los dividendos
  11. Política de dividendos
  12. Efectos que producen los factores influyentes en la política de dividendos
  13. Distribución de dividendos
  14. Pago de dividendos y obtención de recursos
  15. Preguntas y respuestas
  16. Bibliografía

Teoría de Modigliani y Miller

La historia del pensamiento acerca del efecto de los impuestos sobre la estructura de capital se remonta al trabajo seminal que Modigliani y Miller (M & M), realizaron en 1958, en el que supusieron la ausencia de impuestos y concluyeron que el valor de la empresa no se ve afectado por la estructura de capital. En un artículo posterior introdujeron los impuestos corporativos (pero no los costos de quiebras) y demostraron que la estructura óptima de capital es un 100% de deudas.

Finalmente, en 1977, el profesor Miller sostuvo nuevamente que, en un mundo con impuestos personales y corporativos, la estructura de capital es irrelevante.

A continuación se presentan los tres postulados de M&M.

Proposiciones o postulados de la teoría de MODIGLIANI Y MILLER

1.1.1 Proposición 1: La irrelevancia de la política de dividendos

Modigliani y Miller (MM) demostraron que, en un mercado de capitales eficiente, la política de dividendos de la empresa es irrelevante en cuanto a su efecto sobre el valor de sus acciones, puesto que éste viene determinado por su poder generador de beneficios y por su tipo de riesgo; esto es, dependerá de la política de inversiones de la compañía y no de cuántos beneficios son repartidos o retenidos.

M&M demostraron que si la empresa pagaba unos dividendos mayores, debería emitir un mayor número de acciones nuevas para hacer frente a dicho pago, siendo el valor de la parte de la empresa entregada a los nuevos accionistas idéntico al de los dividendos pagados a los accionistas antiguos. Ahora bien, todo esto será cierto siempre que se cumplan una serie de hipótesis básicas:

  • a) Los costos de transacción se ignoran.

  • b) La política de inversiones de la empresa se mantiene constante.

  • c) Las ganancias de capital y los dividendos son gravados con el mismo tipo impositivo.

  • d) Los dividendos no transmiten ninguna información al mercado.

  • e) Los mercados de valores son eficientes.

  • f) Los inversores actúan de forma racional.

Si lo anterior se cumple, se puede demostrar que un aumento del dividendo por acción da lugar a una reducción idéntica en el precio por acción, dejando inamovible la riqueza del accionista. Así que la riqueza actual de los accionistas no cambiará aunque se altere la política de dividendos. Por lo tanto el valor de la empresa sólo dependerá de su política de inversiones.

Dado el nivel de inversión requerido por la empresa, el dinero pagado en forma de dividendos puede ser reemplazado por la emisión de nuevas acciones. Es la política de inversiones, no la de financiación, la que determina el valor de la empresa. Un cambio en la política de dividendos implica únicamente un cambio en la distribución del total de rendimientos entre dividendos y ganancias de capital.

Cuando la empresa emite nuevas acciones para poder pagar los dividendos a los accionistas antiguos se produce una transferencia de riqueza de éstos últimos hacia aquéllos, que es equivalente al dividendo recibido por los accionistas antiguos. Así que éstos se quedan como estaban, puesto que lo que reciben de dividendos lo pierden en el valor de sus acciones.

Inicialmente, Modigliani y Miller (M&M) exponen el caso de una empresa sin crecimiento y sin nuevas inversiones netas en un mundo sin impuestos. El valor de tal empresa (o proyecto) estaría dado por sus flujos de efectivo a perpetuidad, NOI o X, divididos entre sus costos de capital, k.

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Ésta es la proposición 1 de M&M. Afirma que el valor de mercado de cualquier empresa (o proyecto) "está dado por la capitalización de su rendimiento esperado a la tasa, k, apropiada para su clase". Esto es algo de lo que referían M&M cuando afirmaron que las empresas que se encontraban en una clase determinada de riesgo tendrían la misma tasa de descuento aplicable. En sus exposiciones, afirmaron que las empresas de diferentes tamaños diferirían tan sólo en lo referente al "factor de escala" y señalaron que los flujos de efectivo esperados provenientes de dos empresas de distinto tamaño o escala (o proyectos) se encontrarían perfectamente correlacionados.

La medición de k depende del grado de riesgo de la empresa, del proyecto o de la actividad.

La proposición 1 nos indica que el valor de la empresa apalancada es igual al valor de la empresa no apalancada. Esta es la famosa irrelevancia de la estructura de capital o irrelevancia del apalancamiento de la proposición 1 de Modigliani-Miller. También podemos volver a escribir la ecuación 1 despejando el valor de k para obtener la ecuación 2:

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Éste es un replanteamiento de la proposición 1 en términos del costo de capital (o del rendimiento sobre los activos), que muestra que el costo de capital de cualquier empresa es independiente de su estructura de capital e igual a la tasa de capitalización de una corriente pura de su clase de riesgo, k.

Los autores dieron esta analogía: no importa cuán estable esté un granjero de lechería en su negocio, éste no puede aumentar el valor de su leche vendiendo separadamente la crema en la cima de la leche y la del fondo. Lo que él gana en el precio de vender la crema, lo perderá en el precio al vender la leche.

1.1.2 Proposición 2: Costo de capital versus apalancamiento ante impuestos corporativos

Esta proposición de M&M afirma que el costo de capital contable aumenta con un mayor grado de apalancamiento financiero, porque los accionistas se encuentran expuestos a una mayor cantidad de riesgo.

Suponga una tasa fiscal corporativa de naturaleza proporcional a la cual nos referiremos inicialmente como T. En la proposición 2 de M&M con impuestos corporativos, se afirma que el costo del capital contable es igual al costo de capital de una empresa no apalancada más la diferencia después de impuestos entre el costo de capital de una empresa no apalancada y el costo de las deudas, ponderado por la razón de apalancamiento. Esta proposición afirma que el costo del capital contable aumenta con la razón de deudas a capital contable de una manera lineal, y en donde la pendiente de la recta es igual a: ka + kb (1 – T).

La definición de Modigliani-Miller acerca del promedio ponderado del costo de capital no solamente nos indica la forma en la que el promedio ponderado marginal de costo de capital (WACC ó PMCC), cambia con un apalancamiento creciente, sino que también reúne otros aspectos de las finanzas, específicamente:

  • 1. Cuando las empresas llevan a cabo proyectos que ganan más de su WACC, debe incrementar el patrimonio de los accionistas porque edu.red0, donde edu.redrepresenta el cambio del patrimonio original de los accionistas cuando realizan nuevas inversiones.

  • 2. La totalidad del incremento de valor de la empresa se acumula para los accionistas originales. Los tenedores de bonos sólo mantienen sus derechos originales.

  • 3. Cuando los flujos de efectivo provenientes de la nueva inversión se descuentan al promedio ponderado del costo de capital, se definen como los flujos de efectivo operativos después de impuestos que la empresa tendría si no tuviera deudas.

De tal modo, según las proposiciones de M&M, tan sólo con impuestos corporativos, la influencia del subsidio fiscal sobre la deuda consiste en incrementar el valor de la empresa y en disminuir sus costos de capital ponderados.

1.1.3 Proposición 3: Costo de capital vs. Apalancamiento ante impuestos personales

Habiendo mostrado que la estructura de capital no debe ser importante para una compañía en conjunto, M&M extiende la irrelevancia a una inversión individual. Esta proposición indica que el instrumento usado para financiar una inversión, esto es, su estructura de capital, es irrelevante de la pregunta de si la inversión vale la pena.

Una posible ampliación consiste en considerar los impuestos personales además de los impuestos corporativos. Utilizaremos los siguientes símbolos:

Tc = tasa fiscal corporativa

Tpb = tasa fiscal al ingreso personal ordinario (pagada sobre los intereses de la deuda)

Tps = tasa fiscal pagada por las personas que reciben ingresos o ganancias de capital de las acciones. Es un "promedio" de la tasa fiscal sobre ganancias de capital y de la tasa ordinaria sobre los dividendos recibidos, menor que Tpb.

Se analizan los efectos de los dos tipos de impuestos personales, lo cual consiste en comparar el capital contable de una empresa apalancada versus la compra del capital contable de la empresa no apalancada.

Obteniéndose por tanto la siguiente ecuación:

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El lado derecho de la ecuación es el beneficio fiscal de la deuda corporativa según tres tipos de impuestos. Esta expresión también ha sido denominada como la ganancia proveniente del apalancamiento.

Miller (1971) desarrolló el marco conceptual de dicha ecuación. Además, en un artículo posterior publicado por Miller y Scholes (1978), se describieron algunos procedimientos a través de los cuales los impuestos aplicables a los dividendos recibidos sobre acciones comunes podrían reducirse a cero, el cual trata de la política de dividendos. Si la tasa fiscal sobre los dividendos recibidos de las acciones corporativas o de las ganancias de capital provenientes de la venta de las acciones de compañías que retienen las utilidades se pueden reducir a cero, la ganancia proveniente del apalancamiento de convertiría en:

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Esta expresión fue utilizada por Miller para analizar la oferta y la demanda agregadas de la deuda corporativa.

En resumen, se puede decir de las tres proposiciones que, bajo los supuestos de Modigliani-Miller, el costo de capital de una empresa no es afectado por el apalancamiento cuando no hay impuestos. Sin embargo, aun sin impuestos, el costo del capital contable de la empresa aumenta en forma lineal. Con impuestos, el costo del capital contable también aumenta linealmente pero a una tasa reducida. Según la teoría M&M, el costo marginal ponderado de capital de la empresa disminuiría, lo cual implicaría que todas las empresas se encontrarían altamente apalancadas. Sin embargo, ello no se observa en la realidad. Diversos factores podrían limitar el apalancamiento, tales como los problemas de representación administrativa, la asimetría de la información y el señalamiento, y los costos de quiebra. Cualquiera de éstos podría limitar el monto de apalancamiento empleado, principalmente para que la empresa tuviera una "estructura de capital óptima".

Contradicciones a la teoría de M&M

1.2.1 La relevancia de la política de dividendos

Un supuesto importante de la teoría de Modigliani y Miller es que la política de dividendos no afecta a la tasa de rendimiento requerida de los inversores en acciones (ke). Para Gordon y Lintner esto no es así, sino que ke aumenta al reducirse la tasa de reparto de beneficios debido a que, desde el punto de vista de los inversores, los pagos vía dividendos son más seguros que los que provienen vía ganancias de capital. Esto es, desde el punto de vista del accionista, el valor de un euro de dividendos es mayor que el de uno de ganancias de capital por ser el rendimiento sobre los dividendos (D1/P0) más seguro que la tasa de crecimiento de los mismos (g) en la siguiente ecuación:

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Esta ecuación es una derivación del denominado "modelo de Gordon" que nos dice que el precio de mercado actual de una acción es igual a dividir el valor esperado del próximo dividendo (D1) por la diferencia entre la tasa de rendimiento requerida de los accionistas ordinarios (ke) y la tasa de crecimiento esperada de los dividendos de la empresa (g). Por otra parte, el dividendo esperado será igual al beneficio por acción esperado multiplicado por la tasa de reparto (1-b), mientras que la tasa de crecimiento es igual a la tasa de retención de beneficios (b) por el rendimiento sobre acciones de la empresa (ROE = división entre el beneficio por acción y el valor contable de las acciones ordinarias.):

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Si ke = ROE entonces el precio teórico de la acción sería igual a BPA/Ke, lo que no dependería de la política de dividendos. Pero si el rendimiento de la nueva inversión (ROE) superase los requerimientos de los accionistas (ke), habría que aumentar la tasa de retención (b) de los beneficios y repartir pocos dividendos, o incluso ninguno (b = 1), si se pretende maximizar el valor de las acciones. Si ocurriese lo contrario (ke> ROE), lo mejor sería repartir el mayor dividendo posible (b = 0). Concretando, si con el dinero obtenido a través de los beneficios, la empresa puede obtener una rentabilidad superior a la que pueden lograr los accionistas, sería preferible no repartir dividendos, con lo que se conseguiría aumentar la riqueza de los accionistas. Pero si sucediese lo contrario lo ideal sería repartir los beneficios a los accionistas.

Entre las críticas que este modelo ha sufrido podemos destacar aquellas que ponen en entredicho el que la tasa de retención (b) se mantenga constante durante largo tiempo (aunque Lintner demostró que las empresas tienden a mantenerla constante o con pocas variaciones), lo mismo se le crítica al rendimiento de las inversiones (ROE), puesto que ésta suele disminuir conforme aumente el volumen de la inversión debido a que la empresa realizará primero las inversiones más rentables para acometer seguidamente las de menor rendimiento.

Por otra parte, si b = 1 el precio de la acción sería nulo, lo que se contradice con la realidad puesto que la ausencia de dividendos no quiere decir que la empresa esté atravesando dificultades sino que puede haber reinvertido sus beneficios en proyectos muy rentables que prometan un mayor dividendo futuro. Por ello muchas empresas que reparten pocos dividendos ven como sus acciones tienden a subir en el mercado.

Gordon aduce que la tasa de rendimiento requerida por los accionistas (ke) es una función creciente de la tasa de retención (b). Ello se debe a que al aumentar las retenciones de beneficios se aplaza el pago de dividendos a períodos venideros lo que hace dichos pagos más arriesgados que los realizados actualmente, de ahí el aumento de ke.

A esto aducen Modigliani y Miller que la mayoría de los inversores reinvertirá sus dividendos en la misma empresa o en otras similares y, en cualquier caso, el riesgo de los flujos de caja de la empresa a largo plazo vendrá determinado únicamente por el riesgo de sus inversiones y no por su política de dividendos, siempre que las políticas de inversiones y de endeudamiento se mantengan constantes.

Claro que una lectura más detenida del modelo de Gordon muestra que éste se refiere realmente a un cambio en la política de inversión y no en la de dividendos. Lo que realmente está diciendo el modelo de Gordon es que las empresas que pagan menores dividendos tienden a tener inversiones más arriesgadas; o que hay una mayor incertidumbre sobre cómo dichas decisiones de inversión serán tomadas en el futuro. Y por esta razón, y no por los menores dividendos, el mercado descuenta el beneficio de las compañías, que reparten un menor dividendo, más fuertemente. Concretando, los inversores descuentan los beneficios futuros de acuerdo a los riesgos financiero y económico que perciben en la empresa, y no con relación a la tasa de reparto de beneficios de la misma.

1.2.2 El efecto de los impuestos

La mayoría de los especialistas están de acuerdo en que las ideas de M&M son las adecuadas siempre que se cumplan los supuestos básicos de que ambos parten. Por ello la posible relevancia de la política de dividendos con relación al valor de la empresa podría existir cuando dichos supuestos básicos no se cumplen. Uno de dichos supuestos es que la política fiscal es neutral con relación a los dividendos y a las ganancias de capital, pero ¿qué ocurre cuando esto no es así?

Desde el punto de vista fiscal, las ganancias de capital tienen una ventaja sobre los dividendos porque sólo se realizan a voluntad del inversor, mientras que los dividendos le vienen dados. Ello implica que en el caso de los dividendos, la empresa pagará impuestos en el momento en que se los entreguen, mientras que podrá diferir el pago de los impuestos sobre plusvalías hasta que las realice, lo que podrá hacer cuando fiscalmente le sea más oportuno.

1.2.3 La empresa actual

En efecto, M&M entra en contradicción con las empresas que intentan hacer dinero a sus accionistas ajustando los niveles de deuda, porque (por lo menos en el mundo idealizado en que los economistas operan, y a veces en la práctica), esto no funciona. En contradicción con M&M, la estructura de capital de las compañías mas importantes es uno de los apoyos de los funcionamientos e inversiones del negocio. En otros términos, según M&M, mucho de lo que los mayores ejecutivos financieros hacen hoy en día es también irrelevante.

Polémico desde el principio, M&M tienen críticos suficientes que señalan algunas de sus asunciones ideales, o mas bien, irreales: que las compañías no tienen que pagar los impuestos; que ellos no tienen que pagar las cuotas de abogados cuando ellos están en la quiebra; que todas las personas que tratan con una empresa (los accionistas, los acreedores, gerentes y otros), tienen el acceso a exactamente la misma información; y que proporcionando los incentivos a gerentes y supervisores, su actuación deben ser un ejercicio trivial.

Ellos también defienden que hay evidencia suficiente para sugerir que la estructura de capital si es relevante para una compañía.

Aun cuando las asunciones que Modigliani y Miller usan para empequeñecer la importancia de la estructura de capital son poco realistas, su teoría todavía sostiene las lecciones importantes para los ejecutivos financieros. Los economistas afirman que la mejor manera de pensar en las asunciones de M&M es asumiéndolas como una serie de condiciones. Así, siempre que la estructura de capital sea importante, debe ser porque una o más de las condiciones de las que partieron Modigliani y Miller no están presentes. Así que el papel del Departamento de Finanzas es preguntar cómo la situación de su empresa difiere del mundo ideal del modelo, para así poder ajustar a su compañía de acuerdo con la estructura de capital de la misma.

Teoría de la agencia o costos de agencia

Modigliani y Miller demostraron que si los mercados financieros eran eficientes, la política de dividendos era irrelevante a la hora de aumentar el valor de la empresa. Por otro lado, para que esto último fuese así, uno de los supuestos básicos implicaba que los directivos deberían cumplir el objetivo de maximizar el valor de la empresa para sus accionistas, lo que haría que los intereses de los accionistas fuesen acordes a los de los directivos.

Pero, ¿qué ocurriría si el mercado financiero no fuera eficiente?, ¿podría dicha ineficiencia hacer que la política de dividendos sí fuese relevante? Una posible ineficiencia sucede precisamente en el incumplimiento del objetivo señalado en el párrafo anterior por parte de los directivos. Según éste, si tuviésemos dos empresas idénticas salvo en lo correspondiente a la distribución de su capital social, de tal manera que una estuviese dirigida por sus propietarios (pocos accionistas), mientras que otra lo fuera por directivos contratados al efecto (muchos accionistas), su valor de mercado sería el mismo, si las restantes variables se mantienes inalterables.

Si el mercado del "control empresarial" fuese eficiente, cualquier empresa que se desviase del objetivo final señalado anteriormente, vería descender su precio de mercado, lo que la llevaría a terminar siendo adquirida por otros directivos más capaces. Esto también implica un buen funcionamiento del mercado de trabajo, en orden a poder sustituir a los directivos que no defienden los intereses de sus accionistas por otros que sí lo hagan. Ahora bien, si ambos mercados no funcionan eficientemente, como así parece suceder, uno de los supuestos de MM se viene abajo, dando lugar a lo que, Jensen y Meckling denominaron como costos de agencia. Es decir, al problema de la separación entre propiedad y control, el cual explica una parte bastante importante del comportamiento, que no parece ser racional a la luz de los supuestos de los mercados perfectos.

Por mucho tiempo se ha reconocido que la separación de la propiedad y control en la corporación moderna genera conflictos potenciales entre los dueños y los administradores. En particular, los objetivos de la administración pueden diferir de los objetivos de los accionistas de la empresa. En una gran corporación, la propiedad de las acciones puede estar tan extendida, que los accionistas no pueden hacer saber sus objetivos, y mucho menos influir o controlar la administración. Así la separación de la propiedad de la administración crea una situación en la que ésta última actúa en función de sus propios intereses en vez de los de los accionistas.

Podríamos pensar que la administración es un agente de los dueños. Los accionistas, esperando que los agentes actúen en función de los accionistas, les delegan la autoridad de tomar decisiones. Jensen y Meckling (1976) fueron los primeros en desarrollar una teoría completa de la empresa bajo los acuerdos de "agencia". Ellos muestran que los principales, en nuestro caso los accionistas, pueden asegurar que los agentes (administrativos) harán decisiones óptimas sólo si dan los incentivos apropiados y el agente es supervisado. Los incentivos incluyen opciones sobre las acciones, bonos y obvenciones (tales como automóviles de la compañía y oficinas costosas), y éstos deben estar directamente relacionados con la coincidencia de las decisiones de la administración con los intereses de los accionistas. La supervisión se realiza al darle bonos al agente, revisar en forma sistemática obvenciones de la administración, hacer auditorias de los estados financieros y limitar las de la administración. Estas actividades de supervisión incluyen necesariamente costos, un resultado inevitable de la separación de la propiedad y el control de una corporación. Entre menor sea el porcentaje de la propiedad de los administradores, menor será la probabilidad de que ellos intenten maximizar la riqueza del accionista de una manera consistente, y mayor será la necesidad de accionistas externos que supervisen sus actividades.

Algunas personas sugieren que la supervisión monitoreo primaria de los administradores no proviene de los dueños sino del mercado de trabajo administrativo. Sostienen que los mercados de capital eficientes proporcionan señales acerca del valor de los valores de una empresa, y por consiguiente, acerca del desempeño de sus administradores. Si lo necesitaran, los administradores con buenos antecedentes de desempeño encontrarían otro trabajo más fácilmente que los administradores cuyo desempeño es pobre. Así, si el mercado de trabajo administrativo es competitivo tanto dentro como fuera de la empresa, tendera a disciplinar al administrador. En ese caso las señales dadas por los cambios en el valor total en el mercado de los valores de la empresa, se volverán muy importantes.

Para que la administración tome decisiones óptimas por cuenta de los accionistas es importante que no sólo tengan los incentivos correctos (sueldos, primas, opciones de acciones y gratificaciones), sino también que sean supervisados. La verificación se puede realizar mediante acciones tales como afianzar a los agentes, auditar los estados financieros, evaluar los activos en cuanto a su valor y limitar en forma explícita las decisiones de administración. Los acreedores supervisan el comportamiento de la administración y los accionistas imponiéndoles cláusulas restrictivas de protección en los convenios de préstamos entre el prestatario y el prestamista. Las actividades de verificación descritas incluyen necesariamente costos.

2.1 Costos de agencia

La medida de los costes de agencia consiste en la diferencia entre el valor de mercado de la empresa cuando su equipo directivo es el propietario de la totalidad de la misma y su valor cuando dicho equipo posee menos del cien por ciento de la misma.

Los costos de agencia están estrechamente relacionados con los costos de quiebra, en relación con su repercusión sobre la estructura del capital. Se puede pensar en la administración como agentes de los dueños de la empresa, los accionistas, como se mencionó en el contexto anterior. Estos accionistas, confiando en que los agentes actuarán de acuerdo con sus mejores intereses, delegan en ellos la autoridad de tomar decisiones.

Los directivos, con objeto de reducir dichos costos de agencia, suelen tomar una serie de medidas como, por ejemplo, la realización de auditorias externas de la empresa, el establecimiento de cláusulas de protección por parte de los acreedores, el establecimiento de incentivos (opciones sobre acciones, por ejemplo), etc., todo ello con el objetivo, adicional, de proporcionar información a los inversores sobre las acciones e intenciones de los directivos. A dichas medidas reductoras de los costes de la separación entre la propiedad y el control podríamos incluirles la política de dividendos.

Efectivamente, si al repartir dividendos es necesario acudir al mercado financiero para financiar dicho reparto, a través de la ampliación de capital correspondiente, los suministradores de capital no acudirán a la llamada de la empresa a menos que reciban nueva información sobre los usos que la directiva piensa dar a dichos fondos, de esta manera los accionistas actuales podrán conseguir nueva información sobre las intenciones de los directivos a través de este proceso. En este caso la política de dividendos puede realizar una significativa contribución al valor de la empresa.

Entre otras cosas Jensen y Mekling muestran que, independientemente de quién realice los gastos de supervisión, en definitiva el costo recae sobre los accionistas. Por ejemplo, los tenedores de deuda, previendo gastos de verificación, cargan intereses más altos. Mientras mayores sean los probables costos de supervisión será más alta la tasa de interés y será menor el valor de la empresa para sus accionistas, si todos los demás factores permanecen iguales. La existencia de costos de verificación actúa como un disuasivo para la emisión de deuda, en particular más allá de un importe prudente. Es probable que el importe de la supervisión exigida por los tenedores de deuda aumente con el monto de la deuda pendiente. Cuando existe poca o ninguna deuda, los prestamistas pueden llevar a cabo solo verificaciones limitadas; mientras que cuando existe un gran monto de deuda, pueden insistir en una verificación amplia. Los costos de supervisión, al igual los costos de quiebra, tenderían a aumentar a una tasa creciente con el apalancamiento financiero.

Teoría o estructura contractual

La "teoría contractual" sobre la naturaleza de la empresa se ha convertido en una teoría ampliamente apoyada. Considera a la empresa corno una red de contratos, reales e implícitos, los cuales especifican los papeles que deben desempeñar los diversos integrantes de la misma (trabajadores, administradores, propietarios y prestamistas) y definen sus derechos y obligaciones, así como la rentabilidad y productos que deberán generarse bajo distintas condiciones.

La mayoría de los participantes celebran contratos que determinan una rentabilidad fija. Los propietarios de la empresa se reservan derechos residuales sobre las utilidades. Aunque los contratos definen los derechos y las responsabilidades de cada uno de los integrantes de la empresa, pueden presentarse algunos conflictos, ya que dichos integrantes pueden tener metas de tipo personal.

En las corporaciones modernas, la propiedad del capital, por lo general, se encuentra ampliamente difuminada. Las operaciones cotidianas de la empresa son realizadas por sus administradores, quienes generalmente no son propietarios de los paquetes accionarios mayores. En teoría, los administradores son representantes de los propietarios, pero, en la realidad, pueden ejercer el control sobre la empresa. Por lo tanto, pueden surgir conflictos de intereses entre los propietarios y los administradores. Éstos se conocen como "problemas de representación administrativa"", que consisten en la divergencia de intereses que existen entre un propietario y su administrador.

Jensen y Meckling (1976) analizaron muchos aspectos de los problemas de representación administrativa. Describieron que un conflicto de esta naturaleza se produce cuando un administrador posee una pequeña cantidad del total de las acciones comunes de la empresa. Esta propiedad fraccional puede conducir a los administradores a trabajar de una manera menos intensa y a gozar de un mayor número de privilegios (oficinas lujosas, muebles y alfombras, automóviles de la compañía, etc.) lo cual no harían si ellos tuvieran que hacer frente a los costos que ello implica.

Para enfrentar los problemas de representación administrativa, se requiere efectuar gastos adicionales en coordinación y control (costos de representación administrativa). Dichos costos incluyen:

  • a) Sistemas de auditoria para limitar este tipo de comportamiento administrativo.

  • b) Diversos tipos de bonificaciones financieras para los administradores a efecto de que no cometan abusos.

  • c) Cambios en los sistemas organizacionales a efecto de limitar la capacidad de los administradores de participar en prácticas indeseables.

En teoría, la junta directiva coordina a los administradores y dirige su actuación en favor de los accionistas. Sin embargo, algunos estudiosos argumentan que la amplia dispersión de la propiedad del capital común de la mayoría de las grandes corporaciones dificulta el ejercicio del control de los accionistas a través de la junta directiva. El accionista individual no tiene una participación lo suficientemente considerable como para justificar el gasto de tiempo y dinero que implica un control estrecho de los administradores y de la junta directiva. También es común el argumento de que los administradores se interesan más en lograr un mayor tamaño de la empresa que en maximizar el valor de la misma, dado que su compensación se relaciona con las ventas o con los activos totales.

Aunque existen argumentos que justifican este punto de vista sobre el control administrativo, otros prefieren los planes de compensación para los administradores vinculados a las utilidades y a las opciones sobre acciones, los cuales proporcionan a los administradores diversos incentivos para incrementar el valor del capital común de la empresa. Además, han hecho notar que, en realidad, los accionistas pueden ejercer la última instancia de sus facultades, la cual consiste en el poder de reemplazar a la administración. Este enfoque de la "zanahoria y el garrote", argumentan, es suficiente para controlar los problemas de representación administrativa.

En el caso de las grandes corporaciones y propiedad del gran público inversionista, el mercado de acciones puede servir como un dispositivo para controlar el desempeño o rendimiento de los ejecutivos. Aunque los precios de las acciones pueden reaccionar ante factores económicos generales (por ejemplo, ante los cambios en las tasas de interés) o ante ciertos acontecimientos macro industriales (por ejemplo, el efecto de un cambio de los precios del acero sobre la industria automovilística), la influencia dominante es el desempeño futuro de la empresa. De tal modo, si los administradores no se desempeñan con eficacia con relación al potencial de los activos bajo su control, el precio de las acciones bajará.

Se dice que existen otros dos mecanismos eficaces para controlar el administrativismo. (El administrativismo se refiere a aquel comportamiento de los administradores que consiste en atenderse a ellos mismos), uno es el mercado de mano de obra administrativa, el cual fija el precio de este tipo de capital humano. El mercado revalúa continuamente el precio del trabajo administrativo sobre la base del desempeño potencial o estipulado versus el desempeño real. Si la evaluación es desfavorable, la competencia entre los administradores asegura que se efectuará el reemplazo.

Si la competencia administrativa fracasa, entra en acción el segundo mecanismo de control. Este es el mercado de las adquisiciones corporativas. Una administración deficiente provocará que el precio de las acciones disminuya, con lo cual la empresa será atractiva para los compradores que puedan incrementar su valor mediante un mejoramiento del desempeño.

Estructura de propiedad de la empresa

Los estudios que versan sobre la estructura de propiedad pueden clasificarse en dos grandes grupos; en primer lugar, aquellos que consideran la propiedad como la variable dependiente o variable a explicar a partir de una serie de factores, y aquellos que la consideran como una variable explicativa fundamental del valor de la empresa. Sin embargo, dentro de este segundo grupo existe discrepancia respecto al tratamiento de la propiedad como una variable exógena o endógena.

Desde un punto de vista teórico, la exogeneidad de la estructura de propiedad significa que la propiedad se determina "fuera" de la empresa, es decir, es una dimensión externa o ajena a las características de la empresa. Sin embargo, tradicionalmente se ha intentado explicar la estructura de propiedad a partir de una serie de aspectos propios de la firma y de la industria o sector en el que opera por ejemplo el tamaño, el clima de regulación, el riesgo, el nivel de apalancamiento financiero, etc.

Por tanto, parece obvio el carácter endógeno de la estructura de propiedad como consecuencia de la influencia que determinados aspectos de la empresa ejercen sobre ella.

Ahora bien, si se acepta el carácter endógeno de la estructura de propiedad, en el sentido de que dicha estructura no se determina aleatoriamente, es preciso tener en cuenta el sentido de la causalidad a la hora de examinar las relaciones que puedan establecerse entre la propiedad y otros aspectos de la empresa y, entre estos, el valor de la empresa.

Buena parte de la controversia surgida en los últimos años en torno al tratamiento endógeno o exógeno de la estructura de propiedad tiene mucho ver con los argumentos esgrimidos, aunque no verificados totalmente en sus extremos, por Demsetz (1983): "la estructura de propiedad de la empresa es el resultado endógeno de la selección competitiva en la que se equilibran las ventajas y desventajas en costos para llegar a una organización equilibrada en la empresa". Para Demsetz, la estructura de propiedad de la empresa, concentrada o dispersa, debe ser aquella que maximiza el valor de la misma, así que, como consecuencia no debiera existir una relación sistemática y generalizada entre las variaciones en la propiedad y variaciones en el resultado.

La empresa actual, como ya se ha dicho, también defiende que hay evidencia suficiente para sugerir que la estructura de propiedad si es relevante para una compañía; Aun cuando las asunciones que Modigliani y Miller usan para empequeñecer la importancia de la estructura de propiedad son poco realistas, su teoría todavía sostiene las lecciones importantes para los ejecutivos financieros. Los economistas afirman que la mejor manera de pensar en las asunciones de M&M es asumiéndolas como una serie de condiciones. Así, siempre que la estructura de propiedad sea importante, debe ser porque una o más de las condiciones de las que partieron Modigliani y Miller no están presentes. Así que el papel del Departamento de Finanzas es preguntar cómo la situación de su empresa difiere del mundo ideal del modelo, para así poder ajustar a su compañía de acuerdo con la estructura de capital de la misma.

Costos de transación en la empresa y el mercado

5.1 Concepto de costo de transacción.

En términos generales los costos de transacción pueden definirse como los necesarios para ordenar o crear y operar las instituciones y garantizar la obediencia de las reglas. Los costos de transacción afectan la elección de los agentes, así como el marco institucional en el cual se desempeñan.

Es inmediato pensar que existen costos asociados al uso del mercado (en términos de intercambio de derechos de propiedad), y de definición de recursos (en términos de definición de derechos de propiedad), así como costos de administración del mercado y de verificación del cumplimiento de las reglas, todos ellos de repercusión importante dentro de la generación y distribución de la riqueza social.

La misma racionalidad de minimizar los costos de transacción surge del trabajo original de Coase: "funcionamiento del mercado lleva consigo unos costos, y que formando una organización y permitiendo que una autoridad (empresario) dirija los recursos, se ahorran ciertos de esos costos de mercado".

Incluso Coase (1990) explica la existencia del mercado a partir de los costos de Transacción : "los mercados son instituciones que existen para facilitar el intercambio, es decir, existen para reducir los costos que implica la realización de transacciones" Además, para que funcionen estos mercados, y se cumplan los intercambios en él se requieren arreglos institucionales, tales como normas que permitan verificar y cumplir los intercambios (definición de derechos de propiedad y su protección), de esta manera las normas surgen para reducir los costos de transacción en los mercados, punto en el cual el adecuado diseño de sistemas contables Williamson (1985) define como origen de los costos de transacción el comportamiento oportunista, en el no cumplimiento de las obligaciones contractuales, que originan el monitoreo y protección.

Para North (1990) la base de los costos de transacción se halla en los costos de información, entendidos como los costos de medición de lo intercambiado y los costos de proteger y hacer cumplir lo pactado. Sin embargo, presenta los costos de transacción como dentro de los costos de producción de esta manera: "los costos totales de producción consisten en las entradas de recursos de tierra, trabajo y capital que participan tanto en transformar los atributos físicos de un bien, como en los de negociación, definición, protección y cumplimiento forzado de derechos de propiedad".

Esta posición beneficiaria la valoración empresarial en términos de asignación, y asociación de costos a las atributos que así lo merecieran ya fuera en organizaciones privadas o publicas, pudiéndose incorporar a la información financiera como, una partida intangible p.e.

Sin embargo, el cumplimiento de los arreglos contractuales, tan solo se da si este beneficia a las dos partes, la conducta oportunista conllevará una incertidumbre en el intercambio, y el costo de transacción refleja esa incertidumbre: pues incluirá una prima de riesgo al incumplimiento de arreglos contractuales.

5.2 Determinantes de costos de transacción en la nueva teoría de la firma.

Para Williamson, las instituciones surgen con el objetivo de minimizar los costos de transacción. Retoma a Coase, y plantea que la empresa se explica más como una estructura de poder, que como una función de producción.

La economía del costo de transacción se centra en el desarrollo de incentivos que minimicen los costos de transacción ex post a la creación de un arreglo contractual, es decir, la verificación del cumplimiento. De tal manera adquieren gran relevancia las instituciones que estudian los arreglos ex post del contrato.

Para Williamson (1985) son la consideración de los factores humanos y los aspectos concretos de cada intercambio, los que definen los costos de transacción, estos son que los hombres son oportunistas y limitadamente racionales, clara vertiente conductista en contabilidad

Bajo racionalidad limitada, resultará costoso considerar cada uno de las posibles contingencias y contratar para cada una de ellas, o incluso existirán contingencias que no serán posibles de prever, lo cual aumentaran los costos de cumplimiento de las relaciones contractuales.

El oportunismo coloca incentivos para que los agentes incumplan algunas de sus obligaciones contractuales.

Este marco de conducta implica tres aspectos de una transacción que tendrán importancia en la configuración del nivel y la naturaleza de los costos de transacción: especificidad de activos, grado de incertidumbre y frecuencia.

Una transacción tiene niveles elevados de especificidad de activos si a medida que se desarrolla el intercambio, una parte va quedando más vinculada y en poder de la otra parte. Este grado de poder definirá los incentivos de cada parte en el desarrollo del contrato, de forma que su cumplimiento resultará costoso.

La frecuencia influye en los costos relativos de los distintos medios de llegar a una transacción. Cuando una transacción es frecuente, los agentes pueden crear mecanismos, fuera del marco institucional que reduzcan los costos en que se incurren rutinariamente.

5.3 Costos de transacción en el teorema de Coase

Bajo costos de transacción nulos, se llevará a cabo un intercambio eficiente de derechos de propiedad, independiente de la decisión legal. Esta proposición, conocida como el Teorema de Coase, no se cumple cuando se consideran los costos de transacción, la negociación resulta costosa, por lo cual el marco institucional de leyes determinarán la eficiencia de los intercambios.

En un mundo con costos de transacción de cero, todos los agentes podrán buscar la información necesaria y realizar los arreglos contractuales necesarios para maximizar la producción, independiente de las reglas de responsabilidad que surjan. Sin embargo, al incluir los costos de transacción positivos, los agentes no tendrán incentivos para revelar información, lo que impide el surgimiento de arreglos contractuales entre agentes, pues se hace demasiado costoso crear incentivos para generar tales o cuales arreglos. Cuales incentivos se definan y cuales arreglos se generan, ya entrarán a ser determinados por el marco institucional (normas) que rijan el funcionamiento del mercado.

Partes: 1, 2, 3
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