Reflexiones sobre el Derecho de los Niños a una Vida Digna
Enviado por RISSO de VASQUEZ ROQUE, Emilia Margarita
Al reflexionar sobre el tema Trabajo Infantil y Educación exprese que en nuestra legislación, a partir de la Carta Magna, los tratados y convenios internacionales, la Constitución de la Provincia de Córdoba y la normativa y jurisprudencia nacional, provincial e interamericana, podemos ir marcando hitos que señalan el rumbo de la interpretación de los derechos reconocidos a los habitantes del país y las garantías para que los mismos sean efectivizados.
En todos estos documentos, de una u otra forma, se destacan y reafirman constantemente, valores como la libertad, la igualdad, la solidaridad, la dignidad de la persona humana. A través de ellos se manifiestan y desarrollan en extensión las declaraciones, derechos, deberes, garantías y políticas especiales, a las que son acreedores tanto los habitantes de la nación, como los de la provincia, en especial aquellos sectores más vulnerables, como los niños y la mujer embarazada. Hacen hincapié especialmente en las políticas que promueven la formación integral, armoniosa y permanente de la persona, que le permitan elaborar su escala de valores, tendientes a cumplir con su realización personal, su destino trascendente y su inserción en la vida socio-cultural, que posibilite el perfeccionamiento y procure lograr una plena formación democrática, cultural y laboral que desarrolle la conciencia nacional en la construcción de una sociedad mas justa, solidaria y moderna.
En relación a aquellas personas mas vulnerables, en especial los niños, los adolescentes y la mujer embarazada, estos principios y postulados parten de considerarlos con derecho a gozar de una vida digna, no ser discriminados, crecer en un ambiente adecuado, en su familia de origen, ser respetados en su identidad e historia personal, gozar de educación, de alimentación, de salud, de igualdad de oportunidades, entre otros igualmente esenciales.
Pero la realidad actual deja en letra muerta dichas aspiraciones.
Las grandes crisis económicas que se ha producido en los últimos decenios han ahondado la brecha de las desigualdades entre los hombres. Si a ello sumamos los constantes avances de la ciencia y de la técnica, otrora promesas de bienestar, como factores para ampliar la raja, el mundo actual esta muy lejos de ser el lugar ideal en el que se brinden las mismas posibilidades a la mayoría de la humanidad.
Los procesos de ajuste y estabilización aplicados para superar los serios desequilibrios de la economía, en especial en las décadas de los ochenta y noventa, los esfuerzos realizados, que habrían obtenido progresos de restablecimiento del equilibrio macroeconómico y en la recuperación del proceso de crecimiento, han creado una brecha aun mayor a la existente entre los distintos sectores de la sociedad, especialmente en aquellos más vulnerables y desprotegidos.
Hoy hay unos pocos privilegiados y una gran mayoría desprotegida.
Al igual que los recursos económicos, que no se encuentran equilibradamente distribuidos entre las naciones, el bien salud, también es un recurso disponible para algunos e inalcanzable para otros.
Pero para el mundo actual la salud es la posibilidad de plena inserción social y laboral de las personas en la sociedad en la que viven.
Dicha disponibilidad de inserción, para los niños y los adolescentes dependen de que puedan expresar a pleno el potencial genético con que fueron dotados por sus padres.
Para que ello sea así deben tener una gestación sin problemas, una lactancia prolongada, no padecer enfermedades ni graves ni reiteradas, y una buena nutrición– durante toda la niñez. Debiendo todo el proceso, ser evaluado desde antes del nacimiento con controles prenatales y a lo largo de toda la vida del niño, ya que una desviación de los parámetros normales, puede constituir una de las causas de retraso en el crecimiento o de mortalidad infantil.
Sin embargo la gran mayoría de los niños, niñas y adolescentes de nuestro país y de nuestra provincia está afectada por un conjunto de carencias que amenazan sus posibilidades de desarrollo y de sobre vivencia física, psíquica y afectiva.
En el informe del UNICEF "La Infancia Amenazada", se analizaron siete privaciones básicas que sufren los niños: carencia de una vivienda adecuada, sin acceso al saneamiento, no consumo de agua potable, carencia de acceso a la información, no tienen acceso a servicios de atención de salud, nunca han acudido a la escuela, sufren graves privaciones de alimentos.
A partir de la reforma de la Constitución Nacional en 1994, las normas en materia de derechos de la infancia no deberían ser meras aspiraciones, sino una obligación del Estado, ya que con la ratificación de la Convención de los Derechos del Niño, el Estado se responsabiliza pública e internacionalmente de sus acciones, debiendo presentar informes periódicos al Comité Internacional de Derechos del Niño.
La Convención coloca en manos del estado la obligación indelegable de garantizar estos derechos, a más de establecer claramente que todas las medidas que se tomen respecto al niño deben estar basadas en la consideración del "interés superior" del mismo, correspondiendo al estado asegurar una adecuada protección y cuidado cuando sus padres o personas responsables de él no tienen capacidad para hacerlo.
Establece asimismo el derecho del niño a beneficiarse de un nivel de vida adecuado para su desarrollo, siendo responsabilidad de los padres proporcionárselo y obligación del Estado adoptar las medidas apropiadas para que dicha responsabilidad sea asumida. Es decir, fija el principio de la responsabilidad paterna en la crianza de los hijos, subrayando y defendiendo la función de la familia en la vida de los niños, y el deber – subsidiario y supletorio – del estado de brindad la asistencia necesaria para que estos puedan desempeñas sus funciones.
El compromiso asumido por el estado abarca tanto la necesidad de adecuar la legislación con la Convención, como la de prohijar sus principios en la formulación y ejecución de políticas públicas.
Se da cumplimiento al mismo cuando dichas políticas se orientan a fortalecer la capacidad de las familias para atender a sus hijos.
Pero la obligación asumida por el Estado Argentino, nacional, provincial y municipal, está lejos de haberse cumplimentado conforme lo pactado.
Baste con mencionar algunos titulares de la prensa escrita:, Mortalidad infantil, una realidad preocupante, Córdoba sufre el flagelo del hambre, Morir de hambre en Argentina,Las zonas rojas del hambre en Córdoba, 6 de cada 10 chicos argentinos son pobres, La mala alimentación es una hipoteca del futuro, Terror de Gobernantes, Las huellas del hambre,Un futuro negativamente condicionado, Un mundo que crece con desigualdades, Objetivos inalcanzables.
Según cifras oficiales del INDEC 55% de argentinos son pobres, es decir veinte millones de personas, situación que abarca a niños, adolescentes, mujeres embarazadas y ancianos.
La pobreza es reconocida universalmente como la principal causa de sufrimiento, enfermedades y muerte, e impregna social y biológicamente toda la vida de un individuo, perpetuándose de generación en generación.
Si se tienen en cuenta las crecientes cifras de desocupación de los últimos años, es obvio que la calidad de vida de muchos niños se ha venido deteriorando lentamente.
En el "País del Trigo", uno de cada cinco chicos está desnutrido, tiene problemas de crecimiento y trastornos neurológicos.
Pobreza no implica desnutrición, pero ambas tienen una fuerte asociación, y son causas de mortalidad y de retraso crónico del crecimiento, esta última expresión física del progresivo deterioro nutricional de una persona, a la que se suman, ambientes poco favorables para estimular el desarrollo infantil, deficiente cobertura y calidad de servicios de prevención y cuidado de la salud. Todo este cúmulo de factores condiciona el desarrollo físico, intelectual y la capacidad futura de trabajo e inserción social.
Los niños y los adolescentes que se desarrollan en la pobreza y en la inseguridad alimentaria acceden a una dieta pobre en cantidad y por sobre todo en variedad de alimentos.
La desnutrición, que se presenta en los niños, no necesita ser extrema para afectarlos definitivamente, la menos evidente, la que encubre deficiencias de nutrientes y vitaminas es la que culmina en la baja talla definitiva y en una vida de enfermedades y privaciones.
Elvira Calvo, Jefa del Departamento de Nutrición Materno – Infantil del Ministerio de Salud de la Nación, afirmó, "en promedio en nuestro país, uno de cada dos chicos de entre seis meses y dos años de edad presentan un déficit de micronutrientes, en especial de hierro (anemia) y zinc".
La editorial del Diario la Voz del Interior, del domingo veintinueve de mayo, bajo el titulo "Un futuro negativamente condicionado","Las actuales generaciones que crecen infraalimentadas condicionarán en forma negativa su propio futuro y el futuro del país, expresa "Es una realidad inocultable. La quiebra económica y social que padecemos los argentinos no podría proporcionar estadísticas alentadoras."(…) "Es también imposible no coincidir con Jacobo Sabulsky, docente de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, cuando asevera que la desnutrición aguda es la que se ve y moviliza a la sociedad, pero la oculta es la mas frecuente entre la población infantil argentina y latinoamericana"(…) "la desnutrición aguda moviliza a la sociedad. Pero la moviliza mal. El asistencialismo que se practica es rudimentario, masivo y no atiende a las necesidades específicas de los hogares cadenciados. De nada sirve distribuir en forma indiscriminada bolsones de comida cuyo contenido no reconoce diferencia alguna en los requerimientos alimentarios de la pirámide poblacional."
Continúa diciendo el informe, "Los recién nacidos y las madres parturientas exigen una nutrición especial, que no es atendida en forma conveniente. La provisión de leche en polvo es un paliativo, en la medida en que se disponga de un acceso permanente a ella, pero su consumo suele transformarse en vector de enfermedades, porque se la diluye con agua contaminada (que abunda en los barrios desamparados de nuestra periferia) y mal hervida para reducir el uso de las garrafas de gas, cuyo precio pesa en forma cada vez más agobiante sobre la agostada economía familiar. Las penurias que a diario sufren los hogares hundidos en la pobreza y, peor aún, en la indigencia, se agravan con el martirio que supone formar colas desde la media noche frente a los establecimientos asistenciales públicos, en espera de recibir el milagroso número que permita llegar a la consulta médica".
"A estas condiciones de agotamiento, agrega la editorial, se suman la deficiente educación sanitaria que reciben las mujeres en el período de pre-parto, y lo que se obtiene es un paliativo circunstancial, cuando no indicaciones que se transforman en amarga ironía"
"Es muy sencillo recomendar consumo de aves, pescado, más carne de vaca, hierro y micronutrientes y menos puré de papa o de zapallo, a condición de que se prescinda de la situación económica de las familias de los pequeños pacientes.
Según los último informes de Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, en Córdoba se habría producido un descenso en la cantidad de personas afectadas por la pobreza y también un importante incremento en la cantidad de habitantes que no pueden alimentarse lo mínimo indispensable. Conforme esta información al término del segundo semestre de 2004, había en la Provincia 569 mil habitantes (41,8%) bajo la línea de pobreza. Según los datos correspondientes al primer semestre de 2005, ahora son 48 mil cordobeses menos en esa situación. Esto quiere decir que todavía 521 mil personas (38,9%) no pueden afrontar la Canasta Básica Alimentaria de $ 766,25 para un matrimonio con tres hijos.
En cuanto a la indigencia los datos no son alentadores. Durante el primer semestre de este año, hubo cerca de 28 mil nuevos cordobeses que no pudieron cubrir las necesidades almientarias básicas: si los indigentes a fines de 2004 eran 185 mil (13,6%), ahora son 213 mil (15,9%). Casi 15 millones de argentinos se encuentran viviendo en condiciones de pobreza, de las cuales 5,5 millones de habitantes son indigentes, al cierre del primer semestre de 2005.
Las cifras vertidas reafirman lo sostenido por el matutino cordobés al decir "Persiste la ominosa falta de una genuina política de Estado en materia de salud para los menores de hasta dos años de edad. Una política que brinde a las madres parturientas la cobertura económica y médica suficiente para que atiendan a sus criaturas en el período crítico de su incipiente desarrollo. Tal política no puede ni debe limitarse a la distribución de bolsones con alimentos específicos, es decir, los requeridos por las criaturas en la etapa inicia de su existencia"..
Según la conclusiones del Informe de Desarrollo Humano 2005, que cubre tres dimensiones del bienestar humano: ingreso, educación y salud, a pesar de la prosperidad global creciente, mas de mil millones de personas, la quinta parte de la humanidad, viven con menos de un dólar diario, 10.7 millones de niños mueren antes de cumplir los cinco años y 115 millones no van a la escuela. De acuerdo a este informe, la quinta parte de la humanidad vive en países donde muchos gastan dos dólares en un café como si no fuera nada. Otra quinta parte sobrevive con menos de un dólar diario. Esta brecha que se transforma cada vez más en un abismo, es lo que resta esperanzas a la hora de alcanzar los objetivos, Las pobres mejorías, si esa brecha entre pobres y ricos crece, serán cada vez más pobres.
Nuestro país y nuestra provincia, no están fuera del contexto del informe de la ONU, las estadísticas son dolorosas y graves. Es hora de repensar nuestro accionar a través de una profunda reformulación de los programas alimentarios y de salud, en un marco de nuevas políticas sociales, so pena de hipotecar el futuro del país, con generaciones de niños y jóvenes que habrán crecido infraalimentados, con un desarrollo físico e intelectual, condicionado negativamente, que los dejará rezagados no solo para satisfacer sus necesidades, sino además, inermes frente a los embates de las enfermedades, de los explotadores y de los demagogos e impidiéndoles alcanzar una calidad de vida digna que les permita ser útiles a la sociedad.
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RISSO de VASQUEZ ROQUE, Emilia Margarita