Aplicación del Sitio Web para el aprendizaje desarrollador de la Historia Latinoamericana en la Postmodernidad (página 2)
Enviado por Asnety Chinea Franco
Ante la triste realidad neoliberal de índole derechista empiezan a surgir en el continente movimientos sociales de izquierda. Cítese por ejemplo la Revolución Bolivariana, que"…venció sucesivos procesos electorales y derrotó el golpe militar y el golpe petrolero… y ahora proclama el Socialismo para superar en corto plazo el atraso estructural que limitó el desarrollo cultural y socioeconómico de Venezuela"[6].
No cabe dudas que desde este país está cambiando el continente y que frente al ALCA ha propuesto una alternativa de desarrollo para nuestros pueblos: el ALBA. La propuesta incluye la participación social en el proceso de eliminación de las desigualdades, el logro de una calidad de vida y la reivindicación para los pueblos de la región, bajo el principio de la reciprocidad, las inversiones de carácter mutuo y la eliminación de barreras para las importaciones.
A partir del 14 de diciembre, en que Venezuela y Cuba protagonizaron este convenio, se dieron a conocer programas educacionales y de salud como el método cubano yo sí puedo y las misiones Milagro y Barrio Adentro, respectivamente.
Otros ejemplos que ilustran la consolidación de la independencia continental son el MERCOSUR, "proyecto de pretensiones precisas y abarcadoras, no solo en lo económico sino también en lo social y lo político"[7], dirigido al futuro establecimiento de una sola moneda; y Petrocaribe, mecanismo vital para los países pequeños y pobres de esa área. Solo así" las relaciones entre los pueblos (serán una verdadera cooperación) basada en el respeto, la justeza, la igualdad y las posibilidades reales de cada uno de dar y recibir"[8].
El protagonismo cubano-venezolano constituye la utopía del mejoramiento humano y de un mundo más justo, y muestra la necesidad del liderazgo político para la conducción efectiva de los proyectos sociales a través de las figuras de Fidel Castro y Hugo Rafael Chávez. Este protagonismo ha tenido entre sus principales seguidores, al pueblo de Nicaragua, que se redime con el gobierno de Daniel Ortega y la voluntad de integración de su Revolución triunfante. La nueva Bolivia, con Evo Morales, desafía hoy a una feroz oligarquía, que no entiende de cambios para beneficio de la mayoría y rediseña una sociedad apoyada por indígenas, trabajadores y la incorporación masiva de las organizaciones campesinas. Por una senda redentora anda también Ecuador. Su líder Rafael Correa, defiende la necesidad de que América Latina se despoje de las resacas neoliberales para construir un destino propio, basado n el fortalecimiento de la unidad de sus pueblos.
Nada. Que"América Latina es un mundo creciente y disparado hacia lo que ha de ser verdaderamente otro mundo"[9]. Numerosos estudiosos del tema coinciden positivamente en afirmar que la incorporación a disímiles proyectos de gobiernos del área, sindicatos, empresa, movimientos sociales y grupos indígenas, expresa una disposición continental de búsqueda integradora de las raíces autóctonas y de un espacio para los tradicionalmente marginados de la Historia.
Sin embargo se asumen los criterios de Alfonso Sastre en su acertada visión de la Historia o mejor dicho, nueva Historia para América Latina, a partir del resurgir izquierdista del continente y en detrimento de los agotados presupuestos post modernos del primer mundo.
El postmodernismo es un hecho que asume un conjunto de actitudes vitales para apropiarse de una realidad histórica , pero todas sus posiciones se convierten en declaraciones políticas sobre la naturaleza del Capitalismo multinacional de nuestros días que es la expresión interna y superestructural de un nuevo momento de dominación de EE.UU en todo el mundo.
Partiendo de esto, es lógico que se niegue cualquier proyecto de emancipación o acción política, que se anuncie la muerte de los grandes relatos de la ciencia y la Filosofía, así como el fin del sujeto, como protagonista de cambios en la vida social. El Capitalismo hace sentir su presencia poderosa en el escenario de la Historia; perdón, la Historia también ha muerto porque no tiene nada que contar.
Según Sastre, esta agonía de la realidad entra en crisis con la actualidad latinoamericana, y a la "…noción de fin de la historia se abre una diversidad de perspectivas y horizontes…: la neohistoria"[10]. Con las izquierdas, la Postmodernidad primermundista se redimensiona y pasa a ser una experimentación, una propuesta, un camino dentro de una era desacralizadora de todo autoritarismo. Se evoca, entonces, la autoridad de la mayoría, de los despojados. No es una realidad retórica, sino la puesta en práctica de ideas colectivas asimiladas paulatinamente por un continente emancipado ante lo insostenible. Las izquierdas latinoamericanas constituyen lo que Sastre llamó" grandioso proyecto utópico"[11].
O sea que para comprender este nuevo sentido de la Historia se impone relacionar tres conceptos: historia-utopía-dialéctica. Con relación a la utopía, Adolfo Sánchez Vázquez, plantea que esta "presupone una crítica de la realidad existente y… requiere de una actitud práctica para ello"[12]; por tanto necesita concretarse, referirse al momento histórico con aguzado análisis, no puede detenerse en la idea, sino en la acción dirigida al cambio que propone. Esta dialecticidad de lo utópico significa la no adopción de la paciencia para esperar las transformaciones, en defensa de la movilidad hacia lo que debe ser.
Las izquierdas latinoamericanas han transformado el concepto de homogeneidad por el de pluralidad. Es una utopía de lo múltiple, que se opone a la Postmodernidad como la era" del eclecticismo, de la apología de los pensamientos débiles, sometidos a la dictadura de un llamado pensamiento único, forjado en el horno del Imperialismo, y de un postulado final de la Historia"[13].
Los fines apocalípticos de la Postmodernidad terminaron con las izquierdas. Lo que realmente ha llegado a su final es la creencia del cambio imposible, de la inutilidad creativa, de la resignación ante un destino predispuesto. En suma no hay fin de la utopía como no hay fin de la Historia"… (Esta) es inconcebible sin un horizonte utópico, mientras sea necesaria y deseable (otra) alternativa a la sociedad existente"[14].
Y en esta movilidad emancipatoria, habrá que tener en cuenta a la Filosofía, alejada de cualquier dogmatismo y en defensa de la capacidad creadora colectiva. La Neohistoria descansa esencialmente en ese sentido de transformación compartida. El dilema no se resolverá" con debates sobre la naturaleza humana, sino mediante una voluntad y una decisión colectivas, de vivir de manera diferentes"[15]. De modo que el problema de la integración latinoamericana pasa a ser una prioridad en la construcción de una Historia redimensionada, ajustada a necesidades crecientes de liberación.
La Postmodernidad no deja de tomar en cuenta las condiciones actuales de existencia: un mundo con amenazas nucleares y de guerras, y una tendencia progresiva al fin de la especie; pero aferrarse a la negación absoluta significa una alternativa muy débil. El proyecto emancipatorio es real para América Latina porque es una emancipación que ha superado su forma burguesa y se ha liberado de "las concepciones teológicas, productivistas y eurocentristas (y que no debe echar en saco roto), las críticas de la Modernidad, ni lo que la crítica del Postmodernismo, sin proponérselo aporta a esa emancipación"[16].
Para diagnosticar los conocimientos que tenían los estudiantes de tercer año de Estudios Socioculturales de la SUM de Remedios acerca de la Historia Latinoamericana en la Postmodernidad, se realizó una prueba pedagógica a 10 estudiantes de alto rendimiento académico, la cual arrojó los siguientes resultados:
No dominan lo acontecido en la Historia Latinoamericana en las décadas del 70, 80 y 90.
Conocen los principales sucesos históricos ocurridos en Cuba en las décadas del 90 y 2000, y solo algunos del continente latinoamericano.
Identifican la Postmodernidad como una actitud frente a la agotada Modernidad, pero desconocen las características de la Historia Latinoamericana en este contexto.
Describen los movimientos de Izquierda en América Latina, pero no pueden demostrar que a partir de estos cambios sociales, la filosofía postmoderna de los "fines", no es viable en el Continente.
Conocen los proyectos de cooperación entre los países del Área, pero no interpretan el papel de las comunidades indígenas (tradicionalmente marginadas), como sujetos activos de la Historia.
Explican la trascendencia de las Izquierdas para el proceso de desarrollo integral de los pueblos de Latinoamérica, pero desconocen la definición de Neohistoria como posibilidad de reestructuración de conceptos como: verdad y Proyecto de Emancipación.
Para dar solución a estas problemáticas, nos planteamos diseñar un Sitio Web con los contenidos antes esbozados, como un modo efectivo de comunicación para el estudiante que lo visita. Con esta modalidad se brinda información sobre un tema específico, la cual puede ser enriquecida sin variar su esencia; a diferencia, por ejemplo, de una multimedia. El estudiante podrá aprender de manera interactiva; y de ese intercambio permanente dependerán las clasificaciones y modificaciones.
Nuestro Sitio Web consta de una sección d artículos relacionados con temas de la Historia Latinoamericana en la Postmodernidad; un conjunto de actividades elaboradas a partir de sucesos histórico-sociales y que repercuten decisivamente en el contexto cultural latinoamericano, una Galería de Biografías de los principales líderes continentales, la presentación de una Bibliografía actualizada con remisión a los artículos, según temáticas de interés; y además, dos opciones, de noticias y de encuestas, para la retroalimentación de contenidos.
La aplicación de esta diseño a la muestra de estudiantes examinados en la prueba pedagógica, arrojó resultados favorables para la interpretación de procesos culturales abordados en la asignatura Cultura Latinoamericana y del Caribe 2, posibilitando una correcta valoración de las nuevas líneas expresivas del arte en Latinoamérica, traducida en la comprensión de las formas populares y/o residuales, la intención de protesta con una proyección humanista, pese a la multiplicidad de tendencias; y el abandono, casi total, de las actitudes academicistas , en un Continente que, al contrario de otros, está comenzando a contar su propia Historia.
[1] Sastre, Alfonso. (2007). De la postmodernidad a la neohistoria. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, p. 29.
[2] ÍDEM. p. 35.
[3] Sastre, Alfonso. (2007). De la postmodernidad a la neohistoria. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, p. 21.
[4] Ídem. P. 39.
[5] Regalado Álvarez, Roberto. (2003). «La lucha contra el ALCA continúa». En Revista Cuba Socialista. Tercera época. No. 29, p. 16.
[6] Colectivo de Autores. (2007). Estudio para las escuelas municipales del Partido. La Habana: Imprenta Alejo Carpentier, p. 110.
[7] fraginals de la Torre, Héctor. (2005). «Por los Senderos de la integración latinoamericana: el MERCOSUR y el ALBA». En Revista Cuba Socialista. Tercera época. No. 35, p. 58.
[8] fraginals de la Torre, Héctor. (2005). «Por los Senderos de la integración latinoamericana: el MERCOSUR y el ALBA». En Revista Cuba Socialista. Tercera época. No. 35, p. 56.
[9] Sastre, Alfonso. (2007). De la postmodernidad a la neohistoria. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, p. 29.
[10] Sastre, Alfonso. (2007). De la postmodernidad a la neohistoria. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, p. 118.
[11] ÍDEM. p. 35.
[12] Sánchez Vázquez, Adolfo (2000). «Don Quijote como utopía». En Revista Casa de las Américas. No. 243. Abril- junio. Año XLVI, p. 120.
[13] Sastre, Alfonso. (2007). De la postmodernidad a la neohistoria. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, p. 16.
[14] Ídem. P. 67.
[15] Jameson, Fredrick. (1998). «El marxismo realmente existente». En Revista Casa de las Américas. No. 211. Abril- junio. Año XXXVIII, p. 16.
[16] Sánchez Vázquez, Adolfo. (1989). «Radiografía de la postmodernidad». En Revista Casa de las Américas. No. 183.
Autor:
Sulma Rojas Molina
Enviado por:
Asnety Chinea Franco
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