Así las cosas, el nuevo modo de ser del capitalismo se enfrenta a sus propias contradicciones, ha sustituido a su enemigo externo, por sus enemigos internos: las desigualdades crecientes entre quienes concurren al mercado, la caída de los ingresos reales que dificultan la competencia arruinando cada vez más a un mayor número de competidores, y por ultimo, la contradicción entre el discurso democrático de igualdad política y la realidad desigual que vive el hombre.
No se puede perder de vista que el neoliberalismo es, no sólo una concepción económica, sino, sobre todo, un sistema de valores ideopolíticos, que tipifica al capitalismo. Es una ideología coherente, que además de rechazar la intervención reguladora del Estado en el libre mercado, contiene una valoración ética sobre la sociedad, el hombre y la historia.
Confrontar al liberalismo con una simple crítica al mercado es una empresa condenada al fracaso. La tarea consiste en descubrir y mostrar lo que está detrás del velo del mercado, en las actuales circunstancias, sin incurrir en la trampa que nos introduce el neoliberalismo con la artificial división entre los que estén a favor o en contra del mercado.
Hoy día la corriente neoliberal marcha de la mano con la globalización económica, son inseparables, así lo exige la creación de una economía global que para afianzarse requiere de los valores del mercado. La globalización es un proceso objetivo, regido por las grandes empresas transnacionales que dominan todo el mercado y la producción mundial, apoyadas en las conquistas tecnológicas, así como los nuevos medios de información y el transporte, entre otros.
Este fenómeno es consecuencia de las profundas transformaciones en las bases tecnológicas e ideológicas del sistema, en particular de las telecomunicaciones que permiten movilizar, trasladar e invertir el capital en cualquier parte del mundo en escasos minutos sin que los dueños de las grandes corporaciones tengan que dejar sus asientos. De esta manera la globalización neoliberal representa, el dominio económico e ideológico mundial por parte de las grandes potencias industrializadas, armónicamente estructurada, especialmente por Estados Unidos. Desde el punto de vista teórico han (re)aparecido diversas doctrinas que se presentan como la fundamentación científica y novedosa de los cambios ocurridos en el "nuevo imperialismo".
Estas doctrinas acerca del "fin de la historia y de las ideologías" representan formas ideológicas del capitalismo monopolista desarrollado actual que pretende promover la pasividad y el distanciamiento ante la práctica revolucionaria y, de esta manera contribuir a mantener la hegemonía imperial. Según sus teóricos dado el alto nivel científico y tecnológico alcanzado por la "sociedad industrial" la ideología ya no tiene sentido y su lugar lo asume la "tecnología social" capaz de poner en practica los ambiciosos programas de reforma social."[1]
Sus principales exponentes aducen que las exigencias de la organización racional de la sociedad industrial requieren un enfoque científico – tecnológico de los problemas sociales libre de toda ideología. De manera que las ciencias sociales liberadas de la influencia perturbadora de la ideología se conviertan en una "ingeniería social". El postulado de Weber sobre una "ciencia libre de valores" es retomado por la tesis de una "Ciencia libre de ideologías" para lograr así, el rango de verdadera ciencia.
Al parecer fue por los años 50 del siglo pasado cuando se empieza a tratar, por primera vez, acerca del " fin de las ideologías", pero no es hasta 1960 en que esta doctrina se convierte en una tendencia influyente dentro el pensamiento burgués actual con las obras de D. Bell[2]S.M. Lipset[3]y otros.
El supuesto entierro de las ideologías por la ciencia y la técnica intenta encubrir el carácter reformista del sistema capitalista que insiste en eliminar cualquier solución que afecte sus fundamentos estructurales así como la intervención subversiva de los trabajadores por medio de una acción independiente. Cuando se estudian los fundamentos teóricos de los postulados del "fin de las Ideologías" la "desideologización", o la "neutralidad ideológica", estamos en presencia de una nueva forma ideológica que asume la dominación capitalista y no de un capitalismo que aparenta estar más allá de cualquier ideología.
La pretendida neutralidad ideológica es falsa por el simple hecho de no existir una visión ingenua, desinteresada, de las ciencias sociales en el investigador, por tanto su presencia e influencia es inevitable en el contenido interno y el uso práctico de la teoría misma. Aceptar la opinión de que para hacer ciencia (Durkheim) debemos dejar de lado la política, la subjetividad y la ideología es en sí misma una ideología. Pretender ser "neutral" en aras de lograr objetividad es un sofisma pues para ser objetivo en cualquier análisis serio hay que partir de la propia subjetividad y las opiniones políticas de las cuales no se puede desembarazar el sujeto .Es imposible abandonar la ideología (Kohan), y la mejor manera de controlarla, de someterla a discusión, es haciéndola explícita. El científico que declara estar al margen de una posición política en el fondo la está asumiendo, consciente o no en sus acciones.
Para Aristóteles, que no pretendía aportar una definición de ideología, consideraba que la democracia es también un «sistema de ideologías», de ideas confusas, por no decir erróneas, que figuran como contenidos de una falsa conciencia, vinculada a los intereses de determinados grupos o clases sociales, en tanto se enfrentan mutuamente de un modo más o menos explícito o encubierto.
Existe consenso en atribuir la paternidad del término ideología a Destutt de Tracy, quien la formula por primera vez en 1796 y la sistematiza mas adelante en su obra, "Elementos de ideología". Igualmente se reconoce como uno de los antecedentes más lejanos de la teoría de la ideología a F. Bacon quien señala la existencia de determinados "ídolos" que obstaculizaban el conocimiento científico. En "El Príncipe" de Maquiavelo se introduce la idea de ideología cuando dice que las "clases dominantes manipulan la verdad en función de sus intereses".
Hasta los empiristas franceses encabezados por Tracy, el concepto tenia una significación positiva por considerar que las ideas se derivan de las sensaciones, sin embargo, al perder el apoyo de Napoleón Bonaparte[4]los ideólogos comienzan a ser considerados como opositores a los "ideales de la bella Francia" y representantes de la "metafísica tenebrosa". El gran emperador los comienza a llamar peyorativa y despectivamente "ideólogos". A partir de entonces el "ideólogo" se identifica con aquel que no conoce cómo es la realidad y que, además, tiene una visión deformada de la misma. Según afirma Alvin Gouldner, es aquí "donde por primera vez se usa con ese sentido (…) y adopta una significación negativa".[5] Una opinión coincidente en esta dirección la aporta S. Vázquez al decir que "…Napoleón la había arrojado, con un ademán despectivo, al rostro de los ideólogos por volverse de espaldas a la realidad"[6]
Larga ha sido la polémica en torno a la posibilidad de obtener un reflejo acertado de la realidad por las ciencias "ideológicas." El fundamento principal del debate surge de la interrogante epistemológica siguiente: ¿El conocimiento teórico, por ser ideológico, obstaculiza y deforma la realidad que refleja (falsa conciencia)? O por el contrario, ¿puede aportar un reflejo que "corresponda" con el objeto que valora, afirma o rechaza? Con independencia de los matices que presentan las diferentes respuestas a estas interrogantes se pueden resumir en dos tendencias esenciales:
a) Una, que niega la objetividad[7]de las teorías e hipótesis en las ciencias sociales que postulan determinada posición política e ideológica, exigiendo del científico la "liberación respecto de los valores"(Weber),la "neutralidad ideológica", "el corte epistemológico" (Althusser),"el fin de las ideologías" (Bell, Lipset, Fukuyama) y todas las variantes de corte positivista.
b) Otra, considera que la veracidad de una teoría no depende de la ideología que esté presente en su contenido interno sino de la objetividad históricamente condicionada capaz de reflejar adecuadamente la realidad social (y la capacidad de trascencendencia del sujeto). La ideología que no cumpla con los requisitos de objetividad, no es efectiva y verdadera.
Los partidarios de la primera variante parten del presupuesto teórico de que la ciencia se guía por la verdad y la ideología nos conduce al error. La ciencia nos permite la reflexión de la realidad tal como es, mientras la ideología obstaculiza, impide y deforma el conocimiento real de la realidad.
Los antecedentes de estas ideas se encuentran en los neokantianos de la "Escuela de Baden"[8] (Windelband y Rickert) a finales de Siglo XIX y en Max Weber de modo explícito, como "ciencia libre de valores"[9] En el centro de la filosofía posmoderna está presente la idea del fin de la historia "como pérdida de todo fundamento y alternativa al cambio histórico"[10] y su sustitución por la "ontología hermenéutica" libre de toda valoración.
El concepto de razón técnica, según Marcuse,[11] es ya ideología. No sólo su aplicación sino que la técnica misma es dominio sobre la naturaleza y sobre los hombres: un dominio metódico, científico, calculado y calculante. Para Habermas la ciencia y la técnica son racionales con respecto a fines y, por lo tanto, no necesitan de ningún discurso (ideología) para legitimarse sino que su propia eficacia es su autoridad. Este desplazamiento ha sido una de las causas del empuje que posee el capitalismo tardío. No serviría de nada entonces ante las injusticias de este capitalismo denunciar el carácter "ideológico" de la ciencia y la técnica, sino que es necesario, en cambio, oponerle cierta ideología, una opinión pública que afirme una nueva racionalidad simbólicamente mediada: una acción comunicativa.[12]
Otra manera de interpretar el problema lo encontramos en las obras de Marx, Gramsci, Lukács, Lenin y sus continuadores que parten de la premisa de considerar la Ideología no solo como una concepción epistemológica, restringida, sino en su comprensión más amplia que incluye, como función principal, la argumentación y defensa de los intereses (sean falsos o verdaderos) de las clases y grupos sociales. En este sentido, vale la pena insistir en que el objetivo principal de la ideología no radica en la diferenciación entre ciencia y valor, (lo que por supuesto no significa restarle la importancia) sino el vinculo concreto con la práctica de la transformación social, como guía y justificación de la practica y la actividad del sujeto.
Determinada forma de interpretación unilateral del pensamiento de Marx acerca de la ideología ha considerado que en su obra predomina la tesis de la ideología como sinónimo de "falsa conciencia", como obstáculo que impide el conocimiento adecuado de la sociedad teniendo en cuenta la formulación que hiciera (junto a Engels) en "La ideología Alemana"[13] Es precisamente de este texto que se retoma por Althusser la idea sobre la ideología en su valoración peyorativa y falsedad de la conciencia.
El término que empleado por Destutt adquiere diversas acepciones en las obras de Marx y Engels, pero siempre se contemplan desde el enfoque de una «crítica de las ideologías». En general es una «inversión» o una mala interpretación o una «deformación» de un conjunto de ideas, cuyo origen es social. Marx la utiliza para referirse la sociedad burguesa, y más precisamente a la estructura económica y política de esta sociedad, la encarnación y perpetuación de todos los aspectos ideológicos criticables: filosofía, religión, Estado, política, arte, básicamente.
Todos estos aspectos ideológicos coinciden en que son expresión y resultado de una "falsa conciencia", o una mala interpretación, hecha desde los intereses sociales y económicos egoístas y particulares de la clase dominante, y un "reflejo invertido de las relaciones reales". De esta manera definida, no cabe duda en considerar a determinadas ideologías como falsas a partir de la interpretación equivocada de la realidad.
Vale recordar que el criterio epistemológico de ideología es válido siempre que se tenga en cuenta que sirve para hacer una diferenciación entre lo que es ciencia (que conduce a la verdad) y aquello que nos desvía de ella, aunque la teoría de la verdad en la epistemología actual se encuentra cuestionada. Sin embargo, es insuficiente si no se hace extensivo este reconocimiento a la ideología como una visión ética y práctica del mundo, ambos puntos de vista se complementan y presuponen.
Las ciencias sociales no pueden eludir los requisitos de la cientificidad y para no quedar descalificadas deben tener como premisa la unidad entre sistema y método objetivo tanto en el proceso de investigación como de exposición y verificación de sus resultados. La integralidad de sus resultados radica en la objetividad que refleja su teoría que reproduce, o reconstruye la realidad a través del pensamiento conceptual. Una valoración de la ideología debe tomar en consideración varios rasgos de su contenido que permitan, en conjunto, aportar una visión totalizadora y precisa del concepto como expresión teórica y práctica de la actividad del sujeto que promueve o impide el cambio social.
El concepto de ideología contiene un elemento teórico-gnoseológico pues el sujeto, al reflejar la realidad a través de su actividad, origina un conjunto de ideas y postulados que valoran (de forma parcial, adecuadamente, o no) la realidad. En toda reflexión ideológica (incluso en las más reaccionarias) pueden existir momentos de objetividad a pesar de ser falsas en general. En la crítica a la ideología burguesa que Marx hiciera en su tiempo, había un reconocimiento explícito de la contribución de aquellas en aspectos verdaderos que servirían mas tarde para la elaboración de su teoría política y económica del capital.
La ideología, siendo un reflejo adecuado o no de la realidad, contiene una valoración crítica de lo existente que pretende transformar, subvertir o justificar. Sus enunciados producen un enjuiciamiento de los problemas reales del referente social y ejerce una función práctica del sujeto social en su actividad práctica.
La ideología es un reflejo mediatizado, indirecto y profundo que tiene como precedente todo el material teórico existente sobre el cual se desarrolla. Es una generalización del objeto social que se logra mediante la reelaboración crítica del pensamiento y la conciencia que la antecede a diferencia de la conciencia común, cotidiana y directa que se plasma en el curso de la vida y la actividad cotidiana sobre la base de los intereses y necesidades inmediatas de los sujetos. De manera que no deben identificarse, pues son generalizaciones de diferentes órdenes.
Precisamente para lograr una generalización mediata de la realidad aparecen los ideólogos encargados de producir estructurar y sistematizar los intereses del grupo social que representan a través de una síntesis ideológica de su cosmovisión. Su función principal es la legitimación de un ideal que se define así mismo, como la única vía correcta y posible de la actividad del sujeto social que representa.
En cualquier investigación que se realice relacionada con la política, los límites fronterizos entre los objetos de estudio de la teoría filosófica de la política y las ciencias concretas que la abordan (ciencias políticas, sociología política y otras) constituyen un obstáculo difícil de superar. En principio seria suficiente señalar que la diferencia entre una u otra se debe al grado de generalización en que refractan la realidad. Si bien la ciencia política tiene sus métodos específicos para estudiar el organismo tal y como es; la filosofía política investiga la relación entre la justicia y la libertad en la cual recae el objeto de esta indagación.
El concepto de ideología como totalidad que contiene en si misma, no solo a una ideología política en especifico, sino que además está presente en las mediaciones y redes con otras formas de la conciencia social como son la ideología, la conciencia ética, jurídica y la propia ciencia. La ideología política es una mediación necesaria y es un concepto más próximo a la ciencia política, sin embargo, no pretendo abstraerme de la relación íntima que en una sociedad no consolidada o transicional como la nuestra posee con otras formas ideológicas. Por otra parte, es necesario aclarar que también la filosofía política cuenta con su historia epistemológica propia.
Es sabido que en ocasiones se confunde o identifica el concepto de ideología como totalidad (el todo), con una de sus expresiones mas concretas, la ideología política (la parte). En su momento Marx,[14] advertía la necesidad de distinguir entre la ideología como totalidad y aquellas que se fijan en la superestructura, es decir, entre el conflicto que refleja la totalidad y las formas ideológicas especificas a través de las cuales se lucha por resolverlo.
En la presente pesquisa se adopta una definición de ideología que comprende en su contenido los rasgos siguientes: Conjunto de ideas, opiniones, y creencias que de manera sistematizada fundamentan de forma integral las concepciones teóricas de los sujetos sociales interesados en justificar la validación de determinado proyecto social, por medio de la defensa o crítica radical del régimen social imperante. Lo anterior presupone un conocimiento de la realidad que se pretende transformar.
El concepto de ideología que se formula contiene un elemento teórico-gnoseológico presente en el sujeto que al reflejar la realidad a través de su actividad origina un conjunto de ideas y postulados que valoran (de forma parcial, adecuadamente, o no) la realidad. El reflejo ideológico puede ser un conocimiento adecuado del objeto si reproduce la realidad correctamente, cuando existe "correspondencia"[15] entre imagen y realidad y que se verifica en la práctica.
La veracidad de la ideología tiene un carácter histórico y concreto lo cual presupone tener en cuenta las condiciones, la época y el momento en que se intenta legitimar y hacer ver como nueva visión de la totalidad que se recrea por el sujeto. No haber tenido presente este principio metodológico originó una forma de pensamiento que condujo al dogmatismo y a la crisis en el movimiento revolucionario contemporáneo.
La experiencia empírica del uso ilegitimo y extemporáneo de la teoría para justificar posiciones y coyunturas políticas, la vulgarización y aplicación mecánica de determinados postulados, el escolasticismo en la academia, hizo (todavía hace) un profundo daño al desarrollo de la teoría. Semejante versión deformadora indujo a la creencia fatalista del triunfo inevitable de la nueva sociedad sobre el Capital a partir de la tendencia inexorable del progreso social que, conducía a la pasividad y a cierta conformidad del sujeto con respecto a la teoría.
Autor:
Dr. José A Toledo
Universidad de la Habana.
Facultad de Filosofía e Historia.
[1] Popper Karl "Utopía y Violencia" Sociología de la Utopía. Hacer, Barclona,1992.p 83
[2] Bell Daniel " The end of Ideology" On The Exhaustation of Political,Ideas in The fifties,Glencoe, Illinois, 1960. p.102
[3] Lipset S. M. "Political Man" The Social Bases of Politcs, Garden City, Nueva York, p.34,1960
[4] "La ideología metafísica tenebrosa, busca con sutileza las causas primeras, y quiere sobre estas bases fundar la legislación de los pueblos en vez de apropiar las leyes al conocimiento del corazón humano y a las lecciones de la historia(…)Es a ala ideología a quien se deben atribuir todas las desgracias que experimente nuestra bella Francia" Tomado de la obra de Ma. Del Pilar Díaz Castañón en "Ideología y Revolución" Cuba, 1959.1962 Ed. Ciencias Sociales.2a Ed.P.37. La Habana, 2004.Esta obra constituye un referente imprescindible para cualquier análisis profundo de la Ideología de la Revolución Cubana.
[5] Ver: Kohan Nestor "El Capital" Historia y Método- una introducción Ciencias Sociales,2004.Pag,4.En este trabajo se realiza un profundo análisis sobre formación de la teoria de la ideología desde sus inicios hasta la actualidad
[6] Sánchez Vázquez, Adolfo. "A tiempo destiempo" Ciencias Sociales, 2004. P.506
[7] Esta noción puede entenderse de diversas maneras a los efecto de este análisis la objetividad se refiere sobre todo al hecho de disponer de razones comprobables y discutibles por todos, en las que se apoya una creencia que se considera verdadera.
[8] Estos teóricos establecían una línea de demarcación infranqueable entre las ciencias naturales (generalizadoras), y las Ciencias de la Cultura (con su método individualizador.)
[9] Weber, Max Ver: "La objetividad del conocimiento en las ciencias y las política sociales" y "El sentido de la libertad de Valoración en las Ciencias Sociales y Económicas" en "Sobre la Teoría de las Ciencias Sociales", Ed. Península, Barcelona,1971.
[10] Vattimo, G. "Ética de la Interpretación", Paidos,1991 Barcelona,pag. 110
[11] Habermas, Jürgen. Ciencia y técnica como "ideología" Traducido por Manuel Jiménez Tecnos, Madrid, 1986 http:/ /letrae .iespana.es
[12] Habermas, Jürgen " La sociedad Capitalista ha cambiado de tal forma que dos de las categorías claves de Marx, a saber, la de la lucha de clases y la de Ideología ya no pueden ser aplicadas sin mas" o.cit. pag.8
[13] Marx, C. Engels, F." La Ideología Alemana", Pueblos Unidos, 1985. Obra inédita que fue publicada en 1932, donde se retoma este concepto de los empiristas Franceses del S XVIII.
[14] Marx, C. "Prologo de la Contribución a la critica de a Economía Política." O.E. Editorial Progreso p.518
[15] Acerca de lo verdadero o adecuado existen diferentes puntos de vistas: el simple sentido común considera que un enunciado es verdadero si corresponde con los hechos”lo mismo es el pensar y el ser” (Parmenedis) “conformidad de lo que se dice, piensa y cree sobre la realidad”( Herder) “Adecuación entre entendimiento y cosa”. (Tomas de Aquino) “Ideas verdaderas son las que podemos asimilar, hacer válidas, corroborar y verificar; ideas falsas son las que no. Ésta es la diferencia práctica que supone para nosotros tener ideas verdaderas” (James). Para la Teoría clásica de la verdad un enunciado es verdadero si hay adecuación igualdad o correspondencia, entre lo que afirma el enunciado y el hecho a que se refiere, expresión que procede de la definición medieval de verdad entendida como adecuación, o correspondencia, entre el objeto y el pensamiento. El uso del termino, a pesar de toda la carga polisémica que tiene en la epistemología actual, no afecta en lo esencial la idea que expresa el párrafo, no obstante aparece entre comillado para llamar la atención sobre su carácter justamente polémico.
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