Situación económica, que por otra parte, no es nada nueva y que podría "rastrearse" como uno de los resultados de la actividad política de la sociedad mexicana desde tiempos anteriores a "La Conquista".
Se puede afirmar que en general, desde que terminaron su peregrinación los aztecas o mexicas, y se establecen alrededor del lago en cuyo centro encontraron el águila devorando la serpiente, en México no ha habido gobernantes y gobernados, ha habido Amos y Esclavos, y junto con los Amos han florecido una serie de "privilegiados".
Con el transcurrir de los años y de los siglos la nomenclatura ha ido cambiando, pero siguen siendo esos tres grupos los representativos del país, llámense como se les quiera llamar.
Quizá el término Esclavo es demasiado fuerte e inexacto, quizá fuera más adecuado el de "tiranizado" o "cautivo", pero independientemente de la cuestión ortográfica o semántica, es el concepto el que cuenta: el ciudadano mexicano siempre ha estado "cautivo" por sus gobernantes y no ha sido "gobernado" sino "tiranizado".
La Conquista no cambió esta situación, cambió la nacionalidad de los amos por un tiempo, y cuando el mestizaje fue generalizado, ya no eran extranjeros, sino los denominados criollos (mexicanos al 50%) en el Virreinato y posteriormente mexicanos 100% quienes gobernaban y seguían manteniendo cautivo y tiranizado al pueblo, al ciudadano.
La Independencia tampoco cambió la situación, cambió a unos amos por otros, y así hemos estado hasta la fecha.
Durante la mal llamada Revolución se impuso la clase militar compuesta por militares mexicanos, denominados caudillos, hasta 1946 en que se trató de terminar con el caudillaje militar lo que se logró "a medias", siendo convertido en un caudillaje civil, con el partido político oficial a la cabeza, rodeado del infaltable grupo de privilegiados que rodeaban de incienso a los gobernantes, impidiéndoles ver la realidad (que por otra parte, tampoco tenían intenciones de conocer).
El pueblo, la ciudadanía, siguió igual, cautivo de sus propias carencias, a merced de la benevolencia de los gobernantes y de los grupos privilegiados.
Nos permitimos insistir en que los gobernantes no tenían la menor intención de conocer la realidad del pueblo, su propia realidad era prioritaria y era "urgente" asegurar su continuidad por lo que dentro del grupo de privilegiados, o de los grupos de privilegiados fueron surgiendo interpretes e intermediarios entre la realidad del pueblo y la realidad del gobierno y los llamados representantes populares fueron perdiendo el contacto con la realidad de sus representados quedando como entes híbridos, sin ser "populares" cien por ciento ni ser absorbidos entre la clase política 100%.
Como ya hemos visto, la realidad gubernamental giraba en torno a continuidad personal y/o permanencia grupal (o partidista).
El gobernante de México era (o es) mucho más que un Rey, Rajá o Sultán, era prácticamente el "dueño" del País y su voluntad no tenía límite alguno.
Por lo mismo y por otras consideraciones aledañas, la prioridad del gobierno era y es asegurar su continuidad, por lo que se buscó y encontró una fórmula mágica, un doble frente simultáneo, por una parte el frente público de la sucesión presidencial, y en el fondo el verdadero frente político de la continuidad del partido, "enmascarada" en un nueva figura "El Candidato".
Durante cerca de 70 años, funcionó la estrategia, no sin causar hondas y profundas disidencias partidistas: del mismo partido oficial emergieron otros partidos descontentos con el "del gobierno" pero cargados de privilegios, era el mismo "pastel", pero ahora las tajadas eran más y más chicas.
La situación llegó a extremos insospechados al ser asesinado El Candidato del partido oficial en Lomas Taurinas, envolviéndose de misterio esta infortunada desaparición.
Hoy a unos años de la tragedia, se cree sin poderlo probar, que fue asesinado por elementos de su propio partido al haberse convertido en una amenaza para el "status quo" que había ofrecido "cambiar" y porque se había "rebelado" a instrucciones del todavía Presidente del Partido y de la República.
No solamente por este episodio, sino por otros más, igualmente lamentables, los expresidentes de la República se convirtieron en "intocables", responsables de nada de lo ocurrido durante su gobierno, cargados de absurdos privilegios económicos y legales.
Junto con los ex presidentes, la nube de "intocabilidad", léase "impunidad" se fue extendiendo más y más y hoy día, hasta el más mínimo miembro del gobierno es prácticamente "intocable", "impune".
Y así ha llegado hasta nuestros días.
Desgraciadamente, la clase política mexicana ha ido inexorablemente perdiendo credibilidad ante la ciudadanía.
Como parte de una "arreglo" entre partidos políticos, al ciudadano, al pueblo, se le "vendió" la idea de que se estaba buscando la "protección y transparencia del voto" creándose el IFE dizque con el objetivo de proteger la voluntad ciudadana pero que en realidad solamente ha resultado ser un organismo inútil, burocrático y demagógico cuya función primordial es el repartir dinero y privilegios a los partidos políticos y es una instancia más de intermediación de los privilegiados por el gobierno entre el mismo gobierno y la ciudadanía.
Y esto nos lleva a dos de las características que pueden singularizar el México del Siglo XXI: Impunidad, y Continuismo en el Gobierno, Pobreza y Explotación en la ciudadanía todo envuelto en el intermediarismo de los grupos privilegiados de entre los que destaca en forma importante "la Iglesia Católica", cuya intervención en la vida del mexicano es muy grande e importante, lo que es otro tema a considerar en algún otro escrito posterior.
Por más que los gobernantes lo han querido hacer ver de esa manera, Pueblo y Gobierno no son la misma cosa, y es más se puede decir que son "opuestos", ambos viven realidades muy diferentes, México es un pueblo pobre que tiene un gobierno rico.
Tal vez esta aseveración, esta realidad, lo sintetice todo.
Dentro de estos grupos es conveniente destacar el triste y pobre papel que han desempeñado la gran mayoría de los "congresistas" mexicanos, los miembros del Congreso, (Senadores y Diputados) que han protagonizado algunos de los capítulos más negros de nuestra historia, distinguiéndose por ser o haber sido un apéndice o extensión del Ejecutivo y un sometimiento enfermizo a la figura del Presidente en turno.
Y a esta situación habría que sumar la actuación de la "diplomacia estadounidense" y de la Iglesia Católica, que en ambas instancias, han dejado mucho que desear.
Supuestamente "el Congreso" es o debería ser el punto de fusión del pueblo con el gobierno, es o debería ser la expresión de la voluntad del pueblo hecha gobierno, pero no ha sido así.
En cuanto trasponen el umbral del Congreso, los representantes populares pierden esa característica y se transforman en apéndices del poder ejecutivo y salvo una que otra rara, rarísima excepción, nuestra historia muestra muy pocos Belisarios Domínguez (o figuras de esa categoría), y si muchos Victorianos, Aurelianos, etc.
Sin ese servilismo no es posible entender el asesinato de los hermanos Madero y explica la forma en que "El Usurpador" Huerta llega al poder y logra mantenerse en él durante varios años planteando las bases para una virtual dictadura presidencial.
Ese servilismo a los intereses particulares, envidias y rencores de los "caudillos" da lugar y propicia el brote de violencia política más grande que haya sufrido este país (al que posteriormente se trató de denominar Revolución Mexicana) como si hubiera sido un movimiento ideológico o político y no simplemente una prolongada lucha por el poder entre militares sin fundamento alguno en alguna ideología social o política.
Algunos "intelectuales" trataron de justificar la rebeldía de ciertos personajes invocando principios universales del derecho pero principalmente reclamos ancestrales, que nunca fueron o han sido "atendidos" y que fueron la máscara detrás de la cual "los caudillos" escondían sus "ambiciones presidenciales" presentándose ante el pueblo como "defensores de sus derechos" cuando lo único que buscaban era "llegar a la silla".
En esos días las cosas se desbocaron de tal manera, que bandidos comunes, asaltantes reconocidos fueron atraídos y acogidos por jefes militares (con designios políticos) para el servicio de sus intereses y posteriormente los mismos gobiernos, emanados de esas luchas, han querido "elevar" a los más altos altares patrios como supuestos héroes de un movimiento revolucionario que nunca existió en el que perdieron la vida varios centenares de miles de compatriotas creando un conflicto social que no ha terminado y hoy pretenden celebrar como el "Centenario".
El punto es que en su carácter de político al mexicano nunca le ha interesado el País, o, si se quiere ser indulgente con el, nunca ha demostrado ese interés.
Si algo caracterizó ese turbulento período fue el poco apego a los valores humanos y a los valores ciudadanos; robo, despojo, rapiña eran lo común, tan lo hacían unos como los otros, tan "malo" el pinto como el colorado", tan de temerse "los pelones federales" como los "greñudos revolucionarios" y aún hoy a 100 años de distancia seguimos pagando las consecuencias.
En aquellas épocas México era un país eminentemente agrícola, y los problemas sociales y económicos estaban confinados a ese sector (que era el principal sector productivo) y en el que había bastante disparidad económica (que sigue existiendo) y un cierto grado "alto" de explotación (como en cualquier otro país del mundo; no solamente aquí ha habido "aprovechados y explotadores").
A este respecto, el movimiento de los caudillos no resolvió nada del "problema agrario" antes al contrario, lo convirtió en un problema nacional del que aún no podemos "salir".
La "mecha" que inició "la Bola" fueron ideas de índole política, motivadas principalmente por la más reciente reelección de Porfirio Díaz, azuzadas por el deseo de poder de algunos militares y gobernantes porfirianos, y otros "de nuevo cuño", que buscaban el cambio político para satisfacer sus ambiciones personales situados dentro de una incipiente "democracia" moderna que comenzaba a extenderse con características muy "sui géneris" en México por la decadencia de los sistemas monárquicos en el resto del mundo.
Porfirio Díaz, se había "reelegido" varias veces, había impuesto ilegalmente su continuidad en el poder durante 33 años de régimen autoritario.
Había algunos "conflictos laborales" reprimidos a sangre y fuego, había un cierto nivel de inquietud social, de descontento, y muchos "reclamos" sin atender.
Los "espíritus" aconsejaron a un empresario coahuilense, soñador y utópico, que se "rebelara" en contra de Díaz y proclamara su candidatura a la Presidencia de la República.
Si nos detenemos un poco a analizar el Plan de San Luis (5 de octubre de 1910), veremos que los hermanos Madero (Francisco y Gustavo), junto con Julio Peña, Juan Sánchez Azcona, Roque Estrada, Aquiles Serdán y otros más buscaban "derrocar" el gobierno de Porfirio Díaz, convocando a nuevas elecciones y declarando la anulación de las anteriores.
El gran valor de este documento es que proclamaba el principio de la No Reelección y el tema Sufragio Efectivo.
{Empero, y por favor no se rían, ese tema y ese principio ahí ha quedado, poca aplicación práctica o real ha tenido, los políticos mexicanos si bien han aceptado la no reelección del Presidente es en lo único en lo que lo han aplicado, porque en todo lo demás, la reelección de los puestos de "elección popular" le han sabido "dar la vuelta", los nombramientos pasan por una serie de tamices, arreglos y componendas y al fin de cuentas "siguen los mismos"}.
Volviendo al asunto de Madero, desde la cárcel emitió el Plan de San Luis y "sorpresivamente" triunfó, pero ojo, mucho ojo, triunfó no por sus propios méritos o sus "ideales" o sus promesas {muchas de ellas permanecen sin cumplir} sino porque la ciudadanía y los que tenían intereses políticos ya estaban "hartos" de Porfirio Díaz, no tanto porque creyeran o apoyaran los programas o ideales maderistas, sino porque vieron en esa rebeldía maderista la oportunidad de "avanzar" sus propios intereses políticos y económicos y deshacerse del "tirano dictador".
La ciudadanía, en una ingenuidad impresionante creía que efectivamente "las cosas cambiarían".
La caída de Díaz la determinan sus propios errores, no los aciertos maderistas y precisamente por ello, es que después de Díaz, el país se "sume" en un caos económico, social y político del que aún no hemos podido reponernos.
Hoy algunas cosas han cambiado, pero lo que no se ha modificado es ese carácter individualista (personal o grupal) de nuestra política y el olvido casi total, el despego de los legítimos intereses del pueblo.
Desde hace 200 años se siguen enarbolando las banderas de la justicia social, de los reclamos milenarios, de las carencias ancestrales, pero no se les da ninguna solución, solo son "banderas", solo se convierten en reclamos, en palabras que se lleva el viento, hasta que llega el siguiente candidato y las recoge, las une de nuevo y les da exposición pública de manera tal que ya se han convertido en temas que todo político menciona.
En la actualidad la inseguridad, la violencia, el narcotráfico, son temas en los que todo mundo coincide (y que no existían como problema en tiempos de Don Porfirio) pero a los que nadie ofrece una solución concreta, con planes, programas, acciones definitivas, reales, especificas, todo el mundo político los menciona, todo mundo dice que los va a solucionar, pero nadie dice ni como ni cuando, y una vez en "el poder" convenientemente se olvida el problema y las promesas o si acaso, "se aplican aspirinas".
De los tiempos de Don Porfirio persisten la desigualdad en la distribución de la riqueza, el éxodo hacia "las ciudades" cuyo crecimiento caótico sigue hasta la fecha, el problema del campo mexicano, incrementado por el abandono de las tierras de cultivo (iniciado en 1910) y al que se trató de solucionar por medio de deuda pública, importaciones y "maquilas".
En general, la mala situación económica de la mayoría de la población nacional continuó si no es que se pueda decir que "empeoró".
En otras palabras "la Bola" la mal llamada Revolución, once años de desolación y muerte en nada benefició al país pero si lo transformo, convirtiéndolo en una nación "de segunda" eternamente endeudada y dizque "en vías de desarrollo".
Un país pobre, dependiendo de un gobierno rico.
Un asunto similar a lo que ocurre en la política, ocurre, respetando las distancias y los temas involucrados en el futbol profesional mexicano, en donde el más fiel reflejo de algunas situaciones del país es la Selección Nacional de Futbol.
Particularmente la Selección, puede ser equiparada a la Presidencia, centro de atención y de deseo de millones de mexicanos, y que sin embargo, nunca deja a todos satisfechos.
Haga lo que haga, deje de hacer lo que deje siempre será criticada, siempre estará polarizada.
Cualquier resultado que obtenga será cuestionado, criticado, desmenuzado, analizado, vilipendiado o elevado a alturas olímpicas, no hay términos medios, no hay grises, todo es en un extremo o en otro y por sobre todo predomina la emoción, lo visceral, lo emotivo, la razón, lo racional queda muy lejos, muy fuera del asunto.
¿Puede un candidato a cualquier puesto político, sin más ni mas, pararse ante el Ángel de la Independencia y hacer un llamado patriotero sin que reciba una rechifla generalizada de quienes no son sus "partidarios"?
No jamás, se nos ocurriría siquiera pensar en que se atrevan a hacerlo.
Empero, Javier Aguirre, flamante entrenador de los Ratoncitos Verde, ratoncito verde él también, hace un llamado a la ciudadanía con tintes políticos y patrioteros que no se hubieran ocurrido al propio López Hablador, mencionado que podemos ser lo que nunca hemos sido, sabedor que en estos momentos al pueblo le interesa mucho más lo que haga la Selección que cualquier aspecto de tipo político o "electoral" y en su llamado hace énfasis en otros aspectos sin hacer referencia directa al futbol, es decir, apela al "patrioterismo".
Como sea que se le quiera ver, es una "obra maestra" del modo de hacer política "a la mexicana".
Independientemente del mensaje, este "anuncio" marca una gran diferencia entre las percepciones del mexicano ya que ningún político en funciones o "aspirante" puede hacer ese llamado en este momento porque sabe que el "electorado" distingue muy claramente entre lo que se dice y lo que se hace o deja de hacer públicamente cualquier político, el "electorado, el "pueblo" sabe perfectamente que hay un "doble discurso".
100 años de futbol profesional, 13 participaciones Mundialistas, no han logrado producir una Selección "de nivel".
200 años de Independencia no han logrado consolidar una nación unificada y coherente ni una "clase política" digna ni eficaz.
100 años de luchas intestinas no condujeron a la ansiada meta de un México "mejor".
¿A que podemos atribuir esto?
Creo que podemos decir que esto es el resultado de tener una política y un futbol mediocre, a una concepción equivocada en la que se entrelaza y confunde lo que queremos con lo que podemos tener, en la que se embrolla posibilidad con probabilidad, quizá en forma inconsciente, {lo cual dudo mucho}.
Es posible que tengamos un buen gobierno, es poco probable que lo tengamos.
Es posible que tengamos una buena selección de futbol, es poco probable que la tengamos.
Todo es posible, no todo es probable.
Las posibilidades son "abiertas", "existen", las probabilidades son "cerradas", "se trabajan", "se fabrican".
Sin embargo, aparte de estas confusiones, debemos reconocer que en nuestra política y en nuestra selección hay un "doble" discurso", una doble moral.
Uno es lo que se dice, otra cosa es lo que se hace.
Ambos, los políticos y los directivos futbolísticos creen saber exactamente lo que los ciudadanos queremos oír, e identifican lo que queremos oír con el "triunfalismo" y no con la "realidad" y ese es "su error".
Todavía no entienden que en muchas ocasiones lo que se quiere oír no es lo mismo que la realidad, y como ya se ha demostrado que el prometer no empobrece, prometen y prometen sabiendo que no pasará nada, desoyendo las enseñanzas de la historia.
En una muestra más no de la efectividad de la oposición sino de la pérdida de fuerza política del gobierno, de las miles de promesas no cumplidas y de que "el pueblo" ya está "cansado" de este tipo de política.
En el año 2000 terminó una hegemonía de más de 70 años del partido oficial casi de la misma manera en la que triunfó Madero, por "hartazgo" de Díaz en 1910, por "hartazgo" del PRI en el 2000.
En ambos casos, la ciudadanía llega a una determinación negativa, lo que no es muy alentador que digamos y tampoco habla bien de la "fuerza" de los políticos en nuestro País a los que les falta el elemento más importante: "credibilidad".
Ni Dart Vader, Lex Luthor o Osama Bin Laden, los enemigos más grandes de la humanidad mandaron matar a los hermanos Madero, Villa, Zapata, Carranza, Belisario Domínguez, Ruiz Massieu, Colosio o Clouthier.
¿Cómo puede ser de otra manera, cuando el presidente absorbe todo el poder político durante su mandato? ¿Cómo puede haber otra figura política cuando el presidente opaca e impide el desarrollo de cualquier "competencia"?
Por ese presidencialismo tan especial es que en México no hay "políticos de carrera", sino políticos de oportunidad, y fundamentalmente, "protegidos presidenciales" o si acaso, protegidos partidistas o lo que viene a ser lo mismo "políticos eternos" mantenidos artificialmente en su puesto, no por voluntad popular, sino por necesidades de su partido y de la idiosincrasia de nuestras instituciones políticas creadas y mantenidas para favorecer a los políticos y no a los ciudadanos.
Tan es de "oportunidad" que el mensaje político de más trascendencia actual lo ha "hecho" Javier Aguirre.
Sin embargo, y reforzando el punto, ninguno de nuestros "políticos oficiales", tiene la "fuerza" necesaria para destacar individualmente y por eso son necesarias las Alianzas.
Después del 2000 el Congreso sufrió una "sacudida" levantándose la cadena de dependencias directas de la voluntad del Ejecutivo, pero desgraciadamente, nadie previno esta situación y se pasó rápidamente de la sorpresa a la libertad y de la libertad al libertinaje y desgraciadamente los partidos hacen todo lo posible por mantenerla en ese estado porque es el estado que "les conviene".
El PRI pasó a convertirse en oposición, el PRD siempre ha sido oposición, pero ahora tomó una directriz negativa, oponerse a todo, con o sin razón, entorpecer cualquier iniciativa del ejecutivo, demostrar al mundo nuestra "libertad democrática", la muerte del "presidencialismo"; por designio y por oficio el PRD es negativo, a todo se opone, a todo encuentra "defectos".
El Partido semi familiar del Niño Verde deshizo la alianza con el PAN y a cambio obtuvo concesiones que comprometió seriamente cuando los video-escándalos.
Los nuevos partidos, se han vuelto cautelosos, analíticos, "mañosos", centrando sus esfuerzos en dos puntos principales, la continuidad (que les asegura el subsidio del IFE) y las "causas" o iniciativas que mejor ayuden a conservar esa continuidad como partido político.
El bienestar de la ciudadanía, el progreso del país, ¿Qué son comparados con la permanencia en los privilegios"?
En el 2006 -con maniobras políticas no del todo claras- Felipe Calderón llega a la Presidencia, pero tiene en López Obrador un fuerte contrincante que no ha querido admitir su derrota y ha resultado incómodo y un obstáculo para un gobierno más "transparente" y efectivo.
Fox y el PAN cometieron el error de "hacer crecer" a López Obrador y como consecuencia Calderón estuvo a punto de ser derrotado.
Una vez más estuvo a punto de repetirse lo de siempre, ganar no por aciertos sino por los errores del oponente.
Buscando siempre la paja en el ojo ajeno, a Vicente Fox, a Felipe Calderón y al PAN no les han dejado gobernar, poniendo piedritas y piedrotas a lo largo y ancho del camino.
Fox ya superó su periodo, pero su "imagen" no quedó "limpia", aunque a decir verdad, no tan sucia como la de Salinas, López Portillo, Echeverría y otros más.
Hoy, con los ojos puestos en las elecciones del 2012 y sin importarles a unos y a otros el país se debate en una polarización muy peligrosa dentro de nube de violencia tachonada de corrupción e impunidad, bañada por una oleada de carencias económicas.
Y tristemente, en la "arena política" no hay contendientes "de altura", por el PRI se perfila Peña Nieto, por el PAN, pudiera resurgir Santiago Creel, o quizá "si aparece" el Jefe Diego, por el PRD hay tanta lucha interna que no se sabe quien será, pero no parece haber mucho de donde elegir, López Obrador ya se autoperfiló de nuevo y quien sabe con que "tarugada" saldrán los otros partidos, pero lo más seguro es que se "alíen" con alguno de los candidatos de los "partidos grandes".
Es decir, como lo dijo en célebre ocasión el máximo líder sindical Fidel Velázquez: "La caballada está flaca".
Los partidos políticos lo único que hacen son "ejercicios" en democracia, deliberaciones, debates, retrasos, rechazos parciales, con escasos resultados y nulo avance, las reformas indispensables para el combate a la pobreza y para el combate a la inseguridad, no pasan de ir de una Cámara a otra sin que se tomen decisiones puntualizadas por los diversos medios de comunicación que se permiten opinar y criticar en forma poco objetiva, contribuyendo a hacer más confuso el asunto.
Se aprecia muy a las claras que no hay ni determinación ni velocidad, que no hay, en otras palabras, "voluntad política" y que los comunicadores publican lo que la filiación política del medio señala, no lo que objetivamente sucede.
Con estos ejemplos se puede ver, que el Congreso en nada ayuda al progreso del País, que su actitud melindrosa y partidista detiene la aprobación de reformas indispensables para el avance real y efectivo.
Reformas que quizá no son las ideales, que quizá no son completas pero que mientras estén en "debate perpetuo" de nada servirán.
Y se ocupan de asuntos intrascendentes que ningún beneficio producen a la ciudadanía, como por ejemplo los intensos debates que condujeron a que se aprobara el "derecho" a hacerse perforaciones corporales en esos cuerpecitos lonjuditos que la comida chatarra produce en nuestros "gay avangards" en lugar de ocuparse de los que roban, los que asaltan, los pederastas, los que se apropian de nuestras calles y avenidas, de los franeleros y ambulantes, de los que no pagan impuestos, los que secuestran y asesinan, los corruptos y los que corrompen.
No combaten el delito y las violaciones a las 33,854,976 leyes en vigor, como es su obligación y para las que fueron "elegidos".
Un punto de poca importancia, nada vital para la seguridad nacional ni para la sobrevivencia de los ciudadanos, es el ejemplo de lo que ocurre con la desparecida (por fin) Compañía de Luz y Fuerza del Centro, en liquidación.
En un ambiente por demás hostil se dio marcha a la liquidación de esa empresa, que desde el siglo pasado estuvo en proceso de liquidación, lo cual no debía haber sido sorpresa en 2009 para el poderosísimo y ultra privilegiado Sindicato Electricista ya sabían que tarde o temprano la compañía de Luz desaparecería y con ella sus "privilegios".
Según trascendió era una empresa de 40, o 44,000 empleados, muchos de los cuales, iban a ser "liquidados" y re contratados por la Comisión Federal de Electricidad que "absorbía" los activos y pasivos de la extinta Compañía de Luz.
Ahí comenzó el problema, a pesar de que esos empleados iban a recibir cantidades "inimaginables" para cualquier otro empleado sindicalizado, a los líderes sindicales "no les gustó el arreglo" y han organizado y siguen organizando una serie de manifestaciones bloqueos y reclamaciones en contra de la decisión de liquidación y de la forma en que se está llevando a cabo pues en la nueva reestructuración, se acabaron algunos de sus muchos privilegios.
Hasta ahí, el asunto no pasa de ser una reacción de los afectados pero lo que no se vale es que perjudiquen a la ciudadanía haciendo cortes al suministro eléctrico en infantil señal de "protesta", o que bloqueen calles y avenidas con marchas inútiles fastidiando a miles de ciudadanos que no pueden realizar sus actividades cotidianas por la "libertad de expresión" de un grupo de descontentos con una decisión final, decisión que no hay manera de cambiar.
El punto básico en esto es que no es válido y el gobierno no debería permitir que la expresión de los derechos de unos, invada o perjudiquen los derechos de otros.
Según tengo entendido el derecho de uno termina donde empieza el derecho del otro.
Estoy de acuerdo en que tienen todo el derecho de expresarse, de "manifestarse", pero no tienen ningún derecho a invadir y bloquear las vías públicas ni a "disturbar" la paz social.
Si nuestros legisladores y representantes populares vieran estos aspectos, no estarían tan prestos a aprobar que se realicen marchas y manifestaciones a todas horas y por todas las calles y avenidas de nuestras ciudades y poblaciones.
Y no nada más de los electricistas, ¿Qué tiene que ver la ciudadanía con las "prestaciones" de los maestros y sus constantes manifestaciones?
El ciudadano no es quien ha concedido o concede las múltiples prestaciones de las que gozan los maestros.
¿Beneficia a la ciudadanía el comercio ambulante? Tal vez, quizá, puede ser que hace algunos años, cuando comenzó si tuvo algunos beneficios, pero hoy, no lo creemos.
El Ambulantaje ha salido de control, ha crecido tanto que ya es como el Monstruo de Frankenstein, muy superior a su creador.
Una de las principales razones que se adujeron para permitirse el establecimiento de miles de vendedores ambulantes fueron los precios que supuestamente serían más bajos que los precios en los mercados "regulares" o tiendas "normales", pero hoy, no es así, los precios son iguales o hasta superiores a los de los comercios "establecidos" que si tienen que pagar luz, gas, agua, impuestos, sueldos, inventarios, etc., no como los ambulantes que no pagan nada de esto, la luz, y el agua "se la roban", impuestos, no pagan, empleados tampoco, renta, quizá, quizá en la "corta" que pasan "a las autoridades" esté incluido el concepto de "renta" por el espacio público que ocupan y que como regla general, es en donde más estorben el tráfico de peatones y de vehículos a motor.
No emiten facturas, no hay servicio ni refacciones ni garantía, los kilos no son de a kilo, los litros tampoco son de a litro y muchas otras "deficiencias" más.
Gratis no es, de eso pueden estar seguros, lo que nosotros no sabemos son los conceptos de "pago" que estos ambulantes tienen que hacer para que les dejen ocupar calles y banquetas y tampoco sabemos cuales y cuantas "autoridades" reciben o se reparten esos pagos semanales y entre estas "autoridades", no se descarta la "piscacha" que reciben las Asociaciones de Colonos ya que éstas han cobrado "tanta autoridad" que ni pasear por las calles se puede sin que intervengan.
Lo que resulta incomprensible es que todavía hay gente que acude a esos mercados y sigue "comprando".
Otra aberración ciudadana, es la pretensión de que sea "obligatorio" formar parte de la Asociación de Colonos de la colonia o fraccionamiento en donde se viva.
No se vale, ya de por si adquirir un inmueble es muy difícil y muy caro para que todavía se tenga que gastar más en beneficio de unos cuantos "politiquillos vivales".
Esas Asociaciones, probado y comprobado, no sirven para nada, solo son una "antesala" para aquellas personas con intereses políticos, y lo único que hacen es "pedir" pedir" y seguir pidiendo dinero, cuotas, derechos, y contribuciones para "mejoras de la colonia", que nunca se materializan o contribuciones adicionales para "seguridad" con patrullas descompuestas la mayor parte del tiempo o "elementos" que permiten el paso a cuanta persona se presente ante ellos, las colonias "protegidas" están "rebosando" de pepenadores, lava coches, jardineros, solicitantes de empleos domésticos, vendedores casa por casa, encuestadores, etc. ¿de que sirven "los policías"? ¿acaso ellos levantan el "mugrero" que hacen perros, gatos y pepenadores en las bolsas de basura, todas las madrugadas?
¿Y que se puede decir de aquel temporal programa de ayuda para financiar al gobierno y que se pudieran "celebrar" los Juegos Olímpicos en la ciudad de México?
Si nos referimos al Programa Hoy No Circula y su hijo menor la Verificación Obligatoria (dos veces por año) causada por la pésima calidad de la gasolina que elabora o importa PEMEX. ¿De que sirve que su implementación sea anticonstitucional, o que el entonces Candidato Felipe Calderón haya prometido eliminar dicho "impuesto"?
De nada, y a Calderón ya se le olvidó que muchas personas creyeron en su promesa.
Y sin embargo, todavía hay un resquicio de esperanza: en Querétaro y próximamente en Puebla ya han suprimido ese inútil "Programa".
Otro punto de la mayor trascendencia es que en México, todas las actividades económicas o casi todas, se han "politizado" y cuando la política interviene en los negocios, malo para los negocios.
Son o deberían ser actividades en paralelo, pero independientes.
Lo que ha ocurrido es que en algún momento al presidente en turno se le ocurrió que el Estado debe ser el Rector de la Economía, principio de operación bolchevique que llevó a la Unión Soviética a constituirse en potencia mundial, pero que ocasionó su caída y desmembramiento en 1989.
Siguiendo ese principio de "rectoría" el gobierno mexicano estableció su intervención en toda actividad económica, lo que según creo, pocos beneficios ha producido, salvo una mayor "cautividad" de los contribuyentes, y una mayor "riqueza" del gobierno, que en realidad solo al gobierno beneficia, no a las empresas, o sus trabajadores, ni a sus proveedores o sus clientes.
Conviene establecer que dos grupos se han beneficiado con esta política, por un lado el gobierno que tiene una mayor base de contribuyentes, y por otro los accionistas o dueños de las empresas (incluido el gobierno) porque los esquemas fiscales les otorgan subsidios, deducciones y otras formas legales de reducción en el importe del pago de impuestos en algunos rubros importantes lo que puede ir "directamente" a los bolsillos de los accionistas y no se ven reflejado en "reinversiones" para las empresas.
De una manera u otra el gobierno obtiene beneficios ya que el gobierno es el mayor "empleador" del País, aunque al hacerlo, las empresas se van deteriorando perdiendo competividad en un creciente mercado globalizado.
El gobierno tiene 36 de las empresas más importantes del país : Imprenta y Editorial: 1, Comunicaciones y Transportes: 4, Industria: 3:( PEMEX, CFE y el Consejo de Recursos Minerales), Comercio: 6, Seguridad Social: 5, Otros rubros: 17.
Vitales para el desarrollo de la actividad productiva: PEMEX, CFE, Aeropuertos y Servicios Auxiliares. Caminos y Puentes Federales de Ingresos, Servicio Postal Mexicano, Telecomunicaciones de México, Diconsa (antes CONASUPO), ISSTE, IMSS, DID, CAPFCE, Comisión Nacional del Agua, Conacyt, Notimex, Lotería Nacional, Pronósticos para la Asistencia Pública y otros más cuya influencia es determinante en las actividades económicas relativas.
Y en todas ellas, se sigue el mismo modelo desde su creación, con algunas "mejoras tecnológicas" {de tipo "aspirínico"} pero en general son lentas e ineficientes, caras y poco productivas.
Como empresas, como generadoras de utilidades, están muy lejos de los "estándares" de la iniciativa privada, y un pequeño indicativo es el que cada rato se hace público el monto de los adeudos por servicios (gubernamentales en su mayoría) que esas empresas gubernamentales ocurren por el pésimo "manejo" que de ellas hacen los políticos que son "premiados" por el propio gobierno.
Podíamos escribir más, mucho más, pero sería seguir dando ejemplos de las idiosincrasias de la política mexicana por lo que creemos que ya ha sido suficiente.
Solamente queremos enfatizar que a pesar de todos los ejemplos, se puede apreciar que todos los aspectos son "perfectibles", se pueden "corregir" y "enderezar" el rumbo.
No es mucho pedir, solamente que cada quien haga lo que se supone debe hacer, anteponiendo el interés de México a los intereses personales o grupales, sobre todo en lo referente a nuestra devaluada "clase política".
Que lo haga bien, y a la primera, No Es Mucho Pedir.
¿Podremos hacerlo? ¿Queremos hacerlo?
Esa es la interrogante.
Como dijo Shakespeare "That is the cuestion".
Yo solo puedo y quiero decir que si nos lo proponemos, lograremos hacerlo, pero esa es una labor de todos los ciudadanos, no solo de los miembros del gobierno o de los que viven del gobierno y ya es tiempo que la ciudadanía, el pueblo, entendamos que también tenemos responsabilidad en lo que ocurre y que es a nosotros a quienes corresponde "poner el remedio", no a la Virgencita de Guadalupe…….. o a Papá Gobierno.
Autor:
Javier Torres Landa V.
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