- Introducción
- Procesos industriales
- Evolución de la producción
- La revolución tecnológica
- Nuevas formas de organizar la producción
Introducción
La evolución de la tecnología se fue caracterizando por transferir las operaciones humanas a los artefactos.
Pero, además, tareas que en sus comienzos eran individuales comenzaron a distribuirse entre varios individuos, dando lugar a la formación de organizaciones.
La organización de un grupo de personas se relaciona con el modo en que se procesa y circula en su interior la información. Ésta constituye el insumo necesario para que las acciones de cada miembro alcancen sus fines, los que, a su vez, corresponden a los objetivos de la propia organización.
Como se ve en el siguiente texto, la historia de la organización de las comunidades se desarrolla junto con la historia de la tecnología.
"Los pueblos recolectores de alimentos, cazadores y pescadores, se componían de pequeños grupos o conjuntos de personas (bandas), que debían estar siempre I dispuestos a trasladarse allí donde se encontraran sus alimentos.
Al depender de lo que la naturaleza les brindaba, no eran muchas las personas que podían vivir en una misma zona, ya que el alimento se agotaba rápidamente.
La vida de la gente adquirió una forma muy distinta cuando comenzaron a realizar una serie de actividades con el propósito de producir y almacenar sus alimentos.
Las tierras que ofrecían ciertas dificultades para su cultivo obligaron a utilizar determinados técnicas y realizar tareas específicas como, por ejemplo: eliminar plantas silvestres, abrir surcos, expulsar animales y garantizar la provisión de agua. Todas estas actividades provocaron un aumento de la producción y permitieron la aparición de un excedente agrícola.
Se podía, entonces, conservar lo necesario para alimentar a todo el grupo a lo largo del año, hasta la próxima cosecha, y también guardar una parte de los granos para sembrarlos. Gracias a ello no era necesario sacrificar todos los animales y se podían reservar los más jóvenes para la reproducción.
Como no tenían que trasladarse periódicamente a otras tierras ni ocuparse todos de la obtención de alimentos, empezaron a desarrollarse otras actividades y a distribuirse las tareas entre los distintos miembros del grupo.
Junto con las modificaciones que el trabajo humano introducía sobre fa naturaleza, otros factores comenzaron a cambiar. La diferenciación de tareas llevó a que los hombres tuvieran que ponerse de acuerdo sobre un nuevo conjunto de normas que hicieran posible la convivencia."
Tomado de Pensar la historia, de Patricia Moglio y otros.
Procesos industriales
Llamaremos proceso de producción o de fabricación al conjunto de fases o etapas organizadas, mediante las cuales modificamos las características de los materiales utilizados como insumos (forma, tamaño, textura, composición interna), con el objetivo de lograr un producto tecnológico, de producción industrial, previamente especificado en los documentos del diseño.
En cada una de las etapas del proceso existirán una serie de operaciones que tendremos que llevar a cabo, para lo cual deberemos contar con materiales, personas, máquinas y herramientas, información, financiamiento, un mercado, entre otras cosas.
Teniendo en cuenta los factores productivos que requiere un proceso industrial resultaría:
Los procesos industriales requieren de materia, energía e información. Además se necesita una infraestructura de producción compuesta por personas capacitadas, máquinas, herramientas, financiamiento, etc.
Los procesos industriales o de producción contienen toda esta serie de elementos bajo una forma organizada de etapas secuenciales buscando la máxima eficiencia y eficacia en la fabricación.
Evolución de la producción
La actividad tecnológica de la humanidad es tan antigua como el hombre.
En los primeros tiempos, los materiales de los que disponía el hombre eran esencialmente de origen natural. Sobre ellos debía realizar las operaciones de transformación necesarias para lograr los utensilios o las armas que su vida cotidiana requería.
Con el tiempo, los conocimientos tecnológicos del hombre se fueron ampliando. Se descubrieron nuevos materiales, se domesticaron animales, se produjeron alimentos y fibras textiles.
En plena era agrícola, los sistemas de producción estaban basados esencialmente en actividades de cultivo y cría de animales que satisfacían las necesidades de la familia del agricultor. No existía la economía de mercado y el precio de cambio de los productos tecnológicos de la época se establecía a través del trueque.
En la edad media se hizo muy fuerte la figura del artesano, que generalmente trabajaba para su familia y para un determinado grupo de vecinos.
En el proceso de producción artesanal no existía la denominada división del trabajo, lo que significa que era el mismo artesano quien realizaba cada una de las etapas y operaciones de producción. Esto daba un aspecto muy particular a cada uno de sus productos, ya que las herramientas que utilizaban o las técnicas de fabricación generalmente les eran propias y se mantenían en secreto, que daba un carácter muy personal a su producción.
En los siglos XVI y XVII comenzaron los primeros esbozos de los procesos de producción basados en la división del trabajo: En esta época los artesanos trabajaban para un contratista que les encargaba la fabricación de los productos deseados. Como el contratista quería vender más productos, necesitaba aumentar la eficiencia de la producción artesanal. En lugar de hacer todo una sola persona, realizaba una distribución de las tareas entre varias de acuerdo con las habilidades de cada uno.
Estos primeros empresarios comenzaron a descubrir que la división de las tareas abarataba los costos e incrementaba la producción.
La aparición de la máquina de vapor en el siglo XVIII aceleró los procesos de producción masiva. Se generó así una economía en la que aparecen claramente diferenciados los productores de los consumidores: los que venden y los que compran. Apareció el mercado: los que demandan y los que ofrecen.
Hacia el final del siglo XIX y a principios del siglo XX, la búsqueda de la eficiencia en los procesos de producción llevó al trabajo en las fábricas a esquemas muy rígidos. La división de las tareas y el modo de realizarlas estaba minuciosamente precisado.
Aparecen por primera vez los procesos de producción en serie. Éstos generan miles de piezas idénticas, en una línea de montaje, bajo una secuencia de operaciones técnicas preestablecidas.
El hecho de que fuesen las máquinas las que se hacían cargo de los gestos técnicos posibilitó calcular con precisión los tiempos que consumía cada tarea y, en consecuencia, un mayor control de los trabajadores.
Los denominados ingenieros del trabajo son los que se dedican a tomar los tiempos de cada operación. Ahora el operario no puede comportarse como el artesano que maneja el tiempo de trabajo a voluntad. Cada una de las operaciones, por ejemplo mover una herramienta, tiene un tiempo establecido. El operario tiene limitados todos los tiempos y por tanto debe cumplir una cantidad mínima de piezas preestablecida. Esto marca una diferencia muy grande en la forma de producir, ya que el valor del trabajo de un operario muy especializado se podía desmenuzar en una secuencia de operaciones más simples, realizadas por varios operarios no especializados. Esto obligaba a los operarios especializados a bajar sus pretensiones laborales.
Este proceso iniciado por Taylor se llamó taylorismo y marca el inicio de la llamada organización científica del trabajo. Benjamín Coriat, un sociólogo francés contemporáneo, indicó que, mediante este proceso, todo el conocimiento del operario se fragmentó y pasó al empresario.
Una modificación posterior en esta forma de organizar las tareas la realiza Henry Ford en su empresa automotriz y es el denominado fordismo.
La revolución tecnológica
La irrupción de la electricidad, del petróleo y los motores de combustión interna, preanuncian el comienzo de lo que podemos llamar Revolución Tecnológica, algunos la llaman Segunda Revolución Industrial. La primera, que podríamos llamar de la máquina de vapor, marcó el paso de la manufactura a la industria y el nacimiento del capitalismo industrial, además preparó el camino de las grandes transformaciones que tuvieron lugar durante la segunda revolución industrial, cuyo comienzo no es fácil definir pero que podríamos fijar a finales del siglo pasado. Entre las consecuencias más notorias de esta Revolución Tecnológica, o Segunda Revolución Industrial podemos señalar una revolución en los transportes (terrestres, marítimos y aéreos), en las comunicaciones, en el empleo del tiempo libre, en la producción, etc.
Desde la óptica de la producción es interesante hacer un comentario referente a dos doctrinarios de la segunda revolución industrial, dos hombres clave del capitalismo industrial: Frederic Winslow Taylor (1856 – 1915) y Henry Ford (1863 – 1947).
Taylor fue el padre de la organización científica del trabajo; comienza sus experiencias en 1880 buscando determinar las velocidades más favorables para trabajar el acero y la forma de mejorar las herramientas, y al mismo tiempo trata de determinar la máxima cantidad de trabajo sostenido que se le puede exigir a un buen obrero, de forma tal que mantenga su ritmo durante varios años sin que sufra molestias. Para esto, se lanza a la conquista del control del gesto en la actividad industrial; el método que utiliza es el mismo tanto para determinar la herramienta que más conviene usar, como los gestos más convenientes del hombre que maneja la máquina. El trabajo se descompone en operaciones elementales que son medidas y seleccionadas, buscando eliminar las que a primera vista resultan inútiles para el mejor rendimiento de la máquina, pero omitiendo tener en cuenta los aspectos humanos (psicológicos y fisiológicos) del complejo obrero-máquina. La primera etapa de su experiencia era descorticar y apropiarse del aspecto intelectual del trabajo del obrero, la segunda -la organización científica del trabajo- era obtener del obrero (sin posibilidades de aplicar sus conocimientos técnicos para fijar sus propias condiciones de trabajo) el máximo de eficacia dictándole las normas de trabajo. No se le pide al obrero que piense o razone, sino que opere al ritmo y de la manera como decide la oficina de métodos y planificación.
La organización científica del trabajo es lo que se conoce con el nombre de taylorismo.
Algunos de los criterios propuestos por el taylorismo son:
I. Circulación continúa de material a lo largo del proceso.
2. Cada puesto de trabajo debe estar en permanente funcionamiento.
3. Un operario por cada puesto de trabajo.
Sin embargo faltaba un paso, incorporar esta organización científica del trabajo en un sistema de máquinas que progresara automáticamente y dictase su ritmo al obrero.
Fue Henry Ford quien lo hizo al introducir la línea de montaje. Ahora bien, un cambio en las técnicas de producción implicaba un cambio paralelo en los modos de vida. Para producir mucho hacía falta un mercado que consumiera mucho, y como lo decía Henry Ford, no se podía contar solamente con los ricos, ellos no eran lo suficientemente numerosos, la producción en masa que planteaba Ford sólo podía imaginarse en una gran sociedad de consumo, para eso había que hacer de los obreros consumidores, integrarlos psicológica y financieramente al funcionamiento del capitalismo, como trabajadores y como clientes, he allí la solución. Para esto Henry Ford decide pagar más a sus asalariados y anuncia en todo E.E.U.U. ofertas de empleo prometiendo más del doble que en el resto del país. Pero lógicamente a condición de plegarse a la disciplina de la fábrica moderna, al rutinario trabajo en cadena, al ritmo impreso por el taylorismo.
Ford basa su sistema en la idea de la prosperidad general como garantía de una producción masiva y altos salarios.
En el fordismo, la productividad deja de ser el resultado de la sumatoria de esfuerzos individuales y pasa a depender de la planificación y correcta utilización de la capacidad de producción. Los obreros realizan solamente tareas fragmentarias y monótonas, aquellas que según Henry Ford cualquiera puede aprender en menos de dos horas, los hombres repiten los mismos gestos, muchas veces sin comprender su sentido, la concepción fordista del trabajo en cadena significa la marginación de la destreza, de la iniciativa individual, de la cultura tecnológica; pero podemos decir que la libertad de movimiento y la iniciativa perdida son en parte compensadas por la disminución de la fuerza de trabajo para cumplir la función.
Ejemplo de una producción taylorista
Habrá que tener en cuenta los siguientes aspectos:
Tiempo
Instalaciones
Espacio físico (lay-out)
El proceso productivo
El personal
La circulación de información
Los costos
La productividad
Tiempo
Para decidir cómo será la estructura de la fábrica se toman como datos los tiempos de fabricación de cada parte del producto en cada máquina o puesto de trabajo.
Instalaciones
De acuerdo a los tiempos estimados de fabricación, se procura determinar cuántas máquinas de cada tipo es necesario adquirir. Para ello, un criterio consiste en pensar la cantidad de productos que cada máquina puede hacer en una hora. Por ejemplo, si pensáramos en una fábrica de sillas de madera:
Una cepilladora puede transformar material para 4 sillas
Una sierra puede transformar material para 12 sillas.
– La agujereadora puede transformar material para 24 sillas.
– La fresadora también puede transformar material para 24 sillas.
– Un torno puede transformar material para 6 sillas.
– En una mesa de armado se pueden armar 4 sillas.
Las máquinas que más piezas pueden mecanizar son las agujereadoras y las fresadoras: 24 sillas por hora.
En consecuencia, para fabricar 24 sillas por hora habrá que instalar:
6 cepilladoras , 2 sierras, I agujereadora, I fresadora, 4 tornos, 6 mesas de ensamblado
El espacio físico: lay-out
El lugar que ocupe la fábrica debe corresponderse con la cantidad de máquinas que se instalen. La representación de la distribución de las máquinas en un plano se denomina lay-out y la información que éste provee permite determinar la estructura de la fábrica.
En relación con el lay-out, el tamaño real de las máquinas y el espacio necesario para la circulación por el lugar con materiales, partes de sillas, etc., se decide el tamaño real que debe tener la planta de producción.
Para la distribución espacial de las máquinas también se toma en cuenta la secuencia en la cual se realizan las operaciones, de forma tal que el espacio entre una máquina y la siguiente haga mínimo el tiempo de traslado.
El proceso productivo
A la secuencia de trabajos por los que deben atravesar las piezas antes de convertirse en el producto final se la denomina "proceso de producción". Para representar el proceso se puede utilizar un diagrama de bloques, donde cada bloque representa un depósito o una operación.
El diagrama de producción se vincula necesariamente con el lay-out de la fábrica, en tanto cada grupo de máquinas puede corresponder a una sección de la fábrica.
El personal
Una vez decidida la estructura de la fábrica, se contrata el personal que se hará cargo de cada puesto de trabajo, tanto en área de producción como administración.
La circulación de la información
Conocido el lay-out y la estructura del proceso productivo, es necesario definir cómo circulará la información. La representación gráfica del recorrido de las decisiones se llama organigrama. Cada bloque del organigrama representa un elemento, cuya función es tomar decisiones de acuerdo con la información que le llega.
Los costos
Varios factores deben tomarse en cuenta a la hora de poner un valor a los productos que se quieren vender.
-Mano de obra: es el costo en proporción al tiempo de los operarios, o sea, al trabajo humano necesario para fabricar un producto.
–Materia prima: son los materiales que se utilizan en la elaboración de cada producto incluyendo lo que se desperdicia y aquellos materiales que no permanecen en el producto final pero que se requieren en el proceso.
-Costos fijos: corresponden a la maquinaria y las instalaciones.
-Energía: se considera lo que se consume (en electricidad u otros combustibles) a lo largo de la producción.
–Impuestos: los que establece el Estado de acuerdo con la actividad y las ganancias.
La productividad
Diseñada de acuerdo con los aspectos considerados, la fábrica debe producir 24 sillas por hora, es decir, 192 sillas por día, suponiendo una jornada de 8 horas. En un mes de 22 días hábiles producirá 4.224 sillas. Convendrá, entonces, que venda aproximadamente 4.224 sillas por mes.
Puede suceder que el equipo de ventas, luego de una campaña comercial, consiga pedidos que superen lo que la empresa produce. Para satisfacerlos será necesario aumentar la cantidad de sillas que se fabrican en determinado período (por ejemplo, en un día), es decir aumentar la productividad.
El aumento de productividad supone un aumento de las ganancias de los dueños de la empresa, dado que el costo de los materiales variará con las cantidades que se transformen, pero el costo del trabajo humano en un mismo tiempo seguirá siendo el mismo. Hay empresas que establecen premios y estímulos como un modo de repartir las ganancias con los trabajadores.
Si se logra una optimización total del proceso (por ejemplo, mediante la incorporación del control automático y la eliminación de los "tiempos muertos", que se producen cuando no hay piezas o materiales en las maquinarias) y la demanda sigue creciendo, el aumento en la productividad estará asociado a un incremento en la cantidad de máquinas y operarios, e incluso del horario de trabajo.
Pero también puede ocurrir que, por muy diversos factores, internos o externos, la empresa no pueda mantener las ventas en un determinado nivel. En ese caso, comienza a tener pérdidas, hasta el extremo de tener que cerrar, si los ingresos no alcanzan para pagar los gastos.
El Fordismo
A principios del siglo XX, Henry Ford (1863-1947) implementó en su fábrica de autos un proceso de producción que transformaría no sólo la forma de trabajar en todo el ámbito industrial sí no también el modo de consumo de la sociedad.
Su aporte se basa en la incorporación de la cadena de montaje en la producción taylorista, simplificando aún más las tareas. Éstas se reducían a gestos sencillos, de modo que la mayor parte del personal estaba constituido por obreros de muy baja calificación técnica. Sólo unos pocos quedaban a cargo de las tareas de idear y organizar.
El modelo fordista estaba ideado para producir en grandes series, por lo que requería grandes mercados para vender sus productos.
Lay-out de una fábrica fordista: la cinta transportadora recorre las diferentes secciones.
La producción en serie
La producción en serie es aquella en la cual una empresa fabrica miles de piezas del mismo producto, para lo cual cada una de las tareas implicadas en el proceso de fabricación está perfectamente identificada y definida por especialidad.
La disposición de estas tareas se realiza generalmente a lo largo de una cadena de montaje o línea de producción. Suelen ser puestos de trabajo unidos o no por una cinta transportadora u otro elemento de transporte, que lleva el producto que se está fabricando de un puesto a otro. En cada una de las estaciones de trabajo, un operario especializado, una máquina o un robot, realiza una tarea determinada sobre el producto en fabricación, hasta llegar a una etapa de acabado final, en donde se considera terminado el producto.
La fabricación en serie requiere la realización de una gran cantidad de tareas repetitivas y de una especialización muy grande, porque el operario siempre realiza la misma tarea cuando la pieza llega frente a él.
Los sistemas de producción en serie tienen grandes ventajas, pero también importantes desventajas.
La automatización
La automatización posibilita que un mismo operario se haga cargo de diferentes máquinas a la vez. Dado que la mayor parte del tiempo las máquinas funcionan solas, se reducen los "tiempos muertos" y un operario puede atender un islote de producción, de dos o tres máquinas similares o diferentes. De esta forma mejora la eficiencia general, se requieren menos operarios y se genera un aumento de la productividad o de las ganancias.
En relación con los costos, la automatización implica un mayor costo relativo por cada máquina, al que se agregan los de los sistemas de control y transporte o manipulación de piezas o materiales. La ventaja consiste en la posibilidad de fabricar productos diferentes sin que la variedad signifique más inversión -sólo un nuevo programa de acción– ni más personal.
El "atraso tecnológico" de ciertos paises tiene que ver con la carencia de nuevas tecnologías (en general relacionadas con el control automático), lo que determina mayores costos comparativos y, a veces, menor calidad. Esto dificulta la exportación de los productos y la posibilidad de competir comercialmente con paises más desarrollados.
Posfordismo
Al dejar de considerar a los trabajadores tan sólo como un factor de producción, pues son también consumidores de productos finales, las ganancias de productividad y el reparto del mayor valor añadido (mediante aumentos del salario) generados por el fordismo permitieron crear una mayor demanda de consumo que pudiera absorber una producción más amplia debida a los progresos técnicos. La edad dorada se asocia con una época de pleno empleo, una alta inversión de capital, la plena utilización de la capacidad productiva y unas elevadas tasas de beneficios para las empresas. El buen funcionamiento del taylorismo se debió también a la existencia de una serie de instituciones —como el colectivismo de las relaciones laborales, una especie de Estado del bienestar que garantizaba unos niveles de vida mínimos de forma que, aunque algunos agentes no fueran activos desde un punto de vista económico (como los jubilados o los desempleados, entre otros), todos tenían una capacidad de consumo— y al desarrollo de los modernos sistemas crediticios y bancarios. Todo ello permitía al Estado desempeñar un papel activo en la gestión de la economía, tanto de forma directa, utilizando el gasto público (mediante las políticas de demanda keynesianas), como por vías indirectas al regular el sistema crediticio. A escala internacional, la coordinación y el comercio entre países desarrollados (que aplican el sistema de producción fordista) creció bajo la hegemonía de Estados Unidos, interesados en evitar la expansión del comunismo, para lo que invirtieron enormes sumas (como el Plan Marshall) asegurando la adopción del sistema fordista en los países de Europa y Oriente.
El sistema fordista tenía en sí mismo las simientes de su propia destrucción. Al principio este proceso se manifestó al advertir que las crecientes ganancias de productividad de los métodos tayloristas eran cada vez de menor entidad. La creciente intensificación del trabajo, la más deficiente formación profesional de los trabajadores y la alienación de éstos al realizar tareas mecánicas llevaron a que los trabajadores estuvieran cada vez más descontentos ante la creciente automatización y complejidad de los procesos productivos. La elevada acumulación de capital hacía que la interrupción de la actividad y la reducción de la productividad resultaran cada vez más costosas, lo que disminuía la tasa de beneficios. A finales de la década de 1960 se empezó a cuestionar el sistema fordista a medida que las relaciones sociales eran cada vez más tensas y los antiguos acuerdos en torno al pleno empleo y a la financiación de un Estado del bienestar cada vez más caro se debilitaban, presionando a los gobiernos. La crisis del fordismo ha impulsado a muchos analistas a defender que el desarrollo del capitalismo de mercado ha generado de hecho un sistema de producción y de relaciones sociales posfordista.
El capitalismo posfordista se caracteriza por la desaparición de algunas de las características de su antecesor; los métodos de producción se centran ahora en nuevas tecnologías productivas, como la biotecnología, pero sobre todo la microelectrónica y la tecnología de la información. Además, las relaciones y prácticas laborales posfordistas son más flexibles como muestran las relaciones laborales de las corporaciones japonesas. El keynesianismo fue perdiendo importancia a medida que el monetarismo (que se caracteriza por su fe ciega en las fuerzas del mercado para alcanzar objetivos económicos) hegemonizaba la ciencia económica. Un nuevo individualismo reemplazó la confianza anterior en las instituciones colectivistas del fordismo. Al tiempo que se producían estos cambios, los sindicatos iban perdiendo fuerza (y afiliados), lo que les forzó a aceptar un 'nuevo realismo' sobre su papel en la sociedad; asimismo se reducía la intervención del Estado, como se demuestra por el creciente número de privatizaciones realizadas en todos los países con economías de libre mercado. Sin embargo, hay que destacar que sigue existiendo una importante polémica en el plano académico sobre las características y los efectos de las instituciones de la era posfordista, lo que sin duda es una consecuencia de la cantidad de instituciones existentes en las economías capitalistas y a las diferencias que existen entre éstas.
Keynesianismo,
Son postulados de política económica basados en las teorías del economista británico John Maynard Keynes (1883 – 1946) , su obra más conocida, La teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero (1936), se publicó en medio de una enorme crisis económica que parecía no tener fin: el desempleo en el Reino Unido había alcanzado el 11% durante la década de 1920 y casi el 20% durante la primera mitad de la década de 1930. Según Keynes, la economía ya no funcionaba según los principios clásicos que habían dominado la teoría económica durante más de un siglo, por lo que era necesario diseñar nuevas políticas.
La economía clásica
Los economistas clásicos suponían que la economía tendía de forma natural hacia el pleno empleo. Los cambios en los gustos de los consumidores o en la tecnología disponible, así como en la aparición de nuevos mercados podían provocar la desaparición de puestos de trabajo en algunas industrias, lo que implicaría la creación de nuevos puestos en otras áreas. El desempleo era entonces una cuestión temporal que terminaría desapareciendo gracias a las fuerzas del mercado, sobre todo gracias a la flexibilidad de los salarios. Si algunas personas continuaban sin empleo durante un tiempo era porque querían un salario demasiado elevado. Si se hubieran conformado con un salario menor habrían encontrado un puesto de trabajo. Por ello, los clásicos pensaban que el desempleo era voluntario.
La teoría de Keynes
Keynes pensaba que la economía no tendía de manera automática hacia el pleno empleo y que no se podía esperar que las fuerzas del mercado fueran suficientes para salir de la recesión. Supóngase, por ejemplo, que se parte de una situación de pleno empleo pero que, por alguna razón, las empresas deciden reducir su inversión en nueva maquinaria. Los trabajadores que fabrican máquinas perderían su puesto de trabajo, por lo que tendrían menos dinero para comprar bienes de consumo, de tal manera que algunos trabajadores que fabrican bienes de consumo terminarían, a su vez, perdiendo su puesto de trabajo. De esta forma existe un efecto 'multiplicador' que lleva a que la economía tienda hacia un equilibrio con menor empleo, producción e ingresos que el anterior. Según Keynes, no existe ninguna fuerza automática que evite este proceso. La reducción del salario no bastará porque, aunque disminuyan los costos de las empresas, también disminuirá el poder adquisitivo de los trabajadores, de forma que las empresas venderán menos. Por lo tanto, la alta tasa de desempleo se debe a que la demanda (y por tanto el gasto) es muy reducida. Sólo la actuación del Gobierno, al reducir los impuestos o aumentar el gasto público, podrá conseguir que la economía vuelva a una posición de pleno empleo. En definitiva, los gobernantes tienen que garantizar una demanda suficiente en la economía para crear y mantener el pleno empleo, pero no debe ser excesiva para evitar que aumente la inflación.
Las políticas keynesianas
Las políticas keynesianas se aplicaron en el Reino Unido en la década de 1940 y se mantuvieron en vigor hasta finales de la de 1970. El Gobierno realizaba previsiones sobre la demanda para los dos años siguientes. Si la demanda era insuficiente (como en 1952, 1958 y 1971) el Gobierno aumentaba su propio gasto, o reducía los impuestos o los tipos de interés. Si se consideraba excesiva (como en 1941, 1955 y 1973) la acción pública era la contraria. Los efectos de esta política sobre el presupuesto se consideraban de segundo orden. El objetivo era mantener el crecimiento de la demanda acorde con el aumento de la capacidad productiva de la economía, de forma que la demanda fuera suficiente para mantener el pleno empleo pero sin ser excesiva, lo que provocaría un aumento de la inflación. Otros países industrializados también aplicaron políticas keynesianas; por ejemplo, en Estados Unidos el presidente John F. Kennedy aplicó este tipo de medidas para sacar a la economía estadounidense de la recesión de principios de la década de 1960.
Inflación y monetarismo
En la década de 1970 el keynesianismo fue el centro de las críticas de una nueva doctrina económica conocida como monetarismo (que consiste en una reformulación de la economía clásica que Keynes había criticado en su Teoría general). En casi todos los países industrializados el pleno empleo y el creciente nivel de vida disfrutados durante los 25 años posteriores a la II Guerra Mundial estuvieron acompañados de inflación. Los keynesianos siempre admitieron que cuando se lograra el pleno empleo iba a ser difícil controlar la inflación, sobre todo si los sindicatos podían negociar sin trabas con los empresarios los aumentos salariales. Por esta razón se crearon una serie de medidas de política de rentas para evitar el crecimiento de los salarios y los precios. Pero estas medidas no fueron suficientes. A partir de la década de 1960 la tasa de inflación se aceleró de forma alarmante.
Según los monetaristas, este aumento de la inflación se produjo por la aplicación de las políticas keynesianas que mantenían el nivel de desempleo por debajo de su tasa natural, tasa a la que la inflación permanecería estable. Según los monetaristas, la única forma de reducir el desempleo sería disminuyendo su tasa natural mediante políticas en la franja de la oferta, como promover una mayor formación profesional y reducir los beneficios empresariales que favorecieran el funcionamiento de las fuerzas del mercado.
Previsiones
Desde finales de la década de 1970 el keynesianismo ha dejado de aplicarse, desplazado por los argumentos monetaristas que han contribuido y se han visto beneficiados por los cambios políticos que otorgaban mayor importancia a la inflación que al desempleo. Pero la gravedad de las recesiones a escala mundial de principios de las décadas de 1980 y 1990 reflejan la validez de las políticas keynesianas. No obstante, si el keynesianismo vuelve a estar en boga tendrá que ser a escala internacional. La globalización de la economía mundial y sobre todo la desaparición de los controles a los movimientos internacionales de capital, limitan la aplicación de políticas keynesianas en un solo país. Éstas tendrían que aplicarse de forma coordinada en las seis u ocho mayores economías mundiales, pero los factores políticos limitan la existencia de esta política coordinada.
Nuevas formas de organizar la producción
Hacia mediados del siglo XX, en algunas empresas japonesas comenzaron a pensarse otros criterios para la organización de las industrias. La eficiencia de las modalidades organizativas del trabajo japonés determinó que fueran aceptadas por la mayoría de los paises industrializados. Como en el caso del fordismo, los nuevos modos de trabajo y producción tienen relación directa con el comportamiento del mercado -que es la gente que está dispuesta a adquirir determinados productos-. En los últimos años, por ejemplo, los consumidores ya no quieren un determinado modelo de algo, sino que buscan productos con mucha variedad.
La respuesta de las empresas japonesas a este tipo de demanda también les permitió imponer sus productos en todo el mundo, caracterizados, en general, por variedad, precios accesibles y calidad.
FLEXIBILIDAD: Las pequeñas series
Este criterio de producción implica la posibilidad de fabricar pequeñas series de productos diferentes con las mismas instalaciones y los mismos costos por unidad requeridos en la producción de las grandes series. La flexibilidad consistirá también en que un operario atienda más de una máquina y que esté preparado para manejar diferentes tipos de máquinas, según los requerimientos del proceso.
Línea de producción de automóviles robotizada
La rápida evolución de las computadoras y la progresiva disminución de los costos de éstas, está produciendo en la industria grandes cambios en los procesos de producción. La computadora hace factible la fabricación de productos en cantidades programadas que no son tan masivas como la producción en serie y que atienden a demandas que antes era imposible satisfacer.
Una línea de montaje de este tipo puede cambiar las características del producto a fabricar sin demasiado esfuerzo, a través de modificaciones en el programa de la computadora o el controlador electrónico y unos pocos cambios en la línea de producción: por ejemplo, color, tamaño, forma del producto. Éstos son los procesos de producción flexibles, por lotes o intermitentes que cada día van instalándose con mayor fuerza en la industria.
Por ejemplo, en la producción por lotes, se pueden pintar de colores distintos dos series de autos que vienen por la misma cadena de montaje sin la necesidad de realizar grandes cambios.
La ventaja principal de este sistema es que permite atender a distintos sectores económicos o sociales de la población que demandan productos particulares. Antes era muy caro segmentar la clientela, porque los productos tenían que ser fabricados artesanalmante. Es un toque de exclusividad dentro de una producción masiva.
EL KAN BAN: Un modelo de gestión
Uno de los cambios más importantes en la forma de organizar un proceso productivo se implementó en la fábrica Toyota. Consiste en fabricar solo aquello que ya está vendido. Cuánto se produzca, cómo se organice la producción y cuánta materia prima se compre dependerá de los datos que provea el sector de ventas.
En la planta fabril desde la sección de ventas se informa al sector de montaje cuántos productos deben fabricarse. Éste encarga (informa) a las secciones que hacen las piezas la cantidad que se requiere de cada una.
Cada sector indica al siguiente sus requerimientos escribiéndolas en tarjetas (en japonés, kan ban) que se trasladarán en carros o en cintas de un lado al otro.
Los últimos que recibirán la información serán los encargados de comprar las materias primas.
Recorrido de la información y de los materiales en el Kan ban. La información (línea de trazos) circula desde las ventas hacia los sectores de la producción. Los materiales (línea continua) circulan en sentido contrario. No se trata de vender los que se produce, sino de producir lo que ya está vendido.
LOS CINCO CEROS: del proceso (los ceros olímpicos)
Se dice que los nuevos tipos de organización de la producción deben responder a cinco ceros: cero demora, cero defecto, cero avería, cero existencia y cero papel.
1- Cero demora: El tiempo desde la toma del pedido hasta terminar la producción ha de ser el menor posible.
2- Cero defecto: Para garantizar un proceso eficaz, cada pieza producida debe ser perfecta. La responsabilidad de que así sea recae en los trabajadores de cada sección, quienes tienen que proveer a las secciones siguientes elementos confiables.
3- Cero avería: Las máquinas no deben sufrir desperfectos, por lo que es necesario preverlos y prevenidos.
4- Cero existencia: En los depósitos de materiales o piezas, el stock debe ser nulo. Para que se produzca sólo aquello que ya está vendido, la organización de todo el proceso productivo debe poder responder rápidamente a los pedidos del sector ventas. Un sistema de producción que se basa en el criterio de cero existencia tiene muchas ventajas, entre ellas:
No son necesarios los depósitos, que implican espacio físico en la empresa y personal que los atienda.
Sin material de reserva en los depósitos, no hay que pensar en comprar por adelantado y, por lo tanto, no se recurre a dinero que no se sabe cuándo va a producir ganancias.
5- Cero papel: El procedimiento burocrático involucrado en el proceso de producción tiene que ser lo más sencillo posible.
En el modelo fordista, el registro y el almacenamiento de los datos sobre materiales comprados y vendidos, existencias en los depósitos, horas trabajadas, etc. requerían la circulación de grandes cantidades de papeles, Muchas veces, la necesidad de completar esos papeles se oponía a la urgencia de producir.
LA CALIDAD TOTAL.
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