- Etimología
- Prole camítica
- Geografía
- Economía
- Productos
- Población
- Lengua
- Religión
- Adoración de animales
- Falta de cualidades morales y espirituales
- Creencias de ultratumba
- Vida y cultura
- Cronología e historia
- Visita de Abrahán
- José en Egipto
- Creencias acerca del origen de la vida
- Razonamientos simplistas
- Conclusión
Este artículo pretende contestar lo más satisfactoriamente posible la siguiente pregunta, basada en las Santas Escrituras: ¿Cómo mermó, en la antigüedad posdiluviana, la creencia de que el origen de la vida sobre la Tierra se produjo durante el llamado "Tercer día creativo" del Génesis?
Etimología.
El tomo 1 de PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, página 766, editado por la Sociedad Watchtower Bible And Tract en 1991, expone:
«La Biblia hace referencia a Egipto y sus habitantes más de 700 veces. A Egipto por lo general se le llama Mizraim (Mits·rá·yim) en las Escrituras Hebreas, seguramente debido a la importancia o preponderancia de los descendientes de ese hijo de Cam en dicha región. En la actualidad los árabes todavía llaman a Egipto "Misr". En algunos salmos se le denomina "la tierra de Cam"».
La enciclopedia informática WIKIPEDIA comenta lo siguiente, acerca de la etimología de la palabra EGIPTO:
«El antiguo nombre del país, Kemet (km.t), o "tierra negra", deriva de los fértiles limos negros depositados por las inundaciones del Nilo, distintos de la "tierra roja" (dsr.t) del desierto. El nombre se transformó en "kimi" y "kim?" en la etapa copta de la lengua egipcia, y fue traducido al primitivo griego como "??µ?a" (Jemía). Mi?r, el nombre oficial árabe (??? ) de Egipto es de origen semítico y significa "estrecho". El nombre hebreo para Egipto es "mitzráyim" y significa literalmente "dos estrechos", por una referencia a la separación histórica en el Alto y Bajo Egipto. "Mi?r" significaba originalmente "metrópoli, civilización" y también "país" o "tierra fronteriza".
El nombre ??? deriva de la raíz semítica ??? (?r), que indica angostura. Algunos dicen que la etimología de la palabra hebrea ?? ? (metzar) deriva de la raíz ??? (?r, ???) y el prefijo ? (me). ?? ? también es escrita ?? ? ? (meytzar). Otros dicen que deriva de ?? (mey), agua, y ?? (tzar), angosto.
El nombre en español, Egipto, proviene del latín Aegyptus, derivado a su vez de la palabra griega ????pt?? (Aigyptos). El término fue adoptado en copto como Gyptios, y pasó al árabe como Qubt. Se ha sugerido que la palabra es una corrupción de la frase egipcia "?wt-k3-pt?", que significa "casa del espíritu (ka) de Ptah", el nombre de un templo al dios Ptah en Menfis. Según Estrabón, el término griego Aigyptos significaba "más allá del Egeo" (A??a??? ?pt???, Aegaeon uptios)».
Prole camítica.
El tomo primero de PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, página 397, comenta acerca de Cam:
«[Fue uno] de los tres hijos de Noé, nacido después del año 2470 antes de la E.C. [, poco menos de un siglo antes del Diluvio]. A pesar de que se le menciona en segundo lugar en Génesis […], es posible que haya sido el hijo más joven. En Génesis 10: 21 se llama a Sem "el hermano de Jafet el mayor"…
Cam tuvo cuatro hijos: Cus, Mizraim, Put y Canaán, de quienes descendieron los etíopes, los egipcios, algunas tribus árabes y africanas y los cananeos…
Cam se casó antes del Diluvio y sobrevivió a esta catástrofe junto con su esposa, su padre, su madre, sus dos hermanos y las respectivas esposas de éstos. Sus hijos nacieron después del Diluvio.
Algún tiempo después, Cam se vio envuelto en un incidente que resultó en la maldición de su hijo Canaán: Noé se había embriagado con vino y se había desnudado en su tienda. Cam vio la desnudez de su padre, pero en lugar de mostrar el respeto apropiado a Noé —cabeza de familia y siervo y profeta a quien Dios había empleado para la conservación de la raza humana—, contó a sus dos hermanos lo que había visto. Sem y Jafet manifestaron el debido respeto, pues entraron de espaldas con un manto para cubrir a Noé a fin de no deshonrarlo viendo su desnudez. Cuando despertó, Noé no maldijo a Cam, sino a su hijo: Canaán. Acto seguido, cuando bendijo a Sem, incluyó también una bendición para Jafet, pero no dijo nada de Cam; tan sólo mencionó que Canaán era maldito y profetizó que llegaría a ser esclavo de Sem y Jafet.
Es posible que Canaán mismo hubiera estado implicado directamente en el incidente y que su padre Cam no lo hubiera corregido. O puede ser que Noé, hablando proféticamente […], previera que la tendencia impropia de Cam, quizás ya manifiesta en su hijo Canaán, sería heredada por la descendencia de este último. La maldición se cumplió en parte cuando los israelitas semitas subyugaron a los cananeos. A los que no se eliminó (por ejemplo, los gabaonitas) se les hizo esclavos de Israel. Siglos más tarde, la maldición tuvo un cumplimiento más amplio cuando los descendientes de Canaán, el hijo de Cam, llegaron a estar bajo la dominación de las potencias mundiales jaféticas de Medo-Persia, Grecia y Roma.
Algunas personas han pensado equivocadamente que la raza negra y la esclavitud de las personas de esa raza fueron el resultado de la maldición pronunciada sobre Canaán. Sin embargo, los descendientes de Canaán, sobre quien recayó la maldición, no fueron de raza negra. La raza negra descendió de Cus y posiblemente de Put, otros hijos de Cam que no estuvieron relacionados ni con el incidente ni con la maldición».
Tampoco Mizraim, padre de Egipto y segundo hijo de Cam, tuvo aparentemente nada que ver con la maldición de Noé. Por lo tanto, en términos generales, la antigua civilización egipcia no debió heredar la plena carga epigenética degenerativa que afectó a los descencientes de Canaán (ver artículo G026: La prole de Cam). Tal vez por ello el descenso corruptivo egipcio, como el de las demás naciones, fue notoriamente más lento y menos peligroso que el de los cananeos.
Geografía.
El tomo primero de PERSPICACIA PARA COMPRENDER LAS ESCRITURAS, página 766, dice lo siguiente acerca de la geografía egipcia:
«Tanto en tiempos antiguos como modernos, Egipto ha debido su existencia al río Nilo, con su fértil valle que se extiende como una cinta verde larga y estrecha a través de las regiones desérticas y resecas del África nororiental. El Bajo Egipto comprendía la vasta región del delta, donde las aguas del Nilo se abren en abanico antes de vaciarse en el mar Mediterráneo, en un tiempo, por medio de por lo menos cinco brazos separados, y hoy, sólo por dos. Desde el punto donde divergen las aguas del Nilo (en la región de El Cairo moderno) hasta la costa marítima, hay aproximadamente 160 Km. La antigua Heliópolis (la bíblica On) se halla a poca distancia al Norte de El Cairo, mientras que a pocos kilómetros al Sur de El Cairo está Menfis (por lo general llamada Nof en la Biblia). Hacia el Sur de Menfis empieza la región del Alto Egipto, que se extiende a lo largo de todo el valle hasta la primera catarata del Nilo, en Asuán (la antigua Siene), a una distancia de unos 960 Km. No obstante, muchos doctos creen que es más lógico referirse a la parte septentrional de esta sección como Medio Egipto. Por toda esta región (del Medio y Alto Egipto), el valle llano del Nilo raras veces supera los 19 Km de anchura, y está bordeado por ambos lados de abruptas pendientes calizas y areniscas, que forman el límite del desierto.
Más allá de la primera catarata estaba la antigua Etiopía, por lo que se dice que Egipto llegaba "desde Migdol [lugar que por lo visto estaba al NE de Egipto] a Siene y al límite de Etiopía". Aunque lo común es usar la palabra hebrea Mits·rá·yim para referirse a toda la tierra de Egipto, muchos doctos creen que en algunos casos representa al Bajo Egipto, y quizás al Medio Egipto, mientras que el nombre "Patrós" designa el Alto Egipto. La referencia a "Egipto [Mits·rá·yim], Patrós y Cus" en Isaías 11: 11 es comparable a una lista geográfica similar que aparece en una inscripción del rey asirio Esar-hadón, que enumera dentro de su imperio las regiones de "Musur, Paturisi y Kusu" (Ancient Near Eastern Texts, edición de J.B. Pritchard, 1974, página 290).
Egipto lindaba con el mar Mediterráneo al Norte y la primera catarata del Nilo y Nubia-Etiopía al Sur, y estaba rodeado por el desierto de Libia (parte del Sáhara) al Oeste y el desierto del mar Rojo al Este. Por lo tanto, en su mayor parte, estaba bastante aislado de la influencia exterior y protegido de invasiones. Sin embargo, el istmo del Sinaí, situado al NE, formaba un puente con el continente asiático por el que llegaban las caravanas de mercaderes, inmigrantes y, con el tiempo, ejércitos invasores. El "valle torrencial de Egipto", por lo general identificado con Wadi el-?Arish, situado en la península del Sinaí, al parecer marcaba el extremo nororiental del dominio de Egipto. Más allá estaba Canaán. En el desierto que quedaba al Oeste del Nilo había por lo menos cinco oasis que llegaron a formar parte del reino egipcio. El gran oasis Faiyum, a unos 72 Km al SO de la antigua Menfis, recibía agua del Nilo por medio de un canal».
Economía.
El tomo 1 de PERSPICACIA, páginas 766 y 767, sigue diciendo: «Aunque hoy día las regiones desérticas que bordean el valle del Nilo tienen poca o ninguna vegetación para sustentar la vida animal, hay indicios de que en tiempos antiguos había en los "uadis" o valles torrenciales muchos animales que los egipcios cazaban. Sin embargo, en aquel entonces la lluvia era escasa, y en la actualidad aún lo es más (la precipitación anual en El Cairo es de unos 50 mm). Por lo tanto, la vida en Egipto dependía de las aguas del Nilo.
Las fuentes del Nilo se originan en las montañas de Etiopía y tierras cercanas. En esa zona la precipitación durante la estación de lluvias era suficiente para hacer crecer el caudal del río, lo que ocasionaba que todos los años durante los meses de julio a septiembre sus riberas se inundasen en Egipto. Esto no sólo proveía agua para los canales de riego y cuencas, sino que también depositaba tierra de aluvión que enriquecía el suelo. Tan fértil era el valle del Nilo, y también su delta, que la región bien regada de Sodoma y Gomorra que contempló Lot se asemejó al "jardín de Jehová, como la tierra de Egipto" (Génesis 13: 10). Las inundaciones del Nilo eran variables; cuando eran bajas, la producción era pobre y como resultado había hambre. La ausencia total de inundaciones provocadas por el Nilo representaba un desastre de primer orden que podía convertir al país en un yermo desolado».
Productos.
El tomo primero de PERSPICACIA, página 767, explica: «Egipto era un país rico en agricultura, siendo sus cosechas principales la cebada, el trigo, la espelta (variedad de trigo) y el lino (que se exportaba a muchos países ya manufacturado). Había también viñas, datileras, higueras, granados y huertos que producían una gran variedad de frutos, entre los que se contaban los pepinos, las sandías, los puerros, las cebollas y los ajos. Según algunos doctos, la frase "hacer el riego de la tierra con el pie" hace referencia al uso de un tipo de noria que se accionaba con el pie, si bien también pudiera referirse al uso del pie para abrir y cerrar canales por los que fluía el agua para el riego.
Cuando azotaba el hambre en las tierras vecinas, la gente solía trasladarse al fructífero país de Egipto, como hizo Abrahán a principios del II milenio antes de la EC. Con el tiempo Egipto se convirtió en el "granero" de una gran parte de la zona mediterránea. El barco que partió de Alejandría (Egipto), y en el que embarcó el apóstol Pablo en Mira en el siglo I de la EC, transportaba cereales a Italia.
Otra exportación importante de Egipto era el papiro, planta parecida a los juncos que crecía en las numerosas marismas del delta y que se usaba para fabricar material para escribir. Sin embargo, debido a la escasez de bosques, Egipto se veía obligado a importar madera de Fenicia, sobre todo cedros de las ciudades portuarias, como Tiro, donde se valoraba mucho el lino egipcio de colores variados. Los templos y monumentos egipcios se construían de granito y algunas piedras más blandas, como la roca caliza, que abundaba en las colinas que flanqueaban el valle del Nilo. Las casas corrientes, e incluso los palacios, se construían de adobe (el material que se usaba para la construcción de los edificios). Las minas egipcias de las montañas situadas a lo largo del mar Rojo (así como en la península del Sinaí) producían oro y cobre, y con este último metal se hacían artículos de bronce que también se exportaban.
La ganadería desempeñaba un papel importante en la economía egipcia; Abrahán adquirió ovejas, ganado y bestias de carga, como asnos y camellos, durante su estancia en ese país. Se hace mención de los caballos durante el período de la administración de José en Egipto (1737-1657 antes de la EC); por lo general se cree que procedían de Asia. Puede que al principio los obtuviesen mediante transacciones comerciales o que los capturasen durante las incursiones egipcias en las tierras situadas al NE. Para el tiempo de Salomón, los caballos egipcios eran tan apreciados y su cantidad era tal, que se convirtieron en un artículo importante (junto con los carros egipcios) en el mercado mundial.
Abundaban las aves de rapiña y las carroñeras —buitres, milanos, águilas y halcones—, así como varias aves acuáticas, entre ellas el ibis y la grulla. En el Nilo abundaban los peces, y eran comunes los hipopótamos y los cocodrilos. Las regiones desérticas estaban habitadas por chacales, lobos, hienas y leones, así como por varias clases de serpientes y otros reptiles».
Población.
El tomo 1 de PERSPICACIA, páginas 767 y 768, comenta: «Los habitantes de Egipto eran camitas, seguramente descendientes de Mizraim, el hijo de Cam (Génesis 10: 6). Es posible que después de la dispersión de Babel, muchos de los descendientes de Mizraim, como los ludim, los anamim, los lehabim, los naftuhim y los patrusim, emigraran al Norte de África. [Se] relaciona Patrós (singular de patrusim) con el Alto Egipto, y hay cierta base para situar a los naftuhim en la región del delta.
El hecho de que el país estuviera dividido en varias secciones (llamadas más tarde nomos) desde sus tiempos más primitivos, y el que éstas siguieran existiendo y formaran parte de la estructura gubernamental cuando el país se unificó bajo un gobernante principal y continuaran hasta el fin del imperio, es un indicio de que la población de Egipto debió estar compuesta de diferentes tribus familiares. Suele hablarse de 42 nomos, 20 en el Bajo Egipto y 22 en el Alto Egipto. Aunque la continua distinción que se hace en la historia egipcia entre el Alto y el Bajo Egipto quizás obedezca a razones geográficas, también puede dar cuenta de una población original dividida en tribus. Cuando el gobierno central se debilitó, el país se dividió en estas dos grandes secciones e incluso corrió el peligro de desintegrarse en numerosos reinos pequeños dentro de los diferentes nomos.
Algunas pinturas antiguas y cuerpos momificados parecen indicar que los egipcios eran de estatura pequeña, delgados y de piel oscura, aunque no negra. No obstante, puede apreciarse una variedad considerable en estas pinturas y esculturas antiguas».
Lengua.
El tomo 1 de PERSPICACIA, página 768, dice: «Los eruditos modernos tienden a clasificar la lengua egipcia como "semítico-camítica". Aunque era básicamente camítica, se dice que hay muchas analogías entre su gramática y la de las lenguas semíticas, así como algunas similitudes en el vocabulario. A pesar de estas aparentes semejanzas, se reconoce que "el egipcio difiere de todas las lenguas semíticas mucho más que estas entre sí, de modo que, al menos hasta que se defina mejor su relación con las lenguas africanas, se le debe excluir del grupo semítico" (Egyptian Grammar, de A. Gardiner, Londres, 1957, página 3). José [el hijo de Jacob] se valió de un intérprete egipcio para hablar con sus hermanos cuando quiso esconderles su identidad.
Hay muchos factores que hacen extremadamente difícil llegar a conclusiones definitivas sobre el idioma primitivo utilizado en Egipto. Uno de ellos es el sistema egipcio de escritura. Las inscripciones antiguas usan signos pictográficos (representaciones de animales, pájaros, plantas u otros objetos) combinados con algunas formas geométricas, sistema de escritura que los griegos llamaron jeroglífico. Aunque algunos signos representaban sílabas, éstas sólo se emplearon para complementar los jeroglíficos, nunca para sustituirlos. Además, en la actualidad se desconocen los sonidos que aquellas sílabas representaban. Algunos escritos cuneiformes de mediados del II milenio antes de la EC que hablan de Egipto han aportado datos de interés. Las transcripciones griegas de nombres egipcios y de otras palabras, de aproximadamente el siglo VI EC, y algunas transcripciones arameas de un siglo más tarde, también han ayudado a deletrear las palabras egipcias transcritas. No obstante, la reconstrucción de la fonología del antiguo egipcio aún se basa en el copto, el egipcio hablado a partir del siglo III EC. De modo que sólo se puede tener un conocimiento aproximado de la estructura original del vocabulario antiguo en su forma más primitiva, en particular anterior a la estancia israelita en Egipto.
Por otra parte, el conocimiento de otros idiomas camíticos africanos es muy limitado en la actualidad, por lo que es difícil determinar la relación del egipcio con éstos. No se conoce ninguna inscripción de idiomas africanos no egipcios anterior a nuestra era. Los hechos apoyan el relato bíblico de la confusión de las lenguas, y parece claro que los egipcios primitivos, en tanto descendientes de Cam por medio de Mizraim, hablaban un idioma separado y distinto de las lenguas semíticas.
La escritura jeroglífica se usó sobre todo para inscripciones en monumentos y pinturas murales, en las que los símbolos se trazaban con gran detalle. Aunque continuó empleándose hasta el principio de la era común, en particular en textos religiosos, los escribas idearon una escritura menos incómoda, de formas cursivas y más simplificadas, que impresionaban con tinta sobre cuero y papiro. A este sistema se le denominó "hierático". Le siguió otro todavía más fácil de escribir, llamado "demótico", en especial a partir de la "dinastía XXVI" (siglos VII y VI a.EC). No se logró descifrar los textos egipcios hasta después del descubrimiento de la Piedra Rosetta, en el año 1799. Esta inscripción, actualmente en el Museo Británico, contiene un decreto en honor a Tolomeo V Epífanes que data del año 196 a.EC. La escritura está en jeroglífico egipcio, demótico y griego; gracias al texto en este último idioma fue posible descifrar el egipcio».
Religión.
La obra PERSPICACIA, tomo 1, páginas 768 y 769, dice: «Egipto era un país muy religioso; el politeísmo era su principal característica. Cada población y ciudad tenía su propia deidad local, que ostentaba el título de "Señor de la ciudad".
Una lista hallada en la tumba de Tutmosis III contiene los nombres de unos 740 dioses. Era frecuente representar al dios casado con una diosa que le daba un hijo, "y los tres formaban una triada divina o trinidad, en la que el padre, por otra parte, no era siempre el principal, contentándose en ocasiones con el papel de príncipe consorte, mientras que la deidad principal de la localidad era la diosa" (New Larousse Encyclopedia of Mythology, 1968, página 10). Cada uno de los dioses principales moraba en un templo, que no estaba abierto al público, y era adorado por los sacerdotes, que lo despertaban cada mañana con un himno, lo bañaban, lo vestían, lo "alimentaban" y le rendían otros servicios. Parece ser que en el cumplimiento de ese servicio se consideraba a los sacerdotes representantes de Faraón, quien, según se creía, también era un dios vivo, el hijo del dios Ra. Estos hechos subrayan el valor que mostraron Moisés y Aarón al personarse delante de Faraón para comunicarle el decreto del Dios verdadero, y añaden significado a la respuesta desdeñosa del monarca: "¿Quién es Jehová, para que yo obedezca su voz […]?" (Éxodo 5: 2).
A pesar de los muchos descubrimientos arqueológicos —templos, estatuas, pinturas religiosas y escritos—, poco se conoce acerca de las verdaderas creencias religiosas de los egipcios. Los textos religiosos presentan un cuadro irregular e incompleto, y por lo general omiten tanto como lo que incluyen o más. Mucho de lo que se conoce sobre la naturaleza de sus dioses y prácticas se basa en la deducción o en la información de los escritores griegos, como Heródoto y Plutarco.
Lo que se sabe es que hubo diversidad de creencias, pues las diferencias regionales, siempre presentes en la historia egipcia, resultaron en un sinfín de leyendas y mitos, a menudo contradictorios. Por ejemplo, al dios Ra se le conocía por 75 nombres y formas distintos. Al parecer, sólo unas pocas de los centenares de deidades recibían adoración a nivel verdaderamente nacional. Entre las más populares estaba la trinidad o tríada de Osiris, Isis (su esposa) y Horus (su hijo). También estaban los dioses "cósmicos", encabezados por Ra, el dios-sol, y también los dioses de la Luna, del firmamento, del aire, de la Tierra, del río Nilo, etc. En Tebas (la bíblica No) el dios Amón era el más importante, y con el tiempo se le concedió el título de "rey de los dioses" con el nombre de Amón-Ra. Durante las fiestas, llevaban a los dioses por las calles de la ciudad. Cuando, por ejemplo, los sacerdotes llevaban el ídolo de Ra en procesión religiosa, el pueblo procuraba estar presente, esperando obtener méritos por ello. Los egipcios creían que su mera presencia era un cumplimiento de su obligación religiosa, y pensaban que Ra estaba obligado a su vez a continuar concediéndoles prosperidad. Sólo acudían a él para pedir bendiciones materiales y prosperidad, nunca con relación a asuntos de índole espiritual. Hay numerosas correspondencias entre los dioses principales de Egipto y de Babilonia, aunque todo parece indicar que se originaron en Babilonia y Egipto los perpetuó.
Esta adoración politeísta no benefició nada a los egipcios. Tal como observa la Encyclopedia Britannica (1959, volumen 8, página 53), "la imaginación clásica y moderna atribuye [a la religión egipcia] verdades profundas encerradas en sus misterios impresionantes. Tenían misterios, por supuesto, como los ashanti o los ibo [tribus africanas]. Sin embargo, es un error creer que estos misterios encerrasen una verdad y que hubiese una "fe" oculta tras ellos". En realidad, la información disponible muestra que los elementos básicos de la adoración egipcia eran la magia y la superstición primitiva. La magia religiosa se usaba para evitar la enfermedad; el espiritismo estaba extendido, y había muchos "encantadores", "médium espiritistas" y "pronosticadores profesionales de sucesos". Se llevaban amuletos, cuentas y "encantamientos de la buena suerte", se escribían sortilegios en trozos de papiro y luego se ataban alrededor del cuello. Cuando Moisés y Aarón efectuaron hechos milagrosos por el poder divino, los sacerdotes practicantes de magia y hechiceros de la corte de Faraón dieron la impresión de repetir esos hechos mediante artes mágicas, hasta que se vieron obligados a reconocer su impotencia».
Adoración de animales.
El tomo 1 de PERSPICACIA, páginas 769 y 770, comenta: «[La] adoración supersticiosa condujo a los egipcios a practicar una idolatría sumamente degradante, que incluía la adoración de animales. A muchos de los dioses más importantes se les solía representar con un cuerpo humano y la cabeza de un animal o pájaro. Por ejemplo, el dios Horus tenía cabeza de halcón, y Thot, de un ibis o un mono. En algunos casos se creía que el dios realmente estaba encarnado en el cuerpo del animal, como en el caso de […] Apis. Al buey Apis, considerado como una encarnación del dios Osiris, se le mantenía en un templo, y cuando moría se efectuaba un funeral y un entierro complejos. La creencia de que ciertos animales, como los gatos, babuinos, cocodrilos, chacales y varias aves, eran sagrados por virtud de su relación con ciertos dioses resultó en que los egipcios momificasen centenares de miles de tales criaturas y los enterrasen en cementerios especiales.
El hecho de que se veneraran tantos diferentes animales en todo Egipto fue lo que hizo que Moisés insistiese en que se le permitiese a Israel ir al desierto para hacer sus sacrificios, diciéndole a Faraón: "Suponiendo que sacrificáramos una cosa detestable a los egipcios delante de sus ojos; ¿no nos apedrearían?" (Éxodo 8: 26, 27). En efecto, la mayoría de los sacrificios que Israel ofreció después habrían sido muy ofensivos para los egipcios (Al dios-sol Ra a veces se le representaba como un becerro nacido de la vaca celestial). Por otra parte, Jehová ejecutó juicios "en todos los dioses de Egipto" mediante las diez plagas, y los humilló en gran manera a la vez que hacía que se conociera su propio nombre por toda la tierra.
Durante los dos siglos que la nación de Israel permaneció en Egipto, no escapó por completo de la influencia contaminante de tal adoración falsa, lo que puede explicar las actitudes incorrectas que manifestaron muchos israelitas al comienzo del éxodo. Aunque Jehová les dijo que se deshiciesen de los "ídolos estercolizos de Egipto", no obedecieron. El que hicieran en el desierto un becerro de oro para adorarlo quizás refleje la adoración egipcia de animales que había corrompido a algunos israelitas. Antes de que Israel entrase en la Tierra Prometida, Jehová volvió a advertir de forma explícita que no se mezclara con su adoración el culto a representaciones animales o a cuerpos "cósmicos". Sin embargo, la adoración de animales resurgió de nuevo siglos más tarde, cuando Jeroboán hizo dos becerros de oro una vez regresó de Egipto y empezó a gobernar sobre el reino norteño de Israel. Es digno de mención que los escritos inspirados de Moisés están completamente libres de la influencia de la idolatría y superstición egipcias».
Falta de cualidades morales y espirituales.
El tomo 1 de PERSPICACIA, página 770, explica: «Algunos doctos opinan que el concepto de pecado expresado en ciertos textos religiosos egipcios se debe a la influencia semítica. Sin embargo, su confesión del pecado siempre era en sentido negativo, como comenta la Encyclopædia Britannica (1959, volumen 8, página 56): "Cuando [el egipcio] confesaba, no decía "soy culpable"; decía "no soy culpable". Su confesión era negativa, y el "onus probandi" [la obligación de probar] recaía en sus jueces, quienes, según los papiros funerarios, siempre daban el veredicto a su favor, o por lo menos se esperaba y se confiaba que lo hicieran". La religión del antiguo Egipto se basaba principalmente en ceremonias y sortilegios destinados a conseguir ciertos resultados deseados por medio del concurso de uno o más de sus numerosos dioses.
Aunque se ha afirmado que existía una forma de monoteísmo durante los reinados de los faraones Amenhotep III y Amenhotep IV (Akhenatón), cuando la adoración al dios-sol Atón llegó a ser casi exclusiva, en realidad no fue un verdadero monoteísmo. A Faraón mismo se le siguió adorando como si fuera un dios; e incluso en este período no había calidad ética en los textos religiosos egipcios, ya que los himnos al dios-sol Atón tan sólo lo alababan por su calor dador de vida, pero carecían de cualquier expresión de alabanza o aprecio por cualquier cualidad espiritual o moral. Por lo tanto, cualquier alegación de que el monoteísmo de los escritos de Moisés se derivó de la influencia egipcia carece de todo fundamento».
Creencias de ultratumba.
El tomo 1 de PERSPICACIA, páginas 770 y 771, explica: «En la religión egipcia se daba mucha importancia al cuidado de los muertos y a la preocupación por asegurar su bienestar y felicidad después del "cambio" o muerte. La creencia en la reencarnación o transmigración del alma fue una de las doctrinas más extendidas. Se creía que debía conservarse el cuerpo humano a fin de que el alma pudiese regresar y usarlo de vez en cuando. Los egipcios embalsamaban a sus muertos debido a esta creencia. La tumba en la que se colocaba al difunto momificado se consideraba el "hogar" del difunto. Las pirámides eran residencias colosales para los regios difuntos. Las necesidades y lujos de la vida, como joyas, ropa, muebles y suministros de alimento, se almacenaban en las tumbas para uso futuro del difunto, junto con sortilegios escritos y encantamientos (por ejemplo, el "Libro de los Muertos") para protegerle de los espíritus inicuos. Sin embargo, estos encantamientos no los protegieron de los ladrones de tumbas, que con el tiempo saquearon casi todas las tumbas de cierta importancia.
Aunque los cuerpos de Jacob y José fueron embalsamados, en el caso de Jacob se debió principalmente a que se deseaba conservarlo hasta que se pudiese trasladar a una tumba en la Tierra Prometida, como expresión de fe de sus descendientes. En el caso del cuerpo de José, es posible que el embalsamamiento lo efectuaran los egipcios como muestra de respeto y honra».
Vida y cultura.
El tomo 1 de PERSPICACIA, páginas 771 a 773, añade: «Tiempo atrás, los eruditos decían que Egipto era la "civilización más antigua" y el lugar de origen de muchos de los inventos y del progreso. No obstante, la información más reciente disponible indica que la cuna de la civilización fue Mesopotamia. Se cree que ciertos métodos arquitectónicos egipcios, el uso de la rueda, tal vez los principios básicos de la escritura pictográfica y, en particular, los rasgos fundamentales de la religión egipcia, tuvieron su origen en Mesopotamia. Esta idea concuerda con el registro bíblico sobre la dispersión de los pueblos después del Diluvio.
El legado mejor conocido de la arquitectura egipcia son las pirámides que construyeron en Giza los faraones Khufu (Kéops), Khafra y Menkaura, pertenecientes a la IV dinastía. La mayor, la de Khufu, tiene una base que ocupa 5'3 hectáreas y una altura de 137 metros (el equivalente a un edificio moderno de 40 pisos). Se calcula que se usaron un total de 2.300.000 bloques de piedra, con un peso medio de 2'3 toneladas métricas cada uno. Los bloques estaban tan bien cortados que encajaban casi al milímetro. También se construyeron templos colosales; el de Karnak, en Tebas (la No bíblica), es la mayor edificación con columnas jamás construida.
La circuncisión fue una costumbre común entre los egipcios desde tiempos antiguos, por lo que la Biblia los menciona junto con otros pueblos circuncisos.
La educación se centraba fundamentalmente en la preparación de escribas en escuelas que estaban en manos del sacerdocio. Los escribas reales debían ser expertos en la escritura egipcia, y además tenían que conocer bien el arameo cuneiforme; para mediados del II milenio a. EC, los reyes vasallos de Siria y Palestina se comunicaban con regularidad con la capital egipcia en arameo. Las matemáticas egipcias habían alcanzado el nivel de desarrollo necesario para hacer posible las proezas arquitectónicas que aquí se han referido, lo que incluiría algunos conocimientos de geometría y álgebra. Debe notarse que "Moisés fue instruido en toda la sabiduría de los egipcios". Aunque mucha de la sabiduría de Egipto carecía de valor, parte de ella era provechosa y útil.
El gobierno y la ley se centraban en el rey o Faraón, considerado un dios con forma humana. Gobernaba el país mediante subordinados, o ministros, y mediante jefes feudales, cuyo poder rivalizaba con el del mismo rey en tiempos de debilidad del gobierno central. Es posible que los súbditos de estos gobernadores los vieran prácticamente como reyes, lo que explica la expresión bíblica "los reyes de Egipto" referida a tiempos específicos. Después de la conquista egipcia de Nubia-Etiopía, un virrey llamado "el hijo del rey de Cus" gobernó esta región situada al Sur de Egipto, y hay indicios de que también Fenicia tuvo un virrey egipcio.
No se conoce ningún código de leyes egipcio; las leyes se promulgaban mediante decreto real, como en el caso en que Faraón ordenó que se sometiera a los israelitas a trabajos forzados y se ahogara a todos los varones hebreos recién nacidos. Se gravaban con impuestos todas las cosechas de los terratenientes, una costumbre que al parecer empezó en los días de José, cuando toda la tierra, excepto la de los sacerdotes, llegó a ser propiedad de Faraón. Los impuestos no sólo se pagaban con parte de los productos agrícolas o del ganado, sino también trabajando en proyectos del gobierno y en el ejército. Algunas de las penas que se imponían eran: amputación de la nariz, exilio en las minas, azotes con varas, encarcelamiento y muerte, normalmente por decapitación.
Las costumbres sobre el matrimonio permitían la poligamia y el casamiento entre hermanos y hermanas. Esta última práctica continuó en algunos lugares de Egipto hasta el siglo II a.EC. Se sabe que ciertos Faraones se casaron con sus hermanas, al parecer porque se pensaba que ninguna otra mujer era lo suficientemente sagrada como para casarse con un "dios viviente". La Ley dada a Israel cuando salió de Egipto prohibía el matrimonio incestuoso, diciendo: "De la manera como hace la tierra de Egipto […] no debéis hacer; [ni] de la manera como hace la tierra de Canaán".
Una creencia general es que los antiguos egipcios tenían conocimientos sobre medicina bastante científicos y avanzados. Aunque hay que reconocer que poseían algunos conocimientos de anatomía y que desarrollaron y catalogaron ciertos métodos simples de cirugía, también es cierto que en la medicina egipcia se observa mucha ignorancia. Por ejemplo, un papiro egipcio dice que el corazón está conectado a todas las partes del cuerpo mediante vasos, pero al mismo tiempo explica que éstos transportan aire, agua, semen y mucosidad, en vez de sangre. No sólo había un desconocimiento fundamental de las funciones del cuerpo humano, sino que los textos médicos están plagados de magia y superstición; los sortilegios y encantamientos ocupaban la mayor parte de estos textos. Entre los remedios no sólo se contaban plantas y hierbas beneficiosas, sino que también se prescribían sangre de ratones, orina o excremento de moscas, que, junto con los sortilegios, "tenían el propósito de expulsar con gran disgusto al demonio que poseía el cuerpo de la persona" (History of Mankind, de J. Hawkes y sir Leonard Woolley, 1963, volumen 1, página 695). Tal falta de información pudo contribuir a algunas de las "malas dolencias de Egipto", como, por ejemplo, la elefantiasis, la disentería, la viruela, la peste bubónica, la oftalmía y otras enfermedades; la obediencia fiel resultaría en una buena protección para Israel. Las medidas higiénicas que se impusieron a los israelitas después del éxodo contrastan marcadamente con muchas de las costumbres mencionadas en los textos egipcios.
Entre los oficios egipcios estaban la alfarería, la tejeduría, la metalistería, la joyería y la manufactura de amuletos religiosos. Para mediados del II milenio a. EC Egipto se había convertido en un centro de manufactura del vidrio.
El transporte en el interior se centraba en el río Nilo. Los vientos del Norte ayudaban a los barcos a navegar contra la corriente, y a los que viajaban desde el Sur los llevaba el propio curso del río. Además de esta "calzada" principal, había canales y varios caminos, algunos de los cuales llevaban a Canaán.
Se utilizaban las caravanas y la navegación por el mar Rojo para los intercambios comerciales con otros países africanos, y grandes galeras egipcias transportaban mercancías y pasajeros a muchos puertos del Mediterráneo oriental.
La indumentaria egipcia era sencilla. Durante gran parte de la historia primitiva de ese país, los hombres llevaron una especie de delantal con pliegues por delante; más tarde, sólo las clases más humildes iban con el torso descubierto. La mujer egipcia llevaba un vestido de tirantes ceñido, hecho por lo general de lino fino. La costumbre era ir descalzo, posible causa de la proliferación de ciertas enfermedades.
En las pinturas egipcias se representa a los hombres con el pelo corto o rapado y afeitados. Las mujeres solían usar cosméticos.
Había distintos tipos de casas en Egipto, desde las simples cabañas de los pobres a las espaciosas casas de los ricos, con sus jardines, huertos y estanques. Como Potifar era un oficial de Faraón, probablemente vivía en una de estas casas de lujo. El mobiliario también variaba: de simples taburetes a elaboradas sillas y lechos. Las casas de cierto tamaño por lo general se construían alrededor de patios abiertos. En el patio se solía amasar el pan y cocinar el alimento. La dieta normal egipcia constaba, probablemente, de pan de cebada, verduras, pescado (abundante y barato) y cerveza, que era la bebida común. Los que podían permitírselo, añadían diferentes carnes a su dieta.
Los soldados egipcios usaban las armas de la época: arcos y flechas, lanzas, mazas, hachas y dagas. Los carros tirados por caballos desempeñaron un papel importante en la guerra. Aunque parece ser que al principio la armadura se utilizó poco, con el tiempo se generalizó su uso, al igual que el del yelmo, a menudo empenachado. La profecía de Jeremías describe con exactitud a los soldados egipcios del siglo VII a.EC. Al parecer, al principio la mayor parte del ejército se reclutaba del pueblo; después se emplearon tropas mercenarias de otras naciones».
Cronología e historia.
El tomo 1 de PERSPICACIA, páginas 587 y 588, dice: «La historia egipcia se entrecruza en ciertos momentos con la israelita. En esta publicación se da la fecha de 1728 a. EC para la entrada de Israel en Egipto, y 1513 a.EC, doscientos quince años más tarde, para el éxodo. El faraón Sisaq atacó Jerusalén durante el quinto año de Rehoboam, en 993 a.EC; el rey So de Egipto fue contemporáneo del rey Oseas (758-740 a.EC), y la batalla contra el faraón Nekó, en la que murió Josías, probablemente se produjo en 629 a.EC. Las diferencias entre las fechas supracitadas y las que suelen dar los historiadores modernos alcanzan el siglo o más en el caso del éxodo y se reducen a unos veinte años para el tiempo del faraón Nekó. La siguiente información muestra por qué preferimos la cronología basada en la cuenta bíblica.
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