- Introducción
- Comentarios generales sobre el quehacer astrológico, astro-filosófico y astro-cognitivo.
- Fundamentos del enfoque cognitivo en astrología
- La problemática plutoniana del astrólogo.
- Urano, Neptuno, Y Plutón: Los tres delincuentes o the bad boys
- Plutón en Capricornio
INTRODUCCIÓN
El propósito en este trabajo es el abordaje de la temática astrológica de Plutón pero desde un punto de vista cognitivo, esto es, su participación e implicancias en los procesos internos del ser humano que consideramos dan por resultado conocimiento o toma de consciencia. Por lo tanto, es necesario por causa de nuestro enfoque y de la perspectiva filosófica dominante en este trabajo, realizar algunos comentarios previos sobre el quehacer filosófico y la cuestión cognitiva en Astrología para comprender implicancias y consecuencias plutonianas de tal finalidad debidas entre otras cosas al abordaje del estudio de sus significaciones astrológicas.
Con una más amplia visión abarcadora, también se expone sobre lo que consideramos como procesos cognitivos históricos que tuvieron por consecuencia una ampliación de la consciencia (o un "darse cuenta") en la sociedad humana en general, especialmente en lo que concierne a las estructuras sistemáticas que la humanidad como conjunto se ha ido dando durante su desarrollo en el tiempo como por ejemplo; en el área económico-productivo-administrativo, desde lo que conocemos como El Estado, ente administrativo regulador de la actividad humana en general mediante las distintas administraciones llamadas Gobiernos que se van sucediendo en el tiempo.
Nuestro enfoque entonces, sobre la naturaleza plutoniana y por extensión de cualquiera de los elementos del zodíaco implicados en la historia social del hombre que mencionemos, etc., será siempre dirigido en busca de una mayor comprensión de los procesos cognitivos. Como también lo será el abordaje analítico referido al ingreso y tránsito de Plutón al signo zodiacal de elemento tierra Capricornio, esto, con la intención de exponer un análisis de carácter general sobre posibles procesos cognitivos que tal suceso puede llegar a representar significativamente, durante el trígono de Plutón en Capricornio en relación con los signos de Tauro y Virgo, que son los otros dos signos más directamente involucrados en los procesos que tendrán lugar (suponemos) durante el tránsito de Plutón por la casa Diez del zodíaco, esto es Capricornio. Asi el lector, creemos, comprenderá mejor nuestro singular punto de vista.
Por último aquí, señalamos que cuando hablamos de Modo, Manera y Forma, no estamos utilizando estos términos como sinónimos; Modo; refiere a la naturaleza dinámica y operativa de la energía; Manera; a las características de las combinaciones energéticas, y Forma, al formato o forma concreta en que se manifiesta finalmente.
Sección I.-
Comentarios generales sobre el quehacer Astrológico, astro-filosófico y astro-cognitivo.
Consideramos oportuno señalar primero; qué es fundamental no olvidar en el quehacer filosófico-astrológico:
No debemos olvidar ni desconocer nunca lo que significa e implica la dedicación observacional de naturaleza filosófica.
O sea: El quehacer filosófico se fundamenta en el amor al conocimiento, con la finalidad de alcanzar sabiduría, pero en términos humanos, esto es; comprensión, que en sí, es la primera y fundamental definición de la Filosofía. Y en cuanto a lo práctico, la actividad filosófica tiene siempre por objetivo, no solo la necesidad concreta de encontrar respuestas de carácter teórico abstracto, sino también, querer saber sobre "cómo se hace" para dar solución concreta a los muchos interrogantes de naturaleza existencial y de problemática de vida, que nos plantea el hecho de nuestra existencia concreta en la Vida, así con mayúscula, de la cual indudablemente somos parte, ya sea desde un aspecto individual en tanto seres biológicos, como también desde un aspecto psíquico en tanto personas, y lo mismo en lo general de ambos aspectos, o sea lo social del ser humano, por el solo de hecho de ser; con otros, existir; con otros, estar; con otros, sentir; como los otros, etc. En suma; vivir y convivir en circunstancias particulares y generales.
Tampoco debemos olvidar que el quehacer observacional no tiene límites prefijados, salvo los que el propio investigador se impone para enmarcar el campo u objeto de estudio elegido, con acuerdo a la naturaleza del enfoque o visión bajo el cual lo observará. Y que todo aquello que es y existe ante nuestras consciencias, puede ser lícitamente abordado como objeto de observación y estudio para su comprensión, tanto a través de la actividad astro-filosófica, (que es nuestro campo específico) como a través de cualquier ciencia tanto sea esta oficial como no convencional.
En cuanto a la razón y motivos de nuestra particular afición por el campo astro-filosófico; se debe a que hemos comprobado hace tiempo, que si algo en común tienen la Filosofía y la Astrología, es la amplitud de temas posibles de abordar y tratar, dentro de sus propias naturalezas respectivas, y la infinidad de objetos que pueden ser abordados y examinados de distinto modo, manera y forma en ambos. Inscriptos y analizados en distintas instancias, dentro del sistema zodiacal, como también ser vistos bajo la lupa de distintas formas de pensamiento en lo filosófico. Y todo a un mismo tiempo y bajo un mismo formato estructural y sistémico que provee en tal sentido, la astrología. Podríamos decir, con cierta dificultad de expresión concreta, que la Filosofía nos ofrece una estructura de pensamiento para justamente pensar válidamente, y la Astrología una estructura experimental abstracta, donde validar experimentalmente aquello que se piensa. De tal modo ambas estructuras se integran convenientemente según sea el que realice en si mismo tal combinación cognitivo-estructural.
Entonces, Filosofía por la libertad de pensamiento, y Astrología por la ductilidad de su estructura, la cual admite tal vez todas las formas posibles de pensamiento, y objetos a ser pensados, incluido obviamente el ser humano. En nuestro caso utilizamos la estructura astrológica para tratar de exponer mediante el análisis intelectivo la naturaleza teórica de los procesos cognitivos del ser humano, que son nuestras razones y motivos de investigación. Y decimos "naturaleza teórica" porque una cosa es hablar de los procesos cognitivos como pretendemos hacerlo aquí, teóricamente, y otra vivirlos.
Aunque se debe decir, antes de continuar, que en Astrología siempre se corre el riesgo -por el énfasis puesto en lo científico-, de terminar adquiriendo el peor de los males en tal campo; es decir, el exceso de abstracción.
Como en astrología el objeto preferido de estudio es ni más ni menos que el ser humano, el exceso de abstracción puede alejar demasiado al investigador de la realidad humana y asi perder de vista un aspecto que es fundamental para comprender esta ciencia en su aspecto mas profundo e importante -como ha pasado y pasa muchas veces en distintas ciencias del campo científico oficial-, servir al Hombre.
Pero como la simbólica zodiacal implica representaciones de instancias y circunstancias humanas, con sus problemáticas de vida y existencia de carácter interno y externo en lo humano, a menos que se olvide el aspecto anímico del individuo, el exceso de abstracción se ve así limitado por la realidad interior del ser, es decir, por el hecho de poseer un Alma o si se lo prefiere, un sentir interior. Esta característica crucial, hace que recordemos que aquello que le sucede al ser humano, fundamentalmente le sucede en su interioridad.
Por ello están siempre implicados en todos los aconteceres y sus correspondientes procesos internos de los individuos, sentimientos humanos de variado orden y naturaleza, emociones, deseos y necesidades de carácter emotivo-sentimental-afectivo, que se verifican en su interioridad y se reflejan en su exterioridad, desde un doble origen; por la percepción de los fenómenos externos, provenientes de lo circundante, y por la percepción de fenómenos internos, originados en el propio y particular mundo interior de los individuos. Por ello, las representaciones astrológicas no son signos vacíos de contenido alguno, contienen en si un vasto y complejo contenido de variada naturaleza y de una enorme injerencia en la vida humana, pues trata de lo que le pasa al ser humano. Y lo que le pasa al ser humano le pasa por dentro y ese adentro hace rato que tiene nombre; Alma. Esto, es necesario recordarlo siempre, aunque mucho se lo pretenda todavía ignorar en nombre de la abstracción científica y la toma de distancia con respecto al objeto de estudio en los claustros académicos.
Por lo tanto, al igual que sucede en el campo de las ciencias oficiales, existe en Astrología una importante asignatura de naturaleza humanístico-social pendiente. Pues si como siempre se enuncia, la Astrología es de antiquísima data, entonces algo debe de tener para decirle a la sociedad, y en ella al Hombre sobre lo social de su naturaleza trascendente, pero no solo en forma abstracta, como es costumbre, también en forma concreta, que es la forma comprometida con el aquí y el ahora, no con el mañana, diciendo lo que emerge en tal sentido del estudio de esta ciencia, pues todos somos, también en lo trascendente, seres sociales y la Astrología forma parte de la sociedad, por ello somos también parte del o los problemas, que en tal aspecto de la existencia humana continuamente se suscitan.
No queremos con esto que decimos, faltarle el respeto debido a nadie, pero se debe reconocer que como humanos intelectuales, damos a menudo muchas vueltas antes de llegar a ser concretos. Probablemente desde Tycho Brahe, Galileo y otros, la boca social de los astrólogos se cerró o la obligaron a cerrarse, al igual que las de los filósofos, porque después de Hegel y Comte, este último muy comprometido con lo social, y también Karl Marx, y algún otro, nada muy importante o comprometido socialmente salió de la boca filosófica en los últimos tiempos. En oposición a esto se puede afirmar que ha sido mucho lo realizado por la Astrología, la Filosofía y otras ciencias, enfocadas en la individualidad del ser, su tiempo y circunstancias, como también en sus particularidades, de ello se exponen trabajos muy fructíferos, pero siempre carentes del sesgo social propio del individuo, que es reflejo en última instancia de su circunstancia, y esta, es un elemento importantísimo como para obviarlo en los informes o ponencias.
No se advierte que en el hombre, está la impronta de la sociedad en que se da su existencia, con acuerdo a un determinado tiempo, cultura predominante, clase social, etc., menos se advierte que él la encarna, y que por ello lo social, es también persona en él.
Kant puso en el centro de la existencia al hombre, ahora bien, después de siglos debemos entender que ese hombre que hemos estado examinando durante tanto tiempo tiene dos aspectos, uno como ser único y personal y otro como ser social, ambos ya claramente manifestados a la consciencia humana pero entre ambos aspectos debemos notar la existencia de una serie de instancias cognitivas, que lo revelan dotado de un contenido multifacético de propiedades, que cuando pasa a la acción concreta se manifiesta en sus productos.
Decimos esto, porque justamente, la ausencia del sesgo social en las explicaciones filosóficas y astrológicas, a pesar de que se pongan en evidencia las propiedades interiores del ser humano, cuando se lo aborda como individuo, es causa de impedimento para poder comprender por ejemplo a Plutón en su real valía. Ni más ni menos que lo que pasaba antes con Saturno, cuando se lo consideraba mayormente bajo el público rótulo de; "El Gran Maléfico", que así cerraba el paso a comprensiones muy importantes para la vida del ser humano, como es el sentido de responsabilidad, el hacerse cargo, la administración responsable de la propia vida, existencia, recursos, etc. Incluso hoy día, como una rémora del pasado, cuando decimos algo astrológicamente (nos incluimos), en referencia a un planeta regente, lo mencionamos casi inadvertidamente como causa, o influencia responsable de nuestros males o gratas fortunas.
Ahora, cuando la Astrología se aborda desde una perspectiva cognitiva, casi dramáticamente se comprende que no es tan así, sino que las responsabilidades de los sucesos en este mundo, en última instancia, solo se las puede considerar compartidas, análogamente a como lo son las responsabilidades emergentes de las relaciones entre profesores y alumnos, ni más ni menos que eso.
Las limitaciones cognitivas que aun padecemos, tal vez solo sean propias de las actuales viejas generaciones astrológicas, que nacieron a este quehacer cuando en el mundo occidental del siglo XX estaba instalado en las conciencias de vastos sectores de la clase media y obrero en general, el "no te metás", como también; "eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca". Quizás, por causa de tal tipo de cultura impuesta sobre nosotros o dadas fácticamente a nuestras consciencias, es que somos como somos, (el hombre y su circunstancia), pues no nacimos y vivimos luego en medio de la "nada", ya que existimos y somos en un medio que constantemente nos influencia con sus paradigmas vigentes en un contexto histórico, político, económico, social, etc.
Obviamente, no afirmamos que conscientemente se eluda el compromiso social, pero consideramos desde nuestra visión y por causa de advertir bajo el enfoque cognitivo que padecemos de una limitación mental o tal vez psicosocial que nos impide concientizarnos debidamente con respecto a nuestro ser social, al menos en una proporción más equitativa con respecto, si no a nuestro Yo esencial, al menos a nuestro Ego (lo que creemos ser) que debemos llamar a la atención sobre tal estado socio-cognitivo en lo individual.
Pero si es que en cuanto a consciencia crecimos, deberíamos en nuestras actuales edades "maduras" hacer algo concreto por cambiar tal estado de cosas, sea el que sea el campo de actividad en que nos desempeñemos. Claro es que no se nos ocurre pensar por ello en una astrológica y filosófica revolución gerontológica cognitiva aunque en algún lugar interior nuestro espíritu así quisiera, porque la realidad físico biológica de nuestros cuerpos materiales fácilmente se encarga de que no perdamos la sensatez. De todos modos, utopías nuestras aparte, igualmente de hecho existen corrientes de estudio astrológico que avanzan en tal dirección sin polvareda revolucionaria alguna que los pongan en evidencia y tal vez sea mejor asi, (que la gallina no se dé cuenta todavía que la están desplumando [J. D. P.]). Nosotros aquí, de mínima llamamos la atención sobre tal cuestión en astrología, para que el novel estudiante esté alerta y al menos nos supere en tal sentido.
Ahora, en relación con lo plutoniano, si no asumimos en nosotros el hecho empírico de ser seres sociales y sus implicancias y responsabilidades inherentes, no nos quejemos después, cuando nos estallen de improviso las cuestiones pendientes, generándonos situaciones difíciles de digerir sin la preparación adecuada. Tenemos que comprender, que al igual que en lo concreto del quehacer humano cotidiano y general, también existen en astrología labores penosas de investigación, y lo plutoniano es una de ellas, porque nos pone durante la labor investigadora, en oposición a nuestra propia y natural faceta individual, oculta, privada y egoísta, rebelándonos asi nuestro propio lado oscuro. Lo esotérico de nosotros mismos.
El estudioso de la astrología nunca es sabedor a priori de que en algún momento se encontrará con su esoterismo personal, íntimo y correspondiente, y para colmo por lo general nada sabe de esoterismo en sus distintas manifestaciones. Lejos está cognitivamente de todo eso, dado que parte en viaje de estudios astrológicos con una expectativa de naturaleza y visión científica ordinaria de las cosas, porque de eso es lo único que está armado conscientemente y además cree que con ello le será suficiente. Y paradojalmente, este estudioso aun sin saberlo se basa en la creencia, pues básicamente él cree en lo científico oficial que le enseñaron, no cuestiona "su ciencia oficial" en cuanto a los paradigmas que ella le pontifica. No hay entonces mucha diferencia entre este estudioso y los cientos de dogmáticos creyentes de otras formas de pensamiento, como por ejemplo abunda en el pensamiento religioso, mágico y místico.
Y no le echemos tampoco la culpa al supuesto "Gran Maléfico" [Saturno = Responsabilidad]. Porque de último modo y manera, la forma en que Plutón se manifestará en nuestras vidas, es con características infernales, que no son siempre solamente dolorosas, también son placenteras, solo que de las placenteras, aunque infernales nadie dice nada ni se queja públicamente y por lo general nunca estamos totalmente satisfechos, pues siempre queremos en tales casos más de lo mismo, sin saber que asi es como se pavimenta nuestro camino al infierno, o sea por pedir más de lo mismo. Como prueba y antecedente de lo infernal que puede llegar a ser para todas las vidas humanas, no comprender adecuadamente las "propuestas" plutonianas, está todo lo sucedido en la década del treinta y del cuarenta del próximo siglo pasado, sin necesidad de tener que citar antecedentes más antiguos o más cercanos también.
Por otra parte, podemos comprender que lo dicho aquí quizás se oponga, y mucho, a lo enunciado en variados claustros académicos de enseñanza, que afirman a sus noveles estudiantes, que de lo filosófico (y menos de lo astrológico), no esperen de ningún modo que algo de ello les pueda llegar a servir para resolver ninguno de sus problemas. Pero como en última instancia es el hombre el que hace la diferencia, en este caso de naturaleza literaria consideramos que es el lector quien, como siempre en este ámbito, deberá tomar su decisión y según su pensar hacer él la diferencia, o no.
Volviendo al filosofar como actividad y los procesos cognitivos que su ejercicio implican; estos últimos siempre han tenido participación en toda actividad humana, pues de modo consciente o inconsciente han estado desarrollándose -y la actividad astrológica no ha sido nunca la excepción-, ni siquiera en los tiempos prehistóricos de la sabiduría antigua ni en la griega de los grandes pensadores, y muchísimo menos en la actualidad, han estado ausentes de la vida humana, pues de hecho el cuestionar aun siendo meramente instintivo o intuitivo, es natural e inherente al ser humano y por ello siempre ligado a todo su quehacer. Pero para darnos cuenta de tal hecho en nosotros mismos, hoy día y también desde hace ya bastante tiempo, a todos nos es necesario como individuos, recorrer primero el camino del desarrollo racional hasta llegar al mundo pleno del pensamiento.
El acceso al mundo del pensamiento, lógicamente, no ha sido siempre como lo es actualmente. Pero de todos modos y a pesar de las limitaciones propias de cada tiempo cultural, en alguna medida la humanidad, como conjunto, fue avanzando en dirección al pensar racional, pues es notable cuando miramos la historia sin limitaciones culturales, como incluso en las leyendas y tradiciones, aun las más antiguas, destacaron siempre ciertos seres, personajes, etc., que influían con su epopeya o mítica peripecia en lo colectivo de los pueblos continuamente, alentándolos con su ejemplo a realizar épicos esfuerzos en pro de un objetivo superior, trascendente. Entonces, más allá de las diferencias temporales y culturales, e incluso de las circunstancias individuales y sociales, todos los seres humanos algún día, en mayor o en menor medida, nos vemos ante la impronta de alguna "forma" de toma de consciencia, que consiste en darnos cuenta de algo. La importancia de ese algo es relativa, en principio al individuo, pero luego puede potencialmente llegar a influir en nada más ni nada menos que en el destino de la humanidad toda, solo que muy difícilmente quien se da cuenta de algo, lo advierta en primera instancia.
Pero a pesar del mucho tiempo transcurrido hay cosas que nunca han cambiado para la humanidad, y es el hecho de que siempre la humanidad ha estado en la Tierra y a la vez en el Cósmico Cielo.
La humanidad es siempre con la Tierra, en Ella, con Ella y sostenida por Ella, mientras es trasladada por el cosmos cercano alrededor del Sol, lo que pone en evidencia clara que la naturaleza humana es por un lado eminentemente terrenal, pero por la insistencia de la Tierra de exponernos en ese viaje a otros objetos cósmicos -además del Sol– implica también la existencia de otra naturaleza en los seres humanos, a la que se denomina naturaleza cósmica. Así entonces, descubrimos vigente en nosotros la existencia de la dualidad de las cosas de este Universo, del cual somos nosotros también objeto además de ser sujetos.
La insistencia terrenal en el viaje mencionado, ha hecho que fuéramos advirtiendo las ciclicidades terrenales existentes, que luego se nos fueron revelando significativas al advertirnos que guardaban relación con el Cielo, mas luego y para nuestro asombro caímos en la cuenta de que la existencia de relaciones entre Cielo y Tierra también se relacionaba significativamente con lo humano eventual mismo de nuestras propias e individuales vidas, y de modos muy concretos.
Con el tiempo, y sin que la aparición de una nueva forma de pensamiento, a la que llamamos razón, implicara en nuestra humanidad la desaparición de su antecesora, se siguieron todas las demás formas de pensamiento hoy existentes, las que podemos actualmente asimilar y desarrollar y que vistas en conjunto o integradas en un todo adecuadamente, podríamos definir como el pensar espiritual propiamente dicho. Porque lo espiritual razonable, genuino, necesariamente, como forma de pensamiento debe abarcar toda forma posible de pensamiento, pasada, presente y aun futura. Nada puede ser conscientemente en nosotros más universal que el pensamiento espiritual. Aunque lo filosófico, como actividad cognitiva guarda cercanía en ese sentido.
En el legítimo pensar espiritual todas las formas de pensamiento necesariamente se integran en un todo y lo que lo permite es el ejercicio del pensar filosófico, y una adecuada estructura que como soporte permita estructurar racional y lógicamente el concepto de universalidad. La dualidad del filosofar y la estructura zodiacal como soporte de tal actividad cognitiva consciente, provoca el surgimiento en el ser humano de sucesivos procesos, la suma de ellos es causa del despertar en determinada instancia de su sentido de universalidad, esto es el hombre cosmopolita. Y esto está en todo ser humano siempre latente.
Pero sea como sea, lo cierto es que a pesar de lo enunciado en el párrafo anterior, ni siquiera los astrólogos filosóficos podemos todavía concebirnos de modo, manera y menos formalmente a nosotros mismos, en términos espirituales propiamente dichos, aun cuando en lo intelectual ya podamos advertirlo por medio del pensamiento abstracto, y también por la contemplación mística, el sentir interior, y el éxtasis mágico natural, todos los cuales son vías validas de toma de consciencia en tal sentido, solo que tienen el inconveniente no ser transferibles ni compartibles como experiencia, excepto en el caso del encuentro sexual amoroso.
Pues ante nuestra visión intelectual, todavía no nos es posible auto-exponernos en nuestro propio aspecto espiritual para poder examinarlo y analizarlo, salvo de manera simbólica o significativa, esto es, a través de signos o mediante signos, porque el ojo que ve no se ve a si mismo, como tantas veces se ha dicho y repetimos.
Tratar de observar intelectualmente para su análisis, lo espiritual de uno mismo es tratar de observar tal aspecto de nuestra naturaleza, sin la posibilidad cierta, racional y consciente, de contar con un fondo en donde contrastarla adecuadamente, -y esto si tuviéramos una imagen-idea para poder hacerlo- para asi poder advertirla cabalmente ante nuestra consciencia. Esta imposibilidad se debe fundamentalmente a que la imagen nuestra que guardamos en nosotros en esta vida es siempre terrenal-material, porque lo espiritual de nosotros mismos está siempre recubierto por lo material, aun cuando nos remitamos a sus valores más sublimes. Tal vez, ese sea el motivo fundamental de porque las religiones nos ofrecen mandamientos, decretos, sacramentos, oraciones, etc., pues con ellos como fondo o herramientas de autoconocimiento podemos llegar a percibir algo de nuestra propia espiritualidad en contraste con el cumplimiento o no de sus dictados.
Pero por otra parte, lo intelectual versus el Alma, a veces se complementan en el ser humano, cuando este le hace un lugar en las cuestiones al corazón, para que participe en ellas. Es entonces que se producen cosas muy extrañas en lo cognitivo, pero que solo son absolutamente entendibles por aquellos que alguna vez se atrevieron a poner en juego su corazón.
Comprendemos muy bien entonces que las preocupaciones trascendentales humanas, han sido y son siempre parte inherente de la existencia humana concreta, sea la que sea la forma de pensamiento predominante. De todos modos, esto no explica con claridad satisfactoria lo que evidentemente ocurrió, y de características muy singulares para la evolución cognitiva de la humanidad, por lo menos desde el año 800 a. C. en adelante, y que conllevara, entre otras cosas, lo que hoy conocemos como la cumbre de la actividad pensante humana, la Filosofía. Y en cuanto al pensamiento astrológico, podemos decir lo mismo, con la salvedad que este último aparenta tener más antigua data aun, que la actividad pensante filosófica oficial, si vemos la cuestión desde el solo parámetro oficioso de la historia occidental. Aunque antes de seguir, vale aquí realizar una pequeña, si no aclaración, al menos un llamado de atención: La Filosofía, tal como se predica y practica en Occidente desde su aparición, no es igual al pensar oriental, aunque si puede ser semejante. Esto es porque el pensar filosófico Occidental tiene la particularidad de ser cuestionador, interrogador, de postular en tal sentido una completa libertad de pensamiento, en cuanto a plantear interrogantes, cosa que lo distingue rápidamente del pensar filosófico oriental. Nosotros somos atrevidos y aun transgresores en tal sentido, Oriente no.
Lo cierto es que hoy día, aun con los agujeros históricos oficiales, podemos considerar a la actual Astrología difundida en Occidente, incluida en el concepto filosofía, (o viceversa) y de ello resultar una expresión filosófica occidental, análoga de la que en Oriente se ha enunciado desde el Tao, o si se prefiere; la Astrología es el Tao de Occidente. De modo que, asi como Oriente enunció que: "El Tao es Todo y el Todo está en el Tao". Análogamente Occidente puede enunciar filosóficamente, que: La Astrología es una expresión lógica del Todo y el Todo se expresa lógicamente en la Astrología.
Por último, ¿para qué sirve la filosofía? Respondemos: Para hallar soluciones a los problemas humanos. Pues la filosofía, debido a su quehacer, justamente sirve para eso, como largamente ha quedado demostrado en lo general y en lo particular con los resultados obtenidos por causa de su constante trajinar, que entre otras cosas, originó las actuales ciencias oficiales y con ello, la mejora de la calidad de vida de particulares millones de seres humanos. Y aun cuando se hayan cometido barbaridades, numerosos errores y omisiones por el camino, y queden pendientes muchos problemas por resolver, pese a todo ello el ser humano está hoy en día en evidente mejor posición y condición general de vida que en el pasado no lejano. Resta mucho por hacer, por supuesto, esto es visible en todas partes, las asignaturas pendientes están ahí, a la vista.
Sección 2.-
Fundamentos del enfoque cognitivo en Astrología
Como sabemos, para Occidente la historia oficial de los procesos cognitivos de la humanidad definida como racional y pensante en nuestros actuales términos, da comienzo concreto en Grecia.
Pero también deducimos razonablemente, que mucho antes del surgimiento del pensamiento griego, el ser humano, entre tanto por llegar a observar de lo existente, que pudiera despertar su atención observadora, temerosa o contemplativa, también reflexionó de algún modo sobre ello, sea de la cultura que sea. Naturalmente el Cielo siempre figuró como tema u objeto considerado de algún modo, manera o forma por el ser humano, y en especial el cielo nocturno, que puede ser quizás lo que más represente desde antiguo, lo que hoy definimos como de naturaleza cósmica, por contraste con lo de naturaleza terrenal que estalla esplendorosamente ante nuestros ojos bajo la luz solar del día. Aunque anómalamente casi nada se mencione de ello con respecto a los griegos, que sin embargo nos legaron sus dioses, presentes hoy en el sistema zodiacal, o sea, los griegos, parece ser que, con acuerdo a la historia oficial, no miraban el cielo. Quizás porque para ellos los dioses en verdad moraban en el Olimpo y no en el cósmico Cielo, o peor aun, quizás eso era una verdad empírica por ese entonces, hasta que finalmente se exiliaron, en busca de poner prudente distancia entre ellos y la humanidad desde ese entonces.
Si bien el ser humano inevitablemente prestó atención al Cielo y las ciclicidades evidentes en la Tierra desde muy temprana edad, en Grecia, esta atención tuvo perfiles distintivos muy singulares, porque en cuanto se analizan los documentos históricos sobre esos tiempos, uno no puede dejar de ver en las proposiciones de aquellos hombres la presencia de la Razón y de la Lógica, ya sea desde Pitágoras, Platón, Aristóteles, etc. Y si bien la aparición del pensamiento racional, es desde el punto de vista científico, considerado como un producto de meros procesos biológicos surgidos por causa de la evolución humana, lo que en parte es muy cierto, esto no explica por qué fue en Grecia que ocurrió y menos explica, porqué recién en el Renacimiento ocurre una nueva aparición de notables genios, aunque en este caso, fuera en el campo del arte donde la actividad humana más resaltó.
Pero desde la visión cognitiva el panorama de la historia de la racionalidad humana cambia algo; mirando con amplitud, se advierte que con el "Yo soy el que Soy" revelado a Moisés, nace en la historia humana el primer antecedente concreto de la noción del Yo o al menos de su idea en el ser humano. Porque a partir de allí, al tomar conocimiento el ser humano de tal afirmación, asi sea de un modo no santo; pues si Él es el que es, entonces el Yo, a imagen y semejanza, también es el que es. Porque audaces pensadores hubo siempre en la humanidad. Y es muy posible que como un eco que resuena miles de veces en el tiempo, esto haya provocado entre otras expresiones yoistas o egoicas, una de las expresiones máximas del Yo humano, el Yo conquistador -como lo ponderamos comúnmente en la historia oficial-, alcanzando una de sus cumbres en Alejandro Magno.
La existencia de grandes egos es abundante en la historia de la humanidad y aun hoy continúa y seguirá porque es base fundamental en lo terrenal de la existencia y concepto de; Ser humano. Porque ¿cómo podríamos ser humanos actualmente sin un ego?
Pero luego de mil setecientos años d.C., más o menos, ocurre la aparición de lo que consideramos aquí como; el otro Yo; el Yo social, pero que lo es con acuerdo a su circunstancia y no como el Yo Soy que lo es siempre en toda instancia, con tal que esté despierto a su propia existencia y consciencia de sí mismo en su circunstancia. Obviamente la revolución francesa es el dato histórico al respecto, creemos, más notable, aunque sus ideólogos no pusieran tanto el acento en esto, sino en el cuestionamiento al derecho divino de ser reyes que una minoría detentaba en detrimento de las grandes mayorías.
Pero lo que importa destacar aquí, es que en Astrología ese tiempo marca el inicio de la aparición de los regentes llamados "generacionales", que con Urano inaugura un nuevo tiempo cognitivo en los seres humanos, cuyos efectos se continúan hasta hoy día y al cual luego le siguió Neptuno y finalmente Plutón que es centro de este trabajo, aunque hasta aquí no lo parezca tanto, pero mas adelante quedará bien claro el porqué de esta antecedencia genealógica.
Entonces, el pensamiento Griego fue posible, entre otras causas que ignoramos, porque ya el ser humano había comenzado por fin a desarrollar manifiestamente su ego, y en esa región de la Tierra se manifestaba muy evidentemente tal hecho, tanto en la épica homérica, como en el desarrollo de sus polis, que manifestaba una organización social notable, solo posible con el sustento de egos existentes manifiestamente, si bien en principio desde una concepción fundada en el mito del origen divino, o en la descendencia divina, que quizás tenga sus razones lógicas, solo que quizás aún no las hayamos comprendido satisfactoriamente, y que notablemente no se remiten solamente a la cultura griega, comenzando a manifestar ciertas características de la hoy llamada democracia, para –tiempos sociales mediante- sepultar definitivamente la idea del derecho divino con la revolución francesa.
Entre medio, el derecho romano realizó algo muy importante para el desarrollo del ser social, esto fue el concepto de ciudadano, algo que hasta el apóstol Pablo ostentó e hizo valer en su momento. Y entrecruzando todo el entramado hasta nuestro tiempo, la noción del ser cosmopolita o ciudadano del mundo, (sentido cósmico incluido) como expresión máxima del Ser, que era existente desde los griegos por lo menos, pero solo pocos llegaban a tal concepción, algunos de ellos posiblemente hayan sido Pitágoras, también Aristóteles, etc., pero que como posibilidad masiva recién en el siglo XX comienza a ser posible su manifestación, por causa del desarrollo comercial, la tecnología, los medios de comunicación, la actual informática, etc. Todos, comunicándonos con todos y con todo, es algo ya muy cercanamente posible incluso en el día a día, actualmente, hecho inédito este en la historia humana.
Los hechos informáticos actuales señalan claramente que "algo" muy importante está sucediendo dentro del campo de los procesos cognitivos humanos, y lo que sucede como proceso sucede en nuestro interior, no solo en lo externo formalmente.
Desde la revolución francesa hasta nuestros actuales días, ya no cabe duda que las transformaciones sociales fueran y son numerosas, y además cada vez más vertiginosas para la consciencia humana. Pero no se advierte muchas veces que esto significó y aun significa la abdicación del ego en muchas áreas donde antes reinaba como soberano absoluto, aunque por derecho de conquista del macho dominante. Pero lo cierto de todo lo que venimos diciendo es que tales cosas implicaron para el ser humano, sin desmedro de las concernientes a las circunstancias siempre cambiantes del mundo, auténticos procesos cognitivos.
Entonces, comencemos por recordar siempre, que el hombre en todas las generaciones pasadas y presentes, ha tenido que vivir en primera instancia cognitiva, sobre "ella", la Tierra y bajo "él", el Cielo, esto es lo único permanente generación tras generación, o sea que siempre volvemos a empezar una y otra vez desde la misma situación de nuestros ancestros, solo cambian las circunstancias, las condiciones de vida y algo en lo genético por causa de la evolución. Y que aun cuando el pensar mágico prevaleciera como paradigma, por largo tiempo en la antigüedad remota, un cierto quehacer cognitivo racional debió haber existido antes del nacimiento oficial del pensamiento griego. Un prueba concreta es Pitágoras*1 (850 a. C.), a quien alguien le enseñó, aunque también habría que mencionar a Buda (discurso de Benarés) y su "sendero óctuple", que traducido a nuestros actuales tiempos o sea al formato cognitivo actual, no es otra cosa, que la sensatez, el llamado también, sentido común el cual, a pesar de ser el más común de los sentidos, muchas veces parece ser el más ausente en la humanidad. Nunca acabaremos de agradecerle al divino Buda lo suficiente. La presencia histórica de Pitágoras y su discurso, demuestra la preexistencia científica en su conocimiento matemático y geométrico, procedente del oriente medio (Mesopotamia) y del lejano Oriente.
También hay que mencionar, lo que acertadamente expusiera Rudolf Steiner, concerniente a cierto aporte de características evolutivas muy importantes que siempre son o resultan ser trascendentes para la psique humana, esto a sido siempre fundamental para la manifestación concreta de todo desarrollo cognitivo posterior, que nos trajo hasta nuestra actual época cognitiva y al que ya de cierto modo hemos aludido y que provino del oriente próximo*2 (región norteafricana). Nos referimos a la expresión documentada en la Biblia "Yo soy el que soy" revelada a Moisés. Con dicho aporte, la autoconsciencia, "la tierra a su tiempo estuvo lista" para la aparición de, no solo la razón matemática, que si en algo se destaca, es por ser ella lógicamente racional y además generadora del pensamiento abstracto en el ser humano, sino también de muchas cosas más.
*1.- Pese a que el filósofo y matemático griego conocido como Pitágoras (nacido en Samos en 850 a. C.) no dejó ninguna obra escrita, grandes pensadores de todos los tiempos han hablado de su doctrina y se lo menciona con mucho respeto por su conocido "Teorema de Pitágoras". Se sabe de él que se radicó en la ciudad de Crotona (Sur de Italia), que a través de largos viajes por Oriente -donde se presume estudió la ciencia de los Brahmanes de la India y Astrología en Caldea y en Egipto– descubrió una dimensión mucho más amplia del ser humano y el Universo, también se cree que tomó contacto con Zaratustra (Zoroastro). Pero lo cierto es que corrientes orientales de pensamiento, recuerdan a Pitágoras con el nombre de Yavanacharya ("El Maestro Jonio"). Cuando retornó a Crotona fundó una escuela de filosofía, y en ella ingresaban tanto varones como mujeres. Pitágoras fue el primero en enseñar el sistema heliocéntrico, y se le atribuye haber acuñado el término Filosofía (amante de la sabiduría), la "Teoría sobre la música de las esferas", como también el haber explicado la doctrina sobre la reencarnación, esta última aprendida en la India, y desafortunadamente mal entendida por la posteridad Occidental, conocida como la "Teoría sobre la transmigración de las almas".
*2 El término Middle East (Oriente Medio), que en el ámbito europeo se traduce como Oriente Próximo (pues la expresión Oriente Medio hace referencia, en sentido estricto, a los territorios de Irán, Afganistán y Pakistán), fue utilizado por primera vez por el alto mando militar británico durante la II Guerra Mundial. Por su parte, el término Near East (Oriente Próximo) utilizado en América designa la región norteafricana del sur mediterráneo.
Nota del autor: las aclaraciones de los asteriscos *1 y *2 son de fuentes enciclopédicas en general, extraídas para guía a mano del lector que se interese por datos históricos y geográficos que lo guíen en sus corroboraciones personales.
Lo cierto es que, con el correr del tiempo, las enseñanzas pitagóricas, conjuntamente con los aportes, del resto de los grandes pensadores griegos, y no debemos olvidarnos, de los árabes, pusieron en evidencia la existencia del sistema zodiacal como expresión de una totalidad tal que, entre otras cosas, es contenedora de todas las formas de pensamiento posibles, pasadas y presentes. A partir de Pitágoras, se manifiesta formalmente al mundo la posibilidad cierta para todo ser humano de lograr el hallazgo de la "evidencia intelectual de la verdad de las cosas y aun de las cosas mismas", que es lo que permite hoy día, que desde el más común de los seres humanos (con tal que se lo proponga y tenga oportunidad concreta para ello), hasta el trabajador investigador mas desarrollado, llegue a comprensiones profundas de la dinámica y naturaleza de todo lo existente, como también del aspecto trascendente de sí mismo, y además lograr realizar valiosos desarrollos en tecnología.
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