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El escritor y el camino hacia la profesionalización. Leopoldo Lugones (página 2)

Enviado por Gabriel Cocimano


Partes: 1, 2

Hacia la profesionalización

La aparición de nuevas formas de periodismo, como los magazines, sumado entre otras cosas, a la idea de la autonomía del escritor y del hecho literario como actividad válida en sí misma, contribuye al proceso de profesionalización del escritor, que aspira a tener prestigio y cierta independencia económica a partir de su trabajo como tal.

Excepto algunos escritores que poseen gran fortuna personal –Estrada, Larreta- y que pueden dedicarse por entero a su obra, el resto debe vivir de alguna segunda actividad o, como en el caso de Lugones, Gálvez, Banchs, Rojas, poseer cargos burocráticos, docentes o diplomáticos.

Lugones es seducido por el roquismo: por intermedio de su ministro Osvaldo Magnasco, el poeta cordobés es nombrado en 1898 Inspector General de Enseñanza Secundaria, y va a apoyar el proyecto de reforma de la enseñanza, cuya autoría pertenece al ministro de Roca. Magnasco "suprimió la enseñanza del latín con el apoyo de Lugones, y así como los clericales lo acusaron de anticlerical por esa medida, los mitristas combatieron su proyecto de ley en nombre del verbalismo clásico de los colegios Nacionales"16.

La edición de autor –que aun prevalece hacia fines de siglo- equivalía a una aventura económica casi imposible. "Publicar un libro era una obra magna, posible sólo a un Anchorena, un Alvear o un Santamarina", dice Rubén Darío en un artículo publicado en ‘La Nación17. La mayoría de los escritores van a utilizar las vías del periodismo y el magazine, aun a expensas de ser considerado un género menor. Algunos –como Darío- reciben la ayuda de verdaderos mecenas.

Esa relación entre el escritor y el periodismo desata reacciones y provoca desajustes: "Pienso en los libros profundos, poéticos, originales, que hubieran producido Unamuno, Darío, Lugones –dice Manuel Gálvez18– de no haber padecido la condena al trabajo forzado del periodismo". "Si la literatura nacional no cuenta con mayor número de libros célebres, es porque los privilegiados del talento, que le debían la aplicación constante de todas las horas, han sacrificado la gloria póstuma, la inmortalidad quien sabe, al éxito ruidoso y efímero, el nombre en todas las bocas durante veinticuatro horas"19.

A la manera de Balzac en Las ilusiones perdidas, las expectativas del escritor no condicen con las exigencias del periodismo en esta etapa de transición; ni siquiera en aquellos privilegiados a los que se les conceden las zonas más independientes de un periódico. Caso paradigmático, el de Lugones y ‘La Nación’, medio éste que aplaudirá y mimará a ‘su’ escritor, "pese a sus desplantes libertarios", como dirá Irazusta.

Otro de los temas que agobiará a esos escritores/periodistas será el pago de sus colaboraciones. "No siendo en ‘La Prensa’, ‘La Nación’ y ‘La Razón’ –recordará Saldías20– en los demás diarios era un problema cobrar el sueldo a fin de mes". El mismo autor evocará los días de ‘Crítica’ y mencionará una vez más el tema salarial: "Natalio (Botana) me señaló un sueldo que a mi me pareció astronómico, teniendo en cuenta lo que se pagaba entonces. ¡280 pesos! Bien es cierto, y corresponde aclararlo, nunca los cobré juntos"21. Roxlo hace una similar referencia: "Mis cien pesos de sueldo pronto se convirtieron en vales (…) para comer en el restaurante ‘Los Andes’, que canjeábamos a los mozos por siete pesos"22.

Lysandro Galtier refiere la siguiente anécdota: Gálvez y Olivera, directores de la revista ‘Ideas’, no conocían a Lugones. Ni soñaban con un artículo de entonces joven maestro cordobés. Imposible, además, conseguirlo, por cuanto como colaborador de ‘La Nación’ y otros periódicos, Lugones se hacía pagar sus artículos y la revista ‘Ideas’ no acostumbraba hacerlo. Pero Soussens les envió a Gálvez y Olivera un artículo de Lugones que éste había escrito en el álbum de una señorita francesa y, con su consentimiento, fue publicado bajo el título de Intimidades. "Fácil es comprender la indignación de Lugones, quien alegó entre otras cosas que la colaboración ni siquiera le había sido pagada; (…) Gálvez optó por enviarle 25 pesos con unas líneas irónicas que se publicaron en ‘La Nación’: "Creemos que esto será suficiente para calmar su airada actitud: si no lo fuese, lo lamento, porque es el máximo que paga la revista"23.

Otro signo importante del proceso de profesionalización lo constituye el nacimiento de las sociedades de autores. Su presencia implica un elevado nivel de conciencia y una voluntad de defensa de intereses laborales, que van sepultando a aquel antiutilitarismo de los años de la bohemia. Según Rivera, dos iniciativas pioneras –en la década de 1870- se constituyeron a tal fin: la Academia Argentina, integrada por Holmberg, Obligado, Lamarque, etc., y el Círculo Científico Literario, que agrupó a Quesada, Monsalve, García Merou, y otros. De corta duración, sentaron un antecedente y crearon incentivos profundos para nuevos proyectos.

Pero el fenómeno se desarrolla fundamentalmente a partir de los autores teatrales: "son los que vivencian con mayor intensidad el impacto de la industria cultural y también los más expuestos a la expoliación de los empresarios"24.

En 1907 nace la Sociedad de Autores Dramáticos y Líricos, creada por Enrique García Velloso, Pedro Rico, Alberto Ghiraldo, Cione, etc.- En 1910 se sanciona la Ley 7092 de Propiedad Intelectual, y "en 1928 se crea la Sociedad de Escritores, que dará origen posteriormente a la SADE. Su primer presidente fue Leopoldo Lugones"25.

Temática lugoniana

"En las tinieblas cómplices perpetra

la vieja Eternidad alguna infamia"

"Desde 1897, año de Las montañas del oro, Lugones está todo entero en su producción literaria en prosa y verso. El pagano y el cristiano, el socialista internacional sin patria y el argentino neto, el avanzado y el tradicionalista, el enemigo del militarismo y el férvido admirador de las epopeyas redentoras, el denostador de la obra de España en América y el hidalgo orgulloso de sus blasones de descendiente de conquistadores, el favorito de la oligarquía liberal (…) y el renovador de nociones acerca del pasado aborigen"26.

La historia y la cuestión política están presentes inescrutablemente en el poeta. Desde La Guerra Gaucha (1905) hasta Política Revolucionaria (1931) pasando por infinidad de artículos publicados, como El sable, en honor al que San Martín legara a Rosas ("Aquel sable era como el sol: por donde pasaba se iban dispersando las gentes") o La hora de la espada.

El tema religioso también lo ocupa: del Lugones anarquista y roquista, furiosamente ateo y anticlerical, hasta el católico converso (paradójicamente pocos años antes del suicidio, como anota Leonardo Castellani27) que escribiera el ensayo Rehallazgo del país ("Somos cristianos, aun a pesar nuestro, porque la formación de esta patria que empezó con la conquista española del país hasta entonces bárbaro y anónimo, tuvo en ella el objeto expreso de incorporarlo a la Cristiandad", al tiempo que exige "la enseñanza de la religión en la escuela (…) (ya que) la corrupción ha aumentado con la difusión de la enseñanza laica")28.

Pero la temática lugoniana es tan amplia como que responde a los cánones de las publicaciones de la época: llegar a mayor cantidad de lectores. Y en este abanico temático existe y "frecuente sondeo del público femenino, como zona importante (en cierto sentido decisiva) del sector consumidor de productos y servicios culturales"29. Lugones cultiva esa faceta, en la que "la situación del despertar amoroso, con toques de virginal inocencia (…) en los que apenas se apoya un toque erótico" está escrito en un "estilo apropiado para las destinatarias –las lectoras- de los cuentos que no admitirían ni sobresaltos emocionales ni sorpresas expresivas"30:

"-De modo –dijo Beatriz- que murió de amor

-Como la desdichada Elvira –bromeó la linda Cora, una chica

modernísima que por cierto no morirá así"31.

"Por una mujer padezco dolor…

Esa mujer es la luna

La novia eterna y lejana"32

Otro ensayista nos dirá, sin embargo, que "el rasgo más resaltante de su inspiración acaso sea el sensualismo. Un sensualismo de todos los sentidos, pero fundamentalmente erótico. No vacilo en tenerlo por el mayor poeta erótico del área hispanoamericana. Sólo que su erotismo (…) supo como ningún otro sublimarlo –"permutarlo" diría él- en metáfora lírica, innumerable"33.

Este tema aparecerá vigorosamente en las cuatro piezas narrativas que constituyen su obra Lunario Sentimental (1909), en donde "la luna –personaje omnipresente- cumple un papel fundamental en el desenlace de los planteos amorosos, a los que ineluctablemente frustra siempre; a la inversa de la luna romántica que, celestinescamente, facilitaba los acercamientos de los enamorados"34.

"Luna, son las doce

Con feliz auspicio,

Deja que te goce

Mi encanto novicio (…)"35

La luna como fatalidad, como frustración, aparece en su Jaculatoria Lunar:

"Luna, dorada luna

del daño y del esplín,

labre nuestra fortuna

tu pálido florín (…)"36

La menciona en sucesivas ocasiones como "turbia luna de jade", "candado del amor" y "estrella del mal" (Ave Malis Stella). Lunario Sentimental es, para Jorge Luis Borges, la obra más característica del poeta, aunque dice que "del sentido mítico de la luna (…) casi no hay conciencia en Lugones, que recurre a ella como un pretexto para anécdotas irónicas o amorosas"37.

Un tema modernista que desarrolla Lugones es el de la mitología griega –en Prometeo (1910, El ejército de la Ilíada (1915)- pero gusta explorar también motivos árabes –en El tapiz de rosas, cuento publicado en ‘Caras y Caretas’ en 1925, o Nuralkamar (1936, ‘La Nación). Por otro lado, en Los crepúsculos del jardín, "recorre el libro un sentimiento elegíaco; Lugones ha querido rescatar viejas cosas criollas, olvidadas costumbres y personas"38.

Bernardo Canal Feijoo afirma que el poeta incursionó en la teosofía, una de cuyas verdades absolutas expresa que el hombre "es su propio absoluto legislador, su dispensador de glorias o de sombras, el rector de su vida, el decretador de sus recompensas o castigos (…). Teósofo, astrólogo, sentía –y amaba- el misterio. Lo instaló maestramente en sus cuentos. Lo refrendó en su muerte"39.

"Hasta que, al fin, del propio destino soberano,

cuando sean ya inútiles la lucha o el martirio,

pondrás secretamente, como quien corta un lirio,

sobre tu último día, libertadora mano"40.

"La hora de la espada ha sonado, pues,

y no, ciertamente, porque yo sea el campanero"

Hacia la década de 1920 –el modernismo ya comenzaba a ser cuestionado- Lugones produce su último gran viraje ideológico, adhiriendo al fascismo de Mussolini. El poeta comienza a ser impugnado a través de distintas publicaciones. Más aún cuando, hacia 1927, inicia una larga serie de artículos que en 1931 reunirá en el libro La patria fuerte. Elías Castelnuovo publica en la revista "La literatura argentina" una carta a Lugones, por entonces presidente de la Sociedad de Escritores: "La SADE es un patronato de esclavos federados y su mesa directiva una ‘camorra’ literaria"41.

En los últimos tres años de su vida retorna al diario de la familia Mitre, luego de un pasajero disgusto con la dirección del mismo. "Superada la crisis –dice Irazusta42-, "La Nación" le consistió a Lugones una libertad de expresión que no habría dejado a ningún otro, La mayor prueba de la alta estima en que lo tenía".

En su vuelta publica ensayos (en los que predicaba su racionalismo y catolicismo acérrimos) y también una serie de cuentos 'serranos'. "Se cumple -dice Barcía43– en estos últimos cuentos que escribió, la misma evolución que se aprecia en su poesía. El escritor, que comenzó por ser poeta cosmogónico, cantor de los mundos y de la humanidad, arriba en sus años finales a enraizar en el reducido ámbito de su pago natal: su Villa María del Río Seco y sus criaturas humildes y cotidianas":

"Al solazo del mediodía, que afiebrando el aire deliraba en la limpidez con una leve tremulación de espejismo, el campo serrano abollaba su inmensa roca (…), aplanados como rescoldo los caminos desiertos, hosca de silencio la quietud… Percibíase materialmente en los labios el desabor de la aridez. Un olor de ladrillo caliente exhalábase en la polvareda del andar. Golpeaba el sol en las sienes como un badajo (…)"44.

En 1938 se suicida Lugones en el Tigre. Dejó inconclusa una biografía de Roca. La frase trunca del original decía así: "Pero nada tan concluyente como el saludo con que Mitre, díjelo ya, despidió a aquel en 'La Nac…'". El historiador Ramos, con su particular pluma y visión histórica, concluye diciendo que "el nombre del diario que lo tenía atrapado para comer desde hacía 40 años, se le quebró en la hora tremenda"45.

Elocuente prueba del autor que recorriera -con las pertinentes contradicciones- la etapa de tránsito hacia el camino de la profesionalización.

FUENTES

1.- JORGE B. RIVERA: Los bohemios, Centro Editor de América Latina, Colección "La historia popular", N° 43, Buenos Aires, 1971.

2.- PAUL GROUSSAC: cit. en Jorge B. Rivera : ob.cit.-

3.- JORGE B. RIVERA : El escritor y la industria cultural,

4.- JORGE B. RIVERA: Los bohemios, ob.cit.-

5.- JORGE B. RIVERA: El escritor y la industria cultural,

6.- íbid.

7.- JORGE B. RIVERA: Los bohemios, ob.cit.-

8.- JORGE LUIS BORGES: Leopoldo Lugones.

9.- LEOPOLDO LUGONES: Epítome de Psicología,, en "La Montaña", Buenos Aires, N° 12, 15 de septiembre de 1897.

10.- PEDRO LUIS BARCIA (compilador): Leopoldo Lugones: Cuentos Desconocidos, Buenos Aires, Ediciones del ’80, 1982.

11.- íbid.

12.- JORGE B. RIVERA: Los bohemios, ob.cit.-

13.- JOSE A. SALDIAS: cit. en íbid.

14.- íbid.

15.- LYSANDRO Z. D. GALTIER: Charles de Saussens y la bohemia porteña,

16.- JORGE A. RAMOS: Del Patriciado a la Oligarquía – 1862-1904, Buenos Aires, Plus Ultra, 1976.

17.- JORGE B. RIVERA: El escritor y la industria cultural,

18.- MANUEL GALVEZ: En el mundo de los seres ficticios, cit. en Jorge B. Rivera: La forja del escritor profesional,

19.- RICARDO OLIVERA: Revista "Ideas", cit, en Jorge B. Rivera, Los bohemios, ob.cit.-

20.- JOSE A. SALDIAS: Fundamos ‘Crítica’, cit. en Saldías: La inolvidable

21.- íbid.

22.- CONRADO NALE ROXLO: Iniciación periodística, en Borrador de Memorias.

23.- LYSANDRO GALTIER: ob.cit.-

24.- JORGE B. RIVERA: Los bohemios, ob.cit.-

25.- JORGE A. WARLEY: Vida cultural e intelectuales en la década del ’30, CEA, Biblioteca Política Argentina, Buenos Aires, 1985.

26.- LEONARDO CASTELLANI: Lugones,

27.- LEOPOLDO LUGONES: Rehallazgo del país, en "La Nación", 2° Sección –Artes, Letras- página 3, domingo 08/11/1936.

28.- JORGE B. RIVERA: La forja del escritor profesional, ob.cit.-

29.- PEDRO LUIS BARCIA: ob.cit.-

30.- LEOPOLDO LUGONES: El Perfume Supremo, en "Caras y Caretas", Buenos Aires, Año XIII, N° 639, 31/12/1910.

31.- BERNARDO CANAL FEIJOO: Lugones y el destino trágico,

32.- PEDRO LUIS BARCIA: ob.cit.-

33.- LEOPOLDO LUGONES: Aria de Media Noche,

34.- LEOPOLDO LUGONES: Jaculatoria Lunar,

 

Gabriel Cocimano

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