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Epidemiología del alcoholismo: estudios socio – demográficos en una ciudad brasilera (página 2)


Partes: 1, 2

Si bien la epidemiología juega un rol importante en la comprensión de los riesgos para el desarrollo del alcoholismo o de cualquier otro trastorno, no se puede establecer que la asociación o correlación del mismo con determinadas variables establece una causalidad. Para ello hay que vincular los estudios epidemiológicos, empíricos, con investigaciones psicológicos y establecer un modelo teórico, explicativo del origen y mantenimiento del alcoholismo (McBeth y Cordingley, 2009).

Como señalara Carlini (2008), lo que hay que hacer ahora en Brasil es entrar en una nueva línea de trabajo para entender el "cómo" y los "por qué" del fenómeno. Por medio de la pesquisa cualitativa, se deben entender los "cuando" y "por qué" y no apenas atenerse al "cuanto" del fenómeno.

Entre las numerosas variables usadas para describir la distribución de un evento, el sexo y la edad son las más empleadas. Dos razones explican esta preferencia: la enorme variabilidad de las características de la salud en relación al sexo y la edad, y la facilidad de obtención de estos dos datos.

La manera en que vamos a clasificar las características de las personas en esta pesquisa es en un sentido socio-demográfico: social (estado civil, salario, ocupación, escolaridad, creencias religiosas, convivencia), y demográfico (edad y sexo).

La observación de estas variables es muy útil para el establecimiento de hipótesis etiológicas. Se puede encontrar una descripción de las mismas en su vínculo con el proceso salud – enfermedad, en Pereira (2003).

Metodología

El objetivo de la investigación es conocer los datos socio – demográficos de alcohólicos evaluados en San Juan del Rey (SJDR), Minas Gerais, en dos períodos diferentes.

La muestra utilizada es de conveniencia o intencional, ya que está constituida por aquellos sujetos que se ajustaban a nuestro criterio de alcohólicos, que no estuviesen en estado de embriaguez ni con síntomas de abstinencia, sin patología psiquiátrica severa y con consentimiento de participar en la investigación.

La muestra es de 255 sujetos y está integrada por alcohólicos con y sin tratamiento, y por alcohólicos que recayeron y por otros que están abstinentes. La primera investigación se realizó en 1995 y la segunda en el 2007.

De manera integrada, los sujetos proceden de Alcohólicos Anónimos (67), Clínica Villa Esperanza – APADEQ (85), cuatro Puestos de Salud Familiar de SJDR (32), Hacienda de Recuperación de Carmo da Mata (11), Universidad Federal de San Juan del Rey –UFSJ- (8), casos sugeridos por líderes eclesiásticos en 5 Barrios de SJDR (27), Alcohólicos conocidos por los trabajadores de la Universidad (15), familiares de los que asistían a Al-Anon (7)

Análisis y discusión de los resultados

A continuación se presenta las diferentes variables objeto de análisis tanto para la muestra general como para cada uno de los grupos: sujetos e recaída e sujetos en abstinencia. Partimos de Pereira (2003) para determinar las variables de estudio.

Tabla 1 – Procedencia

1999

2007

Total

Sã£o Joã£o del Rei

100 (100%)

91 (58,7%)

191 (74,9%)

Interior M. Gerais

0 (0%)

64 (41,3%)

64 (25,1%)

100 (100%)

155 (100%)

255 (100%)

Aunque la investigación se haya realizado en Sã£o Joã£o Del Rei (SJDR), la procedencia de os casos es también de otras ciudades del interior, especialmente en el 2007. En total, tres cuartos de los casos proceden de SJDR.

Tabla 2. Distribución por sexos.

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Leyenda: Con tto. – Con tratamiento

Sin tto. – Sin tratamiento

Rec. – Recaída

Abst. – Abstinencia

Con relación al sexo observamos en la muestra total, una relación hombre/mujer de 6/1, que resulta muy similar en las dos fechas. Alonso (1999) en pesquisa realizada en SJDR, en 100 alcohólicos (50 con tratamiento y 50 sin tratamiento), encontró una relación 5,6/1 siendo menor la proporción entre los que no tenían tratamiento (4,5/1) que en los que recibían tratamiento (7,3/1). En los155 alcohólicos estudiados por Alonso (2007), 105 en recaída y 50 abstinentes, encontró en el grupo de recaída una relación 4/1, y en los abstinentes, de 24/1, existiendo una diferencia significativa al nivel de 0,05 (p= 0,012), lo cual pode indicar, bien que las mujeres se rehabilitan menos o que apenas asisten a Alcohólicos Anónimos.

Resende y cols. (2005) en 25 casos estudiados en la Clínica APADEQ de SJDR durante 2002, encontró un 80% de hombres. Bandeira y cols. (1997) en estudio realizado en clase social baja en la ciudad de Barbacena (Minas Gerais) encontraron un 83,5% de hombres. Vasconcelos e Neto (1997) señalaron la existencia de 98% de hombres en la muestra estudiada.

Simã£o y cols. (1996) cita a Almeida y Filho, los que en 1992 realizaron una pesquisa en tres ciudades brasileras, evidenciando una prevalencia global de abuso / dependencia alcohólica de 15,4% en hombres y de 1,3% en mujeres. Siqueira y cols. (1993) registraron en su levantamiento una relación entre hombre y mujer de 11 a 1.

Leal y García (2004) en 49 grupos de Alcohólicos Anónimos de Espírito Santo, integrado por 289 miembros, encontraron un 91,7% de hombres.

Schuckit (1991) dice que más de 2/3 de los hombres en los países occidentales beben ocasionalmente o con más frecuencia, con una proporción hombre/mujer de aproximadamente 1,3/1.

Nuestras cifras confirman la relación establecida en la mayoría de las investigaciones, tanto para aquellos alcohólicos que reciben tratamiento en las clínicas como en AA..

Para Romo y Gil (2006), en las últimas décadas se observa un aumento progresivo en el uso de substancias «legales» entre las mujeres (tabaco, alcohol y psicofármacos). No obstante el crecimiento del alcoholismo femenino todavía existe una diferencia notable con el alcoholismo masculino. En concordancia con esto, se puede decir que la condición de género establecida socialmente, acepta por un lado y rechaza por otro, ciertos comportamientos y patologías en las mujeres. Ellas asisten menos al tratamiento en clínicas o a Alcohólicos Anónimos, tal vez porque no quieren que sea conocido su consumo y así evitar la crítica social. Esto se evidencia porque el consumo de bebidas lo realizan más en las propias casas; también puede considerarse el hecho de que deben permanecer más tiempo en las mismas, por su condición de mujer y madre, lo cual limita su asistencia a tratamientos, por lo cual el alcoholismo se expresa a un nivel privado, no público, lo que se evidencia en la poca participación en AA.

Según Gómez (2006), una de las características más habituales en el alcoholismo femenino es su ocultismo, fruto en muchas ocasiones de un gran sentimiento de culpa.

Tabla 3 – Edad promedio

1999

2007

Total

X = 38,1

X = 44,05

X = 41,07

Con relación a la variable edad, tenemos una media (X) de 41,07 años, existiendo una diferencia de seis años entre los sujetos de los dos estudios.

En las pesquisas de Alonso (1995, 1997) no existieron diferencias significativas entre los grupos con tratamiento y sin tratamiento, y entre recaída e abstinencia (p = 0,071).

Siqueira y cols. (1993) también encontraron en 120 alcohólicos una media de 39,2 años, con solamente un 4% por encima de los 60 años. Vasconcelos y Neto (1997) una edad media similar, 41 años; Borini y Silva (1992) hallaron 39,6.

En estudio con 49 grupos de AA en Espírito Santo (289 miembros), se encontró una media de 44 años (Leal y García, 2004).

Un primer punto a ser considerado en el tratamiento del alcoholismo es el hecho de que muchos alcohólicos no reconocen la necesidad de tratamiento. Generalmente se presentan para tratamiento después de una historia de alcoholismo de años o décadas. (Reinecker, 1988).

Tabla 4 – Distribución por grupos etáreos

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Un análisis por grupos etáreos revela que los grupos más frecuentes son aquellos comprendidos entre 31 y 50 años, siendo menos frecuente entre los más jóvenes y los más viejos, lo que se aproxima a una curva normal. Igual que en la tabla anterior, se aprecia que la muestra del 2007 tiene personas con mayor edad.

Alonso (1999) encontró en los grupos de alcohólicos (50 con tratamiento, 25 de ellos en la Clínica APADEQ y otros 25 en AA) y 50 sin tratamiento, que el consumo de alcohol se da con más frecuencia en el grupo 30-39, y en general, en personas con edades entre 20 y 59.

La pesquisa de Alonso (2007) reveló prácticamente también una curva normal para el grupo de alcohólicos, lo cual se expresa igualmente en los diferentes subgrupos.

Simã£o y cols. (1996), Simã£o (1997) también destacan que el grupo etáreo 30-49 es el predominante. Alonso y Sandoval (1997), Siqueira y col. (1993) también encontraron resultados similares.

Nuestros resultados confirman los de otros investigadores. Es comprensible que existan menos jóvenes, dado que el alcoholismo es una enfermedad que atraviesa por distintas fases, siendo la dependencia más frecuente después de los 20 años e inclusive los 30 años (DSM-IV, 1998); también que existan menos personas mayores de 60 años, además de otros factores que aumentan la mortalidad en Brasil, el alcoholismo reduce la vida en más de 10 años, debido a los accidentes, suicidios, enfermedades digestivas crónicas, enfermedades cardiovasculares, etc. (Schuckit, 1991).

Tabla 5 – Distribución por estado civil

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El hecho de estar o no en tratamiento no ofreció ninguna diferencia importante (Alonso, 1997). En relación a los grupos de recaída y abstinencia se encontró una diferencia significativa al 0,05 (p = 0,048), en cuanto al predominio de personas casadas en el grupo abstinente (Alonso, 2007). Esto manifiesta la dificultad existente para contraer pareja o bien para mantenerla en los que se mantienen consumiendo. Puede ser también que la no disolución del vínculo matrimonial en el grupo de abstinencia sirvió como apoyo social para evitar el consumo.

En 8 589 entrevistas realizadas en las 107 mayores ciudades de Brasil, se encontró la siguiente distribución en la población general: casados 48%, solteros 43%, separados/ divorciados 7,1, y viudos 4,6% (Carlini y cols. 2002), por lo cual nuestro grupo de abstinentes tiene más cantidad de personas casadas, pero el grupo de recaída tiene menos que la media encontrada en el levantamiento.

Resende y cols. (2005) encontraron: 60% casados o acompañados, 16% solteros y 24% divorciados. Tamién Simã£o y cols. (1996), Simã£o (1997), Alonso y Sandoval (1997) encontraron más casados y acompañados que solteros, separados y divorciados. Siqueira y cols. (1994), Vasconcelos y Neto (1997), Bandeira y cols. (1997) encontraron la misma cantidad de solteros que casados. En cambio, Chain y Formigoni (1997) en estudio en Sã£o Paulo de 1986 a 97 predominaron los solteros. Fernández (2006) en una muestra cubana también afirma lo mismo.

Leal y Garcia (2004) hallaron en 289 miembros de AA un 66,8% de casados, 11% de solteros y 20,8% de separados, resultados que son muy similares a los obtenidos por el o autor en la muestra de abstinentes, por lo cual existe un vínculo entre la abstinencia y estar casado.

Por lo visto, no existe en las pesquisas analizadas un consenso en cuanto al predominio de un estado civil, aunque las pesquisas del autor en los años 1999 y 2007 en SJDR, son consistentes en mostrar un predominio de solteros en los grupos que se encuentran consumiendo.

Tabla 6 – Distribución por escolaridad

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Nota: El 1er nivel comprende 8 grados hasta la Secundaria Básica, el 2º corresponde a la enseñanza técnica y preuniversitaria, y el tercer nivel a la enseñanza universitaria

En cuanto a la escolaridad, se observa un nivel bajo en la muestra total, donde el 52,9% tiene cursado solo unos pocos grados de la enseñanza primaria e inclusive hay sujetos analfabetos. Esto es consistente en los estudios realizados en 1999 y 2007. Las personas con más nivel presentan cifras menores de alcoholismo. En los sujetos estudiados no se presentó ningún caso de retardo mental evidente. Aparentemente se puede considerar que existe una relación entre la escolaridad y el consumo de alcohol en Brasil, pero la realidad es que hay en el país menos personas con una alta escolaridad.

Alonso (1999) encontró que esto fue bien crítico en aquellos casos que no recibían tratamiento. Cuando comparó los grupos de recaída y abstinencia (Alonso, 2007), encontró una diferencia significativa al 0,05 en cuanto a esta variable (p = 0,022), lo que implica que el grupo de recaída presenta una menor escolaridad que el de abstinencia. En este último no hay analfabetos y hay una cantidad similar de sujetos con enseñanza primaria que con enseñanza media.

En 8 589 entrevistas realizadas en las 107 mayores ciudades de Brasil se encontró la siguiente distribución de la escolaridad en la población general.: analfabetos y 1º incompleto 35%; 1º completo 14,1%; 2º incompleto 12,7%; 2º completo 22,2%; 3º incompleto 5,2%; y 3º completo 9,5% (Carlini y cols., 2002). Resulta evidente que las muestras de nuestras investigaciones tienen una escolaridad muy inferior a la media del levantamiento.

Resende y cols. (2004) confirman nuestros resultados, ya que hubo un 60% con una escolaridad correspondiente a la enseñanza primaria.

Simã£o y cols. (1996) encontraron que apenas un 9% tenía un nivel de 2º completo o más, existiendo un 13% de analfabetos. Siqueira y cols. (1993), Chain y Formigoni (1997), encontraron también un nivel bajo de escolaridad. Vasconcelos y Neto (1997) afirman que la mayoría de los alcohólicos tienen un bajo nivel de instrucción: 13,1% de analfabetos y 50,8% con primer grado incompleto.

Bandeira y cols. (1997) encontraron un 60% con primer grado incompleto y una repitencia en la escuela de 57,2%.

Alonso y Sandoval (1997) observaron en una muestra cubana que un 84% de los sujetos presentaban una escolaridad de secundaria a superior, o sea, de 1er grado completo a superior. La tesis de Fernández (2006) realizada también en Cuba tenía la siguiente distribución: con nivel secundario (1º completo) – 32%; con nivel pre-universitario (2º completo) -60%; y con nivel superior -8%. Ningún sujeto tenía menos de nueve años de estudio. Por lo que no se puede establecer a partir de los resultados encontrados en Brasil y en otros países, que el alcoholismo y la baja escolaridad están asociados. Compartimos en apariencia, el criterio de Schuckit (1991) que las tasas más elevadas de alcoholismo son vistas en sujetos con baja escolaridad. Es necesario entrar a considerar las condiciones sociales de cada país.

La presencia de antecedentes familiares de alcoholismo, la falta de cohesión y comunicación en la familia, las dificultades económicas y culturales de la misma, han afectado tempranamente el desarrollo psicológico del sujeto, lo que posibilita la presentación de problemas de aprendizaje y bajo rendimiento, fracaso y abandono escolar (Díaz y Ferri, 2002).

Otro aspecto a considerar es que los resultados se deban más a un problema de procedimiento en la selección de la muestra que a la propia realidad. Se debe tomar en cuenta que las personas con más nivel de escolaridad por pertenecer a la clase media o alta, asisten muy poco a Alcohólicos Anónimos y no ingresan a sus familiares en la Clínica APADEQ de la ciudad, ya que por norma de su clase social, no establecen vínculos estrechos ni interactúan frecuentemente con personas de menor nivel y status social, procurando otras clínicas o tratamiento psicoterapéutico privado. La resistencia de pacientes de nivel socioeconómico y cultural alto en frecuentar las reuniones de AA ha sido señalada por Ramos y Bertolote (1997).

Tabla 7- Distribución por ocupación

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En cuanto a la ocupación, existe en la muestra total una persona desempleada de cada cuatro. Esto fue menos evidente en el grupo del 2007, no porque hubiese aumentado el empleo, sino porque los sujetos abstinentes seleccionados en AA, llevaban 9 años como promedio sin consumir, y se habían reincorporado más a la vida laboral. Los demás indicadores se comportan de manera similar. El índice de desempleo en la muestra total de alcohólicos puede ser expresión, tanto del nivel ocupacional del país como de la propia condición de ser alcohólico, ya que son personas expulsadas del trabajo por la afectación que ocasionan o bien no se incorporan al trabajo.

En la primera investigación (Alonso, 1999), el número de desempleados junto al de los jubilados es alto. Un 64,3% de las jubilaciones han sido por consecuencias derivadas del consumo (enfermedades crónicas y accidentes). El desempleo fue mayor en las personas que no tenían tratamiento antialcohólico.

En la segunda investigación (Alonso, 2007), solamente el 10% estaban jubilados por estas causas. El grupo de recaída fue el que contribuyó con una considerable cantidad de desempleados, ya que tal situación fue prácticamente inexistente en el grupo de abstinentes, ya que el 96% de ellos trabajan o están jubilados. Estadísticamente esta diferencia entre los grupos se expresa al nivel de 0,01 de significación (p=0,001).

Resende y cols. (2004) encontraron en SJDR un 60% sin ocupación. Bandeira y cols. (1997), constataron en Barbacena, que el 31,64% de los alcohólicos estaban desocupados y la mayoría vivía de pensión, de pequeños trabajos de forma autónoma o estaban jubilados.

Con relación a los índices de desempleo encontrados en esas fechas, referidos por Landi (1999), era para la Grande Sã£o Paulo de 20% y para Minas Gerais, de 19,3%. En el 2005 fue de 9,8% y en el 2006 de 10% para todo Brasil. Comparando con estas cifras, podemos apreciar que encontramos en la muestra estudiada un índice bien alto, sobre todo, en aquellos sujetos que estaban sin tratamiento y en los sujetos que recayeron.

Con relación al tipo de ocupación, aquella vinculada a la prestación de servicios a la población fue la más frecuente (Bandeira y cols. 1997). Alonso y Sandoval (1997) también confirmaron en una muestra cubana que el 40% eran trabajadores de servicios.

Tabla 8 – Distribución por Salario Mínimo (SM)

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En correspondencia a la ocupación se expresa el salario. En el grupo total de alcohólicos, el 47% tiene un salario mínimo o menos, lo cual se vincula con el desempleo existente. Es significativo el hecho de que los sujetos sin ingreso puedan beber. Consideramos que los sujetos, aún sin salario fijo, realizan algunos trabajos eventuales pobremente remunerados, que les posibilita la compra de bebida, por ser muy bajo el precio de la misma.

Alonso (1999) destaca que el 35% de lo sujetos que no recibían ningún salario y el 12% que recibía un salario mínimo se dio fundamentalmente en sujetos que no estaban recibiendo tratamiento. Esto evidencia una catastrófica situación social aunque la investigación incluyó pocos casos de clase media.

Los datos encontrados por Alonso (2007) reflejan una situación similar, ya que el 51% de los alcohólicos reciben un salario mínimo o menos. En el grupo de recaída fue más evidente, con el 67% en contraste con el 18% de abstinentes. Estadísticamente se expresa la diferencia a un nivel de significación de 0.01 (p= 0,001).

Resende y cols.(2004) afirman la existencia de un ingreso familiar de hasta 2 SM en el 36% de los sujetos y de 2 a 5 en un 40% en alcohólicos internados en la clínica de SJDR. Alonso (2007) encontró cifras más bajas de ingreso salarial en los casos que recayeron y estaban siendo tratados en esa clínica. .

Tabla 9 – Presencia de antecedentes familiares de alcoholismo

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Se aprecia en total y para cada una de las investigaciones (Alonso, 1999, 2007) la existencia de antecedentes familiares en tres cuartas partes de la muestra.

En la investigación más reciente, el 84% de la muestra total y por grupos (recaída y abstinencia) tiene antecedentes familiares de alcoholismo.

En 20 alcohólicos estudiados en Aracaju /SE (en recaída y en abstinencia), el 85% presentaba antecedentes familiares de alcoholismo. De estos, un 35% tenía a varios familiares alcohólicos (por encima de 5) y un 50% tenía algunos casos (Correa y Pardo, 2004), lo cual coincide con nuestros resultados.

Según Furtado y cols. (2002) y González (2005) existe una elevada tasa de transmisión familiar. Los hijos de los alcohólicos presentan un riesgo de cuatro a cinco veces mayor de convertirse en alcohólicos en la adultez, comparado con la población normal. Si se considera que entre el 7 y el 10% de la población presenta la enfermedad, entonces los hijos tendrán entre 35 y 50% de posibilidades para desarrollarla . (González, 2005)

Cardim y Azevedo (1995) realizaron un estudio en Rio de Janeiro, con 110 alcohólicos de ambos sexos, de grupos etáreos y nivel socio – económicos diversos, encontrando antecedentes en el 62% de los sujetos. Fernández (2006) en una muestra cubana de alcohólicos en recaída encontró un 76% % de antecedentes familiares de alcoholismo.

Para Díaz y Ferri (2002), Martínez (2009) los sujetos alcohólicos adultos tuvieron en un por ciento alto factores de riesgo tempranos como los antecedentes familiares de alcoholismo y otras patologías, contacto precoz con el alcohol y otras drogas (imitación de patrones de consumo y transmisión de actitudes favorables para el consumo), falta de cohesión y comunicación, alto nivel de conflictos familiares, pautas educativas alteradas, falta de y gran número de acontecimientos vitales estresantes.

Tabla 10 – Historia familiar de alcoholismo

1999

2007

Total

Padre

46 (46%)

84 (54,1%)

130 (50,1%)

Madre

6 (6%)

12 (7,7%)

18 (7,1%)

Abuelos

21 (21%)

23 (14,8%)

44 (17,2%)

Hermanos

39 (39%)

54 (34,8%)

93 (36,5%)

Tíos

28 (28%)

58 (37,4%)

86 (33,7%)

Primos

37 (37%)

39 (25,1%)

76 (19,8%)

Con relación al tipo de familiar que presenta alcoholismo, se destaca la figura paterna aproximadamente en el 50% de los sujetos, tanto en la muestra total como en los diferentes grupos.

A continuación el análisis de otras variables que solamente fueron analizadas en la investigación del 2007.

Tabla 11 – Distribución por existencia de creencias.

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Se observa una alta religiosidad en la muestra total y en cada uno de los grupos, fundamentalmente en la religión católica. No existió diferencia entre los grupos (p = 0,757).

Tabla 12 – Tipo de creencias

Total (N=141)

Recaída (N=95)

Abstinãªncia (N=46)

Católica

124 (87,3%)

88 (92,6%)

36 (77,1%)

Evangélica

11 (7,7%)

4 (4,2%)

7 (16,7%)

Espíritista

5 (3,5%)

2 (2,1%)

3 ( 6,2%)

Umbanda

1 (0,7%)

1 (1%)

0 ( 0%)

Al analizar el tipo de creencias, observamos que el grupo de abstinentes es más heterogéneo, existiendo más evangélicos y espiritistas.

Dalgalarrondo e cols. (2005) encontraron en una muestra de jóvenes entre 11 y 17 años, pertenecientes a las tres clases sociales, un 78,5% de católicos, 15,2% de evangélicos y 6,3% de espiritistas, y el siguiente uso de alcohol o de drogas en el último mes: evangélicos (13,6%), católicos (27,7%) y espiritistas (33,7%).

Resulta necesario partir del levantamiento domiciliar realizado en Brasil (Carlini y cols. 2002), donde se encontró la siguiente distribución en la población general: católica 66%, evangélica / protestante 20,3%, espiritista 3,9%, otras 1,2%, y no tiene el 8,6%. Jacob y cols. (2003) destacan en un trabajo sobe filiación religiosa y clases sociales en Brasil, la existencia de un 74% de católicos, 15,6% de evangélicos y 1,3% de espiritistas.

Comparando nuestros resultados con la población del país, podemos afirmar que existe igual número de personas que no creen, mas contrasta una mayor cantidad de personas católicas en la muestra, lo cual se puede explicar por un alto sentimiento católico existente en las ciudades del interior de Minas Gerais.

Tabla 13 – Convivencia

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En la convivencia de los sujetos alcohólicos, en general, predomina la categoría vivir acompañado en el 84,5% de los casos. No existió diferencia entre los grupos en cuanto a vivir solo o en compañía (p= 0,408). En cuanto al tipo de familiar con el que vive, encontramos que en el grupo de abstinencia, en comparación con el de recaída, predomina la convivencia con la pareja.

En investigación realizada en la Unidad de Dependencia de Drogas del Centro de Pesquisa en Psicobiología de la Escuela Paulista de Medicina, la muestra formada por 103 pacientes, distribuidos en dos grupos: Grupo no recaída (n = 50) y Grupo recaída (n = 53), no se presentaron diferencias en cuando a los datos socio – demográficos. (www.bireme.br/cgi-bin/wxislind.exe/iah/online).

Resumiendo, según Schuckit (1991) las tasas más elevadas de alcoholismo son vistas en sujetos con nivel socio – económico inferior, con menor ingreso y educación. No obstante, aclara que el alcoholismo es un problema de todas las edades, clases sociales, religiones, sexos y de todos los países. En general, nuestros resultados coinciden con sus criterios. La comparación entre los grupos de nuestra investigación permitió constatar que los sujetos que frecuentan regularmente a Alcohólicos Anónimos tiene más hombres, personas casadas, mayor ingreso salarial y menos desempleados que aquellos que están sin tratamiento o recibiendo asistencia en las clínicas por haber recaído en el consumo.

Coincidimos con Rego, Botelho y Velloso (2008) en cuanto a que algunas variaciones encontradas al comparar las variables, probablemente se deban a las diferentes metodologías, instrumentos de evaluación y sujetos investigados, aunque también pueden reflejar las especificidades regionales del Brasil, que no permiten generalizaciones.

Conclusiones

1.- Existe en los alcohólicos un predominio de las siguientes variables socio-demográficas: relación hombre / mujer 5,5/1, grupo etáreo 30-50 años, no casados, nivel primario de escolaridad, 23,5% de desempleo, 50% con un salario mínimo o menos, 80% de antecedentes familiares de alcoholismo, 12% viviendo solos y un 92% de creyentes.

2.- Las pesquisas realizadas en 1999 y 2007 presentan resultados similares en las variables socio-demográficas estudiadas.

3.- La composición socio-demográfica varía en función del subgrupo. El subgrupo que consume y no tiene tratamiento presenta más baja escolaridad, mayor desempleo y menos salario que el grupo que tiene tratamiento en Clínica o que asiste a Alcohólicos Anónimos.

4.- Existe una diferencia estadísticamente significativa en el grupo de recaída en relación al de abstinencia en cuanto el primero se caracteriza por: mayor cantidad de mujeres, menor número de casados, menor escolaridad, mayor desempleo y menor ingreso económico.

5.- Las diferencias encontradas en las variables socio-demográficas entre sujetos con y sin tratamiento y sujetos que recaen y que están abstinentes, indican que, cuando se caracteriza a una muestra de alcohólicos, es preciso conocer la fase o momento en que se encuentran las personas que la integra.

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Autor:

Dr. Armando Alonso Álvarez

Doctor en Ciencias Psicológicas

Profesor Titular, Facultad de Psicología, Universidad de La Habana

Pesquisador Visitante por FAPEMIG. Investigaciones realizadas en el Laboratorio de Pesquisa en Salud Mental (LAPSAM), Departamento de Psicología, Universidad Federal de Sã£o Joã£o Del Rei (UFSJ)

Cuba

Partes: 1, 2
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