La historia de la epidemiología se ha desenvuelto en el contexto de la historia de la lucha entre el materialismo y el idealismo en sus concepciones sobre las causas, los factores y las condiciones sobre las causas, los factores y las condiciones que intervienen en el proceso salud-enfermedad, tanto desde el punto de vista individual como social. Esta lucha se inició muy temprano, con el surgimiento de las clases, en la etapa del régimen esclavista.
El desarrollo de la medicina y también de la epidemiología, ha estado ligado armónicamente al proceso de evolución general de la sociedad, es decir, a la historia del desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción, así como también a la cultura y las ciencias en general. La epidemiología puede ser considerada como una práctica muy antigua y, al propio tiempo, como una ciencia relativamente joven. Su concepción, en el sentido más amplio, la idea de que algo es la causa y de que algo puede hacerse por evitar las enfermedades, es tan antigua como las propias epidemias.
La antigüedad de la epidemiología se remonta a los orígenes de la sociedad humana, desde que el hombre tuvo sus primeros contactos con las enfermedades y elaboró métodos de lucha rudimentarios contra ellas. La historia antigua nos habla de Empédocles (504-443) quien en su ciudad natal, Agrigento, combatió una epidemia _al parecer de paludismo_ secando los pantanos y fumigando las casas. Demócrito (460-360) el más alto representante del materialismo en la Grecia antigua, señalaba que de la materia prima había surgido todo lo existente y en comunicación a Hipócrates (460-355), célebre médico de Cos, dejó sentado que los hombres en sus oraciones pedían salud a los dioses y desconocían que los medios para obtenerla los poseían ellos mismos. Hipócrates escribió un volumen llamado Epidemias donde afirmaba que toda enfermedad tenía su propia naturaleza y se originaba por causas externas como el frío, el sol, o los vientos cambiantes y continuaba planteando que los efectos de la alimentación, las ocupaciones y especialmente el clima, podían también ser causa de enfermedades. Él fue quien nos legó los términos epidemia y endemia.
Epicuro (341-270) reconoció las leyes a que están sometidos los fenómenos de la naturaleza y Asclepsiades (128-56) planteó que las enfermedades podían detenerse en cualquier fase y desarrollarse en sentido contrario. Lucrecio Caro (99-54) descubrió la existencia en la naturaleza de las partículas peque?ísimas, invisibles a simple vista, a las que les dio el nombre de "semillas", de las cuales algunas eran patógenas. pues podían provocar enfermedades.
Se consigna también que la epidemiología puede considerarse un ciencia relativamente joven, porque en su desarrollo evolutivo alcanza una dimensión científica muy reciente. Data de mediados del siglo xix cuando el clínico londinense John Show, en su célebre trabajo sobre el brote epidémico de cólera en Broad Street (Londres, 1854), brindó el más acabado documento científico de su época acerca de la epidemiología de una enfermedad. Sin saberlo Show utilizó el método dialéctico materialista _el método científico_ por primera vez en la historia de la medicina, para la solución de un problema de salud-enfermedad, el cual es conocido desde entonces, en su aplicación particular, con el nombre de método epidemiológico.
Solo unos cuantos años más tarde, en 1868, el médico cubano Carlos J. Finlay (1833-1915) aplicó la metodología de investigación similar y llegó a determinar el origen y la forma de controlar un brote epidémico de cólera en la ciudad de La Habana. Algunos años después alcanzó la gloria cuando tras concienzudos trabajos y grandes esfuerzos científicos, logró elaborar la hipótesis, más tarde comprobada, acerca de la función del mosquito Aedes aegypti como vector trasmisor del virus de la fiebre amarilla. Finlay reconoció y planteó magistralmente los principios establecidos de la cadena de trasmisión de esa enfermedad.
En la historia de la epidemiología existió un momento crucial, que algunos denominan "su primera gran revolución" el cual es ubicado entre los años 1880 y 1890. Este momento se produjo al descubrir el gran químico y biólogo francés Louis Pasteur (1822-1895) que las bacterias actúan como agentes específicos de las enfermedades infecciosas y posteriormente por el médico alemán Roberto Koch (1843-1910) y sus discípulos.
Contribuyeron también al desarrollo de la epidemiología, N. Smith //1762-1829) con sus trabajos sobre fiebre tifoidea; P. A. Lois (1789-1827) quien desarrolló el método numérico al introducir la utilización de las estadísticas en epidemiología; R. Virchow (1821-1902) como fundador de la higiene social, así como decenas de otros grandes investigadores y científicos. La revolución industrial y el naciente desarrollo del capitalismo, dieron un nuevo impulso al desenvolvimiento de las ciencias y entre ellas a la epidemiología. En los albores de esta tercera etapa, el nuevo sistema económico-social, surgido de las contradicciones que causaron la ruina del feudalismo, se caracterizó por las profundas transformaciones no solo de las fuerzas productivas y relaciones de producción, sino también, y como consecuencia de estas, de las costumbres, los hábitos y la forma de vida de las familias. Ello trajo aparejadas formas nuevas de evolución de algunas enfermedades que cambiaron sus patrones epidemiológicos y se volvieron más agresivas, epidémicas y endemoepidémicas.
La etapa se inició durante el desarrollo de la sociedad capitalista. Surgió por imperativos, principalmente, económico-sociales y tuvo como punto de partida los trabajos de Pasteurs, quien demostró la irrefutable relación entre las bacterias y los procesos que caracterizan las enfermedades infecciosas. Sobre la base de los trabajos de este sabio investigador, se inicia la gran "cacería" de microbios y se pone énfasis, en los países más desarrollados en el descubrimiento de la función de los microorganismos en la producción de las enfermedades.
El descubrimiento de bacterias específicas como causa de muchas enfermedades infecciosas, influyó durante largas décadas en las ideas sobre el origen de las enfermedades. Se buscó para cada enfermedad una explicación etiológica, tanto más estimable, cuanto más simplista. La causa de las enfermedades trasmisibles eran los microorganismos recién descubiertos si se cumplían los postulados brillantemente enunciados por Koch.
En plena sociedad capitalista avanzada ya la etapa etiológico-unicista en el desarrollo de la epidemiología se produce en el vetusto imperio zarista, la Gran Revolución Socialista de Octubre de 1918, con el triunfo del marxismo leninismo y el despertar de nuevos rumbos en las ciencias, armadas a partir de entonces con el único método capaz de permitir el conocimiento de la realidad objetiva: el método dialéctico materialista. A partir de entonces se produce un extraordinario impulso en las ciencias médicas y, fundamentalmente, en las ramas preventivas, pues tanto la teoría como la práctica del trabajo científico antiepidémico, están íntimamente enlazados con las condiciones económico-sociales de la vida humana. Surgen brillantes cultivadores del pensamiento epidemiológico en el país de los soviet; descuellan entre ellos K. Timiriazev, I. Michuring y D. Zavolotni, este último fue el autor del primer compendio sobre epidemiología.
Muchos otros investigadores y científicos soviéticos posibilitaron el avance de la epidemiología. E. Pavloski emitió la teoría ecológica de los focos naturales de las enfermedades trasmisibles. N. Gamaleya (1868-1927) aportó brillantes trabajos sobre microbiología aplicada. L. Taraslevich (1868-1927) trabajó en la epidemiología de la tuberculosis y del tifus exantémico, y fue además el organizador de la producción de vacunas y sueros en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). E. Martsinovski (1874-1936) investigó el tifus recurrente, el paludismo, la leishmaniasis y organizó la lucha antiepidémica en la URSS.
También otros grandes epidemiólogos del campo socialista contribuyeron al desarrollo de la epidemiología mundial como fueron K. Raska en Checoslovaquia, M. Katspschak en Polonia, D. Bratovanov en Bulgaria, así como epidemiólogos y científicos de muchas ramas del saber humano, tanto del campo socialista como capitalista.
Milton Terris destaca que estamos viviendo en la generación de una segunda gran revolución de la epidemiología. Además, plantea que estamos contemplando cuán lejos han llegado los conocimientos en la epidemiología de las enfermedades no trasmisibles y esto, sin duda alguna, puede tener un impacto comparable a aquel que se produjo con el descubrimiento de los agentes causantes del cólera y la tuberculosis a fines del siglo xix.
En la etapa actual del desarrollo, la epidemiología no debe ser considerada como patrimonio exclusivo de unos pocos, sino como herramienta corriente de trabajo de todos los profesionales de la medicina, útil para el enfoque correcto de cualquier problema de salud que afecte a la colectividad humana.
En fin, la concepción y el trabajo epidemiológico favorecen la integración de las actividades preventivas y curativas de todo el trabajo de salud pública. Aunque no ha sido fácil de poner en práctica, esto ha sido comprendido a consecuencia de la gran frecuencia con que la acción exclusivamente curativa se vuelve estéril y hasta peligrosa, si no va acompañada de todas las demás medidas de carácter analítico y epidemiológico, lo cual implica que se dicten medidas preventivas destinadas a reducir el riesgo del enfermo y de sus convivientes, así como asegurar el éxito del tratamiento.
BIBLIOGRAFÍA
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Rodríguez, R. l (1989): Manual de Medicina del Trabajo. Editorial Pueblo y Educación, La Habana
Autor:
Ardinelia Diaz
Facilitadora:
M.Sc. Norys Pinto
Enviado por:
Rosmar Castillo
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL "RÓMULO GALLEGOS"
MAESTRÍA GERENCIA EN SALUD PÚBLICA
Mayo de 2014