El hombre, la ciencia y su impacto en el Medio Ambiente (página 2)
Enviado por Dulce Mar�a Obreg�n Hern�ndez
Este modelo tecnológico ha influido de forma significativa, y ha agudizado el problema del desempleo y subempleo agrícolas. Esto ha creado una expulsión poblacional del campo a las áreas de frontera, que, normalmente, son las áreas tropicales y subtropicales, donde trata de reproducirse el patrón tecnológico que se usa en la agricultura de zonas templadas. Los sectores agrícolas, básicamente campesinos, al no tener el complemento o completamiento estructural (paquete tecnológico, maquinaria agrícola, fertilizantes, semillas y pesticidas) del latifundio en cuanto a la opción de la mano de obra, han tenido que sobreutilizar el recurso suelo con su consecuente erosión y agotamiento.
El campesino trata de sobrevivir en la tierra. La erosión avanza a ritmos acelerados en todos los continentes, y la autosuficiencia alimentaria peligra. Debido a la erosión se están degradando unos 2.000 millones de hectáreas de tierra de cultivo y de pastoreo. Cada año la erosión de los suelos y otras formas de degradación de las tierras provocan una pérdida de entre 5 y 7 millones de hectáreas de tierras cultivables. A falta de leña, se emplean como combustibles el estiércol y los desechos de las cosechas, privando a los suelos de sus fertilizantes naturales.
La producción de alimentos disminuye y la capacidad de retención de agua de la tierra, también.
Como resultado de la erosión de los suelos, provocada por el uso intensivo de los mismos, y la aplicación científico – técnica desmedida, se pierden cada año 16 millones de hectáreas de tierras agrícolas, alcanzando sus valores más elevados en África y América del Sur. En el llamado "continente negro", se talan 37 millones de hectáreas; en el cono sur americano, 18.4 millones de hectáreas. Estos datos, sumados al Asia, donde se talan 12.2 millones de hectáreas, suman 50 000 Km2 de bosques, que representan 1/3 de los suelos expuestos a la erosión, sin que existan voluntad, responsabilidad ni sensibilidad para repoblarlos.
Esto ha traído como consecuencia que se hayan extinguido 30 millones de especies biológicas, de las que más del 80% son de las zonas tropicales.
La destrucción de las selvas tropicales, la actividad industrial, y el crecimiento demográfico, han creado una acumulación de gases que atrapan la luz solar. El problema del calentamiento global ha provocado el aumento de la temperatura mundial, y, sobre todo, en los trópicos y subtrópicos (países del sur). En el siglo XX, la temperatura media del planeta aumentó 0,6 ºC, y los científicos prevén que la temperatura media de la Tierra subirá entre 1,4 y 5,8 ºC entre 1990 y el 2100.
Otro problema que debe enfrentar la humanidad es el que está representado con la Sombrilla de la Tierra.
La capa de Ozono que rodea a la Tierra y la protege de las radiaciones solares, continúa agotándose. En el 2003, el tamaño máximo alcanzado por el agujero de la capa de Ozono sobre el polo Sur fue de unos 28 millones de Km2. Los industrialistas expresan su preocupación por el alto costo del reemplazo de los CFC, y los países en vías de desarrollo no se adhieren a los acuerdos internacionales, pues aseguran que son los países desarrollados, causantes del problema, quienes deben resolverlo.
La inquietud mayor la aportan los científicos. Ellos consideran y estiman que, aunque se cumplan las fechas límites para sustituir los CFC, de todas formas se registrará un aumento del 26% de cáncer de piel, 100 mil nuevos casos de cataratas, y grandes perturbaciones en la cadena oceánica de alimentación, lo que trastornaría la pesca.
Aunque los países desarrollados gastan menos de la cuarta parte mundial de CFC, posiblemente eliminar su uso sea más difícil.
Los pobres tienen millones de refrigeradores y acondicionadores de aire que tendrán que ser adaptados para usarlos con otras sustancias químicas.
Algunos países subdesarrollados tienen inversiones cuantiosas en fábricas que utilizan tecnología sobre la base de CFC, las que tendrán que desecharse. Estas tecnologías se aplican en el apoyo al desarrollo industrial que tanto necesitan; por tanto, algunos países pobres se niegan, de manera rotunda, a firmar los protocolos internacionales, porque no pueden enfrentar, económicamente, el reto, y otros, como México, se enrolan en ambiciosos programas, igual que países ricos.
Hasta el año 2003, Norteamérica y los países del Tercer Mundo representaron el 36% y el 26% respectivamente, en la utilización de sustancias que agotan el Ozono. Japón, Australia y Nueva Zelanda el 15%, y Europa Occidental, el 19%.
Cuba es un país socialista subdesarrollado que no está exento del problema ambiental, o sea, que el hombre, en nuestro país, ha degradado también el medio ambiente. Los problemas medioambientales fundamentales en Cuba son:
contaminación de las aguas superficiales y subterráneas, así como de las costeras.
degradación de los suelos (técnica intensiva).
pérdida de la diversidad biológica.
En cuanto a la contaminación de las aguas, se puede decir que la misma
constituye una problemática que se ha ido agravando durante los últimos años, en la que ha incidido, de manera especial, el estado deficiente de las redes de alcantarillado, y su carácter parcial; el estado crítico de las plantas de tratamiento; el inoperante funcionamiento depurador de un elevado por ciento de las lagunas de estabilización, debido a la falta de mantenimiento; el agravado déficit de cobertura de tratamiento de residuales en el país, y los serios problemas en la operación y mantenimiento de los sistemas de tratamiento; el decrecimiento del aprovechamiento, y rehúso de los residuales líquidos de la actividad agroalimentaria e industrial, y la contracción de los programas de control y monitoreo de la calidad de las aguas, por falta de recursos materiales y disponibilidad financiera.
Otro problema medioambiental en Cuba es la degradación de los suelos. Un elevado por ciento del fondo de suelos del país se encuentra afectado por factores de carácter natural, que han conducido a que los procesos erosivos afecten a más de 4 millones de hectáreas, el alto grado de acidez alcance a 1,7 millones de hectáreas, la elevada salinidad influya sobre alrededor de 1 millón de hectáreas, la compactación incida sobre unos 2 millones de hectáreas, los problemas de drenaje se contabilicen en 2,7 millones de hectáreas, y que el 60 % de la superficie del país se encuentre afectada por estos y otros factores, que pueden conducir a los procesos de desertificación.
En los últimos años se ha incrementado la tendencia al uso irracional de los bosques, tanto naturales como artificiales, con fines energéticos, dada la situación existente con los combustibles domésticos, la habilitación de áreas de autoconsumo y, acciones constructivas, para lo que no siempre se ha previsto el impacto ambiental. Persisten problemas con la calidad de la mayoría de los bosques naturales, como consecuencia de un inadecuado manejo y explotación en etapas anteriores, sobre todo en las cuencas hidrográficas más importantes, así como problemas con las fuentes semilleras del país que no cumplen con las expectativas de producción y calidad; la baja supervivencia de las plantaciones y el logro de árboles adultos, así como la débil gama de especies forestales utilizadas en los procesos de forestación y reforestación.
Constituyen, igualmente, problemas preocupantes, la pérdida de diversidad en la flora forestal, el bajo aprovechamiento de la biomasa derivada de los bosques, el insuficiente aprovechamiento de la intercalación de cultivos, el incremento de la erosión provocada por este proceso, y las afectaciones a los ecosistemas frágiles.
El último de estos problemas es la pérdida de la diversidad biológica. En el transcurso de los años se han ido manifestando diferentes causales que, de una forma u otra, han incidido en afectaciones a nuestra biodiversidad, entre las que pueden citarse el inadecuado manejo de determinados ecosistemas frágiles; la destrucción del hábitat natural de especies; la aplicación de una agricultura intensiva con la utilización excesiva de recursos y baja rotación de cultivos; una débil integración entre las estrategias de conservación y uso sostenible de la biodiversidad y las actividades de desarrollo económico; la carencia de programas integrados para evaluar, conservar y usar de manera sostenible la diversidad biológica; la excesiva demora en el establecimiento legal y funcional del Sistema Nacional de Áreas Protegidas; el inadecuado control sobre la apropiación ilícita de especies de gran valor, la caza furtiva y la pesca de especies de alto valor económico; la falta de control sobre el cumplimiento de la legislación vigente; el inadecuado manejo de proyectos de carácter científico o económico, que han propiciado la salida del país de recursos genéticos de importancia, y la falta de conciencia y educación ambiental de la población.
No se puede dejar de mencionar el problema que representa, también para Cuba, el deterioro de la capa de Ozono.
En nuestro país se vienen realizando mediciones de la capa de Ozono desde 1984, y hasta el presente no se han notado variaciones de temer, pues su espesor se mantiene en el rango de 2.5 a 3.1 mm, considerado normal en esta zona del trópico. Los valores máximos corresponden a julio y agosto, y los menores a enero y febrero.
Desde 1980 hasta 1990 fueron utilizadas en Cuba más de mil toneladas de CFC. Después de esta fecha disminuyó su uso hasta 625 t, hasta que en 1998 se planteó su reducción al 50% en dos años. Las aspiraciones son disminuir su consumo hasta un por ciento ínfimo, y en el 2010 llevar a cero las importaciones de estos productos.
Cuba desarrolla un conjunto de programas para la eliminación de determinados productos químicos que agotan la capa de Ozono (O3). Entre ellos la sustitución del bromuro de metilo en el cultivo del tabaco en áreas agrícolas de las provincias La Habana y Pinar del Río, mediante una tecnología que consiste en la obtención de posturas de tabaco para transplante basada en el sistema de bandejas flotantes con sustrato orgánico y uso de medios biológicos.
La implementación de este proyecto, con el cual se eliminaría el 80% del bromuro de metilo, implica la participación de cooperativas, empresas agrícolas, unidades básicas y de más de mil campesinos independientes.
El proyecto "Sombrilla," que tiene como fin eliminar el uso de CFC en la fabricación de equipos de refrigeración comercial, está ejecutándose desde 1999.
Cuba ha demostrado responsabilidad en el cumplimiento de sus compromisos y comprende cuáles son sus obligaciones contraídas en este sentido.
Nuestro país cuenta con la voluntad política para enfrentar la tan actual tarea medioambiental y, además, se hacen cumplir las normas jurídicas que establece nuestra Constitución y diferentes leyes relacionadas con el medio ambiente. Además, desarrolla una sistemática educación ambiental con el objetivo de concientizar, de transformar modos de actuación, y así comprometer a los individuos con la protección del medio ambiente. Esta educación debe crear conciencia de la interdependencia económica, política y ecológica del mundo moderno, a fin de acrecentar la responsabilidad y la solidaridad entre las naciones.
La etapa de 1991 al 2000 ha sido el período en que mayor atención se ha prestado a la problemática ambiental por el Estado cubano, lo que se conoce por la importancia y la trascendencia de las diferentes acciones organizativas y legislativas.
Las acciones más importantes desde el punto de vista de la institucionalización para la protección y conservación del medio ambiente fueron la creación de la COMARNA (Comisión Nacional para la Protección del Medio Ambiente y la Conservación de los Recursos Naturales) y la creación del CITMA.
En 1999 se implantó la Estrategia Ambiental Nacional en los organismos y provincias, y en el 2000 se constituyó el Fondo Cubano de Medio Ambiente.
En Cuba se protege el medio ambiente; de él se aprovechan la energía solar y el viento; el calor y la humedad, propios de nuestro clima tropical, favorecen el desarrollo de diferentes cultivos.
Se reforestan ciudades y bosques, y se pretende elevar la cobertura boscosa actual de 23.6% del territorio a 29.3%, en el 2015.
Para que el oxígeno que respiremos sea mucho más puro, y para que el dióxido de carbono, tan perjudicial para la salud del hombre, que llegue a la atmósfera, sea cada vez menos, también se lucha. Se trabaja por lograr nuevos nutrientes del suelo, lo más naturales posible, sin grandes o ninguna concentración química, que dañe nuestros ya maltratados espacios para cultivar. Además, se descontaminan ríos y bahías, y se protege la atmósfera. También, de los elementos bióticos, entiéndase organismos vivos que integran la biosfera, de su sustento y de su interacción con el hombre, nos ocupamos, estudiando a su vez sus relaciones con el medio ambiente físico y biológico. Se labora por elevar, sostenida y equitativamente, la calidad de vida de las personas, procurando el crecimiento económico y el mejoramiento social en una combinación armónica con la protección del medio ambiente, de modo que satisfaga las necesidades de las actuales generaciones, sin poner en riesgo las necesidades de las futuras. A esto se le conoce como "desarrollo sostenible o sustentable".
Se mantiene controlado el número de especies presentes en el ámbito territorial en el que viven, y además de estudiar las relaciones que se establecen entre ellas, se tiene muy en cuenta la alteración positiva o negativa de los ecosistemas, provocada por la actividad humana o por fenómenos naturales. En resumen, la educación ambiental en Cuba es un proceso continuo y permanente que constituye una dimensión de la educación integral de todos los ciudadanos, orientada a que en la adquisición de conocimientos, en el desarrollo de hábitos, habilidades y actitudes, y en la formación de valores, se armonicen las relaciones entre los seres humanos, y de ellos con el resto de la sociedad y la naturaleza, para propiciar la orientación de los procesos económicos, sociales y culturales hacia el desarrollo sostenible.
Autor:
MsC: Dulce María Obregón Hernández
Lic: Delia Esther Obregón Hernández
Dr. MV Ángel Pentón Ponce de León
Lic: María Ysabel Gutiérrez Alejo
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