No cabe duda alguna que Cristóbal Colón es una figura histórica interesante y fuente de debate, polémica y distintas miradas sobre su accionar histórico.
Aunque los cuestionamientos a su obrar y el papel de que desempeñó a causa de su llegada a América en 1492 son más recientes, las elucubraciones en torno a su origen y lugar de sepultura son más que centenarias.
Desarrollaremos en este trabajo la visión de Colón ofrecida en las primeras décadas del siglo XX en las escuelas argentinas a través de textos escolares y algunas controversias que por aquellos días se suscitaron acerca de su origen y sepultura.
DESARROLLO
En los albores del siglo XX los textos escolares argentinos eran unánimes en cuanto a la evaluación de la trayectoria del histórico navegante y su proyección a través de los siglos.
Se destacan la trascendencia del descubrimiento, la heroicidad del navegante, lo aventurado de su empresa, la perseverancia demostrada, etc.
Esta valoración puede apreciarse en los textos ofrecidos a los alumnos en los ejemplos que damos a continuación
En varios países de América se ha fijado como "día de la raza" el 12 de Octubre, aniversario del descubrimiento del nuevo mundo. Celébrase con este motivo el acontecimiento histórico de mayor trascendencia en la vida de la humanidad, cual fue el hallazgo de un continente ignorado, y al mismo tiempo se rememoran los hechos realizados por la raza latina en el constante desenvolvimiento de la civilización. (Mazzanti & Mario Flores, p 205)
"Colón las descubrió y más tarde se les dio el nombre de América. En ella, se formaron después varios países, entre otros, el nuestro.
El 12 de octubre se festeja el descubrimiento de América y el nacimiento de estas naciones que, por ser de una misma raza, son hermanas". (Stagnaro, p 94)
"Comenzó Cristóbal Colón por descubrirla el 12 de octubre de 1492 y Solís por entrar al Río de la Plata en 1516" (Mercante, 1926, p116)
Don Cristóbal era recordado a través del verso, en este caso en el poema de Rubén Darío "Canto a la Argentina".
"Te saluda el divo Cristóbal
Príncipe de las Carabelas"
Y en este otro titulado "Colón" de Guillermo Matta
A la marcha veloz del pensamiento
obstáculos el mundo pone en vano;
solo el débil se abate al sufrimiento,
el genio es invencible y soberano.
Colón, Colón, renueva tu ardimiento.
Ven, ya te espera el hemisferio indiano,
y en frágil nave, desafiando el viento
hiende en pos de tu gloria el océano.
Tu genio, el globo misterioso abarca;
de pie sobre el timón, audaz piloto,
siempre al oeste, siempre va tu barca.
¡Oh gozo! ¡oh triunfo! En el confín remoto
naciendo el alba entre arreboles, marca
la extensa playa de ese mundo ignoto.
El tema se trabajaba en todos los grados de la educación primaria de acuerdo a la edad de los alumnos; por ejemplo para los niños de primer grado se sugería como dictado:
"América fue descubierta por Cristóbal Colón el 12 de octubre de 1492. La reina de España, Isabel la Católica, prestó ayuda a Colón para realizar sus viajes". (Stagnaro, p 94)
Y como actividad manual hacer tres barquitos con papel que representes las tres carabelas, también dibujar las banderas argentina, española e italiana.
Un relato descriptivo del descubrimiento puede leerse en el libro "Pleno día", en una lectura titulada "San Salvador":
Eran las primeras horas de la madrugada del día 12 de octubre de 1492. Las sombras de la noche no habían desaparecido del todo. Un marinero, de vista penetrante, miraba fijamente el horizonte. La Pinta seguía navegando y, mientras avanzaba, el rostro del hombre reflejaba una extraña ansiedad. Quería estar seguro, bien seguro de que sus ojos no le engañaban.
De repente lanzó un grito formidable que resonó en la carabela: -¡Tierra! ¡Sí! ¡Tierra se ve!¡Arriba compañeros; estamos salvados!
La alegría no tuvo límites. El capitán de La Pinta ordenó que se disparase un cañonazo. Era para anunciar a los tripulantes de la Santa María y de La Niña que algo extraordinario había ocurrido.
Pronto se reunieron las tres carabelas y pusieron la proa hacia la isla, que ya se veía claramente.
El mar estaba tranquilo y el cielo sin una nube. Los marineros echaron un bote al agua y a él bajó Colón, ricamente vestido de terciopelo rojo. Iba acompañado por los capitanes de La Pinta y La Niña, algunos oficiales y varios marineros. Llevaban estandartes y banderas españolas.
Cuando el bote se acercó a la orilla saltaron todos a tierra. Hacía tres meses que no veían ni pisaban ninguna. Colón se arrodilló y besó la arena del suelo, imitándole sus compañeros. Con los ojos llenos de lágrimas exclamó:
-¡Gracias, Dios mío! ¡Tu protección nos ha salvado!-Por eso bautizaron con el nombre de San Salvador a la isla.
Esa isla, habitada por indios que miraban asombrados a los españoles, fue la primera tierra de América descubierta por Colón.
Como curiosidad, señalaremos que al margen de la vida escolar, los días 18 y 19 de septiembre de 1918 se exhibió en tres cines la película "La vida de Cristóbal Colón y el descubrimiento de América", presentada como el acontecimiento grande de la cinematografía y la página más genial en la historia del mundo; con una recomendación para las familias:
PARA LOS PADRES: Fiel reproducción del verdadero argumento
PARA LAS MADRES: Ejemplo de abnegados sacrificios de la Reina Isabel
PARA LOS NIÑOS: Agradable lección de Historia que jamás olvidarán.
Por las mismas fechas de la exhibición del filme, se hablaba del lamentable destino del monumento a Colón. Se decía que la colectividad italiana había levantado una suscripción para erigir una estatua a Cristóbal Colón, la cual estuvo a cargo del escultor Arnaldo Zocchi pero que no se erigió en el lugar pensado (frente a la casa de gobierno) porque el presidente Sáenz Peña no quería tener allí el monumento para no tener obstruida la perspectiva. Partes del monumento estuvieron un tiempo olvidados en Paseo Colón y Alsina "donde comen y duermen numerosos atorrantes". (Revista Popular, 1918, septiembre 16)
Las polémicas en torno al origen de Colón y sus primeros años de vida tienen más de cien años; teorías diversas, disparatadas e inverosímiles vieron la luz aunque los trabajos más serios de las primeras décadas del siglo XX señalaban que había nacido en Génova:
"Cristóbal Colón nació, probablemente en Génova, ciudad de Italia, a fines del año 1446"
(Henriques Figueira, 1914, p 227)
"Cuna de Cristóforo Colombo, el hecho de que el maravilloso almirante fuese descubridor de América, es un fasto que él solo, podría cubrir de gloria-como los cubre-no digamos a una ciudad; sino a una nación, a un pueblo, a una raza"
(Caras y Caretas, 1935, 12 de octubre)
No vale la pena detallar todas y cada una de las teorías insólitas que surgieron alrededor del nacimiento de Don Cristóbal en los primeros años del siglo XX, pero si hacia 1907 el historiador gallego De la Riega intentaba probar que Colón había nacido en Pontevedra, las discusiones dentro de la misma Italia no estaban tranquilas.
En Génova, dos casas se disputaban el honor de haber sido cuna de su nacimiento y dos iglesias de su bautismo: Santo Stefano y S.S. Anunziata.
Santo Stefano, Génova
.
Iglesia de la Anunziata, Génova.
En 1909 había en la ciudad de Pelgri una "calavera de Colón" y en Bugiasco por lo menos ocho. Y hasta aparecieron supuestos familiares: Fernando Colombo y su esposa, propietarios de la casa que Wagner tuvo en Roma, decían ser descendientes del famoso Almirante.
Fernando Colombo y su esposa en 1909
Y como si esto fuera poco, existió un libro editado por la casa Adriano Salani en Florencia en 1907 titulado "Vita e viaggi di Cristoforo Colombo" y cuyo autor era Cesare Causa, tenía ilustraciones de lo más curiosas donde se podía ver a Colón de poncho y a caballo recorriendo las tierras, repartiendo a las mujeres indígenas vidrios, espejos, tijeras, toallas y jabones y lo más insólito: ¡Colón dirigiendo la construcción de modernas casas con cemento armado, piedra, madera y cal!
Ilustración del libro de Cesare Causa
"Sin embargo, suponiendo que Cristóforo Colombo sea quien tuvo la bondad de sacarnos del misterio, convengamos en que somos con él muy desagradecidos"
"De todo esto resulta en que lo único que todos los historiadores están de acuerdo, es que Colón murió hace mucho tiempo".
(Caras y Caretas, 1909, 9 de octubre)
La ubicación exacta de la tumba de Don Cristóbal Colón comenzó a discutirse desde que en 1877 se descubrieron en la Catedral de Santo Domingo unos restos humanos que podrían corresponder al Almirante
Don Cristóbal Colón falleció en Valladolid el 20 de mayo de 1506. En 1537 su nuera María de Rojas y Toledo envió los restos de Cristóbal Colón junto a los de Diego(esposo de María e hijo de Cristóbal) a la catedral de Santo Domingo.
Y todo hubiese terminado allí con Colón y su hijo descansando juntos en la catedral nombrada si no hubiesen ocurrido diversas vicisitudes que hasta el día de hoy son motivo de debate.
Pero más de cien años después las señas que podían indicar el lugar de descanso final de Colón habían desaparecido: se había ordenado que se borrasen todas las señales de las tumbas de los Colón que se encontraban en la Catedral por temor a las invasiones inglesas.
La tumba de Colón volvió a despertar interés cuando en el año 1783 el capitán general Don Isidoro Peralta, para satisfacer los deseos del publicista francés Moreau de Saint Mery que quería datos de la tumba de don Cristóbal; pidió informes a tres dignatarios de la Catedral (José Núñez de Cáceres, Manuel Sánchez y Pedro Galves) que habían intervenido en el descubrimiento casual de bóvedas de miembros de la familia Colón.
Ellos certificaron por escrito el 30 de enero que "habiendo sido derribado el Santuario de esta Santa Iglesia Catedral Metropolitana, en 30 de enero último, para construirlo de nuevo, se ha encontrado del lado de la tribuna en donde se canta el Evangelio, y cerca de la puerta por donde se sube á la escalera de la sala capitular, un cofre de piedra, hueco, de forma cúbica y de cerca de una vara de alto, en el cual se halla una urna de plomo, un poco dañada, que contenía varios huesos humanos. Hace algunos años que por una causa igual, lo que certifico, se encontró del lado de la Epístola, otra caja de piedra semejante: y según la tradición comunicada por los viejos del país, y un capítulo del Sínodo de esta Santa Iglesia Catedral, la caja del lado del Evangelio se considera que contiene los huesos del Almirante D Cristóbal Colón, y la del lado de la Epístola los de su hermano, sin que se haya podido averiguar si son los de su hermano D Bartolomé ó los de D. Diego Colón, hijo del Almirante".
Presbiterio de la catedral de Santo Domingo hacia 1540
1-Posible bóveda de Cristóbal Colón.
2-Bóveda que sería abierta por los españoles en 1795 (¿Diego Colón?)
3-Bóveda donde serían hallados los restos de Luis Colón.
4-Angulo de la peana del altar mayor.
5-Escaleritas para subir al Presbiterio.
6-Pared remate del Presbiterio: 82 a 83 cm de alto sobre el piso del resto de la capilla mayor.
7-Parte de la capilla mayor no ocupada por el Presbiterio.
8-Puerta que conducía a la sacristía.
9-Puerta que llevaba a la sala capitular.
10-Término de la capilla mayor.
11-Tribuna del Evangelio.
12-Tribuna de la Epístola.
Pasó el tiempo, en 1795 España cedió la isla de Santo Domingo a Francia y a Don Gabriel del Aristizábal, el teniente general de la Real Armada, se le había ocurrido trasladar los restos de Colón a Cuba porque no quería dejar bajo otra bandera aquellos restos.
No había lápidas ni señales que indicaran el lugar exacto y para la desenterrarlos se basaron en la tradición que decía "que los despojos de Cristóbal Colón habían sido depositados en el presbiterio de la catedral, del lado del Evangelio, en el lugar donde solía colocarse el solio arzobispal".
Por lo tanto, se iniciaron los trabajos de búsqueda, se encontró una urna con restos, se supuso que pertenecían al Almirante y se trasladaron a Cuba.
Esa urna no tenía inscripción alguna en su tapa ni tampoco en los costados de la caja y el acta labrada por José Hidalgo, escribano de la Real Audiencia de Santo Domingo, indica que:
"En 20 de diciembre de 1795 se abrió una bóveda que estaba sobre el presbiterio, al lado del Evangelio, pared principal y peana del altar mayor, que tiene como una vara cúbica, y en ella se encontraron unas planchas como de tercia de largo, de plomo, indicantes de haber habido caja de dicho metal, y pedazos de huesos de canillas y otras varias partes de algún difunto, que se recogieron en una salvilla y toda la tierra que con ellos había, que por los fragmentos con que estaba mezclada, se conocía ser despojos de aquel cadáver".
Ese "algún difunto" se pensó que era Colón y se obró en consecuencia. "Aquel cadáver" fue llevado a Cuba y de allí a Sevilla.
Presbiterio de la catedral en el año 1795
1-Posible bóveda de Cristóbal Colón.
2-Bóveda abierta por los españoles. (¿Diego Colón?)
3-Bóveda de Luis Colón.
4-Angulo de la peana del altar mayor.
5-Puerta que conducía a la sacristía.
6-Puerta que lleva a la sala capitular.
7-Término de la capilla mayor.
8-Tribuna del Evangelio.
9-Tribuna de la Epístola.
10-Escalera del Prebisterio.
Muchos años después, en el mes de abril de 1877, se iniciaron una serie de trabajos de reparación en la catedral de Santo Domingo: supresión del coro, cambio del pavimento del templo, modificaciones en el altar, situar detrás del mismo el nuevo coro. Para todo ello, había que extender el presbiterio y se decidió rebajarlo 70 cm para ponerlo a la altura conveniente.
El 14 de mayo trataron de abrir una puerta tapiada que comunicaba la capilla mayor con la sacristía del lado derecho y se notó un hueco en la pared a la derecha de la puerta que se trataba de rehabilitar. Perforaron y vieron una bóveda que guardaba una caja metálica con huesos los cuales estaban a la vista por hallarse rota la caja.
El canónigo Billini, responsable de la dirección de los trabajos, ordenó que se cerrara hasta que llegase el Obispo que estaba de viaje. Taparon el sitio con una cortina y otros objetos.
Mientras tanto, el historiador Carlos Nouel solicitó permiso para ver la urna y leyó en la caja la inscripción "El Almirante Luis Colón, Duque de Veragua, Marques de" (se supuso Jamaica).
El 18 de agosto regresó el Obispo y el 1 de septiembre invitó a cónsules, autoridades civiles y militares para presenciar el reconocimiento de Luis Colón.
Monseñor Coccía dispuso tras el reconocimiento que se examinara el sitio que la tradición señalaba como sepultura de Cristóbal Colón para asegurarse que:
1-Se habían exhumado sus restos.
2-Se ubicase a Diego Colón, hijo del Almirante.
El 8 de septiembre se reiniciaron las excavaciones dirigidas por Billini. Se excavó enfrente de la puerta que daba a la sala capitular y se encontró una sepultura que era del brigadier Juan Sánchez Ramírez, capitán general de Santo Domingo, muerto el 12 de febrero de 1811.
El día 9 cavaron junto a una pared encontrada el día anterior en el sitio que decía la tradición. Hallaron una bóveda vacía (dónde había estado la caja trasladada en 1795).
El día 10 continuaron los trabajos, cavándose en el espacio comprendido entre la bóveda encontrada y la pared lateral del presbiterio; hallándose otra bóveda con una caja dentro. De inmediato Bellini suspendió todo y mandó llamar al Obispo, al ministro del Interior y al Cónsul italiano. Frente a todos se abrió el hoyo, la caja de metal estaba colocada sobre dos ladrillos y tenía polvo en la tapa. No obstante se pudo leer que decía "Primer Almirante " abreviado.
Presbiterio de la catedral en septiembre de 1877
1-Posible bóveda de Cristóbal Colón.
2-Bóveda abierta por los españoles en 1795 (¿Diego Colón?)
3-Bóveda de Luis Colón.
4-Angulo de la peana del altar mayor.
5- Puerta que conducía a la sacristía.
6- Puerta que llevaba a la sala capitular.
7-Término de la capilla mayor.
8- Tribuna del Evangelio.
9-Tribuna de la Epístola.
10-Escalera del Presbiterio.
11-Sepultura de don Juan Sánchez Ramírez.
Ante la sorpresa se llamó a personalidades, se cerró la catedral, se procedió a labrar acta. Retiraron la caja de plomo de la bóveda, se dispararon veintiún salvas de cañón por la Artillería de la Plaza, repicaron campanas, tocó la banda militar. Se reunieron en la Sacristía para reconocer los restos contenidos en la caja que medía 42 cm de largo, 21 cm de profundidad y 20,5 cm de ancho.
La inscripción en la tapa decía "D de la A. Per Ate". En el interior se encontró la siguiente inscripción: "Illtre y Esdo Varón Dn Cristóval Colón"; dentro había restos humanos: un fémur deteriorado, peroné, radio, clavícula ,costillas completas e incompletas, algunas vértebras y otros fragmentos de huesos.
Inscripción exterior de la tapa de la caja.
Inscripción del interior de la caja.
Para conocer en detalle lo que ocurrió ese día, se trascribe a continuación el acta completa, respetando la ortografía original.
ACTA DEL 10 DE SEPTIEMBRE DE 1877
En la ciudad de Santo Domingo a diez de Septiembre del año mil ochocientos setenta i siete. Siendo las cuatro de la tarde, previa convocatoria dirijida por el Ilustrísimo i Reverendísimo Señor Doctor Fari Roque Cocchia, Obispo de Orope, Vicario i Delegado Apostólico de la Santa Sede en las Repúblicas de Santo Domingo, Venezuela i Haití, asistido del Presbítero Frai Bernardino d’Emilia, Secretario del Obispado; del Señor Canónigo Penitenciario honorario, Rector i Fundador del Colejio "San Luis Gonzaga" i de la Casa de Beneficencia, Misionero Apostólico, Presbítero Don Francisco Javier Billini, Cura interino de la Santa Iglesia Catedral, i del Presbítero Don Eliseo J’andoly, teniente cura de la misma, se reunieron en la Santa Iglesia Catedral los señores Jnral Don Marcos A Cabral, Ministro de lo Interior i Policía; Licenciado Don Felipe Dávila Fernández de Castro, Ministro de Relaciones Exteriores, Don Joaquín Montolío, Ministro de Justicia e Instrucción Pública; Jral Don Manuel A Cáceres, Ministro de la Hacienda i Comercio, i Jral Don Valentín Ramírez Baez, Ministro de Guerra y Marina; los ciudadanos General Don Braulio Alvarez, Gobernador Civil i Militar de la Provincia Capital, asistido de su Secretario Don Pedro Ma Gautier; los Honorables miembros de Ilustre Ayuntamiento de esta Capital Ciudadano Juan de la C. Alfonseca, Presidente i Ciudadanos Don FélixBaez, Don Juan Bautista Paradas, Don Pedro Mota, Don Manuel María Cabral, Don José María Bonetti, Rejidores; el Ciudadano Jeneral Don Francisco Hungría Chala, Comandante de Armas de esta Capital; los Ciudadanos Don Félix Mariano Lluveres, Presidente de la Cámara Legislativa, i Don Francisco Javier Machado, diputado a la misma Cámara,; los miembros del Cuerpo Consular acreditado en la República, Señores Don Miguel Puo, Cónsul de S. M. el Emperador de Alemania, Don Luis Cambiaso, Cónsul de S. M., el Reui de Italia, Don José Manuel Echeverri, Cónsul de S. M. Católica el Rei de España, Monsieur Aubin Defourgerais, Cónsul de la República Francesa, Mister Paul Jone, Cónsul de la República de los Estados Unidos de Norte América, Don José Martín Leyba, Cónsul de S. M. el Rei de los Países Bajos, i Don David Coen, Cónsul de S. M. la Reina del Reino Unido de la Gran Bretaña; los Ciudadanos Licenciados en medicina i cirujía, Don Marcos Antonio Gómez i Don José de Jesús Brenes; el Ingeniero civil Don Jesús Ma Castillo, Director de los trabajos de dicha Catedral; el Sacristán Mayor de la misma, Don Jesús Ma Troncoso. i los infrascritos Notarios Públicos, Don Pedro Nolasco Polanco, Don Mariano Montolío i Don Leonardo Delmonte i Aponte, siendo á la vez el primero interino de la Curia, i el segundo titular del Ayuntamiento de esta Capital.
El Ilustrísimo Señor Obispo, en presencia de los Señores arriba designados, i de una numerosa concurrencia, expuso: Que hallándose en en reparación la Santa Iglesia Catedral, bajo la dirección del Reverendo Canónigo Don Francisco Javier Billini, i habiendo llegado a su noticia que según la tradición, i no obstante lo que aparece de documentos públicos sobre la traslación de los restos del Almirante Don Cristóbal Colón a la ciudad de la Habana, en el año de mil setecientos noventa i cinco, dichos restos podían existir en el lugar donde habían sido depositados, señalándose como tal el lado derecho del presbiterio, debajo del sitio ocupado por la silla episcopal; deseando esclarecer los hechos que la tradición había llevado hasta él, autorizó al Reverendo Canónigo Billini, por su pedimento, para que hiciese las esploraciones del caso; i practicándolo así en la mañana de este día, con dos trabajadores, descubrió á la profundidad de dos palmos, poco más o menos, un principio de bóveda, que permitió ver una parte de una caja de metal; que inmediatamente el referido señor canónigo Billini mandó al sacristán mayor, Don Jesús Ma Troncoso, que pasase al Palacio Arzobispal a dar conocimiento a S. S. Ilustrísima del resultado de las investigaciones, al mismo tiempo que lo participaba al Señor Ministro de lo Interior, suplicándole su asistencia sin pérdida de tiempo: que acto continuo S. S. Ilustrísima se trasladó a la Santa Iglesia Catedral, donde encontró a los Sres D. Jesús Ma Castillo, injeniero civil, encargado de las reparaciones de este templo, i a los dos trabajadores que custodiaban, en compañía del canónigo Billini, la pequeña excavación que se había practicado, al mismo tiempo que llegaba el Señor Don Luis Cambiaso, que había sido llamado por el citado canónigo Billini; que cerciorado personalmente de la existencia de la bóveda, así como de que contenía una caja a que se refería el canónigo Billini, i descubriéndose una inscripción en la parte superior de lo que parecía ser la tapa, dispuso dejar las cosas en el estado en que se encontraban, i cerrar las puertas del templo, confiando las llaves al Reverendo Canónigo Billini; proponiéndose invitar, a como lo hizo a S. E. El Gran Ciudadano, Presidente de la República, Jeneral D. Buenaventura Baez, su Ministerio, el Cuerpo Consular i demás autoridades civiles i militares espresadas en cabeza de este acto, con el fin de proceder con toda la solemnidad debida a la estracción de la caja, i dar toda la autenticidad requerida al resultado de la investigación, i habiendo dado aviso a la autoridad, por orden de esta se pusieron guardias municipales a cada una de las puertas cerradas del templo.
Su Señoría Ilustrísima, colocado en el Presbiterio, junto a la excavación principiada, i rodeado de las autoridades arriba mencionadas, i de un concurso numerosísimo, compuesto de personas de todas condiciones, abiertas todas las puertas del templo, hizo continuar la escavación, quitándose una lápida que permitió estraer la caja, que tomada i presentada por su Señoría Ilustrísima, resultó ser de plomo. Dicha caja se exhibió a las autoridades convocadas, i luego se llevó procesionalmente en el interior del templo mostrándola al pueblo.
Ocupada la cátedra de la nave izquierda del templo por su Señoría Ilustrísima: el Reverendo Canónigo Bellini portador de la caja; el Ministro de lo Interior, el Presidente del Ayuntamiento i dos de los notarios públicos, signatarios de este acto; Su Señoría Ilustrísima abrió la caja i exhibió al pueblo parte de los restos del ilustre jenovés, el Grande Almirante Don Cristóbal Colón, Descubridor de la América. Adquirida de una manera incontestable la veracidad del hecho, una salva de veinte i un cañonazos disparados por la Artillería de la Plaza, un repique jeneral de campanas, los acordes de la banda de música militar, anunciaron á la ciudad tan fausto y memorable acontecimiento.
Seguidamente las autoridades convocadas se reunieron en la Sacristía del Templo, i procedieron en presencia de los infrascritos Notarios públicos, que dan fe, al examen i reconocimiento pericial de la caja i su contenido; resultando de este examen, que dicha caja es de plomo, está con goznes, i mide cuarenta i dos centímetros de largo, veinte i un centímetros de profundidad i veinte i medio de ancho; conteniendo las inscripciones siguientes: en la parte posterior de la tapa D de la A. Per Ate.-En la cabeza izquierda C.-En el costado delantero C.-En la cabeza derecha A.-Levantando la tapa se encontró en la parte interior de la misma tapa en caracteres góticos alemanes, cincelada, la inscripción siguiente: Illtre y Esdo Varón Dn. Cristóbal Colón, i dentro de la referida caja los restos humanos, que examinados por el Ldo. en Medicina i cirugía D. Marcos Antonio Gómez, asistido por el de igual clase Señor Don José de Jesús Brenes, resulta ser: Un fémur deteriorado en la parte superior del cuello, o sea entre el gran trocánter i su cabeza.-Un peroné en su estado natural.-Un rádio también completo.-Una clavícula completa.-Un cúbico.-Cinco costillas completas y tres incompletas.-El hueso sacro en mal estado.-El cóxis.-Dos vértebras lumbares.-Una cervical i tres dorsales.-Dos calcáneos.-Un hueso del metacarpo.-Otro del metatarso.-Un fragmento del frontal ó coronal, conteniendo la mitad de una cavidad orbitaria.-Un tercio medio de la tibia.-Dos fragmentos más de tibia.-Dos astrágalos.-Una cabeza de homóplato.-Un fragmento de la mandíbula inferior.-Media cabeza de húmero constituyendo el todo trece fragmentos pequeños, i veinte i ocho grandes, existiendo otros reducidos a polvo.
Además se encontró una bala de plomo del peso de una onza poco mas o menos i dos pequeños tornillos de la misma caja.
Terminado el examen de que se ha hecho mención, las autoridades eclesiásticas, civiles i el Ilustre Ayuntamiento determinaron cerrarla i sellarla con los restos respectivos i depositarla en el santuario de Regina Angelorum, bajo la responsabilidad del referido Señor Canónigo Penitenciario Don Francisco Javier Billini, hasta que otra cosa se determine: procediéndose en seguida a poner dichos sellos por Su Señoría Ilustrísima, los Señores Ministros, los Señores Cónsules i los infrascritos notarios; i en última, determinaron llevar dicha caja a la mencionada Iglesia de Regina Angelorum triunfalmente acompañada de las tropas veteranas de la Capital, baterías de Artillería, música i cuanto podía dar realce i esplendor a dicho acto, para lo que se hallaba preparada la población, como se notaba del gran jentío que llenaba el templo i la plaza de la Catedral, de lo que damos fe, lo mismo que de haber sido firmada la presente por los señores que arriba se expresan i otras personas notables.
Fari Roque Cocchia, de la Orden de los Capuchinos, Obispo de Orope, Delegado Apostólico de Santo Domingo, Haití i Venezuela, Vicario Apostólico de Santo Domingo.- P. Frai Bernardino d’Emilia, Capuchino, Secretario del Excelentísimo Delegado i Vicario Apostólico.- Francisco X Billini.- Eliseo J’andoli, teniente Cura de la Catedral.- Marcos A Cabral, Ministro de Estado en los despachos de lo Interior i Policía.- Felipe Dávila Fernández de Castro, Ministro de Estado en los Despachos de Relaciones Exteriores.- Joaquín Montolío, Ministro de Justicia e Instrucción Pública.- M. A Cáceres, Ministro de Estado en los despachos de Hacienda i Comercio.-Valentín Ramírez Baez, Ministro de Guerra y Marina.-Braulio Alvarez, Gobernador de la Provincia.-Pedro Ma Gautier, Secretario.- Juan de la C. Alfonseca, Presidente del Ayuntamiento.- Rejidores, Félix Baez- Juan Bautista Paradas-Manuel Ma. Cabral B.-P. Mota.-José M. Bonetti.- Francisco Ungría Chala, Comandante de Armas.- Félix Mariano Lluveres, Presidente de la Cámara Legislativa.- El Cónsul de España, José Manuel Echeverri.-Luigi Cambiaso, R. Console de S. M. il Re d’Italia.-Miguel Pou, Der Kónsul des Deutschen Reiches.- Pul Jones, United States Consul.- D. Coen, British Vice-Cónsul.-J. M. Leyba, Cónsul Neerlandés.-A. Aubin Defourgerais, Vice-Cónsul de France.- Jesús Ma. Castillo, Ingeniero civil.-El Licenciado en medicina i cirujía, M. A. Gómez.- El Licenciado en medicina i cirugía, J. J. Brenes.- El Sacristán Mayor, Jesús Ma Troncoso.-A. Lacairac.-M. M. Santamarina.-Domingo Rodríguez.-Manuel de Jesús García.-Enrique Peinado.-Federico Polanco.-Lugardis Olivo.-P. Mr Consuegra.-Eugenio de Marchena.-Valentín Ramírez, hijo.-F. Perdomo.-Joaquín Ramírez Morales.-Amable Damirón.-Jaime Ratto.- Pedro N. Polanco, Notario Público.- Leonardo Delmonte i Aponte, Notario Público.-Mariano Montolío, Notario Público.
¿Es posible que Diego Colón, el hijo mayor de Don Cristóbal, haya sido llevado a La Habana y luego a Sevilla?
Es posible y si así fue, no se puede acusar de mala fe. No había lápida ni seña alguna exterior en 1795 y la tradición no recordaba que en lugar de una, había dos bóvedas con dos restos.
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La historia lamentable del monumento a Colón. (1918, septiembre 16). Revista popular.
Más, José. San Salvador. En Pleno día (pp 154,155). Buenos Aires, Kapelusz & Cía.
Mazzanti & Mario Flores. El día de la raza. En Cien lecturas, (pp 205-207). Buenos Aires, Isely & Cía.
Menéndez y Pelayo, Marcelino. El descubridor. En Oría, José A, Nuestra América (pp 14,15). Buenos Aires. Ángel Estrada y Cía.
Mercante, Víctor (1926). La historia de mi país. En La lámina ( 4º ed, pp 116, 117). Buenos Aires, Cabaut y Cía.
Stagnaro, Gotardo. El día de la raza. En La escuela alegre ( 2º ed, p 94). Buenos Aires, Moly & Lasserre.
La tumba definitiva de Colón. (1907, octubre 12) PBT, pp 23-33.
Guada Aballe