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El rol de Copérnico en la Revolución Copernicana (página 2)

Enviado por Diego Ravignani


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Figura 2: Modelo heliocéntrico de las órbitas celestes Thomas Digges 1576.

Defensor – Mi cliente, el gran Nicolás Copérnico, tuvo un papel preponderante en la historia del conocimiento y merece justamente que la revolución lleve su nombre tal como Kuhn lo advirtió. Tengo confianza que después de mi alegato su señoría no tendrá duda alguna en acordar con mi postura.

Copérnico fue el primer astrónomo en 13 siglos que tuvo el coraje y la estatura científica para cuestionar exitosamente el universo Tolemaico, al que caracterizó de monstruo. El monstruo se entiende como el sistema de epiciclos, excentricidades y otras tantas incompatibles complejidades adicionales introducidas por largo tiempo luego de Tolomeo para tratar de explicar el movimiento de los planetas.

Fiscal (interrupción) – El rechazo es de una naturaleza puramente estética sin correlato cuantitativo alguno. El mito del monstruo queda desacreditado al tomar dos consideraciones fundamentales. Primero los datos disponibles en la época estaban tan plagados de errores que era imposible validar teoría alguna con ellos sea esta el sistema Tolemaico o Copernicano. Además el sistema que finalmente introduce Copérnico con epiciclos y excentricidades se vuelve tan monstruoso como el Tolemaico para poder tener alguna posibilidad de explicar alguna observación.

Juez – Orden en la sala, dejemos proseguir el alegato de la defensa…

Defensor – Como venía diciendo, su señoría, Copérnico con su revolucionaria ruptura con el geocentrismo dio nacimiento a la concepción del universo tal como la conocemos hoy. Él empieza reconociendo que para explicar las posiciones de los planetas es necesario dotar a la Tierra de movimiento. En palabras de Kuhn, al reconocer la necesidad de y desarrollando las técnicas matemáticas para explicar el movimiento planetario, hace su contribución original a la revolución que lleva su nombre.

Fiscal – Protesto. Kuhn dice, y que conste en actas, que Copérnico hace su única contribución original a la revolución que, injustamente, lleva su nombre.

Juez – Protesta aceptada, que siga el defensor.

Defensor – Quisiera llamar la atención sobre la dimensión colosal de ésta, su contribución. Además de poner la Tierra en movimiento, el sistema de Copérnico tiene otras virtudes inigualables, que por sí mismas le hubieran válido de un lugar de privilegio en la historia. Para empezar su modelo explica el orden de los planetas y el tamaño relativo de sus órbitas. Orden determinado brillantemente por cuánto tardan en completar una órbita (período). Sencillamente esto no era posible con el sistema Tolemaico sin recurrir a absurdas hipótesis. También el modelo heliocéntrico explica naturalmente que Mercurio y Venus siempre se observan cercanos al Sol por ser más cercanos a éste que la Tierra. En el sistema Tolemaico esta observación debe ser explicada con complicadas hipótesis ad-hoc acerca de los epiciclos. Copérnico además dota a la Tierra no solo del movimiento de traslación alrededor del Sol sino de una rotación sobre sí misma. Estas son contribuciones gigantescas que se inmortalizaron hasta nuestros días.

Fiscal – Habría que mencionar que el acusado no solo dotó a la Tierra de 2 movimientos sino de 3, el tercero es una complicada rotación del eje de la Tierra que resultó ser incorrecta. Además el proclamado heliocentrismo no es realmente tal, por ejemplo para explicar la posición del Sol vista desde la Tierra Copérnico hizo la órbita de la Tierra excéntrica, desplazando el centro de la misma de la posición del Sol.

Defensor – Prosigo. Copérnico por primera vez dice que la Tierra es un planeta más. Este es un quiebre radical con la concepción filosófica y religiosa de la Tierra, y por lo tanto del ser humano, en el centro del universo. Este es un gran impulso a la idea que, la tradicional separación entre las regiones terrestres y celestiales, debe desaparecer.

Fiscal – Recordemos que Copérnico sostiene la idea de esferas que acarrean a los astros, una idea profundamente aristotélica, que muestra su total ignorancia de las razones físicas del movimiento de la Tierra y demás astros. La obsoleta física de Copérnico muestra lo poco capaz que fue de romper con la tradición de su tiempo.

Defensor – Debemos aceptar que la revolución no la hace un solo hombre, sea científica o política. Esta no es la excepción. Copérnico, como iniciador de la misma, le dá su nombre. Sin embargo es imprescindible el rol de muchos otros para dar cuenta de todos los fenomenales cambios que se produjeron en la revolución copernicana.

Fiscal – Revolución que difícilmente se encuentre en los textos del propio Copérnico.

Defensor – Evitemos comentarios estériles y volvamos al problema de las estrellas. La aparente quietud de las estrellas hizo muy difícil aceptar el nuevo sistema de Copérnico. La opción que siguió mi cliente, es ubicar a las estrellas inmensamente más lejos de lo que se pensaba. Esta proeza fue una primera grieta en el universo finito de esferas anidadas.

Fiscal – Proeza de la cuál Copérnico mismo permaneció sublimemente ignorante

Defensor – Pero no nosotros que podemos dar cuenta de la importancia de su acto. Solo para mencionar la elegancia de su modelo tomemos el ejemplo del movimiento retrógrado de los planetas. Esto, como sabemos bien, representa el aparente movimiento para atrás de algunos planetas visto desde un observador en la Tierra. El sistema Tolemaico podía explicarlos solamente recurriendo a complejos sistemas de epiciclos. Copérnico, en cambio, los explica simplemente en base al movimiento relativo de la Tierra y el planeta en cuestión.

Fiscal – Esta explicación no tiene un correlato cuantitativo. Al intentarlo introduce las mismas complicaciones que tanto horrorizan a mi colega.

Defensor – Es cierto que la explicación de Copérnico es cualitativa, habrá que esperar a Kepler para lograr un acuerdo cuantitativo. Sin embargo su contribución es un episodio necesario en esta historia. Paso a dar un segundo ejemplo de la aparente irregularidad en el período de los planetas. Para ilustrar a la audiencia, esta se trata de las observadas variaciones del tiempo en las que un planeta completa una órbita. Así se podría observar que Marte tome 690 días en completar una órbita y 680 días la siguiente. Las explicaciones tradicionales son altamente insatisfactorias, nuevamente plagadas de epiciclos. Copérnico en cambio da una simple explicación también en base a los movimientos relativos de la Tierra y los planetas. Estos dos argumentos, el movimiento retrógrado y las irregularidades en los períodos planetarios, son dos sólidas evidencias del carácter revolucionario de la obra de Copérnico.

Fiscal – Digamos que a pesar de todas sus proposiciones fantásticas Copérnico pasó casi desapercibido en su tiempo. Ignorado por la gran mayoría y apoyado solamente por una pequeña minoría entre los astrónomos.

Defensor – Astrónomos de la talla de Kepler que siguió sus enseñanzas. ¿Por qué, a pesar de todas sus imperfecciones, su sistema fue un éxito? Recordemos que, para cuándo se publica su libro Sobre las revoluciones de las esferas celestes, Copérnico ya estaba en su lecho de muerte. Entonces no tuvo la posibilidad de defenderse por sí mismo. Debemos enfatizar que las ventajas del sistema de Copérnico eran cualitativas antes que cuantitativas. La simplicidad con la que su modelo podía explicar alguno de los ya mencionados fenómenos como la cercanía de Venus y Mercurio al Sol, el orden de las órbitas, el movimiento retrógrado y la irregularidad en los períodos planetarios, es evidencia apabullante a favor de mi cliente. Su sistema es simplemente magistral.

Fiscal – Insisto en la falta de significativas mejoras cuantitativas. Como sabemos modelos con alguna descripción cualitativa solamente, son altamente insatisfactorios.

Defensor – Para entender la verdadera dimensión de la contribución de Copérnico es necesario ver el bosque a través del árbol, comprender la coherencia y armonía del sistema, en vez de ver cada minúsculo número proveniente de la observación. Observaciones, recordemos, contradictorias y de muy dudosa calidad. Esta capacidad es solo reservada para unos pocos privilegiados como Galileo y Kepler pero no, como se observa, para mi colega.

Fiscal – Que impertinencia! Hasta el más importante astrónomo de su época, Tycho Brahe, rechazó el modelo copernicano. Las observaciones de Tycho hechas a ojo desnudo (el telescopio tardaría algo más en incorporarse), son las mejores de su tiempo. Observaciones que no se correspondían en absoluto con el modelo geocéntrico.

Defensor – Tycho estuvo más preocupado por sus observaciones que en ver el bosque. Por ejemplo la inmovilidad de las estrellas en el cielo le llevó a creer en la inmovilidad de la Tierra. Fue insuperable en lo suyo, pero no logró proponer cambios radicales como mi cliente. En cambio propuso un modelo geocéntrico con algunos ajustes que explicaran mejor sus observaciones y las críticas de Copérnico al sistema Tolemaico. Con sus insuperables datos y ruptura con el modelo Tolemaico, Tycho fue, sin sospecharlo, un cómplice necesario en la revolución copernicana. Él mismo fue, a su pesar, un ejemplo claro que Copérnico redefinió radicalmente el programa de la astronomía de su época.

Fiscal – Diríamos que fue un agitador, lo que realmente no alcanza para darle credenciales de revolucionario. Tycho en cambio destruye la idea de las esferas etéreas cuando nota que los cometas las atraviesan impunemente. No menos fue su observación de la supernova de 1572 que condenó a muerte la inmutabilidad de los cielos.

Defensor – Las supernovas y los cometas tienen poco que ver con el movimiento de la Tierra. Volvamos al tema que nos ocupa y dejemos a Tycho disfrutar de su justo lugar en la revolución, un seguidor involuntario del gran Copérnico. Pero volvamos a los otros astrónomos que consideraron a Copérnico un segundo Tolomeo. Éstos, que ayudaron a que el modelo geocéntrico gane terreno lenta pero inexorablemente. Debemos recordar la fuerte oposición de las iglesias, no solamente la Católica como se sabe, sino la Protestante también, cuando las implicancias religiosas del modelo geocéntrico se hicieron insoslayables. Dejaremos de lado esta controversia que por sí merece otro juicio en sí mismo.

Fiscal – Solo debería resaltar el papel de Giordano Bruno quemado en la hoguera en 1600 a manos de la inquisición. Es materia de debate cuál fue el papel de su copernicanismo en su sentencia de muerte, pero es indiscutible que jugó algún rol jugó en menor o mayor medida.

Defensor – Doy gracias al fiscal por acordar en este punto particular. Afortunadamente para el momento que la iglesia toma una posición contra el copernicanismo en 1616, su aceptación era tan fuerte, que el triunfo del modelo heliocéntrico era ya simplemente imparable. Copérnico tuvo la suerte de salvarse de las penosas consecuencias humanas sobre los que apoyaron su modelo, al tener la deferencia de morir antes de que la oposición se hiciera feroz. Volvamos a uno de los más brillantes seguidores de Copérnico, el inmortal Johannes Kepler. Kepler fue un copernicanista de primera hora, algo inusual por aquellos tiempos. Podríamos decir que fue más papista que el papa, al fijarse el programa de eliminar los muchos elementos tradicionales que sobrevivían en Sobre las revoluciones… aplicando al extremo las recetas de Copérnico mismo.

Fiscal – Medidas que el mismo Copérnico no tomó.

Defensor – Dejemos que su señoría decide al respecto, sin embargo el punto principal es que Copérnico define los problemas que la astronomía debería tratar a partir de él. A pesar que no los resuelve todos, una tarea humanamente imposible, marca un antes y después de él en la astronomía y más allá.

Pero me está haciendo olvidar que Kepler es lo que nos ocupa en este preciso momento… Sigamos entonces… Kepler resolvió brillantemente el problema del movimiento de los planetas al proponer que las órbitas de los mismos sean elípticas. Además de explicar la posición de los planetas con exactitud sin precedente, sacó del paso las complicaciones introducidas por los epiciclos, una de los ya mencionados inconvenientes de Copérnico. Justamente, simplicidad y exactitud, son las dos cualidades que hacen la propuesta de Kepler superior a todo lo conocido hasta ese entonces.

Fiscal – Aquí es donde el papel de Tycho Brahe se torna imprescindible. Recordemos que Tycho es el alma máter de Kepler, quién hereda sus brillantes observaciones, las cuáles son esenciales para poder decidir entre los modelos de órbitas circulares o elípticas.

Defensor – La relación de Tycho y Kepler era sumamente compleja. De hecho Tycho le niega en vida acceso a observaciones. Kepler debería esperar hasta su muerte para apropiarse ilegalmente de ellas. Cosas que suelen pasar entre científicos!

Notemos que Brahe mismo abandona el problema del movimiento de los planetas al no poder explicarlos de ninguna forma en su modelo geocéntrico. Kepler, en cambio, con sus elipses, le asesta un mazazo final a la tradición aristotélica de las perfectas esferas celestiales. No alcanza sin embargo solo con las órbitas elípticas con el Sol en uno de los focos, la primera ley de Kepler. Además necesita que los planetas se muevan a una velocidad variable y propone una segunda ley al respecto, la velocidad de los planetas es tal que cubren la misma área de la elipse en un mismo tiempo. Así cuando el planeta está más cerca del Sol se mueve más rápidamente que cuando esta a mayor distancia. Tolomeo y su sistema plagados de complejidades e hipótesis ad-hoc pasan a la historia. Las esferas y el movimiento perfecto de Aristóteles se derrumban estrepitosamente.

Fiscal – Tal vez la revolución debería llamarse Kepleriana entonces. Revolución Kepleriana… no suena nada mal…

Defensor – No nos apuremos, todavía falta presentar al siguiente actor en esta historia, el gran Galileo Galilei, quién por primera vez, en 1609, miró el cielo con un telescopio. Además de las lunas de Júpiter, abrió totalmente el velo sobre diversos aspectos del universo como el tamaño de las estrellas, la geografía de las lunas y las fases de Venus. Descubrió un universo que era profundamente Copernicano. Podemos afirmar que Galileo tuvo un rol similar al de Tycho Brahe, pero en apoyo al copernicanismo. No solamente esto sino que el efecto de propaganda del telescopio sobre selectos pero más amplios sectores de la población, le dio un incomparable impulso al copernicanismo. Su contribución, aunque fundamental, fue tardía, una suerte de ir cerrando la revolución más que de desarrollarla.

Fiscal – De acuerdo, esta vez me voy a abstener de proponer el nombre de Galileo para la revolución. Como consuelo, ya se lo dio al planetario de Buenos Aires, y presó su cara para una moneda de 25á,¬ por el Año Internacional de la Astronomía en 2009, declarado en gran parte por los 400 años de sus observaciones en el telescopio.

Defensor – Galileo afortunadamente salvo el pellejo. Con arresto domiciliario dictado por la Inquisición, su destino fue mucho mejor que el de Giordano Bruno. Para este entonces, sin embargo, el herido más grave sería la Iglesia Católica que perdió mucha de su reputación. Error que debería esperar unos 400 años en enmendarse, cuando declara oficialmente que la Tierra efectivamente se mueve.

Fiscal – Eppur si muove! Queda todavía pendiente el problema sobre qué mueve a los planetas, solucionado por Isaac Newton con su fuerza gravitatoria. No solamente ésto, sino que por primera vez puede derivar de primeros principios y describir precisamente la forma de las órbita y la velocidad de los planetas. Newton es decididamente el actor principal en esta revolución.

Defensor – Newton jugó un rol significativo pero su contribución hay que ponerla en contexto. El problema sobre qué mueve a los planetas fue laboriosamente trabajado por Kepler y varios más. Por ejemplo Descartes aporta con su noción de la inercia, todo cuerpo libre de fuerzas debe seguir un camino recto. Robert Hooke usa esto para afirmar que para que los planetas sigan órbitas cerradas debe haber necesario una fuerza atractiva al Sol. Esto es los mismo que postular la gravedad. Al menos Hooke quedó inmortalizado con su ley para los resortes!

Fiscal – Sí, pero Hooke no logra establecer que la fuerza gravitatoria es inversamente proporcional al cuadrado de las distancias y menos explicar las formas de las órbitas. Se necesitó el genio matemático de Newton para hacerlo. Además el mismo Newton afirma que llegó a las mismas conclusiones antes que Hooke.

Defensor – Este hombre Newton, es de poco fiar. Es conocido que durante su presidencia de la Sociedad Real (Inglaterra) hizo todo lo posible para denostar a Hooke.

Fiscal – De acuerdo Newton, no era un santo, pero… ¡Qué científico sensacional! Pero vayamos cerrando el caso porque esta historia está llegando a su fin. En definitiva, de lo que expuse es obvio que Copérnico estuvo demasiado apegado a la tradición astronómica antigua y que la revolución fue llevada adelante en igual o mayor medida por genios de la talla de Kepler, Galileo, Newton o Tycho mismo. Por lo tanto, su señoría, sostengo que se debería cambiar el nombre a la revolución, que hasta ahora, ha llevado, injustamente, su nombre.

Defensor – El pedido del fiscal es simplemente ridículo. En mi exposición quedó demostrado el carácter revolucionario de Copérnico. Considerando el orden temporal de los protagonistas de esta historia, es obvio, que Copérnico fue el iniciador de esta revolución. Los demás, aunque brillantes, han solo continuado su revolución. Solicito entonces a su señoría, que mantenga el nombre de Copérnico en su justo lugar.

La Sentencia

Habiendo escuchado atentamente las consideraciones del Fiscal y el Defensor me dispongo a desplegar mi veredicto.

Antes de ocuparnos de este caso particular es necesario repasar la noción de lo que se entiende por revolución científica. Pediré prestado a Kuhn para ahondar en el tema. Para esto hay que reconocer dos estados de la ciencia: antes y después de la revolución. Los estados fueron referidos en este juicio como tradiciones y por Kuhn como paradigmas. Así por ejemplo el paradigma anterior a la revolución ha sido nombrado por ambas partes, sin oposición, Tolemaico. El nombre del paradigma posterior es el objeto de este juicio.

El pasaje de un paradigma a otro nuevo es lo que se entiende por revolución científica. Una revolución caracterizada por su gradualidad. Ésta empieza como una pequeña semilla con una crisis puntual. Sin embargo la semilla que plantó Copérnico crece y eventualmente se convierte en árbol que destruye el árbol Tolemaico anterior. Un árbol que comienza un nuevo paradigma científico.

En este caso el monstruo son las anomalías del paradigma Tolemaico que describe Copérnico. El monstruo son los problemas para describir los movimientos de los planetas. Nótese que el sistema Tolemaico, a pesar de sus limitaciones, es rescatado por Kuhn como modelo de un paradigma científico. Es decir es calificado como ciencia, no como una colección de anticuadas creencias.

El paradigma heliocéntrico empieza con Copérnico como un intento de resolver el problema puntual del movimiento de los planetas, cambiando las posiciones relativas del Sol y la Tierra para hacerlo. A pesar de su programa sumamente específico, Copérnico fracasa. Tampoco tiene la visión de acabar con la noción de las esferas celestes. Necesariamente la contribución de una sola persona es limitada. El paradigma es aún incipiente y por lo tanto incompleto.

A pesar de estas limitaciones, científicos brillantes reconocen el potencial de la teoría. Como Kepler que logra llevar la revolución más allá y resolver el problema de la posición de los planetas. Como Tycho que destruye a las esferas celestes y aporta sus indispensables mediciones. Como Galileo que, con el telescopio, abre el velo de un universo hasta el momento desconocido y gana la guerra de propaganda. Y finalmente como Newton mismo que, con la gravedad, encuentra la causa del movimiento planetario.

La importancia de Copérnico es solo menospreciada por los que esperan encontrar la revolución completa en un solo hombre. Creencia que viene de un profundo desconocimiento de cómo ocurren las revoluciones científicas. Las limitaciones de Copérnico son esencialmente comunes a toda revolución científica. Citando a Kuhn, Copérnico es la curva entre dos rectas: los paradigmas geocéntricos y heliocéntricos. Como no tiene sentido cuestionar a qué recta pertenece la curva, tampoco lo tiene ubicar a Copérnico en una de estas dos tradiciones. Es innegable sin embargo que, como la curva, Copérnico establece una nueva dirección. Aunque su avance en la nueva dirección pueda ser discreto, su ruptura más el avance de sus seguidores, es el que llevaría la revolución muy lejos.

En base a estos considerandos sentencio que la revolución lleve justamente el nombre de Copérnico y condeno la equivocada noción que la revolución completa pueda ser llevada adelante por una sola persona. Se ha hecho justicia!

 

 

 

 

Autor:

Diego Ravignani

Partes: 1, 2
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