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Fotografía post mortem en el Perú siglo XIX (página 2)


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El 19 de agosto de 1839 se anunció en París que Louis Daguerre había descubierto un procedimiento de "fijar la imagen  de la cámara obscura por acción de la propia luz". Había desarrollado un material fotosensible adecuado capaz de registrar una imagen directa.

Aunque el proceso era bastante primario y exigía la exposición de una película a la luz durante media hora, causó un tremendo impacto.

Se disponía ya de un medio de reproducir paisajes, retratos y otros temas sin necesidad de pinceles ni de habilidad.

Tenían que pasar cuarenta años hasta que las fotografías hicieran acto de presencia en las páginas de los libros y periódicos, lo que ocurrió mucho antes de que el cine y la televisión hicieran de la imagen algo cotidiano. Actualmente estamos tan acostumbrados a la presencia de la fotografía que difícilmente podemos apreciar hasta que extremo ha ampliado y transformado nuestra visión del mundo. Sin la fotografía, nuestro conocimiento del mismo seguiría limitado al paisaje situado ante nuestra vista.

La cámara es un dispositivo para detener el tiempo. El realismo de la fotografía es capaz de llevarnos a épocas pretéritas y hacernos vivir fechas históricas. Si más, hasta 1839 todos los documentos visuales eran dibujos, grabados o pinturas.

Tenemos fotografías de la guerra civil pero no de la Independencia. Con ello, sabemos exactamente qué aspecto tenía Lincoln pero no el de George Washington. La reina Victoria fue la primera coronada que se sometió al nuevo invento. Por otro lado, la guerra de Crimea (1853-1856) fue el primer conflicto bélico fotografiado. Las limitaciones del proceso y el sentir de la época influyeron decisivamente sobre el resultado. Para ello se usó una cámara de 20×16 pulgadas. La situación cambió en los 70 y 80 con la introducción de cámaras pequeñas, manejables y de materiales más sensibles que posibilitaron la toma de instantáneas en casi cualquier situación.

Algunos museos se dieron cuenta rápidamente de la importancia de reunir colecciones de esas fotografías que ilustrarían la vida de la época con más exactitud que las tomadas con cámaras grandes, pese a su falta de calidad técnica. En la actualidad estas colecciones son muy valiosas ya que sirven, entre otras cosas, para ilustrar la moda en el vestir, los sistemas de transporte, la edificación, las calles, los anuncios y hasta las costumbres de la época. La cámara fotográfica fue perfeccionándose a través del tiempo y se convirtió en una valiosa herramienta científica y documental de gran importancia en la vida del hombre.

3.2 FOTOGRAFÍA

En 1842, apenas dos años después de haber sido inventado el daguerrotipo, método que permitía sacar una sola copia fotográfica, el italiano Maximiliano Danti abrió un estudio en la calle Mantas para brindar ese tipo de servicio a los limeños de entonces. Poco después llegaron algunos otros daguerrotipistas extranjeros, entre ellos el norteamericano Benjamín F. Pease, que se estableció en 1852 abrió un gran salón y galería de arte. Al año siguiente, Jacinto Pedeville introdujo en el Perú el sistema de "colodión húmedo", que permitía contar con un negativo que podía positivarse un número ilimitado de veces. En 1856, el francés Emilio Garreaud estableció su estudio fotográfico cerca del local de Pease. Para los años sesenta existían al menos una decena de fotógrafos en Lima, la mayor parte de los cuales eran extranjeros. Si bien en una etapa inicial la mayor parte de las fotografías fueron de personajes, con el correr de los años y el perfeccionamiento técnico, los fotógrafos fueron captando diversas escenas de la vida y del paisaje nacional. Muchas de esas fotos han podido conservarse en álbumes familiares y en colecciones privadas. La Biblioteca Nacional posee una importante colección fotográfica, cuyo elemento central es el archivo del estudio fotográfico de Eugenio Courret.

4. PRINCIPALES ARTISTAS DE LA ÉPOCA

CASTILLO, RAFAEL

Fotógrafo activo en Lima desde la década de 1860 hasta la de 1890. Su estudio, llamado Fotografía Nacional, se especializaba en copias al carbón. Castillo se jactaba de que su estudio era el único en América completamente dedicado al proceso al carbón.

COURRET, EUGÉNE

Fotógrafo francés. En 1861 Courret viajó desde París a la ciudad de Lima contratado como operador del estudio de Eugenio Maunory & Cía. En 1863 se asoció con su hermano, Aquiles Courret, que había llegado a Perú en 1851 y abrieron el famoso establecimiento Fotografía Central (luego Courret Hermanos) en la calle Mercaderes 197, que se mantuvo allí hasta 1935. En 1900 expuso sus trabajos en

la Exposición Universal de París y obtuvo una medalla de oro. Murió en Francia pocos años después.

Eugéne Courret llegó a la ciudad de Lima a inicios de la década de 1860 y durante el último tercio del siglo XIX fue el fotógrafo de mayor auge en la sociedad capitalina. Su taller se convirtió en el centro de atención de personajes centrales de la política y de la élite limeña de la época y su obra fue varias veces galardonada en las principales exposiciones de aquel entonces.

La colección de fotografías que Courret legó al Perú está compuesta de retratos de familias limeñas de la época, personajes que muestran las costumbres de la sociedad peruana, figuras destacadas de la vida política y acontecimientos que definieron el rumbo de la historia del Perú, así como representativos parajes de la capital a la que los peruanos nos referimos, no sin un poco de romanticismo, como " la  Lima de antaño".

La colección completa de los estudios Courret, compuesta en la actualidad por más de 50,000 placas de vidrio de los años 1865 a 1935, se encuentra junto con la obra fotográfica de Martín Chambi entre las más importantes de la iconografía del Perú.

GARREAUD, PEDRO

(1835-1875) Fotógrafo francés que llegó a Perú en 1855. En 1856 abrió su primer establecimiento fotográfico en la calle Plateros, Lima junto con su amigo y compatriota Amie Gazin. Fue uno de los precursores en la utilización del formato carte de visite en Sudamérica y del establecimiento o salón fotográfico, con telones y decoraciones.

MAUNOURY, EUGENIO 

 Fotógrafo francés, colaborador de Nadar en París. En 1858, se encontraba activo en Chile, donde se dedicó a reproducir vistas de ciudades, paisajes y tipos chilenos. Fue uno de los responsables de la introducción del formato carte de visite en Lima, ciudad en la que se desenvolvió de 1861 a 1865. En 1862 inauguró allí un lujoso estudio de retratos en la calle del Palacio 21. En 1864/65, durante la Guerra con España, Maunory fue designado corresponsal en Valparaíso del diario Le Monde, al que envió numerosas vistas del puerto dando cuenta del bloqueo y su bombardeo por la escuadra española. Fue uno de los fotógrafos más importantes de Perú en la segunda mitad del siglo XIX.

NEGRETTI, JOSE

Sucesor de Garreaud & Cía. Tenía su estudio en la calle del Ucayalí 26 (antes Plateros de San Pedro) en la ciudad de Lima.

PEASE, BENJAMÍN

(1822-1888) Fotógrafo norteamericano de Poughkeepsie (N.Y.). Llegó a Lima en 1852 y compro el local de Arthur Terry. Asociado con Vaugh realizó en septiembre de 1856 el famoso daguerrotipo del mariscal Castilla, que hoy se conserva en el Museo de Historia de Lima. El estudio de Pease en Plateros de San Pedro se llamó Gabinete de pinturas y fue el mejor de Lima en la década de 1850.

RICHARDSON, VILLROY

El pintor y fotógrafo norteamericano Villroy L. Richardson llegó a Lima en 1859, contratado para trabajar en el estudio de B. F. Pease. Poco después, se mudó al estudio de Garreaud & Cía, iniciando así, una disputa entre su nuevo jefe, A. Moller, y B. F. Pease que lo acusaba de haberle robado a su empleado. Con el tiempo, Richardson se independizó y llegó a convertirse en uno de los más populares retratistas limeños, dueño de la acreditada Fotografía Americana, de Lima. Sus fotomontajes con sátira política causaron su detención y prisión por orden del Presidente José Balta en 1871, dejando de aparecer su nombre entre los fotógrafos de Lima con posterioridad a esa fecha. Viajó a Bolivia, donde estuvo presente durante la insurrección contra el gobierno de Tomás Frías, en 1875. Allí realizó 3 fotografías del palacio presidencial quemado que fueron enviadas al Departamento de Estado en Washington. Hacia 1880 debió partir a Chile, estableciendo su estudio en Iquique, en la Plaza Arturo Prat n°2. En 1895, el diario La Patria de Iquique publicita su local en la calle Thompson de ese puerto.

persona, así que valía la pena tomarla aun si ya había muerto.

Imagina que eres parte de una familia en el siglo XIX, la muerte es parte de tu vida diaria, vives rodeado de enfermedades como el cólera, la tisis, la fiebre amarilla, etc. La taza de mortalidad durante esta época era prácticamente igual al número de nacimientos. La mayoría de muertes eran de niños a causa de las enfermedades mencionadas anteriormente y mujeres que morían en el parto.

A menudo los niños eran arrebatados de su familia antes de su primer cumpleaños.

En la mayoría de los casos a la persona se le fotografiaba en una cama o en su ataúd, como durmiendo. Sin embargo vemos que también sentaban al difunto en una silla, o alrededor de sus familiares.

Como se mencionaba anteriormente la mortalidad infantil de la época era altísima y por esto hay una gran cantidad de fotos de niños. Estas tienden a ser las más desgarradoras.

Los limeños de entonces no tenían problemas en posar junto a un familiar muerto como si se tomaran una fotografía durante un viaje de placer y turismo, e incluso era común que sugirieran el uso de una escenografía especial.

Los bebés muertos se volvieron la especialidad de fonógrafos extranjeros que vinieron a Lima como los franceses Adolphe Dubreuil y Maunoury, el estadounidense Estanislao Harvey, sin embargo el artista que más destaca "por su crudeza" en la muestra es el ecuatoriano Castillo, quien tiene imágenes de padres con sus bebés fallecidos que podrían ser confundidas con las fotografías de la realeza europea cuando presenta a sus niños recién nacidos.

Los bebes fallecidos aparecen en el retrato maquillados como muñecos rodeados de flores y con los ojos bien abiertos, porque según las creencias de la época, al morir sin ser bautizados debían ver la Gloria de Dios y las madres no tenían que llorar porque mojarían sus alas de angelitos que volaban al cielo.

En el año 1863 tras meses de penosa enfermedad fallecía el presidente de

la República de entonces Don Miguel de San Román y a las pocos horas de ocurrido el hecho es retratado en su lecho de muerte por Maunoury, quién realizó 2 tomas (al menos hasta el momento son las más conocidas), en una de ellas es mostrado de perfil, imagen que aparece luego en la obra Corona fúnebre del Excmo. Sr. Gran Mariscal Don Miguel San Román, Presidente de la Republica, muerto en la Villa de Chorrillos el 3 de abril de 1863 (Lima: Imprenta del «Mercurio», 1863. 94p.); estas fotos post-mortem fueron posteriormente comercializadas por Maunoury, declarando que su estudio era el único «…en tener las imágenes de dicho personaje». Este es el punto de partida para entender como un acto privado se convertía en figura pública y motivo de comercio entre las personas, a lo cual contribuyo en gran medida el formato de Tarjeta de Visita o «Carte de Visite» el cual democratizo la imagen fotográfica.

instituciones francesas, le abrieron las puertas a cuanta personalidad y lugar quisieron llegar, dando lugar, paralelamente, a una fuerte rivalidad con los otros fotógrafos extranjeros y nacionales. Expertos tanto en el arte fotográfico como en los negocios los Courret tuvieron un estudio de gran auge en la sociedad limeña. En este mismo año sucede una "Crisis Fotográfica" en la que "los estudios estaban al borde la bancarrota debido a la fuerte competencia que había llevado a una baja de precio y por ende a una menor ganancia" producido principalmente por las tarjetas de visita. Por ello la firma Courret hermanos y otros 3 estudios mas (Maunoury, Garreaud y Richardson) hacen un acuerdo con el fin de fijar los precios de las fotos. Dicho acuerdo fue publicado en la "Guía de Domicilios de Lima…" de A. Fuentes ese mismo año.

1864  En mayo, la firma Courret hermanos, además de su propio estudio, adquiere y maneja otros tres locales del ex-estudio Maunoury (de las calles Mercaderes, Plateros, el salón en la calle Palacio 71 y un cuarto estudio en Constitución 36, Callao).

1865-68  El estudio usa el logotipo de Nadar.

1868  La firma Courret cambia el escudo de armas francés por el peruano.

1869  El estudio gana la medalla de oro en

la Exposición Industrial de Lima por una composición pictórica fotográfica del Combate del dos de mayo. Para realizarla, Courret recurrió al artista francés A. Carpelet quien utilizó como modelo una fotografía tomada en el momento del enfrentamiento. Como parte del logo aparece la medalla de oro ganada en dicha exposición.

1872  El estudio gana nuevamente la medalla de oro además la de plata en

la Exposición Industrial de Lima. Obtiene los derechos exclusivos para fotografiar los eventos y la infraestructura de la exposición.

1873 El estudio cambia de nombre y aparece como "E. Courret", Eugene Courret queda como único representante de la firma. El estudio de aquel entonces ofrecía todos los tipos y tamaños de fotografía y una amplia gama de servicios.

CRONOLOGÍA DE EUGENIO COURRET Y DEL ESTUDIO FOTOGRÁ FICO (II)

1887  Eugene Courret deja Lima y transfiere sus estudios a Adolphe Dubreil, uno de sus mejores operarios.

1887-98  La firma figura como "E. Courret y Cia.". Se reduce a un solo local.

1900  "E. Courret y Cia." Gana la medalla de oro en

la Exposición Universal de París. 1905  Se estrena la nueva fachada, de estilo art nouve del estudio Courret la noche del 22 de mayo. 1914  Adolphe Dubreil figura como el dueño del estudio Courret

1929  En la obra "Lima: la ciudad de los Virreyes" figura como "Fotografías Dubreil" Mercaderes 463, fundado en 1864. Dirigida por Rene Dubreuil en el que señala "La buena dirección del negocio ha logrado formar un valioso archivo de negativos que abarca desde el año 1864 hasta la fecha. Allí esta minuciosamente catalogado todo cliente que ha utilizado los servicios de esta casa. El numero de negativos llega 157,800."

1935  Quiebra definitivamente del estudio "E. Courret y Cia." causada por varios factores entre los cuales podemos señalar: la caída del gobierno de Leguía, la crisis mundial, la desaparición de las revistas ilustradas "Mundial" y "Variedades" (algunos de sus principales clientes), y finalmente, la introducción al mercado de las cámaras instantáneas por la firma Kodak, y la consiguiente proliferación de fotógrafos aficionados.

1986  La Biblioteca Nacional adquiere 54,000 negativos en vidrio y acetato pertenecientes a este importante archivo fotográfico.

 

                  Calle Mercaderes hoy Jr de

la Unión…

(licencias de estudios)

6.1 LA CASA COURRET

Junto a las obras de los hermanos Másoeri, se trata de la fachada más respectiva del Art Nouveau, que prosperó fugazmente en Lima a inicios del sigo XX.

Clara evidencia de la fortuna amasada por los fotógrafos que desde la segunda mitad del siglo XIX se afincaron en el Perú y que desarrollaron una de las grandes historias del arte peruano, el francés Eugene Courret, manda adaptar esta casa en la cual ejercería su oficio, y el Arq. Miguel Ronderas realiza en 1910 un llamativo cartel publicitario novedoso en su teatral forma y literal en su mensaje al incluir en la zona central de la composición la arquigrafía " Fotografía Central. E.Courret y cia" en las voluptuosas formas lineales del diseño modernista, sobre la que hay una mujer emergiendo del mar.

Una buena dosis de biomorfismo preside la vertical composición tripartita de tres pisos marcados nítidamente por los rectangulares vanos a los que se le ha antepuesto en los laterales, sendos balcones redondeados y adornados con formas naturalistas que integran los dos niveles que disimulan la convencional otorgonalidad de los vanos, redondeados o rebajados en el primer nivel con un discreto almohadillado.

La casa Courret se encuentra en el central y vital Jirón de

la Unión..

 6.2 ARCHIVO FOTOGRÁ FICO COURRET DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ

La biblioteca nacional del Perú entre sus fondos documentales bibliográficos, alberga una rica colección icnográfica. Dentro de ella destacan los archivos fotográficos de diferentes estudios establecido en la ciudad de Lima a mediados del siglo XIX, siendo los más destacados los archivos: Courret, Ugarte- Moral, Castillo, Garreaud, entre otros; todos ellos de gran importancia para el estudio de nuestro pasado y para un mejor entendimiento de nuestra identidad.

CONTENIDO DEL ARCHIVO

El archivo abarca el periodo de 1863 a 1935. Comprende fotografías de las familias limeñas, además de sucesos históricos como el combate de 2 de mayo, la destrucción de Chorrillos por los chilenos,

la Revolución Pierolista de 1895, la vida y costumbres de Lima de antaño, de los presidentes y gobernantes peruanos como Pardo, Piérola, Cáceres, Candamo, Leguía, entre otros.

PRINCIPALES ACCIONES

Una de las primeras acciones llevadas a cabo fue la ubicación de las placas en un depósito apropiado con el fin de mantenerlas estables y en buen estado.

LIMPIEZA DE LAS PLACAS

Estas placas fueron sometidas en un proceso de limpieza previa; se les quitó el polvo pasando una tela suave por la parte del vidrio y con una bombilla; la parte de la emulsión. En esta primera limpieza no se tocaron los elementos contaminantes.

DIGITALIZACIÓN DE PLACA

En 1994; con apoyo del gobierno francés se digitalizó la totalidad de imágenes utilizando el sofware, photo Deluxe BV.1.2; guardados bajo extensión tif y siendo recuperado por el súper -base.

Las imágenes se guardaron en cuatro diferentes tamaños según el formato del negativo (9x12cm.;12x18cm.;15x22cm.;18x24cm.).

Ingresando a las fotografías del archivo COURRET que se encontraba en positivo.

A la fecha se han recuperado más de 700 imágenes nuevas. Se tiene previsto; igualmente; recuperar imágenes reproducidas en la revista en la época en las cuales el estudio Courret solía exhibir sus mejores trabajos fotográficos.

BASE DE DATOS GENEALÓGICA

En 1998; la biblioteca inició el proyecto de investigación del archivo Courret con el fin de identificar plenamente a los personajes de las fotografías y de esta forma completar o precisar la información de la base de datos. Para ello; se consultaron innumerables fuentes bibliográficas; generándose luego un sub.-proyecto denominado base de datos genealógica con más de 40,000 registros.

APORTE DE LOS USUARIOS

Gracias a la difusión de las imágenes del archivo Courret por la Internet; se vienen recibiendo de todas partes del mundo información valiosa sobre los personajes que; en muchos casos; se encontraban con datos incompletos e imprecisos; los cuales; felizmente; se están corrigiendo con el aporte de los propios usuarios. Es frecuente; ahora; recibir vía correo electrónico mensajes como este:" en la imagen número tal la persona sentada es mi padre, y su nombre completo es… , y el niño que tiene en sus brazos soy yo… "  

En muchos casos la participación de los usuarios excediendo a la entrega de información que de por si ya es un valioso aporte concluye con el ofrecimiento de nuevas fotografías, algunas de ellas en mejor condiciones que la que tiene la biblioteca.

Todo ello, gracias a la difusión del archivo fotográfico, por este medio prodigioso como es Internet que nos permite una retroalimentación eficaz que enriquece el archivo.

6.3 OTRAS FUENTES

LA COLECCIÓN PERMANENTE : MUSEO DE ARTE DE LIMA

SALA DE FOTOGRAFÍA

investigación por medio del internet  se llegó a las siguientes conclusiones:

– No todas la personas tenían las posibilidades de tomarse una fotografía puesto que el precio era muy alto.

– Los limeños de ese entonces no tenían problema alguno en posar junto a un familiar o hijo muerto.

–  Los Courret tuvieron un estudio de gran auge en la sociedad limeña, y otorgamiento de derechos para fotografiar eventos.

– En 1935 quiebra E. Courret por diversos factores entre ellos, la firma kodak por sus cámaras instantáneas, y la consiguiente proliferación de fotógrafos aficionados

ENTREVISTA

"ANTES, IR A UN ESTUDIO DE FOTOS ERA COMO VISITAR HOY UN CENTRO ATÓMICO"

Nos tienta guardar testimonio gráfico de lo que vivimos. Pero ha cambiado la actitud de la gente ante la cámara. Antes había solemnidad porque se pensaba en el futuro; ahora todo parece inmediato, fugaz.

Descubrir lo que somos y descubrirse a él mismo. Así sintetiza Abel Alexander su relación pasional con la foto antigua. Por una parte, lo plural y la necesidad de explorar nuestras características como sociedad a partir de imágenes obtenidas en una época en la que nada se mostraba o se marginaba sin razón. Por otra, lo singular, que se remonta a un tatarabuelo fotógrafo que llegó a la Argentina huyendo de una muerte en duelo en Alemania.

La vocación de Alexander comenzó a los 19 años, en su primera luna de miel -se casó dos veces- cuando un vecino fotógrafo le prestó una cámara ("¿Te vas a ir y no vas a sacar fotos?", lo sermoneó) y ahí se vislumbró la mirada propia de un profesional. Hoy, ya dedicado a la investigación, preside la Sociedad Iberoamericana de Historia de

la Fotografía y es asesor de la Fototeca de

la Biblioteca Nacional. Pero tanto título queda sepultado cuando, ante la idea de esta entrevista, muestra su costado más sensible: "¿Servirá para que la gente no tire las fotos de sus álbumes antiguos? Es que hoy -reconoce- ésa es mi principal obsesión".

¿Cómo cambió la idea de retratarse cuando nació la fotografía y ya no hubo que posar horas frente a un pintor que daba su propia visión de un rostro?

Se generó un fenómeno extraño. Retratarse empezó a ser una actividad vinculada a la modernidad, a la idea de una tecnología irrefrenable. Y la pintura, por su parte, se permitió explorar corrientes menos representativas ya que la fotografía la liberó de dar cuenta del mundo real. Esta idea se simboliza en una frase del pintor francés Eugéne Delacroix. Al ver pruebas de los daguerrotipos -el primer proceso que permitió sacar fotos, cerca de 1840- no dudó y dijo: "A partir de ahora la pintura ha muerto".

Muerto tal como se la conocía, ¿no?

Claro. Por eso la pintura fue menos "objetiva" con la realidad y en esa lógica se esconde el nacimiento del impresionismo, que tomó las banderas de la no representación en gran parte debido a la avalancha de fotos que iban tomando ese lugar. Incluso, se dio una relación interesante entre estos dos movimientos. Uno de los fotógrafos destacados de la época, Félix Tournachon -que había sido antes caricaturista-, prestó su estudio para que se organizara la primera exposición de pintores impresionistas en París, en 1874. Esto subraya cómo el comienzo de la foto alentó esas nuevas estéticas en la pintura.

Usted mencionó una relación estrecha entre los primeros retratos y una modernidad cuyos logros no dejaban de sorprender. ¿Esto se percibe en las fotos?

A partir de 1860, ir a un estudio de fotos era como visitar hoy un centro atómico. Sin duda, una vanguardia, un templo de la modernidad, y no por casualidad la mayoría de los fotógrafos eran masones amantes del progreso. Se sentían parte de una avanzada tecnológica, jugaban con los desafíos del conocimiento: buena parte de las escenografías disponibles se centraban en aparatos ópticos como calidoscopios, mapamundis, telescopios. Era común que los estudios tuvieran una sala de espera donde la gente miraba muestrarios de todo tipo y también una galería de poses. Ante un casamiento, la víspera de un viaje o una graduación, la gente asistía al estudio con su mejor ropa, sus condecoraciones y sus joyas. El fotógrafo montaba una escena en la cual se conjugaban los objetos con los fondos apropiados.

Siempre me asombró la rigidez de esas imágenes. ¿Era tal la sensación de trascendencia que no se permitían poses naturales?

Saber que las imágenes iban a perdurar y sobrevivir a los retratados influía en la estética. Pero había además un tema técnico: los tiempos de exposición aún eran largos. Entonces, se debía implementar una serie de estrategias para que las personas posaran frente a la cámara inmovilizadas. Lo más común era el sujetador de nuca. Se trataba de un aparato con una base de hierro muy pesada del que salían unos caños con sujetadores ajustables, que inmovilizaban por el cuello a las personas.

¿Se colocaban atrás?

Sí, así se ocultaban a la vista de la cámara. Aunque a veces, en algunas fotos de cuerpo entero, en el pie de los retratados todavía se ve la base tríptica de los sujetadores.

Esta idea me lleva a pensar en otro momento de la historia, cuando Eva necesitó un sujetador similar, en 1952, para mantenerse de pie con Perón en el auto oficial.

Es un concepto similar. Ese corsé de hierro que la mantenía erguida en el auto frente a su pueblo era el mismo mecanismo básico que había ayudado a la gente a posar. Por eso los retratos del siglo XIX desprenden tanta seriedad. No sólo se sufría por la inmovilidad sino porque los estudios enfocaban con la luz natural y había que soportar los rayos solares y el calor. Imagínese en verano, con techos y paredes de vidrio: se producía un efecto invernadero. El problema mayor era con los chicos. Ellos posaban muy asustados porque los obligaban a sentarse en un lugar determinado y mirar a una especie de cañón -la cámara antigua- que parecía amenazarlos.

¿Por eso las caras de asombro?

Sí. Inclusive, hay un hecho significativo. Cuando estas familias pudientes llevaban a sus niños a retratar, ellos posaban con sus niñeras negras. Tenían más confianza en las mujeres que los habían criado desde que nacieron que en sus propias madres, y así se portaban mejor. Se daba entonces una paradoja. Un segmento de la población discriminado por su condición étnica y económica, como eran las personas de ascendencia africana, pudo ser retratado en este período elitista de la fotografía gracias a su relación con los niños.

¿Cuánto costaba sacarse una foto?

En la década de 1840, un daguerrotipo estaba en el orden de los cien patacones. Y esa cifra representaba el sueldo de un empleado de una tienda durante cuatro o cinco meses. Por eso las imágenes son de estancieros, diplomáticos o familias importantes.

¿Cómo fue la relación entre la fotografía y la política? ¿Por qué, por ejemplo, no hay imágenes de Juan Manuel de Rosas?

En 1843, nueve años antes de que Rosas partiera a su exilio en Gran Bretaña, se instaló en Buenos Aires el fotógrafo estadounidense John Elliot. Su público era la burguesía de la ciudad, pero Rosas tuvo siempre rechazo hacia los grandes adelantos técnicos y nunca permitió que se lo retratara en un daguerrotipo. No hay un documento que lo pruebe, pero él afirmó -o al menos eso se dijo- que no posaría frente a "este invento de los gringos". En cambio, Urquiza, que lo derrotó en 1852, tenía otra filosofía y fue una de las figuras públicas con mayor cantidad de retratos.

Usted, especializado en fotografía antigua, ¿cómo percibe la foto digital?

Es otra vuelta de tuerca de la fotografía, que la ha ayudado a masificarse aún más. Quizá lo que a mí me preocupa es su durabilidad. Las fotos siempre han sido pensadas con el concepto antiguo de que algo que se fabrica debe durar toda la vida. Yo tengo una colección propia de daguerrotipos y están intactos, tal como los hacían en 1840-

1850. A la vez, hoy contamos con fotos casi contemporáneas guardadas en discos "zip", que estaban de moda hace diez años y que ya no se pueden leer casi en ninguna computadora. ¿Cómo se conserva la fotografía digital? ¿Puede darse la paradoja de que la época que más imágenes saca -la actual- no logre preservar más que algunas pocas para el futuro?

 

 

Autora:

Katherine Velazco Mazzoni

lovinggirls_leo5[arroba]hotmail.com

Perú

Partes: 1, 2

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