Estimación de la prevalencia del trastorno por déficit de atención con hiperactividad
Enviado por Dra. Belkis Vidal Martínez
Estudio de campo en población escolar cubana
1. Resumen
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) ocurre en distintas culturas, con variaciones en su prevalencia por países, probablemente a causa de las diferencias en las prácticas diagnósticas y los instrumentos utilizados. El presente trabajo tuvo como objetivo estimar la prevalencia de este trastorno y su frecuencia según el subtipo, edad y sexo en la población escolar general del Municipio Plaza de la Revolución, en la Ciudad de la Habana, Cuba.. Para ello se estudió una muestra representativa de 740 escolares entre 5 y 11 años, seleccionados por muestreo probabilístico y estratificado, en 19 escuelas de dicho municipio, a cuyos maestros y padres se les aplicó de forma autoadministrada el cuestionario "lista de síntomas¨ (checklist) para TDAH. La prevalencia estimada en la población escolar general primaria del Municipio Plaza fue de 7,4%. El trastorno fue más frecuente en el sexo masculino que en el femenino, con una proporción de 2:1, y en las edades de 6 y 7 años. El subtipo combinado fue el más frecuente en nuestro grupo de casos probables(40,3%), seguido por el subtipo predominantemente inatento(32,6%) y por último el predominantemente hiperactivo-impulsivo (26,9%) de forma general(X2= 9.88; p= 0.005). En el 98% de los casos se refirieron síntomas antes de los 7 años de edad; con un rendimiento académico bajo en el 42,3% de los mismos. Se identificaron antecedentes de TDAH en familiares de primera línea en el 69,1% de los casos.
Palabras clave: epidemiología, TDAH, lista de síntomas
2. INTRODUCCIÓN
El trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) constituye un problema complejo debido a su precoz aparición, a su naturaleza multifacética y crónica, y sobre todo por su repercusión en el funcionamiento del sujeto en los distintos contextos en los que se desenvuelve en la vida diaria. Históricamente se han utilizado diferentes denominaciones: lesión cerebral, síndrome de Strauss, disfunción cerebral mínima, síndrome hipercinético, reacción hipercinética o hiperactividad, y otras; lo que es expresión de la diversidad de criterios en cuanto a la definición y evaluación de este trastorno.
La primera terminología utilizada fue la de "niño inestable" por Bourneville en 1897, describiendo a niños intranquilos, impulsivos y con conducta destructiva. Luego hacia la segunda mitad del siglo XIX, en 1902, Still, médico inglés fue quien describió sistemáticamente las características del síndrome asociándolo a "fallos en el control moral" que no obedecían a deficiencias intelectuales. Destacaba entre sus características la escasa capacidad para interiorizar reglas, problemas atencionales, la mentira, el robo, una aparente reducción de la sensibilidad al castigo, acusada inmadurez, labilidad emocional y elevada frecuencia de anomalías físicas menores. Posteriormente en 1962 Clements y Peters introducen el concepto de disfunción cerebral mínima, sugiriendo una base neurológica al trastorno y lo definieron como un trastorno de conducta y del aprendizaje en niños con una inteligencia normal asociado con disfunciones del sistema nervioso central, caracterizado por hiperactividad, desajustes perceptivo-motores, inestabilidad emocional, deficiencias de atención y de coordinación general, impulsividad, trastornos de audición, del habla, deficiencias de memoria y de pensamiento, signos neurológicos menores y/o irregularidades electroencefalográficas. A partir de los años 70 surge el concepto de déficit de atención con o sin hiperactividad, argumentando que la deficiencia básica de los niños hiperactivos no era el excesivo grado de actividad, sino su incapacidad para mantener la atención y su impulsividad.
De lo anterior se desprende que durante muchos años este trastorno ha interesado a numerosos investigadores, y los estudios epidemiológicos han sido una línea de trabajo básica. La Epidemiología Psiquiátrica es la rama de las ciencias médicas que aplica la metodología de la epidemiología general a los problemas de la psiquiatría, y esto requiere de herramientas y conocimientos de los dos campos. Los estudios epidemiológicos nos permiten en un corto período de tiempo, de forma masiva y con pocos recursos, recoger información acerca de una población, y hacer una primera identificación de los sospechosos de presentar un trastorno psicológico (estimado inicial de la prevalencia). De esta forma es posible detectar factores asociados a dicha morbilidad y a diagnosticar tempranamente las dificultades del niño, pudiendo tomarse medidas preventivas adecuadas, al igual que nos permite conocer la morbilidad oculta. Además, son estos estudios los que dan respuesta a las interrogantes de incidencia, prevalencia y correlación con otros trastornos mentales.
Plantearse la realización de un estudio epidemiológico conlleva grandes dificultades, más aún si las investigaciones se refieren al campo de la salud mental, ya que los mayores problemas se centran en el ámbito metodológico principalmente por la ausencia de un lenguaje común en cuanto a la definición de "casos", criterios diagnósticos, y otras dificultades en la metodología para la utilización de tests. Estas mismas dificultades son puestas de manifiesto en los estudios de prevalencia de los trastornos atencionales hipercinéticos; las tasas varían ampliamente incluso dentro de un mismo país, ya que se trata de un grupo de trastornos donde los síntomas se centran en la conducta. Para su diagnóstico se requiere información de terceras personas, es decir, de padres y maestros, a través de informes conductuales o por escalas de evaluación, dependiendo del umbral o nivel por el cual consideran un problema. Numerosos estudios indican que sus criterios pueden ser diferentes, los informes de los padres y la observación de los médicos no concuerdan de forma absoluta con los del maestro. Se ha obtenido una prevalencia del 5 al 20%, siendo las estimaciones de los maestros más fiables que las de los padres; considerándose que la opinión del maestro debe prevalecer. Es precisamente en la recogida de información donde radica una dificultad añadida para la fiabilidad de los estudios epidemiológicos.
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