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La educación en la era tecnogerencial


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Introducción: el desencanto escolar
    3. La era tecnológica: ¿cuál sociedad del conocimiento?
    4. La era gerencial: ¿La educación no es un negocio?
    5. Deformaciones de la andragógica y el constructivismo
    6. A Modo de Conclusión
    7. Bibliografía

    RESUMEN

    La era tecnológica y gerencial se expande por todas las instituciones, sean éstas de carácter privado-mercantil o públicas-social. La educación, encargada de formar al hombre del futuro, no puede escapar de este contexto. El propósito de este trabajo es abordar el impacto de estos cambios en el mundo educativo. Desde hace muchos años, la escuela (término que utilizaremos para referirnos a todos los niveles educativos desde la básica hasta la universidad) ha sido acusada de un profundo agotamiento, de ser una de las instituciones con mayor resistencia a los cambios. Muchos han decretado su muerte.

    En el contexto del proceso globalizador y del debate postmoderno este cuestionamiento se agudiza y coincidimos con algunos de los razonamientos críticos que se hacen al respecto. No hay la menor duda de que las instituciones escolares deben ser reestructuradas, pero una cosa es hablar de esto y otra referirse a su fin.

    Debemos comenzar por reconocer los aciertos que los nuevos medios tecnológicos tienen en el sentido de la flexibilidad, la fluidez, la disminución de costos para obtener información en forma rápida y dinámica. Pero igualmente deseamos dejar clara nuestra posición de que los novedosos instrumentos tecnológicos, ni las técnicas provenientes de las ciencias administrativas y gerenciales no resuelven en si mismos los problemas educativos ni generan modelos y teorías educativas, son sólo medios e instrumentos que por sus costos y sus constantes patrones de cambio son difíciles de acceder.

    Quizás lo más importante es que no podemos confundir información e instrumentos con conocimiento y saberes. La educación va mucho más allá de un proceso administrativo o gerencial, de transmitir información, la educación es cultura, valores, compromiso con el futuro. Somos categóricos al acusar al discurso dominante en el uso de las nuevas tecnologías y los conceptos gerenciales en la educación como un discurso y una práctica antiescolar, que no pretende transformar la escuela sino abolirla, que en la llamada revolución informática o sociedad del conocimiento prima el sentido mercantil sobre estas tecnologías y la información y este es un sentido contrario a la educación como formadora de hombres y mujeres libres y dignos.

    LA EDUCACIÓN EN LA ERA TECNOGERENCIAL.

    I-INTRODUCCIÓN: EL DESENCANTO ESCOLAR

    La institucionalización (la escolaridad) de la educación representó un primer despojo de la formación educativa como proceso natural de la sociedad. Su planificación, su sentido, su método asumen en la escolaridad una funcionalidad para cumplir determinadas exigencias en relación – como en toda institución- con los intereses de sectores dominantes.

    Pero aún en este primer momento de la escolaridad – aunque ya no general para todos los seres humanos sino para una élite- mantiene una concepción totalizante del saber educativo. Tanto la institución como sus actores fundamentales: alumno, docente, comunidad, mantienen una concepción general del sentido de la educación, el para qué, para quién, el cómo del proceso. Al comienzo de la edad moderna, la educación ilustrada se sostiene pero comienza a ser fragmentada con el surgimiento (de la ciencia, en general, pero más aún) de las diversas disciplinas científicas y el rompimiento definitivo de éstas con la filosofía. En este momento la pedagogía como saber no sólo se desarticula, a nuestro modo de ver, desaparece.

    La educación, como el conocimiento se pragmatiza para dar respuesta a la división del trabajo. Desde la escuela a la universidad el ser humano recibe información sobre disciplinas aisladas, al igual que con la alienación del trabajo, el educando pierde el sentido general de la realidad, estudia sólo parte de ella por separado (física, química, literatura, filosofía, matemática) como sí se tratará de piezas, no existe la capacidad del pensum de estudio ni en la capacidad de los docentes y mucho menos de los estudiantes de articular esas partes para integrar una realidad. En las universidades prima el parcelamiento de las escuelas y facultades que sólo se integran en cuestiones administrativas, pero que no producen ni conocimientos ni soluciones interdisciplinarias.

    Desde hace muchos años, la escuela ha sido acusada de un profundo agotamiento, de ser una de las instituciones con mayor resistencia a los cambios, muchos han decretado su muerte. En el contexto del proceso globalizador y del debate postmoderno este cuestionamiento se agudiza y debemos coincidir con algunos de los razonamientos críticos que se hacen al respecto:

    1.- La institución escolar ha sustituido en buena parte el proceso social y natural de formar a los miembros de una sociedad, desplazando a la familia, a la comunidad, al trabajo, es decir convirtiendo a la educación en un proceso temporal no permanente.

    2.- El currículo ha sido una reproducción de la división del trabajo y de las ciencias propio de la modernidad capitalista. Desde las primeras letras hasta las universidades se descarga sobre los alumnos la información de una diversidad de disciplinas muchas veces desarticuladas y sin sentido.

    3.- Desde los ministerios o direcciones nacionales de educación se baja esta información y se concentra en el papel del maestro para transmitirla al estudiante como si este fuera un ser pasivo, donde todos son tratados por igual y donde el único poseedor de la verdad es el maestro y el texto del aula. Desde las clases unidireccionales, la posición en las que se ubican en el salón de clases los alumnos y el docente, el discurso, el sistema evaluativo todo se desarrollan en lo que pudiéramos llamar la dictadura docente.

    4.- En un tiempo, la educación ha sido criticada por su extrema visión humanística o centrarse en la discusión filosófica desdeñando el sentido pragmático y utilitario. En las sociedades modernas por el contrario se critica su extremo utilitarismo y su servicio incondicional a quienes demandan fuerza de trabajo, conocimiento y tecnología. En los países del tercer mundo la crítica es doble, se acusa que las instituciones escolares no forman ni hombres críticos ni tampoco el recurso humano que responda a los cambios globales.

    Hoy en el contexto de la globalización y la posmodernidad, la escuela no sólo la universidad, la institución educativa en general, sino el propio proceso educativo están en peligro de sustitución. Los avances tecnológicos, el hiperdesarrollo de la telemática, están amenazando severamente con desplazar la institución escolar y el propio sentido del educar. Según Novak (1982):

    …El lugar del docente como el lugar exclusivo del que sabe está puesto en cuestión por la explosión de los medios electrónicos de comunicación y el acceso al saber a través de mecanismos no escolares. Lo rígido y lo permanente ya no son cualidades funcionales sino, al contrario dificultades que se encuentran en la práctica escolar. (p.32)

    Ya no es el reconocimiento de que nuestros pedagógicos no forman pedagogos, que nuestras escuelas y maestros poco enseñan, que lo aprendido poco sirve. No es cuestionar que la investigación educativa es ahistórica, es pragmática, que los epistemólogos sociologisantes, No, de lo que se trata es de decretar el fin y la muerte definitiva de algo que estaba desde hace tiempo sufriendo una enfermedad aguda, la enfermedad de la pérdida de sentido, por lo tanto de deslegitimación .Tal como lo señala Ugas (1997)

    Si la emergencia de lo pedagógico es en sentido de lo educante, para formar –epocalmente- un sujeto educado, la escuela no da muestra de ello. En lo escolar no hay un colectivo con voluntad de saber, sino una masa sumergida en la cultura icónico – oral, direccionada por la voluntad de no saber. (pp.12)

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