Sociología y complejidad en la obra de Edgar Morin
Enviado por Ing.Licdo. Yunior Andrés Castillo Silverio
La visión sociológica de Morin se centra en el esfuerzo por avanzar hacia la creación de una teoría general de la dinámica propia de las sociedades humanas, que reconozca las particularidades que la instauran como propiamente humana.
Se trata de tematizar la naturaleza de la sociedad humana como un determinado tipo de sociedad del cual es imposible dar cuenta sólo desde la visión estructural clásica de la sociología con la moderna sociobiología:
Se trata de consumar un proceso de la misma naturaleza que el que se ha realizado en cierto número de ciencias, cuyo objeto deja de ser una parcela arbitrariamente recortada en el tejido de lo real […] La sociología podría y debería, por lo tanto, reencontrar su objeto sistémico en el que se articularían, unos con otros, los conocimientos disjuntos y aislados en las subdisciplinas y en las otras ciencias sociales. La teoría trataría de concebir, no ya un sistema social abstracto , sino el carácter autoorganizador y autoproductor de las sociedades (Morin 1996).
Para Morin, la sociología clásica, asumida como ciencia social, ha eliminado lo que se supone que es el centro de su estudio: el ser viviente social y su interacción con los demás seres en un sentido integral, donde se reconoce la relación individuo-sociedad-cultura.
La sociología clásica, determinista, ha eliminado al hombre en tanto ha eliminado a los actores como sujetos conscientes. Es una sociología influenciada por la física clásica, que parte de objetos cerrados, aislados, eludiendo la manera como éstos se organizan. Se ignora la emergencia de sentidos y la recursividad individuo-sociedad-cultura. Es una sociología ahistórica y atemporal, incapaz de enfrentar los hechos sociales tal como se presentan (fruto de múltiples historias que se bifurcan), a menos que sea como causa a efecto, en una línea determinista.
Para una nueva visión de la sociedad
Para Morin, la sociedad es un sistema abierto y el fenómeno social es un fenómeno multidimencional en el que interactúan coproduciéndose individuo-sociedad-cultura. El concepto de sociedad es un concepto recursivo y dinámico. A diferencia de la sociología clásica, donde la sociedad se asume como un sistema morfoestático (estable), con trayectorias estabilizadas que no tienen más futuro que la vuelta al equilibrio, Morin considera la sociedad como un sistema morfogenético (dinámico y creador), producto de la dialógica orden/desorden. Es decir, como un sistema alejado del equilibrio que rompe la continuidad y se bifurca, indeterminado respecto a su futuro.
Si se asumen las sociedades humanas como morfogenéticas, es necesario partir del hecho de que toda organización es producto de interacciones que crean sistemas. Éstos retroactúan sobre las partes que los configuran y que a su vez, retroactúan sobre la totalidad del sistema, donde todo orden oculta dentro de sí el desorden. Es un antagonismo latente que puede irrumpir en cualquier momento, rompiendo su apariencia homeostática, su pretendida disposición al orden, y hacer emerger estados de crisis, poniendo a la sociedad en estado de creación de nuevos sentidos. La crisis hace que se tenga en cuenta el papel de lo singular, de lo eventual.
Para Morin, este ejercicio sólo se puede hacer desde un enfoque transdisciplinar1 que permite no soló explicar sino tambien comprender lo social. Evidencia la relación recursiva entre lo social como sistema morfogenético y la crisis como hecho fundamental de éste, en una relación de mutua producción y coproducción incesante.
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1 Implica tener tres referentes; la sistémica, la cibernética y la neguentropia, como rasgos de toda teoría social. La sistémica: dota la sistema social con los elementos conceptuales de lo biológico y lo físico, y la sociedad participa de la aplicación de los principios de la teoría de autoorganización perfilada por Morin en su obra de El método. La cibernética: sobre todo la denominada segunda cibernética, aporta las ideas de que todo sistema, además de la morfogénesis, esta abierto a la rupturas de sus normas (un feedback positivo) y a la posibilidad de desintegración (runaway). La neguentropia: implica reconocer los sistemas sociales como abiertos y a la vez cerrados, donde la única forma de escapar a la degradación del sistema es su apertura, pero a la vez la única forma para que mantenga su identidad es el cerramiento de éste. Siempre el sistema mantendrá una relación de autonomía/dependencia con su entorno.
En la complejidad, el concepto de crisis es un macroconcepto. Una red de diferentes elementos interrelacionados que producen un cuerpo de significación diferente al de un simple concepto. Según Morin (1984), los principales elementos que forman parte de este macroconcepto son:
a. Perturbación: las perturbaciones se clasifican como externas e internas. Las externas son aquéllas ajenas al sistema, como las ecológico-naturales. Pueden ser rupturas de alianzas o nuevas alianzas políticas o sociales, guerras, invasiones, etc. Las internas, las más interesantes para Morin, porque emergen de procesos aparentemente no pertubadores, se refieren a los fenómenos de sobrecarga y double-bind.
Se habla de sobrecarga cuando el sistema no es capaz de solucionar situaciones que hasta ciertos umbrales son fácilmente controladas: por ejemplo, la masificación excesiva de una población respecto a la capacidad que tiene el ecosistema de abastecerla. Double-bind es cuando el sistema es obligado a elegir entre dos respuestas mutuamente excluyentes o contrarias. El resultado suele ser la paralización del sistema. En el fenómeno de sobrecarga como en el de double-bind la crisis aparece como ausencia de solución.
En la obra de Morin se asume como de mayor importancia la perturbación interna, por cuanto afecta lo imprescindible (el invariante, el sistema de reproducción, de repetición) en condiciones normales. Cuando irrumpe la crisis, el sistema entra en una fase en la que crecen la tendencia al desorden, la tendencia a la muerte o la posibilidad evolutiva de una nueva morfogénesis.
b. De lo anterior se deduce como segundo principio, que en un sistema en crisis el desorden y la incertidumbre se acrecientan y llevan a la regresión de determinismos.
c. Bloqueo: la irrupción de la crisis es la ruptura de la regulación del sistema. Ella implica la parálisis, el bloqueo de los elementos que constituyen la flexibilidad organizacional del sistema. Las complementariedades se transforman en antagonismos, se da un acrecentamiento y manifestación de caracteres polémicos. Acompaña a este fenómeno la posibilidad de morfogénesis.
d. Desbloqueo: la crisis provoca, a su vez, la búsqueda de soluciones, de decisiones, de abandono de programas-estereotipos, y la búsqueda de estrategias. Es el momento del desbloqueo de la capacidad creativa e inventiva de los sujetos, de los individuos. Es el momento en que se efectúa el diagnóstico de una situación dada.
e. Soluciones míticas e imaginarias: al lado de las soluciones crítico-racionales se constatan soluciones neuróticas, es decir, mágicas, religiosas y rituales. Morin muestra que, en el hombre, no es fácilmente separable lo racional de lo imaginario. Toda construcción de la realidad contiene elementos imaginarios y mitológicos.
Una sociología que ignore el aspecto imaginario, mitológico, mágico, demente, de las interacciones y creaciones humanas es expresión de barbarie oculta bajo el hábito de la razón, de la racionalidad, de la cientificidad. Las respuestas a la crisis abarcan desde los usos racionales hasta los aspectos mitológicos.
La crisis hace que todos los aspectos señalados se enlacen de forma compleja, es decir, complementaria, concurrente y antagónica.
En la crisis se puede llegar al restablecimiento del orden existente. Pero ésta también es momento de innovación, de emergencia de cualidades, sentidos y significados nuevos. Para intentar actuar en la crisis se necesitan una teoría y un método que permitan ver la complejidad de la realidad y la realidad de la complejidad. La crisis no es solo bloqueo, es también creación de condiciones nuevas para la acción.
Morin considera que el surgimiento de la crisis (el evento, la perturbación, lo aleatorio y, al mismo tiempo, la búsqueda de soluciones) es prueba de que ni las sociedades ni los individuos que las conforman están estructuralmente determinados. Es precisamente en los momentos de crisis cuando regresan los programas, cuando se afirman el sujeto y la estrategia.
El sujeto –según Morin– no es el sujeto del individualismo metafísico, el no-sujeto de la sociología holista, sociocéntrica, ni la sustancia cartesiana. Es un sujeto-actor autónomo cuyo campo de acción emerge desde un realismo estratégico que no elimina la incertidumbre sino que la enfrenta y convive con ella.
El realismo del que habla Morin, del que se obtienen experiencias y conclusiones de lo ocurrido a lo largo de la historia, es un pensamiento que necesita consciencia de la inconsciencia. El realismo complejo debe reconocer que la sociedad no es una máquina trivial ni predecible.
Las ideas de la crisis y de la sociedad como sistema complejo conducen a complejizar la idea de progreso seguro, irreversible y necesario. En un contexto de crisis no existe ninguna ley de progreso y nada asegura que un progreso no comporte regresiones. En este sentido, la crisis es heurística como revelación del funcionamiento y la naturaleza de la sociedad, la cual es estructura y sistema a la vez, en progreso dialógico.
En la sociedad, el evento y el ruido son necesarios para la comprensión del sistema. Trabajar con el azar, el desorden y el mito, implica que en la estructura mental se acceda antes a un modo de pensar complejo, dialógico, que abra la mente al juego de lo posible más que anular lo posible en la dictadura del orden y la simplificación. Se trata de un desafío al pensamiento, pero también a la acción. Se trata de abandonar el sociocentrismo, la retroacción puramente negativa y la ideología del orden.
La sociedad, entendida como fenómeno, se caracteriza por ser móvil, fluida, relacional e inacabada. Es un sistema procesual abierto al futuro, es un proceso incabado en el que se inventan y se crean sentidos. Se habla de sociedad cuando se produce un fenómeno de interacciones complejas entre individuos autónomos fuertemente evolucionados que van a hacer emerger una organización (social) cuya forma dependerá siempre del tipo de relaciones e interacciones entre los individuos.
La sociedad y la autonomía de movimiento de los individuos son inseparables. Captar este tipo de relaciones entre individuo y sociedad requiere de una lógica donde se asuma la recursividad como un paradigma, es decir, que muestre la relación pro-ductora entre individuos y sociedad, sin que confunda ambos niveles.
Individuos y sociedad forman de manera inseparable una unitas multiplex cuya morfología depende de la recursividad entre ambos niveles.
En esta perspectiva, el acontecimiento fundamental que les da su especificidad a las sociedades humanas es la cultura, acontecimiento ligado recursivamente a la evolución del lenguaje. El lenguaje es el vehículo en el que circula y se crea la cultura. Es el medio con el que se comunican tres entidades inseparables: individuo/sociedad/cultura.
Morin presenta cinco aspectos diferentes, más un rasgo fundamental, que le dan a la cultura su especificidad:
a. Antropológico (y, por extensión, tautológico): cultura es todo aquello que se opone a naturaleza. Todo aquello que se adquiere de forma no innata.
b. Lingüístico (o de sentido): son culturales las acciones humanas que tienen sentido.
c. Etnográfico: incorpora creencias, normas, saberes, ritos, valores, técnicas, etc.
d. Psicológico: comprende el dominio de lo psicoafectivo, como la personalidad, y la sensibilidad y sus adherencias sociales.
e. Restrictivo (o cultura cultivada): se toma por hombre culto a aquel que se centra en las humanidades clásicas, en el aprecio a la literatura, la música, la pintura y el arte en general.
Lo que unifica dichos aspectos de la cultura es que todos mantienen un aparato generativo (código) y un desarrollo fenoménico (existencia). La cultura es la unión de ambas partes y aprende de la experiencia. Éste es el rasgo fundamental que da a la cultura su especificidad: la cultura es una adquisición organizacional indispensable para mantener y asegurar la complejidad humana, individual y social.
La cultura es información, es el dispositivo interno del sistema social. Dispositivo generativo que puede re-organizar su propia generatividad y puede evolucionar. La cultura es el dispositivo que mueve a la sociedad. Pero también es un sistema de sistemas, porque toda sociedad es policultural (existen diversas culturas interactuando en una misma sociedad y un mismo individuo puede participar en tal diversidad ). Lo que diferencia a las culturas es lo que tienen en común: su aparato generativo, su código. En un nivel fundamental, todas tienen aparato generativo. En un nivel superficial, los aparatos generativos son diferentes.
Una cultura es definida por Morin como un aparato generativo. Su existencia es fenoménica y noosférica2. Los símbolos, los mitos y las ideas en general, todo lo que compone el imaginario de una sociedad/cultura, conforman el aparato generativo de la cultura: su memoria, saberes, normas y valores. Cada cultura tiene su propia noosfera, producida por y productora de sapiens/demens, es decir, de un hombre tanto racional como imaginario, loco, demente y soñador.
La cultura es la que determina el tipo de relación existente entre el hombre, la sociedad y el mundo. La forma de conocer el mundo y de conocerse a sí mismo está enraizada en cada cultura. En la relación cultura – sociedad – individuo es la cultura la que gobierna las relaciones sociales y da a cada sociedad su marca de fábrica, su identificación. La cultura cohesiona afectiva y mitológicamente a la sociedad sin que haya una normalización u homogeneización de los individuos.
La cultura es aparato generativo e informacional, de invarianza, orden e identidad, que mantiene y posibilita el crecimiento de complejidad de una sociedad y, al mismo tiempo, la singulariza, le da un rostro.
Toda cultura contiene ritos, tabúes y sacralizaciones, pero también contiene y es contenida por un esfera noológica que la protege, la inmuniza, respecto a elementos perturbadores del orden cultural. Lo que ha permitido la creación de la fenomenología noológica es el desarrollo cerebral del homo sapiens. Ello confirma la inseparabilidad de la relación naturaleza-biología-cultura, dada por el cerebro.
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2 Término acuñado en filosofía por Theilhard de Chardin. La noosfera es entendida como el ámbito de organización y configuración de las ideas en una cultura.
Con base en lo anterior es posible afirmar que la sociedad es el producto-productor de la relación entre individuos (cerebros) sapienciales/demenciales. Es decir, ante lo racional también se manifiesta lo demencial: lo imaginario, mitológico, mágico y onírico.
La cultura es un sistema auto-eco-reorganizador que puede integrar las innovaciones, las creaciones de sapiens/demens, e incluso puede ser transformada por reorganización a partir de nuevos elementos.
Las sociedades históricas modernas (o contemporáneas) son sociedades cohesionadas por un fuerte elemento mitológico-comunitario.
Un ejemplo de mito moderno –según Morin– es la idea de nación. La nación, como una creación moderna, es un sujeto con una enorme dimensión psíquica de símbolos y representaciones con los que se identifican los individuos (léase ciudadanos), y es alimentada por ellos.
La nación como ser de espíritu es antropomorfa, teomorfa y cosmomomorfa. La nación antropomorfa conoce el horror, desea el poder y la gloria. La nación teomorfa es trascendente; se le rinde culto y se la diviniza. La nación cosmomorfa comporta un territorio, ciudades y campos.
En palabras de Morin, "no hay nada sobre la tierra que disponga de una soberanía superior a la nación". Las naciones son los "sujetos de la historia humana" y sus individuos (ciudadanos) son los que crean y sustentan el mito de las naciones y mueren por ellas.
No es posible entender el auge de los nacionalismos si no se capta el mito de las naciones. Por ello, una explicación economicista no comprende jamás los componentes histéricos del nacionalismo.
Entender lo que es una nación requiere entender un problema tanto económico y político como mitológico. El ejemplo trabajado por Morin muestra que el hombre moderno sigue aferrado a sus mitos como lo estuvo en su momento el hombre primitivo.
Es por ello que, para Morin, es necesario crear un realismo complejo, estratégico, que piense tanto los mitos modernos como la incertidumbre, que conviva con ellos. Un realismo complejo que debe empezar por reconocer que la sociedad no es un máquina trivial predecible, que es un sistema auto-eco-organizador cuya naturaleza es la crisis.
Trabajar por una sociología que reconozca estos elementos implica un desafío a la manera tradicional como se ha constituido la teoría social, el pensamiento occidental. Se trata de salir del funcionalismo, de la ideología del orden y la simplificación.
Morin, Edgar. 1981 El método I: La naturaleza de la naturaleza. Cátedra. Madrid.
Morin, Edgar. 1983. El método II: La vida de la vida. Cátedra. Madrid.
Morin, Edgar. 1984. Ciencia con conciencia. Anthropos. Barcelona.
Morin, Edgar. 1988. El método III: El conocimiento del conocimiento. Cátedra. Madrid.
Morin, Edgar. 1994. Introducción al pensamiento complejo. Gedisa. Barcelona.
Morin, Edgar. 1992. El método IV: Las ideas. Su hábitat, su vida, sus costumbres, su organización. Cátedra. Madrid.
Morin, Edgar. 1996. Sociología. Tecnos. Madrid.
Morin, Edgar. 2001. La mente bien ordenada. Seix Barral. Madrid.
Enviado por:
Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.
"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"®
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Santiago de los Caballeros,
República Dominicana,
2015.
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