"En cada momento de nuestra vida tenemos un propósito, y a él conspira la sinergia de nuestras acciones. Aunque al momento siguiente cambiemos de propósito. Y es en cierto sentido un hombre tanto más hombre, cuanto más unitaria sea su acción. Hay quien su vida toda no persigue sino un solo propósito, sea el que fuere." Miguel de Unamuno.
Los conocimientos que se adquieren en la práctica universitaria requieren de una revisión constante por parte de todas aquellas ramas del saber a las que se pueda echar mano por parte del investigador. Este constante estado de alimentación del conocimiento y feed back epistemológico permite que se pueda percibir el "avance" científico.
La Universidad como concepto va de la mano del concepto de "globalización" de los conocimientos y del saber humano –integrando en esta primigenia categoría al saber empírico, combustible inmanente de la antes mentada noción de "avance"-.
Ahora bien, si seguimos la idea de Toffler, se advierte que a nivel mundial una serie de fuerzas entran en colisión y se trata de transferir el poder político desde la nación – Estado a regiones y grupos subnacionales y desde la nación a agencias y organizaciones transnacionales originando el fraccionamiento de las naciones de alta tecnología en unidades cada vez más pequeñas y compartimentando el poder.
Ese, a nuestro entender, es el nuevo matiz de la llamada globalización, y lo que nos obliga a centrar una definición menos holística como la que resumió Laszlo cuando afirma que "somos parte de un sistema interconectado de la naturaleza, y a menos que informados "generalistas" asuman el empeño de elaborar teorías sistemáticas de las pautas de interconexión, nuestros proyectos de corto alcance y nuestra limitada capacidad de control pueden conducirnos a nuestra propia destrucción".
Si bien, económicamente, es cierto que la fuerza eminente de las corporaciones transnacionales en la actualidad es la que logra imponerse, es necesario darse cuenta que las fuerzas que surgen desde abajo va ocasionando una suerte de erosión progresiva a las propias bases del "orden" reconocido. Refiriéndonos ciertamente a ese orden, al que Fukuyama le otorga la condición de irrebatible: la globalización.
La idea de que la universidad debe generar un círculo virtuoso y no vicioso del conocimiento debe mantenerse si o si para prevalecer en esta lucha de fuerzas a las que socialmente se enfrentan nuestras sociedades y en especial la sociedad peruana para salir de la postración y retraso no solo en lo económico sino en lo intelectual.
Tal vez la postración cultural de una sociedad no llame en demasía la atención debido a la velocidad y el vértigo con que otras muchas que se desarrollan o avanzan. Lo triste es que justamente nos encontremos en la que se encuentra detenida.
Es evidente que en el plano educativo, y con las precarias condiciones actuales del sistema universitario, debe de escudriñarse en la propia génesis institucional de la universidad la esencia para que se afronte con éxito las nuevas tendencias al cambio.
La universidad entendida como el templo del conocimiento nos enfrenta a la formación del nuevo profesional universitario que a diferencia del perfil inveterado generado por la escolástica clásica, en la actualidad y con miras al futuro debe preparar a personal caracterizado por el espíritu innovador. Toffler señala algo muy interesante al respecto: "El nuevo héroe no es ya un trabajador manual, un financiero o un directivo, sino el innovador (tanto si trabaja en una gran empresa como si es autónomo) que combina el conocimiento imaginativo con la acción".
Las escuelas de post grado tienen ante si el reto de esta formación, que como repetimos no es otra cosa que poner en marcha el feed back de la esencia universitaria pero con una orientación altamente progresista que sin perder de vista a los beneficios de lo local acuda a las exigencias de lo global, de lo mundial. La sociedad tecnológica es el reto para cada rama del saber humano.
En el plano jurídico no tiene porque ser distinto dado que el ordenamiento legal internacional que se produce por ejemplo en los diversos programas de integración de mercados, produce efectos en cada integrante por el mero efecto de lo sistémico. Es decir, se produce un nuevo plano jurídico mundial.
Las normas de derecho también evolucionan y se genera la necesidad de que el derecho público y privado se actualice constantemente.
Los efectos de la globalización tienen una orientación mundial y ciertamente jurídica, que en muchos casos deben ser refrendadas por las naciones democráticas en proceso de integración.
Las nuevas figuras susceptibles de ser positivizadas emergen en los diversos planos del derecho: Derechos humanos, Penal, Civil , Familia, Comercial y de Contratos, Procesal, informático, genético, etc. para lo cual se debe entender que ya no se puede tratar el derecho en sentido "estático" dado que obviamente la democracia no es un orden fijo sino que se debe asumir como un conjunto de procesos cambiantes y es en este ámbito relativamente nuevo que va a desarrollar su trabajo el investigador social. Es el caso de las nuevas tendencias de protección a la naturaleza que permiten desagregar como bien jurídico al propio ecosistema global, cuando décadas atrás prácticamente no existía señal de alarma en materia ambiental, se asumía como innecesario y omnisciente la idea de eternidad de los recursos terrenales.
Del mismo modo en el plano genético, vienen en aumento las manipulaciones experimentales del genoma humano pero con tal sordidez que el propio derecho recurre a valores de índole moral como el derecho a la vida, al nombre, dignidad humana – que parecían ya anquilosados – para tratar de producir un efecto de contención o freno en este tipo de prácticas, con resultado infructuoso aun. Lo cierto es que el derecho no alcanza la velocidad de los avances tecnológicos.
Sorokin en sus disquisiciones sobre la sociología del conocimiento realiza un primer atisbo del fenómeno de la globalización y reconoce un "condicionamiento cultural" de todas las formas de creatividad mental que pueden ir desde las propias ciencias hasta las manifestaciones de arte.
En este orden "globalizado" actual, que atendemos mejor como no estático y dinámico, se debe asumir –siguiendo a Sorokin – ciertas premisas generales para su cabal entendimiento que deben pasar por:
a) Asimilar vehementemente aquellas formas de ciencia, filosofía, religión, artes, costumbres, formas de instituciones sociales que sean compatibles con el núcleo central de la civilización como sistema global. b) Difusión, aprobación y actuación afortunada de todos los "productos mentales" compatibles en una cultura o civilización.
c) Rechazo y alejamiento de todas las formas de "productos mentales" que son contradictorios o incompatibles con un supersistema determinado.
d) Obstrucción, desaprobación y "existencia difícil" de todos los modelos incompatibles del arte, teorías científicas o religiosas, normas jurídicas y, prácticamente, de todos los "productos mentales" no compatibles.
f) Todo lo que quiere decir que cada supersistema de cultura o civilización fundamentalmente diferente posee su propio sistema de verdad, de belleza y bondad; su propio tipo de ciencia, filosofía, pintura y música o música….ética o política, distintos de otros sistemas culturalmente diferentes. Es decir, no se puede tener una perspectiva de lo global sin reconocer la trascendencia de lo local.
Así las cosas, las Escuelas de Post Grado deben de retomar el crisol del pensamiento universitario y dirigir cada vez con mayor énfasis su energía para resolver cuestiones sobre todo provenientes de la aparente situación de perplejidad y angustia reinante en las mentes rectoras de la cultura global ante el cambio constante.
Lamentablemente las escuelas de post grado deben recoger aun los deméritos y sufrimientos de la crisis de la universidad peruana acantonada desde hace varias décadas atrás.
Ya Pedro M. Oliveira en su discurso de apertura del año universitario de la UNMS en 1,910 sentenciaba: "La enseñanza en el Perú se distingue por su carácter inorgánico. Los institutos especiales, como la escuela del ingeniero y la escuela de agricultura, no mantiene relaciones de ningún género con la universidad; y los tres grados de instrucción pública viven aislados, como si pudieran desarrollarse independientemente los unos de los otros." 1,910 y la situación no solamente no ha cambiado sino que ha venido en franca desmejoría.
La década de los cincuenta y prácticamente para todo el resto del siglo XX se generó en el sistema universitario una parasitosis y anquilosamiento determinado por las ideologías de izquierda que luchaban dentro de la escuela universitaria como el mas preciado summun del poder y de la lucha de clases. Posteriormente, o debiéramos decir , a las postrimerías del siglo XX, se produce no solo en Perú sino en la vastedad de países de indoamérica una catarsis de la escolaridad en desmedro otra vez de la educación superior, tal y como bien describe el maestro Góngora Prado cuando dice " Las recetas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial obligaron a la pasada dictadura a priorizar formalmente la educación primaria en desmedro y abandono de la universidad pública, con el argumento de que ésta "no cambiará nunca debido a su intensa politización".
Han pasado los años y los mismos globalizadores, desde 1996, vuelven la mirada a la universidad nacional porque se dan cuenta que es la única institución en el país que puede capacitar la mano de obra del "cholo barato peruano" a bajo costo, para que implementen su transferencia tecnológica con el máximo de ventajas competitivas".
Cierto es, entonces que las escuelas de post grado tienen ante si la necesidad de reflexionar sobre el tema universitario como formador del profesional eficaz, dinámico culto, pero respetando los principios esenciales de la fisonomía universitaria, teniendo – como rescata Cueto Fernandini – siempre presente el nisus formativus de las universidades, es decir: lo genérico, lo ecuménico, lo universal, en síntesis: descubrir, debatir y enseñar el conocimiento universal.
La corporación académica de maestros y alumnos que se constituyen en imperio del conocimiento universal según el postulado de Newton. A ella se le debe tener además como centro de lo ético, de lo moral y despojarse de condiciones políticas extrañas a su idea.
Ahora bien si la universidad peruana tenía una posición radicalmente apolítica – corporativamente hablando- al principio, después –como señalábamos anteriormente- pasó a tener una ebullición política casi total trastabillando ante las ideologías sobretodo partidarias, es decir, se pasó de un extremo a otro con efectos igualmente nefastos en ambos casos.
Veamos porqué. Primero que todo, la política universitaria esencial no puede dejar de abordar los fenómenos sociales en las que se desarrolla y la política es una muy importante.
Y, segundo, tampoco puede centrarla como su objeto de atención cuasi absoluta porque se corría el riesgo de perder la óptica cientificista y de debate permanente y tolerante que les son inherentes. Siempre mirando como norte el desarrollo del pensamiento científico como alternativa de solución primordial a los problemas de la vida humana en sociedad y su medio ambiente, desarrollando competencias en el hombre para autodirigir sus destinos.
Es por ellos que ahora se habla de la Universidad ya no como una "escuela de saberes" sino que hemos de referirnos a ella como una "escuela de competencias" que aprenda a conocer, saber y hacer solución de problemas sociales.
Las escuelas de post grado en una primera etapa, pese a que el embalse crítico de la problemática universitaria se da básicamente en el pre grado – embalse de problemas como la falta de conexión entre las diferentes currículos de estudios con la realidad regional, o pueblo- , son las llamadas a proveer alternativas de solución cada vez más pragmáticas.
Se tiene que a la universidad post moderna desde la perspectiva amplia de la sociedad tecnológica global pero con espíritu crítico, asumiendo la concepción dinámica del desarrollo social si caer en extremos radicales pero con atención a las velocidades del cambio.
Es pertinente referirnos en estos momentos de avance científico tecnológico globalizado a la formación profesional mediante la auténtica gestión de libertad de cátedra.
Que a fin de cuentas viene siendo reivindicada por los nuevos sistemas que pretenden proveer a la formación profesional del abogado con estudios de post grado no solo de los conocimientos vastos y sistematizados sobre determinada materia del derecho sino de las habilidades necesarias derivadas de la aplicación de dichos conocimientos en el mundo real. Y en el mismo nivel debe concurrir una aleación de valores ético-morales que impriman una actitud eficiente en el operador del derecho.
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Autor:
Carlos Alberto Pajuelo Beltrán
Maestrista de la Universidad peruana.