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Las consecuencias de la corrupción, tergiversación y adulteración de la Biblia (página 4)

Enviado por Nafi Makiub


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Además, si un hombre tomaba a una mujer como esposa y luego la acusaba de no ser virgen, el propio testimonio de ella no tenía validez. Sus padres debían aportar entonces pruebas de su virginidad ente los ancianos de la comunidad.

Si los padres no podían demostrar la inocencia de su hija, ésta era apedreada hasta la muerte ante la puerta de la casa paterna. Si los padres podían demostrar su inocencia, el marido era multado con sólo cien shekels de plata y no podía divorciar a su esposa mientras él viviera:

"Si un hombre toma a una esposa y, después de yacer con ella, la repudia, la calumnia y la maldice, diciendo: 'Yo me casé con esta mujer, pero cuando me acerqué a ella no encontré prueba de su virginidad', entonces el padre y la madre de a muchacha han de aportar pruebas de que ella era virgen ante los superiores del pueblo, en la puerta. El padre de la muchacha dirá a los superiores, 'yo di a mi hija en matrimonio a este hombre, pero él la detesta. Ahora él la ha calumniado y ha dicho que no la hallado virgen. Pero aquí está la prueba de la virginidad de mi hija.' Entonces sus padres desplegarán la tela delante de los notables del pueblo, y los notables tomarán al hombre y lo castigarán. El deberá pagar cien shekels de plata al padre de la muchacha, pues ha calumniado a una virgen israelita. Ella continuará siendo su esposa; él no podrá divorciarla mientras viva. Si, por el contrario, la acusación es cierta y no se puede presentar ninguna prueba de la virginidad de la muchacha, ésta será llevada hasta la puerta de la casa de sus padres y allí los hombres del pueblo le apedrearán hasta la muerte. Ella ha cometido una deshonestidad en Israel, siendo promiscua cuando vivía aún en casa de su padre. Por tanto ha de pagar por ello."(Deuteronomio 22:13-21)

7. Adulterio

El adulterio y la fornicación se considera ilícito en todas las religiones. La Biblia decreta la sentencia de muerte para ambos, el adúltero y la adúltera (Lev 20:10). El Islam también castiga de la misma manera a ambos, adúlteros y adúlteras. (Sagrado Corán 24:2). Sin embargo, la definición coránica de adulterio es muy diferente de la definición bíblica. El adulterio, según el Corán, es la implicación de un hombre casado o una mujer casada en una relación extramatrimonial. La Biblia solo considera como adulterio la relación extramarital de la mujer casada.

"Si se encuentra a un hombre yaciendo con la esposa de otro hombre, ambos tanto el hombre que yació con ella como la mujer debe morir. Debe expiar el mal de Israel."(Deuteronomio 22:22)

"Si un hombre comete adulterio con la mujer de otro hombre, tanto el adúltero como la adúltera se les dará muerte."

(Deuteronomio 20:10)

Según la definición de la Biblia, si un hombre yace con una mujer soltera, esto no es considerado un delito en absoluto. El hombre casado que tenga relaciones extramaritales con una mujer soltera no es un adúltero y las mujeres solteras involucradas con él tampoco son adúlteras. El crimen de adulterio solo se comete cuando un hombre, casado o soltero, se acuesta con una mujer casada. En este caso el hombre se considera adúltero, aunque él no este casado, y la mujer se considera una mujer adúltera. En resumen, es adulterio cualquier relación sexual en la que participa una mujer casada. La relación extramatrimonial de un hombre casado no es considerada, per se, a ser un delito en la Biblia. ¿Por qué esta doble moral? Según la Enciclopedia Judaica, se considera que la esposa es propiedad del marido y el adulterio constituye una violación del derecho exclusivo que el marido tiene sobre ella; la esposa, como propiedad de un hombre casado no tiene tales derechos sobre él. Es decir, que si un hombre tuviera relación sexual con una mujer casada, estaría violando la propiedad de otro hombre y, por tanto, debe ser castigado.

Actualmente en Israel, si un hombre casado mantiene una relación extramatrimonial con una mujer soltera, los hijos de esa mujer se consideran legítimos. Por el contrario, si una mujer casada tiene relaciones con otro hombre, casado o no, los hijos que tenga con ese hombre no son legítimos sino considerados bastardos y se les prohíbe casarse con cualquier otro judío excepto con los conversos u otros bastados. Esta prohibición se extiende a los descendientes de estos niños durante 10 generaciones, cuando presumiblemente la mancha del adulterio ha desaparecido.

El Corán, por otra parte, nunca considera a ninguna mujer ser propiedad de ningún hombre. El Corán describe elocuentemente la relación de la pareja diciendo:

"Y parte de Sus signos es que os creó esposas sacadas de vosotros mismos para que encontrarais sosiego en ellas y puso entre vosotros amor y misericordia; realmente en eso hay signos para gente que reflexiona."(Sagrado Corán 30:21)

Esta es la concepción coránica del matrimonio: amor, misericordia, sosiego, tranquilidad, no propiedad ni doble moral.

8. Compromisos

Según la Biblia, un hombre debe cumplir cualquier compromiso hecho a Dios. El no debe romper palabra. En otro lado, el compromiso de una mujer no esta necesariamente obligada. Esto debe ser aprobado por su padre, si ella esta viviendo en su casa, o por su marido, si está casada. Si un padre / marido no avalan el compromiso de su hija / esposa, todas las promesas que ella haga se vuelven nulas y vacías:

"Pero si su padre, cuando oye decir eso, se lo prohíbe, ninguno de sus compromisos y promesas por las que ellas se comprometió tendrán validez… Su marido puede confirmar o anular cualquier compromiso que ella hace o cualquier promesa jurada que ella niega." (Núm. 30: 2-15)

¿Por qué la palabra de una mujer, no la compromete por sí misma? La respuesta es simple: porque ella es propiedad de su padre antes del matrimonio, y de su marido después de su matrimonio. ¡El control del padre sobre su hija era absoluto de forma que si quería, el podía venderla! Las escrituras rabínicas también nos indican que el matrimonio representa la transferencia de control del padre al marido:

"Los esponsales hacen de la mujer una propiedad sacrosanta –propiedad inviolable- del marido".

Obviamente, si la mujer es considerada la propiedad de alguien, entonces ella no puede hacer ninguna promesa que su propietario no apruebe.

Es interesante advertir que esta instrucción bíblica acerca del compromiso de la mujer ha tenido negativas repercusiones en las mujeres judeocristianas hasta comienzos de este siglo. Una mujer casada en el mundo Occidental no tenía estatus legal. Ningún acto suyo tenía validez legal. Su marido podía rechazar cualquier contrato, convenio o trato que hubiera hecho. Las mujeres occidentales (principales herederas del legado judeocristiano), han sufrido durante casi dos mil años debido a la actitud bíblica concerniente a la situación de la mujer bis-a-bis a sus padres y esposos .

En el Islam, el compromiso de cada Musulmán, varón o hembra, los compromete a él como a ella. Nadie tiene el poder de anular las promesas de otro. El incumplimiento del juramento solemne , hecho por un hombre o mujer, tiene que ser expiado como dice el Corán:

"Allah no os tendrá en cuenta la vanidad de vuestros juramentos, pero sí el que hayáis jurado deliberadamente. Como expiación, alimentaréis a diez pobre como soléis alimentar a vuestra familia, o les estiréis, o manumitiréis a un esclavo. Quien no pueda, que ayune tres días. Cuando juréis, ésa será la expiación por vuestros juramentos. ¡Sed fieles a lo que

Juráis!"(Sagrado Corán 5: 89)

Los compañeros del Profeta Muhammad, la Paz y las Bendiciones sean con él, hombres y mujeres , prestaban personalmente a él su juramento de obediencia. Tanto las mujeres como los hombres llegaban de forma independiente hasta él y hacían sus juramentos:

"¡Profeta! Cuando vengan a ti las creyentes para jurarte fidelidad en los términos de no asociar nada a Allah, no robar, no cometer adulterio, no matar a sus hijos, no inventar ninguna falsedad sobre su situación y no desobedecerte en nada de lo reconocido como bueno, acéptales el juramento y pide a Allah que les perdone. Allah es Perdonador, Compasivo."(Sagrado Corán 60:12)

Un hombre no podía realizar el juramento en nombre de su hija o de su esposa. Ni un hombre podía negar el juramento hecho por cualquiera de sus parientes femeninos.

9. ¿Propiedad de la Mujer?

Las tres religiones comparten de manera unánime la creencia en la importancia del matrimonio y la vida familiar. También están de acuerdo en la autoridad del marido sobre la familia. No obstante, existen entre las tres religiones diferencias destacables con respecto a los límites de esta autoridad. La tradición Judeo-Cristiana, a diferencia del Islam, extiende virtualmente la autoridad del marido hasta la propiedad de su esposa.

La tradición Judía, respecto al papel del marido hacia su esposa, proviene de la concepción de que él la posee como quien posee a un esclavo. Esta concepción ha sido la razón que hay detrás de la doble moral existente en las leyes de adulterio y detrás de la capacidad del marido para anular el compromiso de su mujer. Esta concepción también ha constituido la base para negar a la esposa cualquier poder sobre su propiedad o ganancias. En cuanto una mujer judía se casaba, perdía completamente el control sobre su propiedad y sobre las ganancias de su marido. Los rabinos judíos consolidaron el derecho del marido a las propiedades de su esposa como corolario de la posesión ejercida sobre ella:

"Cuando uno ha entrado en posesión de su mujer: ¿no se deduce que él también debe entraren posesión de sus propiedades?" y "Cuando él ha adquirido la mujer ¿no ha de adquirir sus propiedades?"

Así, el matrimonio dejaba a la mujer más rica prácticamente sin dinero. El Talmud describe la situación financiera de una esposa como sigue:

"¿Cómo puede tener una mujer algo si cualquier cosa que tenga pertenece a su marido? Lo que es de él es suyo y lo que es de ella también es suyo… Las ganancias de ella y lo que ella pueda encontrar en las calles también son de él. Los artículos de la casa, incluso lasmigas de pan en la mesa, son suyos. Si ella invita a alguien a su casa y lo alimenta, estaría robando a su marido…" (San. 71a, Git. 62a)

La consecuencia es que la propiedad de una mujer judía tenía la función de atraer a los aspirantes. Una familia judía asigna una porción de la propiedad del padre para ser usada como dote en caso de matrimonio de la hija. Esta dote hizo que los padres considerasen a las hijas como una pesada carga. El padre tenía que criar a su hija durante años y luego disponer de una dote proporcional a la importancia del matrimonio. Así, una muchacha en una familia judía constituía una carga y no significaba ningún recurso. Esta obligación explica por qué el nacimiento de una hija no era recibido con alegría en la antigua sociedad judía (véase la sección "Hijas avergonzadas"). La dote era el regalo de la boda presentado al novio en los términos de un alquiler. El marido actuaría como dueño efectivo de la dote pero él no podía venderla. La novia perdía cualquier poder sobre la dote en el momento del matrimonio. Es más, se esperaba que ella trabajara después del matrimonio y que todas sus ganancias debían ira a parar al marido a cambio de su mantenimiento, que era obligación de éste. Ella sólo podría recobrar su propiedad en dos casos: divorcio o muerte del marido. Si ella moría primero, él heredaba su propiedad. En le caso de muerte del marido, la esposa podría recobrar su propiedad prematrimonial pero ella no estaba capacitada para heredar ninguna parte de la propiedad del marido difunto. Hemos de añadir que el novio también tenía que presentar un regalo político a su novia, aunque él era el dueño efectivo de este regalo desde el momento en que estuvieran casados.

Hasta hace poco, la Cristiandad, había seguido la misma tradición judía. Las autoridades religiosas y civiles del Imperio Romano Cristiano (después de Constantino) exigieron un contrato de propiedad como condición para reconocer el matrimonio. Las familias incrementaron las dotes a sus hijas y, como resultado, los hombres tendieron a casarse antes mientras las familias proponían los matrimonios de sus hijas más de lo acostumbrado hasta entonces Bajo la ley del Canon, se concedió a la esposa el derecho a la restitución de su dote si el matrimonio era anulado, a menos que ella fuese culpable de adulterio. En este caso, ella perdía su derecho a la dote, que permanecía en manos de su marido. Bajo el Canon y el derecho civil, la mujer casada en la Europa Cristiana y en América, vivió sin derechos a su propiedad hasta finales del siglo XIX principios del siglo XX. Por ejemplo, en la Legislación Inglesa, se compilaron los derechos de las mujeres y se publicaron en 1632. Estos 'derechos' incluían: "Que la entidad jurídica del marido es él mismo. Que la entidad jurídica de la esposa es el marido." La esposa no sólo perdió su propiedad con el matrimonio, sino que también perdió su personalidad. Ningún acto de ella tenía valor legal. Su marido podía rescindir rechazar cualquier venta o regalo hecho por ella, y ningún contrato tenía valor legal. La persona que hacía con ella cualquier contrato se consideraba como un delincuente, por participar en un fraude. Es más, ella no podía demandar o ser demandada en su propio nombre, ni podía demandar a su propio marido.[26] En la práctica una mujer casada era considerada como un niño a efectos legales. La esposa simplemente pertenecía a su marido y por consiguiente perdió su propiedad, su personalidad legal y su nombre familiar.

El Islam, desde el siglo séptimo de la Era Común, concedió a las mujeres casadas la personalidad independiente que el Judeocristianismo occidental les ha estado negando hasta hace poco tiempo. En el Islam, la novia y su familia no están en absoluto obligados a presentar regalo alguno al novio. La hija, en la familia musulmana, no es una carga. La mujer es considerada tan digna en el Islam, que no necesita presentar regalos para atraer a los pretendientes. Es el novio el que debe presentarse ante la novia con una dote. Este regalo es considerado de su propiedad y ni el novio ni la familia de la novia tienen parte o control sobre él. En algunas sociedades musulmanas de hoy, una dote de cien mil dólares en diamantes no es raro. La novia retiene su dote incluso si se divorcia posteriormente. El esposo no puede participar en la propiedad de su esposa excepto lo que ella ofrezca con su libre consentimiento. El Corán ha declarado con bastante claridad su posición en este asunto:

"Dad a vuestras mujeres su dote gratuitamente. Pero si renuncian gustosas a una parte en vuestro favor, haced uso de ésta tranquilamente." (Sagrado Corán 4: 4)

La propiedad de esposa y sus ganancias están bajo su pleno dominio y para uso exclusivo de ella, y el mantenimiento de los hijos es responsabilidad de su marido. [30] No importa lo rica que pueda ser la esposa, ésta no está obligada a colaborar en el mantenimiento de la familia a menos que ella decida hacerlo voluntariamente. Los esposos se heredan mutuamente. Es más, una mujer casada en el Islam mantiene una personalidad legal independiente y su nombre familiar.[31] Un juez americano hizo una vez el siguiente comentario sobre los derechos de las mujeres musulmanas: "Una muchacha musulmana puede casarse diez veces, pero su individualidad no está absorbida por la de sus diversos maridos. Ella es un planeta solar con un nombre y una personalidad legal propia.

10. El divorcio

Las tres religiones tienen diferencias notables en sus actitudes hacia el divorcio. La Cristiandad aborrece completamente el divorcio. El Nuevo Testamento aboga inequívocadamente por la indisolubilidad del matrimonio. Se atribuye a Jesús el haber dicho:

"Pero yo os digo que cualquiera que divorcia a su esposa, excepto por infidelidad matrimonial, la convierte en adúltera, y cualquiera que se case con una mujer divorciada comete adulterio." (Mateo 5: 32)

Este ideal inflexible es, sin duda alguna, poco realista. Asume un estado de perfección moral que las sociedades humanas nunca han alcanzado. Cuando una pareja comprende que su vida matrimonial está más allá de cualquier arreglo, una prohibición de divorcio no la resolverá. Forzar a las parejas acabadas a seguir juntas contra su deseos no resulta eficaz ni razonable. No sorprende el hecho de que el mundo cristiano se haya visto obligado, en conjunto, a admitir el divorcio.

El Judaísmo, por otro lado, permite el divorcio incluso sin existir una causa. El Antiguo Testamento otorga al marido el derecho a divorciar a su esposa incluso por que él la deteste:

"Si un hombre se casa con una mujer que le resulta desagradable porque encuentra algo indecente en ella, y él le firma un certificado de divorcio, se lo da y la saca de su casa, y si después de que ella deja la casa se convierte en esposa de otro hombre, y su segundo marido la detesta y le escribe un certificado de divorcio, se lo da y la saca de su casa, o si él se muere, entonces al primer marido que divorció, no se le esta permitido casarse de nuevo con ella después de que ella se haya manchado." (Deut. 24: 1-4)

Los versos de arriba han causado alguna discusión considerable entre los estudiosos judíos por sus desacuerdos sobre la interpretación de la palabra "desagradable", "indecencia" y "detestar" mencionados en los versos. El Talmud recoge las diferentes opiniones:

"La escuela de Shammai mantiene que un hombre no debe divorciar a su esposa a menos que él la haya encontrado culpable de alguna mala conducta sexual, mientras la escuela Hillel dice que el puede divorciarla simplemente porque ha encontrado a otra mujer más bonita que ella." (Gittin 90 a-b)

El Nuevo Testamento sigue la opinión de los Shammaitas mientras la ley judía ha suscrito la opinión de los Hilelitas y de R.Akiba . Desde que prevaleció el punto de vista de los Hilelitas, se convirtió en tradición inamovible de la ley judía el dar la libertad al marido para divorciar a su esposa sin necesidad de existir causa alguna. El Antiguo Testamento no sólo le da al marido el derecho a divorciar a la esposa por ser "desagradable", sino que considera una obligación divorciarse de una "mala esposa":

"Una mala esposa trae humillación, miradas inclinadas hacia abajo, y un corazón herido. El hombre cuya esposa no lo hace feliz es flojo de mano y débil de rodilla. La mujer es origen del pecado, y por su causa todos hemos de morir. No dejes gotear una cisterna resquebrajada ni permitas a una esposa mala decir lo que le gusta. Si ella no acepta tu autoridad, divórciala y envíala lejos."

El Talmud recoge varias acciones específicas de esposas que obligaron a sus maridos a divorciarlas:

"Si ella comiera en la calle, si bebiera avariciosamente en la calle, si amamantara, en cada caso el Rabino Meir dijo que dejar a su marido." (Git.89a)

El Talmud también ha hecho obligatorio divorciar a una mujer estéril (que no haya dado a luz en un periodo de diez años):

"Nuestros Rabinos enseñan: Si un hombre toma una mujer y vive con ella durante diez años y ella no da a luz ningún niño, el debe divorciarse de ella."(Yeb. 64a)

Las esposas, por el contrario, no pueden iniciar el divorcio bajo la ley judía. Una esposa judía, sin embargo, podría pedir los derechos de divorcio antes de que la corte judía proporcione razones fuertes existes. En muy pocos casos que permiten a la mujer exigir el divorcio. Estos casos incluyen: Un marido con defectos físicos o piel enferma, un hombre que no cumples sus obligaciones conyugales, etc. La Corte puede apoya la demanda de la mujer de divorcio pero no puede disolver el matrimonio. Solo el marido puede disolver el matrimonio dándole a su mujer un certificado de divorcio. La Corte puede castigar, multar, y excomulgarle, y a forzarlo a que le entregue el certificado a su mujer. Sin embargo, su el marido es bastante terco, el puede negarse a concederle a su esposa el divorcio y mantenerla atada a él indefinidamente. Peor aún, él puede abandonar sin concederle el divorcio y dejarla soltera y sin divorciar. El puede casarse con otra mujer o incluso vivir con una mujer soltera sin matrimonio y tener hijos de ella (estos chicos serán considerados legítimos bajo la ley judía). La mujer abandonada, por otro lado, no podrá casarse con ningún hombre, ya que aún esta casada legalmente y no puede vivir con otro hombre porque se considerará una adúltera y los hijos de esta unión serán bastardos durante diez generaciones. Una mujer en tal posición se la conoce como una agunah (mujer encadenada) [34]. Actualmente en los Estados Unidos hay aproximadamente 1000 a 1500 mujeres judías que son agunot (plural de agunah), mientras en Israel puede ser superior a 16000. Los maridos pueden apoderarse de millones de dólares de sus mujeres atrapadas a cambio de un divorcio judío.

El Islam mantiene una posición intermedia entre el Cristiandad y el Judaísmo con respecto al divorcio. El matrimonio en el Islam es un compromiso santificado que no debería romperse excepto por razones obligadas. A las parejeas se les enseña a aplicar todos los remedios posibles cada vez que su matrimonio está en peligro. No se deberá recurrir al divorcio excepto cuando no hay otro camino. El Islam reconoce el divorcio, mas se opone a él en todos los sentidos. Veamos en primer lugar la parte en que es reconocida. El Islam reconoce el derecho de la pareja para terminar con sus relaciones maritales. El Islam le da al marido el derecho de Talaq (divorcio). Más aún, el Islam, a diferencia del Judaísmo, concede a la mujer el derecho de disolver el matrimonio a través de lo que se conoce como Khula' [36]. Un el marido disuelve el matrimonio divorciando a su mujer, el podrá recuperar ninguno de los regalos que se le dieron a ella. El Corán prohíbe explícitamente que el marido divorciado vuelva a tomar su dote sin importar lo caro o valioso que estos regalos pudieran ser:

"Y si queréis cambiar de esposa y le habéis dado una gran dote, no toméis nada de ello. ¿Seréis capaces de hacerlo con falsedad y cometiendo un delito evidente?"(Sagrado Corán 4: 20)

En el caso que la mujer decida romper con el matrimonio, ella deberá devolver la dote a su marido. Devolver la dote en este caso es una compensación justa para un marido que es perspicaz en mantener a su mujer mientras que ella escoge dejarle. El Corán ha enseñado a los hombres Musulmanes a no recuperar ninguna dote que le dieron a sus espesas excepto en el caso en que la mujer decida disolver el matrimonio:

"No es lícito recuperar nada de lo que les disteis, a menos que ambos teman no cumplir los límites de Allah. Y si teméis no cumplir los límites de Allah, no hay inconveniente en que ella obtenga la libertad indemnizando al marido. Estos son los límites de Allah, no los traspaséis." (Sagrado Corán 2: 229)

También, una mujer vino al Profeta Muhammad (Salla Allahu 'Alaihi Wa Sallam) buscando la disolución de su matrimonio, ella le dijo al Profeta que no tenía ninguna queja en contra de la manera o carácter de su marido. Su único problema era que ella sinceramente no le gustaba para continuar viviendo con él más tiempo. El Profeta (saw) le preguntó a ella: "¿Podrías devolverle su jardín (la dote que él le dió a ella)?" Ella dijo: "Sí". Entonces el Profeta le informó al hombre que recuperar su jardín y aceptar la disolución de su matrimonio. (Bujari)

En algunos casos, una esposa Musulmana quería mantener su matrimonio pero se encontró obligada a exigir el divorcio por algunos razones obligatorias tales como: Crueldad del hombre, abandono sin una razón, un hombre que no cumple con sus responsabilidades conyugales, etc. En estos casos la corte Musulmana disolvió el matrimonio.

En resumen, el Islam ha ofrecido a la mujer Musulmana algunos derechos inigualados: ella puede poner fin a su matrimonio a través de la Khula' y puede exigir el divorcio. Una esposa musulmanas jamás puede ser encadenada por un marido rebelde. Estos derechos incitaban a las mujeres Judías que vivían en sociedades islámicas del siglo séptimo de la E.C para poder obtener el certificado de divorcio de sus maridos Judíos en las cortes Musulmanas. Los Rabinos declaraban este certificado nulo y vacío. Para terminar con esta práctica, los Rabinos dieron nuevos derechos y privilegios a la mujer Judía en un esfuerzo por reducir el atractivo de las cortes Musulmanas. Las mujeres Judías que vivían en países cristianos no se les ofreció ninguno de estos privilegios desde que la ley Romana del divorcio no era más atractiva que la ley Judía.

Pongamos nuestra atención en cómo el Islam disuade al divorcio. El Profeta del Islam (saw) decía a los creyentes que:

"Entre todas la acciones permitidas, el divorcio es la más odiado por Dios." (Abu Dawood)

Un hombre musulmán no debe divorciar a su esposa sólo porque no le guste ella. El Corán enseña a los hombres Musulmanes ser amables con sus esposas incluso en caso de emociones tibias o sentimientos de aversión:

"Convivid con ellas según lo reconocido y si os disgustan. Tal vez os esté disgustando algo en lo que ALlah ha puesto mucho bien." (Sagrado Corán 4:19)

El Profeta Muhammad dió una instrucción similar:

Los creyentes que muestran la más perfecta fe son aquellos que tienen buen carácter y el mejor de vosotros es aquel que sea más bueno con sus mujeres." (Tirmidhi)

Sin embargo, el Islam es una religión práctica y reconoce que hay circunstancias en las que el matrimonio llega al borde del derrumbamiento. En estos casos, un mero consejo de bondad o el enfrentamiento en sí mismo no es una solución viable. Entonces, ¿Qué hacer para salvar el matrimonio en estos casos? El Corán ofrece algunos consejos prácticos a los casados (marido o mujer) cuya pareja (mujer o marido) es un malhechor. Para el marido cuya mujer tiene mala conducta y que amenaza el matrimonio, el Corán le da cuatro tipos de consejos como se detallan en el siguiente versículo:

"Pero aquellas cuya rebeldía temáis(*), (1) amonestadlas, (2) no os acostéis con ellas, golpeadlas; pero si obedecen, no

busquéis ningún medio contra ellas. Allah es siempre Excelso, Grande. (4) Y si teméis una ruptura entre ambos, nombrad un árbitro de la familia de él y otro de la familia de ella. Si quieren reconciliarse, Allah propiciará su reconciliación."

(*) Esto es interpretado por muchos comentaristas como certeza, es decir: "Y aquellas de las que tengáis certeza de su rebeldía.

Primero se intentarán los tres primeros consejos. Si fallaran, entonces se buscara la ayuda de las familias involucradas. Se debe subrayar, que a la luz del versículo anterior, golpear a la mujer rebelde es una medida provisional que se sitúa en tercer lugar en caso de extrema necesidad con la esperanza de que pueda remediar la mala conducta de la esposa. Si lo hace (su esposa), al marido no se le permite bajo ningún concepto continuar molestando a su mujer tal y como menciona el versículo. Si no lo hace, al marido tampoco se le permite continuar usando esta medida por más tiempo y el último la venida de la familia para ayudar en la reconciliación que se ha de explorar.

El Profeta Muhammad ha enseñado a los maridos Musulmanes que no deben recurrir a estas medidas excepto en caso extremo tales como cometer lascivia (es decir, propensión a la lujuria) por la mujer. Incluso en estos casos el castigo deberá ser leve y si la mujer desiste, el esposo le está permitido seguir molestándola.

"En el caso de que ellas sean culpables de lascivia evidente déjalas solas en sus camas e imponles un castigo leve. Si ellas te son obedientes, no busques contra ellas ningún medio de molestias."Tirmidhi)

Además, el Profeta del Islam ha condenado cualquier paliza injustificada. Algunos esposas Musulmanes se que quejaron a él de que sus maridos les habían pegado. Oyendo eso, el Profeta categóricamente declaró eso:

"Quien así lo hace ( golpear a sus mujeres) no es el mejor entre vosotros"(Abu Dawood)

Se debe recordar sobre este punto que el Profeta ha dicho también:

"El mejor de vosotros es aquel que es el mejor con su familia, y yo soy el mejor entre vosotros con mi familia."(Tirmidhi)

El Profeta aconsejó a una mujer Musulmana que se llamaba Fatimah Bint Quais, que no se casara con un hombre porque el hombre era conocido por pegar a las mujeres.

"Yo fui al Profeta y le dije: Abul Jahm y Mu'awiah me han propuesto matrimonio. El Profeta (como consejo) dijo: En cuanto a Mu'awiah él es muy pobre y Abul Jahm está acostumbrado a pegar a las mujeres." 77

Esto no es sino un ejemplo de la imagen de la mujer en la religión cristiana, después de ver todo esto, ¿que justificación me darán en cuanto a la justicia, igualdad, paz, amor y divinidad de la Biblia y de estos eruditos judíos y cristianos?, bueno parece que todo esta claro con respecto a la Biblia, no pienso forzarlos mas, saquen ustedes mismos sus propias conclusiones.

 

 

Autor:

Nafi Makiub

edu.red

EL ISLAM ES LA LUZ DE LA HUMANIDAD

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