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Abuso infantil: pedofilia y pederastería

Enviado por PERCY ZAPATA MENDO


Monografía destacada
  1. Causas
  2. Síntomas
  3. Pruebas y exámenes
  4. Algunos casos emblemáticos
  5. ¿Cómo se distingue a un pedófilo?
  6. ¿Dónde está la frontera entre el cariño hacia los hijos y el abuso?
  7. Tratamiento

Los científicos no han dado aún con una respuesta clara para explicar esta patología, la pedofilia. Apuntan algunas hipótesis: experiencias nocivas en la adolescencia o el hecho de haber sufrido abusos en el pasado pueden conducir al adulto por la senda del delito. Los pedófilos sienten un impulso irrefrenable y saltan de la fantasía a la realidad. Y aunque Internet, con sus comunidades virtuales y foros, les ha dado alas, según los expertos, son pocos. La mayoría de abusos a niños se dan en casa. Lo que añade a la pedofilia, el incesto. Una fuerte depresión, el fracaso en las relaciones personales o la ingesta de alcohol pueden desinhibir a un individuo para que acabe abusando de su hija, nieta o sobrina. Con la terminación de género en "a", porque la mayoría de víctimas son niñas.

Causas

La sociedad era renuente a hacerle frente al abuso sexual infantil hace algunas décadas. En la actualidad, se considera un asunto serio.

Es difícil determinar qué tan común es el abuso sexual de niños, dado que es más secreto que el maltrato físico. Con frecuencia, los niños temen comentarle a alguien el hecho y muchos casos de abuso no se denuncian.

Los abusadores generalmente son hombres que tienden a conocer a la persona de la que están abusando. El abusador viola la confianza de la persona más joven, lo cual hace que el abuso sexual sea aún más devastador.

El abuso sexual de niños ocurre en todas las clases socioeconómicas y tiene el mismo tipo de factores de riesgo que el maltrato físico infantil, como:

  • Consumo excesivo de alcohol y drogas

  • Problemas familiares

  • Pobreza

  • Los abusadores algunas veces tienen antecedentes como víctimas de maltrato físico o abuso sexual.

  • Un pequeño grupo de abusadores repetitivos sufre del trastorno psiquiátrico llamado pedofilia, en el cual su contacto sexual preferido es con niños.

Síntomas

Los síntomas del abuso sexual de niños son similares a los síntomas que se observan en la depresión o en la ansiedad severa y el nerviosismo, y pueden abarcar los siguientes:

  • Trastornos intestinales, como ensuciarse o incontinencia fecal (encopresis)

  • Trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa

  • Síntomas rectales o genitales, como dolor con la micción o las deposiciones, o prurito o secreción vaginal

  • Dolores de cabeza repetitivos

  • Problemas para dormir

  • Dolores de estómago (dolencia vaga)

Los niños abusados pueden:

  • Mostrar comportamientos perturbadores, tales como consumir alcohol y drogas psicoactivas o involucrarse en comportamientos sexuales de alto riesgo

  • Tener un rendimiento escolar deficiente

  • Tener miedos excesivos

  • Apartarse de las actividades normales

Pruebas y exámenes

Si se sospecha que un niño ha sido abusado sexualmente, éste debe ser examinado lo más pronto posible por un profesional médico capacitado. La mayoría de los pediatras, muchos médicos de familia y la mayoría de los médicos emergenciólogos tienen entrenamiento para examinar casos que involucren abuso sexual.

No demore el examen por parte de un médico por ninguna razón, dado que muchos signos de lesiones relacionadas con el abuso sexual son temporales. El examen debe hacerse dentro de las 72 horas después del hecho o de su descubrimiento.

Siempre se debe practicar un examen físico completo, de tal manera que el examinador pueda buscar cualquier tipo de signos de maltrato físico o abuso sexual, ya que las dos formas de abuso pueden coexistir.

Las áreas afectadas pueden abarcar la boca, la garganta, el pene, el ano y la vagina, incluyendo el himen, una delgada pieza de tejido que cubre la abertura de la vagina que puede ser afectada por el abuso sexual.

El médico también puede ordenar exámenes de sangre para verificar la presencia de enfermedades de transmisión sexual, como sífilis y VIH, y verificar si hay embarazo en las mujeres. Estos exámenes pueden ayudar a determinar el tratamiento.

Las fotografías de las lesiones pueden ayudar a establecer lo que sucedió. Es sumamente importante anotar los síntomas debido a cualquier forma de maltrato infantil.

Algunos casos emblemáticos

4.1.- Ian Watkins

El líder del grupo Lostprohets, por su testimonio dado el día de ayer 26 de noviembre del 2013, podría pasar el resto de su vida en prisión luego de haber confesado que cometió diversos abusos contra menores de edad, entre ellos, un bebé. El cantante galés reconoció hoy ante la corte ser culpable de once cargos por delitos sexuales contra menores, noticia que ha conmocionado el mundo de la música. Watkins, de 36 años, fue miembro del popular grupo Lostprohets, vendiendo millones de discos en todo el mundo. Pero fueron sus problemas judiciales los que hicieron que la banda se disolviera. Esta mañana ante la corte, el músico confesó que violó la ley en reiteradas ocasiones, señalando que tocó a un bebé con intenciones sexuales y que alentó a una fan, madre de familia, a que abusara de sus hijos durante un video chat. Las confesiones fueron realizadas poco antes de que la fiscalía transmitiera al jurado un video ´extremadamente gráfico´ en el que se probaban los delitos de Watkins."

4.2.- "Gums and Friends"

Es decir, "Chicles y Amigos"; es el nombre con el que José A. P. bautizó su tienda de golosinas, en el apacible paseo de Vilanova (Barcelona), que da al puerto. El local sigue abierto, pero José ya no despacha a nadie. Está en la cárcel por abusos a dos niñas. Las víctimas son hijas de dos empleadas rumanas que trabajaban para él en una panadería. El hombre, de 33 años, se ganó la confianza de las pequeñas. Con argucias, las llevaba a Gums and Friends mientras sus madres vendían pan. En el almacén, las obligaba a masturbarle.

Cometió los abusos de forma reiterada. Un patrón que se repite en casi todos los pederastas, concluyen los expertos. Su perversa estrategia le funcionó hasta que una de las niñas no quiso seguir con el juego y se lo contó a la madre, que acudió a la policía. No era la primera vez que detenían a José por ese motivo. Los pederastas, insisten los psicólogos, reinciden porque no pueden frenar sus impulsos.

edu.red

José vivía con su pareja en un piso contiguo a la tienda. Pasaba por ser un hombre "cordial y simpático". Su nombre ha sido borrado del buzón con tippex. Los vecinos se preguntan si hubiera podido actuar de otro modo. Lo más probable es que no. "Hay pedófilos que se contienen porque saben el daño que causan, o porque temen a la policía. Pero la mayoría acaban delinquiendo", opina Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica en la Universidad del País Vasco, que recuerda que hay que distinguir entre pedofilia (un concepto clínico que indica atracción por los niños) y pederastia, que supone el delito de abusar de ellos. El primer paso de los pedófilos es consumir pornografía infantil. Más tarde contactan con sus posibles víctimas y "despliegan estrategias de seducción", sigue el experto.

La adolescencia es clave en el nacimiento de esta psicopatología. "Si el joven se excita con estímulos atípicos, como imágenes infantiles, puede acabar asociando placer sexual con niños", aclara Echeburúa. Esa hipótesis la corrobora Santiago Redondo, profesor de Psicología y Criminología de la Universidad de Barcelona: "El adolescente se inicia en el sexo pensando en niños. El problema es que reproduce esa experiencia en su imaginación".

La creencia, exaltada por el cine y la televisión, de que la víctima se convierte en verdugo, es cierta. Al menos, en parte. "Los niños de los que han abusado sufren interferencias en su desarrollo emocional. Por eso pueden tener comportamientos anómalos", indica Echeburúa. El responsable de tratamiento de la cárcel barcelonesa de Brians 2, Joan Carles Navarro, ha visitado a cientos de pederastas condenados y ha visto casos sorprendentes: "Un hombre admitió que abusaron de él a los 12 años; la misma edad que tenían sus víctimas. Entonces otro paciente se puso en pie y recordó, para su sorpresa, que también abusaron de él".

Los expertos consideran que la transformación de víctima en verdugo era más frecuente en el pasado, cuando no existía tratamiento alguno y los menores llevaban el asunto en el más absoluto secreto. Además, alertan de que puede darse el efecto contrario: el adulto ejerce una sobrevigilancia sobre el menor para evitar que él también tenga que sufrir. En todo caso, destacan los psicólogos, parece que en la pedofilia no hay factores genéticos implicados, aunque admiten que quedan terrenos por descubrir.

¿Cómo se distingue a un pedófilo?

Los psicólogos sí han dado aquí con respuestas firmes, de manual. El pedófilo se muestra simpático al lado del niño; disfruta de una capacidad de atracción que le permite ganarse su confianza sin necesidad, por lo general, de usar la fuerza. El caso de Mari Luz es, en ese sentido, excepcional. Con los adultos, el pedófilo se siente incómodo. Procura rodearse de niños a través del trabajo y el tiempo libre: sacerdotes, monitores de colonias o vendedores de caramelos, entre otros. Casi todos son hombres.

Algo funciona mal en la mente de los pedófilos. Justifican su conducta. Para convencerse de que actúan bien alteran, si les conviene, su pensamiento. "Sufren distorsiones cognitivas. Se dicen a sí mismos que a los niños les gusta que les toquen, que no hay nada de malo en ello, que es otra forma de cariño", reflexiona Redondo. Se trata de una cómoda excusa y de un fraude, pues la relación "es asimétrica" y el niño "no está en condiciones de decidir qué quiere, aunque diga que sí", añade Echeburúa.

Internet ha reforzado su engaño. "Gracias a la Red, el individuo contacta con un grupo y se siente ubicado. Es un factor de riesgo", asegura Redondo. Los boy lovers -así se les llama en su refugio virtual- se prestan apoyo y comprensión desde el anonimato, lo que dificulta la acción policial. El fenómeno aún no ha sido abordado en toda su dimensión.

Según diversos estudios, más de un 20% de las niñas y un 10% de los niños han sido víctimas de abusos. Y no hay tantos pedófilos; de hecho, numéricamente son pocos. La razón es que la mayoría de abusos (más del 65%, según otros informes) se dan en casa y a manos de hombres que, en principio, prefieren a adultos para sus relaciones sexuales. Son los llamados "pedófilos circunstanciales" o "abusadores intrafamiliares". Se trata de personas que se interesan por los menores a raíz de alguna carencia. Hay tantos orígenes como circunstancias personales. "Ruptura de pareja, insatisfacción, depresión, búsqueda de experiencias nuevas, disponibilidad de los niños, soledad", resume Echeburúa. "Mezclan el afecto paterno-filial con el amor sexual. De alguna manera, los padres se enamoran de sus hijas", concluye Navarro. Si la obsesión se lleva al extremo, puede conducir a casos como el del austriaco Josef Fritzl, que abusó reiteradamente de su hija Elisabeth y la mantuvo encerrada en un sótano 24 años. Su caso sólo lo explican los expertos por una patología mucho más acentuada cuyas consecuencias no son, por fortuna, habituales.

¿Dónde está la frontera entre el cariño hacia los hijos y el abuso?

La marca el sentido común. Y una señal muy obvia: la excitación. "Un adulto sano distingue entre el afecto y un componente sexual, que se manifiesta de forma evidente", señala Echeburúa. Al traspasar esa delgada línea, el adulto se desboca. A diferencia de los pedófilos desconocidos, prolongan los abusos indefinidamente, porque el niño está a su lado. El familiar -padre, tío, abuelo, hermano- seduce y amenaza según le convenga. Primero viene el cortejo: la niña como preferida de la casa. Sigue la complicidad: es un secreto entre los dos. Y el recurso previo a la violencia: si la niña se molesta, a su madre le pasará tal o cual cosa.

Superar el trauma es harto complicado. Más aún si el tormento se da en el hogar. Y no sólo porque los abusos son continuos, sino porque el niño se siente decepcionado y traicionado por los adultos. Para colmo, el episodio puede acabar con la estabilidad familiar. Las niñas se sienten culpables por no haberse dado cuenta de lo que ocurría. Una sensación que crece cuando el menor cuenta lo ocurrido. Los familiares, dicen los expertos, suelen hacer caso al menor. El asunto, sin embargo, compromete la estabilidad familiar. El niño se pregunta entonces si hubiera sido mejor estar callado. Renace así el sentimiento de culpa.

Eso, cuando el niño se da cuenta de lo que ocurre. Porque, si el daño se produce en una edad temprana (hasta los cinco años) puede percibirlo como algo "normal"; incluso como enamoramiento. ¿Por qué? "El abusador las manipula para crear un nexo de complicidad", afirma Mariana González, psicóloga de la Asociación de Asistencia a Mujeres Agredidas Sexualmente.

Si el abuso persiste, el menor despierta. La televisión o una charla con amigos pueden abrirle los ojos. O empieza a interesarse por compañeros de clase y rechaza el contacto con el abusador. Algunos menores deciden entonces hablar. "El familiar al que acude es clave. No puede ser un cómplice silencioso que no da la voz de alarma por miedo a lo que pasará", insiste González. A otros les cuesta más verbalizar. Pero los síntomas aparecen igual: "Introversión, agresividad, demanda de atención, alergias, erupciones… No se trata de pensar que nuestro hijo es víctima de abuso, sino de contemplar esa opción", sostiene González.

Los problemas afloran tarde o temprano. La mayoría de pacientes que acuden a la asociación son adultos. "Algunos, con 60 años, no lo han contado nunca. Viven el secreto como una losa. Cuando lo cuentan a la familia, mejoran", dice la psicóloga. ¿Qué les hace buscar ayuda tiempo después? "Suele ser una patología sexual. Pero a veces no. Por ejemplo, una madre tiene un bebé y ha de llevarlo a que lo vea el abuelo, el hombre que había abusado de ella".

Tratar a los pedófilos también resulta complejo. Sólo se les atiende cuando ya están en la cárcel. Un proyecto pionero en la cárcel de Brians demostró que los agresores sexuales bajo tratamiento tuvieron un nivel de reincidencia 14 puntos menor a los no tratados. Ahora el proyecto se llevará a una treintena de cárceles españolas. "Hay que trabajar mucho la empatía", dice Navarro, que ha visto casos de todo tipo. "Un preso nos contó que había tenido tres relaciones con mujeres. En los tres casos, la mujer tenía una niña de la misma edad y él ni se había dado cuenta". Redondo, por su parte, cree básico trabajar la prevención para "cortar por lo sano" si se detecta algún "incidente confuso" en la adolescencia.

Tratamiento

El tratamiento para cualquier tipo de signos físicos de abuso sexual es el mismo que para cualquier tipo de cortaduras, hematomas o raspaduras. El paciente puede necesitar medicamentos para prevenir o tratar enfermedades de transmisión sexual y las mujeres mayores pueden recibir medicamentos para prevenir el embarazo.

Todos los niños que hayan sido abusados y traumatizados sexualmente en cualquier forma deben recibir asesoría en salud mental.

Cualquier sospecha de abuso sexual de niños se le debe informar a los servicios de protección infantil y a la policía. A los profesionales médicos, profesores y profesionales en cuidado infantil se les exige por ley presentar un informe.

Una vez que se ha notificado un caso, las agencias de protección infantil y la policía tienen que investigar. Si la afirmación resulta cierta, el niño debe ser protegido de abuso posterior y es posible que se le ubique con el padre o madre que no sea abusador(a), otro familiar o un hogar sustituto.

 

 

Autor:

Percy Zapata Mendo