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Pensamiento militar de Máximo Gómez (página 2)


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En un constante batallar contra un enemigo muy superior, al frente de civiles convertidos en soldados de la noche a la mañana, sin organización, disciplina, ni adiestramiento militar, capeó la creciente de Valmaseda, asaltó la diferentes campamento españoles, invadió Guantánamo, ocupó el inmenso vació dejado en Camagüey por la prematura caída de Agramante, encabezó el intento invasor de 1874, invadió las Villas al siguiente año, y se convirtió en un verdadero estratega.

Dado su bien ganado prestigio fue llamado por el Gobierno de la República en Armas a mediar en la sedición de Lagunas de Varona, y otra vez para consultare que hacer en los angustiosos días que precedieron a la capitulación del Zanjón. Durante la Tregua Fecunda fue elegido por consenso de la emigración para liderar la intentona insurreccional de 1884 – 1886, denominada plan Gómez – Maceo, y Martí lo convocó para la máxima jefatura del Ejército Libertador durante los preparativos de la Guerra de Independencia, en la que fue eje de muchas de las principales victorias mambisas particularmente de la campaña circular, en Camagüey, la invasión a Occidente, la Lanzadera, en la Habana y la Reforma en Sancti Spíritus.

La estrategia de Gómez tenía diáfanamente precisado el objetivo de la guerra: la plena independencia de Cuba, y el método para lograr le victoria militar: el irregular.

La tregua del Zanjón no conmovió estas convicciones, como no lograron hacerlo las ofertas de Martínez Campo, ni la ingratitud de los cubanos que le atribuyeron la responsabilidad por la capitulación del amargo febrero de 1878, ni los ofrecimientos de los autonomistas Camagüeyanos en junio de 1895 cuando entró en aquella provincia, enfermo y con una reducida escolta; ni la invitación de Blanco a una alianza contra los norteamericanos invocando la unidad de la raza.

"Pelearemos por la independencia absoluta: así se ha dicho y se a afirmado en el Manifiesto de Montecristi y se ha dicho y firmado en nuestra constitución y se dice y se firma a diario y con sangre en los campos de batallas".

Siempre optó por la lucha irregular: "en las guerras no vale poseer grandes fuerzas, sino hacerlas funcionar todas a la vez con rapidez contra el enemigo". En cierta ocasión sentenció: "El ejército español es el ejército Europeo más poderoso que jamás haya pisado suelo americano pero, ya que no podemos destruirlo en un día lo destruiremos poco a poco. Su condición de jefe militar de la revolución no le hizo perder de vista el papel decisivo que desempeña la lucha económica en una guerra larga y de desgaste, es decir la destrucción de las fuentes de riquezas que financiaban a España el conflicto cubano.

Estos fueron los fundamentos de su estrategia, que él mismo se encargó de divulgar de la manera más sencilla y diáfana: "Cada vez que sale una columna española es tiroteada por nosotros sin descanso, el soldado español es cazado como una bestia salvaje, cada disparo cubano se dirige particularmente a distintos individuos de las filas adversarias, su grandes masas de soldados son impotentes ante este método de guerra, cuantos más hombres son, más castigados salen, cincuenta cubanos pueden de tal suerte hacer estragos en una columna de quinientos hombres, siempre regresa el español a los poblados dejando detrás de sí por los caminos un rastro de muertos, así va reduciendo su número y creciendo su desesperación.

Hacer la guerra en toda la Isla, levantar en armas a todo el País mediante una invasión a Occidente, obligar al español a dispersar sus tropas en ciudades, villas, trochas, fortines e ingenios, eliminar el regionalismo y destruir hasta sus cimientos la economía insular, fue la idea que lo obsesionó desde que en el 1871 Carlos Manuel de Céspedes lo deslumbrará con tales perspectiva. "Desde entonces nació en mí ánimo el pensamiento de la invasión y trabajé sin tregua ni descanso para la realización del plan – el tiempo obraba a favor de los cubanos –"

En lo tocante a contar solo con las fuerzas propias señaló "Estamos luchando contra fuerzas muy desigualmente superiores. Desamparados del universo entero, nos alzamos todos enfrente de una potencia Europea, pero resueltos como estamos a morir o ser libres de una vez y para siempre, debemos ser tan cautos como valerosos, puesto que nuestra salvación depende solo de nuestras propias fuerzas.

Siendo ya General en Jefe, sentó cateara en lo táctico, la Campaña Circular y la Reforma son ejemplos de ellos y también se ocupó de divulgar la clave de sus triunfos. Movilidad: " No permitiendo que nadie se estuviese quieto, yo era el primero en moverme", Inteligencia: " El medio más seguro es saber dónde, cuándo y cómo viene el enemigo, Secreto: "(…) Procuremos que de nosotros se ignoren esas tres circunstancias, Seguridad: " No es fácil sorprenderme porque en la guerra marcho con un miedo atroz a la derrota más que a la muerte", Economía de Fuerzas:" No apures a la gente en lances comprometidos, aproveche la noche – guerra nocturna, asegurando la posición y el tiradero de día, para ocuparlo de noche y sin peligro, revienta usted una columna de 1000 hombres con 20". Sorpresa: " La ventaja de la sorpresa, único recurso que teníamos luchando contra un enemigo superior en número, más diestro en el arte de la guerra y abundantes de recursos.

El principio del arte militar que caracterizó más establemente el pensamiento militar de Gómez fue la iniciativa: imponerle la voluntad al enemigo, conducir las acciones, desarrollarlas dónde, cómo y cuándo le convenían, y rehusarlas a salir de las mismas en situaciones desfavorables, sería una de las claves de sus innumerables victorias. La astucia presidió su arte militar, amagos y fintas en una dirección para golpear en otra; falsas retiradas para volver caras y arroyar a sus desorganizados perseguidores, desinformación para hacer creer al enemigo lo que él quería que creyera; contramarchas, celadas y ardides eran el sello distintivo del obrar en campaña, de aquel hombre que, sin conocerlo se identifico con certeza " coloca señuelos para engatusar al enemigo, finge desorden y aplástalo".

Gómez fue un decidido partidario de la organización y un fanático de la disciplina, y en fecha tan temprana como 1870 señaló: "Atento siempre a buena organización, pues soy de los que creen que sin esta no se puede andar seguro ni derecho, ni aún en cielo, organizar me propuse".

"De las tareas que cuestan fatigas y disgustos, la de organizar está en primera línea. Cuando se dice fulano es organizador ese tiene que ser muy hombre y organizar allá entre nosotros, eso tenía tremendos bigotes".

Gómez no copió la organización de los españoles ni de los otros ejércitos, tomó de ellas lo que consideró necesario y creó la idónea para el Ejército Libertador, y eso fue una carta de triunfo.

El presidente de la República en Armas Cisneros Bentarcourt sobre Gómez le escribió a Estrada Palma: "Creo que la página más gloriosa del General Gómez y que escribiremos con letras de oro (… ) es aquella en que se consigne que, habiéndolo nombrado la emigración cubana General en Jefe de nuestro Ejército, con carácter de dictador, no bien llegó a Cuba, lejos de prevalecerse de tal investidura, se despojó de ella, dando las más elocuentes pruebas de proceder democrático".

Gómez se confesaba amante de la disciplina, lo que lo hacía aparecer un "déspota bárbaro", en medio de hombres sin tales hábitos y de situaciones que no dejaban mucho margen a la persuasión, unida a un temperamento explosivo y un carácter ríspido, lo llevaron en ocasiones a excesos censurables y le trajeron no pocos disgustos, desavenencias, y detractores, al extremo de que Orestes Ferrara a firmó: "que en la guerra los mambises tenían a Gómez más que Weyler".

"Cuando un Ejército se encuentra en campaña – anotó en su diario el 1 de Abril de 1897 – ningún acto de insubordinación puede considerarse insignificante, el que más lo parezca, siempre será de carácter grave" .

Fue Gómez un luchador denodado que se hizo famoso en tres continentes: "Para los jefes de nuestras Fuerzas Armadas – apuntó el General de Ejército Raúl Castro Ruz – el General Máximo Gómez constituye un modelo del ejercicio del mando en las condiciones de la guerra, salvando las distancias de la época. Solo el dominio y la acertada combinación de los principios estratégicos con las exigencias tácticas de cada combate concreto, solo la tenacidad, el empuje, la disciplina y el coraje que exigió y personalmente desplegó en cada acción, solo el constante equilibrio entre la inteligencia y el valor, que presidió sus decisiones, pueden explicar las proezas militares que protagonizó y las incontables ocasiones en que logró superar una correlación de fuerzas desfavorables y derrotar al enemigo con audaces maniobras y la aniquiladora arremetida de sus célebres cargas al machete".

Martínez Campo le llamó "el primer Guerrillero de América", Arminán "el que más valía de nuestros enemigos", Manuel Aznar "el émulo de Zumalacárregui" y Cánovas "el único General que había en Cuba".

Fue Gómez siempre la voz de mando, tuvo el carácter como el músculo vigoroso y un temple de acero toledano, el gesto militar en él no obsta en su espíritu al gesto cívico, tubo plena conciencia de su cometido y de sus responsabilidades como Generalísimo, y se consagró a la causa de Cuba y fue a la par el estratega organizador de la victoria y, en la paz, el garante de la República – para él " la patria nunca fue triunfo ni alborozo, sino agonía y deber y sacrificio -, por ello la generación de hoy y las futuras se deberán mirar en el límpido cristal de su eximio patriotismo, su figura tendrá siempre el cariño de todos los cubanos y la admiración del Mundo entero.

Conclusiones

Este trabajo tiene como objetivo demostrar el valor militar y ético de quien fue el primer extranjero que se le otorga la condición de ciudadano cubano por naturaleza, al igual que al Che.

Máximo Gómez Báez es la génesis de patriotismo y el amor a la patria impregnado por su acción y pensamiento, guerrero de profundo sentimiento, cuya enseñanza han servido de escuela para el estudio de estrategia y táctica militar.

Hoy nuestro pueblo tiene en su aval las enseñanzas de hombres como Gómez, que no estudiaron en academias pero que fueron capaces de derrotar a eminentes generales estudiados en academias Europeas.

"El pensamiento se ha de ver en las obras, el hombre ha de escribir con las obras".

José Martí.

"Yo ofrezco a usted, el temor de negativa, este nuevo trabajo, hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres"

(Carta de Martí al General Máximo Gómez, Santiago de los Caballeros, Santo Domingo, 13 de septiembre de 1892).

Bibliografía

  • Libro Programa de Preparación "Hasta la Victoria Siempre" páginas de la 52 a la 68.

  • Epistolario de los Héroes páginas de la 23 a la 26.

  • Libro Historia de Cuba páginas de la 282 a la 367.

Ficha de Autores

Teresa Celeida Padrón Zabala

Lic. Historia y Ciencias Sociales

UNIHC Sede Universitaria Municipal Guane

Master en Desarrollo Social Caribeño

Profesor auxiliar

Centro de Trabajo Sede Universitaria Municipal Guane

Bardemar Rubio Estrada

Lic. Historia y en Derecho

UNIHC Sede Universitaria Municipal Guane

Profesor Asistente

Centro de Trabajo Sede Universitaria Municipal Guane

Magali Reyes Reyes

UNIHC Sede Universitaria Municipal Guane

Profesor Asistente

Centro de Trabajo Sede Universitaria Municipal Guane

 

 

Autor:

Teresa Celeida Padrón Zabala

Bardemar Rubio Estrada

Magali Reyes Reyes

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