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Del perfil de los jóvenes a los criterios de selección

Enviado por henry rodriguez


  1. Criterios generales de la Iglesia
  2. Otros aspectos del perfil del candidato(a) para la vida consagrada
  3. Conclusión

OBJETIVO:

Presentar a los formadores participantes del encuentro de la OSCAM en el seminario mayor nuestra Señora de Suyapa de Honduras unos criterios de selección para la pastoral vocacional que sirvan para recibir con CUALIDAD los jóvenes que vendrán a nuestros seminarios o casas de formación en Centro América y México.

Los criterios son los parámetros que tendremos en cuenta en el trabajo de la PV o de la formación inicial de los(as) jóvenes que manifiestan su deseo de servir al Señor en la Iglesia. El trabajo que a continuación se presenta da la filosofía o los criterios que ha de asimilar quienes trabajan en esta pastoral. Son una ayuda para CUALIFICAR Y CUANTIFICAR este trabajo. Por supuesto, que supone que quienes trabajan en este campo tienen un conocimiento claro de su propia identidad o como presbítero o como miembro de un carisma específico en la Iglesia. No solo lo conoce, sino que vibra y vive con alegría y generosidad su vida de consagrado(a) al Señor, por cuanto su testimonio personal es la mejor manera de cautivar la juventud para el Señor Jesús y llamarlos a servir de manera nueva y honesta a la Iglesia y diciéndolo, en nuestro contexto Centroamericano.

Necesariamente lo que escuchamos y leemos en los documentos eclesiales sobre el presbítero o el religioso(a) para el tercer milenio nos lleva a concretar cómo llegar a ese ideal que la iglesia plantea. ¿Cómo deben ser los(as) jóvenes que llegan a nuestras casas de formación?

Lo que a continuación afirmamos, es una orientación para los responsables de la PV, para los formadores y para los candidatos mismos que aspiran a venir a gastar el resto de sus vidas con nosotros. Estos criterios orientan e impulsan las etapas previas y posteriores del acompañamiento y discernimiento vocacional que hemos emprendido.

Ante todo es necesario aclarar lo siguiente:

  • 1. Los criterios son puntos de referencia, por tanto, son relativos nunca absolutos.

  • 2. Para que haya una sana PV han de considerarse en su conjunto.

  • 3. Estos criterios no dispensan entrevistas, dirección espiritual, retiros, jornadas vocacionales, etc.; por el contrario, exigen acompañamiento personal en el discernimiento de la vocación antes de la admisión a las casas de formación.

  • 4. Hemos de orientar la vocación hacia la pastoral de la Nueva Evangelización en este tercer milenio buscando y haciendo discípulos misioneros.

  • 5. Elaborando estos criterios tenemos en cuenta: la edad global de los candidatos (edad, medio ambiente, etc.), la vivencia de un proceso de maduración integral y los fundamentos antropológicos, teológicos y eclesiales de la dimensión correspondiente, que por supuesto, en cada país serán enfatizados según las peculiaridades propias.

Para entender lo que diremos, es necesario saber que:

P – PARAMETRO

Es el indicador de situaciones y actitudes en el candidato(a) que nos permiten constatar y medir los criterios establecidos.

C – CONTRAINDICACION

Es una carencia en el candidato(a) previsible y fundamentalmente insuperable de alguno o varios criterios establecidos que le impiden al joven ser admitido(a) a la casa de formación.

Criterios generales de la Iglesia

Corresponden a todos aquellos elementos que debe registrar un candidato(a) cuando aspira a entrar a nuestros seminarios o nuestras casas de formación y quieren con nosotros prestar un servicio específico en la iglesia. Son:

1. DIMENSIÓN HUMANA Y COMUNITARIA

1.1. SALUD FISICA

Que tenga buena salud física.

P – Certificado médico reciente y completo de ojos, dientes, pulmones, sangre, etc.

P – Ausencia de enfermedades crónicas o contagiosas.

C – Enfermedades degenerativas (congénitas o adquiridas) o mutilaciones en sus miembros que sean incompatibles con el ministerio. Ser hipocondríaco.

C – Cualquier forma de adicción como sexo, trago, droga, dinero, etc.

1.2. SALUD PSIQUICA

Tener buena salud mental y capacidad psíquica para superar problemas y traumas.

P – Capacidad de adaptación a los ambientes y situaciones nuevas.

P – Estabilidad de carácter.

C – Síntomas de sicopatología. Quien ha sido recluido en centros psiquiátricos queda impedido de por sí para el ministerio y la vida consagrada.

C – Intentos y tendencias al suicidio.

1.3. AFECTIVIDAD

Capacidad de relacionarse consigo mismo y con los demás.

Capacidad de entrega y disposición para vivir en comunidad.

P – Capacidad de diálogo, de amar y ser amado en libertad.

P – Disposición para la convivencia y la amistad.

P – Disposición y capacidad al celibato.

C – Incapacidad para superar las dependencias afectivas.

1.4. EMOTIVIDAD

Que viva y maneje con equilibrio sus emociones según el temperamento, los estímulos y la edad.

P – Expresión espontánea y sencilla de sus emociones y motivaciones de las mismas.

C – Variabilidad frecuente, constante, desproporcionada.

1.5. SEXUALIDAD

Que acepte su propia sexualidad y aprenda a canalizarla como valor integrador y fuente de comunión.

P – Capacidad de relacionarse sin bloqueos con el sexo opuesto.

P – Conocimiento psicológico de la sexualidad y manejo adecuado de la misma.

C – Desviaciones sexuales y tendencia a la promiscuidad.

C – Homosexualidad activa o latente. "Amaneramientos" en el candidato(a) por los cuales es mejor rechazarlo(a).

1.6. CONOCIMIENTO Y ACEPTACION DE SÍ MISMO

Que el candidato se conozca a sí mismo, se acepte y se recupere en su proceso de crecimiento.

P – Conocimiento y aceptación de su propia historia como medio de liberación.

P – Que tenga estabilidad de ánimo.

P – Que sea capaz de liberarse de condicionamientos y pueda abrirse al cambio.

P – Capacidad de tomar decisiones y ser coherente con ellas.

P – Conocimiento objetivo y sereno de sus valores y limitaciones.

C – Incapacidad para reconocer sus valores, marcado negativismo de sí mismo y hacia los otros.

C – Incapacidad para tomar decisiones por si mismo o de estar retardándolas.

Que tenga una base suficiente en la integración de su personalidad.

P – Coherencia entre lo que es y sus comportamientos diarios en la vida.

C – Desintegración seria de su personalidad.

Búsqueda y vivencia de la verdad, la lealtad, la sinceridad en su vida y en sus relaciones diarias.

P – Vida movida por la veracidad en su hablar y en su actuar;

P – Fidelidad en las relaciones familiares y de amistad;

P – Transparencia en sus palabras, comportamientos y actitudes.

C – Amigo de la falsedad e hipocresía; desleal en la amistad.

1.7. CONOCIMIENTO OBJETIVO DE LA REALIDAD

Que tenga una actitud abierta para conocer, enjuiciar y comprometerse con la realidad que le rodea.

P – Sensibilidad para involucrarse en los acontecimientos de la realidad.

C – Indiferencia ante los desafíos de la realidad.

1.8. CAPACIDAD INTELECTUAL

Inteligencia normal, suficiente para implicarse en el proceso de formación.

P – Capacidad para hacer juicios, tomar opciones y responder con libertad a ellos.

P – Adquisición de los conocimientos básicos de la cultura, de acuerdo a su contexto social.

C – Coeficiente intelectual muy bajo, confirmado a la vez por el puntaje bajo en las pruebas psicológicas.

1.9. SENTIDO DE COMUNIDAD

Que tenga una conciencia comunitaria que le permita irse abriendo a una experiencia de vida en la comunidad.

P – Sentido y capacidad para el trabajo en equipo.

P – Adecuada participación en grupos juveniles o apostólicos.

Flexibilidad y capacidad de adaptarse con distintas personas.

P – Que sepa aceptar su entorno inmediato.

P – Que sepa captar las necesidades y situaciones diversas de los hermanos.

P – Que manifieste iniciativa y creatividad.

C – Jóvenes misántropos, solitarios, introvertidos, cerrados, individualistas, incapaces de trabajar en grupo o intransigentes y rencorosos.

1.10. VIDA FAMILIAR

Que tenga conciencia de una relación familiar normal como apoyo en todos los aspectos de su vida.

P – Adecuadas y equilibradas relaciones familiares.

P – Aceptación de los valores culturales y de la realidad económica de la familia.

P – Incidencia en la formación personal de quienes lo criaron.

C – Situación canónica irregular en la unión de los padres.

1.11. EDAD JUVENIL

Que tenga una edad entre los 17 y los 24 años. Los mayores de esta edad suponen mayor madurez y consistencia en estos criterios. En los comienzos de este tercer milenio hay que recordar que los procesos de responsabilidad y madurez de los jóvenes vienen retardados por la sociedad en que vivimos.

P – Comportamiento ajustado a su edad.

C – Infantilismo o actitudes demasiado rígidas para aceptar este estilo de vida.

2. DIMENSIÓN DISCIPULAR Y MISIONERA

2.1. RELIGIOSIDAD

Que sea capaz de descubrir valores y asumir su religiosidad.

P – Que manifieste interés y participe en las manifestaciones religiosas del lugar.

P – Capacidad para trascender la religiosidad popular.

C – Incapacidad para superar la religiosidad mágica y supersticiosa

C – Rechazo de toda manifestación religiosa.

2.2. EXPERIENCIA DE DIOS

Que tenga una experiencia de Dios como Padre.

P – Búsqueda de tiempo para orar y gusto por estos momentos que le permitan el encuentro con Dios.

C – Desconocimiento completo de lo que es la experiencia cristiana.

Que descubra a Dios en su ambiente y en los acontecimientos positivos y negativos de su vida.

P – Presencia de la problemática personal y comunitaria en su oración.

P – Actitud de fe y esperanza ante la vida.

C – Rechazo de Dios por argumentos y actitudes de vida bien definidos.

C – manifestaciones en la lejanía de una vida de oración.

C – Crisis de fe muy marcada, prolongada y sin visos de solución.

2.3. RELACION CON EL SEÑOR JESUCRISTO EN EL ESPIRITU

Que conozca la vida de Jesucristo y se interese por profundizarla.

P – Iniciarse en la lectura y reflexión orante del evangelio.

P – Ha iniciado una práctica en la vida de oración y en la frecuencia de los sacramentos

Que tenga capacidad e interés por el seguimiento como discípulo de Jesús.

P – Sinceridad de búsqueda y compromiso con Cristo en los demás.

P – Asimilación y práctica de las actitudes de Jesús que más le atraen.

Que haya iniciado una experiencia con Cristo como Maestro y hermano por la experiencia en el Espíritu Santo.

P – Expresiones de fraternidad y de amor a los demás.

C – Ningún cambio significativo en su vida y comportamientos.

2.4. RELACION CON MARIA

Que conozca y ame a María como madre de Dios y madre nuestra.

P – Práctica de la devoción mariana.

P – Toma a María como modelo de respuesta vocacional.

2.5. VIVENCIA SACRAMENTAL

Que tenga experiencia de los sacramentos recibidos, que los valore y frecuente como fuentes de gracia para impulsar su vida personal y comunitaria.

P – Que haya recibido los sacramentos de iniciación cristiana: el bautismo, confirmación.

P – Participe con frecuencia de la eucaristía y de la reconciliación.

C – Imposibilidad de definirlo como cristiano pues desconoce los fundamentos de la fe.

2.6. COMPROMISO APOSTOLICO Y PASTORAL

Que sea consciente de su ser y de su misión como discípulo del Señor.

P – Interés y sensibilidad ante los problemas de los demás.

P – Vida cristiana expresada en los compromisos apostólicos.

P – Que haya tenido una experiencia apostólica en el ambiente donde vive, a través de las misiones que allí se celebren.

C – Ninguna vinculación con grupos apostólicos y actividades misioneras.

C – Rechazo a todo forma de expresión de la vida cristiana.

2.7. FORMACION CRISTIANA

Que tenga una formación cristiana suficiente para dar razón de su fe.

P – Conocimiento global de la historia de salvación.

P – Conceptos generales pero claros sobre Dios Padre, Jesucristo, el Espíritu Santo, la Iglesia, María, los sacramentos, etc.

P – Interés y gusto por la lectura religiosa y por la reflexión en grupo.

C – Desconocimiento de su fe por la no formación catequética.

3. DIMENSIÓN HACIA EL MINISTERIO PRESBITERAL O LA VIDA CONSAGRADA EN Y PARA LA IGLESIA

3.1 SENTIDO DE IGLESIA

Que el (la) joven inicie la comprensión y realización de su vocación cristiana en su propia comunidad: parroquia, familia, grupo de amigos y su vida diaria.

P – Testimonio consecuente en los distintos campos y lugares de su vida.

C – Actitud insuperable de individualismo e incoherencia con las actitudes propias de la vida cristiana.

Que el joven haya crecido en la experiencia del servicio generoso a los demás.

P – Actitud constante y desinteresada en los servicios que realiza.

C – Marcada tendencia al individualismo y pasividad frente a las situaciones de los otros.

C – Tener los impedimentos señalados por el canon 1041[1]propio de quienes van a recibir órdenes sagradas.

3.2. VIRTUDES DEL MINISTERIO PRESBITERAL Y LA VIDA CONSAGRADA

Que el (la) candidato(a) conociendo los valores del matrimonio y celibato los integre en la vida que va a asumir.

P – Integración armónica y positiva en su vida de castidad.

C – Desintegración afectiva sexual.

Que el (la) candidato(a) muestre una recta y fundamentada inquietud por la vocación presbiteral, la vida consagrada entendida como don de Dios.

P – Conocimiento del ser y quehacer del presbítero o de la vida consagrada.

P – Vivencia de un proceso de acompañamiento y discernimiento por algún tiempo.

P – Sensibilidad por la carencia de pastores en la Iglesia.

C – Ignorancia acerca de la vida presbiteral y de la vida consagrada

C – Falta de acompañamiento y discernimiento vocacional.

C – Búsqueda de la vida presbiteral o de la vida consagrada para huir de la problemática del mundo, de la familia o de la misma realidad personal o para lograr un status social y económico.

Que el (la) candidato(a) posea la capacidad de asumir el proceso de formación para su estado.

P – Que posea elementos de madurez humanos y cristianos.

P – Que conozca las exigencias de la vida de la casa de formación en lo humano, comunitario, espiritual, académico, pastoral y misionero.

C – Rechazo sistemático a las exigencias disciplinarias de la futura formación.

Que el (la) candidato(a) conozca y valore las diversas vocaciones en la Iglesia y asuma la presbiteral o la de vida consagrada como propia, descubriendo en él sus signos propios.

P – Que sus motivaciones muestren interés y claridad por la vocación presbiteral o de la vida consagrada.

C – Desinterés por el valor y claridad hacia el ministerio presbiteral o de la vida consagrada.

Que el (la) candidato(a) tenga un conocimiento y disposición inicial para asumir los valores del ministerio en la oración, la pobreza, el celibato y la obediencia a los superiores.

P – Convicción y aceptación gozosa de los valores enunciados.

C – Rechazo sistemático a la vida de oración, a la práctica y vivencia sacramental en especial la eucaristía y la reconciliación.

3.3. CONOCIMIENTO DE OTROS CARISMAS

Que conozca elementalmente diferentes carismas e institutos, teniendo algún contacto con ellos.

P – Contacto del candidato(a) con otros seminarios y otras comunidades de vida consagrada.

P – Que capte los elementos comunes y los característicos de los diversos carismas.

3.4. PROCESO DE FORMACION

Capacidad de asumir un largo proceso de formación.

P – Apertura e interés por el acompañamiento que se le brinda.

P – Conducta y actitudes de acuerdo al proceso.

P – Elaboración y ejecución de un proyecto de vida con el animador de la PV.

C – Impermeabilidad o falta de asimilación del proceso de acompañamiento.

3.5. DISCERNIMIENTO Y TOMA DE DECISIONES

Que ejercite su capacidad de discernimiento para clarificar su proyecto vocacional.

P – Que tenga activa participación en el proceso que realiza su diócesis o la comunidad religiosa.

P – Que sea capaz de asumir responsabilidades al tomar decisiones consciente y libremente.

P – Que presente entre otras características apertura efectiva al Señor en actitud orante, serena ante la opción, alegría y paz en la misma.

Otros aspectos del perfil del candidato(a) para la vida consagrada

Religiosos(as), sociedades de vida apostólica e institutos seculares

Además de los criterios eclesiales ya mencionados, existen en el patrimonio de cada instituto una serie de criterios que la PV ha de tener en cuenta para preparar a los(as) candidatos(as) a la formación, que podemos insistir así:

4.1. CAPACIDAD PARA LA VIDA COMUNITARIA

Que tenga la flexibilidad y la capacidad para adaptarse y relacionarse con otras personas con quienes va a compartir una misma misión.

P – Una opción clara por Cristo que nace de la fe como centro de nuestra vida.

P – Conocimiento y respuesta progresiva a la persona de Jesucristo dentro de la espiritualidad del instituto.

P – Consciente de su compromiso bautismal como miembro vivo de la Iglesia.

P – Comprensión que el carisma de la Congregación es amar a Cristo y a su Iglesia con corazón grande y ánimo decidido.

P – Capacidad para el trabajo en equipo.

P – Actitudes de corresponsabilidad, solidaridad, corrección fraterna y una profunda vivencia de la caridad.

C – Manifestación de signos que lo incapacitan para vivir en comunidad.

4.2. CAPACIDAD PARA EL SERVICIO

Que posea disponibilidad para salir de sí mismo y servir a los demás con generosidad y disponibilidad.

P – Manifestaciones de alegría y sencillez en el servicio.

C – Entrega al servicio sin intereses económicos o intenciones de competencia o poder en el futuro.

C – Vividor y comodón. Amigo del dinero y de estar en puestos de mando

4.3. ENTREGA TOTAL PARA EL RESTO DE SUS VIDAS

Que tenga claro como el seguimiento de Jesús es radical y debe asumirlo con todas sus consecuencias.

P – Que exprese en su vida actitudes de conversión y las rupturas necesarias.

P – Interés por ir adecuando su vida al estilo de Jesús para que El viva y reine en su corazón.

C – Concepción de la vida consagrada como una simple experiencia para mirar cómo le va en la vida.

4.4. EXIGENCIA DE LOS CONCEJOS EVANGELICOS

Que su vida demuestre su capacidad frente a los bienes.

P – Compartir lo que se es y lo que se tiene en el propio ambiente.

P – Sentido de lo necesario frente a lo superfluo.

C – Desorden y descuido permanente de lo que tiene y de la forma de utilizarlo.

C – Apego a personas, situaciones y cosas.

Capacidad para asumir el celibato como signo de una donación gozosa para el servicio en el amor.

P – Decisión de ir asumiendo este nuevo estilo de vida de para el resto de sus días.

P – Independencia emotiva y afectiva de la familia con manifestaciones positivas de cariño.

C – Incapacidad para vivir el celibato.

Que descubra, asuma y viva la necesidad de estar disponible para su entrega siguiendo a Cristo obediente en cualquier lugar.

P – Que descubra la voluntad de Dios en su vida y la cumpla.

P – Disponibilidad para acoger las instrucciones de la comunidad expresada en los superiores.

C – Conflictos serios de autoridad.

4.5. CONOCIMIENTO DEL CARISMA DEL PROPIO INSTITUTO

Que tenga conocimiento de los elementos principales del carisma del instituto y descubran sus posibilidades de realización en él.

P – Iniciado en algún trabajo apostólico con miembros de la comunidad.

P – Conocimiento, aprecio y valoración del carisma del instituto en la Iglesia Centroamericana.

Conclusión

Para un CANDIDATO(A) que quiere ser presbítero o pertenecer a un instituto de vida consagrada nada más indicado que tener claridad acerca de lo que busca para así seguirlo. Los criterios de selección enunciados deben ser vistos en conjunto y no de modo aislado, por cuanto ello, ocasionaría una distorsión de la realidad del candidato que se acercan al seminario o a la comunidad. Además, las características humanas, las vivencias discipulares y misioneras, el pensamiento e ideal del presbiterado o la comprensión del carisma que tengan los(as) candidatos(as) se convierten en elementos valiosos para juzgar sobre su idoneidad, como también una posibilidad de trabajo para ayudarlos a venir a las casas de formación mejor dispuestos. Este documento pretende aclarar a cada animador(a) de la PV y a los formadores en general aquellas cosas que POSEE el joven, como de las que CARECE, para ayudarle a dar rumbo bueno y definitivo a su vida y encontrar cualificados candidatos(as) para el servicio de la Iglesia.

 

 

Autor:

Gabriel Alberto Reyes Tristancho Cjm

Enviado por:

Henry Rodriguez

 

[1] CDC 1041: “son irregulares para recibir órdenes: 1º quien padece alguna forma de amnesia u otra enfermedad psíquica por la cual, según el parecer de los peritos, queda incapacitado para desempeñar rectamente el ministerio, 2º quien haya cometido el delito de apostasía, herejía o cisma; 3º quien haya atentado matrimonio, aun sólo civil, estando impedido para contraerlo, bien por el propio vínculo matrimonial, o por el orden sagrado o por voto público perpetuo de castidad, bien porque lo hizo con una mujer ya unida en matrimonio o ligada por ese mismo voto; 4º quien haya cometido homicidio voluntario o procurado el aborto habiéndose verificado éste, así como todos aquellos que hubieran cooperado positivamente; 5º quien dolosamente o de manera grave se mutiló a sí mismo a otro, o haya intentado suicidarse; 6º quien haya realizado un acto de potestad de orden reservado a los obispos o presbíteros, sin haber recibido ese orden o estándole prohibido su ejercicio por una pena canónica declarada o impuesta”.