El Grupo de Apoyo Mutuo en el tratamiento de las dolencias humanas
Nuestras contribuciones al diagnóstico y al tratamiento de los trastornos del comer han sido principalmente en el uso y en la aplicación de los grupos de apoyo mutuo en su remedio y cura. Para esos fines he dictado cientos de charlas, he participado en un número incontable de conferencias y he contribuido a la literatura profesional y laica numerosos libros de texto y manuales que compilan la técnica, las bases filosóficas y el uso de las mismas. Estoy satisfecho, ya que he logrado establecer no sólo las bases para una modalidad de terapia tan revolucionaria como práctica, sino una que se traduce en los aspectos básicos de la prevención, el gol de toda medicina racional.
Aquí, entonces, conoceremos a Julieta
En un artículo que publicara en una revista médica en el año 1987 describo el grupo de apoyo mutuo (self-help) tanto como siendo una religión secular como siendo a la vez un recurso de orden atávico para nuestra especie.
Julieta tuvo tratamiento para un caso de anorexia nervosa en un centro con afiliaciones universitarias de Upper State NY. Para Julieta todo empezó con lo que fuera una dieta común e "inocente", porque como tantas adolescentes modernas, Julieta se sentía gorda. Cuando su dieta restrictiva empezara, ella ya padecería de sobrepeso marcado, lo que traduciría su cuadro clínico, en uno de pronóstico más severo, que contrasta con lo que sucede cuando el sobrepeso no ha sido factor significante. A pesar de que el tratamiento se condujo bajo la supervisión de profesionales con firme reputación la familia nunca quedó satisfecha con los resultados obtenidos y la paciente recayó en un período muy breve después que retornara a su país.
Para seguir su terapia ambulatoria, la familia la enviaba en el avión de la compañía que el papá presidiera, todas las semanas a la ciudad de New York. Quien le administrara la terapia fue un colega mío, cuyos conocimientos del idioma castellano y de la cultura latinoamericana eran, admitidamente, modesto. Él mismo pidió que yo la aceptara como mi paciente.
Así lo hice.
Julieta, como es el caso con la gran mayoría de las pacientes que sufren de sobrepeso inicial, temía que un tratamiento exitoso se trocaría en hacerla "engordar". Lo que nunca ha sido ni nuestra intención terapéutica ni el resultado de nuestros esfuerzos. Pero algo que las pacientes, especialmente, las que una vez fueran víctimas del sobrepeso, aborrecen tan solo en pensar.
Cuando Julieta fue introducida al tratamiento, ella participó a regañadientes en un grupo de apoyo mutuo que existiera en nuestra Unidad. Sus padres también participarían, porque deseaban respuestas de otros quienes, habían tenido problemas similares, a sus preguntas e inquietudes.
En el grupo, Julieta realizó cuán profundas eran sus distorsiones, cuán arraigados eran sus miedos y temores y cuán deprimida era su existencia en la cual un vaso de agua amenazaba con engordarla.
Así comenzaría una terapia de las tantas exitosas que deben mucho al impacto del grupo de apoyo mutuo.
En resumen
El hombre (y la mujer, por supuesto) desde sus orígenes han considerado el grupo como una de las fundaciones de su existencia social. La aplicación del poder que los grupos confieren a sus miembros y que de pertenecer a los mismos se deriva, es un aspecto de la terapia que es solamente tan desconocido e ignorado, como lo es esencial.
En nuestras próximas lecciones seguiremos haciendo hincapié en estos temas.
Referencias
Serán dadas a la conclusión de esta serie de lecturas.
Temas de neurociencia en el tratamiento psiquiátrico moderno (V)
Dr. Félix E. F. Larocca
La civilización y los resultados de sus descontentos o pesadumbres
Nunca se prevé cuando se trabaja con una paciente que es víctima de una disorexia que muy a menudo la posibilidad de la recaída es asunto muy cierto. De hecho, uno de los más importantes componentes que caracterizan nuestras metodologías para el tratamiento exitoso de nuestros casos es el énfasis en la prevención de las recaídas o relapsos.
La razón está contenida en el hecho de que los trastornos del comer constituyen una peculiaridad del género humano que es, en su esencia, ilógica.
Desde el punto de vista del equilibrio mental, sabemos por experiencia, que cuando la ansiedad nos visita, que tratamos de reducirla de la manera que podamos lograrlo, desde el instante en que la percibimos.
Los métodos que usamos para reducir la ansiedad nos son específicos como individuos, y asimismo están relacionados con nuestra etapa del desarrollo y con nuestra integridad emocional.
Muchos, sintiéndose totalmente impotentes frente a la presencia de afectos desagradables recurren a comportamientos poco adaptadores ya que no logran la disminución de la ansiedad o de la depresión de que sufren sin imponerse a si mismos un gravamen emocional tan doloroso o peor que la angustia misma.
Temas de neurociencia en el tratamiento psiquiátrico moderno (VI)
Dr. Félix E. F. Larocca
Las recaídas y sus prevenciones: ¿Contingencias evitables?
Uno de los hechos incontrovertibles en el tratamiento psiquiátrico es que todas las categorías diagnósticas que aparecen como entidades reactivas en la psiquiatría, tienden a la recaída — y, a veces, así son, de manera inexorable.
Veamos cuál es la razón para que así sea
Notemos que en el primero de los párrafos de esta lección utilizo la noción de entidades (diagnósticas) "reactivas".
Brevemente, en el análisis psiquiátrico, son entidades constitucionales las que nacen con el individuo, como se cree que son los trastornos de la personalidad. Reactivas, por su parte, son, las que resultan de esfuerzos en adaptaciones y compromisos inconscientes e inadmisibles para el individuo; que engendran síntomas de ansiedad, depresión, dependencias, trastornos del comer y otros tipos de penurias similares. Como Freud nos enseñara.
Tratar la enfermedad en lugar de entender y tratar al paciente
Desde que el sistema filosófico de Alcohólicos Anónimos naciera en el 1935 en Akron, Ohio, se destapó la botella del mitológico "genio de la lámpara" dando nacimiento a una plétora de programas cuyos propósitos son el de tratar a todos los problemas, que no son diagnosticables siguiendo el modelo médico, como si éstos fuesen otra forma de adicción.
Se trata la anorexia, la obesidad, se trata la bulimia, se trata el alcoholismo. Se trata la etiqueta del síndrome que define al paciente en lugar de tratar a quien padece de la enfermedad.
Como corolario final, ya tenemos Overeaters Anonymous, Gamblers Anonymous, Overspenders Anonymous y muchos otros más. La idea que inspira estos programas es una de un fatalismo extraño, por el cual se concibe, erróneamente, que nada sea curable y que las víctimas de estas "dependencias" deban de mantenerse en un estadio de recuperación (sin esperanza de sanar) por el balance de sus vidas. Nada más perjudicial para la autoestima de uno, que el vivir para siempre, sin esperanza de conquistarse a uno mismo.
En estos sistemas erróneos, se consideran erróneamente los grupos de apoyo mutuo como si constituyeran un remedio para las recaídas que, a menudo se tornan tan inevitables como aguardadas.
Veamos
La estructura de los mítines, la liberalidad en el uso del café y del tabaco, la apariencia de participar en un servicio de naturaleza cuasi religiosa que inspira al asistente a revelar sus debilidades y confiar en el soporte de sus padrinos y de los miembros del grupo para que logren inculcarle la tenacidad requerida para continuar la tortura de la recuperación interminable.
El tormento de Sísifo
Sísifo fue el desafortunado rey de Corinto condenado a empujar una roca loma arriba, la que rodaba a la falda de la montaña, donde todo comenzara, tan pronto como llegaba a la cima. Así suele pasar con quienes dejan de fumar, abandonan las drogas, o pierden de peso o se "recuperan" de la anorexia o de la bulimia.
Así mismo parece ser el destino de quienes sufren de las disorexias y de las adicciones. Llegar a la meta o al pináculo ansiado para retornar al comienzo amargo desde donde venían. (Véase mi artículo acerca de las Disorexias Malignas).
Así parece ser la apariencia de un destino que no tiene razón final para ser así.
La terapia basada en la neurociencia
Una de las bases fundamentales de todo tratamiento psiquiátrico es el uso y la aplicación de la psicoterapia en manos de expertos.
La psicoterapia se define por muchos como la "cura hablada". Un proceso que desde que Freud yaciera las bases de su teoría psicoanalítica ha sido fragmentada y diseminada en formas que, a veces carecen de sentido filosófico o de fundaciones científicas. Hoy, con los avances de la neurociencia, las formulaciones que Freud propuso en su tesis acerca de la psicología científica ha venido siendo sistemática y progresivamente validada por los métodos diagnósticos y las herramientas de investigación que al presente están a la disposición y servicio de la neurología y que forman las bases fundamentales de las neurociencias.
Lo nuevo, lo novedoso y lo que ha cambiado
En nuestro entendimiento moderno mucho ha surgido que nos llena de esperanzas para que los tratamientos psiquiátricos sean de mayor efectividad y sus resultados de mayor duración.
La psicofarmacología, la psicoterapia y el riesgo de la terminación prematura del tratamiento
Uno de los hallazgos más espectaculares de la neurociencia ha sido la aplicación de elementos farmacológicos al tratamiento de ciertas dolencias cuyo pronóstico seria incierto si no hubieran esas medicinas, la esquizofrenia y la depresión son entidades que a menudo se citan como ejemplo. El problema es que, a menudo, algunos terapeutas escogen el tratamiento farmacológico ignorando el uso de la psicoterapia.
La psicoterapia como tal, por si sola y en aislamiento, no basta, ya que, a menudo se complica con las resistencias de las pacientes, resistencias éstas que son frecuentemente expresadas por las apariencias de una cura facticia. Facticia por que, con frecuencia las mismas resistencias se transforman en un escape dentro de una apariencia que mímica la salud. De esto hablaremos en otra lección venidera.
La cura resta en la resolución final y en el cierre de los conflictos.
En resumen
Con el nacimiento de la nueva disciplina de la neurociencia y con el desarrollo de nuevas drogas psicoactivas, una nueva era ha sido señalada en nuestro conocimiento. La psicoterapia se ha tornado verdaderamente científica, curas siendo posibles sin que los pacientes tengan que permanecer viviendo el oprobio crónico de la "cura" interminable de que AA y otros nos dicen.
Los ex-adictos no tienen que renunciar a las drogas para sustituirlas por el azúcar y las comidas grasosas que los conllevan a la obesidad, las terapias pueden ser terminables y el pesimismo que matizaba la obra freudiana Análisis Terminable e Interminable es no más una realidad, a menos que la paciente no escape vía una recuperación imaginaria como las que arriba mencionáramos.
El rol de los instintos o pujanzas
Sabemos que estamos dotados de fuerzas que, operando de manera determinada y típica a nuestras diferentes especies, nos conducen a defender nuestras vidas, a escapar el peligro, a evitar el dolor, a reproducirnos, a procurar alimento y a buscar aquello que nos haga sentir bien. A procurar asiduamente, aquello que nos proporcione el placer.
¡Ah, el placer!
Para entender la función de lo que el placer para nosotros significa, la neurociencia nos enseña que en el cerebro existen centros especializados que funcionan solamente para asegurarnos de que lo que nos haga sentir bienestar o la experiencia del hedonismo no se nos agote.
Los centros del placer en el encéfalo son susceptibles a su estimulación por todo aquello que, en la medida que sea, nos cause una descarga de tensión emocional, nos mitigue el dolor, nos estimule la producción de endorfinas y nos embriague o produzca sentimientos de extasía.
Las drogas estupefacientes son los elementos más comúnmente usados para lograr este placer, aunque, ya sabemos, que tenemos la capacidad extraordinaria de conferir, aún a las sustancias más banales, el papel de producirnos deleite, a veces, adictivo.
La comida como agente del equilibrio emocional del ser humano
Una de las ideas más debatibles que a alguien pueda ocurrirle es la que propone que el hambre forzosa y el padecimiento forzado de las anoréxicas puedan constituir una fuente de delectación para ellas. Pero lo es, la evidencia encontrándose en las vidas de las tantas santas ascetas cuyas existencias fuero sesgadas por un rechazo al "placer" corporal del comer. Ellas (y ellos también) prefirieron la abstinencia dolorosa al pecado de la indulgencia en apetitos terrenales. Con ese sacrificio lograban obtener el gozo vicario de la proximidad purificadora con la divinidad ansiada.
Para muchas anoréxicas, su estado de emaciación extrema es un signo de su virtud como persona y de su evasión del poder que la carne ejerce en todos los demás, que para ellas son gordos.
Otras, las que caen víctimas de los ciclos de harturas seguidas por las purgas, siendo de naturaleza más impulsiva y poco reflexiva; tratan de tolerar el hambre, la que las abruma y, habiendo cedido al instinto de la supervivencia, que las obliga a comer, pretenden recuperar el control perdido vía los métodos de catarsis que tan familiares nos son.
Las personas que utilizan la comida como fármaco para aliviar el dolor y resarcir sus sentimientos de vacío emocional, encuentran en lo dulce, lo sabroso, lo agradable una droga que les reduce la tensión en que sus vidas se desenvuelve. Así engordan y por la misma razón les resulta muy difícil adherirse a la resolución de cambiar.
Entonces aquí, mencionamos de paso, entra el uso de las drogas que a todos nos son conocidas y cuyo empleo y abuso representan un capítulo especial de nuestras ciencias del comportamiento humano.
Prosigamos con la discusión de la comida, que con la sexualidad humana, ha abierto áreas sorprendentes e inesperadas para la medicina.
Veamos. Ahora tenemos especialistas en la sexualidad humana y en las enfermedades del comer. Es como si dos instintos básicos, para, y responsables por, nuestra presencia en esta tierra, se hayan dislocado y nos proporcionan, con su experiencia en casos individuales con trastornos que, en algunos casos, nos amenazan con la muerte.
A primera vista, y viéndolo así, parecería absurdo, pero no lo es.
¿Qué ha pasado? Áreas del cerebro que, comunicándose entre ellas nos garantizan la vida vía su funcionamiento recíproco coordinado y equilibrado, fallan en su propósito y se tornan físicamente en mecanismos disfuncionales.
Una vez que esos mecanismos aberrantes se han integrado y establecido en la anatomía del encéfalo, resulta muy difícil desarraigarlos, por ello son tan resistentes al cambio. Por la misma razón las recidivas son tan comunes, como para que muchos las consideren parte inextricable del proceso mismo que define todas estas dolencias tan peculiares.
Lo que lo cambia todo: la psicoterapia intensiva y estructural
Los avances de las neurociencias son aplicables a las ciencias del comportamiento y al mismo psicoanálisis.
Desde el principio de nuestro método de tratamiento se establece para, que el relapso no suceda, un programa de educación intensiva de la paciente y su familia. Concomitantemente se instituye una terapia reconstructiva de modalidad persistente y se acompaña ésta del seguimiento necesario para asistir la paciente en sus luchas con el retorno a las demandas de su existencia habitual.
Para lograrlo se necesitan determinación y paciencia. Se necesitan persistencia y dedicación. Se necesitan fe básica y la dirección de manos expertas.
No es fácil. Pero es lo único…
Temas de neurociencia en el tratamiento psiquiátrico moderno (VII)
Dr. Félix E. F. Larocca
Los parámetros usados para conducir meticulosamente la terapia psicoanalítica no han sido cambiados básicamente desde que Freud formulara sus métodos.
Los componentes más destacados son:
1. La asociación libre de ideas
2. La interpretación de los sueños
3. La interpretación y análisis de las parapraxis (lapsus linguae, o actos fallidos)
4. La formación de una transferencia que evolucione a una neurosis de transferencia
5. La interpretación, análisis y reducción de las defensas y resistencias
6. La interpretación y resolución de la neurosis de transferencia
7. El proceso de la terminación con la resolución final de los conflictos que trajeran la pacienta a la terapia.
El proceso es asunto de mucho esmero y su evolución debe de ser materia de gran cuidado y destreza por parte del terapeuta.
El diván más renombrado del mundo
Pero, hay más, mucho mas, para que este asunto sea exitoso.
La selección del paciente
Para que el psicoanálisis tradicional llegue a su fruición plena es necesario que el/la paciente sea joven, motivado por la ansiedad o el dolor psicológico, flexible en su constitución psíquica, introspectivo, con rica fantasía y que sufra de problemas de índole neuróticos.
La frecuencia de las sesiones
Un análisis clásico necesita por lo menos cinco sesiones a la semana. Una paciente sufriendo de conflictos de índole agudos y por naturaleza profundos puede beneficiarse de terapia más intensiva.
La configuración del proceso
Freud, en su técnica utilizó el diván que lo hizo famoso, explicando que así lo hizo porque no le agradaba pasar los días siendo observado por los pacientes que lo miraban. Técnica ésta que se modifica en el tratamiento de los niños y de los adolescentes jóvenes.
El diván ha caído en desuso, ya que la neurociencia moderna considera que los cambios estructurales que, en el paciente ocurren, y que logren que una cura sea posible, son asimismo cambios que suceden en el cerebro del terapeuta.
Desde las contribuciones de mi maestro Heinz Kohut, cuando enseñaba en el Instituto de Chicago, el concepto de las transferencias de espejo se ha amplificado con el descubrimiento reciente de las neuronas de espejo en ciertos primates y aún en el ser humano.
En conclusión
El análisis es por sí un proceso de regresión por parte del paciente que permite la visualización y la expresión de todas las emociones y la resolución de todos sus conflictos de índoles neuróticos.
Freud, creyendo que los conflictos fundamentales, en el origen de todas las neurosis procedían de una lucha entre las fuerzas de los instintos (el ID), de las áreas de la mente que evalúan las demandas de de la realidad (el Ego) y de los códigos morales de la sociedad y del hogar en que el paciente creció (el SúperEgo), que resultaban en ansiedades. Así creyéndolo formuló que, al final del análisis exitoso, "donde el Id estaba el Ego estará".
Últimamente es la terminación lo que nos ocupa, ya que es el proceso final de la recopilación del renacimiento psicológico del paciente que fuera analizado.
Para quien estudie la neurociencia moderna y para quienes deseen validar los cambios profundos que son posibles durante este método de terapia, el análisis personal es y persiste como la obra ingente del genio que fuera Sigmund Freud.
A una de mis pacientes a quien analizara recientemente, dedico este artículo como homenaje a su belleza tanto física como espiritual. Su presencia y su sufrimiento, enriquecieron mi vida emocional y ampliaron mis horizontes profesionales, como asimismo florecerían las vidas de ella y las de todos quienes tuvieran la fortuna de acercársele.
Esta singular mujer sabe a quien me refiero y como también me refiero a quienes, llegando después de que ella llegara, se beneficiarían de su integridad y fortaleza moral.
Referencias
Serán dadas en una ponencia de conclusión.
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
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