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La psicología positiva (página 2)


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Cada una de las trampas que la disciplina presenta -ignorando cualquier cosa que provenga del exterior como si fuese irrelevante o, por el contrario, incorporándolo todo pero traduciéndolo a los términos de la misma- está, a su vez, rodeada por otro conjunto de trampas que acechan a los que consiguen escapar de las primeras. Cuando los radicales en la psicología observan qué es lo que se está haciendo fuera de los límites de la disciplina, dirigiendo la mirada hacia esas cosas que la psicología deja fuera por ser demasiado diferente o hacia las cosas que la psicología atrae por pensar que son idénticas a su objeto de estudio, corren el riesgo de caer en brazos de la llamada cultura psicológica. El sentido común en la cultura psicológica contiene todas esas cosas que profundamente "conocemos" sobre nosotros mismos y todas esas cosas que sentimos como verdad incuestionable. Sin embargo, esto no es más que un gran error en la medida en que este sentido común está recubierto por las representaciones ideológicas del self y del otro que estructuran nuestra aparente psicología espontánea. La ideología, precisamente, no es que sea operativa porque ofrezca explicaciones gratamente aceptables o fácilmente criticables, sino que es operativa porque satura el sentido común. Las diferencias de género, las peculiaridades raciales, la ansiedad sobre el propio cuerpo o las sexualidades de otros pueblos no son más que ítems que informan a nuestra psicología con mecanismos que reproducen patrones de exclusión, patologías y poder, y cada uno de estos ítems nos llega a nosotros a través del sentido común.

Por lo tanto, necesitamos iluminar esos caminos por los que la psicología como disciplina penetra en el sentido común, esas sendas por las que las asunciones ideológicas sobre la mente, el comportamiento y la naturaleza humana que están condensadas en la disciplina alcanzan lo cultural y, en definitiva, iluminar los recursos que utiliza la gente para pensar sobre ella misma en su cotidianidad y los esfuerzos que hacen para resolver los problemas que ésta va presentando. Hoy en día, el poder de los expertos en psicología y de las instituciones de la cultura contemporánea es, frecuentemente, aventajado por la irresistible legitimación ideológica que nos proporciona el sentido común y, en este sentido, muchas veces el lado más disciplinario de la psicología se vuelve algo meramente aparente. La coerción y el abuso pueden ser los pequeños frutos del conocimiento psicológico in extremis, pero debemos prestar también atención a la disciplina que se vehicula en la dulce razón cotidiana. La psicología crítica, en tercer lugar y recogiendo todo esto, es:

el estudio de las formas de vigilancia y auto-regulación de la cotidianidad, así como el estudio de los caminos por los que la cultura psicológica opera más allá de las fronteras de la práctica profesional y académica.

Lo que están enfatizando los/las psicólogos/as críticos/as con esta cuestión es, precisamente, la manera que tiene el poder de estructurar la participación de las personas en relaciones e instituciones de opresión, y la manera que tiene de producir activamente, desde ese fundamento, lo que las personas sienten como prácticas "alternativas". Prácticas que, sin embargo, encadenan a tales personas a un poder que piensan que sólo fluye de arriba abajo (Foucault, 1980).

La psicología cotidiana como recurso

Por otro lado, la psicología habitualmente intenta releer sus descripciones del comportamiento desde el sentido común y desde las actividades de cualquier otra cultura, y así suele caer en la tentación de responder redibujando cuidadosamente los límites de la disciplina y mostrando su completa irrelevancia para la vida que hay fuera del laboratorio. Podríamos invitar a nuestros colegas a que realicen una investigación psicológica menos opresiva y, por ejemplo, a que lleven a cabo sus experimentos en situaciones estrictamente circunscritas y a que no reclamen ninguna relevancia para tales experimentaciones más allá del grupo sobre el que se llevaron a cabo. Tal invitación, sin embargo, podría operar como una estrategia de limitación peligrosa puesto que no explica las razones por las que la psicología es tan "eminentemente" aplicable en la sociedad moderna. Aquí, el sentido común podría aparecer como algo protegido de la psicología, sin embargo, tendríamos también el efecto, desafortunadamente, de proteger a la "psicología" como si de un dominio científico o intelectual distintivo y ajeno al sentido común se tratase.

La psicología está poblada de explicaciones cotidianas sobre el funcionamiento de lo mental y habitualmente digiere el sentido común para después regurgitarlo como algo pretendidamente extraordinario. El conocimiento popular, lo que la gente sabe, suele ser tomado por la psicología para luego devolvérselo. Una manera de romper esta cadena alimenticia es convertir a las personas en productores auto-suficientes que se nieguen a dar un estatus privilegiado al conocimiento psicológico como si éste fuese maná divino. Por lo tanto, en cuarto lugar, podemos decir que la psicología crítica es:

explorar cómo la "psicología popular" cada día estructura el trabajo profesional y académico en la psicología y cómo las actividades cotidianas pueden proveernos con las bases para resistir a las prácticas disciplinarias contemporáneas.

El compromiso con las formas de explicación cotidiana que las personas utilizan para entenderse a sí mismas conlleva el riesgo de caer en el peor de los relativismos, pero es un riesgo que debemos correr si realmente estamos abiertos a las contradicciones políticas que yacen en el corazón de la vida privada. Estamos interesados en desarrollar una crítica auto-reflexiva de la psicología que esté históricamente situada y que también sea capaz de revelar los caminos que utilizan las prácticas pedagógicas de la psicología académica o para separar el conocimiento útil que hay en el sentido común y volverlo un conocimiento "experto" que las personas siente como algo ajeno a sus experiencias, o para relegar conocimiento útil al dominio del sentido común para que la gente lo sienta como algo completamente inútil.

Tomar conciencia de las trampas que esperan a los/las psicólogos/as y a sus aliados que desean ser críticos no es suficiente, tal cosa sólo expone los escollos que cada psicólogo/a individualmente tendrá que evitar. La teoría no necesita ser más misteriosa que la propia psicología, y todos aquéllos implicados en una psicología crítica necesitarán una buena dosis de teoría para entender y dar sentido a todo lo que ocurre a su alrededor. La teoría que necesitamos, no obstante, debe fundamentarse en la experiencia de los que sufren la psicología y debe estar conectada con la acción dirigida a cambiar ese estado de cosas.

Conclusión:

Deberíamos tomarnos muy en serio cualquier crítica de la psicología, cualquier desafío a la ideología y al poder, puesto que sólo sobre esas bases seremos capaces de conectar la diversidad de actividades radicales que hay dentro y fuera, en y contra la disciplina y construir, un campo de debate en el que las diferentes posiciones teóricas y las iniciativas prácticas puedan desarrollarse, discutirse y elaborarse. La actividad crítica no puede ser llevada a cabo por individuos que trabajen independientemente y esa es, precisamente, la razón por la cual los/las psicólogos/as críticos/as necesitan de sus propias instituciones. Éstas incluyen a revistan como Asylum, Nordiske Udkast, Psychology in Society y Annual Review of Critical Psychology y a organizaciones como Psychology Politics Resistance. La identidad del psicólogo/a crítico/a en estas organizaciones viene dada por el esfuerzo de comprender cómo la psicología opera y no por su pertinencia a un club que piensa lo que él o ella ya saben. En ese sentido, la psicología crítica debería consistir en un empeño teóricamente intenso y ampliamente práctico.

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Autor:

Stephen Cole Perry

Enviado por:

Ing. Lic. Yunior Andrés Castillo S.

"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"?

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2015.

"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"?

[1] Nota del traductor: Hay bastantes autores, como por ejemplo M.Montero, que han optado por no traducir en sus escritos la palabra ?empowerment? argumentando que el concepto tiene un significado determinado, ampliamente conocido en la tradici?n de la Psicolog?a Comunitaria, y que desaparece cuando es traducido al castellano. De hecho, no existe una traducci?n del t?rmino en esta lengua. ?ste s?lo equivale a alguna per?frasis como ?dar fuerza?, ?dar poder?, ?dar agencia?, etc. No obstante, y a pesar de estos problemas de traducci?n, es posible encontrar en la literatura producida sobre el tema en Espa?a, que el t?rmino ?empowerment? es traducido por ?fortalecimiento?. Como ?fortalecimiento? no recoge toda la significaci?n que la palabra ?empowerment? adquiere en el contexto de los trabajos sobre Psicolog?a Comunitaria he decidido seguir a M.Montero en su propuesta de no traducir esta palabra, entendiendo que los/las lectores/as que conozcan ese campo de trabajo no tendr?n problemas en la comprensi?n del mismo.

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