- La psicología y su papel en la construcción de un proyecto latinoamericano
- Epistemología
- Investigación
- Aplicación
- El psicólogo y la psicología de la liberación
- Referencias
Reflexión sobre la necesidad y posibilidad de construir una ciencia psicológica que permita el desarrollo del potencial individual y colectivo (como latinoamericanos) para construir un estilo de vida y una organización social acorde con nuestras particularidades históricas. Se aborda el análisis desde los constructos de toda ciencia: epistemología, aplicación, investigación, metodología y fines.
DE UN PROYECTO LATINOAMERICANO
"La originalidad es el único rasgo que debe ser imitado por América, América debe imitar a Europa en esa, su capacidad para ser original. Esto es, en su capacidad para enfrentarse a su propia realidad para tomar conciencia de sus problemas y buscar las soluciones adecuadas" (Leopoldo Zea. "América en la historia". Madrid: Revista de Occidente, 1970, p 17).
Asumiendo, por convicción personal y posibilidad real como premisa esta afirmación de nuestro filósofo Leopoldo Zea y considerando que la identidad cultural latinoamericana debe constituirse como elemento clave de un proyecto social, económico y político del futuro deseable para nuestro pueblo, pretendo en este trabajo sistematizar algunas ideas que giran en torno a la propuesta de construcción de una Psicología hecha a la medida de las necesidades de los pobladores de estas tierras latinoamericanas.
Al iniciar la construcción de este trabajo , lo que es, la organización de ideas respecto a un ideal de psicología latinoamericana, se presentan ante nosotros varias afirmaciones con las que justificamos y legitimamos nuestra participación en este proyecto.
En principio, pensamos que la psicología que aprendemos en la academia busca en su parte aplicada hacer más llevadera nuestra vida en el capitalismo salvaje, más aún, es un instrumento de este para reproducirse. Por lo mismo, la psicología tradicional no reflexiona sobre el contexto histórico de su accionar promoviendo implícitamente la naturalización subjetiva del estado de cosas, la idea de la amovilidad del sistema, de la no posibilidad de su cambio. Nuestra propuesta por el contrario es construir una psicología crítica que colabore en la construcción de un mundo más humano, un mundo con un sistema social, económico, político y cultural que les posibilite a hombres y mujeres vivir gozosamente, en armonía con los demás, en equilibrio con la naturaleza y con las condiciones necesarias para el desarrollo de sus potencialidades.
Estamos con lo anterior declarando que nos es posible construir ciencia, y específicamente La Psicología, que podemos dejar de importar todo el pensamiento del llamado primer mundo. Si el ecuatoriano García Moreno o nuestro Miguel Antonio Caro son reconocidos internacionalmente como grandes pensadores latinoamericanos sentados en teorías hispano católicas, si tenemos grandes pensadores –algunos reconocidos en el exterior y por lo tanto en el interior y algunos no reconocidos en el exterior y, desafortunadamente, por lo tanto no reconocidos en el interior- en todas las áreas del saber, aunque anclados fundamentalmente sobre teorías europeas o anglosájonas, entonces, ¿no podremos tener pensadores anclados en una posición surgida propiamente desde Latinoamérica?, ¿una posición que manifieste un proyecto común latinoamericano de mundo futuro, que tenga raíces en nuestras peculiaridades históricas?.
Somos conscientes que encontraremos barreras para construir un proyecto con estas características y obstáculos para publicar nuestra posición. Son patentes las barreras culturales que condicionarán su desarrollo y su aceptación. No nos será fácil acceder con nuestra propuesta a congresos, pensum, cursos y otros espacios de formación académica formal, encontraremos barreras de origen económico puesto que los objetivos de nuestra propuesta no están a tono con los de la globalización neoliberal, barreras cognitivas que impedirán soñar con un futuro personal y mundial diferente a los sueños de éxito capitalista que nos han inculcado desde la crianza, etc. Pero somos altamente optimistas. No nos preocupa las barreras culturales puesto que "las culturas son enseñables y aprendibles, lo que las hace modificables, cambiantes y perecederas" (Gustavo Quesada, en clase. 2002). El mundo y la cultura no se quedan quietos y es nuestra decisión participar o no en su direccionamiento. Tampoco miramos fatalistamente ese monstruo "inaprensible" del neoliberalismo y su globalización económica, "pese a su aparente virtualidad, detrás de ella se mueven actores concretos, con intereses específicos: Grandes conglomerados, naciones y bloques nacionales, banca mundial y organizaciones mundiales. Además… su fundamento continúa siendo la propiedad privada capitalista" (Quesada. Educación y globalidad. P 12). ¡Oh, sorpresa!, si es algo del mundo (¡no es demoniaco, aunque parezca!) y construido por humanos, es entonces histórico, pasajero y susceptible a los condicionamientos económicos, políticos, sociales, culturales, geográficos… y humanos.
El mero hecho de construir un proyecto a varias manos, de conciliar una propuesta única entre gentes de diferentes países es por si mismo un proyecto difícil; pero para bien de nuestras motivaciones es bueno recordar que al otro lado del mar los miembros de la Comunidad Económica Europea (CEE) a pesar de estas mismas dificultades, de tener rivalidades históricas, de poseer mucha menos homogeneidad cultural y lingüística que nosotros, a pesar de todo, la CEE y el Euro es hoy un hecho (de este fenómeno rescatamos la posibilidad de los acuerdos y la unidad internacional, al margen de su finalidad política o económica). Entre nosotros los latinoamericanos somos mucho más parecidos que entre si los europeos, y si en realidad en algo somos similares todos los latinoamericanos es en nuestra semejante posición tradicional frente al mercado mundial capitalista: periféricos, víctimas, explotados, utilizados, expropiados,… Si algo nos debiese unir en un solo proyecto, sería la lucha por erradicar tal posición, y por lo tanto, erradicar el concomitante sufrimiento de nuestra gente. En realidad tenemos más razones por las cuales unirnos y, en cierta medida, menores obstáculos para hacerlo.
LA PSICOLOGÍA Y SU PAPEL EN LA CONSTRUCCIÓN
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