Freud y Erikson: Forjadores de sistemas recíprocos
Enviado por Felix Larocca
- Recordando, repitiendo y resolviendo (Recomendaciones adicionales acerca de la técnica del psicoanálisis II)
- Fases evolutivas del psicoanálisis freudiano
- La transferencia adquiere primacía en la terapia
- Actuar fuera de la transferencia ("acting out")
- La neurosis de transferencia
- Las Tres R"s
- El caso de John
- Interludio
- La terapia y su curso
- En resumen
- Bibliografía
El elemento que forma la parte central de esta tesis es que durante el proceso del desarrollo humano, cambios ocurren que transforman la fisiología del cerebro de algunos pacientes y la de quienes los observan, a veces de maneras imprevisibles.Leer más: http://www.monografias.com/trabajos60/sendero-mente-cuerpo/sendero-mente-cuerpo#ixzz39tfqAayk
El arte y la disciplina de la psicoterapia intensiva como, ambos Erikson y Freud la concibieran restan en principios establecidos que fueran intuidos, teorizados e instaurados por el Padre del Psicoanálisis, Sigmund Freud; y que posteriormente sus allegados ideológicos más cercanos, su propia hija Anna, y discípulos, avanzaran y modificaran para hacerlo más accesible y útil y para incluir a los niños, como parte de los pacientes a quienes pudieran serles de actividad beneficiosa.
Visiones por Salvador Dahli
Enseñar este arte, supervisar su proceso y entrenar a otros en el rol de neófitos es una tarea dedicada y extremadamente difícil.
Para poder ejercerlo se necesita del aprendizaje de la técnica, que es el reducto donde se congregan las respuestas a los problemas, a menudo inesperados, que puedan suscitar durante el tratamiento de cualquier paciente.
Por las razones antedichas es necesario que para la práctica eficiente de la terapia psicoanalítica el terapeuta esté versado cabalmente en la psicología del ego, en las etapas del desarrollo desde los puntos de vistas psicosexuales y psicosociales, en los mecanismos de defensa, en los fenómenos de distorsiones paratáxicas productos de la transferencia y en el efecto personal de la llamada "contratransferencia".
Nuestro objetivo
El propósito de esta contribución adicional a las similitudes y contrastes que existen entre las teorías predominantes del desarrollo humano a través del transcurso del ciclo vital, es el unificar ambas las teorías de Freud y las de Erikson en un sistema congruente que pueda ser adaptado a la psicoterapia psicoanalítica.
En el principio, y después que Freud renunciara la hipnosis y se distanciara del proceso de la catarsis terapéutica, el propósito del psicoanálisis era simple: Hacer (vía la reducción, entendimiento y eliminación de las defensas reprimidas) lo inconsciente, consciente. Para ello existía la hipnosis, según Brewer, quien fuera su proponente mayor y quien guiara a Freud en esa dirección hasta que éste la descartara.
Concepción esquemática del psicoanálisis freudiano
La idea germinal de la cura por hipnosis Freud la sustituyó con la fundación del psicoanálisis, resumiéndola de manera muy apta en una de sus frases más famosas y citadas:
Donde id era, allí estará el ego. (En alemán: "Wo Es war, soll Ich werden").
Para proseguir con esta lección nos parece oportuno presentar un resumen de la contribución transcendental que Freud publicara a la técnica del psicoanálisis en el 1914.
Recordando, repitiendo y resolviendo (Recomendaciones adicionales acerca de la técnica del psicoanálisis II)
(Remembering, Repeating and Working Through (Further Recommendations in the Technique of Psychoanalysis II)
En su carrera como teórico del psicoanálisis, Freud hizo seis recomendaciones acerca de la mecánica para la conducta de este proceso. Entre todas, y, para muchos investigadores, la contribución aquí estudiada, representa la de mayor importancia para la práctica y para la culminación exitosa de un análisis terapéutico.
Para el psicoanálisis el paradigma terapéutico freudiano se resume de esta manera: Recordando, repitiendo y elaborando.
Desde el principio, el lector realizará que en esta tríada el autor de este ensayo substituye la palabra "elaboración" por "resolviendo", porque ésta nos parece acepción más acertada.
En el trabajo de Freud que aquí consideramos, el Maestro comienza explorando la evolución del psicoanálisis y de cómo con la marcha de tres fases distintas, el método lograría adquirir configuración, madurez y estructura en su teoría y práctica.
Fases evolutivas del psicoanálisis freudiano
La primera fase fue la fase hipnótica resultado de la influencia que Josef Brewer ejerciera en Freud, como discípulo y protégé. Pionero en el campo del estudio de la histeria, Brewer, enfatizaba enfocar en la situación original que diera comienzo a los síntomas dentro de la memoria misma hecha accesible al paciente por medio del trance hipnótico.
Por medio de la hipnosis la persona recordaba el episodio traumático y hacía una abreacción de la memoria reprimida lo que resulta en su liberación de la neurosis.
(Abreacción: Reaparición en la conciencia — por medio de la verbalización — de una emoción pasada, reprimida o mantenida en el subconsciente por barreras psíquicas especialmente en presencia de un terapeuta).
El problema era que los resultados en su mayoría eran fugaces.
La segunda fase del psicoanálisis surgió cuando el método de la hipnosis fue reemplazado por Freud por el de la catarsis, primero, y el de la asociación libre (free association) más adelante, acompañado por la interpretación de defensas y resistencias.
La interpretación se tornaría esencial para invalidar las resistencias que causaran que el proceso de la asociación libre, a menudo, se interrumpiera.
La asociación libre en conjunto con la interpretación — sin alterar el estado de conciencia — recuperaba la situación original en manera similar a la hipnosis, eliminando la psicopatología al final. La meta del psicoanálisis era idéntica a la del método hipnótico que consistiera en exponer la situación traumática. La única diferencia consistía en el mecanismo utilizado para el logro de este propósito.
La tercera fase en la formulación del psicoanálisis abandona su enfoque en el pasado y en lugar se ocupa de la situación presente (en el aquí y ahora) del estado del paciente. El cual se está transfiriendo en el analista, vía el proceso de la asociación libre, y que se contiene (se opone) por medio de la resistencia que el analista reduce durante el proceso interpretativo de la terapia.
La transferencia adquiere primacía en la terapia
La manera en que el paciente se relaciona con el psicoanalista (transferencia) es clave, mientras que las interferencias al proceso presentadas como resistencias se eliminan por medio de la labor interpretativa, permitiendo que la situación traumática inicial se ponga en evidencia para ser reducida.
La diferencia entre la tercera y la segunda fase es únicamente en la dirección hacia la cual el enfoque terapéutico se dirige.
Represión emocional
En la tercera fase lo que importa, es la manera en que el paciente se relaciona dentro de la transferencia, y como resultado de este enfoque, la situación original del impacto traumático se discierne.
Sin embargo, en la segunda fase la oposición a las resistencias que obstaculizan llegar directamente a la situación original es esencial para poder evocar el origen de la neurosis.
La segunda y la tercera fase entrelazadas constituyen el proceso psicoanalítico moderno, por la mayoría de los psicoanalistas adoptado.
En todas las tres fases, el gol permanece recuperar la situación original reprimida e inconsciente, para examinarla dentro del campo de la conciencia para lograr su entendimiento.
Las únicas diferencias residen en el método utilizado para lograr esta meta, ya que en el psicoanálisis la hipnosis ha sido descartada.
Dentro de esta nueva técnica, con énfasis en la transferencia, una observación muy importante debe hacerse en referencia a la manera en la cual el paciente se comporta dentro de la situación analítica.
El psicoanalizante, en lugar de recordar la situación traumática la actuará (act out) inconscientemente dentro de la transferencia en una manera compulsiva, actuando el pasado iterativamente en lugar de recordarlo repentinamente, como fuera el caso con la hipnosis.
La compulsión de repetir es en realidad un proceso paulatino de transferencia de afectos y contenido reprimidos. La esencia de la transferencia siendo la de permitir recordar y repetir el pasado — por medio del vehículo suministrado por las distorsiones presentes dentro de su mecanismo — para permitir su reducción (o eliminación) como síntoma.
Las resistencias y ansiedades del pasado asimismo emergen transferidas y representadas como si fueran barreras contra el tratamiento mismo, obstaculizando — si no se interpretan — la progresión del análisis.
Freud explica que lo que se representa en el análisis son síntomas distorsionados provenientes del pretérito que fueron reprimidos dentro de la personalidad y que ahora encuentran su camino a ser revividos para ser reconocidos, examinados, descifrados e interpretados.
La transferencia
La diferencia entre la técnica de la hipnosis y la nueva labor analítica se entiende mejor como si fuera actuar de nuevo bajo un estado de vigilancia total (y no alterado como cuando se está bajo el trance hipnótico), para poner lo traumático reprimido dentro del presente indagatorio de un ego consciente.
El paciente explora sus inhibiciones por medio de las interpretaciones que eliminan la cubierta de represiones neuróticas, forjadas de manera inconsciente, para ajustar a la vida real eliminando la aparición de afectos negativos.
En la primera fase del tratamiento el esfuerzo radica en alentar al paciente a que considere sus síntomas como partes de su personalidad e interna realidad, y no como si fueran elementos psíquicos extravagantes y extraños. Tomarlos como experiencias que, por su importancia vital, deben de ser solucionadas para eliminar las ansiedades resultantes y otras señales de disfunción neurótica.
Antes de iniciar el tratamiento, es posible que el paciente no registre la naturaleza ni la intensidad de sus síntomas debido a una actitud inconsciente de negación y resistencia hacia ellos, en lugar de considerarlos asuntos de importancia que merecen la mayor atención.
A medida que el tratamiento progresa, las memorias ocultas reprimidas afloran y puede que — por las ansiedades engendradas — sus presencias se sientan dificultosas para el paciente, por lo que trata de evitarlas vía las resistencias.
Actuar fuera de la transferencia ("acting out")
La compulsión de actuar fuera de la transferencia puede ser dañina para el paciente porque representa una resistencia de la mayor proporción. El enfoque terapéutico en dicha situación es asistir al analizante a representar y expresar sus materiales reprimidos dentro de la atmósfera provista por la situación terapéutica dentro de la transferencia. Lugar donde puede ser entendida y su impacto reducido.
Edipo y el oráculo de Delfos
La neurosis de transferencia
El mayor logro del psicoanálisis es la transformación de la memoria reprimida en una representación que puede ser verbalizada.
De esta manera, la situación analítica transforma la neurosis sintomática en una "neurosis de transferencia". (El libro a consultar aquí es The Psychoanalytic process por Paul A. Dewald).
La transferencia es el espacio que suministra el vínculo accesible entre la enfermedad inconsciente reprimida y la vida real presente.
Las Tres R"s
Por medio de este proceso que llamamos "Las tres R"s", las memorias retornadas (recordando) se vuelven repetitivas (repitiendo), se hacen disponibles para su exploración y, eventualmente se resuelven vía la verbalización emocional (resolviendo).
Para Freud la elaboración final (working through), para nosotros la resolución comienza con la aparición de las resistencias y su eliminación por medio de las interpretaciones, hasta que éstas son removidas dentro de la transferencia.
Prosiguiendo
Con lo antedicho, concluimos, habiendo proporcionado un resumen de las fuerzas curativas del psicoanálisis que Freud concibiera. Ahora nos moveremos hacia la reciprocidad técnica que existe entre el método psicoanalítico y las teorías que Erikson nos ofreciera con su concepción del desarrollo psicosocial.
Contador público
Freud, por su parte nos legó, una teoría, que consistiera en una división de la mente en componentes estructurales. Evolucionando en un método de terapia destinado a resolver los conflictos neuróticos provenientes de situaciones traumáticas inconscientes o derivados de compromisos reprimidos en un esfuerzo de evitar la ansiedad resultante.
Erikson se limitó a contraponer etapas del desarrollo con sus consecuencias finales si éstas no concluyeran satisfactoriamente. Asimismo este investigador elaboró sus etapas sin describir síntomas resultantes como psicopatologías y sin avanzar técnicas para darles remedio. La ansiedad u otros afectos negativos que forman parte esencial de las doctrinas freudianas, permanecen ausentes en las de Erikson, ya que este investigador soslayó la idea de constituir la noción de sus etapas en un método de terapia.
Pero, aún en ausencia de técnicas específicas postuladas en el esquema psicosocial, el esquema mismo puede ser de utilidad terapéutica, como en seguida demostramos.
A continuación se ilustra un caso tratado combinando las teorías de Erikson y los métodos que Freud propusiera
Seleccionamos un paciente en la cuarta etapa de Erikson, porque ésta es singularmente la fase de la escolaridad y la de "latencia" de Freud, la de la socialización en progreso y la de conformar a las expectaciones académicas que todos, de una u otra manera, albergan, del niño, desde que la niñez se inventara. (Véanse mis ponencias al respecto).
Santo que reconociera originalmente las perversiones características de la niñez
La etapa seleccionada por nosotros, es, asimismo, la época en la que el jovenzuelo comienza su instrucción preescolar y escolar. Naturalmente, el niño está ansioso por hacer cosas junto con sus contemporáneos. De compartir tareas, de comenzar proyectos o de organizarlos, sin interferir con los demás, incurriendo en su rechazo. Lógicamente, en sus inmadureces, el joven posee una manera ingenua de comprender la experiencia social que requiere la experimentación, el planeamiento, y compartir con los demás. Si acaso no logra el goce de algún éxito derivado de sus acciones comienza a sentirse insatisfecho y descontento con la impresión de no ser capaz de hacer cosas que otros hacen, y de hacerlas bien y aún mejor. Como resultado, sentimientos de inferioridad pueden aflorar, los que le hacen sentir defectuoso y torpe psicológicamente.
Es igualmente en esta fase cuando, las primeras indicaciones del acoso de primus inter pares, o bullying, hacen su aparición, a menudo con consecuencias adversas en la víctima.
Entonces, tenemos la necesidad de admitir que, como hemos expresado en otros lugares, la escolaridad y la escuela presentan dilemas que resultan, con frecuencia, en situaciones nocivas para el jovenzuelo y sus familiares cercanos productos de su entorno social.
El caso de John
John era miembro de una de las firmas más prestigiosas de contadores (certified public accountants) de la ciudad donde viviera.
Hijo único, vivía con su madre septuagenaria, quien enviudara muy joven y quien dedicara su vida a darle compañía a su vástago, a quien adoraba de veras por su abnegación solícita y devoción hacia ella.
De apenas 32 años, el joven profesional manejaba los clientes más prósperos de una firma que contaba entre ellos, "la flor y nata", económica y social de la metrópoli.
Dominatrix
Todos sus clientes se sentían privilegiados por gozar de los servicios meticulosos y cordiales que el apreciado profesional les dispensara. Todos lo procuraban cuando llevaban sus nuevas cuentas a la empresa.
Nunca menos que puntual, John recordaba detalles personales acerca de sus clientes que le granjearan la alta estima en que todos lo tuvieran.
Como persona era muy conservador. Trajes de color negro o azul oscuro, camisa blanca, impecablemente almidonada, corbata negra y zapatos oscuros. Gafas de montura simple y una actitud respetuosa y cuasi tímida lo distinguían.
Algunos decían, "John luce como director de funeraria…"
No ocultaba que no tenía pareja y tomaba como chiste los esfuerzos que muchos de sus clientes hacían para interesarlo en mujeres de cualquier edad. Especialmente, si eran viudas, atractivas y pudientes.
Con mucho tacto soslayaba el interés que se le ofreciera y seguía siendo el compañero ideal para su madre devota.
No era gay — Si no lo era — Entonces, ¿qué era?
Compartía y permaneció viviendo con su madre, en el hogar escueto en que sus progenitores permanecieran toda la vida, hasta que el padre pereciera en un accidente de caza inesperado. Lo que sucediera cuando John cumplía seis años.
Lugar donde las teorías del desarrollo fueran irrelevantes
En esa ocasión, traté al pequeño para asistirlo a lidiar con un trauma, que le produjo un surtido de síntomas de depresión, otros de naturaleza psicosomáticos, incluyendo una afonía severa, tartamudeo, pesadillas, enuresis nocturna y sentimientos de culpa. Más adelante, durante la terapia, reveló que cuando se enteró de la muerte de su padre percibió una sensación genital placentera, lo que lo horrorizara y lo llenó de sentimientos de angustia.
Desde entonces, consideraba la sexualidad como pecaminosa y se alejaba todo lo posible de intereses eróticos por ser "sucios".
Con la ayuda de la psicoterapia, John se recuperó de sus males, y, terminaría graduándose del bachillerato de una escuela católica para varones, completando su carrera profesional en una universidad prestigiosa.
Interludio
La vida discurría de manera apacible y placentera para el joven contable y para su madre.
Todo cambiaría, cuando la mamá cayó víctima inesperada de un derrame cerebral. Fue en ese instante, cuando el mundo se le desplomó a este hijo obsequioso y devoto.
Después del sepelio, el joven y exitoso contador fue acosado por numerosas damas que querían ofrecerle sus favores y asistirlo colmando su vacío.
Conoció a Becky, seductora vampiresa. Mujer bella, joven, divorciada, y sin hijos, quien llevara sus asuntos de negocios a la firma de John con el deseo — no tan discreto — de seducir al más exitoso de los profesionales que la oficina tuviera.
Logró sus objetivos en una ocasión cuando — habiendo accedido compartir una copa de vino con ella — le permitió practicarle el sexo oral a este hombre que, hasta entonces, fuera virgen.
La experiencia lo confundió y le infundió mucho miedo, y, a veces pánico. Sus pensamientos se tornaron fijados en la escena, la que no podía apartar de la mente ni cuando estaba despierto ni cuando durmiera. Otras veces sus afectos se volvían desordenados y sentía ataques de agitación, de ansiedad y de pavor. Pensó en el suicidio, optando — siguiendo el consejo de su cura confesor — por una consulta con el terapeuta de su niñez, quien, por coincidencia, y a la sazón, era cliente, de la firma en la que John trabajaba.
La terapia y su curso
Sus deseos al procurar la terapia esta segunda vez, fueron como instrumento para lograr disipar sus sentimientos de culpabilidad, lidiar con la terrible tristeza y la desolación que — rayando en la depresión severa — igualmente sufriera, y reducir el efecto traumático residual, producto de su primera experiencia sexual.
Los síntomas del pasado, cuando fuera tratado de niño, retornaron transitoriamente, incluyendo la afonía y tics faciales, lo que requiriera una ausencia breve de sus asuntos profesionales.
Asimismo comenzó a experimentar las mismas sensaciones genitales que tuviera, a la edad de seis años, cuando su padre murió.
En esta segunda ocasión los temas del proceso terapéutico eran característicos de una fijación del desarrollo psicosocial en la Cuarta Etapa de Erikson, con problemas de narcisismo traumatizado, de confusión psicosexual y de asuntos edípicos nunca resueltos.
Juntos lograríamos reanudar una terapia que prosiguió sin obstáculos, ya que el paciente se sumergió en el misma, con tenacidad inusitada.
Sus sueños eran numerosos y ricos en simbolismo erótico y edípico.
El diagnóstico básico fue el de una fijación en el desarrollo psicosocial — amén de psicosexual — en la cuarta etapa de Erikson y en la de latencia de Freud (pre-edipal), con una situación de Edipo irresuelta por pánico homosexual y ansiedad de castración (expresión en los sueños de ver a Becky como una dominatrix dotada de vagina dentata).
Por medio del fenómeno de la transferencia el paciente revivió los sentimientos contradictorios y confusos de alegría y culpa que le proporcionara la muerte repentina, prematura y traumática de su padre, porque ésta, como resultado colateral, le cediera su madre como posesión exclusiva.
Pero complicaciones sobrevendrían en la niñez
Su temor a los bullies, a los juegos de contacto bruscos, y su dedicación exclusiva hacia una mamá de la que nunca se apartada, lo hicieron una persona totalmente aislada socialmente. Creciendo como muchacho muy tímido y retraído.
Lo de permanecer "virgen" sexualmente fue un voto secreto que se hizo a sí mismo durante una misa que asistiera un día de las madres, cuando fuera testigo de la tristeza que mostraban aquellos niños cuyas madres habían muerto.
Narciso enamorado
"Mamá, para mí tú siempre serás la única mujer en mi vida", le escribió a su madre en una esquela que le dejó en la almohada, para celebrar ese día especial.
En un sueño que, una vez reportara, admitió que, de chiquillo sufría en silencio de una depresión persistente y crónica, la que — complicada por la enuresis nocturna fuera tratada con antidepresivos por el médico de la familia — con buenos resultados.
Durante la terapia, el paciente, deploró — gimiendo y sollozando — todas las desventuras reprimidas de su vida traumática. Logrando sobreponerse, por medio de la transferencia, de su fijación en esta etapa del desarrollo psicosocial, como asimismo lo fuera en la psicosexual.
En resumen
Para el tratamiento exitoso de todo paciente, especialmente aquellos que están atascados en medio de su niñez, es esencial que se calibre el impacto en su vida emocional de las fases que Erikson describiera.
Pero, como el proceso psicoanalítico está fundamentado en una teoría de conflicto entre las varias agencias de la mente, la terapia — que Erikson soslayara en su sistema — se torna posible con su aleación con el método freudiano; aún aunque como teórico, Freud considerara esta mezcolanza espuria, la deplorara y la rechazara.
La evidencia subvierte los pensamientos del Maestro quien deseaba, a todo costo, preservar el oro de ley que, en su propio narcisismo, su método únicamente representaba.
Demos la bienvenida en el campo de la terapia psicoanalítica, al genio de Erikson cuyos principios enriquecen la Casa que Freud erigiera.
Mazel Tov!
Fin de la lección.
Bibliografía
Freud, S. (1914) Remembering, Repeating and Working Through (Further Recommendations in the Technique of Psychoanalysis II) SE 12:145 -156
Larocca, FEF: El sendero de la mente al cuerpo: Derrotero de dos vías en academia.edu, researchgate.net y monografías.com
Además, extensivos enlaces (links), bibliografía adicional y referencias de contribuciones a este tema y otros temas mencionados por este mismo autor, pueden obtenerse en los siguientes portales:
AcademiaEdu
ResearchGate y
Monografías.com
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca