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Criminología de la mujer costarricense: Una aproximación a la CriminA-Logia (página 2)


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Crónica de un viaje a la cárcel de mujeres

Algunas mujeres tienen además de los múltiples problemas del diario vivir que les depara el triple rol social que la sociedad les ha asignado, la desgracia de ser considerada delincuente por cometer alguna conducta desviada sancionada por la ley, por lo que cuando es aprehendida se le debe de dar un trato diferente al hombre, brindarle una atención especial a su problemática criminológica con una visión holística, donde las acciones y procedimientos a ejecutar contemplen la perspectiva de género por lo que en nuestro pais se vienen ejecutando importantes avances en la atención de la mujer privada de libertad, como lo es el caso del Centro de Atención Semi-institucional de la Mujer mejor conocido como la Casita de la pradera o casa de la mujer.

Y hoy en día la Casa de la monja fantasma, mito que permea el inconsiente colectivo de la población privada de libertad.

El Centro de Atención Semi-Institucional para la Mujer, es una dependencia del Ministerio de Justicia y Gracia que tiene a su cargo la población privada de libertad, que cumple la ejecución de las penas de prisión, en un medio abierto. Le corresponde "implementar un proceso técnico-administrativo, de seguridad y comunitario para la atención integral de la población semi-institucionalizada, sin perder la "visión de nuestro compromiso con la seguridad ciudadana". (Ministerio de Justicia 2002. )

El Centro de Atención Semi-Institucional para la Mujer, estuvo ubicado en Paso Ancho, frente a las instalaciones del MOPT-INA; constaba de una casa con cuatro dormitorios, sala, comedor, cocina; donde convivían 60 privadas de libertad (dato al 31-10-2002). Las condiciones infraestructurales no eran las más adecuadas, existiendo problemas de hacinamiento y limitados servicios para la cantidad de personas que deben pernoctar (aproximadamente 13 privadas de libertad por noche). Actualmente se le traslado a Guadalupe, a un costado del Mas por Menos, en un lugar históricamente destinado a servir como cárcel, primero fue un centro de mujeres menores de edad (Reformatorio), después fue la cárcel de Mujeres, y posteriormente un centro de confianza masculino y actualmente comparte parte de sus instalaciones con el Centro de Mujeres el que consta de un pabellón de 12 dormitorios, sala de televisión, oficina de seguridad, dormitorio de policías, comedor y varios pasillos, se acondicionó una biblioteca y un lugar para las sesiones grupales de las distintas áreas de atención técnica.

Así como una parte administrativa donde se cuentan con 4 oficinas para la Secretaria, administración, dirección y para los profesionales de las áreas técnicas, contándose en la actualidad con mejores condiciones físicas para la atención de la población privada de libertad femenina.

El proyecto de atención integral de la problemática criminológica de las mujeres privadas de libertad, que se desarrolla en el Centro de Atención Semi-Institucional para la Mujer, procura atender de manera holística la problemática criminológica de las mujeres privadas de libertad con acciones y procedimientos que contemplen la perspectiva de género.

De acuerdo al Plan de Desarrollo Institucional, de la Dirección General de Adaptación Social (1993), el Nivel de Atención Semi-Institucional se caracteriza por contribuir al establecimiento de relaciones sociales entre la población privada de libertad, la comunidad y la institución carcelaria.

La acción institucional, se orienta a promocionar en la mujer un proyecto de vida que le vincule al medio social, en concordancia a sus capacidades y potencialidades, las que van a posibilitar su inserción en la comunidad.

Por esto, la interacción mujer-institución y comunidad implica la responsabilidad de la institución y el medio social, propiamente la familia o grupo sustituto y las actividades laborales, en un proceso donde funcionario (a) y privada de libertad interactúan directamente en el medio social.

Las características y responsabilidades de todo este proceso determína que la mujer privada de libertad debe haber pasado por procesos de selección, que permitan que la persona no se constituya en una grave amenaza al medio social, no sufra el rechazo ni tenga prohibiciones judiciales o victimológicas para que pueda volver a su medio.

Las mujeres que se encuentran en el Nivel de Atención Semi-Institucional deben tener un proyecto de egreso que se sustente en la ubicación y en la inserción comunal, estos elementos hacen que la estrategia de reinserción comunitaria minimice la reincidencia y la evasión del Centro de Atención Semi-Institucional.

De esta forma, el enfoque de género posibilita orientar acciones y estrategias que tomen en consideración las especificidades de las mujeres y en este caso particularizar en mujeres que son privadas de libertad, quienes experimentan trato no igualitario en el trabajo, discriminación y una historia vital marcada por episodios de violencia física y sicológica; situación que repercute tanto en la mujer como víctima directa, como en aquellas víctimas indirectas que la presencian, los niños y niñas inocentes.

La política de desinstitucionalizaciòn se ha aplicado en el Sistema Penitenciario Costarricense desde hace 35 años en que se constituyó el Centro San Agustín, en el caso de la mujer este proceso es más reciente, por lo menos en la creación de un centro de atención semi-institucionalizado exclusivo y especializado en la mujer, proyecto que se inicia en la década de los ochentas; no tenía planta física propia sino que se estableció el programa en el Centro Atención Institucional Buen Pastor (dentro del penal), donde se adecuaron dos casitas, de allí pasa a la par de la entrada principal; (fue saliendo) no había personal especializado sino que la atención la brindaba el personal del Centro Buen Pastor (1990).(González M, 2002, entrevista)

En 1994 se le traslado al Centro Amparo Zeledón, solo se disponía de secretaria, trabajadora social y psicóloga (no había directora), en este lugar estuvo solo por un año y después se trasladó a Paso Ancho en 1996, contando con una psicóloga/directora, una abogada y dos agentes de seguridad.

A partir de 1997 fue adquiriendo su propio perfil donde la perspectiva de género se ha convertido en un pilar funda-mental para la atención técnica, así como para el análisis de

la realidad de las mujeres privadas de libertad, sus necesidades específicas y vivencias, donde se evidencian las consecuencias de la estructura patriarcal de nuestra sociedad, con historias de vida marcadas por el abuso del poder y la violencia en todas sus dimensiones.

A partir del 2005 en febrero, se traslada a las instalaciones actuales, en Guadalupe.

Se ha capacitado al personal en teoría de género, lo que ha mejorado considerablemente la atención brindada, con una mejor conciencia de la problemática psicosociocultural de la mujer privada de libertad.

El modelo de atención técnica del Nivel Semi-Institucional proviene de los lineamientos y políticas generales de la Institución que encontramos en el Plan de Desarrollo Institucional, un modelo basado en las tres fases: ingreso, seguimiento y egreso, atendiendo las principales áreas vulnerables de la población. El manejo de la población privada de libertad se basa en las modalidades de pernoctación ; los controles físicos y técnicos deben estar en función de la necesidad personal de la privada de libertad, con una motivación técnica que movilice los recursos comunitarios del entorno social.

Los principios filosóficos que fundamentan los niveles abiertos o semi-institucionales son que la estructura de la cárcel como único espacio para la ejecución de la pena, ha segregado a las personas propiciando la agudización de su problemática psicosociocultural, llegando a la conclusión que no todas las personas requieren de contensión física, porque cuentan con capacidad para integrarse al medio social y es aquí donde la intervención profesional es importante en la conformación y concreción de un proyecto de vida fuera de la prisión, se favorece la no institucionalización de aquellas personas cuyas características personales así lo permitan, que cuenten con un grupo familiar o de apoyo, un trabajo y asistencia a problemas específicos de su personalidad, utilizando los recursos comunales (N.A, A.A, grupos de violencia).

Todo con un sustento de acompañamiento y control que determine la funcionalidad social de la privada de libertad y de su proyecto de vida. Esto ha brindado posibilidades reales de "adaptación social", la que se realiza en el medio social y no puede de ninguna manera desarrollarse tras los muros de la prisión, además del carácter humanista y del respeto a los Derechos Humanos que son los fundamentos idiosincráticos de nuestra sociedad y por ende pilares fundamentales del Sistema Penitenciario de Costa Rica.

En el Nivel Semi-Institucional todas deben de desempeñar un trabajo o alguna actividad remunerativa, con sus excepciones de género, donde se ha dado al cuido de los niños y a los oficios domésticos una connotación de ubicación laboral, no solo el trabajo en la empresa privada.

Se favorece la interacción y la reinserción social al facilitar el desenvolvimiento familiar, laboral y social, involucrando a diferentes agentes sociales en el proceso de adaptación social.

El trabajo técnico se realiza por intermedio de diferentes áreas de atención, mediante atención individual, grupal y talleres formativo-educativos.

El proceso de acompañamiento en el medio externo enfatiza el trabajo, la familia y el contexto comunitario, dependiendo de las características personales, familiares y sociales y el Plan de Atención Técnica asignado, de aquí también se deriva el modelo de ejecución de la pena, pernoctación, no pernoctación, con presentaciones a la atención técnica cada 8, 15 o 30 días de acuerdo a cada caso, cuando acceden a una libertad condicional.

En el Centro de Atención para la Mujer se ha logrado una ampliación de la cobertura de atención y un cambio en el modelo de la no pernoctación, con atenciones grupales e individuales y de asistencia a terapia de grupos, con un modelo de control más flexible, más técnico y menos inquisidor. Se ha permitido la incorporación de las privadas de libertad a sus familias y comunidad, siendo en algunos casos el modelo más terapéutico y menos presencial .

Muchas mujeres privadas de libertad han logrado rehabilitarse de sus problemas de delincuencia, existiendo factores que han posibilitado su proceso de reintegro al medio social entre los que podemos destacar:

1-        Resolvieron su problema de adicción a drogas, licor, sexo, dinero.

2-        Se cansaron de sufrir y de estar caneando

3-        Encontraron una pareja funcional, gratificante y responsable.

4-        La prisionalización les sirvió de escarmiento no les gusto la estadía ni lo que vivieron y vieron, "salieron con el pelo parado", tomaron conciencia y se empóderizaron como mujeres, asumiendo con valentía su rol, con resignación y decidieron desde muy adentro de su corazón no volver a delinquir.

5-        Maduraron y tomaron la vida en serio.

6-        Dejaron la prostitución, los ambientes libertinos,el baile, los hombres, la vida loca.

7-        Consiguieron un buen empleo y esto las gratifico.

8-        Dejaron relaciones maritales enfermizas con hombres agresores y drogadictos que eran una influencia negativa.

9-        Lograron capacitarse y elevaron sus niveles de auto estima.

10-     Obtuvieron un despertar espiritual y cambiáron rotundamente sus estilos de vida criminógenos.

11-     Salieron del radio de influencia subcultural en que estaban immersas.

12-Superaron procesos de victimización prolongados que se remontan a su niñez y que las había marcado en su fuero interno.

Una gran cantidad de mujeres privadas de libertad ha sufrido historias tristes de abuso y carencias de todo tipo en su procesos de socialización primaria, es muy triste escuchar historias de niñas sufriendo de abuso físico, verbal, psicológico, sexual, y que hoy son mujeres que no han podido olvidar, tienen profundas cicatrices en el alma muy difíles de abordar a nivel profesional, habrá alguna técnica para borrar del inconsciente del ser humano las experiencias traumatizantes del ayer, podrá el ser humano perdonar y olvidar episodios que le han dejado una profunda huella en su personalidad, perjudicando grandemente su corazón, su mente y su alma.

Tratar profesionalmente a la mujer delincuente o internas como me gusta llamarlas es incursionar en un mundo lleno de abusos, carencias afectivas, materiales emotivas, prostitución, lesbianismo, drogas, licor, una história parecida a la de la canción de "pobre La María", siempre se repite la historia de tristeza, dolor, desesperanza, habrá un escape o será por esto que se refugian en la droga, el alcohol, la conducta desviada, las neurosis, habrá alguna salida, alguien que las escuche sobre todo que haga algo por ellas y por sus hijos, o seguirá el circulo vicioso, o tendrán que ser sus hijos los herederos del dolor de sus madres, en este campo no cabe duda que hay mucho que hacer todavía existe una esperanza en mi trabajo diario he visto a la mujer victimizada empodizarse, a la analfabeta capacitarse, la prostituta arrepentirse, a la drogadicta recuperarse, los niños abandonados recuperaron a sus madres, estas son mujeres de coraje, poderosas que no se quedaron fijadas en el pasado ingrato sino que dieron el salto cualitativo a sus vidas, y hoy son mejores hijas, amigas, esposas compañeras, es muy agradable saber que porcentualmente son pocas las mujeres delincuentes, internas o privadas de libertad que han pasado por el purgatorio terrenal para mujeres, ese filtro social que se llama el Buen Pastor, y que vuelve a reincidir.

También muchas con las mismas características negativas de pobreza y marginalidad, victimización no se han hecho delincuentes o no las han atrapado, lo cierto es que muchas se han rehabilitado, dejando las pasiones vergonzosas de la cárcel de mujeres atrás quedo el lesbianismo, el tubo, la alambrina, la ceniza, la lambada, las conversaciones maquiavélicas, el temor la ansiedad y lo único que les queda es disfrutar de la libertad, que Dios las bendiga a ellas y a sus hijos

 

Edwin Naranjo Jiménez

Antropólogo Social

Profesional en Criminología M.J.G

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