Efectos en la rentabilidad y sustentabilidad del agroecosistema por incorporación del cultivo de soja
Enviado por Gerardo D. Zijlstra
INTRODUCCIÓN
Para satisfacer las necesidades alimenticias de la creciente población mundial, estimada en 1010 millones de habitantes para el año 2050, será necesario triplicar la producción agrícola actual. Para ello resulta fundamental incrementar la productividad de las tierras más aptas.
La región pampeana argentina cuenta con una riqueza natural que la constituye en una de las regiones agro-productivas más importantes del mundo. A partir de la década del ´70, sufrió una extraordinaria transformación derivada de procesos de agriculturización que generaron crecimientos en la producción, adopción de modernas tecnologías y desarrollo de nuevas formas organizativas.
Dentro de la zona geográfica elegida para la realización del presente trabajo de tesis, formada por el partido de Tres Arroyos y área de influencia, ha ocurrido algo similar. La agriculturización ha marcado un aumento de la superficie destinada a cultivos de verano y los rendimientos han manifestado incrementos considerables.
La principal alternativa de intensificación agrícola por la que se ha optado en el sudeste bonaerense ha sido la utilización del doble cultivo "trigo-soja de segunda". Esta práctica ha demostrado ser una excelente herramienta para el incremento de la productividad, pero con una fuerte presión sobre el sistema.
Frente a este escenario, el objetivo primario del presente trabajo es evaluar la inclusión del cultivo de soja en rotaciones de cultivos, analizando sus impactos en la rentabilidad y sustentabilidad de un sistema de producción agrícola representativo del partido de Tres Arroyos. En virtud de este objetivo, se plantean además los siguientes objetivos específicos:
/ Identificar factores sociales y medioambientales que resultan modificados mediante el uso del cultivo de soja.
/ Realizar un análisis económico y de sustentabilidad del sistema productivo agrícola tomado como objeto de estudio, en virtud de la inserción de la soja como doble cultivo.
/ Proponer una serie de recaudos a considerar al incorporar el cultivo de soja en sistemas de rotaciones para optimizar el planteo, sin pérdidas de sustentabilidad.
El trabajo se desarrolla a través de una estructura que consta de ocho capítulos.
El primero de ellos describe los aspectos políticos, económicos, naturales y geográficos del partido de Tres Arroyos.
El capítulo siguiente detalla, luego de la realización de una investigación descriptiva, la evolución histórica, el diagnóstico y las perspectivas de la actividad agropecuaria.
A partir de la recopilación de datos secundarios, en el capítulo tercero se dan a conocer las alternativas de intensificación, basadas en la incorporación de la soja en los sistemas de producción.
El siguiente se centra en la confección de un análisis FODA del complejo sojero.
En el quinto capítulo se exponen los efectos sociales y medioambientales que resultan afectados por el uso de la soja.
El capítulo posterior describe un estudio de mercado, efectuado mediante entrevistas a productores agropecuarios del distrito, orientado a conocer el manejo que realizan de su sistema productivo y cuestiones inherentes al cultivo de soja.
Tomando como unidad de análisis una pequeña explotación ubicada en el partido de Tres Arroyos, se analiza en el capítulo sexto la sustentabilidad de la siembra "de segunda" del cultivo estival de soja sobre cultivos de invierno.
Por último, se exponen una serie de propuestas orientadas al mejoramiento de la actividad y la gestión de explotaciones agrícolas, promoviendo la toma de conciencia del productor ante decisiones de intensificación mediante el uso de la oleaginosa.
CAPÍTULO 1:
CARACTERÍSTICAS DESCRIPTIVAS DEL PARTIDO DE TRES
ARROYOS
1.1. ASPECTOS POLÍTICOS
El partido de Tres Arroyos se encuentra ubicado en la zona sur de la Provincia de Buenos Aires. Su localización precisa es: 38° 22' Latitud Sur y 60° 16' Longitud Oeste. Limita al norte con los partidos de Adolfo Gonzáles Chaves y Coronel Pringles, al este con el partido de San Cayetano, al oeste con el partido de Coronel Dorrego y al sur con el Océano Atlántico.
Cuenta con una superficie total de 5.962 km2, de la cual el 96% se utiliza para la producción agropecuaria (576.243 hectáreas). De una población total de 57.244 habitantes, el 16% vive en asentamientos rurales (9.082 habitantes). La densidad de población resultante es de 9,6 habitantes/km2.1
Ilustración 1 Ubicación del partido de Tres Arroyos.
1.1.1. Explotaciones agropecuarias: distribución por estratos de tamaño y superficie ocupada
Siguiendo los datos del Censo Nacional Agropecuario la superficie del partido en el 2002 estaba distribuida en 692 EAP2, con un promedio de 760 ha cada una.
Respecto a la distribución, el mayor número de explotaciones se presentaba en los estratos de 200 a 500 ha y de 500 a 1000 ha. En conjunto las EAP de estos estratos ocupaban un 34% de la superficie agropecuaria del partido, mientras que prácticamente el 64% de la tierra restante pertenecía a las EAP comprendidas en los estratos de entre 1000 y 7500 ha.
Las explotaciones pequeñas de hasta 200 ha constituyen el 26,3 % del total de productores, pero sólo trabajan el 2,85% de la tierra.
Tabla 1 Cantidad y superficie de las EAP por estratos de tamaño.3
Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC y del Censo Nacional Agropecuario 2002.
1.2. CARACTERÍSTICAS CLIMÁTICAS
El clima se caracteriza por ser templado con influencia oceánica, lo cual implica la ausencia de temperaturas excepcionalmente extremas, siendo la temperatura media anual 15 grados centígrados. Las mayores temperaturas y el mayor número de heladas se producen hacia el oeste del distrito, entre los meses de junio y julio. La media anual de precipitaciones es de 750 milímetros y la humedad relativa es del 68%. La velocidad promedio del viento es de 16 kilómetros horarios, predominante del norte, suroeste y sureste. En general son uniformes, algo más intensos al comienzo de la primavera.
1.3. ASPECTOS GEOGRÁFICOS
El Partido de Tres Arroyos se ubica en la denominada "Pampa surera". Abarca una llanura semi-ondulada con una altura media de 108 metros sobre el nivel del mar y forma parte de una de las 8 regiones que se distinguen por su calidad de suelo en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires.
Los suelos de alta fertilidad resultan aptos para cultivos de raíces superficiales, distribuyendo sus condiciones en cultivos de raíces profundas. Son en se mayoría llanos, altos y se apoyan sobre un espeso manto de material duro estratificado, denominado tosca o caliche, que se encuentra a profundidades variables, con frecuentes afloramientos superficiales en lugares de mucha erosión.
Las tierras negras de calidad crean un área de gran potencial para la producción agrícola. El contenido orgánico histórico -posiblemente modificado por el laboreo- fue calculado en el 4%, con disminución hacia el sur y oeste.
La franja costera de un ancho promedio de 1000 a 1500 metros, presenta suelos típicos de dunas con porosidad y permeabilidad elevadas, con buen drenaje y depresiones con acumulación de sales.
1.3.1. Perfil agroecológico4
El partido de Tres Arroyos se encuentra ubicado en una zona agroecológica denominada "mixta cerealera"5 Dentro del partido se pueden distinguir tres áreas ecológicas diferentes:
1. Una ubicada en el oeste del partido donde la actividad predominante es la ganadería bovina y en menor medida agricultura con cultivos de cosecha fina. Los suelos son planos y de escasa pendiente con desagüe dificultoso e impedido. Tiene escasa productividad y altas posibilidades de generación de anegamientos e inundaciones.
2. Otra área, que comprende la mayor parte del partido, predominantemente agrícola, con preeminencia de los cultivos de trigo y girasol, y con presencia de ganadería vacuna de cría, recría e invernada. Los suelos cuentan con buen drenaje y no hay peligro de anegamientos por constituir una llanura suavemente ondulada. Presenta con frecuencia limitaciones edáficas importantes debido a la presencia de tosca dentro de un metro de profundidad.
3. Una tercera comprende la franja colindante al litoral marítimo del partido. La actividad predominante es, también, la agricultura siendo los cultivos más utilizados el trigo y girasol; y con presencia de ganadería vacuna de cría, recría e invernada. Los suelos mayoritariamente pertenecen al grupo de los argiudoles. Se diferencia del área anterior por la ausencia de tosca, lo que permite mayor capacidad de almacenamiento de agua pluvial. Esto sumado a la influencia oceánica, brinda a los cultivos gran potencial de rendimiento, y en especial a los de verano, por ser menor el déficit hídrico en el período estival.
1.4. FAUNA Y FLORA
Las especies animales más representativas son:
Aves: perdiz, martineta copetona, martineta colorada, cisne cuello negro, flamenco rosado, ñandú (especie protegida), garza, cigüeña, chajaes, bandurria, cuervo, chimango, carancho, loro barranquero, tero, gaviota, paloma torcaz, colibrí, pájaro carpintero, hornero, benteveo, golondrina, albatros pico amarillo, urraca, tordo, zorzal, cardenal, jilguero y gorrión.
Mamíferos: zorro gris, liebre, carpincho, gato montés, vizcacha, nutria, peludo, mulita, hurón, zorrino, cuis y comadreja.
Acuáticos: en arroyos: bagre, dentudo, mojarra; en mar, río y lagunas: pejerrey; en mar: corvina, pescadilla, raya, chucho, lenguado, gatuzo, borriqueta, pez palo, salmón, cazón, sargo y mero. Además existen ofidios, reptiles y batracios.
La vegetación es muy diversa, generalmente de poca altura. Las especies más abundantes son: flechilla, paja brava, gramilla dulce y blanca, macachín, duraznillo blanco y negro, manzanilla, trébol y cardo. Entre los árboles predominan el eucaliptus, el pino y el álamo.
1.5. CARACTERÍSTICAS ECONÓMICAS
La principal actividad económica y fuente de ingresos del Partido de Tres Arroyos es la producción agrícola. El mismo es considerado representativo dentro de la zona agrícola del sur de la provincia de Buenos Aires, tanto desde el punto de vista agroecológico, como de las actividades agropecuarias predominantes y su estructura agraria. Posee también un importante desarrollo ganadero y destacada actividad industrial relacionada con el sector agropecuario.
Las características climáticas y suelos de alta fertilidad brindan al distrito excelentes cultivos agrícolas, destacándose en primer orden la producción de trigo, utilizando para ello aproximadamente el 45% de la superficie del partido.
También son destacados los cultivos de girasol, maíz, cebada y avena. En menos proporción se produce soja, y papa destinada exclusivamente a la producción de semilla.
En ganadería, se destaca la cría e invernada de bovinos, predominando la raza "Aberdeen Angus" y en segundo lugar la "Hereford". En la cría de lanares son representativas las razas "Corriedale" y "Lincoln".
Complementan el destacado perfil productivo de Tres Arroyos, emprendimientos alternativos, pero muy significativos como la apicultura, avicultura, pesca comercial, y en menor medida la actividad de cunicultura.
El distrito tiene un destacado nivel de actividad industrial donde sobresalen las empresas relacionadas al rubro agropecuario. Posee además, un parque industrial donde se han radicado empresas de gran envergadura (entre ellas Aiello y Maltería Quilmes).
Debido a sus recursos naturales el partido presenta posibilidades turísticas que también influyen con su permanente evolución en la economía tresarroyense.
1.5.1. La producción agropecuaria
La actividad agrícola ha mostrado en las últimas décadas un crecimiento sostenido. Los sistemas agropecuarios de la zona sur de la provincia de Buenos Aires comenzaron a sufrir una profunda transformación a partir de la década del `80 con una tendencia a prolongar los ciclos agrícolas con respecto al período de uso ganadero y con la incorporación de nuevas superficies a la actividad agrícola. Es así que los cultivos de cosecha que en inicios de la década del `80 ocupaban cerca del 60% del suelo, en la actualidad han llegado a ocupar el 80% de la superficie total de los establecimientos según estimaciones de la última campaña. La situación es más marcada en el partido de Tres Arroyos donde el 86% de la superficie es actualmente ocupada por cultivos de cosecha.6
En relación a la composición de los cultivos, el trigo y el girasol son los granos a los que históricamente se les ha asignado mayor superficie, particularmente el trigo (tanto duro como candeal. No obstante, a partir del 2003 – 2004 ha sido marcado el crecimiento de la soja que ha pasado a ocupar casi 100 mil hectáreas en la última campaña.
Gráfico 1 Evolución de la superficie agrícola total y por cultivo. Serie 1969 – 2007.
Fuente: elaboración propia en base a datos de la SAGPyA.
La producción ha crecido en función de la mayor cantidad de hectáreas destinadas a los cultivos, pero este crecimiento ha sido más que proporcional7. Esto se ha generado por el incremento de los rendimientos unitarios de los cultivos a partir de una masiva incorporación de innovaciones tecnológicas.
Con respecto a la actividad ganadera, el partido cuenta con una existencia del orden de las 250.000 cabezas. Los stocks sufrieron reducciones hasta el año 1999, pero a partir de 2000 se evidenció una recomposición8. Esto muestra que a pesar de disponer de menos superficie la actividad se ha intensificado, haciendo que la región mantenga su característica de producción mixta.9
En cuanto a estructura, la actividad ganadera en el año 2002 se encontraba compuesta por:10
1. 30 EAP se dedicaban exclusivamente a la invernada, con un total de 13.879 cabezas.
2. 179 EAP llevaban a cabo exclusivamente cría, con 34.566 cabezas.
3. 191 EAP realizaban ciclo ganadero completo, incluyendo cría e invernada. El total de cabezas que operaban era de 107.750.
4. 13 EAP contaban con tambos. Tenían una existencia total de 1.579 cabezas.
CAPÍTULO 2:
EVOLUCIÓN HISTÓRICA, DIAGNÓSTICO Y PERSPECTIVAS DE LA ACTIVIDAD AGROPECUARIA
2.1. LA PRODUCCIÓN AGRÍCOLA EN LA REGIÓN PAMPEANA11
La actividad agropecuaria pampeana cuenta con un rol central tanto en la provisión de alimentos nacional e internacional, como en el desarrollo de la Argentina. La pampa húmeda es una llanura de más de 50 millones de hectáreas, cuya riqueza y potencialidad productiva la hacen una región con fuertes ventajas comparativas para la producción agropecuaria. La explotación de las tierras la llevan a cabo cuatro sectores principales:
1. Agrícola (cereales y oleaginosas).
2. Ganadero (cría, invernada y lechería).
3. Urbano y periurbano (infraestructura habitacional, industrial, y horticultura o floricultura bajo cubierta).
4. Minero (extracción de tosca, conchilla, suelo y subsuelo, como materia prima para la industria de la construcción y de jardinería).
La región pampeana ha mostrado grandes cambios a través del tiempo por el llamado proceso de "Agriculturización", caracterizado por el uso creciente y continuo de tierras para cultivos agrícolas dejando de lado usos ganaderos o mixtos.
Hasta fines de la década del `30 la expansión de la agricultura estaba basada fundamentalmente en la ampliación de la frontera agrícola por utilización de nuevas tierras previamente inutilizadas, llegando a ocupar más de un 30% del total de las tierras agrícola- ganaderas de la pampa húmeda.
A partir de los años 1960, la agriculturización se produjo a expensas de superficie dedicada a ganadería extensiva. Esta sustitución provocó el desmantelamiento casi total de la infraestructura de soporte de la cría bovina en la zona núcleo maicera (4,4 millones de hectáreas con gran fertilidad que fueron el epicentro del desarrollo del proceso).
Hacia fines de la década del `60, el sector agropecuario parecía estar en una etapa terminal en cuanto a sus posibilidades de crecimiento productivo. La falta de mejoramiento tecnológico había estancado la producción y la productividad.
A partir de la década del `70, y hasta la actualidad, los cambios se precipitaron. La agriculturización se consolidó primero en la pampa húmeda y luego comenzó a expandirse a otras ecoregiones (especialmente a las Yungas, el Gran Chaco y el Espinal), hacia donde se trasladaron capitales, conocimientos, tecnologías de producción y también parte de la producción de carne bovina junto a semilleros-criaderos de granos y forrajeras subtropicales. Se produjo un fuerte proceso de concentración de la producción y de la tierra, con una notable desaparición de pequeños y medianos productores, y una expansión de los grandes productores que adquirieron control productivo sobre 18 millones de hectáreas. Estos cambios, acompañados por la rápida adopción de nuevas variedades de cultivos, agroquímicos para el control de malezas y fertilizantes para potenciar la producción, resultaron en aumentos importantes de la productividad.
En la década del `90 se incrementó el proceso de concentración e intensificación, pasando a tener la actividad agrícola gran preponderancia sobre la ganadería. Los censos agropecuarios del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) muestran que entre 1988 y 2002 la superficie media de las explotaciones pasó de 375 a 509 hectáreas en las provincias pampeanas. En los últimos once años, sólo en la pampa húmeda, se han convertido a agricultura 6,6 millones de hectáreas de campo natural o con cultivos forrajeros, utilizados anteriormente para la producción de carne.
2.1.1. La actividad sojera12
El proceso de agriculturización descripto anteriormente y la llamada "Revolución Verde" en la región pampeana, posibilitaron la inclusión de la soja en los sistema de rotaciones para aparearla con el trigo y así generar sistemas con dos cosechas anuales. Hasta los ´70, esto había estado limitado por las condiciones climáticas y el tipo de producción adoptado. Los campos, una vez cosechados quedaban vacíos o, en el mejor de los casos, se pastoreaba ganado en los rastrojos.
A partir de la década del `70 los productores medianos apoyados por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), motivaron una serie de cambios en el sistema de producción. Se incorporaron variedades de trigo con capacidad de crecimiento rápido, permitiendo que luego de la cosecha, los campos fueran utilizados para la producción de soja. Los beneficios obtenidos eran altos, pero también lo era la presión sobre el suelo. Si bien esto redujo la expansión del doble cultivo, que sólo se mantuvo en algunas situaciones y con el agregado de altas dosis de fertilizantes, produjo un efecto importante: la introducción definitiva de la producción sojera en la llanura pampeana.
La potencialidad ambiental pampeana para la producción de soja había sido probada, los mercados internacionales estaban abiertos y creciendo rápidamente, y los precios se mantenían altos. El "giro productivo" estaba en pleno auge y la biotecnología ingresó para acelerar el proceso. La nueva revolución verde implicó un complejo sistema de procesos de manejo del suelo, semillas genéticamente modificadas, maquinaria agrícola de mayor complejidad, sistemas de riego, sistemas de almacenamiento flexible y una fuerte articulación de la producción agraria con cadenas y complejos agroalimentarios.
El sistema convencional de manejo del suelo fue progresivamente reemplazado a partir de los años ´90 por un nuevo sistema tecnológico: labranza cero ó siembra directa. Este sistema permite el mantenimiento de humedad del subsuelo, la conservación de los microorganismos activos en los procesos de degradación biológica y el mantenimiento de la estructura radicular, evitando los procesos de erosión hídrica y eólica. En contrapartida, las pestes y las malezas se difunden muy rápidamente, obligando al uso masivo de biocidas.
Junto con la siembra directa, la medida más efectiva y más discutida fue la adopción masiva de semillas genéticamente modificadas. Las semillas RR fueron las que tuvieron mayor impacto. Con su utilización el cultivo se hace resistente al glifosato, un herbicida de amplio espectro cuya patente ha vencido, lo cual lo hace más barato en el mercado de agroquímicos. Esta característica reduce el número y precio de las fumigaciones, disminuyendo el costo general de producción. El éxito de la semilla RR fue rotundo, y en la actualidad casi el 90% de la soja se produce con dicha variedad.
La soja pasó de ser un cultivo prácticamente desconocido en la década del `70, a convertirse en el primer producto agrícola del país, cubriendo más de 12 millones de hectáreas y generando unos 35 millones de toneladas al año.
Una de las características más importantes de la producción sojera es que está totalmente integrada como un eslabón más a la cadena productiva. Esta comienza con las grandes compañías que comercializan semillas mejoradas y agroquímicos, y continúa con la venta para la exportación o la industrialización después del momento de producción. En buena medida la soja no se exporta como grano sino transformada en aceite y alimentos balanceados para animales. Es por ello que el aumento de la producción llevó a la construcción de grandes fábricas de aceite y puertos privados cerealeros y aceiteros.
2.2. LA AGRICULTURA EN EL PARTIDO DE TRES ARROYOS Y LA ZONA13
Los sistemas agropecuarios de Tres Arroyos y la zona comenzaron a sufrir una profunda transformación en la década del `80, a partir de la prolongación de los ciclos agrícolas con respecto al período de uso ganadero y la incorporación de nuevas superficies a la actividad agrícola.
En los inicios del período mencionado, el 60% del suelo se encontraba ocupado por cultivos de cosecha, mientras que en la actualidad la ocupación asciende al 80% de la superficie total.
Se produjo un encadenamiento de factores que contribuyeron en distintos grados a este proceso de agriculturización. Los principales fueron: la mayor rentabilidad de la agricultura con respecto a la ganadería posibilitando un rápido retorno de la inversión, el notable avance logrado en la tecnología de los cultivos y los ciclos climáticos favorables.
Los cambios en el manejo de los sistemas de producción repercutieron fuertemente, entre otros, en el aumento de la dimensión y escala de trabajo de algunas empresas agropecuarias y en la desaparición de otras. También se amplió de manera significativa la explotación del suelo por parte de terceros contratistas y arrendatarios, mediante la firma de contratos de siembra y/o arrendamientos, en muchos casos de duración anual. Este proceso, indefectiblemente, acentuó el planteo agrícola dentro del sistema de producción regional.
El aumento de la superficie asignada a cultivos de cosecha ha estado acompañado por la incorporación de cultivos de verano en las rotaciones (primero girasol, luego maíz y en los últimos años soja). Ello ha implicado ocupar el suelo en momentos del año en los que no era común hacerlo ya que la zona siempre fue netamente triguera.
En todos los distritos de la zona de Tres Arroyos ha ido disminuyendo a través del tiempo la superficie de potreros y campos naturales. Es interesante destacar que la superficie con pasturas perennes implantadas en líneas generales se ha mantenido, con lo cual se puede decir que la ganadería regional se realiza en superficies más reducidas.
Gráfico 2 Evolución de la superficie ocupada en el partido de Tres Arroyos
Fuente: La expansión agrícola: una señal de alerta. Ing. Horacio Forján. AgroBarrow Nº 32. Mayo de 2005.
El avance de la actividad agrícola en la zona ha sido impulsado por el empleo de tecnologías basadas en la utilización de insumos y equipamiento de última generación. Entre ellas se destacan el avance genético logrado en los cultivos a través de un mayor potencial de rendimiento y la incorporación de biotecnología (materiales resistentes a insectos y tolerantes a herbicidas de amplio espectro), el empleo de nuevos herbicidas específicos para cada cultivo, la aplicación de mayores dosis de fertilizantes y la aparición de moderna maquinaria. Estas tecnologías llamadas "de insumos" implican un elevado consumo de energía, gran empleo de agroquímicos, manejo intensivo, y tendencia a lograr un permanente aumento del rendimiento con su incorporación.
En la zona de Tres Arroyos gran parte de las empresas agropecuarias han incorporado el manejo tecnológico en mayor o menor medida, logrando importantes aumentos en la productividad. Sin embargo, en los últimos años esta tendencia ha estado acompañada por factores poco favorables. La caída en el valor de la producción, el aumento en el precio de los insumos y por ende la disminución de la rentabilidad, han tornado más inestables y riesgosos a los sistemas altamente dependientes de insumos. Como consecuencia, aquellas empresas agropecuarias que evolucionaron con poco margen de diversificación, han quedando cautivas de las tendencias económicas predominantes y se están viendo forzadas a incrementar la presión sobre los recursos, con altas probabilidades de aumentar la contaminación y la degradación de sus sistemas de producción.
Otras empresas, en cambio, han optado por una situación que no necesariamente se basa en maximizar los rendimientos de los cultivos, sino en lograr eficiencia de todo el sistema de producción disminuyendo los costos e incrementando los rendimientos. Esto se ha conseguido reemplazando parcialmente las "tecnologías de insumos" por las llamadas "tecnologías de procesos". Las mismas están asociadas a emprendimientos de largo plazo y se caracterizan por ser más dificultosas, requiriendo dedicación prácticamente personalizada por parte del productor con un fuerte componente de información, conocimiento y eficiencia.
Entre las principales tecnologías que entran dentro de esta categoría se encuentran las tecnologías de manejo (de cultivos, de suelos, de plagas, de pasturas, de rodeos, etc.) y el gerenciamiento de actividades más complejas, como la promoción asociaciones (para producir, comercializar, etc.) a fin de mejorar la competitividad frente al mercado.
2.2.1. El cultivo de soja14
El crecimiento logrado por la agricultura de granos ha sido acompañado por fuertes procesos de cambio en aspectos tecnológicos y productivos, especialmente en los últimos años.
Una de las consecuencias de este proceso fue la incorporación paulatina del cultivo de soja dentro de los sistemas de rotaciones. En la zona de Tres Arroyos la agricultura cuenta con un nivel aceptable de diversificación, que acompañado por la adaptación de los grupos de madurez, la mejora en los rendimientos y la reducción de los costos de implantación, han hecho que la soja se presente como una opción de alta competitividad.
Los valores de superficie sembrada según los relevamientos realizados por la CEI Barrow confirmaron que la soja es el cultivo de mayor aumento relativo en los últimos años en lo que respecta a este parámetro. En la última campaña predominaron las sojas denominadas de primera, sembradas en la época óptima para el crecimiento y desarrollo del cultivo. Sin embargo, y de la mano de la siembra directa, un área importante se sembró con soja tardía o de "segunda" sobre rastrojos de cereales de invierno o colza, básicamente tomando como referencia las favorables condiciones que se dieron para la producción del doble cultivo en otras zonas del país, y en la campaña previa en esta región.
Tabla 2 Superficie sembrada con soja Campaña 2005/06 (en hectáreas)
Fuente: Soja en la región: sorprendente aumento del área sembrada. Ing. Horacio Forján. AgroBarrow Nº 40. Mayo de 2008.
La historia del cultivo muestra que hasta la campaña 2000/01 tuvo una participación reducida. A partir de allí se produjo el impactante incremento de la superficie sembrada, pasando de un área inferior a 2.000 ha, a otra cercana a las 50.000 ha en toda la región en un año, tendencia que se dio en los cuatro partidos. En la campaña 2003/04 se sembraron casi 140.000 ha y en 2005/06 se llegó a las 300.000 ha.
Gráfico 3 Evolución de la superficie sembrada con soja en la región
Fuente: Soja en la región: sorprendente aumento del área sembrada. Ing. Horacio Forján. AgroBarrow Nº 40. Mayo de 2008.
El doble cultivo mediante la siembra de soja de segunda secuencial a cereales de cosecha fina, surgió con fuerza en los últimos años. Esta modalidad se generalizó, fundamentalmente y con mayor éxito sobre rastrojos de avena, cebada y colza. También se realizó en gran medida sobre rastrojos de trigo con resultados variados pero habitualmente menores (esto porque la siembra de soja se realiza más atrasada con respecto a los otros cultivos de invierno). En la última campaña se sembró un total de 134.300 ha mediante esta técnica, representando un 44,7% del total sembrado.
2.2.2. Situación actual y perspectivas de la soja en la región15
En los últimos años ha habido un incremento constante de la actividad agrícola de Tres Arroyos y zona de influencia, marcado principalmente por el aumento de la superficie destinada a cultivos de verano. En lo que respecta a la soja se reemplazaron superficies destinadas a otros cultivos como trigo y maíz, además de la incorporación de nuevos lotes, algunos con limitantes para la producción agrícola.
El cultivo se encuentra fuertemente arraigado en los sistemas de rotación agrícolas. Tal es así que actualmente se destinan en promedio 66.000 ha del partido a siembras de soja de primera y 48.000 ha a siembras de segunda.16 Como antecesores se utilizan cualquiera de los cultivos incorporados en las secuencias de la región (trigo, maíz, girasol, verdeos de invierno, entre otros). El cultivo que sigue a la soja generalmente es el trigo. En los últimos años con la incorporación de la siembra directa se realizan siembras de segunda sobre cebada, avena, trigo o colza. En lo que hace a fechas de siembra los mayores rendimientos se obtienen con siembras de fines de octubre hasta mediados de noviembre. En investigaciones realizadas se ha demostrado que a partir del 25 de noviembre el rendimiento sufre una reducción de 28 kg/ha por día de atraso en la fecha de siembra.
El stress hídrico durante el período de llenado de granos es el más crítico para el cultivo de soja. Produce fuerte reducción en el número de vainas, número de semillas por vaina y el peso de las semillas. En trabajos experimentales se ha demostrado una correlación positiva entre los rendimientos obtenidos y las precipitaciones registradas durante ese período.
Los rendimientos en siembras de primera en lotes sin limitaciones de profundidad alcanzan los 3.000 kg/ha, en años con buena provisión de humedad. En lotes con limitaciones de profundidad se obtienen 2.000 a 2.500 kg/ha. En siembras de segunda se registra una merma muy marcada, siendo los rendimientos promedio menores a 1.200 kg/ha.
Para las próximas campañas se prevé un crecimiento de la siembra directa acompañado de un incremento en la superficie destinada a soja de segunda. En la última campaña la siembra de soja sobre rastrojos de cultivos de cosecha fina representó un 44.7% del total sembrado, totalizando una superficie de 134.300 hectáreas.17
Las condiciones favorables que se presentan en el corto plazo (alta rentabilidad – bajos costos de producción) pronostican una adopción generalizada del cultivo en la región. Esto deberá ir acompañado de cultivares que presenten mayor crecimiento vegetativo, con mayor tolerancia al frío y a las deficiencias hídricas, planificación de rotaciones adecuadas y manejo equilibrado de la fertilización. De esta manera, se podrá contribuir a la diversificación y establecer cultivos de soja sustentables para el área.
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