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Síndrome de alienación perental (SAP) (página 2)


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Existen antecedentes en los que la Justicia ha actuado penalmente contra dicho maltrato, que generalmente es causado por madres separadas movidas por el despecho o venganza hacia el otro progenitor. Sin embargo existe todavía una gran resistencia a tomar medidas impopulares por parte de los jueces en parte por la presión mediática de grupos feministas en clara inconsistencia con muchos de sus principios.[5]

Debo aclarar, que aunque en la literatura e información consultada aparecen las madres como el progenitor que con mayor frecuencia influye negativamente en los hijos, no debemos caer en el error de generalizar. Basta con que uno de los progenitores posea el cuidado personal de los hijos como para que pueda victimizar a sus hijos y al otro progenitor, siendo indiferente que sea hombre o mujer. Otra explicación puede ser, que culturalmente se concibe a las mujeres como mejores cuidadoras que los hombres, y, por ésta razón, a ellas se les asigna con mayor frecuencia el cuidado personal de los hijos. En mi ejercicio profesional, ya he tenido la experiencia de lidiar con padres hombres que ejercen una influencia negativa en los hijos hacia la madre.

Los niños alienados.

Los niños que sufren este maltrato quedan totalmente indefensos e incapacitados para ayudarse a sí mismos. Sólo pueden esperar que los adultos lleguen a resolver el problema para liberarse de esta pesadilla. Si el problema entre los adultos no se resuelve, el niño queda abandonado y crece con pensamientos disfuncionales.

No es únicamente cuestión de que el niño pueda no llegar jamás a establecer relaciones positivas con el padre alejado, sino que sus propios procesos de razonamiento han sido interrumpidos, coaccionados y dirigidos hacia patrones patológicos. Se ha aceptado ampliamente que los patrones de maltrato o abuso físico no podrán ser desarraigados hasta que el sujeto no realice una elección consciente, así encontramos que los patrones de abuso emocional y psicológico serán transmitidos también de una generación a otra.[6]

Lo más característico del SAP es la exageración de las más mínimas deficiencias y debilidades.[7]  Según Gardner, el progenitor que está "programando" al niño provoca la destrucción del vínculo entre el otro progenitor y el hijo, destrucción que, desafortunadamente, puede durar toda la vida.[8]

El SAP puede inducir en los hijos víctimas una depresión crónica; una incapacidad de funcionar en un ambiente psicosocial normal; trastornos de identidad y de imagen; desesperación; un sentimiento incontrolable de culpabilidad que surge cuando el hijo se da cuenta, una vez adulto, que ha sido cómplice, a pesar de él, de una gran injusticia infligida al progenitor alienado; un sentimiento de aislamiento; comportamientos de hostilidad; una falta de organización; una personalidad esquizofrénica y a veces el suicidio.[9]

Los padres alienados.

Los padres que, literalmente, han perdido a sus hijos en los casos más severos del síndrome, sienten como si sus hijos hubieran muerto. El padre llora y se resiente por la pérdida de sus seres queridos. Si los tribunales de justicia no intervienen, los padres alienados no tienen ninguna oportunidad, pero siguen amando y recordando, desde la distancia, a sus hijos. El padre alienado compara su pesar al producido por la muerte de un hijo. La única esperanza para estos padres es que algún día, alguien, se acerque a sus hijos y les explique lo patológico de lo sucedido y que los niños, voluntariamente, comiencen a reconstruir una relación con su padre perdido.[10]

Conclusión. Lavado de cerebro, programación mental, manipulación, cualquiera de éstos términos con el cual se llamase a este proceso, es destructivo para el niño y para el padre alienado. Ninguno de los dos podrá ser capaz de llevar una vida normal y saludable a menos que el maltrato sea interrumpido.[11]

Características básicas

Pedrosa advierte que "…un psicólogo tampoco podría diagnosticar una disfunción familiar bastante frecuente, por ejemplo, una alianza patológica entre algunos miembros de la familia en contra de otros…" y que "Este tipo de fenómenos pertenecen a los trastornos familiares más comúnmente observados por los terapeutas de familia."

Pedrosa a través de casos muestra como se usa al niño como arma, en contra del padre ya que se lo instruye para que sea el mismo una arma judicial para negarle el Régimen de Visitas y como el propio sistema judicial se basa en los dichos del niño sin advertir que es víctima del síndrome una y que en esas condiciones está en medio de una relación abusiva por parte de su madre, por eso se le ha denominado "abuso de la tenencia "[12]

Casos en tribunales muestran como un padre que ejerce la tenencia puede "inculcar," "adoctrinar" o "lavar el cerebro" de un niño cuando éste no ve desde hace mucho tiempo a su padre, esto desde la perspectiva de un organismo internacional como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.[13]

Cuanto más tiempo pasa un progenitor programador con sus hijos más tiempo tiene de programarles, si esa es su intención.[14]

Bowlby notó un patrón característico en su estudio sobre niños que sufrían la pérdida por meses de sus padres por causas ajenas a su voluntad, y concluye que es muy importante lograr lo más rápido posible un régimen de visitas, un contacto con los hijos, estar presente mediante llamados telefónicos, terceras personas, presentes, visitas al colegio, o cualquier forma de llegada aunque muchas veces esto no es posible por las dilaciones judiciales. [15]

En una de sus obras póstumas Gardner llega a plantear casos en que las Cortes de Familia deberían ordenar que los hijos con SAP visiten o residan con el padre alienado.[16]

Signos de alerta

Según especialistas en la materia, algunos indicadores típicos que permitirían detectar síntomas de aplicación del Síndrome de Alienación Parental son los siguientes: [17]

  • Impedimento por parte de uno de los progenitores a que el otro progenitor ejerza el derecho de convivencia con sus hijos.

  • Desvalorizar e insultar al otro progenitor en presencia del hijo, aludiendo cuestiones de pareja que no tienen nada que ver con el vínculo parental.

  • Implicar al propio entorno familiar y a los amigos en los ataques al excónyuge.

  • Subestimar o ridiculizar los sentimientos de los niños hacia el otro progenitor.

  • Incentivar o premiar la conducta despectiva y de rechazo hacia el otro progenitor (basta con que los niños vean que esa actitud hace feliz a la madre, para ofrecer su dolor y así reconfortar al adulto alienador).

  • Influir en los niños con mentiras sobre el otro llegando a asustarlos.

  • En los niños se puede detectar cuando éstos no pueden dar razones o dan explicaciones absurdas e incoherentes para justificar el rechazo; y también si utilizan frases o palabras impropias de su edad o llegando incluso a recordar y mencionar situaciones que no han sucedido.

Comportamientos clásicos de un progenitor alienador.[18]

Se observan a menudo los mismos comportamientos en el progenitor alienador, quien sabotea la relación entre los hijos y el otro progenitor:

  • Rehusar pasar las llamadas telefónicas a los hijos.

  • Organizar varias actividades con los hijos durante el período que el otro progenitor debe normalmente ejercer su derecho de visita.

  • Presentar al nuevo cónyuge a los hijos como su nueva madre o su nuevo padre.

  • Interceptar el correo y los paquetes mandados a los hijos.

  • Desvalorizar e insultar al otro progenitor delante los hijos.

  • Rehusar informar al otro progenitor a propósito de las actividades en las cuales están implicados los hijos.

  • Hablar de manera descortés del nuevo cónyuge del otro progenitor.

  • Impedir al otro progenitor el ejercer su derecho de visita.

  • "Olvidarse" de avisar al otro progenitor de citas importantes.

  • Implicar a su entorno en el lavado de cerebro de los hijos.

  • Tomar decisiones importantes a propósito de los hijos sin consultar al otro progenitor.

  • Cambiar (o intentar de cambiar) sus apellidos o sus nombres.

  • Impedir al otro progenitor el acceso a los expedientes escolares y médicos de los hijos.

  • Irse de vacaciones sin los hijos y dejarlos con otra persona, aunque el otro progenitor esté disponible y voluntario para ocuparse de ellos.

  • Contar a los hijos que la ropa o regalos que el otro progenitor les ha comprado, son feos, y prohibirles usarlo.

  • Amenazar con castigo a los hijos si se atreven a llamarle, escribirle o contactar con el otro progenitor.

  • Reprochar al otro progenitor el mal comportamiento de los hijos.

Hay 4 criterios que permiten de manera razonable predecir que el proceso de alienación está en curso.[19]

  • Obstrucción a todo contacto: la razón más alegada es que el otro progenitor no es capaz de ocuparse de los hijos, por lo que éstos no se sienten bien cuando vuelven de las visitas.

  • Denuncias falsas de abuso: sobre todo de tipo sexual, aunque también alegan el abuso emocional, acusándose los progenitores sobre juicios morales de la educación de los hijos.

  • Deterioro de la relación desde la separación: es el criterio más decisivo, por lo que es importante el estudio de la relación parental antes de la separación y no fiarse únicamente de lo que cuentan los hijos.

  • Reacción de miedo por parte de los hijos: el hijo puede mostrar una reacción evidente de miedo, de desagrado o de estar en desacuerdo con el progenitor alienador. Están sometidos regularmente a tests de lealtad.

Niveles del SAP

Estadio I (ligero): Las visitas suelen tener alguna dificultad en el momento del cambio de progenitor.

Estadio II (medio): El progenitor alienador utiliza una gran variedad de tácticas para excluir al otro progenitor.

Estadio III (grave): Los hijos están en general perturbados y a menudo son fanáticos. Sus gritos, su estado de pánico y sus explosiones de violencia pueden ser tales que visitar al otro progenitor llega a ser imposible.

Además de estos 3 niveles basados en los síntomas que aparecen en los niños, Gardner ha clasificado el SAP también en 3 niveles basados en el grado en que los padres alienantes han adoctrinado a sus hijos y que antes no había sido cuantificado.

El SAP y el Sistema judicial

Sin la intervención de los tribunales el progenitor alienado no tiene ninguna oportunidad. Debido a la naturaleza del SAP los tribunales se han utilizado como clave para instaurar la alienación, por ello la importancia de su reconocimiento (Hobbs, 2002a, 2002b). Mientras el SAP no sea reconocido en los Juzgados y no se sancione debidamente, la alienación continuará destruyendo la relación de los hijos con el progenitor alienado. Mientras sigan con un mínimo contacto con el progenitor alienante, la alienación conseguirá su objetivo y privará a los hijos de una relación formativa y significativa para su desarrollo.[20]

Si las sentencias no vienen acompañadas de unas medidas fuertes, si fuera necesario con sanciones económicas, para conseguir un cambio efectivo y permanente, el progenitor alienante puede tener éxito en sabotear cualquier tipo de recuperación de la relación del hijo con el progenitor alienado, provocando un empeoramiento del desorden. Para la psicóloga Mary Lund (1995), las órdenes e intervenciones judiciales para mantener el contacto son la piedra angular para el tratamiento del SAP.[21]

El negar este síndrome, su diagnóstico y las intervenciones que implican, tienden a contribuir a la perpetuación del problema en gran medida. Una diagnosis apropiada del SAP incluyendo el grado de gravedad, puede representar la diferencia entre permitir que un caso rebase este punto de no retorno o intervenir eficientemente antes de que sea demasiado tarde (Convay Rand, 1977). La terapia con niños víctimas de Alienación Parental severa es a menudo imposible mientras continúen viviendo en el hogar del progenitor alienador. [22]

La Alienación Parental comprende muchos tipos de conducta inapropiada. La legislación debería reconocer específicamente y condenar algunos tipos de comportamientos de Alienación Parental en sus leyes atendiendo al mejor interés para el menor.[23]

  • Un juzgado debería considerar cuál de los dos padres es más probable que respete la cuota de amor, afecto y contacto debida al otro progenitor.

  • De manera inversa, un juzgado debería considerar si un progenitor ha intentado predisponer a un niño en contra del otro progenitor.

  • Específicamente, un juzgado, debería considerar si un progenitor le ha dicho a su hijo si el otro progenitor lo quiere dañar o, incluso, matar. (Id.).

  • Un juzgado debería considerar si un progenitor ha denigrado al otro en presencia del niño.

  • Un juzgado debería también considerar si un progenitor ha alentado al niño para ser desobediente e irrespetuoso con el otro progenitor.

  • Un juzgado debería considerar también si un progenitor ha comentado con el niño sobre el pleito.

  • Un juzgado debería considerar si un progenitor alienador ha intentado implicar a terceros.

  • Un juzgado debería considerar también si los abuelos están también implicados en las conductas de alienación.

  • Un juzgado debería considerar si un progenitor ha presentado falsas alegaciones de abuso.

  • Finalmente, un juzgado debería considerar si existe alguna evidencia que indique que un progenitor alienador interrumpirá su comportamiento en el futuro.

El SAP en divorcios altamente conflictivos

El divorcio altamente conflictivo se caracteriza por una situación prolongada de conflicto tras la separación, con hostilidad entre los progenitores que pueda haberse expresado abierta o encubiertamente a través del litigio en curso, con agresiones verbales y físicas, y tácticas de sabotaje y de engaño o fraude[24]

En los divorcios altamente conflictivos con una presencia considerable de PAS, los niños se involucran personalmente en el conflicto de los padres. Incapaces de manejar la situación de manera que puedan preservar una relación afectuosa con ambos, el niño se pone del lado de uno de los progenitores y en contra del otro, y participa en la batalla como aliado del padre alienador que se devine como "el bueno" frente al otro padre, que se contempla como "el malo". En un estudio realizado entre 175 niños de familias altamente conflictivas, Johnson descubrió que la hostilidad crónica y el constante litigio entre los padres contribuía al desarrollo del PAS entre los hijos mayores.[25]

De acuerdo con Clawar y Rivlin, la influencia de un progenitor programador puede ser consciente y deseada o inconsciente y no intencionada. Puede ser obvia o sutil, con recompensas por una respuesta positiva a la programación, que pueden ser materiales, sociales o psíquicas. [26]

Clawar y Rivlin identifican ocho fases en el proceso de programación/lavado de cerebro que culminan con un Síndrome agudo de Alienación Parental (7). Reconociendo el desequilibrio de poderes entre progenitor e hijo, contemplan el proceso como producido por el padre alienador, que induce a la persuasión el niño en una base gradual, por pasos.

  • Emerge o se elige un determinado tema sobre el que se concentran el progenitor programador y el niño. Este puede estar vinculado a una ideología más o menos formal respecto a temas como la familia, la religión o las etnias.

  • Se crea un sentimiento de apoyo y conexión con el progenitor programador.

  • Se induce un sentimiento de comprensión hacia el progenitor programador.

  • El niño empieza a mostrar síntomas de persuasión , tales como la expresión de temor a visitar al progenitor objeto, o rehusar a hablar con dicho progenitor por teléfono.

  • El progenitor programador mide el grado de persuasión del niño, por ejemplo, preguntándoles tras las visitas que ha realizado al otro progenitor, y recompensándole por las respuestas "correctas".

  • El progenitor programador mide la lealtad del niño pidiendole que exprese sus puntos de vista y las actitudes que pueden sugerir una preferencia de un progenitor sobre el otro.

  • Esto produce la escalada, la intensificación o la generalización, por ejemplo ampliando el programa con retoques o con nuevas acusaciones. El niño rechaza al padre objeto de manera global e inequívoca.

  • El programa se mantiene, así como la persuasión del niño, variando desde pequeños recordatorios y sugerencias a una presión intensa, dependiendo de la actividad litigiosa y del esquema mental del propio niño.

Lund integra los trabajos de Gardner con los de Janet Johnston. Los déficits del padre no custodio en cuanto a la paternidad pueden también contribuir al problema. En su experiencia, el progenitor odiado, generalmente el padre, a menudo tiene un estilo distante, rígido, incluso autoritario, que contrasta con el estilo indulgente y brillante del padre amado, que puede también necesitar ayuda en cuanto a una paternidad apropiada. Estas son generalizaciones arriesgadas, no obstante. En la experiencia de esta autora y de otros, los padres alienadores y los objetos exhiben una amplia variedad de patrones de personalidad que no permite incluirles en este tipo de generalizaciones. Adicionalmente, en los casos en los que el padre es el alienador, es a veces él quien emplea un estilo excesivamente indulgente y materialmente pródigo para abrumar y sobrepujar el vínculo psicológico más sano que el niño tiene con la madre.

Cartwright describe lúcidamente los efectos psicológicos del niño con PAS agudo. "El niño… experimenta una gran pérdida, cuya magnitud es comparable con la muerte de un padre, dos abuelos y todos los parientes y amigos del padre… Además… el niño es incapaz de aceptar la pérdida, y menos de lamentarla" (24). Los buenos recuerdos del niño respecto del padre alienado son sistemáticamente destruidos y el niño pierde la interacción diaria, el aprendizaje, el apoyo y el amor que, en una familia intacta, fluye con normalidad entre el niño y ambos padres, así como con los abuelos y otros parientes de ambos progenitores.

Venganza.

Clawar y Rivlin hallaron que la venganza es una de las razones más comunes y poderosas que los progenitores tienen a la hora de adoptar un comportamiento alienador (7). Las características de la personalidad de algunos progenitores son tales que la venganza parece restar su única opción viable en respuesta a sus sentimientos heridos por el divorcio. El deseo de venganza puede ser estimulado aún más si se descubre una infidelidad, si el padre alienador resulta abandonado por otra persona o si se reconocen inmediatamente reemplazados por un nuevo objeto amoroso en la vida del padre que le dejó.

Síndrome de la Madre Maliciosa Respecto al Divorcio.

Turkat hubiera debido llamar a esta perturbación "Síndrome del progenitor Malicioso", pero dejándolo así, esta perturbación describe una clase especial de progenitores alienadores, que emprenden una campaña multifacética y despiadada de agresiones y engaños contra el ex-cónyuge, como medio de castigarle por el divorcio (6, 30). En contra de la opinión de Turkat, la autora ha localizado varios casos en los que el padre era el progenitor malicioso, como ilustra el caso descrito al final de esta sección. Cuando hace mención al PAS, Turkat lo clasifica como una forma moderada de interferencias en las visitas en comparación con el Síndrome de la madre maliciosa en relación con el divorcio. El progenitor que sufre de este último emplea toda una gama de tácticas, incluyendo la litigación excesiva, la alienación del niño respecto del padre objeto y la involucración del niño y de terceras personas en acciones maliciosas en contra del ex-cónyuge. La mentira y el fraude se utilizan rutinariamente. Un progenitor malicioso podría hacer que su esposo fuera investigado por uso de drogas ilegales en el trabajo, o denunciar a su nueva parea. Los progenitores maliciosos suelen utilizar con éxito la ley para castigar y acosar al ex-cónyuge, a veces en violación de la propia ley, pero saliéndose eventualmente con la suya. Sus esfuerzos para interferir con el régimen de visitas del padre objeto son persistentes y omnipresentes, incluyendo los intentos de bloquear al padre objeto en la regularidad y continuidad de su régimen de visitas con el niño, y de mantener el contacto telefónico con ellos, así como intentando bloquear al padre objeto de la participación en la vida escolar y las actividades del niño.

Sobre los autores consultados

Conway Rand, Deirdre. Doctora en medicina, practica la psicología clínica y forense en Mill Valley, California. Se especializa en formas complejas de abuso emocional, tales como la Alienación Parental severa y el Síndrome de Munchausen por terceras partes. Es la autora de artículos sobre este último, y de dos capítulos del libro "El Espectro de Trastornos Artificiales ", publicado por la Asociación Psiquiátrica Americana.

Pedrosa de Alvarez, Susana. Licenciada en psicología, Asistente Social, Investigadora Psicologica, Perito Psicologa  Forense, Especialista en Divorcios destructivos con hijos menores y Síndrome de Alienación Parental (SAP), Buenos Aires, Argentina. Dirige la Asociacion de Padres Alejados de sus Hijos (APADESHI), "papas y mamas en defensa del vinculo de los hijos con ambos padres" y semanalmente el Grupo de contención psicológica y orientación para victimas del Síndrome de Alienación Parental (S.A.P) en los Divorcios Destructivos con hijos menores.

Tejedor Huerta, Asunción. Psicologa, Coordinadora de Psicología Juridica del Colegio Oficial de Psicólogos del Principado de Asturias (COPPA).

Brandes, Joel R.. Tiene oficina legal abierta en Garcen City y en Nueva York.  Es co-autor de la obra en nueve tomos "Ley y familia en Nueva York" y de "Formularios de Ley y familia en Nueva York".

Bibliografía

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Conway Rand, Deirdre (Dra. Psicologa Forense), El Espectro del Síndrome de Alineación Parental, Periodico Americano de Psicología Forense (Volumen 15, numero 3, 1977) enhttp://sindromedealienacionparental.apadeshi.org.ar/espectro_del_sindrome_de_alienac.htm.

Pedrosa de Alvarez, Susana, ¿Qué es el Síndrome de Alejamiento Parental?, (Licenciada en psicologia – Asistente Social – Investigadora psicologica – Perito psicologa  Forense – Especialista en Divorcios destructivos con hijos menores y Síndrome de Alienación Parental) en:

http://sindromedealienacionparental.apadeshi.org.ar/.

Tejedor Huerta, Asuncion, Reflexiones sobre el Síndrome de Alineación Parental, en: http://www.psicologiajuridica.org/psj147.html.

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Autor:

Lic. Francisco Zacarías Álvarez Belloso

[1] Asociación Americana de Psicólogos Forenses, citada en Pedrosa. Hay tres esenciales elementos de esta definición: 1) rechazo o denigración hacia un padre que llega al nivel de una campaña, es persistente, no es solamente un episodio ocasional; 2) el rechazo está injustificado, el alejamiento no es una respuesta que pueda ser razonable a los comportamientos del padre rechazado, y 3) es en parte el resultado de la influencia del otro padre.

[2] Wilkipedia.

[3] Gardner, citado en Tejedor.

[4] Ver Pedrosa y Wilkipecia: 1) Es un fenómeno reconocido en Psicología Familiar Clásica como “Alianzas Patológicas”. 2) En Psicología Sistémica siempre se ha reconocido los lazos patológicos de un progenitor con los hijos en contra del otro, que pueden ocurrir aún antes del divorcio y que predicen un síndrome de alejamiento parental luego del divorcio. 3) En literatura clásica sobre los hijos del divorcio también se habla de “Alianzas Patológicas” o de lealtades de los niños con un padre o sus hermanos en contra de un progenitor. (ver autores Kelly y Jonson, Lund y una larga lista citados por Pedrosa)

[5] Wilkipedia, basado en obras de Richard A. Gaedner, Juse Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

[6] Wilkipedia, basado en obras de Richard A. Gaedner, Juse Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

[7] Brandes

[8] Gardner, R.A., 1999, citado por Tejedor.

[9] J Bronchal citdo en Tejedor.

[10] Wilkipedia, basado en obras de Richard A. Gardner, Jose Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

[11] Wilkipedia, basado en obras de Richard A. Gaedner, Juse Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

[12] Mariano Castex, Catedrático de Psicología Forense, Universidad Psicológica de Buenos Aires, citado por Pedrosa.

[13] Pedrosa.

[14] Pedrosa.

[15] Citado en Pedrosa. Las dos etapas son: 1) Apego Ansioso. En un primer momento, el niño reacciona clamando por su madre o por su padre. 2) Apego por la ira. En un segundo momento su reacción en el encuentro era de profunda ira, reacción instintiva siguiente al alejamiento prolongado en los niños frente al sentimiento de abandono porque no comprenden la situación, aún cuando están informados que sus padres no están ausentes por voluntad propia. Este es el componente emocional, la contribución propia del niño en el rechazo que posibilita el proceso de inducción materno: el dolor del hijo por lo que siente es el abandono de su padre. En este dolor por la "afrenta" y la angustia del abandono se unirán madre e hija en contra del padre. Por supuesto, una hija no informada de la situación real.

[16] Ver Should Courts order PAS children to visit/reside with the alienated parent?, citado en Pedrosa.

[17] Wilkipedia, basado en obras de Richard A. Gaedner, Juse Manuel Aguilar Cuenca, Síndrome de Alineación Parental, y publicaciones del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.

[18] Povedyn, F., 2001, citado en Tejedor.

[19] Bone, J. Michael y Walsh, M., 1999, citado en Tejedor.

[20] Tejedor.

[21] Tejedor.

[22] Tejedor.

[23] Tejedor.

[24] Conway Rand, Psicóloga, Deirdre. El Espectro del Síndrome de Alineación Parental, en Periódico Americano de Psicología Forense, Volumen 15, numero 3, 1977

[25] Conway Rand, Psicóloga, Deirdre. El Espectro del Síndrome de Alineación Parental, en Periódico Americano de Psicología Forense, Volumen 15, numero 3, 1977

[26] Conway Rand, Psicóloga, Deirdre. El Espectro del Síndrome de Alineación Parental, en Periódico Americano de Psicología Forense, Volumen 15, numero 3, 1977.

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